Propio del Tiempo. Salterio I
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
DELANTE DE TUS OJOS
Delante
de tus ojos
ya
no enrojecemos
a
causa del antiguo
pecado
de tu pueblo.
Arrancarás
de cuajo
el
corazón soberbio
y
harás un pueblo humilde
de
corazón sincero.
En
medio de los pueblos
nos
guardas como un resto,
para
cantar tus obras
y
adelantar tu reino.
Seremos
raza nueva
para
los cielos nuevos;
sacerdotal
estirpe,
según
tu Primogénito.
Caerán
los opresores
y
exultarán los siervos;
los
hijos del oprobio
serán
tus herederos.
Señalarás
entonces
el
día del regreso
para
los que comían
su
pan en el destierro.
¡Exulten
mis entrañas!
¡Alégrese
mi pueblo!
Porque
el Señor, que es justo,
revoca
sus decretos:
la
salvación se anuncia
donde
acechó el infierno,
porque
el Señor habita
en
medio de su pueblo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.
Salmo
1 - LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE
Dichoso
el hombre
que
no sigue el consejo de los impíos,
ni
entra por la senda de los pecadores,
ni
se sienta en la reunión de los cínicos;
sino
que su gozo es la ley del Señor,
y
medita su ley día y noche.
Será
como un árbol
plantado
al borde de la acequia:
da
fruto a su tiempo
y
no se marchitan sus hojas;
y
cuanto emprende tiene buen fin.
No
así los impíos, no así;
serán
paja que arrebata el viento.
En
el juicio los impíos no se levantarán,
ni
los pecadores en la asamblea de los justos;
porque
el Señor protege el camino de los justos,
pero
el camino de los impíos acaba mal.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.
Ant
2. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.
Salmo
2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por
qué se amotinan las naciones,
y
los pueblos planean un fracaso?
Se
alían los reyes de la tierra,
los
príncipes conspiran
contra
el Señor y contra su Mesías:
«rompamos
sus coyundas,
sacudamos
su yugo.»
El
que habita en el cielo sonríe,
el
Señor se burla de ellos.
Luego
les habla con ira,
los
espanta con su cólera:
«yo
mismo he establecido a mi Rey
en
Sión, mi monte santo».
Voy
a proclamar el decreto del Señor;
él
me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo
te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en
posesión los confines de la tierra:
los
gobernarás con cetro de hierro,
los
quebrarás como jarro de loza.»
Y
ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad
los que regís la tierra:
servid
al Señor con temor,
rendidle
homenaje temblando;
no
sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque
se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos
los que se refugian en él!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.
Ant
3. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.
Salmo
3 - CONFIANZA EN MEDIO DE LA ANGUSTIA.
Señor,
cuántos son mis enemigos,
cuántos
se levantan contra mí;
cuántos
dicen de mí:
«ya
no lo protege Dios.»
Pero
tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú
mantienes alta mi cabeza.
Si
grito invocando al Señor,
él
me escucha desde su monte santo.
Puedo
acostarme y dormir y despertar:
el
Señor me sostiene.
No
temeré al pueblo innumerable
que
acampa a mi alrededor.
Levántate,
Señor;
sálvame,
Dios mío:
tú
golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
rompiste
los dientes de los malvados.
De
ti, Señor, viene la salvación
y
la bendición sobre tu pueblo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.
V.
No sólo de pan vive el hombre.
R.
Sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del Éxodo 5, 1--6, 1
OPRESIÓN
DEL PUEBLO DE DIOS
En
aquellos días, Moisés y Aarón se presentaron al Faraón y le dijeron:
«Así
dice el Señor, Dios de Israel: "Deja salir a mi pueblo, para que me
celebre una fiesta en el desierto."»
Respondió
el Faraón:
«¿Y
quién es el Señor, para que tenga que obedecerlo dejando marchar a los
israelitas? Ni reconozco al Señor ni dejaré marchar a Israel.»
Replicaron
ellos:
«El
Dios de los hebreos nos ha llamado: tenemos que hacer un viaje de tres jornadas
por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios; no sea que nos
castigue con peste o espada.»
