Del Propio del
Tiempo. Salterio II
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: PONER AL
HIJO EN CRUZ, ABIERTO EL SENO
Poner al Hijo en
cruz, abierto el seno,
sacrificarlo
porque yo no muera,
prueba es, mi
Dios, de amor muy verdadera,
mostraros para mí
de amor tan lleno.
Que -a ser yo
Dios, Y vos hombre terreno-
os diera el ser de
Dios que yo tuviera
y el que tengo de
hombre me pusiera
a trueque de gozar
de un Dios tan bueno.
y aún no era
vuestro amor recompensado,
pues a mí en
excelencia me habéis hecho
Dios, y a Dios al
ser de hombre habéis bajado.
Deudor quedaré
siempre por derecho
de la deuda que en
cruz por mí ha pagado
el Hijo por
dejaros satisfecho. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Encomienda
tu camino al Señor, y él actuará.
Salmo 36 I - LA
VERDADERA Y LA FALSA FELICIDAD
No te exasperes
por los malvados,
no envidies a los
que obran el mal:
se secarán pronto,
como la hierba,
como el césped
verde se agostarán.
Confía en el Señor
y haz el bien,
habita tu tierra y
practica la lealtad;
sea el Señor tu
delicia,
y él te dará lo
que pide tu corazón.
Encomienda tu
camino al Señor,
confía en él, y él
actuará:
hará brillar tu
justicia como el amanecer;
tu derecho, como
el mediodía.
Descansa en el
Señor y espera en él,
no te exasperes
por el hombre que triunfa
empleando la
intriga:
cohíbe la ira,
reprime el coraje,
no te exasperes,
no sea que obres mal;
porque los que
obran mal son excluidos,
pero los que
esperan en el Señor poseerán la tierra.
Aguarda un
momento: desapareció el malvado,
fíjate en su
sitio: ya no está;
en cambio, los
sufridos poseen la tierra
y disfrutan de paz
abundante.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Encomienda tu
camino al Señor, y él actuará.
Ant 2. Apártate
del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.
Salmo 36 II
El malvado intriga
contra el justo,
rechina sus
dientes contra él;
pero el Señor se
ríe de él,
porque ve que le
llega su hora.
Los malvados
desenvainan la espada,
asestan el arco,
para abatir a
pobres y humildes,
para asesinar a
los honrados;
pero su espada les
atravesará el corazón,
sus arcos se
romperán.
Mejor es ser
honrado con poco
que ser malvado en
la opulencia;
pues al malvado se
le romperán los brazos,
pero al honrado lo
sostiene el Señor.
El Señor vela por
los días de los buenos,
y su herencia
durará siempre;
no se agostarán en
tiempo de sequía,
en tiempo de
hambre se saciarán;
pero los malvados
perecerán,
los enemigos del
Señor
se marchitarán
como la belleza de un prado,
en humo se
disiparán.
El malvado pide
prestado y no devuelve,
el justo se
compadece y perdona.
Los que el Señor
bendice poseen la tierra,
los que él maldice
son excluidos.
El Señor asegura
los pasos del hombre,
se complace en sus
caminos;
si tropieza, no
caerá,
porque el Señor lo
tiene de la mano.
Fui joven, ya soy
viejo:
nunca he visto a
un justo abandonado,
ni a su linaje
mendigando el pan.
A diario se
compadece y da prestado;
bendita será su
descendencia.
Apártate del mal y
haz el bien,
y siempre tendrás
una casa;
porque el Señor
ama la justicia
y no abandona a
sus fieles.
Los inicuos son
exterminados,
la estirpe de los
malvados se extinguirá;
pero los justos
poseen la tierra,
la habitarán por
siempre jamás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Apártate del
mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.
Ant 3. Confía en
el Señor y sigue su camino.
Salmo 36 III
La boca del justo
expone la sabiduría,
su lengua explica
el derecho;
porque lleva en el
corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no
vacilan.
