Del Común de
apóstoles
SANTOS SIMÓN Y
JUDAS, apóstoles. (FIESTA)
El nombre de
Simón figura en undécimo lugar en la lista de los apóstoles. Lo único que
sabemos de él es que nació en Caná y que se le daba el apodo de «Zelotes».
Judas, por sobrenombre Tadeo, es aquel apóstol que en la última cena preguntó
al Señor por qué se manifestaba a sus discípulos y no al mundo (Jn 14, 22).
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: MENSAJEROS
DE DIOS.
Mensajeros de Dios
dadnos la Nueva;
mensajeros de paz,
sea paz nuestra.
Mensajeros de luz,
sea luz nuestra;
mensajeros de fe,
sea fe nuestra.
Mensajeros del
Rey,
sea rey nuestro;
mensajeros de
amor,
sea amor nuestro.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. A toda la
tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
SALMO 18 A -
ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama
la gloria de Dios,
el firmamento
pregona la obra de sus manos:
el día al día le
pasa el mensaje,
la noche a la
noche se lo murmura.
Sin que hablen,
sin que pronuncien,
sin que resuene su
voz,
a toda la tierra
alcanza su pregón
y hasta los
límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto
su tienda al sol:
él sale como el
esposo de su alcoba,
contento como un héroe,
a recorrer su camino.
Asoma por un
extremo del cielo,
y su órbita llega
al otro extremo:
nada se libra de
su calor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A toda la
tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Ant 2. Proclamaron
la obra de Dios y meditaron sus acciones.
Salmo 63 - SÚPLICA
CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha, ¡oh
Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida
del terrible enemigo;
escóndeme de la
conjura de los perversos
y del motín de los
malhechores:
afilan sus lenguas
como espadas
y disparan como
flechas palabras venenosas,
para herir a
escondidas al inocente,
para herirlo por
sorpresa y sin riesgo.
Se animan al
delito,
calculan cómo
esconder trampas,
y dicen: «¿Quién
lo descubrirá?»
Inventan maldades
y ocultan sus invenciones,
porque su mente y
su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los
acribilla a flechazos,
por sorpresa los
cubre de heridas;
su misma lengua
los lleva a la ruina,
y los que lo ven
menean la cabeza.
Todo el mundo se
atemoriza,
proclama la obra
de Dios
y medita sus
acciones.
El justo se alegra
con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los
rectos de corazón.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclamaron
la obra de Dios y meditaron sus acciones.
Ant 3. Pregonaron
su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.
Salmo 96 - EL
SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la
tierra goza,
se alegran las
islas innumerables.
Tiniebla y nube lo
rodean,
justicia y derecho
sostienen su trono.
Delante de él
avanza fuego
abrasando en torno
a los enemigos;
sus relámpagos
deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la
tierra se estremece.
Los montes se
derriten como cera
ante el dueño de
toda la tierra;
los cielos
pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran
estatuas se sonrojan,
los que ponen su
orgullo en los ídolos;
ante él se postran
todos los dioses.
Lo oye Sión, y se
alegra,
se regocijan las
ciudades de Judá
por tus
sentencias, Señor;
porque tú eres,
Señor,
altísimo sobre
toda la tierra,
encumbrado sobre
todos los dioses.
El Señor ama al
que aborrece el mal,
protege la vida de
sus fieles
y los libra de los
malvados.
Amanece la luz
para el justo,
y la alegría para
los rectos de corazón.
Alegraos, justos,
con el Señor,
celebrad su santo
nombre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pregonaron su
justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.
V. Contaron las
alabanzas del Señor y su poder.
R. Y las
maravillas que realizó.
PRIMERA LECTURA
De la primera
carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4,1-16
SEAMOS IMITADORES
DEL APÓSTOL, COMO ÉL IMITA A CRISTO
Hermanos: Que la
gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los
misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel.
Por lo que a mí se refiere, me importa muy poco ser juzgado por vosotros o por
cualquier tribunal humano. Ni siquiera yo mismo juzgo mi actuación. Cierto que
mi conciencia nada me reprocha, mas no por eso me creo justificado. Mi juez
será el Señor. No juzguéis antes de tiempo; dejad que venga el Señor. Él sacará
a la luz lo que está oculto en las tinieblas y pondrá al descubierto las
intenciones del corazón. Entonces vendrá a cada uno su alabanza de parte de
Dios.
