viernes, 1 de mayo de 2015

2 DE MAYO SÁBADO IV DE PASCUA SAN ATANASIO OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

 

 

 

 

SAN ATANASIO

 

 

 

Del común de pastores para un santo obispo, y del común de doctores de la Iglesia.

 

SAN ATANASIO, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA).

 

Nació en Alejandría el año 295; en el Concilio de Nicea acompañó al obispo Alejandro, del que fue luego sucesor. Luchó incansablemente contra la herejía de los arrianos, lo cual le acarreó muchos sufrimientos y ser desterrado varias veces. Escribió importantes obras en defensa y explicación de la fe ortodoxa. Murió el año 373.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. Aleluya.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA

 

Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.

su espíritu de verdad os dio a beberla

en la Revelación, que es su presencia

en velos de palabra siempre nueva.

 

Abristeis el camino para hallarla

a todo el que de Dios hambre tenía,

palabra del Señor que, al contemplarla,

enciende nuestras luces que iluminan.

 

Saber de Dios en vida convertido

es la virtud del justo, que, a su tiempo,

si Dios le dio la luz, fue lo debido

que fuera su verdad, su pensamiento.

 

Demos gracias a Dios humildemente,

y al Hijo, su verdad que a todos guía,

dejemos que su Luz, faro esplendente,

nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor los rescató de la opresión. Aleluya.

 

Salmo 77 - BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO ATRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

IV

¡Qué rebeldes fueron en el desierto,

enojando a Dios en la estepa!

Volvían a tentar a Dios,

a irritar al Santo de Israel,

sin acordarse de aquella mano

que un día los rescató de la opresión:

 

cuando hizo prodigios en Egipto,

portentos en el campo de Soán;

cuando convirtió en sangre los canales

y los arroyos, para que no bebieran;

 

cuando les mandó tábanos que les picasen,

y ranas que los hostigasen;

cuando entregó a la langosta sus cosechas,

y al saltamontes el fruto de sus sudores;

 

cuando aplastó con granizo sus viñedos,

y con escarcha sus higueras,

cuando entregó sus ganados al pedrisco,

y al rayo sus rebaños;

 

cuando lanzó contra ellos el incendio de su ira,

su cólera, su furor, su indignación,

y, despachando a los siniestros mensajeros,

dio curso libre a su ira:

 

no los salvó de la muerte,

entregó sus vidas a la peste;

cuando hirió a los primogénitos en Egipto,

a las primicias de la virilidad en las tiendas de Cam.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor los rescató de la opresión. Aleluya.

 

Ant 2. Los hizo llegar el Señor hasta el monte que su diestra había adquirido. Aleluya.

 

Salmo 77 V

 

Sacó como un rebaño a su pueblo,

los guió como un hato por el desierto,

los condujo seguros, sin alarmas,

mientras el mar cubría a sus enemigos;

 

los hizo entrar por las santas fronteras

hasta el monte que su diestra había adquirido;

ante ellos rechazó a las naciones,

les asignó por suerte su heredad:

instaló en sus tiendas a las tribus de Israel.

 

Pero ellos tentaron a Dios Altísimo y se rebelaron,

negándose a guardar sus preceptos;

desertaron y traicionaron como sus padres,

fallaron como un arco engañoso;

con sus altozanos lo irritaban,

con sus ídolos provocaban sus celos.

 

Dios lo oyó y se indignó,

y rechazó totalmente a Israel;

abandonó su morada de Silo,

la tienda en que habitaba con los hombres;

abandonó sus valientes al cautiverio,

su orgullo a las manos enemigas;

entregó su pueblo a la espada,

encolerizado contra su heredad;

 

el fuego devoraba a los jóvenes,

y las novias ya no tenían cantos;

los sacerdotes caían a espada,

y sus viudas no los lloraban.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los hizo llegar el Señor hasta el monte que su diestra había adquirido. Aleluya.

 

Ant 3. Escogió a la tribu de Judá y eligió a David, su siervo, para pastorear a Israel, su heredad. Aleluya.

 

Salmo 77 VI

 

Pero el Señor se despertó como de un sueño,

como un soldado vencido por el vino:

hirió al enemigo en la espalda,

infligiéndole una derrota perdurable.