El malvado espía
al justo
e intenta darle
muerte;
pero el Señor no
lo entrega en sus manos,
no deja que lo
condenen en el juicio.
Confía en el
Señor, sigue su camino;
él te levantará a
poseer la tierra,
y verás la
expulsión de los malvados.
Vi a un malvado
que se jactaba,
que prosperaba
como un cedro frondoso;
volví a pasar, y
ya no estaba;
lo busqué, y no lo
encontré.
Observa al
honrado, fíjate en el bueno:
su porvenir es la
paz;
los impíos serán
totalmente aniquilados,
el porvenir de los
malvados quedará truncado.
El Señor es quien
salva a los justos,
él es su alcázar
en el peligro;
el Señor los
protege y los libra,
los libra de los
malvados y los salva,
porque se acogen a
él.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Confía en el
Señor y sigue su camino.
V. Cuando sea yo
levantado en alto sobre la tierra.
R. Atraeré a todos
hacia mí.
PRIMERA LECTURA
Comienza el libro
de las Lamentaciones 1, 1-12. 18-20
DESOLACIÓN DE
JERUSALÉN
¡Ay, cómo yace
solitaria la Ciudad populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las
naciones. La Princesa entre las provincias ha quedado sometida al tributo.
Llora que llora por la noche, las lágrimas surcan sus mejillas. Ni uno solo hay
que la consuele entre todos sus amantes. Todos sus amigos la han traicionado,
¡se le han trocado en enemigos!
Judá está
desterrada, en postración y en extrema servidumbre. Habita en medio de las
naciones, no encuentra sosiego. La acosan todos sus perseguidores entre las
angosturas.
Las calzadas de
Sión están de luto, pues nadie viene a las solemnidades. Todas sus puertas
están desoladas, sus sacerdotes gimiendo, afligidas sus vírgenes, ¡y ella misma
repleta de amargura!
Sus adversarios
están a la cabeza, sus enemigos viven tranquilos, porque el Señor la ha
afligido por sus muchas rebeldías. Sus niños han partido al cautiverio delante
del adversario.
De la hija de Sión
se ha ido todo su esplendor. Sus príncipes son como ciervos que no encuentran
pasto, caminando van sin fuerzas delante del opresor.
Jerusalén recuerda
sus días de miseria y de aflicción, cuando a manos del adversario sucumbía su
pueblo, sin que nadie viniera en su ayuda. Los adversarios la miraban, riéndose
de su ruina.
Mucho ha pecado
Jerusalén, se ha vuelto cosa impura. Todos los que la honraban la desprecian,
porque han visto su desnudez, y ella misma gime y se vuelve de espaldas. Hasta
en su ropa se ven sus inmundicias. No pensó ella en este fin, ¡y ha caído
estruendosamente! No hay quien la consuele. «¡Mira, Señor, mi miseria, que el
enemigo se agiganta!»
El opresor ha
echado mano a todos sus tesoros, y ha visto ella a los gentiles entrar en su
santuario, aquellos de quienes tú ordenaste: «¡No entrarán en tu asamblea!»
Su pueblo entero
gime buscando pan; dan sus joyas a cambio de alimento, para sustentar la vida.
«¡Mira, Señor, y contempla cómo estoy envilecida!»
«¡Oh vosotros,
todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi
dolor, con el que el Señor me ha herido en el día de su ardiente cólera!
Justo, muy justo
es el Señor, porque yo he sido indócil a sus órdenes. Escuchad, pues, pueblos
todos, y mirad mi dolor. Mis doncellas y mis jóvenes han ido al cautiverio. He
llamado a mis amantes, pero ellos me han traicionado. Mis sacerdotes y mis
ancianos han expirado en la ciudad, mientras buscaban alimento para conservar
la vida.»
«¡Mira, Señor, en
qué angustia me encuentro! Me hierven las entrañas, el corazón se consume en mi
interior, pues he sido muy rebelde. Afuera la espada priva de hijos, y en casa
la muerte.»
