miércoles, 4 de agosto de 2021

5 DE AGOSTO JUEVES XVIII DEL T. ORDINARIO

 



De la Feria. Salterio II

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?

 

Señor, ¿a quién iremos,

si tú eres la Palabra?

A la voz de tu aliento

se estremeció la nada;

la hermosura brilló

y amaneció la gracia.

 

Señor, ¿a quién iremos,

si tu voz no nos habla?

 

Nos hablas en las voces

de tu voz semejanza:

en los goces pequeños

y en las angustias largas.

 

Señor, ¿a quién iremos,

si tú eres la Palabra?

 

En los silencios íntimos

donde se siente el alma,

tu clara voz creadora

despierta la nostalgia.

 

¿A quién iremos, Verbo,

entre tantas palabras?

 

Al golpe de la vida,

perdemos la esperanza;

hemos roto el camino

y el roce de tu planta.

 

¿A dónde iremos, dinos,

Señor, si no nos hablas?

 

¡Verbo del Padre, Verbo

de todas las mañanas,

de las tardes serenas,

de las noches cansadas!

 

¿A dónde iremos, Verbo,

si tú eres la Palabra? Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.

 

Salmo 43 I ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS

 

¡Oh Dios!, nuestros oídos lo oyeron,

nuestros padres nos lo han contado:

la obra que realizaste en sus días,

en los años remotos.

 

Tú mismo, con tu mano, desposeíste a los gentiles,

y los plantaste a ellos;

trituraste a las naciones,

y los hiciste crecer a ellos.

 

Porque no fue su espada la que ocupó la tierra,

ni su brazo el que les dio la victoria;

sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro,

porque tú los amabas.

 

Mi rey y mi Dios eres tú,

que das la victoria a Jacob:

con tu auxilio embestimos al enemigo,

en tu nombre pisoteamos al agresor.

 

Pues yo no confío en mi arco,

ni mi espada me da la victoria;

tú nos das la victoria sobre el enemigo

y derrotas a nuestros adversarios.

 

Dios ha sido siempre nuestro orgullo,

y siempre damos gracias a tu nombre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.

 

Ant 2. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.

 

Salmo 43 II

 

Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas,

y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:

nos haces retroceder ante el enemigo,

y nuestro adversario nos saquea.

 

Nos entregas como ovejas a la matanza

y nos has dispersado por las naciones;

vendes a tu pueblo por nada,

no lo tasas muy alto.

 

Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,

irrisión y burla de los que nos rodean;

nos has hecho el refrán de los gentiles,

nos hacen muecas las naciones.

 

Tengo siempre delante mi deshonra,

y la vergüenza me cubre la cara

al oír insultos e injurias,

al ver a mi rival y a mi enemigo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.

 

Ant 3. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.

 

Salmo 43 III

 

Todo esto nos viene encima,

sin haberte olvidado

ni haber violado tu alianza,

sin que se volviera atrás nuestro corazón

ni se desviaran de tu camino nuestros pasos;

y tú nos arrojaste a un lugar de chacales

y nos cubriste de tinieblas.

 

Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios

y extendido las manos a un dios extraño,

el Señor lo habría averiguado,

pues él penetra los secretos del corazón.

 

Por tu causa nos degüellan cada día,

nos tratan como a ovejas de matanza.

Despierta, Señor, ¿por qué duermes?

Levántate, no nos rechaces más.

¿Por qué nos escondes tu rostro

y olvidas nuestra desgracia y opresión?

 

Nuestro aliento se hunde en el polvo,

nuestro vientre está pegado al suelo.

Levántate a socorrernos,

redímenos por tu misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.

 

V. Señor, ¿a quién vamos a ir?

R. Tú tienes palabras de vida eterna.

 

PRIMERA LECTURA

Del segundo libro de los Reyes 2, 1-15

 

ASUNCIÓN DE ELIAS

 

Esto pasó cuando el Señor arrebató a Elías en el torbellino al cielo. Elías y Eliseo partieron de Guilgal. Dijo Elías a Eliseo:

 

«Quédate aquí, porque el Señor me envía a Betel.»

