miércoles, 2 de julio de 2014

3 DE JULIO JUEVES XIII DEL T. ORDINARIO SANTO TOMÁS APÓSTOL

 

 

 

 

SANTO TOMÁS APÓSTOL

 

 

 

 

Del Común de apóstoles.

 

 

SANTO TOMÁS, apóstol (FIESTA).

 

Tomás es conocido entre los demás apóstoles por su incredulidad, que se desvaneció en presencia de Cristo resucitado; él proclamó la fe pascual de la Iglesia con estas palabras: «¡Señor mío y Dios mío!» Nada sabemos con certeza acerca de su vida, aparte de los indicios que nos suministra el Evangelio. Se dice que evangelizó la India. Desde el siglo VI se celebra él día 3 de julio el traslado de su cuerpo a Edesa.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles. Aleluya.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: MENSAJEROS DE DIOS

 

Mensajeros de Dios

dadnos la Nueva:

mensajeros de paz,

sea paz nuestra.

 

Mensajeros de luz,

sea luz nuestra;

mensajeros de fe,

sea fe nuestra.

 

Mensajeros del Rey,

sea rey nuestro;

mensajeros de amor,

sea amor nuestro. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.

 

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo murmura.

 

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

Allí le ha puesto su tienda al sol:

él sale como el esposo de su alcoba,

contento como un héroe, a recorrer su camino.

 

Asoma por un extremo del cielo,

y su órbita llega al otro extremo:

nada se libra de su calor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

Ant 2. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.

 

Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

 

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,

protege mi vida del terrible enemigo;

escóndeme de la conjura de los perversos

y del motín de los malhechores:

 

afilan sus lenguas como espadas

y disparan como flechas palabras venenosas,

para herir a escondidas al inocente,

para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

 

Se animan al delito,

calculan cómo esconder trampas,

y dicen: "¿Quién lo descubrirá?"

Inventan maldades y ocultan sus invenciones,

porque su mente y su corazón no tienen fondo.

 

Pero Dios los acribilla a flechazos,

por sorpresa los cubre de heridas;

su misma lengua los lleva a la ruina,

y los que lo ven menean la cabeza.

 

Todo el mundo se atemoriza,

proclama la obra de Dios

y medita sus acciones.

 

El justo se alegra con el Señor,

se refugia en él,

y se felicitan los rectos de corazón.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.

 

Ant 3. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.

 

Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.

 

El Señor reina, la tierra goza,

se alegran las islas innumerables.

Tiniebla y nube lo rodean,

justicia y derecho sostienen su trono.

 

Delante de él avanza fuego

abrasando en torno a los enemigos;

sus relámpagos deslumbran el orbe,

y, viéndolos, la tierra se estremece.

 

Los montes se derriten como cera

ante el dueño de toda la tierra;

los cielos pregonan su justicia,

y todos los pueblos contemplan su gloria.

 

Los que adoran estatuas se sonrojan,

los que ponen su orgullo en los ídolos;

ante él se postran todos los dioses.

 

Lo oye Sión, y se alegra,

se regocijan las ciudades de Judá

por tus sentencias, Señor;

 

porque tú eres, Señor,

altísimo sobre toda la tierra,

encumbrado sobre todos los dioses.

 

El Señor ama al que aborrece el mal,

protege la vida de sus fieles

y los libra de los malvados.

 

Amanece la luz para el justo,

y la alegría para los rectos de corazón.

Alegraos, justos, con el Señor,

celebrad su santo nombre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.

 

V. Contaron las alabanzas del Señor y su poder.

R. Y las maravillas que realizó.

 

PRIMERA LECTURA

 

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4,1-16

 

SEAMOS IMITADORES DEL APÓSTOL, COMO ÉL IMITA A CRISTO

 

Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel. Por lo que a mí se refiere, me importa muy poco ser juzgado por vosotros o por cualquier tribunal humano. Ni siquiera yo mismo juzgo mi actuación. Cierto que mi conciencia nada me reprocha, mas no por eso me creo justificado. Mi juez será el Señor. No juzguéis antes de tiempo; dejad que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Entonces vendrá a cada uno su alabanza de parte de Dios.

 

Estas verdades, hermanos, las he expuesto por vuestro provecho, aplicándolas a mi persona y a Apolo. Así, por esta aplicación, aprenderéis aquello de: «No más de lo que está escrito», a fin de que nadie se enorgullezca de un apóstol y desprecie a otro. Porque, ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? ¡Ya estáis satisfechos! ¡Os habéis hecho ya ricos! ¡Habéis ganado un reino sin ayuda nuestra! ¡Ya lo podíais haber ganado! ¡Así tendríamos nosotros parte en vuestro reino!

