martes, 28 de abril de 2015

29 DE ABRIL MIÉRCOLES IV DE PASCUA SANTA CATALINA DE SIENA VIRGEN Y DOCTORA DE LA IGLESIA

 

 

 

SANTA CATALINA DE SIENA1

 

 

Del Común de vírgenes. Salterio IV

 

SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora de la Iglesia. MEMORIA

 

Nació en Siena el año 1347; siendo aún niña, movida por su deseo de perfección, se hizo terciaria dominica. Inflamada en amor a Dios y al prójimo, trabajó intensamente por la paz y la concordia entre las ciudades, defendió con ardor los derechos y la libertad del romano pontífice y promovió la renovación de la vida religiosa. También escribió varias obras llenas de sana doctrina y de inspiración celestial. Murió el año 1380.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: ESTA MUJER NO QUISO

 

Esta mujer no quiso

tomar varón ni darle su ternura,

selló su compromiso

con otro amor que dura

sobre el amor de toda criatura.

 

Y tanto se apresura

a zaga de la huella del Amado,

que en él se transfigura,

y el cuerpo anonadado

ya está por el amor resucitado.

 

Aquí la Iglesia canta

la condición futura de la historia,

y el cuerpo se adelanta

en esta humilde gloria

a la consumación de su victoria.

 

Mirad los regocijos

de la que por estéril sollozaba

y se llenó de hijos,

porque el Señor miraba

la pequeñez humilde de su esclava. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Aleluya.

 

Salmo 102 I - HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS

 

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios.

 

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura;

él sacia de bienes tus anhelos,

y como un águila se renueva tu juventud.

 

El Señor hace justicia

y defiende a todos los oprimidos;

enseñó sus caminos a Moisés

y sus hazañas a los hijos de Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Aleluya.

 

Ant 2. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. Aleluya.

 

Salmo 102 II

 

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no está siempre acusando

ni guarda rencor perpetuo;

no nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas.

 

Como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre sus fieles;

como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos.

 

Como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles;

porque él sabe de que estamos hechos,

se acuerda de que somos barro.

 

Los días del hombre duran lo que la hierba,

florecen como flor del campo,

que el viento la roza, y ya no existe,

su terreno no volverá a verla.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. Aleluya.

 

Ant 3. Bendecid al Señor, todas sus obras. Aleluya.

 

Salmo 102 III

 

Pero la misericordia del Señor dura siempre,

su justicia pasa de hijos a nietos:

para los que guardan la alianza

y recitan y cumplen sus mandatos.

 

El Señor puso en el cielo su trono,

su soberanía gobierna el universo.

Bendecid al Señor, ángeles suyos,

poderosos ejecutores de sus órdenes,

prontos a la voz de su palabra.

 

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,

servidores que cumplís sus deseos.

Bendecid al Señor, todas sus obras,

en todo lugar de su imperio.

 

Bendice, alma mía, al Señor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendecid al Señor, todas sus obras. Aleluya.

 

V. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos. Aleluya.

R. Para que nuestra fe y esperanza se centren en Dios. Aleluya.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del Apocalipsis 14, 14--15,4

 

LA COSECHA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

 

Yo, Juan, tuve otra visión:

 

Vi una nube blanca, y sentado sobre ella alguien semejante a un Hijo de hombre, con una corona de oro sobre su cabeza y con una hoz afilada en la mano. Y salió otro ángel del templo, gritando con potente voz al que estaba sentado sobre la nube:

 

«Empuña la hoz y siega, porque ya es la hora de la siega y está madura la mies de la tierra.»

 

El que estaba sentado sobre la nube metió su hoz a la tierra, y la tierra quedó segada. Salió otro ángel del templo celeste, llevando también él en su mano una hoz afilada. Y otro más salió del altar, y tenía poder sobre el fuego. y gritaba con poderosa voz al que tenía la hoz afilada:

 

«Empuña tu hoz afilada, y corta los racimos de la viña de la tierra, porque sus uvas están maduras.»

 

El ángel metió su hoz a la tierra, y vendimió la viña de la tierra, echando los racimos en el gran lagar de la cólera de Dios. Fue pisada la uva del lagar, fuera de la ciudad; y salió sangre del lagar hasta llegar a cubrir los frenos de los caballos en un espacio de mil seiscientos estadios.

