viernes, 9 de diciembre de 2022

10 DE DICIEMBRE SÁBADO II DE ADVIENTO




Del propio del Tiempo. Salterio II

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: VERBO QUE DEL CIELO BAJAS

 

Verbo que del cielo bajas,

Luz del Padre que, naciendo,

socorres al mundo mísero

con el correr de los tiempos:

 

Ilumina el corazón,

quema de amor nuestro pecho,

y borren tus enseñanzas

tantos deslices y yerros,

 

para que, cuando regreses

como juez de nuestros hechos,

castigues el mal oculto

y corones a los buenos.

 

Que la maldad no nos lance

por nuestras culpas al fuego,

mas felices moradores

nos veamos en tu reino.

 

A Dios Padre y a su Hijo

gloria y honor tributemos,

y al Espíritu Paráclito,

por los siglos sempiternos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

 

Salmo 105 I - BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO A TRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

 

Dad gracias al Señor porque es bueno:

porque es eterna su misericordia.

 

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,

pregonar toda su alabanza?

Dichosos los que respetan el derecho

y practican siempre la justicia.

 

Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,

visítame con tu salvación:

para que vea la dicha de tus escogidos,

y me alegre con la alegría de tu pueblo,

y me gloríe con tu heredad.

 

Hemos pecado como nuestros padres,

hemos cometido maldades e iniquidades.

Nuestros padres en Egipto

no comprendieron tus maravillas;

 

no se acordaron de tu abundante misericordia,

se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo,

pero Dios los salvó por amor de su nombre,

para manifestar su poder.

 

Increpó al mar Rojo, y se secó,

los condujo por el abismo como por tierra firme;

los salvó de la mano del adversario,

los rescató del puño del enemigo;

 

las aguas cubrieron a los atacantes,

y ni uno sólo se salvó:

entonces creyeron sus palabras,

cantaron su alabanza.

 

Bien pronto olvidaron sus obras,

y no se fiaron de sus planes:

ardían de avidez en el desierto

y tentaron a Dios en la estepa.

Él les concedió lo que pedían,

pero les mandó un cólico por su gula.

 

Envidiaron a Moisés en el campamento,

y a Aarón, el consagrado al Señor:

se abrió la tierra y se tragó a Datán,

se cerró sobre Abirón y sus secuaces;

un fuego abrasó a su banda,

una llama consumió a los malvados.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

 

Ant 2. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

 

Salmo 105 II

 

En Horeb se hicieron un becerro,

adoraron un ídolo de fundición,

cambiaron su Gloria por la imagen

de un toro que come hierba.

 

Se olvidaron de Dios, su salvador,

que había hecho prodigios en Egipto,

maravillas en el país de Cam,

portentos junto al mar Rojo.

 

Dios hablaba ya de aniquilarlos;

pero Moisés, su elegido,

se puso en la brecha frente a él

para apartar su cólera del exterminio.

 

Despreciaron una tierra envidiable,

no creyeron en su palabra;

murmuraban en las tiendas,

no escucharon la voz del Señor.

 

El alzó la mano y juró

que los haría morir en el desierto,

que dispersaría su estirpe por las naciones

y los aventaría por los países.

 

Se acoplaron con Baal Fegor,

comieron de los sacrificios a dioses muertos;

provocaron a Dios con sus perversiones,

y los asaltó una plaga;

 

pero Finés se levantó e hizo justicia,

y la plaga cesó;

y se le apuntó a su favor

por generaciones sin término.

 

Lo irritaron junto a las aguas de Meribá,

Moisés tuvo que sufrir por culpa de ellos;

le habían amargado el alma,

y desvariaron sus labios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

 

Ant 3. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

 

Salmo 105 III

 

No exterminaron a los pueblos

que el Señor les había mandado;

emparentaron con los gentiles,

imitaron sus costumbres;

 

adoraron sus ídolos

y cayeron en sus lazos;

inmolaron a los demonios

sus hijos y sus hijas;

 

derramaron la sangre inocente

y profanaron la tierra ensangrentándola;

se marcharon con sus acciones

y se prostituyeron con sus maldades.

 

La ira del Señor se encendió contra su pueblo,

y aborreció su heredad;

los entregó en manos de gentiles,

y sus adversarios los sometieron;

sus enemigos los tiranizaban

y los doblegaron bajo su poder.

