De la solemnidad. Jornada mundial se la paz. Día de Precepto
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS. (SOLEMNIDAD)
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Celebremos la maternidad de santa María Virgen y adoremos a su Hijo Jesucristo,
el Señor.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Celebremos la maternidad de santa María Virgen y adoremos a su Hijo Jesucristo,
el Señor.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DE LA RAÍZ DE JESÉ
De
la raíz de Jesé
dio
la vara bella flor,
fecundo
parto ha tenido
sin
mengua de su pudor.
Feliz
recibe el pesebre
a
quien la luz fabricó,
con
el Padre hizo los cielos
y
está entre pañales hoy.
Al
mundo le ha dado leyes
y
diez esas leyes son,
y
al hacerse hombre no quiso
romper
la ley, la cumplió.
Ha
nacido ya la luz,
muere
la muerte, y huyó
la
noche, venid, oh pueblos,
que
María trajo a Dios.
A
ti, Jesús, de la Virgen
nacido,
gloria y honor,
con
el Padre y el Paráclito,
sempiterna
adoración. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.
Salmo
23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena,
el
orbe y todos sus habitantes:
El
la fundó sobre los mares,
El
la afianzó sobre los ríos.
¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién
puede estar en el recinto sacro?
El
hombre de manos inocentes
y
puro corazón,
que
no confía en los ídolos
ni
jura contra el prójimo en falso.
Ese
recibirá la bendición del Señor,
le
hará justicia el Dios de salvación.
Este
es el grupo que busca al Señor,
que
viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, héroe valeroso;
el
Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él
es el Rey de la gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.
Ant
2. El Hombre ha nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado.
Salmo
86 - HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.
Él
la ha cimentado sobre el monte santo;
y
el Señor prefiere las puertas de Sión
a
todas las moradas de Jacob.
¡Qué
pregón tan glorioso para ti,
ciudad
de Dios!
«Contaré
a Egipto y a Babilonia
entre
mis fieles;
filisteos,
tirios y etíopes
han
nacido allí.»
Se
dirá de Sión: «Uno por uno
todos
han nacido en ella;
el
Altísimo en persona la ha fundado.»
El
Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste
ha nacido allí.»
Y
cantarán mientras danzan:
«Todas
mis fuentes están en ti.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Hombre ha nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado.
Ant
3. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro Salvador, hoy
ha querido nacer como hombre.
Salmo
98 - SANTO ES EL SEÑOR, NUESTRO DIOS.
El
Señor reina, tiemblen las naciones;
sentado
sobre querubines, vacile la tierra.
El
Señor es grande en Sión,
encumbrado
sobre todos los pueblos.
Reconozcan
tu nombre, grande y terrible:
Él
es santo.
Reinas
con poder y amas la justicia,
tú
has establecido la rectitud;
tú
administras la justicia y el derecho,
tú
actúas en Jacob.
Ensalzad
al Señor, Dios nuestro;
postraos
ante el estrado de sus pies:
Él
es santo.
Moisés
y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel
con los que invocan su nombre,
invocaban
al Señor, y él respondía.
Dios
les hablaba desde la columna de nube;
oyeron
sus mandatos y la ley que les dio.
Señor,
Dios nuestro, tú les respondías,
tú
eras para ellos un Dios de perdón
y
un Dios vengador de sus maldades.
Ensalzad
al Señor, Dios nuestro;
postraos
ante su monte santo:
Santo
es el Señor, nuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro Salvador, hoy ha
querido nacer como hombre.
V.
La Palabra se hizo carne. Aleluya.
R.
Y puso su morada entre nosotros. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta a los Hebreos 2, 9-17
CRISTO
ES SEMEJANTE EN TODO A SUS HERMANOS
Hermanos:
A Jesús, a quien Dios puso momentáneamente bajo los ángeles, lo vemos ahora
coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa
dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos.