 

Vi luego en el cielo otra señal grande y maravillosa: Eran siete ángeles portadores de siete plagas, las últimas, porque con ellas se consuma la cólera de Dios. Vi como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían vencido a la Bestia y a su imagen y a la cifra que daba su nombre estaban de pie junto al mar de vidrio, portando las cítaras de Dios. Y cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:

 

«Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.»

 

RESPONSORIO    Ap 15, 3; Ex 15, 11

 

R. Cantaban el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, * justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!» Aleluya.

V. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos, autor de maravillas?

R. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! Aleluya.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Del Diálogo de santa Catalina de Siena, virgen, Sobre la divina providencia

(Cap. 167, Acción de gracias a la Santísima Trinidad: edición latina, Ingolstadt 1583, ff. 290v-291)

 

GUSTÉ Y VÍ

 

¡Oh Divinidad eterna, oh eterna Trinidad, que por la unión con tu divina naturaleza hiciste de tan gran precio la sangre de tu Hijo unigénito! Tú, Trinidad eterna, eres como un mar profundo, en el que cuanto más busco más encuentro, y cuanto más encuentro más te busco. Tú sacias el alma de una manera en cierto modo insaciable, ya que siempre queda con hambre y apetito, deseando con avidez que tu luz nos haga ver la luz, que eres tú misma.

 

Gusté y vi con la luz de mi inteligencia, ilustrada con tu luz, tu profundidad insondable, Trinidad eterna, y la belleza de tus creaturas: por esto, introduciéndome en ti, vi que era imagen tuya, y esto por un don que tú me has hecho, Padre eterno, don que procede de tu poder y de tu sabiduría, sabiduría que es atribuida por apropiación a tu Unigénito. y el Espíritu Santo, que procede de ti, Padre, y de tu Hijo, me dio una voluntad capaz de amar.

 

Porque tú, Trinidad eterna, eres el hacedor, y yo la hechura: por esto he conocido con la luz que tú me has dado, al contemplar cómo me has creado de nuevo por la sangre del Hijo único, que estás enamorado de la belleza de tu hechura.

 

¡Oh abismo, oh Trinidad eterna, oh Divinidad, oh mar profundo!: ¿qué don más grande podías otorgarme que el de ti mismo? Tú eres el fuego que arde constantemente sin consumirse; tú eres quien consumes con tu calor todo amor del alma a sí misma. Tú eres, además, el fuego que aleja toda frialdad, e iluminas las mentes con tu luz, esta luz con la que me has dado a conocer tu verdad.

 

En esta luz, como en un espejo, te veo reflejado a ti, sumo bien, bien sobre todo bien, bien dichoso, bien incomprensible, bien inestimable, belleza sobre toda belleza, sabiduría sobre toda sabiduría: porque tú eres la misma sabiduría, tú el manjar de los ángeles, que por tu gran amor te has comunicado a los hombres.

 

Tú eres la vestidura que cubre mi desnudez, tú sacias nuestra hambre con tu dulzura, porque eres dulce sin mezcla de amargor, ¡oh Trinidad eterna!

 

RESPONSORIO    Cf. Ct 5, 2

 

R. Ábreme, hermana mía, que has llegado a ser coheredera de mi reino; amada mía, que has llegado a conocer los profundos misterios de mi verdad; * tú has sido enriquecida con la donación de mi Espíritu, tú has sido purificada de toda mancha con mi sangre. Aleluya.

V. Sal del reposo de la contemplación y consagra tu vida a dar testimonio de mi verdad.

R. Tú has sido enriquecida con la donación de mi Espíritu, tú has sido purificada de toda mancha con mi sangre. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios nuestro, que diste a santa Catalina de Siena el don de entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: NOS APREMIA EL AMOR, VÍRGENES SANTAS.

 

Nos apremia el amor, vírgenes santas,

vosotras, que seguisteis su camino,

guiadnos por las sendas de las almas

que hicieron de su amor amar divino.

 

Esperasteis en vela a vuestro Esposo

en la noche fugaz de vuestra vida,

cuando llamó a la puerta, vuestro gozo

fue contemplar su gloria sin medida.

 

Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente

que mantuvo la llama en la tardanza,

vuestra antorcha encendida ansiosamente

ha colmado de luz vuestra esperanza.

 

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero

con la Iglesia de Dios ha celebrado,

no dejéis que se apague nuestro fuego

en la pereza y el sueño del pecado.

