De la Feria.
Salterio IV
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
QUÉ HERMOSOS SON LOS PIES
¡Qué
hermosos son los pies
del
que anuncia la paz a sus hermanos!
¡Y
qué hermosas las manos
maduras
en el surco y en la mies!
Grita
lleno de gozo,
pregonero,
que traes noticias buenas:
se
rompen las cadenas,
y
el sol de Cristo brilla esplendoroso.
Grita
sin miedo, grita,
y
denuncia a mi pueblo sus pecados;
vivimos
engañados,
pues
la belleza humana se marchita.
Toda
yerba es fugaz,
la
flor del campo pierde sus colores;
levanta
sin temores,
pregonero,
tu voz dulce y tenaz.
Si
dejas los pedazos
de
tu alma enamorada en el sendero,
¡qué
dulces, mensajero,
qué
hermosos, que divinos son tus pasos! Amén.
SALMODIA
Ant
1. Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Salmo
54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios
mío, escucha mi oración,
no
te cierres a mi súplica;
hazme
caso y respóndeme,
me
agitan mis ansiedades.
Me
turba la voz del enemigo,
los
gritos del malvado:
descargan
sobre mí calamidades
y
me atacan con furia.
Se
estremece mi corazón,
me
sobrecoge un pavor mortal,
me
asalta el temor y el terror,
me
cubre el espanto,
y
pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para
volar y posarme!
Emigraría
lejos,
habitaría
en el desierto,
me
pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del
huracán que devora, Señor;
del
torrente de sus lenguas.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Ant
2. El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Salmo
54, 2-15. 17-24 II
Violencia
y discordia veo en la ciudad:
día
y noche hacen la ronda
sobre
las murallas;
en
su recinto, crimen e injusticia;
dentro
de ella, calamidades;
no
se apartan de su plaza
la
crueldad y el engaño.
Si
mi enemigo me injuriase,
lo
aguantaría;
si
mi adversario se alzase contra mí,
me
escondería de él;
pero
eres tú, mi compañero,
mi
amigo y confidente,
a
quien me unía una dulce intimidad:
juntos
íbamos entre el bullicio
por
la casa de Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Ant
3. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Salmo
54, 2-15. 17-24 III
Pero
yo invoco a Dios,
y
el Señor me salva:
Por
la tarde, en la mañana, al mediodía,
me
quejo gimiendo.
Dios
escucha mi voz:
su
paz rescata mi alma
de
la guerra que me hacen,
porque
son muchos contra mí.
Dios
me escucha, los humilla
el
que reina desde siempre,
porque
no quieren enmendarse
ni
temen a Dios.
Levantan
la mano contra su aliado,
violando
los pactos;
su
boca es más blanda que la manteca,
pero
desean la guerra;
sus
palabras son más suaves que el aceite,
pero
son puñales.
Encomienda
a Dios tus afanes,
que
él te sustentará;
no
permitirá jamás
que
el justo caiga.
Tú,
Dios mío, los harás bajar a ellos
a
la fosa profunda.
Los
traidores y sanguinarios
no
cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero
yo confío en ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
V.
Hijo mío, haz caso de mi sabiduría.
R.
Presta oído a mi inteligencia.
PRIMERA
LECTURA
Del
primer libro de los Macabeos 2, 1. 15-28. 42-50. 65-70
REBELIÓN
DE MATATÍAS
En
aquellos días, Matatías, hijo de Juan, hijo de Simeón, y sacerdote del linaje
de Yehoyarib, dejó Jerusalén y fue a establecerse en Modín.
Los
enviados del rey, encargados de imponer la apostasía, llegaron a la ciudad de
Modín para exigir los sacrificios. Muchos israelitas acudieron a ellos. También
Matatías y sus hijos fueron convocados. Tomando entonces la palabra, los
enviados del rey se dirigieron a Matatías y le dijeron:
«Tú
eres jefe ilustre y poderoso en esta ciudad y estás bien apoyado por hijos y
hermanos. Acércate, pues, el primero y cumple la orden del rey, como la han
cumplido todas las naciones, los notables de Judá y los que han quedado en
Jerusalén. Entonces tú y tus hijos seréis contados entre los amigos del rey, y
os veréis honrados, tú y tus hijos, con plata, oro y muchas dádivas.»
Matatías
contestó con voz firme:
«Aunque
todas las naciones que forman el imperio del rey lo obedezcan hasta abandonar
cada uno el culto de sus padres y acaten sus órdenes, yo, mis hijos y mis
hermanos nos mantendremos en la alianza de nuestros padres. El cielo nos guarde
de abandonar la ley y los preceptos. No obedeceremos las órdenes del rey para
desviarnos de nuestro culto ni a la derecha ni a la izquierda.»
