Del Común de
varios mártires. Salterio I.
SANTOS ANDRÉS DUNG-LAC, presbítero, y compañeros, mártires.
(MEMORIA)
Durante el siglo XVI, varias familias religiosas anunciaron el
Evangelio en las diversas regiones del Vietnam. Mucha gente del pueblo recibió
con alegría la Buena Noticia del Evangelio. Esta aceptación de la fe cristiana
fue enseguida probada por la persecución. Durante los siglos XVII, XVIII y XIX,
a pesar de que hubo breves intervalos de paz, muchos cristianos obtuvieron el
don del martirio. Entre ellos hubo obispos, presbíteros, religiosos,
religiosas, catequistas, tanto hombres como mujeres, y laicos de sexo y
condición diversa. El papa Juan Pablo II canonizó ciento diecisiete mártires el
día 19 de junio de 1988; este grupo de mártires estaba formado por noventa y
seis vietnamitas, once misioneros dominicanos españoles y diez franceses. A
petición del episcopado vietnamita, el mismo Papa ha introducido en el
Calendario romano la memoria del presbítero Andrés Dung-Lac y sus compañeros.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TESTIGOS DE AMOR
Testigos
de amor
de
Cristo Señor,
mártires
santos.
Rosales
en flor
de
Cristo el olor,
mártires
santos.
Palabras
en luz
de
Cristo Jesús,
mártires
santos.
Corona
inmortal
del
Cristo total,
mártires
santos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los
cielos.
Salmo
130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor,
mi corazón no es ambicioso,
ni
mis ojos altaneros;
no
pretendo grandezas
que
superan mi capacidad;
sino
que acallo y modero mis deseos,
como
un niño en brazos de su madre.
Espere
Israel en el Señor
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los
cielos.
Ant
2. Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.
Salmo
131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.
Señor,
tenle en cuenta a David
todos
sus afanes:
cómo
juró al Señor
e
hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No
entraré bajo el techo de mi casa,
no
subiré al lecho de mi descanso,
no
daré sueño a mis ojos,
ni
reposo a mis párpados,
hasta
que encuentre un lugar para el Señor,
una
morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos
que estaba en Efrata,
la
encontramos en el Soto de Jaar:
entremos
en su morada,
postrémonos
ante el estrado de sus pies.
Levántate,
Señor, ven a tu mansión,
ven
con el arca de tu poder:
que
tus sacerdotes se vistan de gala,
que
tus fieles te aclamen.
Por
amor a tu siervo David,
no
niegues audiencia a tu Ungido.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.
Ant
3. El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»
Salmo
131 II.
El
Señor ha jurado a David
una
promesa que no retractará:
«A
uno de tu linaje
pondré
sobre tu trono.
Si
tus hijos guardan mi alianza
y
los mandatos que les enseño,
también
sus hijos, por siempre,
se
sentarán sobre tu trono.»
Porque
el Señor ha elegido a Sión,
ha
deseado vivir en ella:
«Ésta
es mi mansión por siempre,
aquí
viviré, porque la deseo.
Bendeciré
sus provisiones,
a
sus pobres los saciaré de pan;
vestiré
a sus sacerdotes de gala,
y
sus fieles aclamarán con vítores.
Haré
germinar el vigor de David,
enciendo
una lámpara para mi Ungido.
A
sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre
él brillará mi diadema.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»
V.
Venid a ver las obras del Señor.
R.
Las maravillas que hace en la tierra.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Daniel 3, 8-12. 19-24. 91-97
LA
ESTATUA DE ORO DEL REY. LOS JÓVENES SON LIBRADOS DEL HORNO
En
aquellos días, algunos caldeos se presentaron a denunciar a los judíos. Tomaron
la palabra y dijeron al rey Nabucodonosor:
«¡Viva
el rey eternamente! Tú, oh rey, has ordenado que todo hombre, en cuanto oiga
sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y
toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro, y que aquellos que
no se postren para adorarla sean arrojados en un horno de fuego ardiente. Pues
bien, hay unos judíos a quienes has encargado la administración de la provincia
de Babilonia: Sadrac, Mesac y AbedNegó, que no te hacen caso, oh rey, no sirven
a tu dios ni adoran la estatua de oro que tú has erigido.»