 

Cuántas veces los libró;

mas ellos, obstinados en su actitud,

perecían por sus culpas;

pero él miró su angustia,

y escuchó sus gritos.

 

Recordando su pacto con ellos,

se arrepintió con inmensa misericordia;

hizo que movieran a compasión

a los que los habían deportado.

 

Sálvanos, Señor, Dios nuestro,

reúnenos de entre los gentiles:

daremos gracias a tu santo nombre,

y alabarte será nuestra gloria.

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

desde siempre y por siempre.

Y todo el pueblo diga: «¡Amén!»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

 

V. El Señor anuncia su palabra a Jacob.

R. Sus decretos y mandatos a Israel.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro de Rut 3, 1-18

 

PROMESA DE BOAZ

 

Un día, su suegra dijo a Rut:

 

«Hija, tengo que buscarte un hogar donde vivas feliz. Resulta que Boaz, con cuyos criados has estado trabajando, es pariente nuestro. Esta noche va a aventar la parva de cebada. Tú, lávate, perfúmate, ponte el manto y baja a la era. Que no te vea mientras come y bebe. Y, cuando se eche a dormir, fíjate dónde se acuesta; vas, le destapas los pies y te acuestas allí. Él te dirá lo que has de hacer.»

 

Rut respondió:

 

«Haré todo lo que me dices.»

 

Después bajó a la era e hizo exactamente lo que le había encargado su suegra. Boaz comió, bebió, y le sentó bien. Luego, fue a acostarse a una orilla del montón de cebada. Rut se acercó de puntillas, le destapó los pies y se acostó. A medianoche, el hombre sintió un escalofrío, se incorporó y vio una mujer echada a sus pies. Preguntó:

 

«¿ Quién eres?»

 

Ella dijo:

 

«Soy Rut, tu servidora. Extiende tu manto sobre tu servidora, pues a ti te toca responder por mí.»

 

Él dijo:

 

«El Señor te bendiga, hija. Esta segunda obra de caridad es mejor que la primera, porque no te has buscado un pretendiente joven, pobre o rico. Bien, hija, no tengas miedo, que haré por ti lo que me pidas; pues ya saben todos los del pueblo que eres una mujer de cualidades. Es verdad que a mí me toca responder por ti, pero hay otro pariente más cercano que yo. Esta noche, quédate aquí; y mañana por la mañana, si él quiere cumplir su deber familiar, que lo haga enhorabuena; si él no quiere, lo haré yo, ¡vive Dios! Acuéstate hasta la mañana.»

 

Ella durmió a sus pies hasta la mañana, y se levantó cuando la gente todavía no llega a reconocerse (pues Boaz no quería que supiesen que la mujer había ido a la era). Boaz le dijo:

«Trae el manto y sujeta fuerte.»

 

Le midió seis medidas de cebada, le ayudó a cargarlas, y Rut volvió al pueblo. Al llegar a casa de su suegra, ésta le preguntó:

 

«¿Qué tal, hija?»

 

Rut le contó lo que Boaz había hecho por ella, y añadió:

 

«También me regaló estas seis medidas de cebada, diciéndome: "No vas a volver a casa de tu suegra con las manos vacías."»

 

Noemí le dijo:

 

«Estáte tranquila, hija, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; que él no descansará hasta dejarlo arreglado hoy mismo.»

 

RESPONSORIO    1S 2, 7-8; Lc 1, 48

 

R. El Señor da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece; él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, * para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.

V. Ha mirado la humillación de su esclava.

R. Para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De los Sermones del beato Isaac, abad del monasterio de Stella

(Sermón 51: PL 194, 1862-1863. 1865)

 

SOBRE MARÍA Y LA IGLESIA

 

El Hijo de Dios es el primogénito entre muchos hermanos. Por naturaleza es Hijo único, por gracia asoció consigo a muchos para que sean uno con él. Pues a cuantos lo recibieron les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.

 

Haciéndose él Hijo del hombre hizo hijos de Dios a muchos. El que es Hijo único asoció consigo, por su amor y su poder, a muchos. Éstos, siendo muchos por su generación según la carne, por la regeneración divina son uno con él.

 

Cristo es uno, el Cristo total, cabeza y cuerpo. Uno nacido de un único Dios en el cielo y de una única madre en la tierra. Muchos hijos y un solo Hijo. Pues así como la cabeza y los miembros son un Hijo y muchos hijos, así también María y la Iglesia son una madre y muchas, una virgen y muchas.