Apenas
había concluido de pronunciar estas palabras, cuando un judío se adelantó, a la
vista de todos, para sacrificar en el altar de Modín, conforme al decreto real.
Al verlo Matatías, se inflamó en celo y se estremecieron sus entrañas.
Encendido en justa cólera, corrió hasta el judío y lo degolló sobre el altar.
Al punto mató también al enviado del rey que obligaba a sacrificar y destruyó
el altar. Emuló en su celo por la ley la gesta de Pinjás contra Zimrí, el hijo
de Salú. Luego, a grandes voces, gritó en medio de la ciudad:
«Todo
aquel que sienta celo por la ley y mantenga la alianza que me siga.»
Y,
dejando en la ciudad cuanto poseían, huyeron él y sus hijos a las montañas. Se
les unió por entonces el grupo de los asideos, israelitas valientes y
entregados de corazón a la ley. Además, todos aquellos que querían escapar de
los males se les juntaron y les ofrecieron su apoyo. Formaron así un ejército e
hirieron en su ira a los pecadores y a los impíos en su furor. Los restantes
tuvieron que huir a tierra de gentiles buscando su salvación.
Matatías
y sus amigos hicieron correrías por el país, destruyendo altares, obligando a
circuncidar cuantos niños incircuncisos hallaron en el territorio de Israel y
persiguiendo a los insolentes. La empresa prosperó en sus manos: arrancaron la
ley de mano de gentiles y reyes, y no consintieron que el pecador se impusiera.
Cuando la vida de Matatías tocó a su fin, dijo a sus hijos:
«Ahora
reina la insolencia y la reprobación, es tiempo de ruina y de violenta cólera.
Ahora, hijos, mostrad vuestro celo por la ley; dad vuestra vida por la alianza
de nuestros padres. Ahí tenéis a Simeón, vuestro hermano. Sé que es hombre
sensato; escuchadlo siempre: él será vuestro padre. Tenéis a Judas Macabeo,
valiente desde su mocedad: él será jefe del ejército y dirigirá la guerra
contra los pueblos. Vosotros, atraeos a cuantos observan la ley, vengad a
vuestro pueblo, devolved a los gentiles el mal que os han hecho y observad los
preceptos de la ley.»
A
continuación, los bendijo y fue a reunirse con sus padres. Murió el año ciento
cuarenta y seis y fue sepultado en Modín, en el sepulcro de sus padres. Todo
Israel hizo gran duelo por él.
RESPONSORIO
1M 2, 51. 64
R.
Recordad las hazañas que en su tiempo nuestros padres realizaron, * y
alcanzaréis inmensa gloria y un nombre inmortal.
V.
Sed fuertes y manteneos firmes en la ley, que ella os cubrirá de esplendor.
R.
Y alcanzaréis inmensa gloria y un nombre inmortal.
SEGUNDA
LECTURA
De
la Homilía de un autor del siglo segundo
(Cap.
15, 1--17, 2: Funk 1, 161-167)
CONVIRTÁMONOS
A DIOS, QUE NOS LLAMA
Creo
que vale la pena tener en cuenta el consejo que os he dado acerca de la
continencia; el que lo siga no se arrepentirá, sino que se salvará a sí mismo
por haberlo seguido y me salvará a mí por habérselo dado. No es pequeño el
premio reservado al que hace volver al buen camino a un alma descarriada y
perdida. La mejor muestra de agradecimiento que podemos tributar a Dios, que
nos ha creado, consiste en que tanto el que habla como el que escucha lo hagan
con fe y con caridad.
Mantengámonos
firmes en nuestra fe, justos y santos, para que así podamos confiadamente rogar
a Dios, pues él nos asegura: Clamarás y te responderé: «Aquí estoy.» Estas
palabras incluyen una gran promesa, pues nos demuestran que el Señor está más
dispuesto a dar que nosotros a pedir. Ya que nos beneficiamos todos de una
benignidad tan grande, no nos envidiemos unos a otros por los bienes recibidos.
Estas palabras son motivo de alegría para los que las cumplen, de condenación
para los que las rechazan.
Así
pues, hermanos, ya que se nos ofrece esta magnífica ocasión de arrepentirnos,
mientras aún es tiempo convirtámonos a Dios, que nos llama y se muestra
dispuesto a acogernos. Si renunciamos a los placeres terrenales y dominamos
nuestras tendencias pecaminosas, nos beneficiaremos de la misericordia de Jesús.