El
rey de Egipto les dijo:
«¿Por
qué vosotros, Moisés y Aarón, soliviantáis al pueblo en su trabajo? Volved a
transportar vuestras cargas. Ahora que son ya más numerosos que los naturales
del país, ¿queréis que dejen de transportar cargas?»
Aquel
día el Faraón dio órdenes a los capataces y a los inspectores:
«No
volváis a proveerles de paja para fabricar adobes, como hacíais antes; que
ellos vayan y se busquen la paja. Pero la cantidad de adobes que hacían antes
se la seguiréis exigiendo sin disminuir nada. Son unos holgazanes y por eso
andan gritando: "Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios."
Imponedles un trabajo pesado y haced que lo cumplan, y no hagáis caso de sus
mentiras.»
Los
capataces y los inspectores dijeron al pueblo:
«Esto
dice el Faraón: "No os proveeré ya de paja; id vosotros a buscarla donde
la encontréis, pero no disminuirá en nada vuestra tarea."»
El
pueblo se dispersó por todo el país de Egipto para buscar la paja. Los
capataces los apremiaban: «Completad vuestro trabajo, la tarea de cada día,
como cuando se os daba la paja.» y golpeaban a los inspectores israelitas que
habían nombrado, diciéndoles:
«¿Por
qué no completáis hoy vuestra cantidad de adobes como antes?»
Entonces
los inspectores israelitas fueron a reclamar al Faraón:
«¿Por
qué tratas así a tus siervos? No nos dan paja y nos exigen que hagamos los
mismos adobes, y tus siervos son los que se llevan los golpes.»
Contestó
el Faraón:
«Holgazanes,
eso es lo que sois, holgazanes. Por eso andáis diciendo: "Vamos a ofrecer
sacrificios al Señor." y ahora id a trabajar, no se os dará paja y
vosotros produciréis la misma cantidad de ladrillos.»
Los
inspectores israelitas se vieron en un aprieto cuando les dijeron: «No
disminuirá la cantidad de adobes diaria», y, encontrando a Moisés y a Aarón que
los esperaban a la salida del palacio del Faraón, les dijeron:
«El
Señor os examine y os juzgue: nos habéis hecho odiosos al Faraón y a su corte,
le habéis puesto en la mano una espada para que nos mate.»
Moisés
volvió al Señor y le dijo:
«Señor,
¿por qué maltratas a este pueblo? ¿Por qué me has enviado? Desde que me
presenté al Faraón para hablar en tu nombre, el pueblo es maltratado y tú no
has librado a tu pueblo.»
El
Señor respondió a Moisés:
«Pronto
verás lo que voy a hacer al Faraón: se verá forzado a dejarlos marchar, y aun
él mismo los echará de su país.»
RESPONSORIO
Ex 5, 1. 3
R.
Se presentó Moisés al Faraón y le dijo: «Así dice el Señor: * "Deja salir
a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el desierto."
V.
El Dios de los hebreos me ha enviado a ti con este mensaje:
R.
"Deja salir a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el
desierto."»
SEGUNDA
LECTURA
De
los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo
60, 2-3: CCL 39, 766)
EN
CRISTO FUIMOS TENTADOS, EN ÉL VENCIMOS AL DIABLO
Dios
mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica. ¿Quién dice esto? Parece que uno
solo. Pero veamos si es uno solo: Te invoco desde los confines de la tierra con
el corazón abatido. Por tanto, no se trata de uno solo, a no ser en el sentido
de que Cristo, junto con nosotros, sus miembros, es uno solo. ¿Cómo puede uno
solo invocar a Dios desde los confines de la tierra? Quien invoca desde los
confines de la tierra es aquella herencia de la que se ha dicho al Hijo:
Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la
tierra.
Por
tanto, esta posesión de Cristo, esta herencia de Cristo, este cuerpo de Cristo,
esta Iglesia única de Cristo, esta unidad que formamos nosotros es la que
invoca al Señor desde los confines de la tierra. ¿Y qué es lo que pide? Lo que
hemos dicho antes: Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica; te invoco
desde los confines de la tierra, esto es, desde todas partes.
¿Y
cuál es el motivo de esta súplica? Porque tiene el corazón abatido. Quien así
clama demuestra que está en todas las naciones de todo el mundo no con grande
gloria, sino con graves tentaciones.