 

Ambas son madres, ambas son vírgenes; ambas conciben virginalmente del Espíritu Santo. Ambas dan a luz, para Dios Padre, una descendencia sin pecado. María dio a luz a la cabeza sin pecado del cuerpo; la Iglesia da a luz por el perdón de los pecados al cuerpo de esa cabeza. Ambas son madres de Cristo, pero ninguna de las dos puede, sin la otra, dar a luz al Cristo total.

 

Por eso, en las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se entiende en general de la Iglesia, virgen y madre, se entiende en particular de la virgen María; y lo que se entiende de modo especial de María, virgen y madre, se entiende de modo general de la Iglesia, virgen y madre. Y, cuando los textos hablan de una u otra, dichos textos pueden aplicarse indiferentemente a las dos.

 

También se puede decir que cada alma fiel es esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana, virgen y madre fecunda. Todo lo cual la misma Sabiduría de Dios, que es la Palabra del Padre, lo dice universalmente de la Iglesia, de modo especial de la Virgen María, e individualmente de cada alma fiel.

 

Por eso dice: Habitaré en la heredad del Señor. La heredad del Señor en su significado universal es la Iglesia, en su significado especial es la Virgen María y en su significado individual es también cada alma fiel. Cristo permaneció nueve meses en el seno de María; permanecerá en el tabernáculo de la fe de la Iglesia hasta la consumación de los siglos; y en el conocimiento y en el amor del alma fiel por los siglos de los siglos.

 

RESPONSORIO    Lv 26, 11-12; 2Co 6, 16

 

R. Pondré mi morada entre vosotros y no os rechazaré. * Caminaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.

V. Nosotros somos templo de Dios vivo, como dijo Dios.

R. Caminaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y seamos transformados en hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVITATORIO

(Si Laudes no es la primera oración del día

se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Himno: UNA CLARA VOZ RESUENA.

 

Una clara voz resuena

que las tinieblas repudia,

el sueño pesado ahuyéntase,

Cristo en el cielo fulgura.

 

Despierte el alma adormida

y sus torpezas sacuda,

que para borrar los males

un astro nuevo relumbra.

 

De arriba llega el Cordero

que ha de lavar nuestras culpas;

con lágrimas imploremos

el perdón que nos depura,

 

porque en su nueva venida

que aterroriza y conturba,

no tenga que castigarnos,

más con piedad nos acuda.

 

Al Padre eterno la gloria,

loor al Hijo en la altura,

y al Espíritu Paráclito

por siempre alabanza suma. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

 

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

 

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes

sobre arpegios de cítaras.

 

Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.

 

Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.

 

El justo crecerá como una palmera

y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;

 

en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

 

Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.

 

Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12

 

Escuchad, cielos, y hablaré;

oye, tierra, los dichos de mi boca;

descienda como lluvia mi doctrina,

destile como rocío mi palabra;

como llovizna sobre la hierba,

como sereno sobre el césped;

voy a proclamar el nombre del Señor:

dad gloria a nuestro Dios.

 

Él es la Roca, sus obras son perfectas,

sus caminos son justos,

es un Dios fiel, sin maldad;

es justo y recto.

 

Hijos degenerados, se portaron mal con él,

generación malvada y pervertida.

¿Así le pagas al Señor,

pueblo necio e insensato?

¿no es él tu padre y tu creador,

el que te hizo y te constituyó?

 

Acuérdate de los días remotos,

considera las edades pretéritas,

pregunta a tu padre y te lo contará,

a tus ancianos y te lo dirán:

 

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,

y distribuía a los hijos de Adán,

trazando las fronteras de las naciones,

según el número de los hijos de Dios,

la porción del Señor fue su pueblo,

Jacob fue la parte de su heredad.

 

Lo encontró en una tierra desierta,

en una soledad poblada de aullidos:

lo rodeó cuidando de él,

lo guardó como a las niñas de sus ojos.

 

Como el águila incita a su nidada,

revolando sobre los polluelos,

así extendió sus alas, los tomó

y los llevó sobre sus plumas.

 

El Señor solo los condujo

no hubo dioses extraños con él.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dad gloria a nuestro Dios.

