viernes, 5 de diciembre de 2014

6 DE DICIEMBRE SÁBADO I DE ADVIENTO

 

 

SANTA MARIA VIRGEN

 

 

 

Del propio del Tiempo - Salterio I.

 

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: VERBO QUE DEL CIELO BAJAS

 

Verbo que del cielo bajas,

Luz del Padre que, naciendo,

socorres al mundo mísero

con el correr de los tiempos:

 

Ilumina el corazón,

quema de amor nuestro pecho,

y borren tus enseñanzas

tantos deslices y yerros,

 

para que, cuando regreses

como juez de nuestros hechos,

castigues el mal oculto

y corones a los buenos.

 

Que la maldad no nos lance

por nuestras culpas al fuego,

mas felices moradores

nos veamos en tu reino.

 

A Dios Padre y a su Hijo

gloria y honor tributemos,

y al Espíritu Paráclito,

por los siglos sempiternos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Cantad al Señor y meditad sus maravillas.

 

Salmo 104 I- LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN REALIZA LAS PROMESAS HECHAS POR DIOS A ABRAHAM

 

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,

dad a conocer sus hazañas a los pueblos.

Cantadle al son de instrumentos,

hablad de sus maravillas;

gloriaos de su nombre santo,

que se alegren los que buscan al Señor.

 

Recurrid al Señor y a su poder,

buscad contínuamente su rostro.

Recordad las maravillas que hizo,

sus prodigios, las sentencias de su boca.

 

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;

hijos de Jacob, su elegido!

El Señor es nuestro Dios,

él gobierna toda la tierra.

Se acuerda de su alianza eternamente,

de la palabra dada, por mil generaciones;

 

de la alianza sellada con Abrahám,

del juramento hecho a Isaac,

confirmado como ley para Jacob,

como alianza eterna para Israel:

«A ti te daré el país cananeo,

como lote de vuestra heredad.»

 

Cuando eran unos pocos mortales,

contados, y forasteros en el país,

cuando erraban de pueblo en pueblo,

de un reino a otra nación,

a nadie permitió que los molestase,

y por ellos castigó a reyes:

«No toquéis a mis ungidos,

no hagáis mal a mis profetas.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cantad al Señor y meditad sus maravillas.

 

Ant 2. No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores.

 

Salmo 104 II

 

Llamó al hambre sobre aquella tierra:

cortando el sustento de pan;

por delante había enviado a un hombre,

a José, vendido como esclavo;

 

le trabaron los pies con grillos,

le metieron el cuello en la argolla,

hasta que se cumplió su predicción,

y la palabra del Señor lo acreditó.

 

El rey lo mandó desatar,

el Señor de pueblos le abrió la prisión,

lo nombró administrador de su casa,

señor de todas sus posesiones,

para que a su gusto instruyera a los príncipes

y enseñase sabiduría a los ancianos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores.

 

Ant 3. Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría.

 

Salmo 104 III

 

Entonces Israel entró en Egipto,

Jacob se hospedó en la tierra de Cam.

Dios hizo a su pueblo muy fecundo,

más poderoso que sus enemigos.

 

A éstos les cambió el corazón

para que odiasen a su pueblo,

y usaran malas artes con sus siervos.

Pero envió a Moisés, su siervo,

y a Aarón, su escogido,

que hicieron contra ellos sus signos,

prodigios en la tierra de Cam.

 

Envió la oscuridad, y oscureció,

pero ellos resistieron a sus palabras;

convirtió sus aguas en sangre,

y dió muerte a sus peces;

su tierra pululaba de ranas,

hasta en la alcoba del rey.

 

Ordenó que vinieran tábanos

y mosquitos por todo el territorio;

les dió en vez de lluvia granizo,

llamas de fuego por su tierra;

e hirió higueras y viñas,

tronchó los árboles del país.

 

Ordenó que viniera la langosta,

saltamontes innumerables,

que roían la hierba de su tierra,

y devoraron los frutos de sus campos.

Hirió de muerte a los primogénitos del país,

primicias de su virilidad.

 

Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,

y entre sus tribus nadie se enfermó;

los Egipcios se alegraban de su marcha,

porque los había sobrecogido el terror.

 

Tendió una nube que los cubriese,

y un fuego que los alumbrase de noche.