Daos cuenta que ya llega el día del juicio, ardiente como un horno, y desaparecerán
los cielos con estruendo y toda la tierra se licuará como el plomo en el fuego,
y entonces se pondrán al descubierto nuestras obras, aun las más ocultas. Buena
cosa es la limosna como penitencia del pecado; mejor el ayuno que la oración,
pero mejor que ambos la limosna; la caridad cubre la multitud de los pecados,
pero la oración que sale de un corazón recto libra de la muerte. Dichoso el que
sea hallado perfecto en estas cosas, porque la limosna atenúa los efectos del
pecado.
Arrepintámonos
de todo corazón, para que no se pierda ninguno de nosotros. Si hemos recibido
el encargo de apartar a los idólatras de sus errores, ¡cuánto más debemos
procurar no perdernos nosotros que ya conocemos a Dios! Ayudémonos, pues, unos
a otros en el camino del bien, sin olvidar a los más débiles, y exhortémonos
mutuamente a la conversión.
RESPONSORIO
Jds 21; Tt 2, 12
R.
Conservaos en la caridad de Dios, * esperando la misericordia de nuestro Señor
Jesucristo para la vida eterna.
V.
Desechando la impiedad y las ambiciones del mundo, vivamos con sensatez,
justicia y religiosidad en esta vida.
R.
Esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, con
el alma y el cuerpo bien dispuestos, podamos libremente cumplir tu voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno:
POR EL DOLOR CREYENTE QUE BROTA DEL PECADO.
Por
el dolor creyente que brota del pecado,
por
no haberte querido de todo corazón,
por
haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con
súplicas te pido, de rodillas, perdón.
Por
haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque
es como un desierto nevado mi oración;
porque
es como una hiedra sobre el árbol cortado
el
recuerdo que brota cargado de ilusión,
Porque
es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero
amargamente, lleno de flor después,
y
que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y
que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Amén
SALMODIA
Ant
1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu
firme.
Salmo
50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad;
por
tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava
del todo mi delito,
limpia
mi pecado.
Pues
yo reconozco mi culpa,
tengo
siempre presente mi pecado:
contra
ti, contra ti solo pequé,
cometí
la maldad que aborreces.
En
la sentencia tendrás razón,
en
el juicio brillará tu rectitud.
Mira,
que en la culpa nací,
pecador
me concibió mi madre.
Te
gusta un corazón sincero,
y
en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame
con el hisopo: quedaré limpio;
lávame:
quedaré más blanco que la nieve.
Hazme
oír el gozo y la alegría,
que
se alegren los huesos quebrantados.
Aparta
de mi pecado tu vista,
borra
en mí toda culpa.
¡Oh
Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme;
no
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu salvación,
afiánzame
con espíritu generoso:
enseñaré
a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
Líbrame
de la sangre, ¡oh Dios,
Dios,
Salvador mío!,
y
cantará mi lengua tu justicia.
Señor,
me abrirás los labios,
y
mi boca proclamará tu alabanza.
Los
sacrificios no te satisfacen;
si
te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado:
un
corazón quebrantado y humillado
tú
no lo desprecias.
Señor,
por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye
las murallas de Jerusalén:
entonces
aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas
y holocaustos,
sobre
tu altar se inmolarán novillos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant
2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Cántico:
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13, 10-15. 17-19
Anuncien
todos los pueblos sus maravillas
y
alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la
ciudad del Santo;
por
las obras de tus hijos te azotará,
pero
de nuevo se compadecerá
de
los hijos de los justos.
Confiesa
dignamente al Señor
y
bendice al Rey de los siglos,
para
que de nuevo sea en ti
edificado
su tabernáculo con alegría,
para
que alegre en ti a los cautivos
y
muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por
todas las generaciones y generaciones.
Brillarás
cual luz de lámpara
y
todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos
numerosos vendrán de lejos
al
nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo
ofrendas en sus manos,
ofrendas
para el rey del cielo.
Las
generaciones de las generaciones
exultarán
en ti.
Y
benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate
y salta de gozo por los hijos de los justos,
que
serán congregados,
y
al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos
los que te aman;
en
tu paz se alegrarán.
Dichosos
cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues
en ti se alegrarán
contemplando
toda tu gloria,
y
se regocijarán para siempre.
Bendice,
alma mía, a Dios, rey grande,
porque
Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será
reedificada,
con
piedras preciosas sus muros
y
con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Ant
3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA
BREVE Ga 2, 19b-20
Estoy
crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi. Y,
mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V.
