De la Feria.
Salterio II
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Escuchemos la
voz del Señor y entremos en su descanso.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: A CAMINAR
SIN TI, SEÑOR, NO ATINO
A caminar sin ti,
Señor, no atino;
tu palabra de
fuego es mi sendero;
me encontraste
cansado y prisionero
del desierto, del
cardo y del espino.
Descansa aquí conmigo
del camino,
que en Emaús hay
trigo en el granero,
hay un poco de
vino y un alero
que cobije tu
sueño, Peregrino.
Yo contigo, Señor,
herido y ciego;
tú conmigo, Señor,
enfebrecido,
el aire quieto, el
corazón en fuego.
Y en diálogo
sediento y torturado
se encontrarán en
un solo latido,
cara a cara, tu
amor y mi pecado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sólo el
Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Salmo 135 I -
HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO
Dad gracias al Señor
porque es bueno:
porque es eterna
su misericordia.
Dad gracias al
Dios de los dioses:
porque es eterna
su misericordia.
Dad gracias al
Señor de los señores:
porque es eterna
su misericordia.
Sólo él hizo
grandes maravillas:
porque es eterna
su misericordia.
Él hizo sabiamente
los cielos:
porque es eterna
su misericordia.
El afianzó sobre
las aguas la tierra:
porque es eterna
su misericordia.
Él hizo lumbreras
gigantes:
porque es eterna
su misericordia.
El sol que
gobierna el día:
porque es eterna
su misericordia.
La luna que
gobierna la noche:
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sólo el Señor
hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Ant 2. Con mano
poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto
en sus primogénitos:
porque es eterna
su misericordia.
Y sacó a Israel de
aquel país:
porque es eterna
su misericordia.
Con mano poderosa,
con brazo extendido:
porque es eterna
su misericordia.
Él dividió en dos
partes el mar Rojo:
porque es eterna
su misericordia.
Y condujo por en
medio a Israel:
porque es eterna
su misericordia.
Arrojó en el mar
Rojo al Faraón:
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con mano
poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Ant 3. Dad gracias
al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
Salmo 135 III
Guió por el
desierto a su pueblo:
porque es eterna
su misericordia.
Él hirió a reyes
famosos:
porque es eterna
su misericordia.
Dio muerte a reyes
poderosos:
porque es eterna
su misericordia.
A Sijón, rey de
los amorreos:
porque es eterna
su misericordia.
Y a Hog, rey de
Basán:
porque es eterna
su misericordia.
Les dio su tierra
en heredad:
porque es eterna
su misericordia.
En heredad a
Israel, su siervo:
porque es eterna
su misericordia.
En nuestra
humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna
su misericordia.
Y nos libró de
nuestros opresores:
porque es eterna
su misericordia.
Él da alimento a
todo viviente:
porque es eterna
su misericordia.
Dad gracias al
Dios del cielo:
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias
al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
V. Señor, enséñame
tus caminos.
R. Instrúyeme en
tus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del libro de la
Sabiduría 7, 15-30
LA SABIDURÍA ES
IMAGEN DE DIOS
Concédame Dios
hablar según él quiere y concebir pensamientos dignos de sus dones, porque él
es quien guía a la sabiduría y quien dirige a los sabios; que en sus magos
estamos nosotros y nuestras palabras y toda la prudencia y la pericia de
nuestras obras. Fue, él quien me concedió el conocimiento verdadero de cuanto
existe, quien me dio a conocer la estructura del mundo y las propiedades de los
elementos, el principio, el fin y el medio de los tiempos, los cambios de los
solsticios y la sucesión de las estaciones, los ciclos del año y la posición de
los astros, la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, el
poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres, las variedades de las
plantas y las virtudes de las raíces. Cuanto está oculto y cuanto se ve, todo
lo conocí, porque la que todo lo hizo, la sabiduría, me lo enseñó.
Pues hay en ella
un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz,
inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo, incoercible, bienhechor,
amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, todo lo observa,
penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles.
Porque a todo movimiento supera en movilidad la sabiduría, todo lo atraviesa y
penetra en virtud de su pureza.
