De la solemnidad.
LA EPIFANÍA DEL
SEÑOR. (SOLEMNIDAD)
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, que
se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, que
se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AYER, EN
LEVE CENTELLA
Ayer, en leve
centella,
te vio Moisés
sobre el monte;
hoy no basta el
horizonte
para contener tu
estrella.
Los magos
preguntan; y ella
de un Dios infante
responde
que en duras pajas
se acuesta
y más se nos
manifiesta
cuanto más hondo
se esconde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los reyes
de Tarsis y de las islas ofrecerán sus dones al Rey y Señor.
Salmo 71 - PODER
REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía
tu juicio al rey,
tu justicia al
hijo de reyes,
para que rija a tu
pueblo con justicia,
a tus humildes con
rectitud.
Que los montes
traigan paz,
y los collados
justicia;
que él defienda a
los humildes del pueblo,
socorra a los
hijos del pobre
y quebrante al
explotador.
Que dure tanto
como el sol,
como la luna, de
edad en edad;
que baje como
lluvia sobre el césped,
como llovizna que
empapa la tierra.
Que en sus días
florezca la justicia
y la paz hasta que
falte la luna.
Que domine de mar
a mar,
del Gran Río al
confín de la tierra.
Que en su
presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos
muerdan el polvo;
que los reyes de
Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de
Saba y de Arabia
le ofrezcan sus
dones;
que se postren
ante él todos los reyes,
y que todos los
pueblos le sirvan.
Él librará al
pobre que clamaba,
al afligido que no
tenía protector;
él se apiadará del
pobre y del indigente,
y salvará la vida
de los pobres;
él rescatará sus
vidas de la violencia,
su sangre será
preciosa a sus ojos.
Que viva y que le
traigan el oro de Saba;
él intercederá por
el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo
abundante en los campos,
y ondee en lo alto
de los montes,
den fruto como el
Líbano,
y broten las
espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea
eterno,
y su fama dure
como el sol;
que él sea la
bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen
dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
el único que hace
maravillas;
bendito por
siempre su nombre glorioso,
que su gloria
llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los reyes de
Tarsis y de las islas ofrecerán sus dones al Rey y Señor.
Ant 2. Postraos
ante el Señor en su mansión sagrada. Aleluya.
Salmo 95 - EL
SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
cantad al Señor,
toda la tierra;
cantad al Señor,
bendecid su nombre,
proclamad día tras
día su victoria.
Contad a los
pueblos su gloria,
sus maravillas a
todas las naciones;
porque es grande
el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que
todos los dioses.
Pues los dioses de
los gentiles son apariencia,
mientras que el
Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad
lo preceden,
fuerza y esplendor
están en su templo.
Familias de los
pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria
y el poder del Señor,
aclamad la gloria
del nombre del Señor,
entrad en sus
atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el
Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su
presencia la tierra toda;
decid a los
pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el
orbe, y no se moverá;
él gobierna a los
pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo,
goce la tierra,
retumbe el mar y
cuanto lo llena;
vitoreen los
campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los
árboles del bosque,
delante del Señor,
que ya llega,
ya llega a regir
la tierra:
regirá el orbe con
justicia
y los pueblos con
fidelidad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante
el Señor en su mansión sagrada. Aleluya.
Ant 3. Adorad al
Señor, todos sus ángeles. Aleluya.
Salmo 96 - EL
SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la
tierra goza,
se alegran las
islas innumerables.
Tiniebla y nube lo
rodean,
justicia y derecho
sostienen su trono.
Delante de él
avanza fuego
abrasando en torno
a los enemigos;
sus relámpagos
deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la
tierra se estremece.
Los montes se
derriten como cera
ante el dueño de
toda la tierra;
los cielos
pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran
estatuas se sonrojan,
los que ponen su
orgullo en los ídolos;
ante él se postran
todos los dioses.
Lo oye Sión, y se
alegra,
se regocijan las
ciudades de Judá
por tus
sentencias, Señor;
porque tú eres,
Señor,
altísimo sobre toda
la tierra,
encumbrado sobre
todos los dioses.
El Señor ama al
que aborrece el mal,
protege la vida de
sus fieles
y los libra de los
malvados.