RESPONSORIO
Jb 16, 17; Lm 1, 16. 18. 12
R. Un velo de
sombras ha oscurecido mis ojos a causa del llanto, pues está lejos de mí el que
me consolaba; mirad, pueblos todos, * si hay dolor semejante a mi dolor.
V. ¡Oh vosotros,
todos los que pasáis por el camino! Mirad y ved.
R. Si hay dolor
semejante a mi dolor.
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san
Basilio Magno, obispo, Sobre el Espíritu Santo
(Cap. 15, núm. 35:
PG 32, 127-130)
ES UNA SOLA LA
MUERTE EN FAVOR DEL MUNDO Y UNA SOLA LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS
Nuestro Dios y
Salvador realizó su plan de salvar al hombre levantándolo de su caída y
haciendo que pasara del estado de alejamiento, en que había incurrido por su
desobediencia, al estado de familiaridad con Dios. Éste fue el motivo de la
venida de Cristo en la carne, de su convivencia con los hombres, de sus
sufrimientos, de su cruz, de su sepultura y de su resurrección: que el hombre,
una vez salvado, recobrara, por la imitación de Cristo, su antigua condición de
hijo adoptivo.
Y así, para llegar
a una vida perfecta, es necesario imitar a Cristo, no sólo en los ejemplos que
nos dio durante su vida, ejemplos de mansedumbre, de humildad y de paciencia,
sino también en su muerte, como dice Pablo, el imitador de Cristo: Muriendo su
misma muerte, para alcanzar también la resurrección de entre los muertos.
Mas, ¿de qué
manera podremos reproducir en nosotros su muerte? Sepultándonos con él por el
bautismo. ¿En qué consiste este modo de sepultura, y de qué nos sirve el
imitarla? En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior. Y esto
nadie puede conseguirlo sin aquel nuevo nacimiento de que nos habla el Señor,
ya que la regeneración, como su mismo nombre indica, es el comienzo de una vida
nueva. Por esto, antes de comenzar esta vida nueva, es necesario poner fin a la
anterior. En esto sucede lo mismo que con los que corren en el estadio: éstos,
al llegar al fin de la primera parte de la carrera, antes de girar en redondo, necesitan
hacer una pequeña parada o pausa, para reemprender luego el camino de vuelta;
así también, en este cambio de vida, era necesario interponer la muerte entre
la primera vida y la posterior, muerte que pone fin a los actos precedentes y
da comienzo a los subsiguientes.
¿Cómo podremos,
pues, imitar a Cristo en su descenso a la región de los muertos? Imitando su
sepultura mediante el bautismo. En efecto, los cuerpos de los que son
bautizados quedan, en cierto modo, sepultados bajo las aguas. Por esto el
bautismo significa, de un modo arcano, el despojo de las obras de la carne,
según aquellas palabras del Apóstol: Habéis sido circuncidados, no con
operación quirúrgica, sino con la circuncisión de Cristo, que consiste en el
despojo de vuestra condición mortal; con Cristo fuisteis sepultados en el
bautismo, ya que el bautismo en cierto modo purifica el alma de las manchas
ocasionadas en ella por el influjo de esta vida en carne mortal, según está
escrito: Lávame: quedaré más blanco que la nieve. Por esto reconocemos un solo
bautismo salvador, ya que es una sola la muerte en favor del mundo y una sola
la resurrección de entre los muertos, y de ambas es figura el bautismo.
RESPONSORIO
Rm 6, 3. 5. 4
R. Cuantos en el
bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. * Y
si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte,
también lo estaremos por la imagen de su resurrección.
V. Por nuestro
bautismo fuimos sepultados con él, para participar de su muerte.
R. Y si hemos sido
injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo
estaremos por la imagen de su resurrección.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: OJOS
MUERTOS QUE MIRÁIS.
