martes, 21 de diciembre de 2021

22 DE DICIEMBRE MIÉRCOLES IV DE ADVIENTO

 



Del Propio del día - Salterio IV

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ALEGRÍA DE NIEVE

 

Alegría de nieve

por los caminos.

Todo espera la gracia

del Bien Nacido.

 

Miserables los hombres,

dura la tierra.

Cuanta más nieve cae,

más cielo cerca.

 

La tierra tan dormida

ya se despierta.

Y hasta el hombre más muerto

se despereza.

 

Ya los montes se allanan

y las colinas,

y el corazón del hombre

vuelve a la vida.

 

Gloria al Padre y al Hijo,

gloria al Espíritu,

que han mirado a la tierra

compadecidos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

 

Salmo 102 I - HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS

 

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios.

 

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura;

él sacia de bienes tus anhelos,

y como un águila se renueva tu juventud.

 

El Señor hace justicia

y defiende a todos los oprimidos;

enseñó sus caminos a Moisés

y sus hazañas a los hijos de Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

 

Ant 2. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

 

Salmo 102 II

 

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no está siempre acusando

ni guarda rencor perpetuo;

no nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas.

 

Como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre sus fieles;

como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos.

 

Como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles;

porque él sabe de qué estamos hechos,

se acuerda de que somos barro.

 

Los días del hombre duran lo que la hierba,

florecen como flor del campo,

que el viento la roza, y ya no existe,

su terreno no volverá a verla.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

 

Ant 3. Bendecid al Señor, todas sus obras.

 

Salmo 102 III

 

Pero la misericordia del Señor dura siempre,

su justicia pasa de hijos a nietos:

para los que guardan la alianza

y recitan y cumplen sus mandatos.

 

El Señor puso en el cielo su trono,

su soberanía gobierna el universo.

Bendecid al Señor, ángeles suyos,

poderosos ejecutores de sus órdenes,

prontos a la voz de su palabra.

 

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,

servidores que cumplís sus deseos.

Bendecid al Señor, todas sus obras,

en todo lugar de su imperio.

 

Bendice, alma mía, al Señor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendecid al Señor, todas sus obras.

 

V. Derrama, Señor, tu misericordia sobre nosotros.

R. Danos tu salvación, según tu promesa.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Isaías 49, 14 -- 50, 1

 

RESTAURACIÓN DE SIÓN

 

Dice Sión:

 

«El Señor me ha abandonado, el Señor me ha olvidado.»

 

«¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

 

Mira, en mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante mí; ya se aprestan los que van a reconstruirte, y se van los que te demolían y asolaban.

 

Levanta los ojos en torno y mira: todos se reúnen para venir a ti; por mi vida -oráculo del Señor-, a todos los llevarás como vestido precioso, serán tu cinturón de novia. Porque tus ruinas, tus escombros, tu país desolado resultarán estrechos para tus habitantes, mientras se alejarán los que te devoraban. Los hijos que dabas por perdidos te dirán otra vez: "Mi lugar es estrecho, hazme sitio para habitar." Y tú dirás en tu corazón: "¿Quién me ha engendrado a éstos? Pues yo había quedado sin hijos y estéril ¿Quién me los ha criado? Yo había quedado sola, éstos ¿de dónde han venido?"»

 

Así dice el Señor:

 

«Mira, con la mano hago seña a las naciones, alzo mi estandarte para los pueblos: traerán a tus hijos en brazos, a tus hijas las traerán en hombros. Sus reyes serán tus ayos, y sus princesas tus nodrizas; se postrarán ante ti, rostro en tierra, y besarán el polvo de tus pies. Sabrás entonces que yo soy el Señor, que no defraudo a los que esperan en mí.»

 

Así dice el Señor:

 

«¿Se le puede quitar la presa a un valiente? ¿Se le escapa a un guerrero su cautivo? Sí -dice el Señor-, se le arrebatará su presa al valiente, se le escapará al guerrero su cautivo; yo mismo defenderé tu causa, yo mismo salvaré a tus hijos.

