Del Común de la
dedicación de una iglesia.
LA DEDICACIÓN DE
LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN. (FIESTA)
Según una
tradición que arranca del siglo XII, se celebra el día de hoy el aniversario de
la dedicación de la basílica construida por el emperador Constantino en el
Laterano. Esta celebración fue primero una fiesta de la ciudad de Roma; más
tarde se extendió a toda la Iglesia de rito romano, con el fin de honrar
aquella basílica, que es llamada «madre y cabeza de todas las iglesias de la
Urbe y del Orbe», en señal de amor y de unidad para con la cátedra de Pedro
que, como escribió san Ignacio de Antioquía, «preside a todos los congregados
en la caridad.»
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera
oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, que amó a la Iglesia y se entregó por ella.
Salmo 94 INVITACIÓN
A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, que amó a la Iglesia y se entregó por ella.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: NUEVA
JERUSALÉN Y CIUDAD SANTA
Nueva Jerusalén y
ciudad santa,
nuevo Israel,
nueva morada
de la comunidad de
Dios en Cristo edificada,
Iglesia santa.
Esposa engalanada,
con Cristo desposada
por obra del
Espíritu en sólida alianza,
divino hogar,
fuego de Dios que al mundo inflama,
Iglesia santa.
Edén de Dios y
nuevo paraíso,
donde el nuevo
Adán recrea a sus hermanos,
donde el «no» del pecador,
por pura gracia,
el «sí» eterno de
amor de Dios alcanza,
Iglesia santa.
Adoremos a Dios
omnipotente y a su Espíritu,
que en el Hijo
Jesús, Señor constituido,
del hombre que ha
caído raza de Dios levanta,
Iglesia santa.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Portones!,
alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas.
Salmo 23 - ENTRADA
SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la
tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos
sus habitantes:
El la fundó sobre
los mares,
El la afianzó
sobre los ríos.
¿Quién puede subir
al monte del Señor?
¿Quién puede estar
en el recinto sacro?
El hombre de manos
inocentes
y puro corazón,
que no confía en
los ídolos
ni jura contra el
prójimo en falso.
Ese recibirá la
bendición del Señor,
le hará justicia
el Dios de salvación.
Este es el grupo
que busca al Señor,
que viene a tu
presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad
los dinteles,
levantaos, puertas
antiguas:
va a entrar el Rey
de la gloria.
¿Quién es ese Rey
de la gloria?
El Señor, héroe
valeroso;
el Señor, héroe de
la guerra.
¡Portones!, alzad
los dinteles,
levantaos, puertas
antiguas:
va a entrar el Rey
de la gloria.
¿Quién es ese Rey
de la gloria?
El Señor, Dios de
los ejércitos.
Él es el Rey de la
gloria.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Portones!,
alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas.
Ant 2. ¡Qué
deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
Salmo 83 -
AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son
tus moradas,
Señor de los
ejércitos!
Mi alma se consume
y anhela
los atrios del
Señor,
mi corazón y mi
carne
se alegran por el
Dios vivo.
Hasta el gorrión
ha encontrado una casa;
la golondrina, un
nido
donde colocar sus
polluelos:
tus altares, Señor
de los ejércitos,
Rey mío y Dios
mío.
Dichosos los que
viven en tu casa
alabándote
siempre.
Dichosos los que
encuentran en ti su fuerza
al preparar su
peregrinación:
cuando atraviesan
áridos valles,
los convierten en
oasis,
como si la lluvia
temprana
los cubriera de
bendiciones;
caminan de altura
en altura
hasta ver a Dios
en Sión.
Señor de los
ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de
Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!,
en nuestro Escudo,
mira el rostro de
tu Ungido.
Un solo día en tu
casa
vale más que otros
mil,
y prefiero el
umbral de la casa de Dios
a vivir con los
malvados.
Porque el Señor es
sol y escudo,
él da la gracia y
la gloria,
el Señor no niega
sus bienes
a los de conducta
intachable.
¡Señor de los
ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué
deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
Ant 3. ¡Qué pregón
tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Salmo 86 - HIMNO A
JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.
Él la ha cimentado
sobre el monte santo;
y el Señor
prefiere las puertas de Sión
a todas las
moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan
glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto
y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios
y etíopes
han nacido allí.»
Se dirá de Sión:
«Uno por uno
todos han nacido
en ella;
el Altísimo en
persona la ha fundado.»
El Señor escribirá
en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido
allí.»
Y cantarán
mientras danzan:
«Todas mis fuentes
están en ti.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué pregón
tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
V. Me postraré
hacia tu santuario.
R. Daré gracias a
tu nombre, Señor.