Amanece la luz
para el justo,
y la alegría para
los rectos de corazón.
Alegraos, justos,
con el Señor,
celebrad su santo
nombre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adorad al
Señor, todos sus ángeles. Aleluya.
V. Los cielos
pregonan su Justicia.
R. y todos los
pueblos contemplan su gloria.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
profeta Isaías 60, 1-22
MANIFESTACIÓN DE
LA GLORIA DEL SEÑOR SOBRE JERUSALÉN
¡Levántate y
resplandece, Jerusalén, pues llega tu luz y la gloria del Señor alborea sobre
ti! Mira: la oscuridad cubre la tierra y los pueblos están en tinieblas.
Mas sobre ti
amanece el Señor y su gloria sobre ti se manifiesta. Caminarán las naciones a
tu luz y los reyes al resplandor de tu alborada.
Levanta la vista y
mira en torno: todos se reúnen y vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus
hijas las traen en brazos.
Cuando esto veas,
te pondrás radiante de alegría; se estremecerá y se ensanchará tu corazón, pues
se volcarán sobre ti los tesoros del mar, vendrán a ti las riquezas de las
naciones.
Te inundará una
multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vendrán todos de Saba,
cargados de oro e incienso y proclamando la gloria del Señor.
Reunirán para ti
los rebaños de Cadar, y los carneros de Nebayot estarán a tu servicio; subirán
a mi altar como víctimas gratas, y honraré mi noble casa.
¿Quiénes son esos
que vuelan como nubes, como palomas al palomar? Son navíos que acuden a mí, en
primera línea las naves de Tarsis, para traer de lejanas tierras a tus hijos, y
con ellos su plata y su oro, por la fama del Señor tu Dios, del Santo de Israel
que así te honra.
Extranjeros
reconstruirán tus murallas y sus reyes te servirán; si te herí en mi cólera, en
mi clemencia me he compadecido de ti.
Tus puertas
estarán siempre abiertas, ni de día ni de noche se cerrarán: para dejar entrar
a ti las riquezas de las naciones traídas por sus reyes. El pueblo y el rey que
no se te sometan perecerán, sus naciones serán exterminadas.
Vendrá a ti el
orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar
de mi santuario y ennoblecer mi estrado.
Los hijos de tus
opresores vendrán a ti encorvados, y los que te despreciaban se postrarán a tus
pies; te llamarán Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel. Estuviste
abandonada, aborrecida y deshabitada, pero yo te haré el orgullo de los siglos,
la delicia de todas las edades.
Te nutrirás con la
leche de las naciones, con las riquezas de los reyes serás alimentada; y sabrás
que yo, el Señor, soy tu salvador, que el Héroe de Jacob es tu redentor. En vez
de bronce, te traeré oro; en vez de hierro, te traeré plata; en vez de madera,
bronce, y en vez de piedra, hierro; te daré por magistrados la paz y por
gobernantes la justicia.
No se oirá más
hablar de violencias en tu tierra, ni de ruina o destrucción dentro de tus
fronteras. Pondrás a tus murallas el nombre de «Salvación» y a tus puertas el
de «Alabanza.»
Ya no será el sol
tu luz en el día, ni te alumbrará en la noche la claridad de la luna; porque el
Señor será tu luz perenne, y tu Dios será tu esplendor.
Tu sol ya no se
pondrá ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz eterna y se habrán
acabado los días de tu luto.
En tu pueblo todos
serán justos y poseerán por siempre la tierra: es el brote que yo he plantado,
la obra de mis manos, para gloria mía.
El pequeño crecerá
hasta mil y el menor se hará pueblo numeroso: yo, el Señor, he hablado; cuando
llegue el tiempo, me apresuraré a cumplirlo.
RESPONSORIO
Is 60, 1. 3
R. Levántate y
resplandece, Jerusalén, pues llega tu luz * y la gloria del Señor alborea sobre
ti.
V. Caminarán las
naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu alborada.
