viernes, 31 de mayo de 2013

1 DE JUNIO SÁBADO VIII DEL T. ORDINARIO SAN JUSTINO MÁRTIR

 

 

 

SAN JUSTINO MÁRTIR

 

 

 

Del Común de un mártir - Salterio IV.

 

SAN JUSTINO, mártir. (MEMORIA)

 

Justino, filósofo y mártir, nació a principios del siglo II en Flavia Neápolis (Nablus), la antigua Siquem, en Samaria, de familia pagana. Una vez convertido a la fe, escribió profusamente en defensa de la religión, aunque, sólo se conservan de él dos «Apologías» y el «Diálogo con Trifón». Abrió una escuela en Roma, en la que sostuvo públicas disputas. Sufrió el martirio, junto con sus compañeros, en tiempos de Marco Aurelio, hacia el año 165.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: TESTIGOS DE AMOR

 

Testigos de amor

de Cristo Señor,

mártires santos.

 

Rosales en flor

de Cristo el olor,

mártires santos.

 

Palabras en luz

de Cristo Jesús,

mártires santos.

 

Corona inmortal

del Cristo total,

mártires santos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.

 

Salmo 49 I - LA VERDADERA RELIGIOSIDAD

 

El Dios de los dioses, el Señor, habla:

convoca la tierra de oriente a occidente.

Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece:

viene nuestro Dios, y no callará.

 

Lo precede fuego voraz,

lo rodea tempestad violenta.

Desde lo alto convoca cielo y tierra,

para juzgar a su pueblo:

 

«Congregadme a mis fieles,

que sellaron mi pacto con un sacrificio.»

Proclame el cielo su justicia;

Dios en persona va a juzgar.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.

 

Ant. 2. Invócame el día del peligro y yo te libraré.

 

Salmo 49 II

 

«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;

Israel, voy a dar testimonio contra ti;

-yo, el Señor, tu Dios-.

 

No te reprocho tus sacrificios,

pues siempre están tus holocaustos ante mí.

Pero no aceptaré un becerro de tu casa,

ni un cabrito de tus rebaños;

 

pues las fieras de la selva son mías,

y hay miles de bestias en mis montes;

conozco todos los pájaros del cielo,

tengo a mano cuanto se agita en los campos.

 

Si tuviera hambre, no te lo diría;

pues el orbe y cuanto lo llena es mío.

¿Comeré yo carne de toros,

beberé sangre de cabritos?

 

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,

cumple tus votos al Altísimo

e invócame el día del peligro:

yo te libraré, y tú me darás gloria.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Invócame el día del peligro y yo te libraré.

 

Ant. 3. El sacrificio de acción de gracias me honra.

 

Salmo 49 III

 

Dios dice al pecador:

«¿Por qué recitas mis preceptos

y tienes siempre en la boca mi alianza,

tú que detestas mi enseñanza

y te echas a la espalda mis mandatos?

 

Cuando ves un ladrón, corres con él;

te mezclas con los adúlteros;

sueltas tu lengua para el mal,

tu boca urde el engaño;

 

te sientas a hablar contra tu hermano,

deshonras al hijo de tu madre;

esto haces, ¿y me voy a callar?

¿Crees que soy como tú?

Te acusaré, te lo echaré en cara.»

 

Atención los que olvidáis a Dios,

no sea que os destroce sin remedio.

 

El que me ofrece acción de gracias,

ése me honra;

al que sigue buen camino

le haré ver la salvación de Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. El sacrificio de acción de gracias me honra.

 

V. No dejamos de orar y pedir por vosotros.

R. Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.

 

PRIMERA LECTURA

De la carta del apóstol Santiago 1, 19-27

 

LLEVAD A LA PRACTICA LA PALABRA Y NO OS LIMITÉIS A ESCUCHARLA

 

Ya lo sabéis, hermanos carísimos, sea todo hombre pronto para escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre encolerizado no obra lo que agrada a Dios. Por lo cual, después de despojaros de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con docilidad la palabra de Dios que ha sido sembrada en vosotros, y que tiene poder para salvar vuestras almas.