PRIMERA LECTURA
De la primera
carta del apóstol san Pedro 2, 1-17
COMO PIEDRAS
VIVAS, ENTRÁIS EN LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO DEL ESPÍRITU
Hermanos: Después
de haberos despojado de toda maldad y de toda falsedad, de las hipocresías y
envidias, y de toda clase de murmuración, apeteced, como niños recién nacidos,
la leche pura espiritual. Con ella podréis crecer hasta alcanzar la salvación,
si es que realmente habéis saboreado lo bueno que es el Señor.
Acercándoos al
Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por
Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo
del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios
espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Por eso se lee en la Escritura:
«Ved que pongo en Sión una piedra angular escogida y preciosa. y quien tenga fe
en ella no será defraudado.»
Por consiguiente,
a vosotros, que tenéis fe, os corresponde el honor; mas, para los que no tienen
fe, «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, y ha
venido a ser piedra de tropiezo y roca de escándalo», y tropiezan en ella
porque no tienen fe en la palabra de Cristo, para la cual estaban destinados.
Vosotros, en
cambio, sois «linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y
a entrar en su luz maravillosa». Vosotros, que en otro tiempo «no erais
pueblo», sois ahora «pueblo de Dios»; vosotros, que estabais «excluidos de la
misericordia», sois ahora «objeto de la misericordia de Dios».
Hermanos, os
exhorto a que, como forasteros y peregrinos que sois, os abstengáis de las
pasiones terrenas que hacen guerra al alma. Observad entre los gentiles una
conducta ejemplar. Así, por aquello mismo en que os calumnian como a
malhechores, darán gloria a Dios, cuando vean y consideren vuestras buenas
obras, el día en que él venga a «visitarlos» con su gracia.
Sed sumisos a toda
humana autoridad a causa del Señor: ya sea al soberano, en cuanto que tiene el
mando; o bien a los gobernadores, como delegados suyos que son para castigar a
los malhechores y para alabanza de los hombres de bien. Porque ésta es la
voluntad de Dios: que, obrando el bien, hagáis callar a la ignorancia de los
hombres insensatos. Portaos en esto como hombres libres, no como quienes se
sirven de la libertad sólo para ocultar su maldad, sino como conviene a los que
son siervos de Dios. Sed deferentes con todos, amad a vuestros hermanos, temed
a Dios y honrad al soberano;
RESPONSORIO
Cf. Ap 21, 19; Tb 13, 21
R. Las murallas de
Jerusalén serán adornadas con piedras preciosas. * Y sus torres serán batidas
con oro.
V. Las puertas de
Jerusalén serán rehechas con zafiros y esmeraldas, y con piedras preciosas sus
murallas.
R. Y sus torres
serán batidas con oro.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de
san Cesáreo de Arlés, obispo.
(Sermón 229, 1-3:
CCL 104, 905-908)
TODOS, POR EL
BAUTISMO, HEMOS SIDO HECHOS TEMPLOS DE DIOS.
Hoy, hermanos muy
amados, celebramos con gozo y alegría, por la benignidad de Cristo, la dedicación
de este templo; pero nosotros debemos ser el templo vivo y verdadero de Dios.
Con razón, sin embargo, celebran los pueblos cristianos la solemnidad de la
Iglesia madre, ya que son conscientes de que por ella han renacido
espiritualmente. En efecto, nosotros, que por nuestro primer nacimiento fuimos
objeto de la ira de Dios, por el segundo hemos llegado a ser objeto de su
misericordia. El primer nacimiento fue para muerte; el segundo nos restituyó a
la vida.
Todos nosotros,
amadísimos, antes del bautismo fuimos lugar en donde habitaba el demonio;
después del bautismo nos convertimos en templos de Cristo. Y, si pensamos con
atención en lo que atañe a la salvación de nuestras almas, tomamos conciencia
de nuestra condición de templos verdaderos y vivos de Dios. Dios habita no sólo
en templos levantados por los hombres ni en casas hechas de piedra y de madera,
sino principalmente en el alma hecha a imagen de Dios y construida por él
mismo, que es su arquitecto. Por esto dice el apóstol Pablo: El templo de Dios
es santo: ese templo sois vosotros.
Y, ya que Cristo,
con su venida, arrojó de nuestros corazones al demonio para prepararse un
templo en nosotros, esforcémonos al máximo, con su ayuda, para que Cristo no
sea deshonrado en nosotros por nuestras malas obras. Porque todo el que obra
mal deshonra a Cristo. Como antes he dicho, antes de que Cristo nos redimiera
éramos casa del demonio; después hemos llegado a ser casa de Dios, ya que Dios
se ha dignado hacer de nosotros una casa para sí.
