SAN JUSTINO, mártir. (MEMORIA)
Justino, filósofo y mártir, nació a principios del siglo II en
Flavia Neápolis (Nablus), la antigua Siquem, en Samaria, de familia pagana. Una
vez convertido a la fe, escribió profusamente en defensa de la religión, aunque
sólo se conservan de él dos «Apologías» y el «Diálogo con Trifón». Abrió una
escuela en Roma, en la que sostuvo públicas disputas. Sufrió el martirio, junto
con sus compañeros, en tiempos de Marco Aurelio, hacia el año 165.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Si
antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TESTIGOS DE AMOR
Testigos
de amor
de
Cristo Señor,
mártires
santos.
Rosales
en flor
de
Cristo el olor,
mártires
santos.
Palabras
en luz
de
Cristo Jesús,
mártires
santos.
Corona
inmortal
del
Cristo total,
mártires
santos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor hará justicia a los pobres.
SALMO
9B I - CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
¿Por
qué te quedas lejos, Señor,
y
te escondes en el momento del aprieto?
La
soberbia del impío oprime al infeliz
y
lo enreda en las intrigas que ha tramado.
El
malvado se gloría de su ambición,
el
codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El
malvado dice con insolencia:
«No
hay Dios que me pida cuentas.»
La
intriga vicia siempre su conducta,
aleja
de su mente tus juicios y desafía a sus rivales.
Piensa:
«No vacilaré,
nunca
jamás seré desgraciado.»
Su
boca está llena de maldiciones,
de
engaños y de fraudes;
su
lengua encubre maldad y opresión;
en
el zaguán se sienta al acecho
para
matar a escondidas al inocente.
Sus
ojos espían al pobre;
acecha
en su escondrijo como león en su guarida,
acecha
al desgraciado para robarle,
arrastrándolo
a sus redes;
se
agacha y se encoge
y
con violencia cae sobre el indefenso.
Piensa:
«Dios lo olvida,
se
tapa la cara para no enterarse.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor hará justicia a los pobres.
Ant
2. Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.
Salmo
9B - II
Levántate,
Señor, extiende tu mano,
no
te olvides de los humildes;
¿por
qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando
que no le pedirá cuentas?
Pero
tú ves las penas y los trabajos,
tú
miras y los tomas en tus manos.
A
ti se encomienda el pobre,
tú
socorres al huérfano.
Rómpele
el brazo al malvado,
pídele
cuentas de su maldad, y que desaparezca.
El
Señor reinará eternamente
y
los gentiles desaparecerán de su tierra.
Señor,
tú escuchas los deseos de los humildes,
les
prestas oído y los animas;
tú
defiendes al huérfano y al desvalido:
que
el hombre hecho de tierra
no
vuelva a sembrar su terror.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.
Ant
3. Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete
veces.
Salmo
11 - INVOCACIÓN A LA FIDELIDAD DE DIOS CONTRA LOS ENEMIGOS MENTIROSOS.
Sálvanos,
Señor, que se acaban los buenos,
que
desaparece la lealtad entre los hombres:
no
hacen más que mentir a su prójimo,
hablan
con labios embusteros
y
con doblez de corazón.
Extirpe
el Señor los labios embusteros
y
la lengua orgullosa
de
los que dicen: «la lengua es nuestra fuerza,
nuestros
labios nos defienden,
¿quién
será nuestro amo?»
El
Señor responde: «por la opresión del humilde,
por
el gemido del pobre, yo me levantaré,
y
pondré a salvo al que lo ansía».
Las
palabras del Señor son palabras sinceras,
como
plata limpia de escoria,
refinada
siete veces.
Tú
nos guardarás, Señor,
nos
librarás para siempre de esa gente:
de
los malvados que merodean
para
chupar como sanguijuelas sangre humana.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.
V.
El Señor hace caminar a los humildes con rectitud.
R.
Enseña su camino a los humildes.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta del apóstol Santiago 3, 1-12
MODERACIÓN
EN EL USO DE LA LENGUA
Hermanos,
no pretendáis ser todos maestros; sabed que tendremos un juicio más severo,
porque todos tenemos muchos tropiezos.