Estas verdades,
hermanos, las he expuesto por vuestro provecho, aplicándolas a mi persona y a
Apolo. Así, por esta aplicación, aprenderéis aquello de: «No más de lo que está
escrito», a fin de que nadie se enorgullezca de un apóstol y desprecie a otro.
Porque, ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si
lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? ¡Ya estáis
satisfechos! ¡Os habéis hecho ya ricos! ¡Habéis ganado un reino sin ayuda
nuestra! ¡Ya lo podíais haber ganado! ¡Así tendríamos nosotros parte en vuestro
reino!
Por lo que veo,
Dios nos ha asignado a los apóstoles el último lugar, como a condenados a
muerte; porque hemos venido a ser el espectáculo del mundo, de los ángeles y de
los hombres. Nosotros somos insensatos por Cristo, vosotros sensatos en Cristo;
nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros estimados, nosotros despreciados.
Todavía ahora pasamos hambre, sed y desnudez. Somos maltratados y arrojados de
una parte a otra, y nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Cuando nos
maldicen, bendecimos; cuando nos persiguen, soportamos; cuando nos injurian,
respondemos con dulzura. Hemos venido a ser hasta ahora como basura del mundo,
como el desecho de la humanidad.
No os escribo esto
para confundiros, sino para amonestaros como a hijos míos carísimos. Aunque
tengáis, en efecto, diez mil maestros que os lleven a Cristo, de hecho sólo
tenéis un padre. Yo os engendré para Cristo por la predicación del evangelio.
Os exhorto, pues,
a que seáis mis imitadores, como yo imito a Cristo.
RESPONSORIO
Jn 15, 15; Mt 13, 11. 16
R. Ya no os
llamaré siervos; os he llamado amigos, * porque todo cuanto me ha comunicado el
Padre os lo he dado a conocer.
V. A vosotros ha
concedido Dios conocer los misterios del reino de los cielos; dichosos vuestros
ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen.
R. Porque todo
cuanto me ha comunicado el Padre os lo he dado a conocer.
SEGUNDA LECTURA
Del comentario de
san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre el evangelio de san Juan
(Libro 12, 1: PG
74, 707-710)
COMO ME ENVIÓ MI
PADRE, ASÍ OS ENVÍO YO
Nuestro Señor
Jesucristo instituyó a aquellos que habían de ser guías y maestros de todo el
mundo y administradores de sus divinos misterios, y les mandó que fueran como
astros que iluminaran con su luz no sólo el país de los judíos, sino también a
todos los países que hay bajo el sol, a todos los hombres que habitan la tierra
entera. Es verdad lo que afirma la Escritura: Nadie se arroga este honor; sólo
lo toma aquel que es llamado por Dios. Fue, en efecto, nuestro Señor Jesucristo
el que llamó a sus discípulos a la gloria del apostolado, con preferencia a
todos los demás.
Aquellos
bienaventurados discípulos fueron columnas y fundamento de la verdad; de ellos
afirma el Señor que los envía como el Padre lo ha enviado a él, con las cuales
palabras, al mismo tiempo que muestra la dignidad del apostolado y la gloria
incomparable de la potestad que les ha sido conferida, insinúa también, según
parece, cuál ha de ser su estilo de obrar.
En efecto, si el
Señor tenía la convicción de que había de enviar a sus discípulos como el Padre
lo había enviado a él, era necesario que ellos, que habían de ser imitadores de
uno y otro, supieran con qué finalidad el Padre había enviado al Hijo. Por
esto, Cristo, exponiendo en diversas ocasiones las características de su propia
misión, decía: No he venido a invitar a los justos a que se arrepientan, sino a
los pecadores. Y también: He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino
para cumplir la voluntad de aquel que me ha enviado. Dios no ha enviado su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
De este modo
resume en pocas palabras la regla de conducta de los apóstoles, ya que, al
afirmar que los envía como el Padre lo ha enviado a él, les da a entender que
su misión consiste en invitar a los pecadores a que se arrepientan y curar a
los enfermos de cuerpo y de alma, y que en el ejercicio de su ministerio no han
de buscar su voluntad, sino la de aquel que los ha enviado, y que han de salvar
al mundo con la doctrina que de él han recibido. Leyendo los Hechos de los
apóstoles o los escritos de san Pablo, nos damos cuenta fácilmente del empeño
que pusieron los apóstoles en obrar según estas consignas recibidas.
RESPONSORIO
Jn 15, 16. 8
R. No me habéis
elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado
para que vayáis y deis fruto, * un fruto que sea permanente.
V. Mi Padre queda
glorificado si dais mucho fruto.