 

Repudió las tiendas de José,

no escogió la tribu de Efraím;

escogió la tribu de Judá

y el monte Sión, su preferido.

Construyó su santuario como el cielo,

como a la tierra lo cimentó para siempre.

 

Escogió a David, su siervo,

lo sacó de los apriscos del rebaño;

de andar tras las ovejas, lo llevó

a pastorear a su pueblo Jacob,

a Israel, su heredad.

 

Los pastoreó con corazón íntegro,

los guiaba con mano inteligente.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Escogió a la tribu de Judá y eligió a David, su siervo, para pastorear a Israel, su heredad. Aleluya.

 

V. Dios nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Aleluya.

R. Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Aleluya.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del Apocalipsis 18, 1-20

 

DESTRUCCIÓN DE ROMA

 

Yo, Juan, vi a otro ángel que bajaba del cielo, investido de un gran poder, y la tierra quedó iluminada por su gloria. Gritó el ángel con voz potente, diciendo:

 

«Cayó, cayó Babilonia la grande. Quedó convertida en morada de demonios. en guarida de toda clase de espíritus inmundos, en albergue de todo género de aves asquerosas y abominables. Del vino de sus prostituciones han bebido todas las naciones; con ella han fornicado los reyes de la tierra, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con el derroche de su fastuosidad.»

 

Oí luego otra voz que decía desde el cielo:

 

«Salid de ella, pueblo mío, para que no os hagáis cómplices de sus pecados, ni tengáis parte en sus castigos. Sus delitos se han amontonado hasta llegar al cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades. Tratadla como ella se ha portado, pagadle el doble de lo que ha hecho. Vertedle en la copa el doble de lo que ella vertió. Según la medida en que se entregó a la ostentación y al placer, dadle otro tanto de tormento y duelo. Ya que dijo en su corazón: "Como reina estoy en mi trono, no soy viuda, ni conoceré jamás el duelo", por eso vendrán en un solo día sus desastres, la peste, el duelo y el hambre; y será consumida por el fuego, porque poderoso es el Señor Dios, que la ha juzgado.»

 

Llorarán y por ella plañirán los reyes de la tierra, los que con ella fornicaban y se entregaban al lujo y al placer. Cuando vean el humo de su incendio se detendrán a distancia por miedo a su tormento y dirán:

 

«¡Ay, ay de la ciudad grande, de Babilonia, la ciudad poderosa! ¡En una hora ha venido el juicio de Dios contra ti!»

 

Llorarán y plañirán por ella los mercaderes de la tierra, porque ya nadie comprará sus mercancías: cargamentos de oro y plata, de piedras preciosas y de perlas; cargamentos de lino y púrpura, de seda y escarlata; toda clase de maderas olorosas, objetos de marfil y de maderas preciosas, de bronce, de hierro y de mármol; la canela y el bálsamo, los perfumes, la mirra y el incienso; el vino y el aceite, la flor de harina y el trigo; bestias de carga y ovejas, caballos y carros; esclavos y toda clase de mercancía humana. Los frutos en sazón, que tu alma codiciaba, de ti se han alejado; toda magnificencia y esplendor para ti se ha terminado. ¡Nunca jamás ya volverán! Los que con sus mercancías traficaban y se enriquecían a costa de ella se detendrán a distancia por miedo a su tormento, llorando y gimiendo:

 

«¡Ay, ay de la gran Ciudad, la que se vestía de lino, de púrpura y de grana; la que se engalanaba con oro, con piedras preciosas y con perlas! ¡En una hora se redujo a la nada tanta opulencia!»

 

Todos los capitanes de los barcos, los jefes y oficiales, las tripulaciones de marinos y cuantos bogan y bregan en el mar se detuvieron y exclamaron, al ver la humareda de su incendio:

 

«¿Qué ciudad podía compararse a la gran Ciudad?»

 

Y arrojaron polvo sobre sus cabezas, y clamaron llorando y lamentándose. Y dijeron:

 

«¡Ay, ay de la gran Ciudad! ¡De su opulencia se enriquecieron cuantos tenían naves en el mar! ¡Y en una hora quedó como un desierto!»

 

Pero tú, cielo, regocíjate por ello. Y también vosotros los santos, los apóstoles, los profetas, porque Dios os ha hecho justicia contra ella.