Entonces
el rey Nabucodonosor, ebrio de cólera y demudada la expresión de su rostro
contra Sadrac, Mesac y Abed-Negó, dio orden de que se encendiese el horno siete
veces más de lo acostumbrado, y mandó a los hombres más fuertes de su ejército
que ataran a Sadrac, Mesac y Abed-Negó y los arrojaran al horno de fuego
ardiente. Fueron, pues, atados estos hombres, con sus túnicas, sus gorros y
vestidos, y arrojados al horno de fuego ardiente. El horno estaba excesivamente
encendido, pues la orden del rey era perentoria, y sus llamaradas mataron a los
hombres que habían llevado allá a Sadrac, Mesac y Abed-Negó, y estos tres
cayeron atados en medio del horno de fuego ardiente. Pero ellos iban por entre
las llamas alabando y bendiciendo a Dios. Entonces el rey Nabucodonosor,
estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros:
«¿No
hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?»
Respondieron
ellos:
«Indudablemente,
oh rey.»
Dijo
el rey:
«Pero
yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir
daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.»
Y
Nabucodonosor-se acercó a la boca del horno de fuego ardiente y dijo:
«Sadrac,
Mesac, Abed-Negó, servidores del Dios Altísimo, salid y venid aquí.»
Entonces
salieron ellos de en medio del fuego. Los sátrapas, los prefectos, los
gobernadores y los consejeros del rey se reunieron para ver a estos hombres: el
fuego no había tenido ningún poder sobre su cuerpo, los cabellos de su cabeza
no estaban chamuscados, sus mantos no se habían alterado y ni el olor del fuego
se les había pegado. Nabucodonosor exclamó:
«Bendito
sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-Negó, que ha enviado a su ángel a librar a
sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su
cuerpo a las llamas antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.
Yo ordeno, pues, pueblos, naciones y lenguas: Todo aquel que hable con ligereza
del Dios de Sadrac, Mesac y Abed-Negó será cortado en pedazos y su casa será
arrasada, porque no hay otro dios que pueda salvar de este modo.»
Y
el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-Negó en la provincia de Babilonia.
RESPONSORIO
Dn 3, 49. 50. 95
R.
El ángel del Señor bajó al horno junto a Azarías y sus compañeros, y empujó
fuera del horno la llama de fuego; * y no los tocó el fuego ni les causó
molestia alguna.
V.
Bendito sea su Dios, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que
confiaron en él.
R.
Y no los tocó el fuego ni les causó molestia alguna.
SEGUNDA
LECTURA
De
la carta de san Pablo Le-Bao-Tinh a los alumnos del seminario de Ke-Vinh,
enviada el año mil ochocientos cuarenta y tres.
(A.
Launay, Le clergé tonkinois et ses pretres martyrs, MEP, Paris 1925, pp. 80-83)
LA
PARTICIPACIÓN DE LOS MÁRTIRES EN LA VICTORIA DE CRISTO CABEZA
Yo,
Pablo, encarcelado por el nombre de Cristo, os quiero explicar las
tribulaciones en que me veo sumergido cada día, para que, enfervorizados en el
amor a Dios, alabéis conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Esta
cárcel es un verdadero infierno: a los crueles suplicios de toda clase, como
son grillos, cadenas de hierro y ataduras, hay que añadir el odio, las
venganzas, las calumnias, palabras indecentes, peleas, actos perversos,
juramentos injustos, maldiciones y, finalmente, angustias y tristeza. Pero
Dios, que en otro tiempo libró a los tres jóvenes del horno de fuego, está
siempre conmigo y me libra de estas tribulaciones y las convierte en dulzura,
porque es eterna su misericordia.