R. Y la gloria del
Señor alborea sobre ti.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de
san León Magno, papa
(Sermón 3 En la
Epifanía del Señor, 1-3. 5: PL 54, 240-244)
EL SEÑOR DA A
CONOCER SU SALVACIÓN EN TODO EL ORBE DE LA TIERRA
La providencia
misericordiosa de Dios, cuando dispuso socorrer en la plenitud de los tiempos
al mundo que perecía, determinó salvar a todos los hombres en Cristo.
Ellos forman la
incontable descendencia prometida en otro tiempo a Abraham, descendencia que
había de ser engendrada no según la carne, sino por la fecundidad de la fe, y
que por esto fue comparada a la multitud de las estrellas, para que la
esperanza del padre de todas las gentes tuviera por objeto no una progenie
terrena, sino celestial.
Entre, entre en la
familia de los patriarcas la totalidad de los gentiles, y reciban los hijos de
la promesa la bendición de la descendencia de Abraham, a la que han renunciado
los hijos según la carne. En la persona de los tres magos adoren todos los
pueblos al Autor del universo; y sea Dios conocido no sólo en Judea, sino en
todo el orbe, a fin de que en todas partes su fama sea grande en Israel.
Adoctrinados,
amadísimos hermanos, por estos misterios de la gracia divina, celebremos,
llenos de gozo espiritual, el día de nuestras primicias y el comienzo de la
vocación de los gentiles, dando gracias a Dios misericordioso que, como dice el
Apóstol, nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la
luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al
reino de su Hijo querido; porque, como había profetizado Isaías, el pueblo de
los gentiles que caminaba en tinieblas vio una grande luz; sobre los que
habitaban en tierra de sombras brilló un intenso resplandor. De ellos dice el
mismo profeta, dirigiéndose al Señor: Tú llamarás a un pueblo desconocido, un
pueblo que no te conocía correrá hacia ti.
Éste es el día que
Abraham contempló y saltó de gozo, al reconocer a los hijos de su fe que habían
de ser bendecidos en su descendencia, que es Cristo; y, al contemplar de
antemano que había de ser por su fe padre de todas las gentes, dio gloria a
Dios, plenamente convencido de que Dios, que lo había prometido, tenía también
poder para cumplirlo.
Éste es el día que
cantó el salmista, cuando dijo: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu
presencia, Señor, bendecirán tu nombre; y también: El Señor da a conocer su
salvación, revela a las naciones su justicia.
Sabemos que estas
predicciones empezaron a cumplirse desde que la estrella hizo salir de su
lejano país a los tres magos, para que conocieran y adoraran al Rey de cielo y
tierra. Su docilidad es para nosotros un ejemplo que nos exhorta a todos a que
sigamos, según nuestra capacidad, las invitaciones de la gracia, que nos lleva
a Cristo.
Todos, amadísimos
hermanos, debéis emularos en este empeño, a fin de que brilléis como hijos de
la luz en el reino de Dios, al cual se llega por la integridad de la fe y por
las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Dios Padre
y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO
R. Éste es el día
glorioso en que se manifestó a las naciones el Salvador del mundo, al cual
anunciaron los profetas y adoraron los ángeles. * Los magos, al ver su
estrella, se llenaron de júbilo y acudieron a ofrecerle dones.
V. Ha amanecido
para nosotros un día sagrado: venid, naciones, a adorar al Señor.
R. Los magos, al
ver su estrella, se llenaron de júbilo y acudieron a ofrecerle dones.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, tú que
manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una
estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar,
cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, que
se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, que
se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Himno: ESTRELLA
NUNCA VISTA SE APARECE
Estrella nunca
vista se aparece
a los remotos
magos orientales,
y, al juzgar de
los fuegos celestiales,
otra lumbre mayor
los esclarece.
Nacido sacro Rey
se les ofrece,
con nuevas
maravillas y señales,
para que
reverentes y leales
la obediencia le
den como merece.
Parten llevados de
la luz y el fuego,
del fuego de su
amor; luz que los guía
con claridad
ardiente y soberana.
Subió al trono de
Dios el pío ruego,
y, llenos de
firmísima alegría,
vieron la luz de
Dios por nube humana.
Gloria y loores
por la eternidad
tribútense a la
Santa Trinidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los magos,
abriendo sus cofres, ofrecieron al Señor oro, incienso y mirra. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los magos,
abriendo sus cofres, ofrecieron al Señor oro, incienso y mirra. Aleluya.