 

Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

 

Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

 

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

 

LECTURA BREVE   Is 11, 1-3a

 

Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

V. Su gloria aparecerá sobre ti.

R. Amanecerá el Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Izará el Señor una enseña para las naciones, para reunir a los dispersos de Israel.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Izará el Señor una enseña para las naciones, para reunir a los dispersos de Israel.

 

PRECES

 

Hermanos, oremos con todo nuestro espíritu a Cristo redentor, que vendrá con gran poder y gloria, y digámosle:

 

Ven, Señor Jesús.

 

Señor Jesucristo, que vendrás con poder desde el cielo,

mira nuestra pequeñez y haz que seamos dignos de tus dones.

 

Tú que viniste a anunciar la Buena Noticia a los hombres,

danos fuerza para que también nosotros anunciemos el Evangelio a nuestros hermanos.

 

Tú que desde el trono del Padre todo lo gobiernas,

haz que aguardemos con alegría la dicha que esperamos, tu aparición gloriosa.

 

Consuélanos, Señor, con los dones de tu divinidad,

a los que anhelamos la gracia de tu venida.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Pidamos que el reino de Dios llegue a todos los hombres:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y seamos transformados en hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

LECTURA BREVE   Is 4, 2

 

Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel.

 

V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.

R. Los reyes del mundo tu gloria.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y seamos transformados en hijos de la luz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO

 

Oh Señor, Dios eterno y bondadoso,

tú diriges los tiempos y la vida;

son por ti luminosas las mañanas,

con tu sol das el fuego al mediodía.

 

Que tu paz se derrame en nuestras almas

y que apague el ardor de la discordia;

que descansen los cuerpos fatigados,

anhelando el reposo de tu gloria.

 

Tu amistad danos, Padre omnipotente,

sea Cristo la senda que sigamos,

ilumine el Espíritu el desierto

en que todos a ti peregrinamos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

Salmo 118, 81-88

 

Me consumo ansiando tu salvación,

y espero en tu palabra;

mis ojos se consumen ansiando tus promesas,

mientras digo: ¿cuándo me consolarás?

Estoy como un odre puesto al humo,

pero no olvido tus leyes.

 

¿Cuántos serán los días de tu siervo?

¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?

Me han cavado fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;

todos tus mandatos son leales,

sin razón me persiguen, protégeme.

 

Casi dieron conmigo en la tumba,

pero yo no abandoné tus decretos; por tu bondad dame vida,

para que observe los preceptos de tu boca.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 60 - ORACIÓN DE UN DESTERRADO

 

Dios mío, escucha mi clamor,

atiende a mi súplica;

te invoco desde el confín de la tierra

con el corazón abatido:

 

llévame a una roca inaccesible,

porque tú eres mi refugio

y mi bastión contra el enemigo.

 

Habitaré siempre en tu morada,

refugiado al amparo de tus alas;

porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos

y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.

 

Añade días a los días del rey,

que sus años alcancen varias generaciones;

que reine siempre en presencia de Dios,

que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.

 

Yo tañeré siempre en tu honor,

e iré cumpliendo mis votos día tras día.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

 

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,

protege mi vida del terrible enemigo;

escóndeme de la conjura de los perversos

y del motín de los malhechores:

 

afilan sus lenguas como espadas

y disparan como flechas palabras venenosas,

para herir a escondidas al inocente,

para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

 

Se animan al delito,

calculan cómo esconder trampas,

y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»

Inventan maldades y ocultan sus invenciones,

porque su mente y su corazón no tienen fondo.

 

Pero Dios los acribilla a flechazos,

por sorpresa los cubre de heridas;

su misma lengua los lleva a la ruina,

y los que lo ven menean la cabeza.

 

Todo el mundo se atemoriza,

proclama la obra de Dios

y medita sus acciones.

 

El justo se alegra con el Señor,

se refugia en él,

y se felicitan los rectos de corazón.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

LECTURA BREVE   Is 4, 3

 

A los que queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en Jerusalén.

 

V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.

R. Visítanos con tu salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y seamos transformados en hijos de la luz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA

 

Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,

que inmóvil en ti mismo permaneces,

y que el orden del tiempo determinas

por medio de la luz que nace y muere.

 

Dígnate concedernos, en la tarde,

Luz con que nuestra vida nunca cese,

y haz que el bien infinito de la gloria

siga a la gracia de una santa muerte.