Pues
como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran
número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio
del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación, ya que tanto el que
santifica como los que son santificados tienen un mismo origen. Por esta razón
no se avergüenza de llamarlos hermanos, cuando dice: «Anunciaré tu nombre a mis
hermanos; cantaré en la asamblea tus loores.» Y también: «Pondré en él mi
confianza.» Y en otro lugar: «Aquí estoy con mis hijos, los hijos que Dios me
ha dado.»
Así
pues, como los hijos participan de la carne y de la sangre, también él entró a
participar de las mismas, para reducir a la impotencia, por su muerte, al que
retenía el imperio de la muerte, es decir, al demonio, y librar a los que por
temor a la muerte vivían toda su vida sometidos a esclavitud. Él no vino,
ciertamente, en auxilio de los ángeles, sino en auxilio de la descendencia de
Abraham. Por eso debía ser semejante en todo a sus hermanos, para poderse
apiadar de ellos y ser fiel pontífice ante Dios, a fin de expiar los pecados
del pueblo.
RESPONSORIO
Lc 1, 28
R.
Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. *
Engendraste al que te creó y permaneces virgen para siempre.
V.
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
R.
Engendraste al que te creó y permaneces virgen para siempre.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Cartas de san Atanasio, obispo
(Carta
a Epicteto, 5-9: PG 26, 1058. 1062-1066)
EL
VERBO TOMÓ DE MARÍA UN CUERPO SEMEJANTE AL NUESTRO
El
Verbo de Dios tomó la descendencia de Abraham, como dice el Apóstol; por eso
debía ser semejante en todo a sus hermanos, asumiendo un cuerpo semejante al
nuestro. Por eso María está verdaderamente presente en este misterio, porque de
ella el Verbo asumió como propio aquel cuerpo que ofreció por nosotros. La
Escritura recuerda este nacimiento, diciendo: Lo envolvió en pañales; alaba los
pechos que amamantaron al Señor y habla también del sacrificio ofrecido por el
nacimiento de este primogénito. Gabriel había ya predicho esta concepción con
palabras muy precisas; no dijo en efecto: «Lo que nacerá en ti», como si se
tratara de algo extrínseco, sino de ti, para indicar que el fruto de esta
concepción procedía de María.
El
Verbo, al recibir nuestra condición humana y al ofrecerla en sacrificio, la
asumió en su totalidad, y luego nos revistió a nosotros de lo que era propio de
su persona, como lo indica el Apóstol: Esto corruptible tiene que vestirse de
incorrupción, y esto mortal tiene que vestirse de inmortalidad.
Estas
cosas no se realizaron de manera ficticia, como algunos pensaron -lo que es
inadmisible-, sino que hay que decir que el Salvador se hizo verdaderamente
hombre y así consiguió la salvación del hombre íntegro; pues esta nuestra
salvación en modo alguno fue algo ficticio ni se limitó a solo el cuerpo, sino
que en el Verbo de Dios se realizó la salvación del hombre íntegro, es decir,
del cuerpo y del alma.
Por
lo tanto, el cuerpo que el Señor asumió de María era un verdadero cuerpo
humano, conforme lo atestiguan las Escrituras; verdadero, digo, porque fue un
cuerpo igual al nuestro. Pues María es nuestra hermana, ya que como todos
nosotros es hija de Adán.
Lo
que dice Juan: La Palabra se hizo carne, tiene un sentido parecido a lo que se
encuentra en una expresión similar de Pablo, que dice: Cristo se hizo maldición
por nosotros. Pues de la unión íntima y estrecha del Verbo con el cuerpo humano
se siguió un inmenso bien para el cuerpo de los hombres, porque de mortal que
era llegó a ser inmortal, de animal se convirtió en espiritual y, a pesar de
que había sido plasmado de tierra, llegó a traspasar las puertas del cielo.
