De la Feria.
Salterio IV
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Aclama al
Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclama al
Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PUES BUSCO,
DEBO ENCONTRAR
Pues busco, debo
encontrar;
pues llamo,
débenme abrir;
pues pido, me
deben dar;
pues amo, débenme
amar
aquel que me hizo
vivir.
¿Calla? Un día me
hablará.
¿Pasa? No lejos
irá.
¿Me pone a prueba?
Soy fiel.
¿Pasa? No lejos
irá:
pues tiene alas mi
alma, y va
volando detrás de
él.
Es poderoso, mas
no
podrá mi amor
esquivar;
invisible se
volvió,
mas ojos de lince
yo
tengo y le habré
de mirar.
Alma, sigue hasta
el final
en pos del Bien de
los bienes,
y consuélate en tu
mal
pensando con fe
total:
¿Le buscas? ¡Es
que lo tienes! Amén
SALMODIA
Ant 1. Bendice,
alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Salmo 102 I -
HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
Bendice, alma mía,
al Señor,
y todo mi ser a su
santo nombre.
Bendice, alma mía,
al Señor,
y no olvides sus
beneficios.
Él perdona todas
tus culpas
y cura todas tus
enfermedades;
él rescata tu vida
de la fosa
y te colma de
gracia y de ternura;
él sacia de bienes
tus anhelos,
y como un águila
se renueva tu juventud.
El Señor hace
justicia
y defiende a todos
los oprimidos;
enseñó sus caminos
a Moisés
y sus hazañas a
los hijos de Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendice, alma
mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Ant 2. Como un
padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.
Salmo 102 II
El Señor es
compasivo y misericordioso,
lento a la ira y
rico en clemencia;
no está siempre
acusando
ni guarda rencor
perpetuo;
no nos trata como
merecen nuestros pecados
ni nos paga según
nuestras culpas.
Como se levanta el
cielo sobre la tierra,
se levanta su
bondad sobre sus fieles;
como dista el
oriente del ocaso,
así aleja de
nosotros nuestros delitos.
Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor
ternura por sus fieles;
porque él sabe de
qué estamos hechos,
se acuerda de que
somos barro.
Los días del
hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor
del campo,
que el viento la
roza, y ya no existe,
su terreno no
volverá a verla.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Como un padre
siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.
Ant 3. Bendecid al
Señor, todas sus obras.
Salmo 102 III
Pero la misericordia
del Señor dura siempre,
su justicia pasa
de hijos a nietos:
para los que
guardan la alianza
y recitan y
cumplen sus mandatos.
El Señor puso en
el cielo su trono,
su soberanía
gobierna el universo.
Bendecid al Señor,
ángeles suyos,
poderosos
ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz
de su palabra.
Bendecid al Señor,
ejércitos suyos,
servidores que
cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor,
todas sus obras,
en todo lugar de
su imperio.
Bendice, alma mía,
al Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendecid al
Señor, todas sus obras.
V. Ábreme, Señor,
los ojos.
R. Y contemplaré
las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los
Romanos 14, 1-23
NINGUNO DE
NOSOTROS VIVE PARA SÍ
Hermanos: Acoged
benignamente a los espíritus débiles, sin criticar las distintas opiniones.
Unos creen que pueden comer de todo; otros, al contrario, espíritus débiles,
comen sólo legumbres. El que come de todo no desprecie al que no come; y el que
no come, no se meta a criticar a aquél. Dios lo acogió en su Iglesia. ¿Quién
eres tú para criticar al siervo ajeno? Que se mantenga en pie o que caiga sólo
interesa a su propio amo; pero ya se mantendrá en pie, que poderoso es el Señor
para sostenerlo.
Hay quienes tienen
preferencia por unos días u otros; y hay quienes los consideran todos iguales.
Que cada uno se forme conciencia segura dentro de su propia opinión. El que
siente interés por tal día lo siente en honor del Señor. Y el que come de todo
come en el nombre del Señor, pues da gracias a Dios; el que se abstiene de
comer algo se abstiene por el Señor, y da gracias a Dios.
Ninguno de
nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos, vivimos para el
Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto en vida como en
muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la vida, para ser
Señor de vivos y muertos.