En
medio de estos tormentos, que aterrorizarían a cualquiera, por la gracia de
Dios estoy lleno de gozo y alegría, porque no estoy solo, sino que Cristo está
conmigo.
Él,
nuestro maestro, aguanta todo el peso de la cruz, dejándome a mí solamente la
parte más pequeña e insignificante. Él, no sólo es espectador de mi combate,
sino que toma parte en él, vence y lleva a feliz término toda la lucha. Por
esto en su cabeza lleva la corona de la victoria, de cuya gloria participan
también sus miembros.
¿Cómo
resistir este espectáculo, viendo cada día cómo los emperadores, los mandarines
y sus cortesanos blasfeman tu santo nombre, Señor, que te sientas sobre
querubines y serafines? ¡Mira, tu cruz es pisoteada por los paganos! ¿Dónde
está tu gloria? Al ver todo esto, prefiero, encendido en tu amor, morir
descuartizado, en testimonio de tu amor.
Muestra,
Señor, tu poder, sálvame y dame tu apoyo, para que la fuerza se manifieste en
mi debilidad y sea glorificada ante los gentiles, ya que, si llegara a vacilar
en el camino, tus enemigos podrían levantar la cabeza con soberbia.
Queridos
hermanos, al escuchar todo esto, llenos de alegría, tenéis que dar gracias
incesantes a Dios, de quien procede todo bien; bendecid conmigo al Señor,
porque es eterna su misericordia. Proclame mi alma la grandeza del Señor, se
alegre mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su
siervo y desde ahora me felicitarán todas las generaciones futuras, porque es
eterna su misericordia.
Alabad
al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos, porque lo débil del
mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder, y lo despreciable, lo que no
cuenta, lo ha escogido Dios para humillar lo elevado. Por mi boca y mi
inteligencia humilla a los filósofos, discípulos de los sabios de este mundo,
porque es eterna su misericordia.
Os
escribo todo esto para que se unan vuestra fe y la mía. En medio de esta
tempestad echo el ancla hasta el trono de Dios, esperanza viva de mi corazón.
En
cuanto a vosotros, queridos hermanos, corred de manera que ganéis el premio,
haced que la fe sea vuestra coraza y empuñad las armas de Cristo con la derecha
y con la izquierda, como enseña san Pablo, mi patrono. Más os vale entrar
tuertos o mancos en la vida que ser arrojados fuera con todos los miembros.
Ayudadme
con vuestras oraciones para que pueda combatir como es de ley, que pueda
combatir bien mi combate y combatirlo hasta el final, corriendo así hasta
alcanzar felizmente la meta; en esta vida ya no nos veremos, pero hallaremos la
felicidad en el mundo futuro, cuando, ante el trono del Cordero inmaculado,
cantaremos juntos sus alabanzas, rebosantes de alegría por el gozo de la
victoria para siempre. Amén.
RESPONSORIO
Cf. Hb 12, 1-3
R.
Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, * fijos los ojos en el que
inició y completa nuestra fe: Jesús.
V.
Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni
perdáis el ánimo.
R.
Fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh
Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires
Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de Cristo, con una fidelidad
que llegó hasta el derramamiento de su sangre; concédenos, por su intercesión,
que difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de
verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Himno:
TESTIGOS DE LA SANGRE.
Testigos
de la sangre
con
sangre rubricada,
frutos
de amor cortados
al
golpe de la espada.
Testigos
del amor
en
sumisión callada,
canto
y cielo en los labios
al
golpe de la espada.
Testigos
del dolor
de
vida enamorada;
diario
placer de muerte
al
golpe de la espada.
Testigos
del cansancio
de
una vida inmolada
a
golpe de Evangelio
y
al golpe de la espada.