Ant 2. Mares y
ríos, bendecid al Señor; manantiales, ensalzad con himnos a nuestro Dios.
Aleluya.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Mares y ríos,
bendecid al Señor; manantiales, ensalzad con himnos a nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Llega tu
luz, Jerusalén, y la gloria del Señor alborea sobre ti y caminarán las naciones
a tu luz. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llega tu luz,
Jerusalén, y la gloria del Señor alborea sobre ti y caminarán las naciones a tu
luz. Aleluya.
LECTURA BREVE
Is 52, 7-10
¡Qué hermosos son
sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la dicha,
que anuncia la salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu Dios»! Escucha: tus
vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a
Sión. Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque el
Señor consuela a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén: el Señor desnuda su
santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Se postrarán
ante él todos los reyes.
R. Se postrarán
ante él todos los reyes.
V. Todos los
pueblos le servirán.
R. Y todos los
reyes.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se postrarán
ante él todos los reyes.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Hoy la
Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo ha
lavado los pecados de ella, los magos acuden con regalos a las bodas del Rey y
los invitados se alegran por el agua convertida en vino. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hoy la
Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo ha
lavado los pecados de ella, los magos acuden con regalos a las bodas del Rey y
los invitados se alegran por el agua convertida en vino. Aleluya.
PRECES
Veneremos a
nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y aclamémoslo con alegría,
diciendo:
Luz de luz,
ilumina nuestro día.
Cristo Jesús, que
te manifestaste revestido de nuestra frágil carne humana,
santifícanos por
la palabra de Dios y por la oración.
Cristo Jesús, santificado
por el Espíritu,
líbranos de todo
error.
Cristo Jesús,
mostrado a los ángeles,
danos a gustar, ya
en la tierra, de los bienes de tu reino.
Cristo Jesús,
proclamado a los gentiles,
ilumina el corazón
de todos los hombres con la luz del Espíritu Santo.
Cristo Jesús, en
quien el mundo ha creído,
aumenta la fe en
todos los creyentes.
Cristo Jesús, que
has subido a la gloria,
enciende en
nosotros el deseo de tu reino.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Alegres porque
Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que
manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una
estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar,
cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El
misterio, escondido desde el comienzo de los siglos y generaciones, ahora se ha
manifestado.
Salmo 46 -
ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos,
batid palmas,
aclamad a Dios con
gritos de júbilo;
porque el Señor es
sublime y terrible,
emperador de toda
la tierra.
El nos somete los
pueblos
y nos sojuzga las
naciones;
El nos escogió por
heredad suya:
gloria de Jacob,
su amado.
Dios asciende
entre aclamaciones;
el Señor, al son
de trompetas:
tocad para Dios,
tocad,
tocad para nuestro
Rey, tocad.
Porque Dios es el
rey del mundo:
tocad con
maestría.
Dios reina sobre
las naciones,
Dios se sienta en
su trono sagrado.
Los príncipes de
los gentiles se reúnen
con el pueblo del
Dios de Abraham;
porque de Dios son
los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 85, 1-10
Inclina tu oído,
Señor; escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida,
que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo,
que confía en ti.
Tú eres mi Dios,
piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy
llamando todo el día;
alegra el alma de
tu siervo,
pues levanto mi
alma hacia ti;
porque tú, Señor,
eres bueno y clemente,
rico en
misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi
oración,
atiende a la voz
de mi súplica.
En el día del
peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual
entre los dioses, Señor,
ni hay obras como
las tuyas.
Todos los pueblos
vendrán
a postrarse en tu
presencia, Señor;
bendecirán tu
nombre:
«Grande eres tú, y
haces maravillas;
tú eres el único
Dios.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 97 - EL
SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
porque ha hecho
maravillas:
su diestra le ha
dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a
conocer su victoria,
revela a las
naciones su justicia:
se acordó de su
misericordia y su fidelidad
en favor de la
casa de Israel.
Los confines de la
tierra han contemplado
la victoria de
nuestro Dios.
Aclama al Señor,
tierra entera;
gritad, vitoread,
tocad:
tocad la cítara
para el Señor,
suenen los
instrumentos:
con clarines y al
son de trompetas
aclamad al Rey y
Señor.