Y tú, espíritu
débil, ¿por qué criticas a tu hermano? O también, tú, espíritu fuerte, ¿por qué
desprecias a tu hermano? Mirad que todos compareceremos ante el tribunal de
Dios, como dice la Escritura: "Por mi vida -dice el Señor-, ante mí se
doblará toda rodilla, a mí me alabará toda lengua." Total, que cada uno de
nosotros tendrá que dar cuenta a Dios de sí mismo. No nos juzguemos, pues, ya
más unos a otros. Más bien aplicad vuestro juicio a no poner tropiezos o
escándalos al hermano.
Yo, conforme a la
doctrina de Jesús, Señor, sé y estoy convencido que nada hay de suyo impuro.
Mas para quien juzga que una cosa es impura, para ese tal, sí, lo es. Si, por
los alimentos que tomas, provocas a tu hermano, ya no procedes según la
caridad. No malogres con tu comida a aquel por quien ha muerto Cristo. No deis,
pues, lugar a que vuestra buena obra sea objeto de maledicencia.
El reino de Dios
no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo, pues
el que en esto sirve a Cristo es grato a Dios y acepto a los hombres. Por
tanto, trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación.
Por un manjar no
destruyas la obra de Dios. Cierto que todos los manjares son puros; pero son
perjudiciales para quien los come dando escándalo. Es mejor abstenerse de carne
y de vino y de todo aquello en que tu hermano encuentre escándalo.
La seguridad de
conciencia que tienes, guárdala para ti mismo en la presencia de Dios. Dichoso
aquel a quien su conciencia no remuerde por lo que resuelve hacer. Pero quien
come, con dudas de si hace bien o mal, ya es culpable ante Dios; porque no
procedió con buena conciencia. Todo lo que se hace con mala conciencia es
pecado.
RESPONSORIO
Rm 14, 9. 8. 7
R. Para esto murió
Cristo y retornó a la vida, para ser Señor de vivos y muertos. * Tanto en vida
como en muerte somos del Señor.
V. Ninguno de
nosotros vive para sí y ninguno muere para sí; que si vivimos, vivimos para el
Señor, y si morimos, para el Señor morimos.
R. Tanto en vida
como en muerte somos del Señor.
SEGUNDA LECTURA
De los Capítulos
de Diadoco de Foticé, obispo, Sobre la perfección espiritual
(Capítulos 6. 26.
27. 301. PG 65, 1169. 1175-1176)
EL DISCERNIMIENTO
DE ESPÍRITUS SE ADQUIERE POR EL GUSTO ESPIRITUAL
El auténtico
conocimiento consiste en discernir sin error el bien del mal; cuando esto se
logra, entonces el camino de la justicia, que conduce al alma hacia Dios, sol
de justicia, introduce a aquella misma alma en la luz infinita del
conocimiento, de modo que, en adelante, va ya segura en pos de la caridad.
Conviene que, aun
en medio de nuestras luchas, conservemos siempre la paz del espíritu, para que
la mente pueda discernir los pensamientos que la asaltan, guardando en la
despensa de su memoria los que son buenos y provienen de Dios, y arrojando de
este almacén natural los que son malos y proceden del demonio. El mar, cuando
está en calma, permite a los pescadores ver hasta el fondo del mismo y
descubrir dónde se hallan los peces; en cambio, cuando está agitado, se
enturbia e impide aquella visibilidad, volviendo inútiles todos los recursos de
que se valen los pescadores.
Sólo el Espíritu
Santo puede purificar nuestra mente; si no entra él, como el más fuerte del
evangelio, para vencer al ladrón, nunca le podremos arrebatar a éste su presa.
Conviene, pues, que en toda ocasión el Espíritu Santo se halle a gusto en
nuestra alma pacificada, y así tendremos siempre encendida en nosotros la luz
del conocimiento; si ella brilla siempre en nuestro interior, no sólo se
pondrán al descubierto las influencias nefastas y tenebrosas del demonio, sino
que también se debilitarán en gran manera, al ser sorprendidas por aquella luz
santa y gloriosa.