Lo pidieron, y envió codornices,

los sació con pan del cielo;

hendió la peña, y brotaron las aguas,

que corrieron en ríos por el desierto.

 

Porque se acordaba de la palabra sagrada

que había dado a su siervo Abrahám,

sacó a su pueblo con alegría,

a sus escogidos con gritos de triunfo.

 

Les asignó las tierras de los gentiles,

y poseyeron las haciendas de las naciones:

para que guarden sus decretos,

y cumplan su ley.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría.

 

V. El Señor anuncia su palabra a Jacob.

R. Sus decretos y mandatos a Israel.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Isaías 13. 1-22

 

EL DÍA DEL SEÑOR

 

Oráculo contra Babilonia, que recibió el profeta Isaías, hijo de Amós:

 

Sobre un monte pelado izad la enseña, gritadles con fuerza agitando la mano, para que entren por las puertas de los príncipes. Yo he dado orden a mis consagrados, he convocado a los soldados de mi ira, entusiastas de mi honor.

 

Escuchad: tumulto en los montes, como de gran muchedumbre; escuchad: alboroto de reinos, naciones reunidas. EL Señor de los ejércitos revista sus ejércitos para el combate. Van llegando de tierra lejana, del confín del cielo: el Señor con las armas de su ira, para devastar la tierra.

 

Ululad, que está cerca el día del Señor: como azote del Potente llegará. Por eso, los brazos desfallecerán, los corazones humanos desmayarán, espasmos y angustias los sobrecogerán, se retorcerán como mujer que da a luz. Uno a otro se mira espantado; rostros febriles, sus rostros. Mirad: Llega el día del Señor, implacable, con cólera e incendio de ira, para hacer de la tierra un desierto y exterminar de ella a los pecadores. Los astros del cielo, las constelaciones, no destellan su luz; se entenebrece el sol al salir, la luna no irradia su luz.

 

Tomaré cuentas al orbe de su maldad, a los perversos de su crimen. Terminaré con la soberbia de los insolentes, el orgullo de los tiranos lo humillaré. Haré a los hombres más escasos que el oro; a los mortales, más que metal de Ofir. Por eso, sacudiré los cielos y se moverá la tierra de su sitio. Por la cólera del Señor, el día del incendio de su ira. Y serán como sierva acosada, como rebaño que nadie congrega: uno se vuelve a su pueblo, el otro huye a su tierra. Al que alcanzan lo atraviesan, al que apresan lo matan a espada. Estrellan a los niños ante sus ojos, saquean sus casas, violan a sus mujeres.

 

Mirad: Yo incito contra ellos a los medos, que no estiman la plata, ni les importa el oro: sus arcos acribillan a los jóvenes, no perdonan a los niños, sus ojos no se apiadan de las criaturas.

 

Quedará Babilonia, la perla de los reinos, joya y orgullo de los caldeos, como Sodoma y Gomorra en la catástrofe de Dios. Jamás la habitarán ni la poblarán, de generación en generación. El beduino no acampará allí ni apacentarán los pastores. Apriscarán allí las fieras, los búhos llenarán sus casas, anidará allí el avestruz, y los chivos brincarán; aullarán las hienas en las mansiones y los chacales en los palacios de placer. Ya está a punto de llegar su hora, sus días no tardarán.

 

RESPONSORIO    Jl 2, 11. 12. 13; cf. Ap 6, 17. 16

 

R. Grande es el día del Señor, terrible es, ¿quién lo resistirá? * Pero ahora convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es compasivo y misericordioso.

V. Ha llegado el día grande de la ira del que está sentado en el trono y del Cordero: y ¿quién podrá resistir?

R. Pero ahora convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es compasivo y misericordioso.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Del tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre el bien de la paciencia.

(núms. 13 y 15: CSEL 3, 406-408)

 

ESPERAMOS LO QUE NO VEMOS

 

Éste es el precepto de nuestro Señor y Maestro: El que persevere hasta el fin se salvará. Y también: Si per manecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos, llegaréis al conocimiento de la verdad y la verdad os librará de la esclavitud.

 

Es necesario, hermanos muy queridos, tener paciencia y perseverar, para que, después de haber sido admitidos a la esperanza de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar esa misma verdad y libertad; porque el hecho de ser cristianos nos exige la fe y la esperanza; pero, para que esta fe y esta esperanza puedan obtener su fruto, nos es necesaria la paciencia.

