Del Común de
pastores para un santo presbítero. Salterio IV
SAN FELIPE NERI,
presbítero. (MEMORIA)
Nació en
Florencia el año 1515; marchó a Roma y allí empezó a dedicarse al apostolado de
la juventud y fundó también una asociación en favor de los enfermos pobres,
Siempre se preocupó por llevar una perfecta vida cristiana, sincera y plena.
Fué ordenado sacerdote el año 1551, y fundó el Oratorio, que tenía por objeto
la instrución espiritual, el canto y la práctica de obras de caridad. Sus
virtudes más destacadas fueron el amor al prójimo, la sencillez evangélica y la
alegría en el servicio de Dios. Murió el año 1595.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PUERTA DE
DIOS EN EL REDIL HUMANO
Puerta de Dios en
el redil humano
fue Cristo, el
buen Pastor que al mundo vino,
glorioso va
delante del rebaño,
guiando su marchar
por buen camino.
Madero de la cruz
es su cayado,
su voz es la
verdad que a todos llama,
su amor es el del
Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios,
que a todos ama.
Pastores del Señor
son sus ungidos,
nuevos cristos de
Dios, son enviados
a los pueblos del
mundo redimidos;
del único Pastor
siervos amados.
La cruz de su
Señor es su cayado,
la voz de la
verdad es su llamada,
los pastos de su
amor, fecundo prado,
son vida del Señor
que nos es dada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. No fue su
brazo el que les dio la victoria, sino tu diestra y la luz de tu rostro.
Salmo 43 I ORACIÓN
DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS
¡Oh Dios!,
nuestros oídos lo oyeron,
nuestros padres
nos lo han contado:
la obra que
realizaste en sus días,
en los años
remotos.
Tú mismo, con tu
mano, desposeíste a los gentiles,
y los plantaste a
ellos;
trituraste a las
naciones,
y los hiciste
crecer a ellos.
Porque no fue su
espada la que ocupó la tierra,
ni su brazo el que
les dio la victoria;
sino tu diestra y
tu brazo y la luz de tu rostro,
porque tú los
amabas.
Mi rey y mi Dios
eres tú,
que das la
victoria a Jacob:
con tu auxilio
embestimos al enemigo,
en tu nombre
pisoteamos al agresor.
Pues yo no confío
en mi arco,
ni mi espada me da
la victoria;
tú nos das la
victoria sobre el enemigo
y derrotas a
nuestros adversarios.
Dios ha sido
siempre nuestro orgullo,
y siempre damos
gracias a tu nombre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No fue su
brazo el que les dio la victoria, sino tu diestra y la luz de tu rostro.
Ant 2. No apartará
el Señor su rostro de vosotros, si os convertís a él.
Salmo 43 II
Ahora, en cambio,
nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales,
Señor, con nuestras tropas:
nos haces
retroceder ante el enemigo,
y nuestro
adversario nos saquea.
Nos entregas como
ovejas a la matanza
y nos has
dispersado por las naciones;
vendes a tu pueblo
por nada,
no lo tasas muy
alto.
Nos haces el
escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla
de los que nos rodean;
nos has hecho el
refrán de los gentiles,
nos hacen muecas
las naciones.
Tengo siempre
delante mi deshonra,
y la vergüenza me
cubre la cara
al oír insultos e
injurias,
al ver a mi rival
y a mi enemigo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No apartará
el Señor su rostro de vosotros, si os convertís a él.
Ant 3. Levántate,
Señor, no nos rechaces más.
Salmo 43 III
Todo esto nos
viene encima,
sin haberte
olvidado
ni haber violado
tu alianza,
sin que se
volviera atrás nuestro corazón
ni se desviaran de
tu camino nuestros pasos;
y tú nos arrojaste
a un lugar de chacales
y nos cubriste de
tinieblas.
Si hubiéramos
olvidado el nombre de nuestro Dios
y extendido las
manos a un dios extraño,
el Señor lo habría
averiguado,
pues él penetra
los secretos del corazón.
Por tu causa nos
degüellan cada día,
nos tratan como a
ovejas de matanza.