Retumbe el mar y cuanto
contiene,
la tierra y
cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes
al Señor, que
llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con
justicia
y los pueblos con
rectitud.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El misterio,
escondido desde el comienzo de los siglos y generaciones, ahora se ha
manifestado.
LECTURA BREVE
Ap 15, 4
¿Quién no temerá,
Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas
las naciones y se postrarán en tu acatamiento.
V. Apareció en la
tierra.
R. Y convivió
entre los hombres.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que
manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una estrella,
concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a
cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH SEÑOR,
DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh Señor, Dios
eterno y bondadoso,
tú diriges los
tiempos y la vida;
son por ti
luminosas las mañanas,
con tu sol das el
fuego al mediodía.
Que tu paz se
derrame en nuestras almas
y que apague el
ardor de la discordia;
que descansen los
cuerpos fatigados,
anhelando el
reposo de tu gloria.
Tu amistad danos,
Padre omnipotente,
sea Cristo la
senda que sigamos,
ilumine el
Espíritu el desierto
en que todos a ti
peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo,
cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los
que estaban cerca.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado
para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo,
cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los
que estaban cerca.
LECTURA BREVE
Is 49, 6
El Señor me dijo:
«Es poco que seas mi siervo para restablecer a las tribus de Jacob y hacer volver
a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi
salvación alcance hasta el confín de la tierra.»
V. Los pueblos
verán a tu Justo.
R. Y los reyes de
la tierra a tu Héroe.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que
manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una
estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar,
cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH DIOS,
TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh Dios, tenaz
vigor de toda cosa,
que inmóvil en ti
mismo permaneces,
y que el orden del
tiempo determinas
por medio de la
luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz con que
nuestra vida nunca cese,
y haz que el bien
infinito de la gloria
siga a la gracia
de una santa muerte.
Glorificado seas,
Jesucristo,
nacido del más
puro y santo vientre,
y que sean también
glorificados
el Padre y el
Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz
de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará derrotado
cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz
de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
LECTURA BREVE
Za 2, 11
Aquel día, se
unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío. Habitaré en medio de ti, y
comprenderás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti.
V. Bendecid,
pueblos, a nuestro Dios.
R. Haced resonar
sus alabanzas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que
manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una
estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar,
cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
II
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REYES QUE
VENÍS POR ELLAS
Reyes que venís
por ellas,
no busquéis
estrellas ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas.
Mirando sus luces
bellas,
no sigáis la
vuestra ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas.
Aquí parad, que
aquí está
quien luz a los
cielos da:
Dios es el puerto
más cierto,
y si habéis
hallado puerto
no busquéis
estrellas ya.
No busquéis la
estrella ahora:
que su luz ha
oscurecido
este Sol recién
nacido
en esta Virgen
Aurora.
Ya no hallaréis
luz en ellas,
el Niño os alumbra
ya,
porque donde el sol
está
no tienen luz las
estrellas.
Aunque eclipsarse
pretende,
no reparéis en su
llanto,
porque nunca
llueve tanto
como cuando el sol
se enciende.
Aquellas lágrimas
bellas
la estrella
oscurecen ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Rey de
la paz ha sido glorificado por encima de todos los reyes de la tierra.
Salmo 109, 1-5. 7
- EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor
a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote
eterno
según el rito de
Melquisedec.»
El Señor a tu
derecha, el día de su ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino
beberá del torrente,
por eso levantará
la cabeza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Rey de la
paz ha sido glorificado por encima de todos los reyes de la tierra.
Ant 2. Ha brillado
una luz en las tinieblas para los hombres de buena voluntad: el Señor justo,
clemente y compasivo.
Salmo 111-
FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme
al Señor
y ama de corazón
sus mandatos.
Su linaje será
poderoso en la tierra,
la descendencia
del justo será bendita.
En su casa habrá
riquezas y abundancia,
su caridad es
constante, sin falta.
En las tinieblas
brilla como una luz
el que es justo,
clemente y compasivo.
Dichoso el que se
apiada y presta,
y administra
rectamente sus asuntos.