 

Glorificado seas, Jesucristo,

nacido del más puro y santo vientre,

y que sean también glorificados

el Padre y el Espíritu por siempre. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

LECTURA BREVE   Is 61, 11

 

Como el suelo hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.

 

V. Ven, Señor, y no tardes.

R. Perdona los pecados de tu pueblo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y seamos transformados en hijos de la luz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: JESUCRISTO, PALABRA DEL PADRE.

 

Jesucristo, Palabra del Padre,

luz eterna de todo creyente:

ven, Señor, porque ya se hace tarde,

ven y escucha la súplica ardiente.

 

Cuando el mundo dormía en tinieblas,

en tu amor, tú quisiste ayudarlo

y trajiste, viniendo a la tierra,

esa vida que puede salvarlo.

 

Ya madura la historia en promesas,

sólo anhela tu pronto regreso;

si el silencio madura la espera,

el amor no soporta el silencio.

 

Con María, la Iglesia te aguarda

con anhelos de esposa y de Madre

y reúne a sus hijos, los fieles,

para juntos poder esperarte.

 

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,

que podamos salir a tu encuentro

y a tu lado vivamos por siempre,

dando gracias al Padre en el reino. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Alégrate, Jerusalén, porque viene a ti el Salvador. Aleluya.

 

Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Alabad, siervos del Señor,

alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor,

ahora y por siempre:

de la salida del sol hasta su ocaso,

alabado sea el nombre del Señor.

 

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,

su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor Dios nuestro,

que se eleva en su trono

y se abaja para mirar

al cielo y a la tierra?

 

Levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,

los príncipes de su pueblo;

a la estéril le da un puesto en la casa,

como madre feliz de hijos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Alégrate, Jerusalén, porque viene a ti el Salvador. Aleluya.

 

Ant 2. Yo soy el Señor: mi hora está cerca; mi salvación no tardará.

 

Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.

 

Tenía fe, aun cuando dije:

«¡Qué desgraciado soy!»

Yo decía en mi apuro:

«Los hombres son unos mentirosos.»

 

¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando su nombre.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo.

 

Vale mucho a los ojos del Señor

la vida de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

siervo tuyo, hijo de tu esclava:

rompiste mis cadenas.

 

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo soy el Señor: mi hora está cerca; mi salvación no tardará.

 

Ant 3. Envía, Señor, al Cordero que dominará la tierra desde la peña del desierto al monte de Sión.

 

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

 

Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios,

al contrario, se anonadó a sí mismo,

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.

 

Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte

y una muerte de cruz.

 

Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo

y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Envía, Señor, al Cordero que dominará la tierra desde la peña del desierto al monte de Sión.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23-24

 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él las cumplirá.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

V. Y danos tu salvación.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Antes de mí no existía ningún dios y después de mí ninguno habrá; porque ante mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Antes de mí no existía ningún dios y después de mí ninguno habrá; porque ante mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua.

 

PRECES

 

Invoquemos a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y digámosle:

 

Ven, Señor, y no tardes más.

 

Esperamos alegres tu venida,

ven, Señor Jesús.

 

Tú que existes antes de los tiempos,

ven y salva a los que viven en el tiempo.

 

Tú que creaste el mundo y a todos los que en él habitan,

ven a restaurar la obra de tus manos.

 

Tú que no despreciaste nuestra naturaleza mortal,

ven y arráncanos del dominio de la muerte.

 

Tú que viniste para que tuviéramos vida abundante,

ven y danos tu vida eterna.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que quieres congregar a todos los hombres en tu reino,

ven y reúne a cuantos desean contemplar tu rostro.

 

Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor, que ves a tu pueblo esperando con gran fe la solemnidad del nacimiento de tu Hijo, concédenos celebrar la obra tan grande de nuestra salvación con cánticos jubilosos de alabanza y con una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA

 

Cuando acabamos el día

te suplicamos, Señor,

nos hagas de centinela

y otorgues tu protección.

 

Que te sintamos: contigo

sueñe nuestro corazón

para cantar tus loores

de nuevo al salir el sol.

 

Danos vida saludable,

alienta nuestro calor,

tu claridad ilumine

la oscuridad que llegó.

 

Dánoslo, Padre piadoso,

por Jesucristo, el Señor,

que reina con el Espíritu

Santo vivificador. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.

 

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

 

Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.

 

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

 

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

 

Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:

 

Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.

 

El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

LECTURA BREVE   Dt 6, 4-7

 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

  

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