Por esto dice el
Apóstol: No impidáis las manifestaciones del Espíritu, esto es, no
entristezcáis al Espíritu Santo con vuestras malas obras y pensamientos, no sea
que deje de ayudaros con su luz. No es que nosotros podamos extinguir lo que
hay de eterno y vivificante en el Espíritu Santo, pero sí que al contristarlo,
es decir, al ocasionar este alejamiento entre él y nosotros, queda nuestra
mente privada de su luz y envuelta en tinieblas.
La sensibilidad
del espíritu consiste en un gusto acertado, que nos da el verdadero discernimiento.
Del mismo modo que, por el sentido corporal del gusto, cuando disfrutamos de
buena salud, apetecemos lo agradable, discerniendo sin error lo bueno de lo
malo, así también nuestro espíritu, desde el momento en que comienza a gozar de
plena salud y a prescindir de inútiles preocupaciones, se hace capaz de
experimentar la abundancia de la consolación divina y de retener en su mente el
recuerdo de su sabor, por obra de la caridad, para distinguir y quedarse con lo
mejor, según lo que dice el Apóstol: Y ésta es mi oración: Que vuestro amor
vaya creciendo cada vez más en el verdadero conocimiento y en delicadeza
espiritual. Así sabréis distinguir y escoger lo más perfecto.
RESPONSORIO
Tb 4, 20; 14, 10. 11
R. Bendice al
Señor en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos, * para
que lleguen a buen fin todos tus proyectos.
V. Practica lo que
es agradable a sus ojos, con toda sinceridad y con todas tus fuerzas.
R. Para que
lleguen a buen fin todos tus proyectos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos, Señor,
Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto
espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Aclama al
Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclama al
Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Himno: AL RETORNAR
ESTE DÍA.
Al retornar este
día,
con voz alegre y
canora,
celebrando al
Redentor,
cantemos de Dios
la gloria.
Por Cristo, el
Creador inmenso
hizo la noche y la
aurora,
con inmóvil ley
fijando
la sucesión de las
horas.
La luz eterna eres
tú,
la antigua ley
perfeccionas,
y no conoces
crepúsculo,
y no te apagan las
sombras.
Concédenos, Padre
eterno,
que vivamos hoy
con loa,
con que agrademos
a Cristo,
si tu Espíritu nos
colma. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi corazón
está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Salmo 107 - ALABANZA
AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.
Dios mío, mi
corazón está firme,
para tí cantaré y
tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara
y arpa,
despertaré a la
aurora.
Te daré gracias
ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti
ante las naciones:
por tu bondad, que
es más grande que los cielos;
por tu fidelidad,
que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el
cielo, Dios mío,
y llene la tierra
tu gloria;
para que se salven
tus predilectos,
que tu mano
salvadora nos responda.
Dios habló en su
santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré el valle
de Sucot;
mío es Galaad, mío
Manasés,
Efraín es yelmo de
mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina
para lavarme,
sobre Edom echo mi
sandalia,
sobre Filistea
canto victoria.»
Pero ¿quién me
guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá
a Edom,
si tú, ¡oh Dios!,
nos has rechazado
y no sales ya con
nuestras tropas?
Auxílianos contra
el enemigo,
que la ayuda del
hombre es inútil;
con Dios haremos
proezas,
El pisoteará a
nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón
está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Ant 2. El Señor me
ha revestido de justicia y santidad.
Cántico: ALEGRIA
DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5
Desbordo de gozo
con el Señor,
y me alegro con mi
Dios:
porque me ha
vestido un traje de gala
y me ha envuelto
en un manto de triunfo,
como a un novio
que se pone la corona,
o a una novia que
se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa
sus brotes,
como un jardín
hace brotar sus semillas,
así el Señor hará
brotar la justicia
y los himnos, ante
todos los pueblos.
Por amor de Sión
no callaré,
por amor de
Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte
la aurora de su justicia
y su salvación
llamee como antorcha.
Los pueblos verán
tu justicia,
y los reyes, tu
gloria;
te pondrán un
nombre nuevo
pronunciado por la
boca del Señor.