Demos
gracias al Padre
por
la sangre sagrada;
pidamos
ser sus mártires,
y
a cada madrugada
poder
morir la vida
al
golpe de la espada. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo
118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te
invoco de todo corazón;
respóndeme,
Señor, y guardaré tus leyes;
a
ti grito: sálvame,
y
cumpliré tus decretos;
me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando
tus palabras.
Mis
ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando
tu promesa;
escucha
mi voz por tu misericordia,
con
tus mandamientos dame vida;
ya
se acercan mis inicuos perseguidores,
están
lejos de tu voluntad.
Tú,
Señor, estás cerca,
y
todos tus mandatos son estables;
hace
tiempo comprendí que tus preceptos
los
fundaste para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant
2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico:
HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré
al Señor, sublime es su victoria,
caballos
y carros ha arrojado en el mar.
Mi
fuerza y mi poder es el Señor,
él
fue mi salvación.
Él
es mi Dios: yo lo alabaré;
el
Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El
Señor es un guerrero,
su
nombre es «El Señor».
Los
carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó
en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al
soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las
corrientes se alzaron como un dique,
las
olas se cuajaron en el mar.
Decía
el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré
el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré
la espada, los agarrará mi mano.»
Pero
sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se
hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién
como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién
como tú, terrible entre los santos,
temibles
por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste
tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste
con misericordia a tu pueblo rescatado,
los
llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo
introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar
del que hiciste tu trono, Señor;
santuario,
Señor, que fundaron tus manos.
El
Señor reina por siempre jamás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant
3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo
116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad
al Señor, todas las naciones,
aclamadlo,
todos los pueblos:
Firme
es su misericordia con nosotros,
su
fidelidad dura por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA
BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de
todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros
consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que
nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de
Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los justos viven eternamente.
R.
Los justos viven eternamente.
V.
Reciben de Dios su recompensa.
R.
Viven eternamente.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los justos viven eternamente.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de
los cielos.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de
los cielos.
PRECES
Celebremos,
amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos
mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:
Nos
has comprado, Señor, con tu sangre.
Por
la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como
testimonio de la fe,
concédenos,
Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por
la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su
sangre,
concédenos,
Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por
la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos,
Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por
la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del
Cordero,
concédenos,
Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Oh
Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires
Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de Cristo, con una fidelidad
que llegó hasta el derramamiento de su sangre; concédenos, por su intercesión,
que difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de
verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Salmo
118, 33-40
Muéstrame,
Señor, el camino de tus leyes,
y
lo seguiré puntualmente;
enséñame
a cumplir tu voluntad
y
a guardarla de todo corazón;
guíame
por la senda de tus mandatos,
porque
ella es mi gozo.
Inclina
mi corazón a tus preceptos,
y
no al interés;
aparta
mis ojos de las vanidades,
dame
vida con tu palabra;
cumple
a tu siervo la promesa
que
hiciste a tus fieles.
Aparta
de mí la afrenta que temo,
porque
tus mandamientos son amables;
mira
cómo ansío tus decretos:
dame
vida con tu justicia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Ant
2. Los que buscan al Señor no carecen de nada.
Salmo
33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo
al Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me
libró de todas mis ansias.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias.
El
ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege.
Gustad
y ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que se acoge a él.
Todos
sus santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que lo temen;
los
ricos empobrecen y pasan hambre,
los
que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los que buscan al Señor no carecen de nada.
Ant
3. Busca la paz y corre tras ella.
Salmo
33 II
Venid,
hijos, escuchadme:
os
instruiré en el temor del Señor;
¿hay
alguien que ame la vida
y
desee días de prosperidad?
Guarda
tu lengua del mal,
tus
labios de la falsedad;
apártate
del mal, obra el bien,
busca
la paz y corre tras ella.
Los
ojos del Señor miran a los justos,
sus
oídos escuchan sus gritos;
pero
el Señor se enfrenta con los malhechores,
para
borrar de la tierra su memoria.