Despierta, Señor,
¿por qué duermes?
Levántate, no nos
rechaces más.
¿Por qué nos
escondes tu rostro
y olvidas nuestra
desgracia y opresión?
Nuestro aliento se
hunde en el polvo,
nuestro vientre
está pegado al suelo.
Levántate a
socorrernos,
redímenos por tu
misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levántate,
Señor, no nos rechaces más.
V. Haz brillar tu
rostro, Señor, sobre tu siervo.
R. Enséñame tus
leyes.
PRIMERA LECTURA
De la segunda
carta a los Corintios 11, 7-29
CONTRA LOS FALSOS
APÓSTOLES
Hermanos: ¿Acaso
he cometido alguna falta por el hecho de haberme abajado para encumbraros a
vosotros, anunciándoos gratuitamente el Evangelio de Dios? Despojé a otras
Iglesias recibiendo de ellas con qué vivir, para poder serviros a vosotros; y
estando entre vosotros, y necesitado, no fui gravoso a nadie; fueron los
hermanos llegados de Macedonia quienes remediaron mis necesidades. Y en todas
las cosas me guardé y me guardaré bien de seros gravoso. Por la verdad de
Cristo que en mí reside: no se verá coartada esta gloria en las regiones de
Acaya. Y ¿por qué? ¿Porque no os amo? Bien sabe Dios que sí os amo.
Pues bien, tal
como ahora lo hago, lo continuaré haciendo. Así cortaré toda ocasión a los que
bien quisieran tener una de poder ser como nosotros en el apostolado de que se
glorían. Esos tales son falsos apóstoles, saboteadores, que se disfrazan de
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, cuando el mismo Satanás se disfraza de
ángel de luz. Por consiguiente, no es mucho que sus ministros se disfracen
también de ministros de la justificación. Pero su fin corresponderá a sus obras.
Una vez más os
digo: no penséis que soy un fatuo. Con todo, aceptadme como tal, y permitidme
que me gloríe un poco. Lo que voy a decir no lo voy a decir según el espíritu
del Señor, sino como si desvariase por motivos de vanagloria. Ya que muchos se
jactan a lo humano, también yo me voy a jactar. Realmente, ¡con qué gusto
soportáis a los tontos, siendo vosotros tan sensatos! Porque aguantáis que esa
gente os esclavice, os devore, os explote, os humille y os abofetee en el
rostro. Con pena lo digo, pues tal parece que nuestro comportamiento para con
vosotros ha sido débil.
Pero de todo
cuanto alguien quisiera alardear (hablo como hablaría un fatuo) me atrevería yo
también a jactarme. ¿Que son hebreos? También yo. ¿Que son israelitas? También
yo. ¿Descendientes de Abraham? También yo. ¿Que son ministros de Cristo? Voy a
decir una locura: ¡Mucho más lo soy yo! Los supero en trabajos, en
encarcelamientos, en muchísimos más azotes; por tantísimas veces que he estado
en peligro de muerte.
Cinco veces recibí
de los judíos los cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui golpeado con varas.
Una vez fui apedreado. Tres veces sufrí naufragio. Un día y una noche los pasé
entre las olas. He vivido en un continuo peregrinar, con peligros en los ríos,
peligros de bandidos, peligros de parte de los de mi raza, peligros de parte de
los paganos, peligros en las ciudades, peligros en el desierto, peligros en el
mar, peligros de parte de falsos hermanos; con trabajos y fatigas, con muchas
noches sin dormir, con hambre y con sed, con ayunos frecuentes, con frío y sin
ropa.
Y, además de
muchas otras cosas, la responsabilidad que pesa sobre mí diariamente, mi
preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién sufre angustias sin que yo las
comparta? ¿Quién es impugnado por el enemigo sin que esté yo en ascuas?
RESPONSORIO
Ga 1, 11. 12; cf. 2Co 11, 10. 7
R. El Evangelio
anunciado por mí no es cosa humana; * y no lo recibí de hombre alguno, sino por
revelación de Jesucristo.