Serás corona
fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en
la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán
«Abandonada»;
ni a tu tierra,
«Devastada»;
a ti te llamarán
«Mi favorita»,
y a tu tierra,
«Desposada»,
porque el Señor te
prefiere a ti,
y tu tierra tendrá
marido.
Como un joven se
casa con su novia,
así te desposa el
que te construyó;
la alegría que
encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu
Dios contigo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me
ha revestido de justicia y santidad.
Ant 3. Alabaré al
Señor mientras viva.
Salmo 145 -
FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba, alma mía,
al Señor:
alabaré al Señor
mientras viva,
tañeré para mi
Dios mientras exista.
No confiéis en los
príncipes,
seres de polvo que
no pueden salvar;
exhalan el
espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen
sus planes.
Dichoso a quien
auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en
el Señor, su Dios,
que hizo el cielo
y la tierra,
el mar y cuanto
hay en él;
que mantiene su
fidelidad perpetuamente,
que hace justicia
a los oprimidos,
que da pan a los
hambrientos.
El Señor liberta a
los cautivos,
el Señor abre los
ojos al ciego,
el Señor endereza
a los que ya se doblan,
el Señor ama a los
justos.
El Señor guarda a
los peregrinos;
sustenta al
huérfano y a la viuda
y trastorna el
camino de los malvados.
El Señor reina
eternamente,
tu Dios, Sión, de
edad en edad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabaré al
Señor mientras viva.
LECTURA BREVE
Dt 4, 39-40a
Has de reconocer
hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo y abajo en la tierra,
y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te voy a dar hoy.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendigo al
Señor en todo momento.
R. Bendigo al
Señor en todo momento.
V. Su alabanza
está siempre en mi boca.
R. En todo
momento.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendigo al
Señor en todo momento.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al
Señor con santidad todos nuestros días.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al
Señor con santidad todos nuestros días.
PRECES
Cristo, reflejo de
la gloria del Padre, nos ilumina con su palabra; acudamos pues a él diciendo:
Rey de la gloria,
escúchanos.
Te bendecimos,
Señor, autor y consumador de nuestra fe,
porque de las
tinieblas nos has trasladado a tu luz admirable.
Tú que abriste los
ojos de los ciegos y diste oído a los sordos,
aumenta nuestra
fe.
Haz, Señor, que
permanezcamos siempre en tu amor,
y que este amor
nos guarde fraternalmente unidos.
Ayúdanos para que
resistamos a la tentación, aguantemos en la tribulación
y te demos gracias
en la prosperidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Dejemos que el
espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a nuestro
espíritu, para clamar:
Padre nuestro...
ORACION
Recuerda, Señor,
tu santa alianza consagrada con el nuevo sacramento de la sangre del Cordero,
para que tu pueblo obtenga el perdón de sus pecados, y un aumento constante de
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
1Co 10, 24. 31
Ninguno procure lo
propio, sino lo del otro. Tanto si coméis como si bebéis o hacéis cualquier
cosa, hacedlo a gloria de Dios.
V. Es bueno dar
gracias al Señor.
R. Y tañer para tu
nombre, oh Altísimo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, Padre
santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en
medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TE ESTÁ
CANTANDO EL MARTILLO
Te está cantando
el martillo
y rueda en tu
honor la rueda.
Puede que la luz
no pueda
librar del humo su
brillo.
¡Qué sudoroso y
sencillo
te pones a
mediodía,
Dios de esta dura
porfía
de estar sin pausa
creando,
y verte
necesitando
del hombre más
cada día!
Quien diga que
Dios ha muerto
que salga a la luz
y vea
si el mundo es o
no tarea
de un Dios que
sigue despierto.
Ya no es su sitio
el desierto
ni en la montaña
se esconde;
decid, si
preguntan dónde,
que Dios está -sin
mortaja-
en donde un hombre
trabaja
y un corazón le
responde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti grito,
Señor; espero tus palabras.
Salmo 118, 145-152
TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo
corazón;
respóndeme, Señor,
y guardaré tus leyes;
a ti grito:
sálvame,
y cumpliré tus
decretos;
me adelanto a la
aurora pidiendo auxilio,
esperando tus
palabras.