 

Demos gracias a Dios y, humildemente,

pidamos al Señor que su llamada

nos encuentre en vigilia permanente,

despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Elévate sobre el cielo, Dios mío. Aleluya.

 

Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.

 

Dios mío, mi corazón está firme,

para tí cantaré y tocaré, gloria mía.

Despertad, cítara y arpa,

despertaré a la aurora.

 

Te daré gracias ante los pueblos, Señor,

tocaré para ti ante las naciones:

por tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

 

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria;

para que se salven tus predilectos,

que tu mano salvadora nos responda.

 

Dios habló en su santuario:

«Triunfante ocuparé Siquén,

parcelaré el valle de Sucot;

 

mío es Galaad, mío Manasés,

Efraín es yelmo de mi cabeza,

Judá es mi cetro;

 

Moab, una jofaina para lavarme,

sobre Edom echo mi sandalia,

sobre Filistea canto victoria.»

 

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,

quién me conducirá a Edom,

si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas?

 

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil;

con Dios haremos proezas,

El pisoteará a nuestros enemigos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Elévate sobre el cielo, Dios mío. Aleluya.

 

Ant 2. El Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos. Aleluya.

 

Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10-62, 5

 

Desbordo de gozo con el Señor,

y me alegro con mi Dios:

porque me ha vestido un traje de gala

y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como a un novio que se pone la corona,

o a una novia que se adorna con sus joyas.

 

Como el suelo echa sus brotes,

como un jardín hace brotar sus semillas,

así el Señor hará brotar la justicia

y los himnos, ante todos los pueblos.

 

Por amor de Sión no callaré,

por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que despunte la aurora de su justicia

y su salvación llamee como antorcha.

 

Los pueblos verán tu justicia,

y los reyes, tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo

pronunciado por la boca del Señor.

 

Serás corona fúlgida en la mano del Señor

y diadema real en la palma de tu Dios.

 

Ya no te llamarán «Abandonada»;

ni a tu tierra, «Devastada»;

a ti te llamarán «Mi favorita»,

y a tu tierra, «Desposada»,

porque el Señor te prefiere a ti,

y tu tierra tendrá marido.

 

Como un joven se casa con su novia,

así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa,

la encontrará tu Dios contigo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos. Aleluya.

 

Ant 3. El Señor reina eternamente. Aleluya.

 

Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.

 

Alaba, alma mía, al Señor:

alabaré al Señor mientras viva,

tañeré para mi Dios mientras exista.

 

No confiéis en los príncipes,

seres de polvo que no pueden salvar;

exhalan el espíritu y vuelven al polvo,

ese día perecen sus planes.

 

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él;

 

que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.

 

El Señor liberta a los cautivos,

el Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

 

El Señor guarda a los peregrinos;

sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

 

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor reina eternamente. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Ct 8, 7

 

Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

 

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. La virgen santa Catalina no cesaba de suplicar al Señor que se dignara dar nuevamente la paz a la santa Iglesia. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. La virgen santa Catalina no cesaba de suplicar al Señor que se dignara dar nuevamente la paz a la santa Iglesia. Aleluya.

 

PRECES

 

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:

 

Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

 

Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

 

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.

 

Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad, consagradas a ti en cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

 

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.

 

Por intercesión de santa Catalina de Siena, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios nuestro, que diste a santa Catalina de Siena el don de entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: AL SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!

 

Al Señor confesamos, ¡aleluya!

En la hora de tercia a la mañana

se llenaron los suyos de esperanza,

y lejos de la noche y de la duda

salieron con la llama y la palabra.

 

Al Señor adoramos, ¡aleluya!

Han marcado sus pies nuestros caminos,

marcó su nombre el nombre de los siglos,

y en la tierra su voz cual voz ninguna

convoca seguidores y testigos.

 

Al Señor esperamos, ¡aleluya!

Y ahora celebramos al Viviente,

a Jesús victorioso de la muerte;

acéptanos, oh Cristo, cual liturgia

de gloria que ganaste y a ti vuelve. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 118, 145-152

 

Te invoco de todo corazón;

respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;

a ti grito: sálvame,

y cumpliré tus decretos;

me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,

esperando tus palabras.

 

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,

meditando tu promesa;

escucha mi voz por tu misericordia,

con tus mandamientos dame vida;

ya se acercan mis inicuos perseguidores,

están lejos de tu voluntad.