 

Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos; pues quien escucha la palabra y no la pone en práctica se parece a aquel que se miraba la cara en el espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era.

 

Pero el que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace libre) y es constante, no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla.

 

Quien piensa que sirve a Dios y no refrena su lengua se engaña a sí mismo; no vale nada su religión. La religión pura y sin mancha ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: en visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y en conservarse limpio de toda mancha en este mundo.

 

RESPONSORIO St 1, 21; Flp 1, 27; 2, 15. 16

 

R. Después de despojaros de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con docilidad la palabra de Dios que ha sido sembrada en vosotros, * que tiene poder para salvar vuestras almas.

V. Llevad una vida conforme al Evangelio de Cristo, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha; llevad bien en alto la palabra de vida.

R. Que tiene poder para salvar vuestras almas.

 

SEGUNDA LECTURA

De las Actas del martirio de los santos Justino y compañeros

(Cap. 1-5: cf. PG 6, 1566-1571)

 

HE ABRAZADO LAS VERDADERAS ENSEÑANZAS DE LOS CRISTIANOS

 

Aquellos santos varones, una vez apresados, fueron conducidos al prefecto de Roma, que se llamaba Rústico. Cuando estuvieron ante el tribunal, el prefecto Rústico dijo a Justino:

«Antes que nada, profesa tu fe en los dioses y obedece a los emperadores.»

Justino respondió:

«No es motivo de acusación ni de detención el hecho de obedecer a los mandamientos de nuestro Salvador Jesucristo.»

Rústico dijo:

«¿Cuáles son las enseñanzas que profesas?»

Respondió Justino:

«Yo me he esforzado en conocer toda clase de enseñanzas, pero he abrazado las verdaderas enseñanzas de los cristianos, aunque no sean aprobadas por los que viven en el error.»

El prefecto Rústico dijo:

«¿Y tú las apruebas, miserable?»

Respondió Justino:

«Así es, ya que las sigo según sus rectos principios.»

Dijo el prefecto Rústico:

«¿Y cuáles son estos principios?»

Justino respondió:

«Que damos culto al Dios de los cristianos, al que consideramos como el único creador desde el principio y artífice de toda la creación, de todo lo visible y lo invisible, y al Señor Jesucristo, de quien anunciaron los profetas que vendría como mensajero de salvación al género humano y maestro de insignes discípulos. Y yo, que no soy más que un mero hombre, sé que mis palabras están muy por debajo de su divinidad infinita, pero admito el valor de las profecías que atestiguan que éste, al que acabo de referirme, es el Hijo de Dios. Porque sé que los profetas hablaban por inspiración divina al vaticinar su venida a los hombres.»

Rústico dijo:

«Luego, ¿eres cristiano?»

Justino respondió:

«Así es, soy cristiano.»

El prefecto dijo a Justino:

«Escucha, tú que eres tenido por sabio y crees estar en posesión de la verdad: si eres flagelado y decapitado ¿estás persuadido de que subirás al cielo?»

Justino respondió:

«Espero vivir en la casa del Señor, si sufro tales cosas, pues sé que, a todos los que hayan vivido rectamente, les está reservado el don de Dios para el fin del mundo.»

El prefecto Rústico dijo:

«Tú, pues, supones que has de subir al cielo, para recibir un cierto premio merecido.»

Justino respondió:

«No lo supongo, lo sé con certeza.»

El prefecto Rústico dijo:

«Dejemos esto y vayamos a la cuestión que ahora interesa y urge. Poneos de acuerdo y sacrificad a los dioses.»

Justino dijo:

«Nadie que piense rectamente abandonará la piedad para caer en la impiedad.»

El prefecto Rústico dijo:

«Si no hacéis lo que se os manda, seréis atormentados sin piedad.»