 

Eliseo dijo:

 

«Vive el Señor y vive tu alma que no te dejaré.»

 

Y bajaron a Betel. Salió la comunidad de los profetas que había en Betel al encuentro de Eliseo y le dijeron: «¿No sabes que el Señor arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?»

 

Respondió:

 

«También yo lo sé. ¡Callad!»

 

Elías dijo a Eliseo:

 

«Quédate aquí, porque el Señor me envía a Jericó.»

 

Pero él respondió:

 

«Vive el Señor y vive tu alma que no te dejaré.»

 

Y siguieron hacia Jericó. Se acercó a Eliseo la comunidad de los profetas que había en Jericó y le dijeron: «¿No sabes que el Señor arrebatará hoy a tu señor por encima de tu cabeza?»

 

Respondió:

 

«También yo lo sé. ¡Callad!»

 

Le dijo Elías:

 

«Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán.»

 

Respondió:

 

«Vive el Señor y vive tu alma que no te dejaré.»

 

Y fueron los dos. Cincuenta hombres de la comunidad de los profetas vinieron y se quedaron enfrente, a cierta distancia; ellos dos se detuvieron junto al Jordán. Tomó Elías su manto, lo enrolló y golpeó las aguas, que se dividieron de un lado y de otro, y pasaron ambos a pie enjuto. Cuando hubieron pasado, dijo Elías a Eliseo:

 

«Pídeme lo que quieras que haga por ti antes de ser arrebatado de tu lado.»

 

Dijo Eliseo:

 

«Que tenga doble porción de tu espíritu.» Respondió Elías:

 

«Pides una cosa difícil; si alcanzas a verme cuando sea llevado de tu lado, lo tendrás; si no, no lo tendrás.»

 

Iban caminando mientras hablaban, cuando un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre ellos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Eliseo lo veía y clamaba:

«¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y caballos de Israel! ¡Auriga suyo!»

 

Y no lo vio más. Asió sus vestidos y los desgarró en dos. Recogió el manto que se le había caído a Elías y se volvió, parándose en la orilla del Jordán. Tomó el manto de Elías y golpeó las aguas, diciendo:

 

«¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?»

 

Golpeó las aguas, que se dividieron de un lado y de otro, y pasó Eliseo. Habiéndole visto, la comunidad de los profetas que estaban enfrente, dijeron:

 

«El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.»

 

Fueron a su encuentro y se postraron ante él en tierra.

 

RESPONSORIO Ml 4, 5; Lc 1, 15. 17

 

R. Yo os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible. * Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres.

V. Juan Bautista será grande a los ojos del Señor, y lo precederá en su venida con el espíritu y el poder de Elías.

R. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De los Tratados de Balduino de Cantorbery, obispo

(Tratado 10: PL 204, 513-514. 516)

 

ES FUERTE EL AMOR COMO LA MUERTE

 

Es fuerte la muerte, que puede privarnos del don de la vida. Es fuerte el amor, que puede restituirnos a una vida mejor.

 

Es fuerte la muerte, que tiene poder para desposeernos de los despojos de este cuerpo. Es fuerte el amor, que tiene poder para arrebatar a la muerte su presa y devolvérnosla.

 

Es fuerte la muerte, a la que nadie puede resistir. Es fuerte el amor, capaz de vencerla, de embotar su aguijón, de reprimir sus embates, de confundir su victoria. Lo cual tendrá lugar cuando podamos apostrofarla diciendo: ¿Dónde están, muerte, tus embates?

Es fuerte el amor como la muerte, porque el amor de Cristo da muerte a la misma muerte. Por esto dice: Oh muerte, yo seré tu muerte; país de los muertos, yo seré tu aguijón. También el amor con que nosotros amamos a Cristo es fuerte como la muerte, ya que viene a ser él mismo como una muerte, en cuanto que es el aniquilamiento de la vida anterior, la abolición de las malas costumbres y el sepelio de las obras muertas.