Ojos muertos que
miráis
con mirar
indescriptible
y con fuerza
irresistible
atraéis y
cautiváis,
¿por qué, si
muertos estáis,
tenéis tan viva
expresión
que así turbáis mi
razón
trocando vuestras
miradas
en dos punzantes
espadas
que parten mi
corazón?
Al veros, ojos
piadosos,
todo mi ser se
conmueve.
¿Quién a miraros
se atreve
sin llorar, ojos
llorosos?
Me cautiváis
amorosos,
me reprendéis
justicieros,
inspiráis dolor y
calma,
sois tiernos y
sois severos,
y las borrascas
del alma
enfrenáis sólo con
veros.
¡Ah! Permitid ojos
píos,
ojos que sois el
encanto
del cielo, que con
mi llanto
borre mis locos
desvíos;
bebí en cenagosos
ríos
aguas de ponzoñas
llenas
que, al
infiltrarse en mis venas,
causaron fiebres
ardientes.
¡Cómo olvidé que
erais fuentes
de aguas dulces y
serenas! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Defiende mi
causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
Salmo 42 - DESEO
DEL TEMPLO
Hazme justicia,
¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin
piedad,
sálvame del hombre
traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y
protector,
¿por qué me
rechazas?
¿Por qué voy
andando sombrío,
hostigado por mi
enemigo?
Envía tu luz y tu
verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan
hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque
al altar de Dios,
al Dios de mi
alegría;
que te dé gracias
al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
¿Por qué te
acongojas, alma mía,
por qué te me
turbas?
Espera en Dios,
que volverás a alabarlo:
«Salud de mi
rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Defiende mi
causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
Ant 2. Tú
defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Cántico: ANGUSTIA
DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38, 10-14. 17-20
Yo pensé: «En
medio de mis días
tengo que marchar
hacia las puertas del abismo;
me privan del
resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no
veré más al Señor
en la tierra de
los vivos,
ya no miraré a los
hombres
entre los
habitantes del mundo.
Levantan y
enrollan mi vida
como una tienda de
pastores.
Como un tejedor
devanaba yo mi vida,
y me cortan la
trama.»
Día y noche me
estás acabando,
sollozo hasta el
amanecer.
Me quiebras los
huesos como un león,
día y noche me
estas acabando.
Estoy piando como
una golondrina,
gimo como una
paloma.
Mis ojos mirando
al cielo se consumen:
¡Señor, que me
oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me
has hecho revivir,
la amargura se me
volvió paz
cuando detuviste
mi alma ante la tumba vacía
y volviste la
espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da
gracias,
ni la muerte te
alaba,
ni esperan en tu
fidelidad
los que bajan a la
fosa.
Los vivos, los
vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a
sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y
tocaremos nuestras arpas
todos nuestros
días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú
defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Ant 3. Mi siervo
justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
Salmo 64 - SOLEMNE
ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú
mereces un himno en Sión,
y a ti se te
cumplen los votos,
porque tú escuchas
las súplicas.
A ti acude todo
mortal
a causa de sus
culpas;
nuestros delitos
nos abruman,
pero tú los
perdonas.
Dichoso el que tú
eliges y acercas
para que viva en
tus atrios:
que nos saciemos
de los bienes de tu casa,
de los dones
sagrados de tu templo.
Con portentos de
justicia nos respondes,
Dios, salvador
nuestro;
tú, esperanza del
confín de la tierra
y del océano
remoto;
Tú que afianzas
los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el
estruendo del mar,
el estruendo de
las olas
y el tumulto de
los pueblos.
Los habitantes del
extremo del orbe
se sobrecogen ante
tus signos,
y a las puertas de
la aurora y del ocaso
las llenas de
júbilo.
