martes, 29 de julio de 2014

30 DE JULIO MIÉRCOLES XVII DEL T. ORDINARIO

 

 

 

 

SAGRADA FAMILIA SAN JOSE EL NIÑO Y MARIA

 

 

 

De la Feria. Salterio I

 

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: CON ENTREGA, SEÑOR, A TI VENIMOS

 

Con entrega, Señor, a ti venimos,

escuchar tu palabra deseamos;

que el Espíritu ponga en nuestros labios

la alabanza al Padre de los cielos.

 

Se convierta en nosotros la palabra

en la luz que a los hombres ilumina,

en la fuente que salta hasta la vida,

en el pan que repara nuestras fuerzas;

 

en el himno de amor y de alabanza

que se canta en el cielo eternamente,

y en la carne de Cristo se hizo canto

de la tierra y del cielo juntamente.

 

Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo,

el Señor Jesucristo, nuestro hermano,

y al Espíritu Santo, que, en nosotros,

glorifica tu nombre por los siglos. Amén

 

SALMODIA

 

Ant 1. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

 

Salmo 17, 2-30 I- ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA

 

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;

Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

 

Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo,

mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoco al Señor de mi alabanza

y quedo libre de mis enemigos.

 

Me cercaban olas mortales,

torrentes destructores me aterraban,

me envolvían las redes del abismo,

me alcanzaban los lazos de la muerte.

 

En el peligro invoqué al Señor,

grité a mi Dios:

desde su templo él escuchó mi voz

y mi grito llegó a sus oídos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

 

Ant 2. El Señor me libró porque me amaba.

 

Salmo 17 II

 

Entonces tembló y retembló la tierra,

vacilaron los cimientos de los montes,

sacudidos por su cólera;

de su rostro se alzaba una humareda,

de su boca un fuego voraz,

y lanzaba carbones ardiendo.

 

Inclinó el cielo y bajó

con nubarrones debajo de sus pies;

volaba sobre un querubín

cerniéndose sobre las alas del viento,

envuelto en un manto de oscuridad:

 

como un toldo, lo rodeaban

oscuro aguacero y nubes espesas;

al fulgor de su presencia, las nubes

se deshicieron en granizo y centellas;

 

y el Señor tronaba desde el cielo,

el Altísimo hacía oír su voz:

disparando sus saetas, los dispersaba,

y sus contínuos relámpagos los enloquecían.

 

El fondo del mar apareció,

y se vieron los cimientos del orbe,

cuando tú, Señor, lanzaste el fragor de tu voz,

al soplo de tu ira.

 

Desde el cielo alargó la mano y me sostuvo,

me sacó de las aguas caudalosas,

me libró de un enemigo poderoso,

de adversarios más fuertes que yo.

 

Me acosaban el día funesto,

pero el Señor fue mi apoyo:

me sacó a un lugar espacioso,

me libró porque me amaba.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor me libró porque me amaba.

 

Ant 3. Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.

 

Salmo 17 III

 

El Señor retribuyó mi justicia,

retribuyó la pureza de mis manos,

porque seguí los caminos del Señor

y no me rebelé contra mi Dios;

porque tuve presentes sus mandamientos

y no me aparté de sus preceptos;

 

Le fui enteramente fiel,

guardándome de toda culpa;

el Señor retribuyó mi justicia,

la pureza de mis manos en su presencia.

 

Con el fiel, tú eres fiel;

con el íntegro, tú eres íntegro;

con el sincero, tú eres sincero;

con el astuto, tú eres sagaz.

Tú salvas al pueblo afligido

y humillas los ojos soberbios.

 

Señor, tú eres mi lámpara;

Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

Fiado en ti, me meto en la refriega;

fiado en mi Dios, asalto la muralla.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.