Nuestra
vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de
tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie
puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha
vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo
y de tentaciones.
Aquel
que invoca desde los confines de la tierra está abatido, mas no queda
abandonado. Pues quiso prefigurarnos a nosotros, su cuerpo, en su propio
cuerpo, en el cual ha muerto ya y resucitado, y ha subido al cielo, para que
los miembros confíen llegar también adonde los ha precedido su cabeza.
Así
pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por Satanás.
Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue tentado por
el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el diablo, ya que en
él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la condición humana para sí
mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí mismo,
de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí mismo, de sí mismo
honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la tentación para sí mismo, de
sí mismo la victoria para ti.
Si
en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue
tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a ti mismo
tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él. Hubiera podido
impedir la acción tentadora del diablo;
pero
entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de él a
vencerla.
RESPONSORIO
Jr 1, 19; 39, 18
R.
Lucharán contra ti, pero no podrán contigo; * porque yo estoy contigo para
librarte -oráculo del Señor-.
V.
No caerás a espada, salvarás tu vida porque confiaste en mí.
R.
Porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.
ORACIÓN.
OREMOS,
Te
pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta
Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así
conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del
misterio de Cristo. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Himno:
OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh
sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra
lo más hondo de las almas,
en
tanto que la noche retrocede
y
el día sobre el mundo se levanta.
Junto
con este favorable tiempo
danos
ríos de lágrimas copiosas,
para
lavar el corazón que, ardiendo
en
jubilosa caridad, se inmola.
La
fuente que hasta ayer manó delitos
ha
de manar desde hoy perenne llanto,
si
con la vara de la penitencia
el
pecho empedernido es castigado.
Ya
se avecina el día, el día tuyo,
volverá
a florecer el universo;
compartamos
su gozo los que fuimos
devueltos
por tu mano a tus senderos.
Oh
Trinidad clemente, que te adoren
tierra
y cielo a tus pies arrodillados,
y
que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos
en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant
1. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
Ant
2. Cantad y exaltad a Dios eternamente.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Cantad y exaltad a Dios eternamente.
Ant
3. El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
LECTURA
BREVE Cf. Ne 8, 9. 10
Este
día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No
estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V.
Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R.
Ten piedad de nosotros.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio;
y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio;
y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.
PRECES
Ahora
es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación; acudamos, pues, a nuestro
Redentor que nos concede estos días de perdón, y, bendiciéndole, digamos:
Infúndenos,
Señor, un espíritu nuevo.
Cristo,
vida nuestra, tú que por el bautismo nos has sepultado místicamente contigo en
la muerte, para que contigo también resucitemos,
concédenos
andar hoy en vida nueva.
Señor
Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien,
haz
que también nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.
Ayúdanos,
Señor, a trabajar concordes en la edificación de nuestra ciudad terrena,
sin
olvidar nunca tu reino eterno.
Tú,
Señor, que eres médico de los cuerpos y de las almas,
sana
las dolencias de nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Ya
que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios, acudamos al
Padre, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta
Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así
conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del
misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
AMIGO DE LOS HOMBRES, JESUCRISTO
Amigo
de los hombres, Jesucristo,
tú
solo das sentido a nuestra historia,
y,
con los ojos fijos al futuro,
la
Iglesia vive fiel a tu memoria.
Este
tiempo de ayuno te presenta
de
nosotros la parte más oscura,
y
tus manos clavadas al madero
nos
devuelven tu paz y tu ternura.
A
lo largo del día no nos dejes,
no
nos falte la luz de tu mirada:
llena
de amor los pasos que caminan
de
este mundo a la luz de tu alborada. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos
nuestras almas.
Salmo
117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Diga
la casa de Israel:
eterna
es su misericordia.
Diga
la casa de Aarón:
eterna
es su misericordia.
Digan
los fieles del Señor:
eterna
es su misericordia.
En
el peligro grité al Señor,
y
me escuchó, poniéndome a salvo.
El
Señor está conmigo: no temo;
¿qué
podrá hacerme el hombre?
El
Señor está conmigo y me auxilia,
veré
la derrota de mis adversarios.