Desde el cielo me enviará la salvación.
R.
El Dios que hace tanto por mí.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de
lo alto.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de
lo alto.
PRECES
Confiados
en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha creado y redimido con la
sangre de su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha,
Señor, y ten piedad.
Dios
misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera santidad,
y
haz que busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No
nos abandones para siempre, por amor de tu nombre
no
olvides tu alianza con nosotros.
Con
alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos,
porque
no hay confusión para los que en ti confían.
Tú
que has querido que participáramos en la misión profética de Cristo,
haz
que proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos
al Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a seguir el camino de
tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo en esta vida y alcancemos la
felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Salmo
118, 161-168
Los
nobles me perseguían sin motivo,
pero
mi corazón respetaba tus palabras;
yo
me alegraba con tu promesa,
como
el que encuentra un rico botín;
detesto
y aborrezco la mentira,
y
amo tu voluntad.
Siete
veces al día te alabo
por
tus justos mandamientos;
mucha
paz tienen los que aman tus leyes,
y
nada los hace tropezar;
aguardo
tu salvación, Señor,
y
cumplo tus mandatos.
Mi
alma guarda tus preceptos
y
los ama intensamente;
guardo
tus decretos,
y
tú tienes presente mis caminos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Ant
2. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo
132 - FELICIDAD DE LA CONCORDIA FRATERNA
Ved
qué paz y qué alegría,
convivir
los hermanos unidos.
Es
ungüento precioso en la cabeza,
que
va bajando por la barba,
que
baja por la barba de Aarón,
hasta
la franja de su ornamento.
Es
rocío del Hermón, que va bajando
sobre
el monte Sión.
Porque
allí manda el Señor la bendición:
la
vida para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Ant
3. Defiéndeme de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Salmo
139, 1-9. 13-14 - TÚ ERES MI REFUGIO
Líbrame,
Señor, del malvado,
guárdame
del hombre violento,
que
planean maldades en su corazón
y
todo el día provocan contiendas;
afilan
sus lenguas como serpientes,
con
veneno de víboras en los labios.
Defiéndeme,
Señor, de la mano perversa,
guárdame
de los hombres violentos,
que
preparan zancadillas a mis pasos.
Los
soberbios me esconden trampas;
los
perversos me tienden una red
y
por el camino me colocan lazos.
Pero
yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios»;
Señor,
atiende a mis gritos de socorro;
Señor
Dios, mi fuerte salvador,
que
cubres mi cabeza el día de la batalla.
Señor,
no le concedas sus deseos al malvado,
no
des éxito a sus proyectos.
Yo
sé que el Señor hace justicia al afligido
y
defiende el derecho del pobre.
Los
justos alabarán tu nombre,
los
honrados habitarán en tu presencia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Defiéndeme de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
LECTURA
BREVE Rm 12, 17a. 19b-20a. 21
No
devolváis a nadie mal por mal. Dice la Escritura: «Es mía la venganza; mía la
recompensa; palabra del Señor.» Pero también dice: «Si tu enemigo tiene hambre,
dale de comer; si tiene sed, dale de beber.» No te dejes vencer del mal, sino
vence el mal con el bien.
V.
La misericordia del Señor dura siempre.
R.
Su justicia para los que guardan su alianza.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz
por la salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las
faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE 1Jn 3, 6
En
esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También
nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
V.
Dad gracias al Señor porque es bueno.
R.
Porque es eterna su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación
mientras el mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos
ilumine siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos,
Señor, la firme voluntad,
compañera
y sostén de la virtud,
que
sabe en la fatiga hallar quietud
y
en medio de las sombras claridad:
La
que trueca en tesón la veleidad,
y
el ocio en perennal solicitud,
y
las ásperas fiebres en salud
y
los torpes engaños en verdad.
Y
así conseguirá mi corazón
que
los favores que a tu amor debí
le
ofrezcan algún fruto en galardón.
Y
aún tú, Señor, conseguirás así
que
no llegue a romper mi confusión
la
imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE 1Jn 4, 9-11
En
esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su
Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo.
R.
Mira el rostro de tu Ungido.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido
el reino eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.
Eres
la luz y siembras claridades,
eres
amor y siembras armonía
desde
tu eternidad de eternidades.
Por
tu roja frescura de alegría,
la
tierra se estremece de rocío,
Hijo
eterno del Padre y de María.
En
el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres
la luz total, fuego del fuego,
que
aplaca las pasiones y el hastío.