Cuando
uno grita, el Señor lo escucha
y
lo libra de sus angustias;
el
Señor está cerca de los atribulados,
salva
a los abatidos.
Aunque
el justo sufra muchos males,
de
todos lo libra el Señor;
él
cuida de todos sus huesos,
y
ni uno solo se quebrará.
La
maldad da muerte al malvado,
y
los que odian al justo serán castigados.
El
Señor redime a sus siervos,
no
será castigado quien se acoge a él.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Busca la paz y corre tras ella.
LECTURA
BREVE 1R 8, 60-61
Sepan
todos los pueblos de la tierra que el Señor es Dios y no hay otro. Que vuestro
corazón sea todo para el Señor, nuestro Dios, como lo es hoy, para seguir sus
leyes y guardar sus mandamientos.
V.
Señor, enséñame tus caminos.
R.
Instrúyeme en tus sendas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres
de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Jr 17, 9-10
Nada
más falso y enfermo que el corazón, ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro
el corazón, sondeo las entrañas; para dar al hombre según su conducta, según el
fruto de sus acciones.
V.
Absuélveme, Señor, de lo que se me oculta.
R.
Preserva a tu siervo de la arrogancia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti
sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo, nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos,
Señor, la firme voluntad,
compañera
y sostén de la virtud,
que
sabe en la fatiga hallar quietud
y
en medio de las sombras claridad:
La
que trueca en tesón la veleidad,
y
el ocio en perennal solicitud,
y
las ásperas fiebres en salud
y
los torpes engaños en verdad.
Y
así conseguirá mi corazón
que
los favores que a tu amor debí
le
ofrezcan algún fruto en galardón.
Y
aún tú, Señor, conseguirás así
que
no llegue a romper mi confusión
la
imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Sb 7, 27a; 8, 1
La
sabiduría de Dios, aún siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo
lo renueva. Se despliega vigorosamente de un confín al otro del mundo y
gobierna de excelente manera todo el universo.
V.
Qué magníficas son tus obras, Señor.
R.
Qué profundos tus designios.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha,
Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por
intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante
toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH PRÍNCIPE ABSOLUTO DE LOS SIGLOS
Oh
príncipe absoluto de los siglos,
oh
Jesucristo, rey de las naciones:
te
confesamos árbitro supremo
de
las mentes y de los corazones.
En
la tierra te adoran los mortales
y
los santos te alaban en el cielo,
unidos
a sus voces te aclamamos
proclamándote
rey del universo.
Oh
Jesucristo, príncipe pacífico:
somete
a los espíritus rebeldes,
y
haz que encuentren el rumbo los perdidos
y
que en un solo aprisco se congreguen.
Para
eso pendes de una cruz sangrienta,
y
abres en ella tus divinos brazos;
para
eso muestras en tu pecho herido
tu
ardiente corazón atravesado.
Para
eso estás oculto en los altares
tras
las imágenes del pan y el vino;
para
eso viertes de tu pecho abierto
sangre
de salvación para tus hijos.
Por
regir con amor el universo,
glorificado
seas, Jesucristo,
y
que contigo y con tu eterno Padre
también
reciba gloria el Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Será llamado Príncipe de la paz, y su trono estará firmemente asentado para
siempre.
Salmo
112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad,
siervos del Señor,
alabad
el nombre del Señor.
Bendito
sea el nombre del Señor,
ahora
y por siempre:
de
la salida del sol hasta su ocaso,
alabado
sea el nombre del Señor.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su
gloria sobre los cielos.
¿Quién
como el Señor Dios nuestro,
que
se eleva en su trono
y
se abaja para mirar
al
cielo y a la tierra?
Levanta
del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
sentarlo con los príncipes,
los
príncipes de su pueblo;
a
la estéril le da un puesto en la casa,
como
madre feliz de hijos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Será llamado Príncipe de la paz, y su trono estará firmemente asentado para
siempre.