 

Este nuestro amor para con Cristo es como un intercambio de dos cosas semejantes, aunque su amor hacia nosotros supera al nuestro. Porque él nos amó primero y, con el ejemplo de amor que nos dio, se ha hecho para nosotros como un sello mediante el cual nos hacemos conformes a su imagen, abandonando la imagen del hombre terreno y llevando la imagen del hombre celestial, por el hecho de amarlo como él nos ha amado. Porque en esto nos ha dado ejemplo, para que sigamos sus huellas.

 

Por esto dice: Ponme como un sello sobre tu corazón. Es como si dijera: «Ámame, como yo te amo. Tenme en tu pensamiento, en tu recuerdo, en tu deseo, en tus suspiros, en tus gemidos y sollozos. Acuérdate, hombre, qué tal te he hecho, cuán por encima te he puesto de las demás creaturas, con qué dignidad te he ennoblecido, cómo te he coronado de gloria y de honor, cómo te he hecho un poco inferior a los ángeles, cómo he puesto bajo tus pies todas las cosas. Acuérdate no sólo de cuán grandes cosas he hecho para ti, sino también de cuán duras y humillantes cosas he sufrido por ti; y dime si no obras perversamente cuando dejas de amarme. ¿Quién te ama como yo? ¿Quién te ha creado sino yo? ¿Quién te ha redimido sino yo?»

 

Quita de mí, Señor, este corazón de piedra, quita de mí este corazón endurecido, incircunciso. Tú que purificas los corazones y amas los corazones puros, toma posesión de mi corazón y habita en él, llénalo con tu presencia, tú que eres superior a lo más grande que hay en mí y que estás más dentro de mí que mi propia intimidad. Tú que eres el modelo perfecto de la belleza y el sello de la santidad, sella mi corazón con la impronta de tu imagen; sella mi corazón, con tu misericordia, tú, Dios por quien se consume mi corazón, mi herencia eterna. Amén.

 

RESPONSORIO    Ct 8, 6-7; Jn 15, 13

 

R. El amor es fuerte como la muerte; es centella de fuego, llamarada divina. * Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos.

V. Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos.

R. Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor, danos tu misericordia y atiende a las súplicas de tus hijos; concede la tranquilidad y la paz a los que nos gloriamos de tenerte como creador y como guía, y consérvalas en nosotros para siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVITATORIO

(Si Laudes no es la primera oración del día

se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

 

Himno: SEÑOR, TÚ ME LLAMASTE.

 

Señor, tú me llamaste

para ser instrumento de tu gracia,

para anunciar la buena nueva,

para sanar las almas.

 

Instrumento de paz y de justicia,

pregonero de todas tus palabras,

agua para calmar la sed hiriente,

mano que bendice y que ama.

 

Señor, tú me llamaste

para curar los corazones heridos,

para gritar, en medio de las plazas,

que el Amor está vivo,

para sacar del sueño a los que duermen

y liberar al cautivo.

Soy cera blanda entre tus dedos,

haz lo que quieras conmigo.

 

Señor, tú me llamaste

para salvar al mundo ya cansado,

para amar a los hombres

que tú, Padre, me diste como hermanos.

Señor, me quieres para abolir las guerras,

y aliviar la miseria y el pecado;

hacer temblar las piedras

y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

 

Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA

 

Pastor de Israel, escucha,

tú que guías a José como a un rebaño;

tú que te sientas sobre querubines, resplandece

ante Efraím, Benjamín y Manasés;

despierta tu poder y ven a salvarnos.

 

¡Oh Dios!, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Señor Dios de los ejércitos,

¿hasta cuándo estarás airado

mientras tu pueblo te suplica?

 

Le diste a comer llanto,

a beber lágrimas a tragos;

nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,

nuestros enemigos se burlan de nosotros.

 

Dios de los ejércitos, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Sacaste una vid de Egipto,

expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;

le preparaste el terreno y echó raíces

hasta llenar el país;

 

su sombra cubría las montañas,

y sus pámpanos, los cedros altísimos;

extendió sus sarmientos hasta el mar,

y sus brotes hasta el Gran Río.