V. Por la verdad
de Cristo que en mí reside, os aseguro que os he anunciado el Evangelio de
Dios.
R. Y no lo recibí
de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de
san Agustín, obispo
(Sermón 171, 1-3.
5: PL 38, 933-935)
ESTAD SIEMPRE
ALEGRES EN EL SEÑOR
El Apóstol nos
manda estar alegres, pero en el Señor, no en el mundo. Porque, como dice la
Escritura, quien pretende ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. Así como
el hombre no puede servir a dos señores, así también nadie puede estar alegre
en el mundo y en el Señor.
Por lo tanto, que
prevalezca el gozo en el Señor y que se extinga el gozo en el mundo. El gozo en
el Señor debe ir creciendo continuamente, mientras que el gozo en el mundo debe
ir disminuyendo hasta extinguirse. Esto no debe entenderse en el sentido de que
no debemos alegrarnos mientras estamos en el mundo, sino que es una exhortación
a que, aun viviendo en el mundo, nos alegremos ya en el Señor.
Pero alguno dirá:
«Estoy en el mundo y, por lo tanto, si me alegro no puedo dejar de hacerlo en
el lugar en que estoy.» A este tal yo le respondería: «¿Es que por estar en el
mundo no estás en el Señor?» Atiende cómo el mismo Apóstol, hablando a los
atenienses, como nos refieren los Hechos de los apóstoles, les decía respecto
al Dios y Señor creador nuestro: En él vivimos, nos movemos y existimos. ¿Habrá
algún lugar en que no esté aquel que está en todas partes? ¿No es éste el
sentido de su exhortación, cuando dice: El Señor está cerca; no os inquietéis
por cosa alguna?
Gran cosa es ésta,
que el mismo que asciende a lo más alto de los cielos continúa cercano a los
que viven en la tierra. ¿Quién es éste, lejano y próximo a la vez, sino aquel
que por su misericordia se nos hizo cercano?
En efecto, todo el
género humano está representado en aquel hombre al que unos ladrones habían
dejado tendido en el camino, medio muerto, junto al cual pasaron un sacerdote y
un levita sin atenderlo, y al que se acercó para curarlo y socorrerlo el
samaritano que pasó junto a él. Aquel que por su condición de inmortal y justo
se hallaba tan alejado de nosotros, mortales y pecadores, descendió a nosotros
y se hizo cercano a nosotros.
En efecto, no nos
trata como merecen nuestros pecados; y esto porque somos hijos. ¿Cómo lo
demostramos? El, el Hijo único, murió por nosotros para dejar de ser único.
Murió él solo
porque no quería ser él solo. El que era Hijo único de Dios hizo a muchos otros
también hijos de Dios. Al precio de su sangre se compró una multitud de
hermanos, con su reprobación los hizo probos, fue vendido para redimirlos,
injuriado para hacerlos honorables, muerto para darles vida.
Así pues,
hermanos, estad alegres en el Señor, no en el mundo, es decir: alegraos en la
verdad, no en la iniquidad; alegraos en la esperanza de la eternidad, no en la
flor pasajera de la vanidad. Ésta debe ser vuestra alegría; y, en cualquier
lugar en que estéis y todo el tiempo que aquí estéis, el Señor está cerca; no
os inquietéis por cosa alguna.
RESPONSORIO
2Co 13, 11; Rm 15, 13
R. Hermanos,
alegraos, trabajad por vuestra perfección, alentaos unos a otros, tened un
mismo sentir y vivid en paz; * y el Dios del amor y de la paz estará con
vosotros.
V. El Dios de la
esperanza os colme de todo gozo y paz en la práctica de vuestra fe.
R. Y el Dios del
amor y de la paz estará con vosotros.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios
nuestro, que nunca dejas de glorificar la santidad de quienes con fidelidad te
sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel mismo ardor
que tan maravillosamente inflamó el corazón de san Felipe Neri. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Himno: CRISTO,
CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo, cabeza,
rey de los pastores,
el pueblo entero,
madrugando a fiesta,
canta a la gloria
de tu sacerdote
himnos sagrados.