 

V. Todos quedaban maravillados.

R. De las palabras que salían de la boca de Dios.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro de Job 32, 1-6; 33, 1-22

 

HABLA ELIHÚ ACERCA DEL MISTERIO DE DIOS

 

Los tres hombres no respondieron más a Job, convencidos de que era inocente. Pero Elihú, hijo de Baraquel, de la familia de Ram, natural de Buz, se indignó contra Job, porque pretendía justificarse frente a Dios. También se indignó contra los tres compañeros, porque, al no hallar respuesta, habían dejado a Dios como culpable. Elihú había esperado, mientras ellos hablaban con Job, porque eran mayores que él; pero, viendo que ninguno de los tres respondía, Elihú, hijo de Baraquel, de Buz, indignado, intervino, diciendo:

 

«Escucha mis palabras, Job, presta oído a mi discurso, mira que ya abro la boca y mi lengua forma palabras con el paladar; hablo con un corazón sincero, mis labios expresan un saber acendrado.

 

El soplo de Dios me hizo, el aliento del Todopoderoso me dio vida. Contéstame, si puedes, prepárate, ponte frente a mí. Mira: igual que tú soy ante Dios, también yo fui plasmado de la arcilla. No te espantará mi terror, ni pesará mi mano sobre ti.

 

Tú has dicho esto en mi presencia, yo te he escuchado: "Yo soy puro, no tengo delito, soy inocente, no hay culpa en mí, pero él encuentra pretextos contra mí, me considera su enemigo, mete mis pies en el cepo y espía todos mis pasos."

 

Protesto: en eso no tienes razón, porque Dios es más grande que el hombre. ¿Cómo te atreves a acusarlo de que no responda a todas tus razones? Dios sabe hablar de un modo o de otro, y uno no lo advierte.

 

En sueños o visiones nocturnas, cuando el letargo cae sobre el hombre que está durmiendo en su cama: entonces le abre el oído y lo estremece con avisos, para apartarlo de sus malas obras y corregir su orgullo, para librar su vida de la fosa y de cruzar el Canal.

 

Otras veces lo corrige con una enfermedad, con la agonía incesante de sus miembros, cuando hasta la comida le repugna y le asquean sus manjares favoritos, cuando su carne se consume y desvanece y sus huesos a la vista se descubren, cuando su alma a la fosa se aproxima y su vida a la morada de los muertos.»

 

RESPONSORIO    Rm 11, 33-34

 

R. ¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! * ¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos!

V. ¿Quién ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero?

R. ¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos!

 

SEGUNDA LECTURA

 

De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.

(Libro 23, 23-24: PL 76, 265-266)

 

LA VERDADERA ENSEÑANZA EVITA LA ARROGANCIA

 

Escucha mis palabras, Job, presta oído a mi discurso. Ésta es la característica propia de la manera de enseñar de los arrogantes, que no saben inculcar sus enseñanzas con humildad ni comunicar rectamente las cosas rectas que saben. En su manera de hablar se pone de manifiesto que ellos, al enseñar, se consideran como situados en el lugar más elevado, y miran a los que reciben su enseñanza como si estuvieran muy por debajo de ellos, y se dignan hablarles no en plan de consejo, sino como quien pretende imponerles su dominio.

A estos tales les dice, con razón, el Señor, por boca del profeta: Vosotros los habéis dominado con crueldad y violencia. Con crueldad y con violencia dominan, en efecto, aquellos que, en vez de corregir a sus súbditos razonando reposadamente con ellos, se apresuran a doblegarlos rudamente con su autoridad.

 

Por el contrario, la verdadera enseñanza evita con su reflexión este vicio de la arrogancia, con tanto más interés cuanto que su intención consiste precisamente en herir con los dardos de sus palabras a aquel que es el maestro de la arrogancia. Procura, en efecto, no ir a obtener, con una manera arrogante de comportarse, el resultado contrario, es decir: predicar a aquel a quien quiere atacar, con santas enseñanzas, en el corazón de sus oyentes. Y, así, se esfuerza por enseñar de palabra y` de obra la humildad, madre y maestra de todas las virtudes, de manera que la explica a los discípulos de la verdad con las acciones, más que con las palabras.