 

Pues nosotros no buscamos la gloria presente, sino la futura, conforme a lo que el apóstol san Pablo nos enseña, diciendo: Sólo en esperanza poseemos nuestra salvación; porque la esperanza que ve a su alcance el objeto no es esperanza. ¿Cómo puede alguien esperar lo que tiene ya a su alcance? Pero si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos con anhelo y constancia. La esperanza y la paciencia son necesarias para llevar a buen término lo que hemos empezado, y para alcanzar lo que esperamos y creemos apoyados en la promesa divina.

 

Finalmente, en otro lugar el mismo Apóstol exhorta a los justos, a los que obran el bien y acumulan tesoros en el cielo que les producirán intereses en bienes divinos, a que sean perseverantes, diciendo: Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los miembros de la Iglesia. No nos cansemos de practicar el bien; que a su tiempo cosecharemos.

 

Recomienda aquí que nadie, por impaciencia, deje de obrar el bien, que nadie, vencido o desanimado por las tentaciones y las dificultades, se detenga en la mitad del camino de la justificación y de la gloria, para que no pierda el mérito de las buenas acciones por no haber llevado a su fin la obra comenzada.

 

En otro lugar el Apóstol, al hablar de la caridad, une inseparablemente con ella la constancia y la paciencia: La caridades comprensiva, la caridad es servicial y no tiene envidia; la caridad no presume ni se engríe; no es mal educada ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. Muestra así que la caridad sólo puede subsistir si sabe soportar todas las cosas.

 

Y en otro lugar dice: Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. De está manera demuestra que es imposible mantener la unión y la paz si los hermanos no se toleran mutuamente y si no conservan el vínculo de la unión fraterna mediante la virtud de la paciencia.

 

RESPONSORIO    Ha 2, 3; Hb 10, 37

 

R. Se acerca su término y no fallará; * si tarda, espéralo, porque ha de llegar sin falta.

V. Todavía un poco de tiempo, un poco nada más: y el que ha de venir vendrá.

R. Si tarda, espéralo, porque ha de llegar sin falta.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de la verdadera libertad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: UNA CLARA VOZ RESUENA.

 

Una clara voz resuena

que las tinieblas repudia,

el sueño pesado ahuyéntase,

Cristo en el cielo fulgura.

 

Despierte el alma adormida

y sus torpezas sacuda,

que para borrar los males

un astro nuevo relumbra.

 

De arriba llega el Cordero

que ha de lavar nuestras culpas;

con lágrimas imploremos

el perdón que nos depura,

 

porque en su nueva venida

que aterroriza y conturba,

no tenga que castigarnos,

más con piedad nos acuda.

 

Al Padre eterno la gloria,

loor al Hijo en la altura,

y al Espíritu Paráclito

por siempre alabanza suma. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

 

Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN

 

Te invoco de todo corazón;

respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;

a ti grito: sálvame,

y cumpliré tus decretos;

me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,

esperando tus palabras.

 

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,

meditando tu promesa;

escucha mi voz por tu misericordia,

con tus mandamientos dame vida;

ya se acercan mis inicuos perseguidores,

están lejos de tu voluntad.

 

Tú, Señor, estás cerca,

y todos tus mandatos son estables;

hace tiempo comprendí que tus preceptos

los fundaste para siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

 

Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

 

Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18

 

Cantaré al Señor, sublime es su victoria,

caballos y carros ha arrojado en el mar.

Mi fuerza y mi poder es el Señor,

él fue mi salvación.

 

Él es mi Dios: yo lo alabaré;

el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.

El Señor es un guerrero,

su nombre es «El Señor».

 

Los carros del faraón los lanzó al mar,

ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.

 

Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,

las corrientes se alzaron como un dique,

las olas se cuajaron en el mar.

 

Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,

repartiré el botín, se saciará mi codicia,

empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»

 

Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,

se hundieron como plomo en las aguas formidables.

 

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?

¿Quién como tu, terrible entre los santos,

temibles por tus proezas, autor de maravillas?

 

Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;

guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,

los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

 

Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,

lugar del que hiciste tu trono, Señor;

santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

 

Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.

 

Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.

 

Alabad al Señor, todas las naciones,

aclamadlo, todos los pueblos:

 

Firme es su misericordia con nosotros,

su fidelidad dura por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.