Entro
en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras
corre la vida paso a paso,
pongo
mis horas grises en tu brazo,
y
a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo
144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré
tu nombre por siempre jamás.
Día
tras día te bendeciré
y
alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande
es el Señor, merece toda alabanza,
es
incalculable su grandeza;
una
generación pondera tus obras a la otra,
y
le cuenta tus hazañas.
Alaban
ellos la gloria de tu majestad,
y
yo repito tus maravillas;
encarecen
ellos tus temibles proezas,
y
yo narro tus grandes acciones;
difunden
la memoria de tu inmensa bondad,
y
aclaman tus victorias.
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento
a la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus creaturas.
Que
todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que
te bendigan tus fieles;
que
proclamen la gloria de tu reinado,
que
hablen de tus hazañas;
explicando
tus proezas a los hombres,
la
gloria y majestad de tu reinado.
Tu
reinado es un reinado perpetuo,
tu
gobierno va de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant
2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te
invocan.
Salmo
144 II
El
Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso
en todas sus acciones.
El
Señor sostiene a los que van a caer,
endereza
a los que ya se doblan.
Los
ojos de todos te están aguardando,
tú
les das la comida a su tiempo;
abres
tú la mano,
y
sacias de favores a todo viviente.
El
Señor es justo en todos sus caminos,
es
bondadoso en todas sus acciones;
cerca
está el Señor de los que lo invocan,
de
los que lo invocan sinceramente.
Satisface
los deseos de sus fieles,
escucha
sus gritos, y los salva.
El
Señor guarda a los que lo aman,
pero
destruye a los malvados.
Pronuncie
mi boca la alabanza del Señor,
todo
viviente bendiga su santo nombre
por
siempre jamás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te
invocan.
Ant
3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico:
CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes
y maravillosas son tus obras,
Señor,
Dios omnipotente,
justos
y verdaderos tus caminos,
¡oh
Rey de los siglos!
¿Quién
no temerá, Señor,
y
glorificará tu nombre?
Porque
tú solo eres santo,
porque
vendrán todas las naciones
y
se postrarán en tu acatamiento,
porque
tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA
BREVE Rm 8, 1-2
No
hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley del
espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la muerte.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R.
Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V.
Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R.
Para llevarnos a Dios.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros
padres.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros
padres.
PRECES
Invoquemos
a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre, diciendo:
Confirma,
Señor, lo que has realizado en nosotros.
Señor
Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate
sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.
Que
los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por
tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor,
a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta
de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.
Tú
que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja
descarriada,
no
apartes de nosotros tu misericordia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre
las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.
Siguiendo
las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la salvación de
todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti como víctima
viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo,
Señor de la noche,
que
disipas las tinieblas:
mientras
los cuerpos reposan,
se
tú nuestro centinela.
Después
de tanta fatiga,
después
de tanta dureza,
acógenos
en tus brazos
y
danos noche serena.
Si
nuestros ojos se duermen,
que
el alma esté siempre en vela;
en
paz cierra nuestros párpados
para
que cesen las penas.
Y
que al despuntar el alba,
otra
vez con fuerzas nuevas,
te
demos gracias, oh Cristo,
por
la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo
87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de
noche grito en tu presencia;
llegue
hasta ti mi súplica,
inclina
tu oído a mi clamor.
Porque
mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya
me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy
como un inválido.
Tengo
mi cama entre los muertos,
como
los caídos que yacen en el sepulcro,
de
los cuales ya no guardas memoria,
porque
fueron arrancados de tu mano.
Me
has colocado en lo hondo de la fosa,
en
las tinieblas del fondo;
tu
cólera pesa sobre mí,
me
echas encima todas tus olas.
Has
alejado de mí a mis conocidos,
me
has hecho repugnante para ellos:
encerrado,
no puedo salir,
y
los ojos se me nublan de pesar.
Todo
el día te estoy invocando,
tendiendo
las manos hacia ti.
¿Harás
tú maravillas por los muertos?
¿Se
alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o
tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se
conocen tus maravillas en la tiniebla
o
tu justicia en el país del olvido?
Pero
yo te pido auxilio,
por
la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por
qué, Señor, me rechazas
y
me escondes tu rostro?
Desde
niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó
sobre mí tu incendio,
tus
espantos me han consumido:
me
rodean como las aguas todo el día,
me
envuelven todos a una;
alejaste
de mí amigos y compañeros:
mi
compañía son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE Jr 14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor,
Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que
reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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