Ant
2. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios lo servirán y lo
obedecerán.
Salmo
116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad
al Señor, todas las naciones,
aclamadlo,
todos los pueblos:
Firme
es su misericordia con nosotros,
su
fidelidad dura por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Su reino es un reino eterno, y todos los imperios lo servirán y lo obedecerán.
Ant
3. A Cristo se le ha otorgado el imperio, el honor y la realeza: todos los
pueblos, naciones y lenguas por siempre lo servirán.
Cántico:
HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres
digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el
honor y el poder,
porque
tú has creado el universo;
porque
por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque
fuiste degollado
y
por tu sangre compraste para Dios
hombres
de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y
has hecho de ellos para nuestro Dios
un
reino de sacerdotes
y
reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la
fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A Cristo se le ha otorgado el imperio, el honor y la realeza: todos los
pueblos, naciones y lenguas por siempre lo servirán.
LECTURA
BREVE Cf. Ef 1, 20-23
Dios
resucitó a Cristo de entre los muertos y lo constituyó a su diestra en los
cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación, y de todo
ser que exista no sólo en el mundo presente, sino también en el futuro. Todo lo
puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, que es su cuerpo, como cabeza, sobre
todo, es decir, como plenitud de aquel que lo llena todo en todo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Tuya es la grandeza y el poder, tuyo, Señor, es el reino.
R.
Tuya es la grandeza y el poder, tuyo, Señor, es el reino.
V.
Tú gobiernas todo el universo.
R.
Tuyo, Señor, es el reino.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Tuya es la grandeza y el poder, tuyo, Señor, es el reino.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará en la casa de Jacob
para siempre, y su reino no tendrá fin. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará en la casa de Jacob
para siempre, y su reino no tendrá fin. Aleluya.
PRECES
Hermanos,
adoremos a Cristo Rey, el cual existe antes que todas las cosas, y en quien
todas las cosas tienen su razón de ser. Elevemos a él nuestra voz, clamando:
Que
venga tu reino, Señor.
Cristo,
nuestro rey y pastor, congrega a tus ovejas de todos los puntos de la tierra
y
apaciéntalas en verdes praderas de pastos abundantes.
Cristo,
nuestro salvador y nuestro guía, reúne a todos los hombres dentro de tu pueblo
santo: sana a los enfermos, busca a los extraviados, conserva a los fuertes,
haz
volver a los que se han alejado, congrega a los dispersos, alienta a los
desanimados.
Juez
eterno, cuando pongas tu reino en manos de tu Padre, colócanos a tu derecha
y
haz que poseamos el reino que nos ha sido preparado desde la creación del
mundo.
Príncipe
de la paz, quebranta las armas homicidas
e
infunde en todas las naciones el amor a la paz.
Heredero
universal de todas las naciones, haz entrar a la humanidad con todos sus bienes
al reino de tu Iglesia que tu Padre te ha dado,
para
que todos, unidos en el Espíritu Santo, te reconozcan como su cabeza.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo,
primogénito de entre los muertos y primicia de los que duermen,
admite
a los fieles difuntos a la gloria de tu resurrección.
Con
la confianza que nos da el ser participantes de la realeza de Cristo y
coherederos de su reino, elevemos nuestra voz al Padre celestial:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado,
rey del universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a
tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo,
Señor de la noche,
que
disipas las tinieblas:
mientras
los cuerpos reposan,
se
tú nuestro centinela.
Después
de tanta fatiga,
después
de tanta dureza,
acógenos
en tus brazos
y
danos noche serena.
Si
nuestros ojos se duermen,
que
el alma esté siempre en vela;
en
paz cierra nuestros párpados
para
que cesen las penas.
Y
que al despuntar el alba,
otra
vez con fuerzas nuevas,
te
demos gracias, oh Cristo,
por
la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6, 4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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