Por esto, nosotros,
carísimos, si queremos celebrar con alegría la dedicación del templo, no
debemos destruir en nosotros, con nuestras malas obras, el templo vivo de Dios.
Lo diré de una manera inteligible para todos: debemos disponer nuestras almas
del mismo modo como deseamos encontrar dispuesta la iglesia cuando venimos a
ella.
¿Deseas encontrar
limpia la basílica? Pues no ensucies tu alma con el pecado. Si deseas que la
basílica esté bien iluminada, Dios desea también que tu alma no esté en
tinieblas, sino que sea verdad lo que dice el Señor: que brille en nosotros la
luz de las buenas obras y sea glorificado aquel que está en los cielos. Del
mismo modo que tú entras en esta iglesia, así quiere Dios entrar en tu alma,
como tiene prometido: Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos.
RESPONSORIO
Cf. Ez 47, 1. 9
R. Vi que debajo
del umbral del templo salía agua, la cual se deslizaba hacia el lado derecho,
aleluya; y todos aquellos a quienes llegó esta agua * tuvieron vida abundante y
cantaban: «Aleluya, aleluya.»
V. En la
dedicación del templo el pueblo entonaba alabanzas, y resonaba en su boca un
bello canto.
R. Tuvieron vida
abundante y cantaban: «Aleluya, aleluya.»
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, tú que con
piedras vivas y elegidas edificas el templo eterno de tu gloria: acrecienta los
dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo fiel, creciendo
como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva Jerusalén. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos
a Cristo, que amó a la Iglesia y se entregó por ella.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, que amó a la Iglesia y se entregó por ella.
Himno: EL CIELO Y
LA TIERRA.
El cielo y la
tierra
celebren, aplaudan
a la Iglesia,
esposa
sin arruga y
mancha.
Descienda a
nosotros
la ciudad sagrada,
en que todo es
nuevo
y de rica gala.
En piedras
preciosas
está cimentada,
y bien construida
en brillos de
gracia.
Las piedras
preciosas
que están a su
entrada
muestran la
hermosura
de esta casa
santa.
Descienda a
nosotros
esta santa casa,
que hizo el Rey
eterno
para su morada.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi casa se
llama casa de oración.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi casa se
llama casa de oración.
Ant 2. Bendito
eres, Señor, en el templo de tu santa gloria.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Bendito eres,
Señor, en el templo de tu santa gloria.
Ant 3. Cantad al
Señor en la asamblea de los fieles.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al
Señor en la asamblea de los fieles.
LECTURA BREVE
Is 56, 7
Los traeré a mi
monte santo, los alegraré en mi casa de oración; aceptaré sobre mi altar sus
holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración y así la llamarán
todos los pueblos.
RESPONSORIO BREVE
V. Grande es el
Señor y muy digno de alabanza.
R. Grande es el
Señor y muy digno de alabanza.
V. En la ciudad de
nuestro Dios, en su monte santo.
R. Muy digno de
alabanza.
V. Gloria al
Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Grande es el
Señor y muy digno de alabanza.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Zaqueo, baja
en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Él bajó en seguida, y lo
recibió muy contento. «Hoy Dios ha dado la salvación a esta casa.» Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Zaqueo, baja
en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Él bajó en seguida, y lo
recibió muy contento. «Hoy Dios ha dado la salvación a esta casa.» Aleluya.
PRECES
Como piedras
vivas, edificadas sobre Cristo, la piedra escogida, oremos al Padre
todopoderoso por su Iglesia amada, y confesemos nuestra fe en ella diciendo:
Ésta es la casa de
Dios y la puerta del cielo.
Padre del cielo,
tú que eres el labrador de la vid, guarda, purifica y acrecienta tu viña,
haciendo que sus
sarmientos llenen toda la tierra.
Pastor eterno,
protege y acrecienta tu rebaño,
y haz que todas
las ovejas se reúnan en un solo redil bajo el cayado del único pastor,
Jesucristo, tu Hijo.
Sembrador
todopoderoso, siembra la Palabra en tu campo,
y haz que dé
frutos del ciento por uno para la vida eterna.
Arquitecto
prudente, santifica tu familia, que es la Iglesia,
y haz que aparezca
ante el mundo como ciudad celestial, esposa sin tacha y Jerusalén del cielo.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Terminemos nuestra
oración con las palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que con
piedras vivas y elegidas edificas el templo eterno de tu gloria: acrecienta los
dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo fiel, creciendo
como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva Jerusalén. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he alegrado
por lo que me dijeron.