R. Un fruto que
sea permanente.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos,
por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo
en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a
la fe en ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca proclamará
tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Himno: VOSOTROS
QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.
Vosotros, que
escuchasteis la llamada
de viva voz que
Cristo os dirigía,
abrid nuestro
vivir y nuestra alma
al mensaje de amor
que él nos envía.
Vosotros, que
invitados al banquete
gustasteis el
sabor del nuevo vino,
llenad el vaso,
del amor que ofrece,
al sediento de
Dios en su camino.
Vosotros, que
tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a
muertos nueva vida,
no dejéis que el
pecado y que la muerte
nos priven de la
vida recibida.
Vosotros, que lo
visteis ya glorioso,
hecho Señor de
gloria sempiterna,
haced que nuestro
amor conozca el gozo
de vivir junto a
él la vida eterna. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Ant 2. Nadie tiene
amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Nadie tiene
amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Ant 3. Vosotros
sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros sois
mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
LECTURA BREVE
Ef 2, 19-22
Ya no sois extranjeros
ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la
familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y
profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio
queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al
Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser
morada de Dios por el Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable
tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la
tierra.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El muro de la
ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los
apóstoles del Cordero: y su lámpara es el Cordero.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El muro de la
ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los
apóstoles del Cordero: y su lámpara es el Cordero.
PRECES
Demos gracias a
nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha
dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:
El coro de los
apóstoles te alaba, Señor.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de
tu sangre:
en ella encontramos
nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu
palabra:
por ella crecemos
en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos
edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la
penitencia:
por ellos nos
purificas de todas nuestras culpas.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos,
por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo
en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a
la fe en ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Que tu
bondad me consuele según tu promesa.
Salmo 118, 73-80
Tus manos me
hicieron y me formaron:
instrúyeme para
que aprenda tus mandatos;
tus fieles verán
con alegría
que he esperado en
tu palabra;
reconozco, Señor,
que tus mandamientos son justos,
que con razón me
hiciste sufrir.
Que tu bondad me
consuele,
según la promesa
hecha a tu siervo;
cuando me alcance
tu compasión, viviré,
y mis delicias
serán tu voluntad;
que se avergüencen
los insolentes del daño que me hacen;
yo meditaré tus
decretos.
Vuelvan a mí tus
fieles
que hacen caso de
tus preceptos;
sea mi corazón
perfecto en tus leyes,
así no quedaré
avergonzado.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que tu bondad
me consuele según tu promesa.
Ant 2. Protégeme
de mis enemigos, Dios mío.
Salmo 58, 2-6a.
10-11. 17-18: ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS ANTE LOS ENEMIGOS
Líbrame de mi
enemigo, Dios mío;
protégeme de mis
agresores,
líbrame de los
malhechores,
sálvame de los
hombres sanguinarios.
Mira que me están
acechando,
y me acosan los
poderosos:
sin que yo haya
pecado ni faltado, Señor,
sin culpa mía,
avanzan para acometerme.
Despierta, ven a
mi encuentro, mira:
tú, el Señor de
los ejércitos,
el Dios de Israel.
Estoy velando
contigo, fuerza mía,
porque tú, ¡oh
Dios!, eres mi alcázar.
Que tu favor se
adelante, ¡oh Dios!,
y me haga ver la
derrota del enemigo.
Pero yo cantaré tu
fuerza,
por la mañana
aclamaré tu misericordia;
porque has sido mi
alcázar
y mi refugio en el
peligro.
Y tocaré en tu
honor, fuerza mía,
porque tú, ¡oh
Dios!, eres mi alcázar.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Protégeme de
mis enemigos, Dios mío.
Ant 3. Dichoso el
hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.
Salmo 59 - ORACIÓN
DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD
¡Oh Dios!, nos
rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas airado,
pero restáuranos.
Has sacudido y
agrietado el país:
repara sus
grietas, que se desmorona.
Hiciste sufrir un
desastre a tu pueblo,
dándole a beber un
vino de vértigo;
diste a tus fieles
la señal de desbandada,
haciéndolos huir
de los arcos.
Para que se salven
tus predilectos,
que tu mano
salvadora nos responda.
Dios habló en su
santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré el valle
de Sucot;
mío es Galaad, mío
Manasés,
Efraím es yelmo de
mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina
para lavarme;
sobre Edom echo mi
sandalia,
sobre Filistea
canto victoria.»
Pero ¿quién me
guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá
a Edom,
si tú, ¡oh Dios!,
nos has rechazado
y no sales ya con
nuestras tropas?