Justino respondió:

«Nuestro deseo es llegar a la salvación a través de los tormentos sufridos por causa de nuestro Señor Jesucristo, ya que ello será para nosotros motivo de salvación y de confianza ante el tribunal de nuestro Señor y Salvador, que será universal y más temible que éste.»

Los otros mártires dijeron asimismo:

«Haz lo que quieras; somos cristianos y no sacrificamos a los ídolos.»

El prefecto Rústico pronunció la sentencia, diciendo:

«Por haberse negado a sacrificar a los dioses y a obedecer las órdenes del emperador, serán flagelados y decapitados en castigo de su delito y a tenor de lo establecido por la ley.»

Los santos mártires salieron, glorificando a Dios, hacia el lugar acostumbrado y allí fueron decapitados, coronando así el testimonio de su fe en el Salvador.

 

RESPONSORIO Cf. Hch 20, 20. 21. 24; Rm 1, 16

 

R. No he ahorrado medio alguno al insistiros a creer en nuestro Señor Jesús; * a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios.

V. No me avergüenzo del Evangelio; es, en verdad, poder de Dios para salvación de todo el que crea, primero de los judíos y luego de los gentiles.

R. A mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA.

 

Palabra del Señor ya rubricada

es la vida del mártir, ofrecida

como prueba fiel de que la espada

no puede ya truncar la fe vivida.

 

Fuente de fe y de luz es su memoria,

coraje para el justo en la batalla

del bien, de la verdad, siempre victoria

que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

 

Martirio es el dolor de cada día,

si en Cristo y con amor es aceptado,

fuego lento de amor que en la alegría

de servir al Señor es consumado.

 

Concédenos, oh Padre, sin medida,

y tú, Señor Jesús crucificado,

el fuego del Espíritu de vida

para vivir el don que nos has dado. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

 

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

 

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes

sobre arpegios de cítaras.

 

Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.

 

Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.

 

El justo crecerá como una palmera

y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;

 

en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

 

Ant. 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.

 

Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28

 

Os recogeré de entre las naciones,

os reuniré de todos los países,

y os llevaré a vuestra tierra.

 

Derramaré sobre vosotros un agua pura

que os purificará:

de todas vuestras inmundicias e idolatrías

os he de purificar;

y os daré un corazón nuevo,

y os infundiré un espíritu nuevo;

arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,

y os daré un corazón de carne.

 

Os infundiré mi espíritu,

y haré que caminéis según mis preceptos,

y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

 

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.

Vosotros seréis mi pueblo

y yo seré vuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.

 

Ant. 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.

 

Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

 

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

 

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.

 

LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5

 

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. El Señor es mi fuerza y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza y mi energía.

 

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza y mi energía.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Al ofrecer nuestro sacrificio, alabamos al Creador de todo, por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Al ofrecer nuestro sacrificio, alabamos al Creador de todo, por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Aleluya.

 

PRECES

 

Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

 

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

 

Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

 

Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.

 

Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

 

Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

 

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

 

Padre nuestro...

 

ORACIÓN

 

Dios nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.

 

Salmo 118, 169-176

 

Que llegue mi clamor a tu Presencia,

Señor, con tus palabras dame inteligencia;

que mi súplica entre en tu presencia,

líbrame según tu promesa;

de mis labios brota la alabanza,

porque me enseñaste tus leyes.

 

Mi lengua canta tu fidelidad,

porque todos tus preceptos son justos;

que tu mano me auxilie,

ya que prefiero tus decretos;

ansío tu salvación, Señor;

tu voluntad es mi delicia.

 

Que mi alma viva para alabarte,

que tus mandamientos me auxilien;

me extravié como oveja perdida:

busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.

 

Ant. 2. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.

 

Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.

 

Me brota del corazón un poema bello,

recito mis versos a un rey;

mi lengua es ágil pluma de escribano.

 

Eres el más bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Señor te bendice eternamente.