 

RESPONSORIO    Is 52, 11. 12; Ap 18, 4; Jr 51, 45

 

R. Salid de Babilonia, purificaos, portadores de los vasos del Señor; el Señor va al frente de vosotros, * en la retaguardia va el Dios de Israel. Aleluya.

V. Sal de Babilonia, pueblo mío, que cada uno salve su vida del incendio de la ira del Señor.

R. En la retaguardia va el Dios de Israel. Aleluya.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las disertaciones de san Atanasio, obispo

(Disertación sobre la encarnación del Verbo, 8-9: PG 25, 110-111)

 

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

 

El Verbo de Dios, incorpóreo e inmune de la corrupción y de la materia, vino al lugar donde habitamos, aunque nunca antes estuvo ausente, ya que nunca hubo parte alguna del mundo privada de su presencia, pues, por su unión con el Padre, lo llenaba todo en todas partes.

 

Pero vino por su benignidad, en el sentido de que se nos hizo visible. Compadecido de la debilidad de nuestra raza y conmovido por nuestro estado de corrupción, no toleró que la muerte dominara en nosotros ni que pereciera la creación, con lo que hubiera resultado inútil la obra de su Padre al crear al hombre, y por esto tomó para sí un cuerpo como el nuestro, ya que no se contentó con habitar en un cuerpo ni tampoco en hacerse simplemente visible. En efecto, si tan sólo hubiese pretendido hacerse visible, hubiera podido ciertamente asumir un cuerpo más excelente; pero él tomó nuestro mismo cuerpo.

 

En el seno de la Virgen, se construyó un templo, es decir, su cuerpo, y lo hizo su propio instrumento, en el que había de darse a conocer y habitar; de este modo, habiendo tomado un cuerpo semejante al de cualquiera de nosotros, ya que todos estaban sujetos a la corrupción de la muerte, lo entregó a la muerte por todos, ofreciéndolo al Padre con un amor sin límites; con ello, al morir en su persona todos los hombres, quedó sin vigor la ley de la corrupción que afectaba a todos, ya que agotó toda la eficacia de la muerte en el cuerpo del Señor, y así ya no le quedó fuerza alguna para ensañarse con los demás hombres, semejantes a él; con ello también, hizo de nuevo incorruptibles a los hombres, que habían caído en la corrupción, y los llamó de muerte a vida, consumiendo totalmente en ellos la muerte, con el cuerpo que había asumido y con el poder de su resurrección, del mismo modo que la paja es consumida por el fuego.

 

Por esta razón asumió un cuerpo mortal: para que este cuerpo, unido al Verbo que está por encima de todo, satisficiera por todos la deuda contraída con la muerte; para que, por el hecho de habitar el Verbo en él, no sucumbiera a la corrupción; y, finalmente, para que, en adelante, por el poder de la resurrección, se vieran ya todos libres de la corrupción.

 

De ahí que el cuerpo que él había tomado, al entregarlo a la muerte como una hostia y víctima limpia de toda mancha, alejó al momento la muerte de todos los hombres, a los que él se había asemejado, ya que se ofreció en lugar de ellos.

 

De este modo, el Verbo de Dios, superior a todo lo que existe, ofreciendo en sacrificio su cuerpo, templo e instrumento de su divinidad, pagó con su muerte la deuda que habíamos contraído, y, así, el Hijo de Dios, inmune a la corrupción, por la promesa de la resurrección, hizo partícipes de esta misma inmunidad a todos los hombres, con los que se había hecho una misma cosa por su cuerpo semejante al de ellos.

 

Es verdad, pues, que la corrupción de la muerte no tiene ya poder alguno sobre los hombres, gracias al Verbo, que habita entre ellos por su encarnación.

 

RESPONSORIO    Jr 15, 19. 20; 2Pe 2, 1

 

R. Serás como mi boca, te pondré frente a este pueblo como muralla de bronce inexpugnable; * lucharán contra ti, mas no podrán vencerte, pues yo estoy contigo. Aleluya.