Tú cuidas de la
tierra, la riegas
y la enriqueces
sin medida;
la acequia de Dios
va llena de agua,
preparas los
trigales;
riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los
deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con
tus bienes,
las rodadas de tu
carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos
del páramo,
y las colinas se
orlan de alegría;
las praderas se
cubren de rebaños,
y los valles se
visten de mieses,
que aclaman y
cantan.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi siervo
justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
LECTURA BREVE
Za 12, 10-11a
Derramaré sobre la
casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de
oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el
hijo único y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el
luto de Jerusalén.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos has
comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has
comprado, Señor, por tu sangre.
V. De entre toda
raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has
comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos has
comprado, Señor, por tu sangre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Glorifícame
tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifícame
tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
PRECES
Acudamos a Cristo,
nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:
Señor, ten piedad
de nosotros.
Tú que subiste a
Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu
Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, elevado en
la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras
heridas.
Tú que convertiste
el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los
renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
Tú que, clavado en
la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también
a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Siguiendo la
enseñanza de Jesucristo, que nos ha hecho hijos de Dios, digamos juntos a
nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: AMIGO DE
LOS HOMBRES, JESUCRISTO
Amigo de los
hombres, Jesucristo,
tú solo das
sentido a nuestra historia,
y, con los ojos
fijos al futuro,
la Iglesia vive
fiel a tu memoria.
Este tiempo de
ayuno te presenta
de nosotros la
parte más oscura,
y tus manos
clavadas al madero
nos devuelven tu
paz y tu ternura.
A lo largo del día
no nos dejes,
no nos falte la
luz de tu mirada:
llena de amor los
pasos que caminan
de este mundo a la
luz de tu alborada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. La víspera
del día solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, como
amaba a los suyos, les dio la mayor prueba de amor que puede darse.
Salmo 118, 49-56
Recuerda la
palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste
mi esperanza;
éste es mi
consuelo en la aflicción:
que tu promesa me
da vida;
los insolentes me
insultan sin parar,
pero yo no me
aparto de tus mandatos.
Recordando tus
antiguos mandamientos,
Señor, quedé
consolado;
sentí indignación
ante los malvados,
que abandonan tu
voluntad;
tus leyes eran mi
canción
en tierra
extranjera.
De noche pronuncio
tu nombre,
Señor, y velando,
tus preceptos;
esto es lo que a
mí me toca:
guardar tus
decretos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 52 - NECEDAD
DE LOS PECADORES
Dice el necio para
sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido
cometiendo abominaciones,
no hay quien obre
bien.
Dios observa desde
el cielo
a los hijos de
Adán,
para ver si hay
alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se extravían
igualmente
obstinados,
no hay uno que
obre bien,
ni uno solo.
Pero ¿no
aprenderán los malhechores
que devoran a mi
pueblo como pan
y no invocan al
Señor?
Pues temblarán de
espanto,
porque Dios
esparce los huesos del agresor,
y serán
derrotados,
porque Dios los
rechaza.
¡Ojalá venga desde
Sión
la salvación de
Israel!
Cuando el Señor
cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob
y gozará Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 53, 3-6. 8-9
- PETICIÓN DE AUXILIO
¡Oh Dios!, sálvame
por tu nombre,
sal por mí con tu
poder.
¡Oh Dios!, escucha
mi súplica,
atiende a mis
palabras:
porque unos
insolentes se alzan contra mí,
y hombres
violentos me persiguen a muerte
sin tener presente
a Dios.
Pero Dios es mi
auxilio,
el Señor sostiene
mi vida.
Te ofreceré un
sacrificio voluntario
dando gracias a tu
nombre, que es bueno;
porque me libraste
del peligro
y he visto la
derrota de mis enemigos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La víspera
del día solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, como
amaba a los suyos, les dio la mayor prueba de amor que puede darse.
LECTURA BREVE
Cf. 1Co 1, 18-19
El mensaje de la
cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que
están en vías de salvación es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la
sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.»
V. Se humillaba
voluntariamente.
R. Y no abría su
boca.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: JESÚS,
CONTIGO IREMOS AL DESIERTO
Jesús, contigo
iremos al desierto
en medio de la
villa populosa,
y tú nos brindarás
el pan sabroso
que alimentó tu
alma silenciosa.