 

De ahí que Pablo, hablando a los tesalonicenses, como olvidándose de la autoridad que tenía por su condición de apóstol, les dice: Nos mostramos amables con vosotros. Y, en el mismo sentido, el apóstol Pedro, cuando dice: Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere, enseña que hay que guardar en ello el modo debido, añadiendo: Pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia.

 

Y, cuando Pablo dice a su discípulo: Vete enseñando todo esto, reprendiendo con toda autoridad, no es su intención inculcarle un dominio basado en el poder, sino una autoridad basada en la conducta. En efecto, la manera de enseñar algo con autoridad es practicarlo antes de enseñarlo, ya que la enseñanza pierde toda garantía cuando la conciencia contradice las palabras. Por tanto, lo que le aconseja no es un modo de hablar arrogante y altanero, sino la confianza que infunde una buena conducta. Por esto hallamos escrito también acerca del Señor: Les enseñaba como quien tiene autoridad, y no a la manera de los doctores que tenían ellos. El, en efecto, de un modo único y singular, hablaba con autoridad, en el sentido verdadero de la palabra, ya que nunca cometió mal alguno por debilidad. Él tuvo por el poder de su divinidad aquello que nos comunicó a nosotros por la inocencia de su humanidad.

 

RESPONSORIO    1Pe 5, 5; Mt 11, 29

 

R. Sed humildes unos con otros, * porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.

V. Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas.

R. Porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: SENTENCIA DE DIOS AL HOMBRE

 

Sentencia de Dios al hombre

antes que el día comience:

«Que el pan no venga a tu mesa

sin el sudor de tu frente.

 

Ni el sol se te da de balde,

ni el aire por ser quien eres:

las cosas son herramientas

y buscan quien las maneje.

 

El mar les pone corazas

de sal amarga a los peces;

el hondo sol campesino

madura a fuego las mieses.

 

La piedra, con ser la piedra,

guarda una chispa caliente;

y en el rumor de la nube

combaten el rayo y la nieve.

 

A ti te inventé las manos

y un corazón que no duerme;

puse en tu boca palabras

y pensamiento en tu frente.

 

No basta con dar las gracias

sin dar lo que las merece:

a fuerza de gratitudes

se vuelve la tierra estéril.» Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

 

Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS.

 

El malvado escucha en su interior

un oráculo del pecado:

«No tengo miedo a Dios,

ni en su presencia.»

Porque se hace la ilusión de que su culpa

no será descubierta ni aborrecida.

 

Las palabras de su boca son maldad y traición,

renuncia a ser sensato y a obrar bien;

acostado medita el crimen,

se obstina en el mal camino,

no rechaza la maldad.

 

Señor, tu misericordia llega al cielo,

tu fidelidad hasta las nubes,

tu justicia hasta las altas cordilleras;

tus sentencias son como el océano inmenso.

 

Tú socorres a hombres y animales;

¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;

los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

 

se nutren de lo sabroso de tu casa,

les das a beber del torrente de tus delicias,

porque en ti está la fuente viva

y tu luz nos hace ver la luz.

 

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,

tu justicia con los rectos de corazón;

que no me pisotee el pie del soberbio,

que no me eche fuera la mano del malvado.

 

Han fracasado los malhechores;

derribados, no se pueden levantar.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

 

Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

 

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19

 

¡Alabad a mi Dios con tambores,

elevad cantos al Señor con cítaras,

ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,

ensalzad e invocad su nombre!

porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,

su nombre es el Señor.

 

Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:

Señor, tú eres grande y glorioso,

admirable en tu fuerza, invencible.

 

Que te sirva toda la creación,

porque tú lo mandaste y existió;

enviaste tu aliento y la construiste,

nada puede resistir a tu voz.

 

Sacudirán las olas los cimientos de los montes,

las peñas en tu presencia se derretirán como cera,

pero tú serás propicio a tus fieles.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

 

Ant 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

 

Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL.

 

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor es sublime y terrible,

emperador de toda la tierra.

 

El nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

El nos escogió por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado.

 

Dios asciende entre aclamaciones;

el Señor, al son de trompetas:

tocad para Dios, tocad,

tocad para nuestro Rey, tocad.

 

Porque Dios es el rey del mundo:

tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado.