 

Haré a tus opresores comerse su propia carne, se embriagarán de su sangre como de vino; y sabrá todo el mundo que yo soy el Señor, tu Salvador, y que tu redentor es el Héroe de Jacob.»

 

Así dice el Señor:

 

«¿Dónde está la carta de divorcio de vuestra madre, a quien repudié?, o ¿a cuál de mis acreedores os vendí? Mirad: si fuisteis vendidos, fue por vuestras culpas; si vuestra madre fue repudiada, fue por vuestros crímenes.»

 

RESPONSORIO    Is 49, 15; cf. Sal 26, 10

 

R. ¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? * Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

V. Si mi padre y mi madre me abandonan, tú, Señor, me recogerás.

R. Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Del Comentario de san Beda el Venerable, presbítero, sobre el evangelio de san Lucas

(Libro 1, 46-55: CCL 120, 37-39)

 

MAGNIFICAT

 

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.»

 

«El Señor -dice- me ha engrandecido con un don tan magnífico e inaudito que no se puede explicar con palabras humanas, y el mismo corazón con todo su amor apenas puede llegar a comprenderlo. Por lo tanto, me entrego con todas mis fuerzas a la alabanza y a la acción de gracias, contemplando la grandeza de aquel que es eterno, y gustosamente le consagro mi vida, sentimientos y pensamientos, porque mi espíritu se alegra en la divinidad eterna de Jesús, es decir, del Salvador, que se ha revestido de mi carne y reposa en mi seno.»

 

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

 

Estas palabras se relacionan con el comienzo del cántico, donde se dice: Proclama mi alma la grandeza del Señor. Sin duda que sólo aquel en quien el Poderoso hace obras grandes sabrá proclamar dignamente la grandeza del Señor y podrá exhortar a los que, como él, se sienten enriquecidos por Dios, diciendo: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.

 

Pues el que no proclama la grandeza del Señor, sabiendo que es infinita, y no bendice su nombre será el último en el reino de los cielos. Se dice que su nombre es santo porque, por su inmenso poder, trasciende toda creatura y está infinitamente por encima de todas las cosas creadas.

 

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia. Con toda propiedad el cántico llama siervo o niño del Señor a Israel, pues, para salvarlo, Dios lo acogió como se acoge a un niño obediente y humilde, según aquello que dice Oseas: Cuando Israel era un niño yo lo amé.

 

Porque quien no quiere humillarse no puede tampoco ser salvado ni decir con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, pues, el que se haga pequeño tal como este niño será el más grande en el reino de los cielos.

 

Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Al hablar aquí de la descendencia de Abraham no se refiere a la descendencia según la carne, sino según el espíritu, es decir, no sólo habla de aquellos que han sido engendrados según la carne, sino también de todos aquellos que han seguido los pasos de Abraham por medio de la circuncisión de la fe. Porque Abraham creyó cuando estaba en la circuncisión y, ya entonces, su fe le fue tenida en cuenta para la justificación.

 

Por lo tanto la venida del Salvador fue prometida a Abraham y a su descendencia por siempre, es decir, a los hijos de la promesa, de quienes se dice: Si sois de Cristo sois por lo mismo descendencia de Abraham, herederos según la promesa.

 

Con razón la madre del Señor y la madre de Juan se adelantaron con sus respectivas profecías al nacimiento de sus hijos; con ello, de la misma forma que el pecado comenzó por la mujer, también por la mujer se inicia la salvación, y la vida, que fue perdida por el engaño que sedujo a una sola mujer, es ahora devuelta al mundo por la profecía de dos mujeres que compiten en su empeño por anunciar la salvación.

 

RESPONSORIO    Lc 1, 48-50

 

R. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, * porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

V. y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

R. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: LA PENA QUE LA TIERRA SOPORTABA

 

La pena que la tierra soportaba,

a causa del pecado, se ha trocado

en canto que brota jubiloso

en labios de María pronunciado.

 

El sí de las promesas ha llegado,

la alianza se cumple, poderosa,

el Verbo eterno de los cielos

con nuestra débil carne se desposa.

 

Misterio que sólo la fe alcanza,

María es nuevo templo de la gloria,

rocío matinal, nube que pasa,

luz nueva en presencia misteriosa.