Con abundancia de
sagrado crisma,
la unción profunda
de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y
lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.
El fue pastor y
forma del rebaño,
luz para el ciego,
báculo del pobre,
padre común,
presencia providente,
todo de todos.
Tú que coronas sus
merecimientos,
danos la gracia de
imitar su vida,
y al fin, sumisos
a su magisterio,
danos su gloria.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. En la
mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142, 1-11 -
LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi
oración;
tú que eres fiel,
atiende a mi súplica;
tú que eres justo,
escúchame.
No llames a juicio
a tu siervo,
pues ningún hombre
vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me
persigue a muerte,
empuja mi vida al
sepulcro,
me confina a las
tinieblas
como a los muertos
ya olvidados.
mi aliento
desfallece,
mi corazón dentro
de mí está yerto.
Recuerdo los
tiempos antiguos,
medito todas tus
acciones,
considero las
obras de tus manos
y extiendo mis
brazos hacia ti:
tengo sed de ti
como tierra reseca.
Escúchame en
seguida, Señor,
que me falta el
aliento.
No me escondas tu
rostro,
igual que a los
que bajan a la fosa.
En la mañana hazme
escuchar tu gracia,
ya que confío en
ti;
indícame el camino
que he de seguir,
pues levanto mi
alma a ti.
Líbrame del
enemigo, Señor,
que me refugio en
ti.
Enséñame a cumplir
tu voluntad,
ya que tú eres mi
Dios.
Tu espíritu, que
es bueno,
me guíe por tierra
llana.
Por tu nombre,
Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia,
sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En la mañana,
Señor, hazme escuchar tu gracia.
Ant 2. El Señor
hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Cántico: CONSUELO
Y GOZO PARA LA CIUDAD SANTA. Is 66, 10-14a
Festejad a
Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la
amáis,
alegraos de su
alegría,
los que por ella
llevasteis luto;
a su pecho seréis
alimentados
y os saciaréis de
sus consuelos
y apuraréis las
delicias
de sus pechos
abundantes.
Porque así dice el
Señor:
«Yo haré derivar
hacia ella
como un río la
paz,
como un torrente
en crecida,
las riquezas de
las naciones.
Llevarán en brazos
a sus criaturas
y sobre las
rodillas las acariciarán;
como a un niño a
quien su madre consuela,
así os consolaré
yo
y en Jerusalén
seréis consolados.
Al verlo se
alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos
florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor hará
derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Ant 3. Nuestro
Dios merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 - PODER
Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor,
que la música es buena;
nuestro Dios
merece una alabanza armoniosa.
El Señor
reconstruye Jerusalén,
reúne a los
deportados de Israel;
él sana los
corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número
de las estrellas,
a cada una la
llama por su nombre.
Nuestro Señor es
grande y poderoso,
su sabiduría no
tiene medida.
El Señor sostiene
a los humildes,
humilla hasta el
polvo a los malvados.
Entonad la acción
de gracias al Señor,
tocad la cítara
para nuestro Dios,
que cubre el cielo
de nubes,
preparando la
lluvia para la tierra;
que hace brotar
hierba en los montes,
para los que
sirven al hombre;
que da su alimento
al ganado,
y a las crías de
cuervo que graznan.
No aprecia el
vigor de los caballos,
no estima los
músculos del hombre:
el Señor aprecia a
sus fieles,
que confían en su
misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios
merece una alabanza armoniosa.
LECTURA BREVE
Hb 13,7-9a
Acordaos de
aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios:
reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el
mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas
llamativas y extrañas.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ni de día ni de
noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado
centinelas.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No sois
vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por
vosotros.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No sois
vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por
vosotros.
PRECES
Demos gracias a
Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle
diciendo:
Apacienta a tu
pueblo, Señor.
Señor Jesucristo,
tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por
ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo,
tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu
pueblo,
no dejes de
guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo,
tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las
almas,
haz que nunca
falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.