Salmo 128 -
ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud
-que lo diga
Israel-,
cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud,
pero no pudieron
conmigo!
Sobre mis espaldas
metieron el arado
y alargaron los
surcos.
Pero el Señor, que
es justo,
rompió las
coyundas de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los que odian a
Sión;
sean como la
hierba del tejado,
que se seca y
nadie la siega;
que no llena la
mano del segador
ni la brazada del
que agavilla;
ni le dicen los
que pasan:
«Que el Señor te
bendiga.»
Os bendecimos en
el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado
por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
1Co 3, 16-17
¿No sabéis que
sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno
destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es
santo: ese templo sois vosotros.
V. Señor, yo amo
la belleza de tu casa.
R. El lugar donde
reside tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que con
piedras vivas y elegidas edificas el templo eterno de tu gloria: acrecienta los
dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo fiel, creciendo
como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva Jerusalén. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE
CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy,
Señor, a manos llenas;
convierte en
alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el
dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven inhumanos,
si no abrimos el
alma a los hermanos!
Santifica el
momento
de este ruido
tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el
aliento
de tu presencia
amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti grito,
Señor; espero tus palabras.
Salmo 118, 145-152
TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo
corazón;
respóndeme, Señor,
y guardaré tus leyes;
a ti grito:
sálvame,
y cumpliré tus
decretos;
me adelanto a la
aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se
adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu
promesa;
escucha mi voz por
tu misericordia,
con tus
mandamientos dame vida;
ya se acercan mis
inicuos perseguidores,
están lejos de tu
voluntad.
Tú, Señor, estás
cerca,
y todos tus
mandatos son estables;
hace tiempo
comprendí que tus preceptos
los fundaste para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti grito,
Señor; espero tus palabras.
Ant 2. El Señor
sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Salmo 93 I -
INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES
Dios de la
venganza, Señor,
Dios de la
venganza, resplandece.
Levántate, juzga
la tierra,
paga su merecido a
los soberbios.
¿Hasta cuándo,
Señor, los culpables,
hasta cuándo
triunfarán los culpables?
Sueltan la lengua
profiriendo insolencias,
se jactan los
malhechores;
trituran, Señor, a
tu pueblo,
oprimen a tu
heredad;
asesinan a viudas
y forasteros
degüellan a los
huérfanos,
y comentan: «Dios
no lo ve,
el Dios de Jacob
no se entera.»
Enteraos los más
necios del pueblo,
ignorantes,
¿cuándo discurriréis?
El que plantó el
oído, ¿no va a oír?;
el que formó el
ojo, ¿no va a ver?;
el que educa a los
pueblos, ¿no va a castigar?;
el que instruye al
hombre, ¿no va a saber?
Sabe el Señor que
los pensamientos del hombre
son
insustanciales.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor sabe
que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Ant 3. El Señor
será mi alcázar y mi roca de refugio.
Salmo 93 II
Dichoso el hombre
a quien tú educas,
al que enseñas tu
ley,
dándole descanso
tras los años duros,
mientras al
malvado le cavan la fosa.
Porque el Señor no
rechaza a su pueblo,
ni abandona su
heredad:
el justo obtendrá
su derecho,
y un porvenir los
rectos de corazón.
¿Quién se pone a
mi favor contra los perversos,
quién se coloca a
mi lado frente a los malhechores?
Si el Señor no me
hubiera auxiliado,
ya estaría yo
habitando en el silencio.
Cuando me parece
que voy a tropezar,
tu misericordia
Señor, me sostiene;
cuando se
multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son
mi delicia.
¿Podrá aliarse
contigo un tribunal inicuo
que dicta
injusticias en nombre de la ley?
Aunque atenten
contra la vida del justo
y condenen a
muerte al inocente,
el Señor será mi
alcázar,
Dios será mi roca
de refugio.
Él les pagará su
iniquidad,
los destruirá por
sus maldades,
los destruirá el
Señor nuestro Dios.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor será
mi alcázar y mi roca de refugio.
LECTURA BREVE
2Co 6, 16
Nosotros somos
templo de Dios vivo, como dijo Dios: «Habitaré en medio de ellos y andaré entre
ellos; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.»
V. Desead la paz a
Jerusalén.
R. Vivan seguros
los que te aman.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que con
piedras vivas y elegidas edificas el templo eterno de tu gloria: acrecienta los
dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo fiel, creciendo
como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva Jerusalén. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Jr 7, 2b. 4-5a. 7a
¡Escucha, Judá, la
palabra del Señor, los que entráis por estas puertas para adorar al Señor! No
os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: «Es el templo del Señor,
el templo del Señor, el templo del Señor.» Si enmendáis vuestra conducta y
vuestras acciones, entonces habitaré con vosotros en este lugar.