Contigo pasaremos
el mar Rojo,
beberemos el agua
de la roca;
tú serás el pastor
y, en la montaña,
tú serás nuestra
gracia esplendorosa.
Contigo
humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía
dolorosa,
y al final, oh
Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos
en tu gloria. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Como el
Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los justos
extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Como el Padre
me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas.
LECTURA BREVE
1Co 1, 22-24
Los judíos exigen
signos, los griegos buscan sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para
los llamados a Cristo -judíos o griegos-: fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
V. Él soportó
nuestros sufrimientos.
R. Y aguantó
nuestras rebeldías.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OJOS DE
AQUEL PUBLICANO
Ojos de aquel
publicano
hasta la tierra
caídos,
el Dios de la luz
os mira,
miradle con
regocijo.
Mano que pide
clemencia
hiriendo el pecho
contrito,
el Señor te abre
la puerta
de su pecho
compasivo.
Lengua que en bajo
murmullo
dices tu dolor
sentido,
el Juez que sabe
juzgar
ha escuchado
complacido.
Padre del octavo
día,
glorioso siendo
propicio,
perdónanos,
purifícanos,
por el honor de tu
Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Para mí la
vida es Cristo, y la muerte una ganancia; líbreme Dios de gloriarme si no es en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará derrotado
cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Para mí la
vida es Cristo, y la muerte una ganancia; líbreme Dios de gloriarme si no es en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA BREVE
1Co 1, 25. 27a
Lo necio de Dios
es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para confundir a los sabios.
V. Adoremos el
signo de la cruz.
R. Por el que
recibimos la salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: BRILLE LA
CRUZ DEL VERBO, LUMINOSA.
Brille la cruz del
Verbo, luminosa,
brille como la
carne sacratísima
de aquel Jesús
nacido de la Virgen
que en la gloria
del Padre vive y brilla.
Gemía Adán
doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto
a Adán vertía;
brillen sus
rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se
enciende cuando el Verbo expira.
¡Salve, cruz de
los montes y caminos,
junto al enfermo
suave medicina,
regio trono de
Cristo en las familias,
cruz de nuestra
fe, salve cruz bendita!
Reine el Señor
crucificado,
levantando la cruz
donde moría;
nuestros enfermos
ojos buscan luz,
nuestros labios el
río de la vida.
Te adoramos, oh
cruz que fabricamos
pecadores con
manos deicidas;
te adoramos,
ornato del Señor,
sacramento de
nuestra eterna dicha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oía las
burlas de la gente: «Terror por doquier», pero el Señor está conmigo, como
fuerte guerrero.
Salmo 48 I -
VANIDAD DE LAS RIQUEZAS
Oíd esto, todas
las naciones,
escuchadlo,
habitantes del orbe:
plebeyos y nobles,
ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy
sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al
proverbio
y propondré mi
problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de
temer los días aciagos,
cuando me cerquen
y me acechen los malvados,
que confían en su
opulencia
y se jactan de sus
inmensas riquezas,
si nadie puede
salvarse
ni dar a Dios un
rescate?
Es tan caro el
rescate de la vida,
que nunca les
bastará
para vivir
perpetuamente
sin bajar a la
fosa.
Mirad: los sabios
mueren,
lo mismo que
perecen los ignorantes y necios,
y legan sus
riquezas a extraños.
El sepulcro es su
morada perpetua
y su casa de edad
en edad,
aunque hayan dado
nombre a países.
El hombre no
perdura en la opulencia,
sino que perece
como los animales.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oía las
burlas de la gente: «Terror por doquier», pero el Señor está conmigo, como
fuerte guerrero.
Ant 2. Sal fiador
por mí ante ti mismo, Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Salmo 48 II
Éste es el camino
de los confiados,
el destino de los
hombres satisfechos:
son un rebaño para
el abismo,
la muerte es su
pastor,
y bajan derechos a
la tumba;
se desvanece su
figura
y el abismo es su
casa.