 

Cíñete al flanco la espada, valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.

 

Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

 

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina

enjoyada con oro de Ofir.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.

 

Ant. 3. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

 

Salmo 44 II

 

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna:

prendado está el rey de tu belleza,

póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos más ricos buscan tu favor.

 

Ya entra la princesa, bellísima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,

la siguen sus compañeras:

las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real.

 

«A cambio de tus padres tendrás hijos,

que nombrarás príncipes por toda la tierra.»

 

Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarán

por los siglos de los siglos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

 

LECTURA BREVE Dn 6, 26b-27

 

Teman y tiemblen ante Dios: Él es el Dios vivo que subsiste por siempre, su reino no será destruido y su imperio durará hasta el fin. El que salva y libera obra señales y milagros.

 

V. Rendíos, reconoced que yo soy Dios.

R. Más alto que los pueblos, más alto que la tierra.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro Señor.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO

 

Te está cantando el martillo

y rueda en tu honor la rueda.

Puede que la luz no pueda

librar del humo su brillo.

¡Qué sudoroso y sencillo

te pones a mediodía,

Dios de esta dura porfía

de estar sin pausa creando,

y verte necesitando

del hombre más cada día!

 

Quién diga que Dios ha muerto

que salga a la luz y vea

si el mundo es o no tarea

de un Dios que sigue despierto.

Ya no es su sitio el desierto

ni en la montaña se esconde;

decid, si preguntan dónde,

que Dios está -sin mortaja-

en donde un hombre trabaja

y un corazón le responde. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

LECTURA BREVE Rm 15, 5-7

 

El Dios que es fuente de esa paciencia y de ese ánimo os conceda tener un mismo sentir entre vosotros según la mente de Cristo Jesús. Así con un mismo corazón y una misma boca daréis gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso acogeos amigablemente unos a otros, como Cristo os acogió para gloria de Dios.

 

V. El Señor ama a su pueblo.

R. Y adorna con la victoria a los humildes.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro Señor.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant. 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant. 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE Flp 4, 8. 9b

 

Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta, hermanos. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

 

V. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey.

R. Bendeciré tu nombre por siempre jamás.

 

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo nuestro Señor.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

Oración de la tarde

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: PUBLICA, LENGUA Y CANTA

 

Publica, lengua, y canta

el misterio del cuerpo glorioso

y de la sangre santa

que dio por mi reposo

el fruto de aquel vientre generoso.

 

A todos nos fue dado,

de la Virgen purísima María

por todos engendrado;

y mientras acá vivía

su celestial doctrina esparcía.

 

De allí en nueva manera

dio fin maravilloso a su jornada

la noche ya postrera,

la noche deseada,

estando ya la cena aparejada.

 

Convida a sus hermanos,

y, cumplida la sombra y ley primero,

con sus sagradas manos

por el legal cordero

les da a comer su cuerpo verdadero.

 

Aquella criadora

Palabra, con palabra, sin mudarse,

lo que era pan agora

en carne hace tornarse

y el vino en propia sangre trastornarse.

 

Y puesto que el grosero

sentido se acobarda y desfallece,

el corazón insano

por eso no enflaquece,

porque la fe le anima y favorece.

 

Honremos pues, echados

por tierra, tan divino sacramento,

y queden desechados,

pues vino el cumplimiento,

los ritos del antiguo Testamento.

 

Y si el sentido queda

pasmado de tan alta y nueva cosa,

lo que él no puede pueda,

ose lo que él no osa,

la fe determinada y animosa.

 

¡Gloria al Omnipotente,

y al gran Engendrador y al Engendrado,

y al inefablemente

de entrambos inspirado

igual loor, igual honor sea dado! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. El Señor es clemente, él da alimento a sus fieles en memoria de sus maravillas.

 

Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR

 

Doy gracias al Señor de todo corazón,

en compañía de los rectos, en la asamblea.