V. Entrad por las
puertas del Señor con acción de gracias.
R. Por sus atrios
con himnos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que con
piedras vivas y elegidas edificas el templo eterno de tu gloria: acrecienta los
dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo fiel, creciendo
como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva Jerusalén. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ALTA CIUDAD
DE PIEDRAS VIVAS.
Alta ciudad de
piedras vivas,
Jerusalén;
visión de paz y
cielos nuevos,
ciudad del Rey.
Tus puertas se
abren jubilosas,
visión de paz,
y penetran los
ríos de tus santos
hasta el altar.
Baluartes y
murallas de oro,
Jerusalén;
tus calles, gemas
y zafiros,
ciudad del Rey.
Jerusalén, Iglesia
viva
de eternidad;
hacia ti caminan
los hombres,
sin descansar.
Alta ciudad del
Cristo vivo,
que es nuestro
hogar,
al que volveremos,
ya cansados
de caminar.
Cielos nuevos y
tierra nueva,
Jerusalén;
morada de Dios
Trino y Uno.
Amén, amén.
SALMODIA
Ant 1. El Altísimo
consagra su morada; teniendo a Dios en medio, no vacila.
Salmo 45 - DIOS,
REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios es nuestro
refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor
en el peligro.
Por eso no tememos
aunque tiemble la tierra
y los montes se
desplomen en el mar.
Que hiervan y
bramen sus olas,
que sacudan a los
montes con su furia:
El Señor de los
ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es
el Dios de Jacob.
El correr de las
acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo
consagra su morada.
Teniendo a Dios en
medio, no vacila;
Dios la socorre al
despuntar la aurora.
Los pueblos se
amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su
trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los
ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es
el Dios de Jacob.
Venid a ver las
obras del Señor,
las maravillas que
hace en la tierra:
Pone fin a la
guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos,
quiebra las lanzas,
prende fuego a los
escudos.
«Rendíos,
reconoced que yo soy Dios:
más alto que los
pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los
ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es
el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Altísimo
consagra su morada; teniendo a Dios en medio, no vacila.
Ant 2. Vamos
alegres a la casa del Señor.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el nombre
del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vamos alegres
a la casa del Señor.
Ant 3. Alabad al
Señor, nuestro Dios, todos sus santos.
Cántico: LAS BODAS
DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico
siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es
cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo
al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios
son verdaderos y justos.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor
sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis,
pequeños y grandes.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y
gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del
cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha
embellecido.
R. Aleluya,
(aleluya).
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al
Señor, nuestro Dios, todos sus santos.
LECTURA BREVE
Ap 21, 2-3. 22. 27
Vi la ciudad
santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada
como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que
decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará
entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos.» Pero no vi
santuario alguno en ella; porque el Señor, Dios todopoderoso, y el Cordero, es
su santuario. Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y
mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero.
RESPONSORIO BREVE
V. Dichosos,
Señor, los que habitan en tu casa.
R. Dichosos,
Señor, los que habitan en tu casa.
V. Alabándote
siempre.
R. En tu casa.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dichosos,
Señor, los que habitan en tu casa.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Santificó el
Señor su tabernáculo, porque ésta es la casa de Dios, donde se invoca su
nombre, del cual está escrito: «Mi nombre habitará allí», dice el Señor.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Santificó el
Señor su tabernáculo, porque ésta es la casa de Dios, donde se invoca su
nombre, del cual está escrito: «Mi nombre habitará allí», dice el Señor.
PRECES
Oremos, hermanos,
a nuestro Salvador, que dio su vida para reunir a los hijos de Dios dispersos,
y digámosle:
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia.
Señor Jesús, que
cimentaste tu casa en la roca,
confirma y
robustece la fe y la esperanza de tu Iglesia.
Señor Jesús, de
cuyo costado salió sangre y agua,
renueva la Iglesia
con los sacramentos de la nueva y eterna alianza.
Señor Jesús, que
estás en medio de los que se reúnen en tu nombre,
atiende la oración
unánime de tu Iglesia congregada.
Señor Jesús, que
con el Padre haces morada en los que te aman,
perfecciona a tu
Iglesia por la caridad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Señor Jesús, que
no echas fuera a ninguno de los que vienen a ti,
acoge a todos los
difuntos en la mansión del Padre.
Terminemos nuestra
oración con las palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que con
piedras vivas y elegidas edificas el templo eterno de tu gloria: acrecienta los
dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo fiel, creciendo
como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva Jerusalén. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso
nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso
tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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