Quien
no peca en sus palabras es hombre perfecto, que puede poner freno a toda su
persona. Mirad: a los caballos, les ponemos freno en la boca para que nos
obedezcan, y así gobernamos todo su cuerpo.
Ved
también cómo las naves, con ser tan grandes e impulsadas por tan fuertes
vientos, son gobernadas por un pequeño timón, a voluntad del piloto. Así
también, la lengua es un pequeño miembro y se gloria de grandes hazañas.
Ved
como un poco de fuego incendia grandes bosques. También la lengua es un fuego,
un mundo de iniquidad; colocada entre nuestros miembros, la lengua contamina
todo el cuerpo y, encendida por el infierno, incendia a su vez toda nuestra
vida.
Se
pueden domar, y de hecho han sido domadas por el hombre, toda clase de fieras,
de aves, de reptiles y de animales marinos. Pero ningún hombre puede domar su
lengua: es un mal que trabaja incansable; está llena de veneno mortal. Con ella
bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a
imagen de Dios.
De
la misma boca salen la bendición y la maldición. Hermanos, esto no debe ser
así. ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga? Hermanos,
¿puede acaso la higuera dar aceitunas, o higos la vid? Tampoco un manantial de
agua salada puede dar agua dulce.
RESPONSORIO
St 3, 2b; Pr 10, 19
R.
Quien no peca en sus palabras es hombre perfecto, * que puede poner freno a
toda su persona.
V.
En el mucho hablar no faltará pecado; el que frena sus labios es sensato.
R.
Que puede poner freno a toda su persona.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Actas del martirio de los santos Justino y compañeros
(Cap.
1-5: cf. PG 6, 1566-1571)
HE
ABRAZADO LAS VERDADERAS ENSEÑANZAS DE LOS CRISTIANOS
Aquellos
santos varones, una vez apresados, fueron conducidos al prefecto de Roma, que
se llamaba Rústico. Cuando estuvieron ante el tribunal, el prefecto Rústico
dijo a Justino:
«Antes
que nada, profesa tu fe en los dioses y obedece a los emperadores.»
Justino
respondió:
«No
es motivo de acusación ni de detención el hecho de obedecer a los mandamientos
de nuestro Salvador Jesucristo.»
Rústico
dijo:
«¿Cuáles
son las enseñanzas que profesas?»
Respondió
Justino:
«Yo
me he esforzado en conocer toda clase de enseñanzas, pero he abrazado las
verdaderas enseñanzas de los cristianos, aunque no sean aprobadas por los que
viven en el error.»
El
prefecto Rústico dijo:
«¿Y
tú las apruebas, miserable?»
Respondió
Justino:
«Así
es, ya que las sigo según sus rectos principios.»
Dijo
el prefecto Rústico:
«¿Y
cuáles son estos principios?»
Justino
respondió:
«Que
damos culto al Dios de los cristianos, al que consideramos como el único
creador desde el principio y artífice de toda la creación, de todo lo visible y
lo invisible, y al Señor Jesucristo, de quien anunciaron los profetas que
vendría como mensajero de salvación al género humano y maestro de insignes
discípulos. Y yo, que no soy más que un mero hombre, sé que mis palabras están
muy por debajo de su divinidad infinita, pero admito el valor de las profecías
que atestiguan que éste, al que acabo de referirme, es el Hijo de Dios. Porque
sé que los profetas hablaban por inspiración divina al vaticinar su venida a
los hombres.»
Rústico
dijo:
«Luego,
¿eres cristiano?»
Justino
respondió:
«Así
es, soy cristiano.»
El
prefecto dijo a Justino:
«Escucha,
tú que eres tenido por sabio y crees estar en posesión de la verdad: si eres
flagelado y decapitado ¿estás persuadido de que subirás al cielo?»
Justino
respondió:
«Espero
vivir en la casa del Señor, si sufro tales cosas, pues sé que, a todos los que
hayan vivido rectamente, les está reservado el don de Dios para el fin del
mundo.»