El justo jamás
vacilará,
su recuerdo será
perpetuo.
No temerá las
malas noticias,
su corazón está
firme en el Señor.
Su corazón está
seguro, sin temor,
hasta que vea
derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a
los pobres;
su caridad es
constante, sin falta,
y alzará la frente
con dignidad.
El malvado, al
verlo, se irritará,
rechinará los
dientes hasta consumirse.
La ambición del
malvado fracasará.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ha brillado
una luz en las tinieblas para los hombres de buena voluntad: el Señor justo,
clemente y compasivo.
Ant 3. Vendrán
todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas
las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE
Tt 3, 4-5
Dios, nuestro
Salvador, hizo aparecer su misericordia y su amor por los hombres. Y nos trajo
la salud, no en consideración a las buenas obras que hubiésemos practicado
nosotros, sino por pura misericordia suya, mediante el baño bautismal de
regeneración y renovación que obra el Espíritu Santo.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la
bendición de todos los pueblos.
R. Será la
bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán
dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los
pueblos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la
bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Veneramos
este día santo, honrado con tres prodigios: hoy la estrella condujo a los magos
al pesebre; hoy el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy Cristo
fue bautizado por Juan en el Jordán, para salvarnos. Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Veneramos
este día santo, honrado con tres prodigios: hoy la estrella condujo a los magos
al pesebre; hoy el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy Cristo
fue bautizado por Juan en el Jordán, para salvarnos. Aleluya.
PRECES
Veneremos a
nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y digámosle suplicantes:
Salva, Señor, la
vida de los pobres.
Rey de los
pueblos, tú que llamaste a los magos, primicia de los pueblos gentiles, para
que te adoraran,
concédenos también
a nosotros el espíritu de adoración.
Rey de la gloria,
que riges a tu pueblo con justicia,
concede a los
hombres paz abundante.
Rey eterno, que
subsistes por los siglos, envíanos tu palabra
y haz que penetre
en nosotros como la llovizna que empapa la tierra.
Rey de justicia,
que has venido a librar al pobre que no tiene protector,
ten piedad de los
indigentes y afligidos.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Señor Jesús, cuyo
nombre es eterno,
da parte a
nuestros hermanos difuntos en el reino que preparas a tus elegidos.
Gracias a
Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que
manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una
estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar,
cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el
día
te suplicamos,
Señor,
nos hagas de
centinela
y otorgues tu
protección.
Que te sintamos:
contigo
sueñe nuestro
corazón
para cantar tus
loores
de nuevo al salir
el sol.
Danos vida
saludable,
alienta nuestro
calor,
tu claridad
ilumine
la oscuridad que
llegó.
Dánoslo, Padre
piadoso,
por Jesucristo, el
Señor,
que reina con el
Espíritu
Santo vivificador.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al amparo
del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA
SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al
amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío
en ti.»
Él te librará de
la red del cazador,
de la peste
funesta.
Te cubrirá con sus
plumas,
bajo sus alas te
refugiarás:
su brazo es escudo
y armadura.
No temerás el
espanto nocturno,
ni la flecha que
vuela de día,
ni la peste que se
desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que
devasta a mediodía.
Caerán a tu
izquierda mil,
diez mil a tu
derecha;
a ti no te
alcanzará.
Tan sólo abre tus
ojos
y verás la paga de
los malvados,
porque hiciste del
Señor tu refugio,
tomaste al
Altísimo por defensa.
No se te acercará
la desgracia,
ni la plaga
llegará hasta tu tienda,
porque a sus
ángeles ha dado órdenes
para que te
guarden en tus caminos;
te llevarán en sus
palmas,
para que tu pie no
tropiece en la piedra;
caminarás sobre
áspides y víboras,
pisotearás leones
y dragones.
«Se puso junto a mí:
lo libraré;
lo protegeré
porque conoce mi nombre,
me invocará y lo
escucharé.
Con él estaré en
la tribulación,
lo defenderé, lo
glorificaré;
lo saciaré de
largos días,
y le haré ver mi
salvación.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al amparo del
Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE
Ap 22, 4-5
Verán el rostro
del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán
luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y
reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal,
nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Visita, Señor,
esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles
habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca siempre con
nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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