Es un hálito del
poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Todopoderoso, por lo que
nada manchado llega a alcanzarla. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin
mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo sola, lo
puede todo; sin salir de sí misma, todo lo renueva; en todas las edades entra
en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas, porque Dios no
ama sino a quien vive con la sabiduría. Es ella, en efecto, más bella que el
sol, supera a todas las constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora,
porque a la luz sucede la noche, pero contra la sabiduría no prevalece la
maldad.
RESPONSORIO
Col 1, 15-16; Sb 7, 26
R. Jesucristo es
imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él
fueron creadas todas las cosas.
V. Él es un
reflejo de la luz eterna, una imagen de la bondad de Dios.
R. Pues por medio
de él fueron creadas todas las cosas.
SEGUNDA LECTURA
Del Diálogo de
santa Catalina de Siena, virgen, Sobre la divina providencia
(Cap. 134: edición
latina, Ingolstadt 1583, ff. 215v-216)
CUAN BUENO Y CUAN
SUAVE ES, SEÑOR, TU ESPÍRITU PARA CON TODOS NOSOTROS
El Padre eterno
puso, con inefable benignidad, los ojos de su amor en aquella alma y empezó a
hablarle de esta manera:
«¡Hija mía muy
querida! Firmísimamente he determinado usar de misericordia para con todo el
mundo y proveer a todas las necesidades de los hombres. Pero el hombre
ignorante convierte en muerte lo que yo le doy para que tenga vida, y de este
modo se vuelve en extremo cruel para consigo mismo. Pero yo, a pesar de ello,
no dejo de cuidar de él, y quiero que sepas que todo cuanto tiene el hombre
proviene de mi gran providencia para con él. Y así, cuando por mi suma
providencia quise crearlo, al contemplarme a mí mismo en él, quedé enamorado de
mi creatura y me complací en crearlo a mi imagen y semejanza, con suma
providencia. Quise, además, darle memoria para que pudiera recordar mis dones,
y le di parte en mi poder de Padre eterno.
Lo enriquecí
también al darle inteligencia, para que en la sabiduría de mi Hijo comprendiera
y conociera cuáles mi voluntad, pues yo, inflamado en fuego intenso de amor
paternal, creo toda gracia y distribuyo todo bien. Di también al hombre la
voluntad, para que pudiera amar y así tuviera parte en aquel amor que es el
mismo Espíritu Santo; así le es posible amar aquello que con su inteligencia
conoce y contempla.
Esto es lo que
hizo mi inefable providencia para con el hombre, para que así el hombre fuese
capaz de entenderme, gustar de mí y llegar así al gozo inefable de mi
contemplación eterna. Pero, como ya te he dicho otras muchas veces, el cielo
estaba cerrado a causa de la desobediencia de vuestro primer padre, Adán; por
esta desobediencia vinieron y siguen viniendo al mundo todos los males.
Pues bien, para
alejar del hombre la muerte causada por su desobediencia, yo, con gran amor,
vine en vuestra ayuda, entregándoos con gran providencia a mi Hijo unigénito,
para socorrer, por medio de él, vuestra necesidad. Y a él le exigí una gran
obediencia, para que así el género humano se viera libre de aquel veneno con el
cual fue infectado el mundo a causa de la desobediencia de vuestro primer
padre. Por eso, mi Hijo unigénito, enamorado de mi voluntad, quiso ser
verdadera y totalmente obediente y se entregó, con toda prontitud, a la muerte
afrentosa de la cruz y con esta santísima muerte os dio a vosotros la vida, no
con la fuerza de su naturaleza humana, sino con el poder de su divinidad.»
RESPONSORIO
Sal 16, 8. 7
R. Guárdanos,
Señor, como a las niñas de tus ojos,* a la sombra de tus alas escóndenos.
V. Muestra las
maravillas de tu misericordia, tú que salvas a quien se refugia a tu derecha.
R. A la sombra de
tus alas escóndenos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que
alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Escuchemos la
voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Escuchemos la
voz del Señor y entremos en su descanso.
Himno: SEÑOR YO SÉ
QUE EN LA MAÑANA PURA.
Señor, yo sé que,
en la mañana pura
de este mundo, tu
diestra generosa
hizo la luz antes
que toda cosa,
porque todo
tuviera su figura.
Yo sé que te
refleja la segura
línea inmortal del
lirio y de la rosa
mejor que la
embriagada y temerosa
música de los
vientos de la altura.