 

¿Por qué has derribado su cerca

para que la saqueen los viandantes,

la pisoteen los jabalíes

y se la coman las alimañas?

 

Dios de los ejércitos, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña,

la cepa que tu diestra plantó,

y que tú hiciste vigorosa.

 

La han talado y le han prendido fuego:

con un bramido hazlos perecer.

Que tu mano proteja a tu escogido,

al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre.

 

Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

 

Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

 

Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6

 

Te doy gracias, Señor,

porque estabas airado contra mí,

pero ha cesado tu ira

y me has consolado.

 

Él es mi Dios y salvador:

confiaré y no temeré,

porque mi fuerza y mi poder es el Señor,

él fue mi salvación.

Y sacaréis aguas con gozo

de las fuentes de la salvación.

 

Aquel día, diréis:

Dad gracias al Señor,

invocad su nombre,

contad a los pueblos sus hazañas,

proclamad que su nombre es excelso.

 

Tañed para el Señor, que hizo proezas;

anunciadlas a toda la tierra;

gritad jubilosos, habitantes de Sión:

«¡Qué grande es en medio de ti

el Santo de Israel!».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

 

Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

 

Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA

 

Aclamad a Dios, nuestra fuerza;

dad vítores al Dios de Jacob:

 

acompañad, tocad los panderos,

las cítaras templadas y las arpas;

tocad la trompeta por la luna nueva,

por la luna llena, que es nuestra fiesta;

 

porque es una ley de Israel,

un precepto del Dios de Jacob,

una norma establecida para José

al salir de Egipto.

 

Oigo un lenguaje desconocido:

«Retiré sus hombros de la carga,

y sus manos dejaron la espuerta.

 

Clamaste en la aflicción, y te libré,

te respondí oculto entre los truenos,

te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

 

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;

¡ojalá me escuchases, Israel!

 

No tendrás un dios extraño,

no adorarás un dios extranjero;

yo soy el Señor Dios tuyo,

que te saqué del país de Egipto;

abre tu boca y yo la saciaré.

 

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,

Israel no quiso obedecer:

los entregué a su corazón obstinado,

para que anduviesen según sus antojos.

 

¡Ojalá me escuchase mi pueblo

y caminase Israel por mi camino!:

en un momento humillaría a sus enemigos

y volvería mi mano contra sus adversarios;

 

los que aborrecen al Señor te adularían,

y su suerte quedaría fijada;

te alimentaría con flor de harina,

te saciaría con miel silvestre.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

 

LECTURA BREVE   Rm 14, 17-19

 

El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo, pues el que en esto sirve a Cristo es grato a Dios y acepto a los hombres. Por tanto, trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Velando medito en ti, Señor.

R. Velando medito en ti, Señor.

 

V. Porque fuiste mi auxilio.

R. Medito en ti, Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Velando medito en ti, Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros pecados.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros pecados.

 

PRECES

 

Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que mira siempre con amor a sus hijos y nunca desatiende sus súplicas, y digámosle con humildad:

 

Ilumínanos, Señor.

 

Te damos gracias, Señor, porque nos has iluminado con la luz de Jesucristo;

que esta claridad ilumine hoy todos nuestros actos.

 

Que tu sabiduría nos dirija en nuestra jornada;

así andaremos por sendas de vida nueva.

 

Ayúdanos a superar con fortaleza las adversidades

y haz que te sirvamos con generosidad de espíritu.

 

Dirige y santifica los pensamientos, palabras y obras de nuestro día

y danos un espíritu dócil a tus inspiraciones.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Dirijamos ahora, todos juntos, nuestra oración al Padre y digámosle:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

A ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, te pedimos humildemente que meditando fielmente tu palabra vivamos siempre en la claridad de tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Llamé, y él me respondió.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Llamé, y él me respondió.

 

Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

LECTURA BREVE   Ga 5, 13-14

 

Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Pues toda la ley se concentra en esta frase: amarás al prójimo como a ti mismo.