El
prefecto Rústico dijo:
«Tú,
pues, supones que has de subir al cielo, para recibir un cierto premio
merecido.»
Justino
respondió:
«No
lo supongo, lo sé con certeza.»
El
prefecto Rústico dijo:
«Dejemos
esto y vayamos a la cuestión que ahora interesa y urge. Poneos de acuerdo y
sacrificad a los dioses.»
Justino
dijo:
«Nadie
que piense rectamente abandonará la piedad para caer en la impiedad.»
El
prefecto Rústico dijo:
«Si
no hacéis lo que se os manda, seréis atormentados sin piedad.»
Justino
respondió:
«Nuestro
deseo es llegar a la salvación a través de los tormentos sufridos por causa de
nuestro Señor Jesucristo, ya que ello será para nosotros motivo de salvación y
de confianza ante el tribunal de nuestro Señor y Salvador, que será universal y
más temible que éste.»
Los
otros mártires dijeron asimismo:
«Haz
lo que quieras; somos cristianos y no sacrificamos a los ídolos.»
El
prefecto Rústico pronunció la sentencia, diciendo:
«Por
haberse negado a sacrificar a los dioses y a obedecer las órdenes del
emperador, serán flagelados y decapitados en castigo de su delito y a tenor de
lo establecido por la ley.»
Los
santos mártires salieron, glorificando a Dios, hacia el lugar acostumbrado y
allí fueron decapitados, coronando así el testimonio de su fe en el Salvador.
RESPONSORIO
Cf. Hch 20, 20. 21. 24; Rm 1, 16
R.
No he ahorrado medio alguno al insistiros a creer en nuestro Señor Jesús; * a
mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir
el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la
gracia de Dios. Aleluya.
V.
No me avergüenzo del Evangelio; es, en verdad, poder de Dios para salvación de
todo el que crea, primero de los judíos y luego de los gentiles.
R.
A mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y
cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es
la gracia de Dios. Aleluya.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la
incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste
mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre
firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA.
Palabra
del Señor ya rubricada
es
la vida del mártir, ofrecida
como
prueba fiel de que la espada
no
puede ya truncar la fe vivida.
Fuente
de fe y de luz es su memoria,
coraje
para el justo en la batalla
del
bien, de la verdad, siempre victoria
que,
en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Martirio
es el dolor de cada día,
si
en Cristo y con amor es aceptado,
fuego
lento de amor que en la alegría
de
servir al Señor es consumado.
Concédenos,
oh Padre, sin medida,
y
tú, Señor Jesús crucificado,
el
fuego del Espíritu de vida
para
vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Salmo
23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena,
el
orbe y todos sus habitantes:
El
la fundó sobre los mares,
El
la afianzó sobre los ríos.
¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién
puede estar en el recinto sacro?
El
hombre de manos inocentes
y
puro corazón,
que
no confía en los ídolos
ni
jura contra el prójimo en falso.
Ese
recibirá la bendición del Señor,
le
hará justicia el Dios de salvación.
Este
es el grupo que busca al Señor,
que
viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, héroe valeroso;
el
Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él
es el Rey de la gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Ant
2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico:
ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10
Bendito
sea Dios, que vive eternamente,
y
cuyo reino dura por los siglos:
él
azota y se compadece,
hunde
hasta el abismo y saca de él,
y
no hay quien escape de su mano.
Dadle
gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque
él nos dispersó entre ellos.
Proclamad
allí su grandeza,
ensalzadlo
ante todos los vivientes:
que
él es nuestro Dios y Señor,
nuestro
Padre por todos los siglos.
Él
nos azota por nuestros delitos,
pero
se compadecerá de nuevo,
y
os congregará de entre todas las naciones
por
donde estáis dispersados.
Si
volvéis a él de todo corazón
y
con toda el alma,
siendo
sinceros con él,
él
volverá a vosotros
y
no os ocultará su rostro.
Veréis
lo que hará con vosotros,
le
daréis gracias a boca llena,
bendeciréis
al Señor de la justicia
y
ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo
le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio
su grandeza y su poder
a
un pueblo pecador.