Por eso te celebro
yo en el frío
pensar exacto a la
verdad sujeto,
y en la ribera sin
temblor del río;
por eso yo te
adoro, mudo y quieto,
y por eso, Señor,
el dolor mío
para llegar hasta
ti se hizo soneto. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la
mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo 91 -
ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar
gracias al Señor
y tocar para tu
nombre, oh Altísimo,
proclamar por la
mañana tu misericordia
y de noche tu
fidelidad,
con arpas de diez
cuerdas y laúdes
sobre arpegios de
cítaras.
Tus acciones,
Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las
obras de tus manos.
¡Qué magníficas
son tus obras, Señor,
qué profundos tus
designios!
El ignorante no
los entiende
ni el necio se da
cuenta.
Aunque germinen como
hierba los malvados
y florezcan los
malhechores,
serán destruidos
para siempre.
Tú, en cambio,
Señor,
eres excelso por
los siglos.
Porque tus
enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores
serán dispersados;
pero a mí me das
la fuerza de un búfalo
y me unges con
aceite nuevo.
Mis ojos no
temerán a mis enemigos,
mis oídos
escucharán su derrota.
El justo crecerá
como una palmera
y se alzará como
un cedro del Líbano:
plantado en la
casa del Señor,
crecerá en los
atrios de nuestro Dios;
en la vejez
seguirá dando fruto
y estará lozano y
frondoso,
para proclamar que
el Señor es justo,
que en mi Roca no
existe la maldad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la mañana
proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Ant 2. Dad gloria
a nuestro Dios.
Cántico:
BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos,
y hablaré;
oye, tierra, los
dichos de mi boca;
descienda como
lluvia mi doctrina,
destile como rocío
mi palabra;
como llovizna
sobre la hierba,
como sereno sobre
el césped;
voy a proclamar el
nombre del Señor:
dad gloria a
nuestro Dios.
Él es la Roca, sus
obras son perfectas,
sus caminos son
justos,
es un Dios fiel,
sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados,
se portaron mal con él,
generación malvada
y pervertida.
¿Así le pagas al
Señor,
pueblo necio e
insensato?
¿no es él tu padre
y tu creador,
el que te hizo y
te constituyó?
Acuérdate de los
días remotos,
considera las
edades pretéritas,
pregunta a tu
padre y te lo contará,
a tus ancianos y
te lo dirán:
Cuando el Altísimo
daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los
hijos de Adán,
trazando las
fronteras de las naciones,
según el número de
los hijos de Dios,
la porción del
Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte
de su heredad.
Lo encontró en una
tierra desierta,
en una soledad
poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando
de él,
lo guardó como a
las niñas de sus ojos.
Como el águila
incita a su nidada,
revolando sobre
los polluelos,
así extendió sus
alas, los tomó
y los llevó sobre
sus plumas.
El Señor solo los
condujo
no hubo dioses
extraños con él.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gloria a
nuestro Dios.
Ant 3. ¡Qué
admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8 MAJESTAD
DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño
nuestro,
¡que admirable es
tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu
majestad sobre los cielos.
De la boca de los
niños de pecho
has sacado una
alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al
adversario y al rebelde.
Cuando contemplo
el cielo, obra de tus manos;
la luna y las
estrellas que has creado,
¿qué es el hombre,
para que te acuerdes de él;
el ser humano,
para darle poder?
Lo hiciste poco
inferior a los ángeles,
lo coronaste de
gloria y dignidad,
le diste el mando
sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste
bajo sus pies:
rebaños de ovejas
y toros,
y hasta las
bestias del campo,
las aves del
cielo, los peces del mar,
que trazan sendas
por las aguas.
Señor, dueño
nuestro,
¡que admirable es
tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué
admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
LECTURA BREVE
Rm 12, 14-16a
Bendecid a los que
os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que
lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos
más bien por lo humilde.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán
mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán
mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua
recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie
para ti.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán
mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros
pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Guía nuestros
pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Celebremos la sabiduría
y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos,
especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:
Señor, acrecienta
nuestro amor.
Al recordar esta
mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor,
que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.
Que todo el día de
hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos
nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.