Auxílianos contra
el enemigo,
que la ayuda del
hombre es inútil.
Con Dios haremos
proezas,
él pisoteará a
nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.
LECTURA BREVE
2Co 5, 19b-20
Dios nos ha
confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como
enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
V. A toda la
tierra alcanza su pregón.
R. Y hasta los
límites del orbe su lenguaje.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos,
por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo
en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a
la fe en ti. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
Hch 5, 12a. 14
Los apóstoles
hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo, y crecía el número de los
creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.
V. Guardaron los
preceptos del Señor.
R. Las normas y
mandatos que les ordenó.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos,
por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo
en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a
la fe en ti. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS,
SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la
firme voluntad,
compañera y sostén
de la virtud,
que sabe en la
fatiga hallar quietud
y en medio de las
sombras claridad:
La que trueca en
tesón la veleidad,
y el ocio en
perennal solicitud,
y las ásperas
fiebres en salud
y los torpes
engaños en verdad.
Y así conseguirá
mi corazón
que los favores
que a tu amor debí
le ofrezcan algún
fruto en galardón.
Y aún tú, Señor,
conseguirás así
que no llegue a
romper mi confusión
la imagen tuya que
pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 128 -
ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud
-que lo diga
Israel-,
cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud,
pero no pudieron
conmigo!
Sobre mis espaldas
metieron el arado
y alargaron los
surcos.
Pero el Señor, que
es justo,
rompió las
coyundas de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los que odian a
Sión;
sean como la
hierba del tejado,
que se seca y
nadie la siega;
que no llena la
mano del segador
ni la brazada del
que agavilla;
ni le dicen los
que pasan:
«Que el Señor te
bendiga.»
Os bendecimos en
el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Hch 5, 41-42
Los apóstoles
salieron del Consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de
Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando
el Evangelio de Jesucristo.
V. Estad alegres,
dice el Señor.
R. Porque vuestros
nombres están inscritos en el cielo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos,
por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo
en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a
la fe en ti. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: COLUMNAS DE
LA IGLESIA, PIEDRAS VIVAS.
¡Columnas de la
Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles de
Dios, grito del Verbo!
Benditos vuestros
pies, porque han llegado
para anunciar la
paz al mundo entero.
De pie en la
encrucijada de la vida,
del hombre
peregrino y de los pueblos,
lleváis agua de
Dios a los cansados,
hambre de Dios
lleváis a los hambrientos.
De puerta en
puerta va vuestro mensaje,
que es verdad y es
amor y es Evangelio.
no temáis,
pecadores, que sus manos
son caricias de
paz y de consuelo.
Gracias, Señor,
que el pan de tu palabra
nos llega por tu
amor, pan verdadero;
gracias, Señor,
que el pan de vida nueva
nos llega por tu
amor, partido y tierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Vosotros
sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros sois
los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Ant 2. Yo estoy en
medio de vosotros como el que sirve.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo estoy en
medio de vosotros como el que sirve.
Ant 3. Ya no os
llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ya no os
llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
LECTURA BREVE
Ef 4, 11-13
Cristo ha
constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su
ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos
todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre
perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
RESPONSORIO BREVE
V. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas
a todas las naciones.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando llegue
la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, os
sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce tribus de
Israel.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando llegue
la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, os
sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce tribus de
Israel.
PRECES
Hermanos:
Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo
santo, diciendo:
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia.
Padre santo, que
quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara en primer
lugar a los apóstoles,
haz que también
nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, tú
que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,
haz que el Evangelio
sea proclamado a toda la creación.
Tú que enviaste a
tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz que, sembrando
también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.
Tú que enviaste a
tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz que también
nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que quisiste
que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
concede a todos
los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al
Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos,
por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo
en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a
la fe en ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO,
SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de
la noche,
que disipas las
tinieblas:
mientras los
cuerpos reposan,
se tú nuestro
centinela.
Después de tanta
fatiga,
después de tanta
dureza,
acógenos en tus
brazos
y danos noche
serena.
Si nuestros ojos
se duermen,
que el alma esté
siempre en vela;
en paz cierra
nuestros párpados
para que cesen las
penas.
Y que al despuntar
el alba,
otra vez con
fuerzas nuevas,
te demos gracias,
oh Cristo,
por la vida que
comienza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no puedo
salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio de
nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones,
Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos
acogemos,
santa Madre de
Dios,
no desprecies las
oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa
y bendita.
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