Convertíos,
pecadores,
obrad
rectamente en su presencia:
quizá
os mostrará benevolencia
y
tendrá compasión.
Ensalzaré
a mi Dios, al rey del cielo,
y
me alegraré de su grandeza.
Anuncien
todos los pueblos sus maravillas
y
alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Ant
3. El Señor merece la alabanza de los buenos.
Salmo
32 - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad,
justos, al Señor,
que
merece la alabanza de los buenos.
Dad
gracias al Señor con la cítara,
tocad
en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle
un cántico nuevo,
acompañando
vuestra música con aclamaciones:
que
la palabra del Señor es sincera,
y
todas sus acciones son leales,
él
ama la justicia y el derecho,
y
su misericordia llena la tierra.
La
palabra del Señor hizo el cielo;
el
aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra
en un odre las aguas marinas,
mete
en un depósito el océano.
Tema
al Señor la tierra entera,
tiemblen
ante él los habitantes del orbe:
porque
él lo dijo, y existió;
él
lo mandó, y surgió.
El
Señor deshace los planes de las naciones,
frustra
los proyectos de los pueblos;
pero
el plan del Señor subsiste por siempre,
los
proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa
la nación cuyo Dios es el Señor,
el
pueblo que él se escogió como heredad.
El
Señor mira desde el cielo,
se
fija en todos los hombres;
desde
su morada observa
a
todos los habitantes de la tierra:
él
modeló cada corazón,
y
comprende todas sus acciones.
No
vence el rey por su gran ejército,
no
escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada
valen sus caballos para la victoria,
ni
por su gran ejército se salva.
Los
ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en
los que esperan en su misericordia,
para
librar sus vidas de la muerte
y
reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros
esperamos en el Señor:
él
es nuestro auxilio y escudo,
con
él se alegra nuestro corazón,
en
su santo nombre confiamos.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor merece la alabanza de los buenos.
LECTURA
BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de
todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros
consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que
nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de
Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
El Señor es mi fuerza y mi energía.
R.
El Señor es mi fuerza y mi energía.
V.
Él es mi salvación.
R.
Y mi energía.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Señor es mi fuerza y mi energía.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Al ofrecer nuestro sacrificio, alabamos al Creador de todo, por medio de su
Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Aleluya.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al ofrecer nuestro sacrificio, alabamos al Creador de todo, por medio de su
Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Aleluya.
PRECES
Celebremos,
amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos
mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:
Nos
has comprado, Señor, con tu sangre.
Por
la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como
testimonio de la fe,
concédenos,
Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por
la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su
sangre,
concédenos,
Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por
la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos,
Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por
la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del
Cordero,
concédenos,
Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la
incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste
mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre
firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Jr 17, 7-8
Bendito
quien confía en el Señor, y pone en el Señor su confianza: será un árbol
plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el
estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no
deja de dar fruto.
V.
El Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable.
R.
Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu Paráclito a
los apóstoles, derrama también sobre nosotros ese Espíritu de amor para que
demos siempre fiel testimonio ante los hombres de aquel amor que es el
distintivo de los discípulos de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Pr 3, 13-15
Dichoso
el que encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia: adquirirla vale más
que la plata y su renta más que el oro, es más valiosa que las perlas ni se le
comparan las joyas.
V.
Te gusta un corazón sincero.
R.
En mi interior me inculcas sabiduría.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu
gracia para que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a
tu designio de amor y salvación universal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh
Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu
gran amor, tu gran misericordia,
y
tu fuerza nos das para seguirte
por
el mismo camino hacia la gloria.
Que
fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra
parte en tu obra salvadora,
y,
al llegar a la tarde de la vida,
en
gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias,
Padre, a ti porque nos llamas,
a
Jesús, que en su sangre nos redime,
y
al Espíritu Santo, luz y guía
de
este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Dichoso el que anda por los senderos del Señor.
Salmo
118, 1-8 HIMNO A LA REVELACIÓN DE LA LEY
Dichoso
el que, con vida intachable,
camina
en la voluntad del Señor;
dichoso
el que, guardando sus preceptos,
lo
busca de todo corazón;
el
que, sin cometer iniquidad,
anda
por sus senderos.