Enséñanos, Señor,
a descubrir tu imagen en todos los hombres
y a saberte servir
a ti en cada uno de ellos.
Cristo, Señor
nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
haz que
permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado
nuestro Padre que está en el cielo.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Con la confianza
que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Que nuestra voz,
Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu
honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad,
haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el nombre
del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Dt 8, 5b-6
El Señor, tu Dios,
te ha educado como un padre educa a su hijo; para que guardes los preceptos del
Señor, tu Dios, sigas sus caminos y lo temas.
V. La voluntad del
Señor es pura y eternamente estable.
R. Los
mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, Padre
todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda
adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE
CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy,
Señor, a manos llenas;
convierte en
alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el
dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven
inhumanos,
si no abrimos el
alma a los hermanos!
Santifica el
momento
de este ruido
tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el
aliento
de tu presencia
amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «El cielo y
la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Salmo 118, 81-88
Me consumo
ansiando tu salvación,
y espero en tu
palabra;
mis ojos se
consumen ansiando tus promesas,
mientras digo:
¿cuándo me consolarás?
Estoy como un odre
puesto al humo,
pero no olvido tus
leyes.
¿Cuántos serán los
días de tu siervo?
¿Cuándo harás
justicia de mis perseguidores?
Me han cavado
fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos
son leales,
sin razón me
persiguen, protégeme.
Casi dieron
conmigo en la tumba,
pero yo no
abandoné tus decretos; por tu bondad dame vida,
para que observe
los preceptos de tu boca.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «El cielo y
la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Ant 2. Tú eres,
Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Salmo 60 - ORACIÓN
DE UN DESTERRADO
Dios mío, escucha
mi clamor,
atiende a mi
súplica;
te invoco desde el
confín de la tierra
con el corazón
abatido:
llévame a una roca
inaccesible,
porque tú eres mi
refugio
y mi bastión
contra el enemigo.
Habitaré siempre
en tu morada,
refugiado al
amparo de tus alas;
porque tú, ¡oh
Dios!, escucharás mis deseos
y me darás la
heredad de los que veneran tu nombre.
Añade días a los
días del rey,
que sus años
alcancen varias generaciones;
que reine siempre
en presencia de Dios,
que tu gracia y tu
lealtad le hagan guardia.
Yo tañeré siempre
en tu honor,
e iré cumpliendo mis
votos día tras día.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres,
Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Ant 3. Protege mi
vida, Señor, del terrible enemigo.
Salmo 63 - SÚPLICA
CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha, ¡oh
Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida
del terrible enemigo;
escóndeme de la
conjura de los perversos
y del motín de los
malhechores:
afilan sus lenguas
como espadas
y disparan como
flechas palabras venenosas,
para herir a
escondidas al inocente,
para herirlo por
sorpresa y sin riesgo.
Se animan al
delito,
calculan cómo
esconder trampas,
y dicen: «¿Quién
lo descubrirá?»
Inventan maldades
y ocultan sus invenciones,
porque su mente y
su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los
acribilla a flechazos,
por sorpresa los
cubre de heridas;
su misma lengua
los lleva a la ruina,
y los que lo ven
menean la cabeza.
Todo el mundo se
atemoriza,
proclama la obra
de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra
con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los
rectos de corazón.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Protege mi
vida, Señor, del terrible enemigo.
LECTURA BREVE
1R 2, 2b-3
Esfuérzate y sé
hombre. Sé fiel al Señor tu Dios marchando por sus caminos, guardando sus
mandamientos, sus leyes y sus preceptos, como están escritos en la ley de
Moisés, para que seas afortunado en cuanto hicieras y dondequiera que vayas.
V. Guíame, Señor,
por la senda de tus mandatos.
R. Porque ella es
mi gozo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, fuego
ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre
todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Jr 6, 16
Poneos en los
caminos y mirad, preguntad a las sendas antiguas: «¿Es éste el buen camino?»
Caminad por él, y hallaréis reposo para vuestra alma.
V. Tus preceptos
son mi herencia perpetua.
R. La alegría de
mi corazón.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha, Señor,
nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de
la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra
vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
I
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LUZ
MENSAJERA DE GOZO.
Luz mensajera de
gozo,
hermosura de la
tarde,
llama de la santa
gloria,
Jesús, luz de los
mortales.