 

Por lo que veo, Dios nos ha asignado a los apóstoles el último lugar, como a condenados a muerte; porque hemos venido a ser el espectáculo del mundo, de los ángeles y de los hombres. Nosotros somos insensatos por Cristo, vosotros sensatos en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros estimados, nosotros despreciados. Todavía ahora pasamos hambre, sed y desnudez. Somos maltratados y arrojados de una parte a otra, y nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Cuando nos maldicen, bendecimos; cuando nos persiguen, soportamos; cuando nos injurian, respondemos con dulzura. Hemos venido a ser hasta ahora como basura del mundo, como el desecho de la humanidad.

 

No os escribo esto para confundiros, sino para amonestaros como a hijos míos carísimos. Aunque tengáis, en efecto, diez mil maestros que os lleven a Cristo, de hecho sólo tenéis un padre. Yo os engendré para Cristo por la predicación del evangelio.

 

Os exhorto, pues, a que seáis mis imitadores, como yo imito a Cristo.

 

RESPONSORIO    Jn 15,15; Mt 13, 11. 16

 

R. Ya no os llamaré siervos; os he llamado amigos, * porque todo cuanto me ha comunicado el Padre os lo he dado a conocer.

V. A vosotros ha concedido Dios conocer los misterios del reino de los cielos; dichosos vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen.

R. Porque todo cuanto me ha comunicado el Padre os lo he dado a conocer.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios

(Homilía 26, 7-9: PL 76, 1201-1202)

 

SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO

 

Tomás, uno de los Doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús. Sólo este discípulo estaba ausente y, al volver y escuchar lo que había sucedido, no quiso creer lo que le contaban. Se presenta de nuevo el Señor y ofrece al discípulo incrédulo su costado para que lo palpe, le muestra sus manos y, mostrándole la cicatriz de sus heridas, sana la herida de su incredulidad. ¿Qué es, hermanos muy amados, lo que descubrís en estos hechos? ¿Creéis acaso que sucedieron porque sí todas estas cosas: que aquel discípulo elegido estuviera primero ausente, que luego al venir oyese, que al oír dudase, que al dudar palpase, que al palpar creyese?

 

Todo esto no sucedió porque sí, sino por disposición divina. La bondad de Dios actuó en este caso de un modo admirable, ya que aquel discípulo que había dudado, al palpar las heridas del cuerpo de su maestro, curó las heridas de nuestra incredulidad. Más provechosa fue para nuestra fe la incredulidad de Tomás que la fe de los otros discípulos, ya que, al ser él inducido a creer por el hecho de haber palpado, nuestra mente, libre de toda duda, es confirmada en la fe. De este modo, en efecto, aquel discípulo que dudó y que palpó se convirtió en testigo de la realidad de la resurrección.

 

Palpó y exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto?» Como sea que el apóstol Pablo dice: La fe es la firme seguridad de los bienes que se esperan, la plena convicción de las realidades que no se ven, es evidente que la fe es la plena convicción de aquellas realidades que no podemos ver, porque las que vemos ya no son objeto de fe, sino de conocimiento. Por consiguiente, si Tomás vio y palpó, ¿cómo es que le dice el Señor: No has creído, sino después de haberme visto? Pero es que lo que creyó supera a lo que vio. En efecto, un hombre mortal no puede ver la divinidad. Por esto lo que él vio fue la humanidad de Jesús, pero confesó su divinidad al decir: ¡Señor mío y Dios mío! Él, pues, creyó con todo y que vio, ya que, teniendo ante sus ojos a un hombre verdadero, lo proclamó Dios, cosa que escapaba a su mirada.

 

Y es para nosotros motivo de alegría lo que sigue a continuación: Dichosos los que sin ver han creído. En esta sentencia el Señor nos designa especialmente a nosotros, que lo guardamos en nuestra mente sin haberlo visto corporalmente. Nos designa a nosotros, con tal de que las obras acompañen nuestra fe, porque el que cree de verdad es el que obra según su fe. Por el contrario, respecto de aquellos que creen sólo de palabra, dice Pablo: Van haciendo profesión de conocer a Dios, y lo van negando con sus obras. Y Santiago dice: La fe, si no va acompañada de las obras, está muerta.

 

RESPONSORIO    1Jn 1, 2. 1. 3

 

R. La vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos * esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.

V. Lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida: lo que hemos visto y oído os lo anunciamos.

R. Esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.

 

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

 

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,

a ti nuestra alabanza,

a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

 

Postrados ante ti, los ángeles te adoran

y cantan sin cesar:

 

Santo, santo, santo es el Señor,

Dios del universo;

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

 

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,

la multitud de los profetas te enaltece,

y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

 

A ti la Iglesia santa,

por todos los confines extendida,

con júbilo te adora y canta tu grandeza:

 

Padre, infinitamente santo,

Hijo eterno, unigénito de Dios,

santo Espíritu de amor y de consuelo.