 

Tú, Señor, estás cerca,

y todos tus mandatos son estables;

hace tiempo comprendí que tus preceptos

los fundaste para siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 93 I - INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES

 

Dios de la venganza, Señor,

Dios de la venganza, resplandece.

Levántate, juzga la tierra,

paga su merecido a los soberbios.

 

¿Hasta cuándo, Señor, los culpables,

hasta cuándo triunfarán los culpables?

Sueltan la lengua profiriendo insolencias,

se jactan los malhechores;

 

trituran, Señor, a tu pueblo,

oprimen a tu heredad;

asesinan a viudas y forasteros

degüellan a los huérfanos,

y comentan: «Dios no lo ve,

el Dios de Jacob no se entera.»

 

Enteraos los más necios del pueblo,

ignorantes, ¿cuándo discurriréis?

El que plantó el oído, ¿no va a oír?;

el que formó el ojo, ¿no va a ver?;

 

el que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;

el que instruye al hombre, ¿no va a saber?

Sabe el Señor que los pensamientos del hombre

son insustanciales.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 93 II

 

Dichoso el hombre a quien tú educas,

al que enseñas tu ley,

dándole descanso tras los años duros,

mientras al malvado le cavan la fosa.

 

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,

ni abandona su heredad:

el justo obtendrá su derecho,

y un porvenir los rectos de corazón.

 

¿Quién se pone a mi favor contra los perversos,

quién se coloca a mi lado frente a los malhechores?

Si el Señor no me hubiera auxiliado,

ya estaría yo habitando en el silencio.

 

Cuando me parece que voy a tropezar,

tu misericordia Señor, me sostiene;

cuando se multiplican mis preocupaciones,

tus consuelos son mi delicia.

 

¿Podrá aliarse contigo un tribunal inicuo

que dicta injusticias en nombre de la ley?

 

Aunque atenten contra la vida del justo

y condenen a muerte al inocente,

el Señor será mi alcázar,

Dios será mi roca de refugio.

 

Él les pagará su iniquidad,

los destruirá por sus maldades,

los destruirá el Señor nuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   Cf. Rm 4, 24-25

 

Creemos en aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación.

 

V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, vida de los creyentes, gloria de los humildes, felicidad de los justos, atiende benignamente a nuestras súplicas y haz que quienes deseamos ardientemente el cumplimiento de tus promesas seamos siempre colmados por la abundancia de tus beneficios. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: VERBO DE DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA

 

Verbo de Dios, el sol de mediodía,

amable mensajero de tu rostro,

fecunda nuestra tierra y la hermosea

como fuente de luz, de vida y gozo.

 

Más hermoso tu cuerpo, que es pleroma

del infinito amor jamás gastado;

y de ese mar sin fondo ni ribera

la Iglesia es tu pleroma continuado.

 

Verbo de Dios, que reinas sin fatiga,

que emerges victorioso del trabajo,

reina dichoso tú que nos esperas

mientras nosotros vamos caminando. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   1Jn 5, 5-6a

 

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Él, Jesucristo, vino por el agua y por la sangre; no con el agua solamente, sino con el agua y con la sangre.

 

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R. Al ver al Señor. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, vida de los creyentes, gloria de los humildes, felicidad de los justos, atiende benignamente a nuestras súplicas y haz que quienes deseamos ardientemente el cumplimiento de tus promesas seamos siempre colmados por la abundancia de tus beneficios. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO

 

Reina el Señor allí donde ninguno

ciñe corona que haya dado el mundo;

reina el Señor allí donde la vida

sin lágrimas es río de delicias.

 

Reina el Señor, el compasivo siervo,

que en sus hombros cargó nuestro madero;

vive el muerto en la cruz, el sepultado

y con hierro sellado y custodiado.

 

Cruzó el oscuro valle de la muerte

hasta bajar a tumba de rebeldes;

fingía que era suya nuestra pena,

y en silencio escuchó nuestra sentencia.

 

Pero reina el Señor, la tierra goza,

y ya se escuchan los cánticos de boda.

¡Gloria al Señor Jesús resucitado,

nuestra esperanza y triunfo deseado! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   Cf. Ef 4, 23-24

 

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

 

V. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R. Porque ya es tarde. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, vida de los creyentes, gloria de los humildes, felicidad de los justos, atiende benignamente a nuestras súplicas y haz que quienes deseamos ardientemente el cumplimiento de tus promesas seamos siempre colmados por la abundancia de tus beneficios. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: DICHOSA TÚ, QUE ENTRE TODAS

 

Dichosa tú, que, entre todas,

fuiste por Dios sorprendida

con tu lámpara encendida

para el banquete de bodas.