Mejor
es refugiarse en el Señor
que
fiarse de los hombres,
mejor
es refugiarse en el Señor
que
confiar en los magnates.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
117 II
Todos
los pueblos me rodeaban,
en
el nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban cerrando el cerco,
en
el nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban como avispas,
ardiendo
como fuego en las zarzas,
en
el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban
y empujaban para derribarme,
pero
el Señor me ayudó;
el
Señor es mi fuerza y mi energía,
él
es mi salvación.
Escuchad:
hay cantos de victoria
en
las tiendas de los justos:
«La
diestra del Señor es poderosa,
la
diestra del Señor es excelsa,
la
diestra del Señor es poderosa.»
No
he de morir, viviré
para
contar las hazañas del Señor.
Me
castigó, me castigó el Señor,
pero
no me entregó a la muerte.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
117 III
Abridme
las puertas del triunfo,
y
entraré para dar gracias al Señor.
Esta
es la puerta del Señor:
los
vencedores entrarán por ella.
Te
doy gracias porque me escuchaste
y
fuiste mi salvación.
La
piedra que desecharon los arquitectos
es
ahora la piedra angular.
Es
el Señor quien lo ha hecho,
ha
sido un milagro patente.
Éste
es el día en que actuó el Señor:
sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor,
danos la salvación;
Señor,
danos prosperidad.
Bendito
el que viene en nombre del Señor,
os
bendecimos desde la casa del Señor;
el
Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad
una procesión con ramos
hasta
los ángulos del altar.
Tú
eres mi Dios, te doy gracias;
Dios
mío, yo te ensalzo.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos
nuestras almas.
LECTURA
BREVE 1Ts 4, 1. 7
Hermanos,
os rogamos y exhortamos en Jesús, el Señor, a que viváis como conviene que
viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros -cosa que ya
hacéis-, y a que hagáis nuevos progresos. Pues Dios no nos ha llamado a una
vida impura, sino sagrada.
V.
Señor, crea en mí un corazón puro.
R.
Renuévame por dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Te
pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta
Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así
conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del
misterio de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
JESÚS, CONTIGO IREMOS AL DESIERTO
Jesús,
contigo iremos al desierto
en
medio de la villa populosa,
y
tú nos brindarás el pan sabroso
que
alimentó tu alma silenciosa.
Contigo
pasaremos el mar Rojo,
beberemos
el agua de la roca;
tú
serás el pastor y, en la montaña,
tú
serás nuestra gracia esplendorosa.
Contigo
humildemente hasta el Calvario,
contigo
por la vía dolorosa,
y
al final, oh Jesús, por tu promesa,
contigo
viviremos en tu gloria. Amén.
SALMODIA
Ant
1. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino
en que cambie de conducta y viva.»
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en
que cambie de conducta y viva.»
LECTURA
BREVE Is 30, 15. 18
Así
dice el Señor, el Santo de Israel: «Vuestra salvación está en convertiros y en
tener calma; vuestra fuerza está en confiar y estar tranquilos.» El Señor
espera para apiadarse, aguarda para compadecerse; porque el Señor es un Dios
recto: dichosos los que esperan en él.
V.
Aparta de mi pecado tu vista.
R.
Borra en mí toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Te
pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta
Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así
conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del
misterio de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
OJOS DE AQUEL PUBLICANO
Ojos
de aquel publicano
hasta
la tierra caídos,
el
Dios de la luz os mira,
miradle
con regocijo.
Mano
que pide clemencia
hiriendo
el pecho contrito,
el
Señor te abre la puerta
de
su pecho compasivo.
Lengua
que en bajo murmullo
dices
tu dolor sentido,
el
Juez que sabe juzgar
ha
escuchado complacido.
Padre
del octavo día,
glorioso
siendo propicio,
perdónanos,
purifícanos,
por
el honor de tu Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
LECTURA
BREVE Dt 4, 29.31
Buscarás
al Señor, tu Dios, y, si lo buscas con todo el corazón y con toda el alma, lo
encontrarás. Al cabo de los años, cuando te cerquen y alcancen todas estas
maldiciones, te convertirás al Señor, tu Dios, y escucharás su voz; porque el
Señor, tu Dios, es un Dios compasivo; no te dejará ni te destruirá, ni se
olvidará de la alianza que con juramento ofreció a vuestros padres.