Tú
promulgas tus decretos
para
que se observen exactamente.
Ojalá
esté firme mi camino,
para
cumplir tus consignas;
entonces
no sentiré vergüenza
al
mirar tus mandatos.
Te
alabaré con sincero corazón
cuando
aprenda tus justos mandamientos.
Quiero
guardar tus leyes exactamente,
tú
no me abandones.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que anda por los senderos del Señor.
Ant
2. Se alegra mi corazón con tu auxilio.
Salmo
12 - SUPLICA DEL JUSTO EN SUS DIFICULTADES COTIDIANAS
¿Hasta
cuando, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta
cuando me esconderás tu rostro?
¿Hasta
cuando he de estar preocupado,
con
el corazón apenado todo el día?
¿Hasta
cuando va a triunfar mi enemigo?
Atiende
y respóndeme, Señor, Dios mío;
da
luz a mis ojos
para
que no me duerma en la muerte,
para
que no diga mi enemigo: «lo he vencido»,
ni
se alegre mi adversario de mi fracaso.
Porque
yo confío en tu misericordia:
alegra
mi corazón con tu auxilio,
y
cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se alegra mi corazón con tu auxilio.
Ant
3. Dios lo incluyó todo bajo el dominio del pecado para poder compadecerse de
todos.
Salmo
13 - CORRUPCIÓN Y NECEDAD DEL IMPÍO.
Dice
el necio para sí:
«No
hay Dios.»
Se
han corrompido cometiendo abominaciones,
no
hay quien obre bien.
El
Señor observa desde el cielo
a
los hijos de Adán,
para
ver si hay alguno sensato
que
busque a Dios.
Todos
se extravían
igualmente
obstinados,
no
hay uno que obre bien,
ni
uno solo.
Pero
¿no aprenderán los malhechores
que
devoran a mi pueblo como pan
y
no invocan al Señor?
Pues
temblarán de espanto,
porque
Dios está con los justos.
Podéis
burlaros de los planes del desvalido,
pero
el Señor es su refugio.
¡Ojalá
venga desde Sión
la
salvación de Israel!
Cuando
el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se
alegrará Jacob y gozará Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios lo incluyó todo bajo el dominio del pecado para poder compadecerse de
todos.
LECTURA
BREVE Jb 5, 17-18
Dichoso
el hombre a quien corrige Dios: no rechaces el escarmiento del Todopoderoso,
porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano.
V.
Trata con misericordia a tu siervo.
R.
Enséñame tus leyes.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que enviaste un ángel al centurión Cornelio para que le revelara el
camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la
salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos,
incorporados a la Iglesia de tu Hijo, podamos llegar a ti. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, QUE ERES EL PREMIO
Oh
Dios, que eres el premio, la corona
y
la suerte de todos tus soldados,
líbranos
de los lazos de las culpas
por
este mártir a quien hoy cantamos.
El
conoció la hiel que está escondida
en
la miel de los goces de este suelo,
y,
por no haber cedido a sus encantos,
está
gozando los del cielo eterno.
Él
afrontó con ánimo seguro
lo
que sufrió con varonil coraje,
y
consiguió los celestiales dones
al
derramar por ti su noble sangre.
Oh
piadosísimo Señor de todo,
te
suplicamos con humilde ruego
que,
en el día del triunfo de este mártir,
perdones
los pecados de tus siervos.
Gloria
eterna al divino Jesucristo,
que
nació de una Virgen impecable,
y
gloria eterna al Santo Paracleto,
y
gloria eterna al sempiterno Padre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor da la victoria a su Ungido.
Salmo
19 - ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.
Que
te escuche el Señor el día del peligro,
que
te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que
te envíe auxilio desde el santuario,
que
te apoye desde el monte Sión;
que
se acuerde de todas tus ofrendas,
que
le agraden tus sacrificios;
que
cumpla el deseo de tu corazón,
que
dé éxito a todos tus planes.