Grandes son las obras del Señor,

dignas de estudio para los que las aman.

 

Esplendor y belleza son su obra,

su generosidad dura por siempre;

ha hecho maravillas memorables,

el Señor es piadoso y clemente.

 

Él da alimento a sus fieles,

recordando siempre su alianza;

mostró a su pueblo la fuerza de su poder,

dándoles la heredad de los gentiles.

 

Justicia y verdad son las obras de sus manos,

todos sus preceptos merecen confianza:

son estables para siempre jamás,

se han de cumplir con verdad y rectitud.

 

Envió la redención a su pueblo,

ratificó para siempre su alianza,

su nombre es sagrado y temible.

 

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,

tienen buen juicio los que lo practican;

la alabanza del Señor dura por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. El Señor es clemente, él da alimento a sus fieles en memoria de sus maravillas.

 

Ant. 2. El Señor da la paz a su Iglesia, la sacia con flor de harina.

 

Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

 

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;

 

hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.

 

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. El Señor da la paz a su Iglesia, la sacia con flor de harina.

 

Ant. 3. Yo os digo con toda verdad: Moisés no os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Aleluya.

 

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a

 

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.

 

Se encolerizaron las naciones,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

 

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

 

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Yo os digo con toda verdad: Moisés no os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Aleluya.

 

LECTURA BREVE 1Co 10, 16-17

 

El cáliz bendito que consagramos es la comunión de la sangre de Cristo; y el pan que partimos es la comunión del cuerpo del Señor. Y, puesto que es un solo Pan, somos todos un solo cuerpo; ya que todos participamos de ese único pan.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Les ha dado pan del cielo. Aleluya, aleluya.

R. Les ha dado pan del cielo. Aleluya, aleluya.

 

V. El hombre ha comido pan de ángeles.

R. Aleluya, aleluya.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Les ha dado pan del cielo. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Señor, cuán suave es tu Espíritu; para hacer sentir tu dulzura a tus hijos, los llenas de bienes con un pan delicioso que les mandas del cielo; dejas, en cambio, sin nada a los ricos insolentes.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Señor, cuán suave es tu Espíritu; para hacer sentir tu dulzura a tus hijos, los llenas de bienes con un pan delicioso que les mandas del cielo; dejas, en cambio, sin nada a los ricos insolentes.

 

PRECES

 

Acudamos a Cristo, que invita a todos a su Cena y en ella entrega su cuerpo y su sangre para la vida del mundo; digámosle:

 

Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna

 

Cristo, Hijo de Dios vivo, que nos mandaste celebrar la eucaristía como memorial tuyo,

enriquece a tu Iglesia con la celebración de tus misterios.

 

Cristo, Señor nuestro, sacerdote único del Dios altísimo, que has querido que tus ministros te representaran en la cena eucarística,

haz que los que presiden nuestras asambleas imiten en su manera de vivir lo que celebran en el sacramento.

 

Cristo, maná bajado del cielo, que haces un solo cuerpo de cuantos participan de un mismo pan,

aumenta la unidad y la concordia entre los que creen en ti.

 

Cristo Jesús, médico enviado por el Padre, que por el pan de la eucaristía nos das el remedio de la inmortalidad y el germen de la resurrección,

da salud a los enfermos y esperanza a los pecadores.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

 

Cristo Señor, rey al que esperamos, tú que nos mandaste celebrar la eucaristía para anunciar tu muerte y pedir tu retorno,

haz participar en tu resurrección a los que han muerto estando en tu amor.

 

Pidamos al Padre, como Cristo nos enseñó, nuestro pan de cada día:

 

 

Padre nuestro...

 

ORACIÓN

 

Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.

 

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

 

Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.

 

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

 

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

 

Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:

 

Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.

 

El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

LECTURA BREVE Dt 6,4-7

 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

 

Madre del Redentor, Virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

 

ven a librar al pueblo que tropieza

y se quiere levantar.

 

Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.

 

Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.