 

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,

tú el Hijo y Palabra del Padre,

tú el Rey de toda la creación.

 

Tú, para salvar al hombre,

tomaste la condición de esclavo

en el seno de una virgen.

 

Tú destruiste la muerte

y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

 

Tú vives ahora,

inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

 

Tú vendrás algún día,

como juez universal.

 

Muéstrate, pues, amigo y defensor

de los hombres que salvaste.

 

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,

con tus santos y elegidos.

 

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

 

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice a tu heredad.

 

Sé su pastor,

y guíalos por siempre.

 

Día tras día te bendeciremos

y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

 

Dígnate, Señor,

guardarnos de pecado en este día.

 

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

 

A ti, Señor, me acojo,

no quede yo nunca defraudado.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: VOSOTROS QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.

 

Vosotros, que escuchasteis la llamada

de viva voz que Cristo os dirigía,

abrid nuestro vivir y nuestra alma

al mensaje de amor que él nos envía.

 

Vosotros, que invitados al banquete

gustasteis el sabor del nuevo vino,

llenad el vaso, del amor que ofrece,

al sediento de Dios en su camino.

 

Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte

de verle dar a muertos nueva vida,

no dejéis que el pecado y que la muerte

nos priven de la vida recibida.

 

Vosotros, que lo visteis ya glorioso,

hecho Señor de gloria sempiterna,

haced que nuestro amor conozca el gozo

de vivir junto a él la vida eterna. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Dijo Tomás: «Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?» Respondióle Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.»

 

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

 

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.

 

¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.

 

Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré de manjares exquisitos,

y mis labios te alabarán jubilosos.

 

En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dijo Tomás: «Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?» Respondióle Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.»

 

Ant 2. Tomás, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús; dijéronle los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Aleluya.

 

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

 

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.

 

Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

 

Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.

 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.

 

Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.

 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.

 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.

 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.

 

Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.

 

Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

 

Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.

 

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.

 

Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.

 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.

 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

No se dice Gloria al Padre.

 

Ant. Tomás, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús; dijéronle los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Aleluya.

 

Ant 3. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Aleluya.

 

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.

 

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:

 

para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.

 

Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Ef 2, 19-22

 

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

 

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Sobre toda la tierra.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. ¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto? Dichosos los que sin ver han creído. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto? Dichosos los que sin ver han creído. Aleluya.

 

PRECES

 

Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:

 

El coro de los apóstoles te alaba, Señor.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de tu sangre:

en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu palabra:

por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:

por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la penitencia:

por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Llamé, y él me respondió.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Llamé, y él me respondió.

 

Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

LECTURA BREVE   2Co 5, 19b-20

 

Dios nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.

 

V. A toda la tierra alcanza su pregón.

R. Y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO

 

Te está cantando el martillo

y rueda en tu honor la rueda.

Puede que la luz no pueda

librar del humo su brillo.

¡Qué sudoroso y sencillo

te pones a mediodía,

Dios de esta dura porfía

de estar sin pausa creando,

y verte necesitando

del hombre más cada día!

 

Quién diga que Dios ha muerto

que salga a la luz y vea

si el mundo es o no tarea

de un Dios que sigue despierto.

Ya no es su sitio el desierto

ni en la montaña se esconde;

decid, si preguntan dónde,

que Dios está -sin mortaja-

en donde un hombre trabaja

y un corazón le responde. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.

 

Salmo 118, 17-24

 

Haz bien a tu siervo: viviré

y cumpliré tus palabras;

ábreme los ojos y contemplaré

las maravillas de tu voluntad;

soy un forastero en la tierra:

no me ocultes tus promesas.

 

Mi alma se consume, deseando

continuamente tus mandamientos;

reprendes a los soberbios,

infelices los que se apartan de tus mandatos;

aleja de mí las afrentas y el desprecio,

porque observo tus preceptos.

 

Aunque los nobles se sientan a murmurar de mí,

tu siervo medita tus leyes;

tus preceptos son mi delicia,

tus decretos son mis consejeros.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.

 

Ant 2. Haz, Señor, que camine con lealtad.

 

Salmo 24 I - ORACIÓN POR TODA CLASE DE NECESIDADES

 

A ti, Señor, levanto mi alma;

Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado,

que no triunfen de mí mis enemigos;

pues los que esperan en ti no quedan defraudados,

mientras que el fracaso malogra a los traidores.

 

Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,

y todo el día te estoy esperando.

 

Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

no te acuerdes de los pecados

ni de las maldades de mi juventud;

acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor.

 

El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes.

 

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad

para los que guardan su alianza y sus mandatos.

Por el honor de tu nombre, Señor,

perdona mis culpas, que son muchas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Haz, Señor, que camine con lealtad.