Te saludamos,
Señor,
oh luz del mundo
que traes
en tu rostro sin
pecado
pura la divina
imagen.
Cuando el día se
oscurece,
buscando la luz
amable
nuestras miradas
te siguen
a ti, lumbre
inapagable.
Salve, Cristo
venturoso,
Hijo y Verbo en
nuestra carne,
brilla en tu
frente el Espíritu,
das el corazón del
Padre.
Es justo juntar
las voces
en el descanso del
viaje,
y el himno del
universo
a ti, Dios
nuestro, cantarte.
Oh Cristo que
glorificas
con tu vida
nuestra sangre,
acepta la sinfonía
de nuestras voces
filiales. Amén.
SALMODIA
Ant 1. De la
salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
Salmo 112 -
ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos
del Señor,
alabad el nombre
del Señor.
Bendito sea el
nombre del Señor,
ahora y por
siempre:
de la salida del
sol hasta su ocaso,
alabado sea el
nombre del Señor.
El Señor se eleva
sobre todos los pueblos,
su gloria sobre
los cielos.
¿Quién como el
Señor Dios nuestro,
que se eleva en su
trono
y se abaja para
mirar
al cielo y a la
tierra?
Levanta del polvo
al desvalido,
alza de la basura
al pobre,
para sentarlo con
los príncipes,
los príncipes de
su pueblo;
a la estéril le da
un puesto en la casa,
como madre feliz
de hijos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
Ant 2. Alzaré la
copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alzaré la
copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.
Ant 3. El Señor
Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los
siglos.
Cántico: CRISTO,
SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de
su condición divina,
no hizo alarde de
su categoría de Dios,
al contrario, se
anonadó a sí mismo,
y tomó la
condición de esclavo,
pasando por uno de
tantos.
Y así, actuando
como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte
y una muerte de
cruz.
Por eso Dios lo
levantó sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la
tierra, en el abismo
y toda lengua
proclame:
Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los
siglos.
LECTURA BREVE
Hb 13, 20-21
El Dios de la paz,
que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran
Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en todo bien, para
hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por
Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus
obras, Señor.
R. Cuántas son tus
obras, Señor.
V. Y todas las
hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus
obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Amas a todos
los seres, Señor, y nada de lo que hiciste aborreces; para que todos se aparten
del mal y crean en ti, Dios nuestro.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amas a todos
los seres, Señor, y nada de lo que hiciste aborreces; para que todos se aparten
del mal y crean en ti, Dios nuestro.
PRECES
Recordando la
bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo hambriento y obró en favor suyo
los prodigios de su amor, digámosle con fe:
Escúchanos, Señor.
Reconocemos,
Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de tu
bondad;
haz que no sean estériles,
sino que den fruto, encontrando un corazón noble de nuestra parte.
Dios nuestro, luz
y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan testimonio de ti en el
mundo,
y enciende en
ellos el fuego de tu Espíritu.
Haz, Señor, que
todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos,
y que todos juntos
edifiquemos un mundo cada vez más humano.
A ti, que eres el
médico de las almas y de los cuerpos,
te pedimos que
alivies a los enfermos y des la paz a los agonizantes, visitándolos con tu
bondad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Dígnate agregar a
los difuntos al número de tus escogidos,
cuyos nombres
están escritos en el libro de la vida.
Porque Jesús ha
resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor de poder y
de misericordia, cuyo favor hace digno y agradable el servicio de tus fieles,
concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad
de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN
DE GRACIAS.
Escúchame cuando
te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el
aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y
escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta
cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la
falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor
hizo milagros en mi favor,
y el Señor me
escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no
pequéis, reflexionad
en el silencio de
vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y confiad en el
Señor.
Hay muchos que
dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu
rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor,
has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en
trigo y en vino.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú sólo,
Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de
mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la
noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 -
ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid
al Señor,
los siervos del
Señor,
los que pasáis la
noche
en la casa del
Señor:
Levantad las manos
hacia el santuario,
y bendecid al
Señor.
El Señor te
bendiga desde Sión:
el que hizo cielo
y tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante la
noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE
Dt 6, 4-7
Escucha, Israel:
El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo
quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas
estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor,
durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración
del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y
reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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