Señor Jesucristo,
tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los
santos,
haz que, guiados
por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios
nuestro, que nunca dejas de glorificar la santidad de quienes con fidelidad te
sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel mismo ardor
que tan maravillosamente inflamó el corazón de san Felipe Neri. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
1Jn 3, 23-24
Éste es el
mandamiento de Dios: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos
amemos mutuamente conforme al mandamiento que nos dio. Quien guarda sus
mandamientos permanece en Dios y Dios en él. Y conocemos que permanece en
nosotros por el Espíritu que nos ha dado.
V. Tú, Señor,
apoyas al inocente.
R. Tú, el Dios
justo, sondeas el corazón y las entrañas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, que a
la hora de tercia enviaste al Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en
oración, concédenos también a nosotros participar de los dones de ese mismo
Espíritu. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos saciados
de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
Sb 1, 1-2
Amad la justicia,
los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del Señor y con sencillez de
corazón buscadlo. Porque se deja hallar de los que no le tientan, se manifiesta
a los que no desconfían de él.
V. Confía en el
Señor y haz el bien.
R. Habita tu
tierra y practica la lealtad.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz, pues,
brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus
preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Si me
amáis, guardaréis mis mandatos», dice el Señor.
Salmo 118, 153-160
Mira mi
abatimiento y líbrame,
porque no olvido
tu voluntad;
defiende mi causa
y rescátame,
con tu promesa
dame vida;
la justicia está
lejos de los malvados
que no buscan tus
leyes.
Grande es tu
ternura, Señor,
con tus
mandamientos dame vida;
muchos son los
enemigos que me persiguen,
pero yo no me
aparto de tus preceptos;
viendo a los
renegados sentía indignación,
porque no guardan
tus mandatos.
Mira cómo amo tus
decretos,
Señor, por tu
misericordia dame vida;
el compendio de tu
palabra es la verdad,
y tus justos
juicios son eternos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Si me amáis,
guardaréis mis mandatos», dice el Señor.
Ant 2. Que el
Señor te bendiga y veas la paz todos los días de tu vida.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que el Señor
te bendiga y veas la paz todos los días de tu vida.
Ant 3. El Señor
peleará a tu favor.
Salmo 128 -
ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud
-que lo diga
Israel-,
cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud,
pero no pudieron
conmigo!
Sobre mis espaldas
metieron el arado
y alargaron los
surcos.
Pero el Señor, que
es justo,
rompió las coyundas
de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los que odian a
Sión;
sean como la
hierba del tejado,
que se seca y
nadie la siega;
que no llena la
mano del segador
ni la brazada del
que agavilla;
ni le dicen los
que pasan:
«Que el Señor te
bendiga.»
Os bendecimos en
el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
peleará a tu favor.
LECTURA BREVE
Hb 12, 1b-2
Después de habernos
despojado de todo el peso y del equipaje que nos distraía, corramos también
nosotros con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada. Llevemos
los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe, quien, para ganar el
gozo que se le ofrecía, sufrió con toda constancia la cruz, pasando por encima
de su ignominia; y está sentado a la diestra del trono de Dios.
V. Mi alma espera
en el Señor.
R. Espera en su
palabra.
ORACIÓN
OREMOS,
Contempla, Señor,
a tu familia en oración, y haz que imitando los ejemplos de paciencia de tu
Hijo no decaiga nunca ante la adversidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CANTEMOS AL
SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos al Señor
con alegría,
unidos a la voz
del pastor santo;
demos gracias a
Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de
su rebaño.
Es su voz y su
amor el que nos llama
en la voz del
pastor que él ha elegido,
es su amor infinito
el que nos ama
en la entrega y
amor de este otro cristo.
Conociendo en la
fe su fiel presencia,
hambrientos de
verdad y luz divina,
sigamos al pastor
que es providencia
de pastos
abundantes que son vida.
Apacienta, Señor,
guarda a tus hijos,
manda siempre a tu
mies trabajadores;
cada aurora, a la
puerta del aprisco,
nos aguarde el
amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú eres,
Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a salvo.
Salmo 143 I -
ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor,
mi Roca,
que adiestra mis
manos para el combate,
mis dedos para la
pelea;
mi bienhechor, mi
alcázar,
baluarte donde me
pongo a salvo,
mi escudo y mi
refugio,
que me somete los
pueblos.