 

V. Correré, Señor, por el camino de tus mandatos.

R. Cuando me ensanches el corazón.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, que a la hora de tercia enviaste al Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en oración, concédenos también a nosotros participar de los dones de ese mismo Espíritu. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL PAN DE CADA DÍA

 

El pan de cada día

dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;

convierte en alegría

nuestras labores buenas

y acaricia el dolor de nuestras penas.

 

¡Horas de tedio largas

sin la presencia buena de tus manos!

¡Ay, las horas amargas

nos vuelven inhumanos,

si no abrimos el alma a los hermanos!

 

Santifica el momento

de este ruido tenaz, de esta fatiga.

Busquemos el aliento

de tu presencia amiga

que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

LECTURA BREVE   Ga 5, 16-17

 

Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne desea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais.

 

V. Tú eres bueno, Señor, y haces el bien.

R. Instrúyeme en tus leyes.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.

 

Salmo 118, 65-72

 

Has dado bienes a tu siervo,

Señor, conforme a tus palabras;

enséñame a gustar y a comprender,

porque me fío de tus mandatos;

antes de sufrir, yo andaba extraviado,

pero ahora me ajusto a tu promesa.

 

Tú eres bueno y haces el bien;

instrúyeme en tus leyes;

los insolentes urden engaños contra mí,

pero yo custodio tus leyes;

tienen el corazón espeso como grasa,

pero mi delicia es tu voluntad,

 

Me estuvo bien el sufrir,

así aprendí tus mandamientos;

más estimo yo los preceptos de tu boca

que miles de monedas de oro y plata.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.

 

Ant 2. En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.

 

Salmo 55, 2-7b. 9-14 - CONFIANZA EN LA PALABRA DE DIOS

 

Misericordia, Dios mío, que me hostigan,

me atacan y me acosan todo el día;

todo el día me hostigan mis enemigos,

me atacan en masa.

 

Levántame en el día terrible,

yo confío en ti.

 

En Dios, cuya promesa alabo,

en Dios confío y no temo:

¿qué podrá hacerme un mortal?

 

Todos los días discuten y planean

pensando sólo en mi daño;

buscan un sitio para espiarme,

acechan mis pasos y atentan contra mi vida.

 

Anota en tu libro mi vida errante,

recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.

 

Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,

y así sabré que eres mi Dios.

 

En Dios, cuya promesa alabo;

en el Señor, cuya promesa alabo,

en Dios confío y no temo:

¿qué podrá hacerme un hombre?

 

Te debo, Dios mío, los votos que hice,

los cumpliré con acción de gracias;

porque libraste mi alma de la muerte,

mis pies de la caída;

para que camine en presencia de Dios

a la luz de la vida.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.

 

Ant 3. Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.

 

Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.

 

Misericordia, Dios mío, misericordia,

que mi alma se refugia en ti;

me refugio a la sombra de tus alas

mientras pasa la calamidad.

 

Invoco al Dios Altísimo,

al Dios que hace tanto por mí:

desde el cielo me enviará la salvación,

confundirá a los que ansían matarme,

enviará su gracia y su lealtad.

 

Estoy echado entre leones

devoradores de hombres;

sus dientes son lanzas y flechas,

su lengua es una espada afilada.

 

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria.

 

Han tendido una red a mis pasos

para que sucumbiera;

me han cavado delante una fosa,

pero han caído en ella.

 

Mi corazón está firme, Dios mío,

mi corazón está firme.

Voy a cantar y a tocar:

despierta, gloria mía;

despertad, cítara y arpa;

despertaré a la aurora.

 

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;

tocaré para ti ante las naciones:

por tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

 

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.

 

LECTURA BREVE   Ga 5, 22. 23a. 25

 

El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu marchemos tras el Espíritu.

 

V. Indícame, Señor, el camino que he de seguir.

R. Tu espíritu que es bueno me guíe por tierra llana.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Contempla, Señor, a tu familia en oración, y haz que imitando los ejemplos de paciencia de tu Hijo no decaiga nunca ante la adversidad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CUANDO LA LUZ SE HACE VAGA

 

Cuando la luz se hace vaga

y está cayendo la tarde,

venimos a ti, Señor,

para cantar tus bondades.