 

LECTURA BREVE   Is 11, 1-3a

 

Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

V. Su gloria aparecerá sobre ti.

R. Amanecerá el Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. No temas, Sión; mira que tu Señor vendrá. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. No temas, Sión; mira que tu Señor vendrá. Aleluya.

 

PRECES

 

Oremos a Dios Padre, que trazó desde antiguo un plan de salvación para su pueblo, y digámosle:

 

Guarda a tu pueblo, Señor.

 

Oh Dios, que prometiste a tu pueblo un vástago que haría justicia,

vela por la santidad de tu Iglesia.

 

Inclina, oh Dios, el corazón de los hombres a tu palabra

y afianza la santidad de tus fieles.

 

Por tu Espíritu consérvanos en el amor,

para que podamos recibir la misericordia de tu Hijo que se acerca.

 

Haz que nos mantengamos firmes, Dios de clemencia,

hasta el día de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de la verdadera libertad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

Salmo 118, 33-40

 

Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,

y lo seguiré puntualmente;

enséñame a cumplir tu voluntad

y a guardarla de todo corazón;

guíame por la senda de tus mandatos,

porque ella es mi gozo.

 

Inclina mi corazón a tus preceptos,

y no al interés;

aparta mis ojos de las vanidades,

dame vida con tu palabra;

cumple a tu siervo la promesa

que hiciste a tus fieles.

 

Aparta de mí la afrenta que temo,

porque tus mandamientos son amables;

mira cómo ansío tus decretos:

dame vida con tu justicia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS

 

Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.

 

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis ansias.

 

Contempladlo y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

y lo salva de sus angustias.

 

El ángel del Señor acampa

en torno a sus fieles y los protege.

Gustad y ved qué bueno es el Señor,

dichoso el que se acoge a él.

 

Todos sus santos, temed al Señor,

porque nada les falta a los que lo temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Señor no carecen de nada.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 33 II

 

Venid, hijos, escuchadme:

os instruiré en el temor del Señor;

¿hay alguien que ame la vida

y desee días de prosperidad?

 

Guarda tu lengua del mal,

tus labios de la falsedad;

apártate del mal, obra el bien,

busca la paz y corre tras ella.

 

Los ojos del Señor miran a los justos,

sus oídos escuchan sus gritos;

pero el Señor se enfrenta con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.

 

Cuando uno grita, el Señor lo escucha

y lo libra de sus angustias;

el Señor está cerca de los atribulados,

salva a los abatidos.

 

Aunque el justo sufra muchos males,

de todos lo libra el Señor;

él cuida de todos sus huesos,

y ni uno solo se quebrará.

 

La maldad da muerte al malvado,

y los que odian al justo serán castigados.

El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

LECTURA BREVE   Is 4, 2

 

Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel.

 

V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.

R. Los reyes del mundo tu gloria.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de la verdadera libertad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO

 

Oh Señor, Dios eterno y bondadoso,

tú diriges los tiempos y la vida;

son por ti luminosas las mañanas,

con tu sol das el fuego al mediodía.

 

Que tu paz se derrame en nuestras almas

y que apague el ardor de la discordia;

que descansen los cuerpos fatigados,

anhelando el reposo de tu gloria.

 

Tu amistad danos, Padre omnipotente,

sea Cristo la senda que sigamos,

ilumine el Espíritu el desierto

en que todos a ti peregrinamos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

LECTURA BREVE   Is 4, 3

 

A los que queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en Jerusalén.

 

V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.

R. Visítanos con tu salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de la verdadera libertad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA

 

Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,

que inmóvil en ti mismo permaneces,

y que el orden del tiempo determinas

por medio de la luz que nace y muere.

 

Dígnate concedernos, en la tarde,

Luz con que nuestra vida nunca cese,

y haz que el bien infinito de la gloria

siga a la gracia de una santa muerte.

 

Glorificado seas, Jesucristo,

nacido del más puro y santo vientre,

y que sean también glorificados

el Padre y el Espíritu por siempre. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

LECTURA BREVE   Is 61, 11

 

Como el suelo hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.

 

V. Ven, Señor, y no tardes.

R. Perdona los pecados de tu pueblo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de la verdadera libertad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: JESUCRISTO, PALABRA DEL PADRE.

 

Jesucristo, Palabra del Padre,

luz eterna de todo creyente:

ven, Señor, porque ya se hace tarde,

ven y escucha la súplica ardiente.