 

A Dios sea la gloria eternamente,

al Hijo suyo amado Jesucristo,

que quiso nacer para nosotros

y darnos su Espíritu divino. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.

 

Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.

 

Dios mío, mi corazón está firme,

para tí cantaré y tocaré, gloria mía.

Despertad, cítara y arpa,

despertaré a la aurora.

 

Te daré gracias ante los pueblos, Señor,

tocaré para ti ante las naciones:

por tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

 

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria;

para que se salven tus predilectos,

que tu mano salvadora nos responda.

 

Dios habló en su santuario:

«Triunfante ocuparé Siquén,

parcelaré el valle de Sucot;

 

mío es Galaad, mío Manasés,

Efraín es yelmo de mi cabeza,

Judá es mi cetro;

 

Moab, una jofaina para lavarme,

sobre Edom echo mi sandalia,

sobre Filistea canto victoria.»

 

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,

quién me conducirá a Edom,

si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas?

 

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil;

con Dios haremos proezas,

El pisoteará a nuestros enemigos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.

 

Ant 2. Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca, como una aurora, su Justo.

 

Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5

 

Desbordo de gozo con el Señor,

y me alegro con mi Dios:

porque me ha vestido un traje de gala

y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como a un novio que se pone la corona,

o a una novia que se adorna con sus joyas.

 

Como el suelo echa sus brotes,

como un jardín hace brotar sus semillas,

así el Señor hará brotar la justicia

y los himnos, ante todos los pueblos.

 

Por amor de Sión no callaré,

por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que despunte la aurora de su justicia

y su salvación llamee como antorcha.

 

Los pueblos verán tu justicia,

y los reyes, tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo

pronunciado por la boca del Señor.

 

Serás corona fúlgida en la mano del Señor

y diadema real en la palma de tu Dios.

 

Ya no te llamarán «Abandonada»;

ni a tu tierra, «Devastada»;

a ti te llamarán «Mi favorita»,

y a tu tierra, «Desposada»,

porque el Señor te prefiere a ti,

y tu tierra tendrá marido.

 

Como un joven se casa con su novia,

así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa,

la encontrará tu Dios contigo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca, como una aurora, su Justo.

 

Ant 3. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

 

Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.

 

Alaba, alma mía, al Señor:

alabaré al Señor mientras viva,

tañeré para mi Dios mientras exista.

 

No confiéis en los príncipes,

seres de polvo que no pueden salvar;

exhalan el espíritu y vuelven al polvo,

ese día perecen sus planes.

 

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él;

 

que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.

 

El Señor liberta a los cautivos,

el Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

 

El Señor guarda a los peregrinos;

sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

 

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

 

LECTURA BREVE   Is 45, 8

 

Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

V. Su gloria aparecerá sobre ti.

R. Amanecerá el Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis oídos, la criatura ha dado saltos de contento en mi seno. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis oídos, la criatura ha dado saltos de contento en mi seno. Aleluya.

 

PRECES

 

Imploremos, hermanos, a Dios Padre, que ha enviado a su Hijo para salvar al mundo, y digámosle suplicantes:

 

Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

Padre lleno de amor, no permitas que nuestra vida y nuestras obras rechacen a Cristo, tu enviado,

pues nuestra lengua lo proclama con fe plena.

 

Tú que enviaste a tu Hijo para salvación de los hombres,

aleja de nuestra nación y del mundo entero toda desgracia y todo dolor.

 

Que la tierra entera se alegre por la venida de tu Hijo,

experimentando cada día más la felicidad que en ti se encierra.

 

Concédenos, por tu misericordia, llevar ya desde ahora una vida sobria y religiosa,

mientras aguardamos la dichosa esperanza, la aparición gloriosa de Jesucristo.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Con el gozo que nos da el saber que Cristo viene para hacernos hijos de Dios, digamos al Padre:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

LECTURA BREVE   Jr 29, 11. 13

 

Sé muy bien lo que pienso hacer con vosotros: designios de paz y no de aflicción, daros un porvenir y una esperanza. Me buscaréis y me encontraréis si me buscáis de todo corazón.