V. Habrá falsos maestros que introducirán sectas perniciosas, y llegarán hasta a negar al Señor que los rescató.

R. Lucharán contra ti, mas no podrán vencerte, pues yo estoy contigo. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, que suscitaste a san Atanasio como preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo, haz que nosotros, iluminados por sus enseñanzas y ayudados por sus ejemplos, crezcamos en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. Aleluya.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.

 

Para vosotros, el misterio del Padre;

con vosotros, la luz del Verbo;

en vosotros, la llama del Amor

que es fuego.

 

¡Hontanares de Dios!,

¡hombres del Evangelio!,

¡humildes inteligencias luminosas!,

¡grandes hombres de barro tierno!

 

El mundo tiene hambre de infinito

y sed de cielo;

las criaturas nos atan a lo efímero

y nos vamos perdiendo en el tiempo.

 

Para nosotros,

el misterio que aprendisteis del Padre;

con nosotros, la luz que os dio el Verbo;

en nosotros, el Amor ingénito.

 

¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!

dadnos una vida y un anhelo,

la angustia por la verdad,

por el error el miedo.

 

Dadnos una vida de rodillas

ante el misterio,

una visión de este mundo de muerte

y una esperanza de cielo.

 

Padre, te pedimos para la Iglesia

la ciencia de estos maestros. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.

 

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

 

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes

sobre arpegios de cítaras.

 

Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.

 

Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.

 

El justo crecerá como una palmera

y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;

 

en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.

 

Ant 2. Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.

 

Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28

 

Os recogeré de entre las naciones,

os reuniré de todos los países,

y os llevaré a vuestra tierra.

 

Derramaré sobre vosotros un agua pura

que os purificará:

de todas vuestras inmundicias e idolatrías

os he de purificar;

y os daré un corazón nuevo,

y os infundiré un espíritu nuevo;

arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,

y os daré un corazón de carne.

 

Os infundiré mi espíritu,

y haré que caminéis según mis preceptos,

y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

 

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.

Vosotros seréis mi pueblo

y yo seré vuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.

 

Ant 3. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.

 

Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

 

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Sb 7, 13-14

 

Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. El pueblo cuenta su sabiduría. Aleluya, aleluya.

R. El pueblo cuenta su sabiduría. Aleluya, aleluya.

 

V. La asamblea pregona su alabanza.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El pueblo cuenta su sabiduría. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad. Aleluya.

 

PRECES

 

Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

 

Apacienta a tu pueblo, Señor.

 

Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

 

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

 

Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

 

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso y eterno, que suscitaste a san Atanasio como preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo, haz que nosotros, iluminados por sus enseñanzas y ayudados por sus ejemplos, crezcamos en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESPÍRITU DE DIOS, LA TIERRA LLENAS

 

Espíritu de Dios, la tierra llenas,

las mentes de los hombres las bañas en tu luz,

tú que eres Luz de Dios, divino fuego,

infunde en todo hombre la fuerza de la cruz.

 

Sé luz resplandeciente en las tinieblas

de quienes el pecado sumió en la obscuridad,

reúne en la asamblea de los hijos

los justos que te amaron, los muertos por la paz.

 

Acaba en plenitud al Cristo vivo,

confirma en el creyente la gracia y el perdón,

reúnelos a todos en la Iglesia,

testigos jubilosos de la resurrección. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 118, 169-176

 

Que llegue mi clamor a tu Presencia,

Señor, con tus palabras dame inteligencia;

que mi súplica entre en tu presencia,

líbrame según tu promesa;

de mis labios brota la alabanza,

porque me enseñaste tus leyes.

 

Mi lengua canta tu fidelidad,

porque todos tus preceptos son justos;

que tu mano me auxilie,

ya que prefiero tus decretos;

ansío tu salvación, Señor;

tu voluntad es mi delicia.

 

Que mi alma viva para alabarte,

que tus mandamientos me auxilien;

me extravié como oveja perdida:

busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.

 

Me brota del corazón un poema bello,

recito mis versos a un rey;

mi lengua es ágil pluma de escribano.

 

Eres el más bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Señor te bendice eternamente.

 

Cíñete al flanco la espada, valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.

 

Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

 

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina

enjoyada con oro de Ofir.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 44 II

 

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna:

prendado está el rey de tu belleza,

póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos más ricos buscan tu favor.

 

Ya entra la princesa, bellísima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,

la siguen sus compañeras:

las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real.