Mis ojos se
adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu
promesa;
escucha mi voz por
tu misericordia,
con tus
mandamientos dame vida;
ya se acercan mis
inicuos perseguidores,
están lejos de tu
voluntad.
Tú, Señor, estás
cerca,
y todos tus
mandatos son estables;
hace tiempo
comprendí que tus preceptos
los fundaste para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti grito,
Señor; espero tus palabras.
Ant 2. El Señor
sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Salmo 93 I - INVOCACIÓN
A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES
Dios de la
venganza, Señor,
Dios de la
venganza, resplandece.
Levántate, juzga
la tierra,
paga su merecido a
los soberbios.
¿Hasta cuándo,
Señor, los culpables,
hasta cuándo
triunfarán los culpables?
Sueltan la lengua
profiriendo insolencias,
se jactan los
malhechores;
trituran, Señor, a
tu pueblo,
oprimen a tu
heredad;
asesinan a viudas
y forasteros
degüellan a los
huérfanos,
y comentan: «Dios
no lo ve,
el Dios de Jacob
no se entera.»
Enteraos los más
necios del pueblo,
ignorantes,
¿cuándo discurriréis?
El que plantó el
oído, ¿no va a oír?;
el que formó el
ojo, ¿no va a ver?;
el que educa a los
pueblos, ¿no va a castigar?;
el que instruye al
hombre, ¿no va a saber?
Sabe el Señor que
los pensamientos del hombre
son
insustanciales.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor sabe
que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Ant 3. El Señor
será mi alcázar y mi roca de refugio.
Salmo 93 II
Dichoso el hombre
a quien tú educas,
al que enseñas tu
ley,
dándole descanso
tras los años duros,
mientras al
malvado le cavan la fosa.
Porque el Señor no
rechaza a su pueblo,
ni abandona su
heredad:
el justo obtendrá
su derecho,
y un porvenir los
rectos de corazón.
¿Quién se pone a
mi favor contra los perversos,
quién se coloca a
mi lado frente a los malhechores?
Si el Señor no me
hubiera auxiliado,
ya estaría yo
habitando en el silencio.
Cuando me parece
que voy a tropezar,
tu misericordia
Señor, me sostiene;
cuando se
multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son
mi delicia.
¿Podrá aliarse
contigo un tribunal inicuo
que dicta
injusticias en nombre de la ley?
Aunque atenten contra
la vida del justo
y condenen a
muerte al inocente,
el Señor será mi
alcázar,
Dios será mi roca
de refugio.
Él les pagará su
iniquidad,
los destruirá por
sus maldades,
los destruirá el
Señor nuestro Dios.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor será
mi alcázar y mi roca de refugio.
LECTURA BREVE
Col 3, 17
Todo lo que de
palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción
de Gracias a Dios Padre por medio de él.
V. Te ofreceré un
sacrificio de alabanza.
R. Invocando tu
nombre, Señor.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un descanso a
nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia nuestras
deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Col 3, 23-24
Lo que hacéis,
hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres:
sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a
Cristo Señor.
V. El Señor es mi
heredad y mi copa.
R. Mi suerte está
en tu mano.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz: haz que
todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu
redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TE
BENDECIMOS, CRISTO, EN ESTA NOCHE.
Te bendecimos,
Cristo, en esta noche:
Verbo de Dios y
Luz de Luz eterna,
emisor del
Espíritu Paráclito;
te bendecimos
porque nos revelas
la triple luz de
una indivisa gloria
y libras nuestras
almas de tinieblas.
A la noche y al
día has ordenado
que se releven
siempre en paz fraterna;
la noche compasiva
pone término
a nuestras
aflicciones y tareas,
y, para comenzar
el nuevo surco,
el día alegremente
nos despierta.
Da un sueño muy
ligero a nuestros párpados,
para que nuestra
voz no permanezca
muda por mucho
tiempo en tu alabanza;
mientras dormimos
se mantenga en vela
toda tu creación,
cantando salmos
en compañía de la
turba angélica.
Y, mientras duerme
nuestro humilde cuerpo,
nuestro espíritu
cante a su manera:
«Gloria al Padre y
al Hijo y al Espíritu,
en el día sin
noche donde reinan;
al Uno y Trino,
honor, poder, victoria,
por edades y
edades sempiternas.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, tu
saber me sobrepasa.