Pero
hay que afirmar que la Trinidad, aun después de que el Verbo tomó cuerpo de
María, continuó siendo siempre la Trinidad, sin admitir aumento ni disminución;
ella continúa siendo siempre perfecta y debe confesarse como un solo Dios en
Trinidad, como lo confiesa la Iglesia al proclamar al Dios único, Padre del
Verbo.
RESPONSORIO
R.
No hay alabanza digna de ti, virginidad inmaculada y santa. * Porque en tu seno
has llevado al que ni el cielo puede contener.
V.
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R.
Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
Himno:
SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a
ti nuestra alabanza,
a
ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados
ante ti, los ángeles te adoran
y
cantan sin cesar:
Santo,
santo, santo es el Señor,
Dios
del universo;
llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la
multitud de los profetas te enaltece,
y
el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por
todos los confines extendida,
con
júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo
eterno, unigénito de Dios,
santo
Espíritu de amor y de consuelo.
Oh
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú
el Hijo y Palabra del Padre,
tú
el Rey de toda la creación.
Tú,
para salvar al hombre,
tomaste
la condición de esclavo
en
el seno de una virgen.
Tú
destruiste la muerte
y
abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú
vives ahora,
inmortal
y glorioso, en el reino del Padre.
Tú
vendrás algún día,
como
juez universal.
Muéstrate,
pues, amigo y defensor
de
los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con
tus santos y elegidos.
La
parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice a tu heredad.
Sé
su pastor,
y
guíalos por siempre.
Día
tras día te bendeciremos
y
alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate,
Señor,
guardarnos
de pecado en este día.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
A
ti, Señor, me acojo,
no
quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor
Dios, que por la maternidad virginal de María has dado a los hombres los
tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de
quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Celebremos la maternidad de santa María Virgen y adoremos a su Hijo Jesucristo,
el Señor.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Celebremos la maternidad de santa María Virgen y adoremos a su Hijo Jesucristo,
el Señor.
Himno:
LUCERO DEL ALBA
Lucero
del alba,
aurora
estremecida,
luz
de mi alma,
Santa
María.
Hija
del Padre,
doncella
en gracia concebida,
virgen
y madre,
Santa
María.
Flor
del Espíritu,
ave,
blancura, caricia,
madre
del Hijo,
Santa
María.
Llena
de ternura,
bendita
entre las benditas,
madre
de todos los hombres,
Santa
María. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé, ha salido una estrella de la casa
de Jacob: la Virgen ha dado a luz al Salvador; te alabamos, Dios nuestro.
SALMO
62 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé, ha salido una estrella de la casa de
Jacob: la Virgen ha dado a luz al Salvador; te alabamos, Dios nuestro.
Ant
2. Mirad, María nos ha engendrado al Salvador, ante quien Juan exclamó: «Éste
es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.» Aleluya.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88.56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Mirad, María nos ha engendrado al Salvador, ante quien Juan exclamó: «Éste es
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.» Aleluya.
Ant
3. La Madre ha dado a luz al Rey, cuyo nombre es eterno, y la que lo ha
engendrado tiene, al mismo tiempo, el gozo de la maternidad y la gloria de la
virginidad: un prodigio tal no se ha visto nunca ni se verá de nuevo jamás.
Aleluya.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
La Madre ha dado a luz al Rey, cuyo nombre es eterno, y la que lo ha engendrado
tiene, al mismo tiempo, el gozo de la maternidad y la gloria de la virginidad:
un prodigio tal no se ha visto nunca ni se verá de nuevo jamás. Aleluya.
LECTURA
BREVE Mi 5, 3. 4. 5a
El
jefe de Israel los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar
a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel. Él se
alzará y pastoreará el rebaño con el poder del Señor, con la majestad del
nombre del Señor su Dios; y él será nuestra paz.
RESPONSORIO
BREVE
V.
El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R.
El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V.