Pero a mí, Dios me
salva,
me saca de las
garras del abismo
y me lleva
consigo.
No te preocupes si
se enriquece un hombre
y aumenta el fasto
de su casa:
cuando muera, no
se llevará nada,
su fasto no bajará
con él.
Aunque en vida se
felicitaba:
«Ponderan lo bien
que lo pasas»,
irá a reunirse con
sus antepasados,
que no verán nunca
la luz.
El hombre rico e
inconsciente
es como un animal
que perece.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sal fiador
por mí ante ti mismo, Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Ant 3. Fuiste
degollado, Señor, y por tu sangre nos compraste para Dios.
Cántico: HIMNO A
DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor
Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el
poder,
porque tú has
creado el universo;
porque por tu
voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de
tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre
compraste para Dios
hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de
ellos para nuestro Dios
un reino de
sacerdotes
y reinan sobre la
tierra.
Digno es el
Cordero degollado
de recibir el
poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el
honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fuiste degollado,
Señor, y por tu sangre nos compraste para Dios.
LECTURA BREVE
1Co 1, 27b-30
Lo débil del mundo
lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más: ha escogido la gente baja
del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta; de
modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en
Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría,
justicia, santificación y redención.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
V. Porque con tu
santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Soy libre
para dar mi vida y libre para volverla a tomar.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Soy libre
para dar mi vida y libre para volverla a tomar.
PRECES
Adoremos a Jesús,
el Salvador del género humano, que muriendo destruyó nuestra muerte y
resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
Santifica, Señor,
el pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro,
concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión,
para que
consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos la
protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
para poder
nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú
nos consuelas.
Haz que tus fieles
participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
para que se
manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú que te
humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
concede a tus
fieles obediencia y paciencia.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Haz que los
difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
y a nosotros
concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Dirijámonos a Dios
con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE
Cuando llegó el
instante de tu muerte
inclinaste la
frente hacia la tierra,
como todos los
mortales;
mas no eras tú el
hombre derribado,
sino el Hijo que
muerto nos contempla.
Cuando me llegue
el tránsito esperado
y siga sin retorno
por mi senda,
como todos los
mortales,
el sueño de tu
rostro será lumbre
y tu gloria mi
gloria venidera.
El silencio
sagrado de la noche
tu paz y tu venida
nos recuerdan,
Cristo, luz de los
mortales;
acepta nuestro
sueño necesario
como secreto amor
que a ti se llega. Amén
SALMODIA
Ant 1. No me
escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo 142, 1-11 -
LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi
oración;
tú que eres fiel,
atiende a mi súplica;
tú que eres justo,
escúchame.
No llames a juicio
a tu siervo,
pues ningún hombre
vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me
persigue a muerte,
empuja mi vida al
sepulcro,
me confina a las
tinieblas
como a los muertos
ya olvidados.
mi aliento
desfallece,
mi corazón dentro
de mí está yerto.
Recuerdo los
tiempos antiguos,
medito todas tus
acciones,
considero las
obras de tus manos
y extiendo mis
brazos hacia ti:
tengo sed de ti
como tierra reseca.
Escúchame en
seguida, Señor,
que me falta el
aliento.
No me escondas tu
rostro,
igual que a los
que bajan a la fosa.
En la mañana hazme
escuchar tu gracia,
ya que confío en
ti;
indícame el camino
que he de seguir,
pues levanto mi
alma a ti.
Líbrame del
enemigo, Señor,
que me refugio en
ti.
Enséñame a cumplir
tu voluntad,
ya que tú eres mi
Dios.
Tu espíritu, que
es bueno,
me guíe por tierra
llana.
Por tu nombre,
Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia,
sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No me escondas
tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 8-9
Sed sobrios, estad
despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a
quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Ilumina, Señor,
nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en
tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa,
oh dulce Virgen
María!
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