 

Cuando el mundo dormía en tinieblas,

en tu amor, tú quisiste ayudarlo

y trajiste, viniendo a la tierra,

esa vida que puede salvarlo.

 

Ya madura la historia en promesas,

sólo anhela tu pronto regreso;

si el silencio madura la espera,

el amor no soporta el silencio.

 

Con María, la Iglesia te aguarda

con anhelos de esposa y de Madre

y reúne a sus hijos, los fieles,

para juntos poder esperarte.

 

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,

que podamos salir a tu encuentro

y a tu lado vivamos por siempre,

dando gracias al Padre en el reino. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas.

 

Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA

 

Lámpara es tu palabra para mis pasos,

luz en mi sendero;

lo juro y lo cumpliré:

guardaré tus justos mandamientos;

¡estoy tan afligido!

Señor, dame vida según tu promesa.

 

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,

enséñame tus mandatos;

mi vida está siempre en peligro,

pero no olvido tu voluntad;

los malvados me tendieron un lazo,

pero no me desvié de tus decretos.

 

Tus preceptos son mi herencia perpetua,

la alegría de mi corazón;

inclino mi corazón a cumplir tus leyes,

siempre y cabalmente.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas.

 

Ant 2. Fortaleced las manos débiles; sed fuertes y decid: «Mirad a nuestro Dios que viene y nos salvará.» Aleluya.

 

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»

Los dioses y señores de la tierra

no me satisfacen.

 

Multiplican las estatuas

de dioses extraños;

no derramaré sus libaciones con mis manos,

ni tomaré sus nombres en mis labios.

 

El Señor es mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano:

me ha tocado un lote hermoso,

me encanta mi heredad.

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré.

 

Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Fortaleced las manos débiles; sed fuertes y decid: «Mirad a nuestro Dios que viene y nos salvará.» Aleluya.

 

Ant 3. La ley se nos dio por mediación de Moisés; pero la gracia y la verdad nos han venido por Jesucristo.

 

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

 

Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios,

al contrario, se anonadó a sí mismo,

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.

 

Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte

y una muerte de cruz.

 

Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo

y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. La ley se nos dio por mediación de Moisés; pero la gracia y la verdad nos han venido por Jesucristo.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23-24

 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él las cumplirá.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

V. Y danos tu salvación.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Ven, Señor, y danos tu paz; tu visita nos retornará a la rectitud y podremos alegrarnos en tu presencia.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ven, Señor, y danos tu paz; tu visita nos retornará a la rectitud y podremos alegrarnos en tu presencia.

 

PRECES

 

Oremos, hermanos, a Cristo, el Señor, que nació de la Virgen María, y digámosle:

 

Ven, Señor Jesús.

 

Hijo unigénito de Dios, que has de venir al mundo como mensajero de la alianza,

haz que el mundo te reciba y te reconozca.

 

Tú que, engendrado en el seno del Padre, quisiste hacerte hombre en el seno de María,

líbranos de la corrupción de la carne.

 

Tú que, siendo la vida, quisiste experimentar la muerte,

concédenos superar la sentencia de la muerte.

 

Tú que, al venir al juicio, traerás contigo la recompensa,

haz que tu amor sea entonces nuestro premio.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Señor Jesucristo, tú que por tu muerte socorriste a los muertos,

escucha las súplicas que te dirigimos por nuestros difuntos.

 

Pidamos ahora a nuestro Padre que sea la ayuda de nuestra debilidad:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Te pedimos, Dios misericordioso, que en nuestra alegre marcha hacia el encuentro de tu Hijo no tropecemos en impedimentos terrenos, sino que, guiados por la sabiduría celestial, merezcamos participar de la gloria de aquel que vive y reina contigo.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA

 

Cuando acabamos el día

te suplicamos, Señor,

nos hagas de centinela

y otorgues tu protección.

 

Que te sintamos: contigo

sueñe nuestro corazón

para cantar tus loores

de nuevo al salir el sol.

 

Danos vida saludable,

alienta nuestro calor,

tu claridad ilumine

la oscuridad que llegó.

 

Dánoslo, Padre piadoso,

por Jesucristo, el Señor,

que reina con el Espíritu

Santo vivificador. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.

 

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

 

Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.

 

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

 

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

 

Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:

 

Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.

 

El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

LECTURA BREVE   Dt 6,4-7

 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

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