 

Los pájaros se despiden

piadosamente en los árboles,

y buscan calor de nido

y blandura de plumajes.

 

Así vuelven fatigados

los hombres a sus hogares,

cargando sus ilusiones

o escondiendo sus maldades.

 

Quieren olvidar la máquina,

olvidar sus vanidades;

descansar de tanto ruido

y morir a sus pesares.

 

Ya todo pide silencio,

se anuncia la noche amable:

convierte, Padre, sus penas

en abundancia de panes.

 

Alivie tu mano pródiga,

tu mano buena de Padre,

el cansancio de sus cuerpos,

sus codicias y sus males. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

 

Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS

 

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud.

 

Que los montes traigan paz,

y los collados justicia;

que él defienda a los humildes del pueblo,

socorra a los hijos del pobre

y quebrante al explotador.

 

Que dure tanto como el sol,

como la luna, de edad en edad;

que baje como lluvia sobre el césped,

como llovizna que empapa la tierra.

 

Que en sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna.

 

Que domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra.

 

Que en su presencia se inclinen sus rivales;

que sus enemigos muerdan el polvo;

que los reyes de Tarsis y de las islas

le paguen tributo.

 

Que los reyes de Saba y de Arabia

le ofrezcan sus dones;

que se postren ante él todos los reyes,

y que todos los pueblos le sirvan.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

 

Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.

 

Salmo 71 II

 

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres;

 

él rescatará sus vidas de la violencia,

su sangre será preciosa a sus ojos.

 

Que viva y que le traigan el oro de Saba;

él intercederá por el pobre

y lo bendecirá.

 

Que haya trigo abundante en los campos,

y ondee en lo alto de los montes,

den fruto como el Líbano,

y broten las espigas como hierba del campo.

 

Que su nombre sea eterno,

y su fama dure como el sol;

que él sea la bendición de todos los pueblos,

y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

el único que hace maravillas;

bendito por siempre su nombre glorioso,

que su gloria llene la tierra.

¡Amén, amén!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.

 

Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

 

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a

 

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.

 

Se encolerizaron las naciones,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

 

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

 

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

 

LECTURA BREVE   1Pe 1, 22-23

 

Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor fraternal no fingido; amaos, pues, con intensidad y muy cordialmente unos a otros, como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. El Señor es mi pastor, nada me falta.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

V. En verdes praderas me hace recostar.

R. Nada me falta.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes.

 

PRECES

 

Elevemos a Dios nuestros corazones agradecidos porque ha bendecido a su pueblo con toda clase de bienes espirituales y digámosle con fe:

 

Bendice, Señor, a tu pueblo.

 

Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al Papa Francisco y a nuestro obispo N.,

que tú mismo has elegido para guiar a la Iglesia.

 

Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades

y aleja de ellos todo mal.

 

Multiplica como renuevos de olivo alrededor de tu mesa hijos que se consagren a tu reino,

siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.

 

Conserva el propósito de aquellas de tus hijas que han consagrado a ti su virginidad,

para que, en la integridad de su cuerpo y de su espíritu, sigan al cordero donde quiera que vaya.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Da la paz a los difuntos

y permítenos encontrarlos nuevamente un día en tu reino.

 

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos con confianza a nuestro Padre:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Al ofrecerte, Señor, nuestro sacrificio vespertino de alabanza, te pedimos humildemente que, meditando día y noche en tu palabra, consigamos un día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mi carne descansa serena.

 

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»

Los dioses y señores de la tierra

no me satisfacen.

 

Multiplican las estatuas

de dioses extraños;

no derramaré sus libaciones con mis manos,

ni tomaré sus nombres en mis labios.

 

El Señor es mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano:

me ha tocado un lote hermoso,

me encanta mi heredad.

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré.

 

Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mi carne descansa serena.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23

 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Madre del Redentor, Virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

 

ven a librar al pueblo que tropieza

y se quiere levantar.

 

Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.

 

Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

 

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