 

V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.

R. Los reyes del mundo tu gloria.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, estando ya próximo el aniversario del nacimiento de tu Hijo en carne mortal, te pedimos nos hagas sentir la abundancia de su amor, que lo hizo encarnarse en el seno de la Virgen María y habitar entre nosotros. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN

 

Te invoco de todo corazón;

respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;

a ti grito: sálvame,

y cumpliré tus decretos;

me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,

esperando tus palabras.

 

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,

meditando tu promesa;

escucha mi voz por tu misericordia,

con tus mandamientos dame vida;

ya se acercan mis inicuos perseguidores,

están lejos de tu voluntad.

 

Tú, Señor, estás cerca,

y todos tus mandatos son estables;

hace tiempo comprendí que tus preceptos

los fundaste para siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 93 I - INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES

 

Dios de la venganza, Señor,

Dios de la venganza, resplandece.

Levántate, juzga la tierra,

paga su merecido a los soberbios.

 

¿Hasta cuándo, Señor, los culpables,

hasta cuándo triunfarán los culpables?

Sueltan la lengua profiriendo insolencias,

se jactan los malhechores;

 

trituran, Señor, a tu pueblo,

oprimen a tu heredad;

asesinan a viudas y forasteros

degüellan a los huérfanos,

y comentan: «Dios no lo ve,

el Dios de Jacob no se entera.»

 

Enteraos los más necios del pueblo,

ignorantes, ¿cuándo discurriréis?

El que plantó el oído, ¿no va a oír?;

el que formó el ojo, ¿no va a ver?;

 

el que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;

el que instruye al hombre, ¿no va a saber?

Sabe el Señor que los pensamientos del hombre

son insustanciales.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 93 II

 

Dichoso el hombre a quien tú educas,

al que enseñas tu ley,

dándole descanso tras los años duros,

mientras al malvado le cavan la fosa.

 

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,

ni abandona su heredad:

el justo obtendrá su derecho,

y un porvenir los rectos de corazón.

 

¿Quién se pone a mi favor contra los perversos,

quién se coloca a mi lado frente a los malhechores?

Si el Señor no me hubiera auxiliado,

ya estaría yo habitando en el silencio.

 

Cuando me parece que voy a tropezar,

tu misericordia Señor, me sostiene;

cuando se multiplican mis preocupaciones,

tus consuelos son mi delicia.

 

¿Podrá aliarse contigo un tribunal inicuo

que dicta injusticias en nombre de la ley?

 

Aunque atenten contra la vida del justo

y condenen a muerte al inocente,

el Señor será mi alcázar,

Dios será mi roca de refugio.

 

Él les pagará su iniquidad,

los destruirá por sus maldades,

los destruirá el Señor nuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

LECTURA BREVE   Jr 30, 18

 

Esto dice el Señor: «Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas.»

 

V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.

R. Visítanos con tu salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, estando ya próximo el aniversario del nacimiento de tu Hijo en carne mortal, te pedimos nos hagas sentir la abundancia de su amor, que lo hizo encarnarse en el seno de la Virgen María y habitar entre nosotros. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

LECTURA BREVE   Ba 3, 5-6a

 

No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres, sino acuérdate de tu mano y de tu nombre en esta hora. Pues eres el Señor, Dios nuestro.

 

V. Ven, Señor, y no tardes.

R. Perdona los pecados de tu pueblo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, estando ya próximo el aniversario del nacimiento de tu Hijo en carne mortal, te pedimos nos hagas sentir la abundancia de su amor, que lo hizo encarnarse en el seno de la Virgen María y habitar entre nosotros. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESCUCHA, CASA DE DAVID

 

Escucha, casa de David:

La Virgen pura se halla encinta;

Dios la acaricia y la fecunda

y la hace Madre de la vida.

 

La Virgen grávida nos lleva

en el secreto de su dicha;

la Virgen fiel nos abre ruta

por su obediencia de discípula.

 

Espera en calma la agraciada,

con ella el mundo se arrodilla;

levanta el pobre la mirada,

con ella pide la venida.

 

Nacido en tiempos sin aurora,

el Hijo espera con María.