V.
Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R.
Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Te
pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta
Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así
conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del
misterio de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
OH BONDADOSO CREADOR.
Oh
bondadoso Creador, escucha
la
voz de nuestras súplicas y el llanto
que,
mientras dura el sacrosanto ayuno
de
estos cuarenta días, derramamos.
A
ti, que escrutas nuestros corazones
y
que conoces todas sus flaquezas,
nos
dirigimos para suplicarte
la
gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho
ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero
estamos, al fin, arrepentidos,
y
te pedimos, por tu excelso nombre,
que
nos cures los males que sufrimos.
Haz
que, contigo ya reconciliados,
podamos
dominar a nuestros cuerpos,
y,
llenos de tu amor y de tu gracia,
no
pequen más los corazones nuestros.
Oh
Trinidad Santísima, concédenos,
oh
simplicísima Unidad, otórganos
que
los efectos de la penitencia
de
estos días nos sean provechosos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Salmo
109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y
haré de tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el
poder de tu cetro:
somete
en la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo
mismo te engendré, como rocío,
antes
de la aurora.»
El
Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú
eres sacerdote eterno
según
el rito de Melquisedec.»
El
Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En
su camino beberá del torrente,
por
eso levantará la cabeza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Ant
2. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación.
Salmo
113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando
Israel salió de Egipto,
los
hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá
fue su santuario,
Israel
fue su dominio.
El
mar, al verlos, huyó,
el
Jordán se echó atrás;
los
montes saltaron como carneros;
las
colinas, como corderos.
¿Qué
te pasa, mar, que huyes,
y
a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y
a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas,
que saltáis como corderos?
En
presencia del Señor se estremece la tierra,
en
presencia del Dios de Jacob;
que
transforma las peñas en estanques,
el
pedernal en manantiales de agua.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación.
Ant
3. Ya veis que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron escritas
acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
Cántico:
PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24
Cristo
padeció por nosotros,
dejándonos
un ejemplo
para
que sigamos sus huellas.
El
no cometió pecado
ni
encontraron engaño en su boca;
cuando
le insultaban,
no
devolvía el insulto;
en
su pasión no profería amenazas;
al
contrario,
se
ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado
con nuestros pecados subió al leño,
para
que, muertos al pecado,
vivamos
para la justicia.
Sus
heridas nos han curado.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ya veis que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron escritas acerca
del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
LECTURA
BREVE 1Co 9, 24-25
Los
atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el
premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en
todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita;
nosotros una que no se ha de marchitar jamás.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V.
Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V.
Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R.
Porque hemos pecado contra ti.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que no nos
sorprenda el tentador astuto.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que no nos
sorprenda el tentador astuto.
PRECES
Demos
gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la Palabra encarnada,
nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y supliquémosle,
diciendo:
Señor,
ten piedad de tu pueblo.
Escucha,
Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu pueblo
y
concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.
Enséñanos
a amar de verdad y sin discriminación a nuestros hermanos y a los hombres de
todas las razas,
y
a trabajar por su bien y por la concordia mutua.
Pon
tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
y
haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.
Tú
que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
haz
que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Haz
que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y
gocen eternamente de tu presencia.
Unidos
fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta
Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así
conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del
misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE
Cuando
llegó el instante de tu muerte
inclinaste
la frente hacia la tierra,
como
todos los mortales;
mas
no eras tú el hombre derribado,
sino
el Hijo que muerto nos contempla.
Cuando
me llegue el tránsito esperado
y
siga sin retorno por mi senda,
como
todos los mortales,
el
sueño de tu rostro será lumbre
y
tu gloria mi gloria venidera.
El
silencio sagrado de la noche
tu
paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo,
luz de los mortales;
acepta
nuestro sueño necesario
como
secreto amor que a ti se llega. Amén
SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo
90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él
te librará de la red del cazador,
de
la peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni
la flecha que vuela de día,
ni
la peste que se desliza en las tinieblas,
ni
la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a
ti no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No
se te acercará la desgracia,
ni
la plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y
le haré ver mi salvación.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y
no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Humildemente
te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de
la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana
nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
se quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.