 

«A cambio de tus padres tendrás hijos,

que nombrarás príncipes por toda la tierra.»

 

Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarán

por los siglos de los siglos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   Rm 5, 10-11

 

Si, siendo aún enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, con mayor razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo eso. Hasta ponemos nuestra gloria y confianza en Dios gracias a nuestro Señor Jesucristo, por cuyo medio hemos obtenido ahora la reconciliación.

 

V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, asístenos con tu gracia para que llevemos a su más plena realidad, en nosotros mismos, el misterio pascual que estamos celebrando, y para que así los que hemos renacido en el bautismo demos frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente los goces de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE

 

Cuando la luz del día está en su cumbre,

eres, Señor Jesús, luz y alegría

de quienes en la fe y en la esperanza

celebran ya la fiesta de la Vida

 

Eres resurrección, palabra y prenda

de ser y de vivir eternamente;

sembradas de esperanzas nuestras vidas,

serán en ti cosecha para siempre.

 

Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,

de tu radiante luz llena este día,

camino de alegría y de esperanza,

cabal acontecer de nueva vida.

 

Concédenos, oh Padre omnipotente,

por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,

vivir ahora el fuego de tu Espíritu,

haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   1Co 15, 20-22

 

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Lo mismo que por un hombre hubo muerte, por otro hombre hay resurrección de los muertos. Y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida.

 

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R. Al ver al Señor. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, asístenos con tu gracia para que llevemos a su más plena realidad, en nosotros mismos, el misterio pascual que estamos celebrando, y para que así los que hemos renacido en el bautismo demos frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente los goces de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: SALVADOR DEL MUNDO

 

Salvador del mundo,

Señor de los ángeles:

por tu cruz gloriosa

la muerte venciste.

 

Oh Señor, consérvanos

los dones amables

que, con sufrimientos,

tú nos mereciste.

 

Y a quienes a precio

de dolor salvaste,

llévalos al cielo

para que te alaben.

 

Llévanos a todos,

Señor, suplicámoste,

pues que nos hiciste

reino de tu Padre. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   2Co 5, 14-15

 

El amor de Cristo nos apremia, al pensar que, si uno murió por todos, consiguientemente todos murieron en él; y murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

 

V. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R. Porque ya es tarde. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, asístenos con tu gracia para que llevemos a su más plena realidad, en nosotros mismos, el misterio pascual que estamos celebrando, y para que así los que hemos renacido en el bautismo demos frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente los goces de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: REVESTIDOS DE BLANCAS VESTIDURAS

 

Revestidos de blancas vestiduras,

vayamos al banquete del Cordero

y, terminado el cruce del mar Rojo

alcemos nuestro canto al rey eterno.

 

La caridad de Dios es quien nos brinda

y quien nos da a beber su sangre propia,

y el Amor sacerdote es quien se ofrece

y quien los miembros de su cuerpo inmola.

 

Las puertas salpicadas con tal sangre

hacen temblar al ángel vengativo,

y el mar deja pasar a los hebreos

y sumerge después a los egipcios.

 

Ya el Señor Jesucristo es nuestra pascua,

ya el Señor Jesucristo es nuestra víctima:

el ázimo purísimo y sincero

destinado a las almas sin mancilla.

 

Oh verdadera víctima del cielo,

que tiene a los infiernos sometidos,

ya rotas las cadenas de la muerte,

y el premio de la vida recibido.

 

Vencedor del averno subyugado,

el Redentor despliega sus trofeos

y, sujetando al rey de las tinieblas,

abre de par en par el alto cielo.

 

Para que seas, oh Jesús, la eterna

dicha pascual de nuestras almas limpias,

líbranos de la muerte del pecado

a los que renacimos a la vida.

 

Gloria sea a Dios Padre y a su Hijo,

que de los muertos ha resucitado,

así como también al sacratísimo

Paracleto, por tiempo ilimitado. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El alzar de mis manos suba a ti, Señor, como ofrenda de la tarde. Aleluya.

 

Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO

 

Señor, te estoy llamando, ven de prisa,

escucha mi voz cuando te llamo.