 

Con el abrazo inocente

de un hondo pacto amoroso,

vienes a unirte al Esposo

por virgen y por prudente.

 

Enséñanos a vivir,

ayúdenos tu oración,

danos en la tentación

la gracia de resistir.

 

Honor a la Trinidad

por esta limpia victoria,

y gloria por esta gloria

que alegra a la humanidad. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. La noche será clara como el día. Aleluya.

 

Salmo 138 1-18. 23-24 (I) TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.

 

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto,

de lejos penetras mis pensamientos;

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

 

No ha llegado la palabra a mi lengua,

y ya, Señor, te la sabes toda.

Me envuelves por doquier,

me cubres con tu mano.

Tanto saber me sobrepasa,

es sublime, y no lo abarco.

 

¿Adónde iré lejos de tu aliento,

adónde escaparé de tu mirada?

Si escalo el cielo, allí estás tú;

si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

 

si vuelo hasta el margen de la aurora,

si emigro hasta el confín del mar,

allí me alcanzará tu izquierda,

tu diestra llegará hasta mí.

 

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,

que la luz se haga noche en torno a mí»,

ni la tiniebla es oscura para ti,

la noche es clara como el día.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. La noche será clara como el día. Aleluya.

 

Ant 2. Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.

 

Salmo 138 II

 

Tú has creado mis entrañas,

me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias,

porque me has formado portentosamente,

porque son admirables tus obras;

conocías hasta el fondo de mi alma,

no desconocías mis huesos.

 

Cuando, en lo oculto, me iba formando,

y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

tus ojos veían mis acciones,

se escribían todas en tu libro,

calculados estaban mis días

antes que llegase el primero.

 

¡Qué incomparables encuentro tus designios,

Dios mío, qué inmenso es su conjunto!

Si me pongo a contarlos, son más que arena;

si los doy por terminados, aún me quedas tú.

 

Señor, sondéame y conoce mi corazón,

ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

mira si mi camino se desvía,

guíame por el camino eterno.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.

 

Ant 3. Su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.

 

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

 

Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.

 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

 

Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.

 

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.

 

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   1Co 7, 32. 34

 

El célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

R. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

 

V. Van entrando en el palacio real.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Siempre y en todo lugar, santa Catalina buscaba a Dios, y lo encontraba y poseía, uniéndose al Señor por medio de la caridad y del amor. Aleluya.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Siempre y en todo lugar, santa Catalina buscaba a Dios, y lo encontraba y poseía, uniéndose al Señor por medio de la caridad y del amor. Aleluya.

 

PRECES

 

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de Dios, y supliquémosle, diciendo:

 

Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

 

Señor Jesucristo, tú que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia sin mancha ni arruga,

haz que sea siempre santa e inmaculada.

 

Señor Jesucristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

 

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen guardó siempre fidelidad intacta,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

 

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la fiesta de santa Catalina de Siena, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite tanbién a nuestros hermanos difuntos en el convite festivo de tu reino.

 

Oremos con Jesús, diciendo a nuestro Padre:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios nuestro, que diste a santa Catalina de Siena el don de entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: EL CORAZÓN SE DILATA

 

El corazón se dilata

sin noche en tu santo cuerpo,

oh morada iluminada,

mansión de todo consuelo.

 

Por tu muerte sin pecado,

por tu descanso y tu premio,

en ti, Jesús, confiamos,

y te miramos sin miedo.

 

Como vigilia de amor

te ofrecemos nuestro sueño;

tú que eres el paraíso,

danos un puesto en tu reino. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.

 

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

tú, que eres justo, ponme a salvo,

inclina tu oído hacia mí;

 

ven aprisa a librarme,

sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

 

por tu nombre dirígeme y guíame:

sácame de la red que me han tendido,

porque tú eres mi amparo.

 

En tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora.

 

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora;

porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel

de todos sus delitos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE   Ef 4,26-27

 

No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Reina del cielo, alégrate, aleluya,

porque Cristo,

a quien llevaste en tu seno, aleluya,

ha resucitado, según su palabra, aleluya.

Ruega al Señor por nosotros, aleluya. 

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