Que
podamos celebrar tu victoria
y
en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que
el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora
reconozco que el Señor
da
la victoria a su Ungido,
que
lo ha escuchado desde su santo cielo,
con
los prodigios de su mano victoriosa.
Unos
confían en sus carros,
otros
en su caballería;
nosotros
invocamos el nombre
del
Señor, Dios nuestro.
Ellos
cayeron derribados,
nosotros
nos mantenemos en pie.
Señor,
da la victoria al rey
y
escúchanos cuando te invocamos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor da la victoria a su Ungido.
Ant
2. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Salmo
20, 2-8. 14 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.
Señor,
el rey se alegra por tu fuerza,
¡y
cuánto goza con tu victoria!
Le
has concedido el deseo de su corazón,
no
le has negado lo que pedían sus labios.
Te
adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y
has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te
pidió vida, y se la has concedido,
años
que se prolongan sin término.
Tu
victoria ha engrandecido su fama,
lo
has vestido de honor y majestad.
Le
concedes bendiciones incesantes,
lo
colmas de gozo en tu presencia;
porque
el rey confía en el Señor,
y
con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate,
Señor, con tu fuerza,
y
al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Ant
3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico:
HIMNO A DIOS CREADOR Ap. 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres
digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el
honor y el poder,
porque
tú has creado el universo;
porque
por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque
fuiste degollado
y
por tu sangre compraste para Dios
hombres
de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y
has hecho de ellos para nuestro Dios
un
reino de sacerdotes
y
reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la
fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA
BREVE 1Pe 4, 13-14
Queridos
hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que,
cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre
de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de
Dios, reposa sobre vosotros.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
R.
Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
V.
Nos refinaste como refinan la plata.
R.
Pero nos has dado respiro.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Un fuego ardiente se apoderó de mi espíritu y el intenso amor de los profetas y
de aquellos hombres que son amigos de Cristo invadió mi alma. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Un fuego ardiente se apoderó de mi espíritu y el intenso amor de los profetas y
de aquellos hombres que son amigos de Cristo invadió mi alma. Aleluya.
PRECES
En
esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos, presentó al Padre su
propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los mártires,
diciendo:
Te
glorificamos, Señor.
Te
damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque nos
amaste hasta el extremo.
Te
damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos y
les das parte en los premios de tu reino.
Te
damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el perdón
de los pecados, la sangre de la alianza nueva y eterna.
Te
damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe
durante el día que ahora termina.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Te
damos gracias, Señor, porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu
muerte.
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la
incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos por la intercesión de éste
mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre
firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
SE INCLINA YA MI FRENTE
Se
inclina ya mi frente,
sellado
está el trabajo;
Señor,
tu pecho sea
la
gracia del descanso.
Mis
ojos se retiran,
la
voz deja su canto,
pero
el amor enciende
su
lámpara velando.
Lucero
que te fuiste,
con
gran amor amado,
en
tu gloria dormimos
y
en sueños te adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo
142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor,
escucha mi oración;
tú
que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú
que eres justo, escúchame.
No
llames a juicio a tu siervo,
pues
ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El
enemigo me persigue a muerte,
empuja
mi vida al sepulcro,
me
confina a las tinieblas
como
a los muertos ya olvidados.
mi
aliento desfallece,
mi
corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo
los tiempos antiguos,
medito
todas tus acciones,
considero
las obras de tus manos
y
extiendo mis brazos hacia ti:
tengo
sed de ti como tierra reseca.
Escúchame
en seguida, Señor,
que
me falta el aliento.
No
me escondas tu rostro,
igual
que a los que bajan a la fosa.
En
la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya
que confío en ti;
indícame
el camino que he de seguir,
pues
levanto mi alma a ti.
Líbrame
del enemigo, Señor,
que
me refugio en ti.
Enséñame
a cumplir tu voluntad,
ya
que tú eres mi Dios.
Tu
espíritu, que es bueno,
me
guíe por tierra llana.
Por
tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por
tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA
BREVE 1Pe 5,8-9
Sed
sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Ilumina,
Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos
levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del
nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.