Señor, ¿qué es el
hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de
Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual
que un soplo;
sus días, una
sombra que pasa.
Señor, inclina tu
cielo y desciende,
toca los montes, y
echarán humo,
fulmina el rayo y
dispérsalos,
dispara tus saetas
y desbarátalos.
Extiende la mano
desde arriba:
defiéndeme,
líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los
extranjeros,
cuya boca dice
falsedades,
cuya diestra jura
en falso.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres,
Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a salvo.
Ant 2. Dichoso el
pueblo cuyo Dios es el Señor.
Salmo 143 II
Dios mío, te
cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el
arpa de diez cuerdas:
para ti que das la
victoria a los reyes,
y salvas a David,
tu siervo.
Defiéndeme de la
espada cruel,
sálvame de las
manos de extranjeros,
cuya boca dice
falsedades,
cuya diestra jura
en falso.
Sean nuestros
hijos un plantío,
crecidos desde su
adolescencia;
nuestras hijas
sean columnas talladas,
estructura de un
templo.
Que nuestros silos
estén repletos
de frutos de toda
especie;
que nuestros
rebaños a millares
se multipliquen en
las praderas,
y nuestros bueyes
vengan cargados;
que no haya
brechas ni aberturas,
ni alarma en
nuestras plazas.
Dichoso el pueblo
que esto tiene,
dichoso el pueblo
cuyo Dios es el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
pueblo cuyo Dios es el Señor.
Ant 3. Ahora se
estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO
DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos,
Señor Dios omnipotente,
el que eres y el
que eras,
porque has asumido
el gran poder
y comenzaste a
reinar.
Se encolerizaron
las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que
sean juzgados los muertos,
y de dar el
galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a
los que temen tu nombre,
y a los pequeños y
a los grandes,
y de arruinar a
los que arruinaron la tierra.
Ahora se
estableció la salud y el poderío,
y el reinado de
nuestro Dios,
y la potestad de
su Cristo;
porque fue
precipitado
el acusador de
nuestros hermanos,
el que los acusaba
ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron
en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra
del testimonio que dieron,
y no amaron tanto
su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad
alegres, cielos,
y los que moráis
en sus tiendas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se
estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 1-4
A los presbíteros
en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de
Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores
del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena
gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con generosidad, no como
dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del
rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que
no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
R. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V. El que entregó
su vida por sus hermanos.
R. El que ora
mucho por su pueblo.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Éste es el
administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su
servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es el
administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su
servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.
PRECES
Glorifiquemos a
Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo,
Señor.
Tú que por medio
de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los
cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la
oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo,
perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y
santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú que de entre
los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste
como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de
tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la
heredad de los santos pastores,
no permitas que
ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que por medio
de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie
las arrebate de tu mano,
salva a los
difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la
oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios
nuestro, que nunca dejas de glorificar la santidad de quienes con fidelidad te
sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel mismo ardor
que tan maravillosamente inflamó el corazón de san Felipe Neri. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso
tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi carne
descansa serena.
Salmo 15 - CRISTO
Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor:
«Tú eres mi bien.»
Los dioses y
señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las
estatuas
de dioses
extraños;
no derramaré sus
libaciones con mis manos,
ni tomaré sus
nombres en mis labios.
El Señor es mi
heredad y mi copa;
mi suerte está en
tu mano:
me ha tocado un
lote hermoso,
me encanta mi
heredad.
Bendeciré al
Señor, que me aconseja,
hasta de noche me
instruye internamente.
Tengo siempre
presente al Señor,
con él a mi
derecha no vacilaré.
Por eso se me
alegra el corazón,
se gozan mis
entrañas,
y mi carne
descansa serena.
Porque no me
entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu
fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el
sendero de la vida,
me saciarás de
gozo en tu presencia,
de alegría
perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi carne
descansa serena.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 23
Que el mismo Dios
de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea
custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas,
desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te
serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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