Suba mi oración como incienso en tu presencia,

el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

 

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,

un centinela a la puerta de mis labios;

no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,

a cometer crímenes y delitos;

ni que con los hombres malvados

participe en banquetes.

 

Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,

pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;

yo opondré mi oración a su malicia.

 

Sus jefes cayeron despeñados,

aunque escucharon mis palabras amables;

como una piedra de molino, rota por tierra,

están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.

 

Señor, mis ojos están vueltos a ti,

en ti me refugio, no me dejes indefenso;

guárdame del lazo que me han tendido,

de la trampa de los malhechores.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El alzar de mis manos suba a ti, Señor, como ofrenda de la tarde. Aleluya.

 

Ant 2. Me sacaste de la prisión: por eso doy gracias a tu nombre. Aleluya.

 

Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO

 

A voz en grito clamo al Señor,

a voz en grito suplico al Señor;

desahogo ante él mis afanes,

expongo ante él mi angustia,

mientras me va faltando el aliento.

 

Pero tú conoces mis senderos,

y que en el camino por donde avanzo

me han escondido una trampa.

 

Me vuelvo a la derecha y miro:

nadie me hace caso;

no tengo adónde huir,

nadie mira por mi vida.

 

A ti grito, Señor;

te digo: «Tú eres mi refugio

y mi heredad en el país de la vida.»

 

Atiende a mis clamores,

que estoy agotado;

líbrame de mis perseguidores,

que son más fuertes que yo.

 

Sácame de la prisión,

y daré gracias a tu nombre:

me rodearán los justos

cuando me devuelvas tu favor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Me sacaste de la prisión: por eso doy gracias a tu nombre. Aleluya.

 

Ant 3. El Hijo de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer; y se ha convertido para los que lo obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya.

 

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

 

Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios,

al contrario, se anonadó a sí mismo,

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.

 

Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte

y una muerte de cruz.

 

Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo

y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Hijo de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer; y se ha convertido para los que lo obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   1Pe 2, 9-10

 

Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Vosotros, que en otro tiempo no erais pueblo, sois ahora pueblo de Dios; vosotros, que estabais excluidos de la misericordia, sois ahora objeto de la misericordia de Dios.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

 

V. Al ver al Señor.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Vosotros estáis ya limpios por mi palabra, que os he hablado. Aleluya.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Vosotros estáis ya limpios por mi palabra, que os he hablado. Aleluya.

 

PRECES

 

Oremos a Cristo, vida y resurrección de todos los hombres, y digámosle con fe:

 

Hijo de Dios vivo, protege a tu pueblo.

 

Te rogamos, Señor, por tu Iglesia extendida por todo el mundo:

santifícala y haz que cumpla su misión de llevar tu reino a todos los hombres.

 

Te pedimos por los que sufren hambre y por los que están tristes, por los enfermos, los oprimidos y los desterrados:

dales, Señor, ayuda y consuelo.

 

Te pedimos por los que se han apartado de ti por el error o por el pecado:

que obtengan la gracia de tu perdón y el don de una vida nueva.

 

Salvador del mundo, tú que fuiste crucificado, resucitaste y has de venir a juzgar al mundo,

ten piedad de nosotros, pecadores.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Te rogamos, Señor, por los que viven en el mundo

y por los que han salido ya de él, con la esperanza de la resurrección.

 

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que nos has enviado la redención y concedido la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, y concédenos, por nuestra fe en Cristo, la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: EN TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS

 

En ti, Señor, reposan nuestras vidas

en el descanso santo de la noche;

tú nos preparas para la alborada

y en el Espíritu Santo nos acoges.

 

En apartadas y lejanas tierras

el sol ha despertado las ciudades;

amigo de los hombres, ve sus penas

y ensancha de tu amor los manantiales.

 

Vencedor de la muerte y de las sombras,

Hijo eterno de Dios, resucitado,

líbranos del peligro de la noche

al dormirnos confiados en tus brazos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.

 

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

 

Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.

 

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

 

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

 

Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:

 

Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.

 

El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   Dt 6,4-7

 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.

 

ORACION

 

OREMOS,

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Reina del cielo, alégrate, aleluya,

porque Cristo,

a quien llevaste en tu seno, aleluya,

ha resucitado, según su palabra, aleluya.

Ruega al Señor por nosotros, aleluya. 

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