 

Ant 3. Mírame, ¡oh Dios!, y sácame de mis tribulaciones, que estoy solo y afligido.

 

Salmo 24 II

 

¿Hay alguien que tema al Señor?

Él le enseñará el camino escogido:

su alma vivirá feliz,

su descendencia poseerá la tierra.

 

El Señor se confía con sus fieles

y les da a conocer su alianza.

Tengo los ojos puestos en el Señor,

porque él saca mis pies de la red.

 

Mírame, ¡oh Dios!, y ten piedad de mí,

que estoy solo y afligido.

Ensancha mi corazón oprimido

y sácame de mis tribulaciones.

 

Mira mis trabajos y mis penas

y perdona todos mis pecados;

mira cuántos son mis enemigos,

que me detestan con odio cruel.

 

Guarda mi vida y líbrame,

no quede yo defraudado de haber acudido a ti.

La inocencia y la rectitud me protegerán,

porque espero en ti.

 

Salva, ¡oh Dios!, a Israel

de todos sus peligros.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mírame, ¡oh Dios!, y sácame de mis tribulaciones, que estoy solo y afligido.

 

LECTURA BREVE   Hch 5, 12a. 14

 

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo, y crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.

 

V. Guardaron los preceptos de Señor.

R. Las normas y mandatos que les ordenó.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 128 - ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO

 

¡Cuánta guerra me han hecho desde mi juventud

-que lo diga Israel-,

cuánta guerra me han hecho desde mi juventud,

pero no pudieron conmigo!

 

Sobre mis espaldas metieron el arado

y alargaron los surcos.

Pero el Señor, que es justo,

rompió las coyundas de los malvados.

 

Retrocedan, avergonzados,

los que odian a Sión;

sean como la hierba del tejado,

que se seca y nadie la siega;

 

que no llena la mano del segador

ni la brazada del que agavilla;

ni le dicen los que pasan:

«Que el Señor te bendiga.»

 

Os bendecimos en el nombre del Señor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   Hch 5, 41-42

 

Los apóstoles salieron del Consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo.

 

V. Estad alegres, dice el Señor.

R. Porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: COLUMNAS DE LA IGLESIA, PIEDRAS VIVAS.

 

¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas!

¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!

Benditos vuestros píes, porque han llegado

para anunciar la paz al mundo entero.

 

De pie en la encrucijada de la vida,

del hombre peregrino y de los pueblos,

lleváis agua de Dios a los cansados,

hambre de Dios lleváis a los hambrientos.

 

De puerta en puerta va vuestro mensaje,

que es verdad y es amor y es Evangelio.

no temáis, pecadores, que sus manos

son caricias de paz y de consuelo.

 

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra

nos llega por tu amor, pan verdadero;

gracias, Señor, que el pan de vida nueva

nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Dijo Tomás: «Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?» Respondióle Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.»

 

Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.

 

Tenía fe, aun cuando dije:

«¡Qué desgraciado soy!»

Yo decía en mi apuro:

«Los hombres son unos mentirosos.»

 

¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando su nombre.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo.

 

Vale mucho a los ojos del Señor

la vida de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

siervo tuyo, hijo de tu esclava:

rompiste mis cadenas.

 

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dijo Tomás: «Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?» Respondióle Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.»

 

Ant 2. Tomás, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús; dijéronle los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Aleluya.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tomás, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús; dijéronle los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Aleluya.

 

Ant 3. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Aleluya.

 

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10

 

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

 

El nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.

 

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.

 

Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

 

Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Ef 4, 11-13

 

Cristo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

 

V. Sus maravillas a todas las naciones.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Introduje mis dedos en el lugar de los clavos, puse mi mano en su costado, y exclamé: «¡Señor mío y Dios mío!» Aleluya.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Introduje mis dedos en el lugar de los clavos, puse mi mano en su costado, y exclamé: «¡Señor mío y Dios mío!» Aleluya.

 

PRECES

 

Hermanos: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:

 

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

 

Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara en primer lugar a los apóstoles,

haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

 

Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que el Evangelio sea proclamado a toda la creación.

 

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.

 

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,

concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.

 

Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mi carne descansa serena.

 

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»

Los dioses y señores de la tierra

no me satisfacen.

 

Multiplican las estatuas

de dioses extraños;

no derramaré sus libaciones con mis manos,

ni tomaré sus nombres en mis labios.

 

El Señor es mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano:

me ha tocado un lote hermoso,

me encanta mi heredad.

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré.

 

Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mi carne descansa serena.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23

 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra,

Dios te salve.

 

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,

a ti suspiramos , gimiendo y llorando

en este valle de lágrimas.

 

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,

y después de este destierro muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

 

¡Oh clemente, oh piadosa,

oh dulce Virgen María!

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