¡Oh Dios de amor, nuestra esperanza,

cambia tu espera en parusía!

 

¡A ti, Jesús, Hijo esperado,

aparecido en nuestros días,

con santo júbilo cantamos!

¡Ven en tu reino, ven de prisa! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.

 

Salmo 138, 1-18. 23-24 - I TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.

 

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto,

de lejos penetras mis pensamientos;

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

 

No ha llegado la palabra a mi lengua,

y ya, Señor, te la sabes toda.

Me envuelves por doquier,

me cubres con tu mano.

Tanto saber me sobrepasa,

es sublime, y no lo abarco.

 

¿Adónde iré lejos de tu aliento,

adónde escaparé de tu mirada?

Si escalo el cielo, allí estás tú;

si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

 

si vuelo hasta el margen de la aurora,

si emigro hasta el confín del mar,

allí me alcanzará tu izquierda,

tu diestra llegará hasta mí.

 

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,

que la luz se haga noche en torno a mí»,

ni la tiniebla es oscura para ti,

la noche es clara como el día.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.

 

Ant 2. Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca, como una aurora, su Justo.

 

Salmo 138 II

 

Tú has creado mis entrañas,

me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias,

porque me has formado portentosamente,

porque son admirables tus obras;

conocías hasta el fondo de mi alma,

no desconocías mis huesos.

 

Cuando, en lo oculto, me iba formando,

y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

tus ojos veían mis acciones,

se escribían todas en tu libro,

calculados estaban mis días

antes que llegase el primero.

 

¡Qué incomparables encuentro tus designios,

Dios mío, qué inmenso es su conjunto!

Si me pongo a contarlos, son más que arena;

si los doy por terminados, aún me quedas tú.

 

Señor, sondéame y conoce mi corazón,

ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

mira si mi camino se desvía,

guíame por el camino eterno.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca, como una aurora, su Justo.

 

Ant 3. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

 

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

 

Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.

 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

 

Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.

 

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.

 

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

 

LECTURA BREVE   St 5, 7-8. 9b

 

Aguardad con paciencia, hermanos, hasta la manifestación del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra. Lo va aguardando pacientemente, hasta que la tierra reciba las lluvias tempranas y las tardías. Aguardad también vosotros con toda paciencia, fortaleced vuestros corazones, porque la manifestación del Señor está ya cerca. Mirad que el juez está a las puertas.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

V. Que brille tu rostro y nos salve.

R. Señor Dios de los ejércitos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

 

PRECES

 

Oremos, hermanos, a Cristo el Señor, que por nosotros se anonadó a sí mismo, y digámosle confiados:

 

Ven, Señor Jesús.

 

Señor Jesús, que con tu encarnación has salvado al mundo,

purifica nuestras almas y nuestros cuerpos de todo pecado.

 

No permitas que aquellos a quienes llamas hermanos por tu encarnación

se alejen de ti por el pecado.

 

No permitas que aquellos a quienes has salvado con tu venida

merezcan ser castigados en el día de tu juicio.

 

Cristo Jesús, que nunca alejas de nosotros tu bondad y tu amor,

haz que alcancemos la corona inmarcesible de gloria.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Te encomendamos, Señor, a nuestros hermanos que han sido separados temporalmente de su cuerpo;

haz que, muertos para el mundo, vivan eternamente para ti.

 

Movidos por la fe, invoquemos a Dios Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

 

Salmo 30, 2-6 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.

 

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

tú, que eres justo, ponme a salvo,

inclina tu oído hacia mí;

 

ven aprisa a librarme,

sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

 

por tu nombre dirígeme y guíame:

sácame de la red que me han tendido,

porque tú eres mi amparo.

 

En tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

 

Ant 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

 

Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora.

 

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora;

porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel

de todos sus delitos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

 

LECTURA BREVE   Ef 4, 26-27

 

No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra,

Dios te salve.

 

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,

a ti suspiramos , gimiendo y llorando

en este valle de lágrimas.

 

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,

y después de este destierro muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

 

¡Oh clemente, oh piadosa,

oh dulce Virgen María!

 

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