 

Los príncipes de los gentiles se reúnen

con el pueblo del Dios de Abraham;

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y él es excelso.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

 

LECTURA BREVE   Tb 4, 16-17. 19-20

 

No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y da tus vestidos al desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a buen fin todas tus sendas y proyectos.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

 

V. Dame vida con tu palabra.

R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

 

PRECES

 

Demos gracias a Cristo y alabémoslo porque ha querido santificarnos y llamarnos hermanos suyos; digámosle, pues, confiados:

 

Santifica, Señor, a tus hermanos.

 

Concédenos, Señor, consagrar el principio de este día en honor de tu resurrección

y haz que todos los trabajos que realicemos durante esta jornada te sean agradables.

 

Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,

sobre todo en los tristes, en los más pobres y en los que son menos útiles a los ojos del mundo.

 

Tú que para aumentar nuestra alegría y afianzar nuestra salvación nos das el nuevo dia, signo de tu amor,

renuévanos hoy y siempre para gloria de tu nombre.

 

Haz que durante este dia estemos en paz con todo el mundo

y que a nadie devolvamos mal por mal.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tal como Cristo nos enseñó, terminemos nuestra oración diciendo:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios, salvador nuestro, danos tu ayuda para que siempre deseemos las obras de la luz y realicemos la verdad: así, los que de ti hemos nacido en el bautismo, seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.

 

Salmo 118, 9-16

 

¿Cómo podrá un joven andar honestamente?

Cumpliendo tus palabras.

Te busco de todo corazón,

no consientas que me desvíe de tus mandamientos.

En mi corazón escondo tus consignas,

así no pecaré contra ti.

 

Bendito eres, Señor,

enséñame tus leyes.

Mis labios van enumerando

los mandamientos de tu boca;

mi alegría es el camino de tus preceptos,

más que todas las riquezas.

 

Medito tus decretos,

y me fijo en tus sendas;

tu voluntad es mi delicia,

no olvidaré tus palabras.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.

 

Ant 2. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.

 

Salmo 16 - I DIOS, ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO

 

Señor, escucha mi apelación,

atiende a mis clamores,

presta oído a mi súplica,

que en mis labios no hay engaño:

emane de ti la sentencia,

miren tus ojos la rectitud.

 

Aunque sondees mi corazón,

visitándolo de noche,

aunque me pruebes al fuego,

no encontrarás malicia en mí.

 

Mi boca no ha faltado

como suelen los hombres;

según tus mandatos yo me he mantenido

en la senda establecida.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,

y no vacilaron mis pasos.

 

Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;

inclina el oído y escucha mis palabras.

Muestra las maravillas de tu misericordia,

tú que salvas de los adversarios

a quien se refugia a tu derecha.

 

Guárdame como a las niñas de tus ojos,

a la sombra de tus alas escóndeme

de los malvados que me asaltan,

del enemigo mortal que me cerca.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.

 

Ant 3. Levántate, Señor, y líbrame.

 

Salmo 16 II

 

Han cerrado sus entrañas

y hablan con boca arrogante;

ya me rodean sus pasos,

se hacen guiños para derribarme,

como un león ávido de presa,

como un cachorro agazapado en su escondrijo.

 

Levántate, Señor, hazle frente, doblégalo,

que tu espada me libre del malvado,

y tu mano, Señor, de los mortales;

mortales de este mundo: sea su lote esta vida;

de tu despensa les llenarás el vientre,

se saciarán sus hijos

y dejarán a sus pequeños lo que sobra.

 

Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,

y al despertar me saciaré de tu semblante.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Levántate, Señor, y líbrame.

 

LECTURA BREVE   1Pe 1, 13-14

 

Con ánimo dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os llegará cuando Jesucristo se manifieste. Como hijos obedientes no os amoldéis a las pasiones que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia.

 

V. Enséñame, Señor, tus caminos.

R. Instrúyeme en tus sendas.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor, Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

LECTURA BREVE   1Pe 1, 15-16

 

Como es santo el que os llamó, sed también santos en toda vuestra conducta, porque está escrito: «Sed santos, porque yo soy santo.»