Salmo 138, 1-18.
23-24 - I TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.
Señor, tú me
sondeas y me conoces;
me conoces cuando
me siento o me levanto,
de lejos penetras
mis pensamientos;
distingues mi
camino y mi descanso,
todas mis sendas
te son familiares.
No ha llegado la
palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la
sabes toda.
Me envuelves por
doquier,
me cubres con tu
mano.
Tanto saber me
sobrepasa,
es sublime, y no
lo abarco.
¿Adónde iré lejos
de tu aliento,
adónde escaparé de
tu mirada?
Si escalo el
cielo, allí estás tú;
si me acuesto en
el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el
margen de la aurora,
si emigro hasta el
confín del mar,
allí me alcanzará
tu izquierda,
tu diestra llegará
hasta mí.
Si digo: «Que al
menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga
noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es
oscura para ti,
la noche es clara
como el día.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tu
saber me sobrepasa.
Ant 2. Yo, el
Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su
conducta.
Salmo 138 II
Tú has creado mis
entrañas,
me has tejido en
el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has
formado portentosamente,
porque son
admirables tus obras;
conocías hasta el
fondo de mi alma,
no desconocías mis
huesos.
Cuando, en lo
oculto, me iba formando,
y entretejiendo en
lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis
acciones,
se escribían todas
en tu libro,
calculados estaban
mis días
antes que llegase
el primero.
¡Qué incomparables
encuentro tus designios,
Dios mío, qué
inmenso es su conjunto!
Si me pongo a
contarlos, son más que arena;
si los doy por
terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y
conoce mi corazón,
ponme a prueba y
conoce mis sentimientos,
mira si mi camino
se desvía,
guíame por el
camino eterno.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo, el Señor,
penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.
Ant 3. Todo fue
creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A
CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS.
Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a
Dios Padre,
que nos ha hecho
capaces de compartir
la herencia del
pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado
del dominio de las tinieblas,
y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre
hemos recibido la redención,
el perdón de los
pecados.
Él es imagen de
Dios invisible,
primogénito de
toda creatura;
pues por medio de
él fueron creadas todas las cosas:
celestes y
terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado
por él y para él.
Él es anterior a
todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la
cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el
primero en todo.
Porque en él quiso
Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz
por la sangre de su cruz
con todos los
seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo fue
creado por él y para él.
LECTURA BREVE
1Jn 2, 3-6
Sabemos que hemos
llegado a conocer a Cristo si guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo
conozco», y no guarda sus mandamientos, miente; y la verdad no está en él. Pero
quien guarda su palabra posee el perfecto amor de Dios. En esto conocemos que estamos
en él. Quien dice que está siempre en él debe andar de continuo como él anduvo.
RESPONSORIO BREVE
V. Guárdanos,
Señor, como a las niñas de tus ojos.
R. Guárdanos,
Señor, como a las niñas de tus ojos.
V. A las sombras
de tus alas escóndenos.
R. Como a las
niñas de tus ojos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Guárdanos,
Señor, como a las niñas de tus ojos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Haz, Señor,
proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz, Señor,
proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.
PRECES
Invoquemos a Dios,
cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y digámosle:
Que se alegren los
que se acogen a ti, Señor.
Acuérdate, Señor,
que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo;
haz que su muerte
gloriosa nos traiga la salvación.
Tú que
constituiste a tus sacerdotes servidores de Cristo y administradores de tus
misterios,
concédeles un
corazón fiel, ciencia abundante y caridad intensa.
Tú que desde el
principio creaste hombre y mujer,
guarda a todas las
familias unidas en el verdadero amor.
Haz que los que
has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos,
sigan con
fidelidad a tu Hijo.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que enviaste a
Jesucristo al mundo para salvar a los pecadores,
Concede a todos
los difuntos el perdón de sus faltas.
Movidos por el
Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración:
Padre nuestro...
ORACION
Acuérdate, Señor,
de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos los colmas de bienes, socorre
nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA
SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces siempre
virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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