Los confines de la tierra la han contemplado.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Hoy se nos ha manifestado un misterio admirable: en Cristo se han unido dos
naturalezas, Dios se ha hecho hombre y, sin dejar de ser lo que era, ha asumido
lo que no era, sin sufrir mezcla ni división.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Hoy se nos ha manifestado un misterio admirable: en Cristo se han unido dos
naturalezas, Dios se ha hecho hombre y, sin dejar de ser lo que era, ha asumido
lo que no era, sin sufrir mezcla ni división.
PRECES
Glorifiquemos
a Cristo, que ha nacido de María Virgen por obra del Espíritu Santo, y
supliquémosle, diciendo:
Hijo
de la Virgen María, ten piedad de nosotros.
Oh
Cristo, hijo admirable y príncipe de la paz, nacido de María Virgen,
concede
al mundo entero una paz estable.
Rey
y Dios nuestro, que al venir al mundo has dignificado al hombre,
haz
que te honremos todos los días de nuestra vida con nuestra fe y nuestra
conducta.
Tú
que te has hecho semejante a nosotros,
concédenos
ser semejantes a ti.
Tú
que has querido ser ciudadano de nuestro mundo,
concédenos
ser ciudadanos de tu reino.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Ya
que somos la familia de Dios, digamos con grande confianza a nuestro Padre del
cielo:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios, que por la maternidad virginal de María has dado a los hombres los
tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de
quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SANTO ESPÍRITU, QUE CON EL PADRE
Oh
Santo Espíritu, que con el Padre
y
el Hijo eres un solo Dios eterno:
dígnate
ya bajar hasta nosotros
y
entrar y derramarte en nuestros pechos.
Que
la mente, la lengua y el sentido
den
testimonio de tu nombre excelso,
y
que las llamas del amor despunten,
y
que al prójimo abrasen con su fuego.
Escúchanos,
oh Padre piadosísimo,
y
haz que se cumpla nuestro buen deseo,
tú
que reinas sin tiempo con tu Hijo
Jesucristo
y el Santo Paracleto. Amén.
SALMODIA
Ant
1. José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de
él.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
128 - ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta
guerra me han hecho desde mi juventud
-que
lo diga Israel-,
cuánta
guerra me han hecho desde mi juventud,
pero
no pudieron conmigo!
Sobre
mis espaldas metieron el arado
y
alargaron los surcos.
Pero
el Señor, que es justo,
rompió
las coyundas de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los
que odian a Sión;
sean
como la hierba del tejado,
que
se seca y nadie la siega;
que
no llena la mano del segador
ni
la brazada del que agavilla;
ni
le dicen los que pasan:
«Que
el Señor te bendiga.»
Os
bendecimos en el nombre del Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él.
LECTURA
BREVE So 3, 14. 15b
Regocíjate,
hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, hija
de Jerusalén. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti.
V.
Se acordó el Señor de su misericordia. Aleluya.
R.
Y de su fidelidad en favor de la casa de Israel. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, que por la maternidad virginal de María has dado a los hombres los
tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de
quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando
la luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida.
Eres
resurrección, palabra y prenda
de
ser y de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán
en ti cosecha para siempre.
Ven
ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de
tu radiante luz llena este día,
camino
de alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por
tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
LECTURA
BREVE Za 9, 9a
Alégrate,
hija de Sión; canta, hija de Jerusalén. Mira a tu rey que viene a ti, justo y
victorioso.
V.
Los confines de la tierra han contemplado. Aleluya.
R.
La salvación de nuestro Dios. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, que por la maternidad virginal de María has dado a los hombres los
tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de
quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS.
Señor,
mi corazón no es ambicioso,
ni
mis ojos altaneros;
no
pretendo grandezas
que
superan mi capacidad;
sino
que acallo y modero mis deseos,
como
un niño en brazos de su madre.
Espere
Israel en el Señor
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos.