 

V. Que tus sacerdotes se vistan de justicia.

R. Que tus fieles te aclamen con júbilo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO

 

Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado

tu gran amor, tu gran misericordia,

y tu fuerza nos das para seguirte

por el mismo camino hacia la gloria.

 

Que fielmente cumplamos en tu Iglesia

nuestra parte en tu obra salvadora,

y, al llegar a la tarde de la vida,

en gozo eterno el Padre nos acoja.

 

Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,

a Jesús, que en su sangre nos redime,

y al Espíritu Santo, luz y guía

de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   St 4, 7-8a. 10

 

Vivid sometidos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Humillaos en la presencia del Señor y él os ensalzará.

 

V. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles.

R. En los que esperan en su misericordia.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: HORA DE LA TARDE.

 

Hora de la tarde,

fin de las labores.

Amo de las viñas,

paga los trabajos

de tus viñadores.

 

Al romper el día

nos apalabraste.

Cuidamos tu viña

del alba a la tarde.

 

Ahora que nos pagas,

nos lo das de balde,

que a jornal de gloria

no hay trabajo grande.

 

Das al de la tarde

lo que al mañanero.

Son tuyas las horas

y tuyo el viñedo.

 

A lo que sembramos

dale crecimiento.

Tú que eres la viña,

cuida los sarmientos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

 

Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO

 

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar?

 

Cuando me asaltan los malvados

para devorar mi carne,

ellos, enemigos y adversarios,

tropiezan y caen.

 

Si un ejército acampa contra mí,

mi corazón no tiembla;

si me declaran la guerra,

me siento tranquilo.

 

Una cosa pido al Señor,

eso buscaré:

habitar en la casa del Señor

por los días de mi vida;

gozar de la dulzura del Señor

contemplando su templo.

 

Él me protegerá en su tienda

el día del peligro;

me esconderá en lo escondido de su morada,

me alzará sobre la roca;

 

y así levantaré la cabeza

sobre el enemigo que me cerca;

en su tienda sacrificaré

sacrificios de aclamación:

cantaré y tocaré para el Señor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

 

Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

 

Salmo 26 II

 

Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

 

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»

Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

 

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio;

no me deseches, no me abandones,

Dios de mi salvación.

 

Si mi padre y mi madre me abandonan,

el Señor me recogerá.

 

Señor, enséñame tu camino,

guíame por la senda llana,

porque tengo enemigos.

 

No me entregues a la saña de mi adversario,

porque se levantan contra mí testigos falsos,

que respiran violencia.

 

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

 

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

 

Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

 

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

 

Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.

 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

 

Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.

 

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.

 

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

 

LECTURA BREVE   St 1, 22. 25

 

Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

 

V. No arrebates mi alma con los pecadores.

R. Ten misericordia de mí.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

 

PRECES

 

Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como hijos, y digámosle:

 

Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.

 

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal

y haz que crezca en tu amor.

 

Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,

y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.

 

A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes

y que tu bondad les dé la vida eterna.

 

Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades

y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

En tu misericordia acoge a los que hoy han muerto

y dales posesión de tu reino.

 

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro Padre común:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la noche: tú que eres siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos sujetos a la sucesión de los tiempos y de las horas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE

 

Se inclina ya mi frente,

sellado está el trabajo;

Señor, tu pecho sea

la gracia del descanso.

 

Mis ojos se retiran,

la voz deja su canto,

pero el amor enciende

su lámpara velando.

 

Lucero que te fuiste,

con gran amor amado,

en tu gloria dormimos

y en sueños te adoramos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

 

Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.

 

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

tú, que eres justo, ponme a salvo,

inclina tu oído hacia mí;

 

ven aprisa a librarme,

sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

 

por tu nombre dirígeme y guíame:

sácame de la red que me han tendido,

porque tú eres mi amparo.

 

En tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

 

Ant 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

 

Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora.

 

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora;

porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel

de todos sus delitos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

 

LECTURA BREVE   Ef 4,26-27

 

No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

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