LECTURA
BREVE Ba 5, 34
Dios
mostrará tu esplendor, Jerusalén, a todo lo que hay bajo el cielo. Dios te dará
para siempre este nombre: «Paz de la justicia» y «Gloria de la piedad.»
V.
La misericordia y la fidelidad se encuentran. Aleluya.
R.
La justicia y la paz se besan. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, que por la maternidad virginal de María has dado a los hombres los
tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de
quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
REINA DEL LIBRO DE LA VIEJA ALIANZA
Reina
del libro de la vieja alianza:
tu
nombre es el versículo primero
de
consuelo, promesa y esperanza.
Doncella
que en tu vientre a Dios tendrías:
se
estremece de júbilo tu nombre
en
los labios quemados de Isaías.
Reina
del libro nuevo de la vida:
reinas
desde el silencio en cada página,
oh
reina silenciosa y escondida,
y
es tu presencia la del tallo leve
que,
al reventar el lirio, se recata
debajo
de los pétalos de nieve.
Reina
del claro mes de los renuevos,
de
la infancia del mundo y de la tierra,
y
de la luz y de los nidos nuevos,
y
Reina nuestra; Reina de las manos,
con
sangre y con estrellas, de tu Hijo,
con
flores y dolor, de sus hermanos.
Los
ángeles te aclaman soberana,
pero
mil veces más eres, Señora,
sangre
y dolor de nuestra raza humana. Amén.
SALMODIA
Ant
1. ¡Qué admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y
alma, nace de una Virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos hace
participar de su divinidad.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir:. «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Qué admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y
alma, nace de una Virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos hace
participar de su divinidad.
Ant
2. Cuando naciste inefablemente de la Virgen se cumplieron las Escrituras:
descendiste como el rocío sobre el vellón, para salvar a los hombres; te
alabamos, Dios nuestro.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cuando naciste inefablemente de la Virgen se cumplieron las Escrituras:
descendiste como el rocío sobre el vellón, para salvar a los hombres; te
alabamos, Dios nuestro.
Ant
3. En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad
admirablemente conservada; Madre de Dios, intercede por nosotros.
Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad
admirablemente conservada; Madre de Dios, intercede por nosotros.
LECTURA
BREVE Ga 4, 4-5
Cuando
se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la
ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser
hijos por adopción.
RESPONSORIO
BREVE
V.
La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R.
La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
V.
Y puso su morada entre nosotros.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Dichoso el seno que te llevó, oh Cristo, y el pecho que te alimentó, oh Señor y
Salvador del mundo. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el seno que te llevó, oh Cristo, y el pecho que te alimentó, oh Señor y
Salvador del mundo. Aleluya.
PRECES
Bendigamos
a Cristo, el «Dios-con-nosotros» a quien María concibió y dio a luz, y
supliquémosle, diciendo:
Hijo
de la Virgen María, escúchanos.
Tú
que diste a María el gozo de la maternidad,
concede
a todos los padres y madres de familia poder alegrarse en sus hijos.
Rey
pacífico, cuyo reino es justicia y paz,
haz
que busquemos siempre lo que lleve a la paz.
Tú
que viniste para hacer del género humano el pueblo de Dios,
haz
que todas las naciones alcancen la concordia mutua y vivan como una sola
familia.
Tú
que al nacer en una familia fortaleciste los vínculos familiares,
haz
que las familias vean crecer su unidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que quisiste nacer en el tiempo,
concede
a los difuntos nacer a tu eternidad.
Con
el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres y que su amor se
extienda por toda la tierra, pidamos al Padre que su reino venga a nosotros:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios, que por la maternidad virginal de María has dado a los hombres los
tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de
quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados:
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo
90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él
te librará de la red del cazador,
de
la peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni
la flecha que vuela de día,
ni
la peste que se desliza en las tinieblas,
ni
la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a
ti no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No
se te acercará la desgracia,
ni
la plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y
le haré ver mi salvación.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y
no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinará por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
Amén.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
se quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.