lunes, 23 de junio de 2014

24 DE JUNIO MARTES XII DEL T. ORDINARIO SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA

 

 

 

 

SAN JUAN BAUTISTA NIÑO

 

 

 

De la Solemnidad.

 

EL NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA (SOLEMNIDAD).

 

San Juan Bautista, es el único santo que se conmemora el día de su nacimiento, porque fue santificado en el vientre de su madre por la visita del Salvador. Su nacimiento es motivo de inmensa alegría para la humanidad por el anuncio que trae de la próxima Redención. El arcángel Gabriel anunció a Zacarías que su mujer estéril, iba a concebir y agregó: «Le darás el nombre de Juan y será para ti objeto de júbilo y alegría; muchos se regocijarán por su nacimiento puesto que será grande delante del Señor». Al nacer, Zacarías proclamó el «Benedictus», que repetimos a diario en el oficio.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quién Juan anunció lleno de alegría.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: VOZ MÁS RICA QUE UN CONCIERTO

 

Voz más rica que un concierto

y que sube hasta el Jordán

es la voz, a campo abierto,

del que clama en el desierto,

y que lo llamaron Juan.

 

Vio cómo el cielo se abría

sobre el Cordero de Dios,

y su voz le anunciaría.

¡Oh radiante profecía

que por siempre unió a los dos!

 

Más aún, en su presencia,

con humilde sumisión,

pide el que es Dios por esencia

bautismo de penitencia

para empezar su misión.

 

Juan bautiza al Deseado,

¡doble abismo de humildad!:

ante el Hijo muy amado,

por el Padre proclamado,

se rindió su caridad.

 

¡Oh sin par doxología!:

voz del Padre en el Jordán,

el Hijo que la acogía

y la Paloma que ardía

sobre Jesús y san Juan. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno materno pronunció mi nombre.

 

Salmo 20 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.

 

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,

¡y cuánto goza con tu victoria!

Le has concedido el deseo de su corazón,

no le has negado lo que pedían sus labios.

 

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,

y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.

Te pidió vida, y se la has concedido,

años que se prolongan sin término.

 

Tu victoria ha engrandecido su fama,

lo has vestido de honor y majestad.

Le concedes bendiciones incesantes,

lo colmas de gozo en tu presencia;

porque el rey confía en el Señor,

y con la gracia del Altísimo no fracasará.

 

Levántate, Señor, con tu fuerza,

y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno materno pronunció mi nombre.

 

Ant 2. El Señor hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano.

 

Salmo 91 I - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES

 

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes

sobre arpegios de cítaras.

 

Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.

 

Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano.

 

Ant 3. Juan declaró como testigo: «El que ha de venir después de mí existía antes que yo.»

 

Salmo 91 II

 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.

 

El justo crecerá como una palmera

y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;

 

en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Juan declaró como testigo: «El que ha de venir después de mí existía antes que yo.»

 

V. Éste vino como testigo enviado a declarar en favor de la luz.

R. Para que por su medio todos abrazasen la fe.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Jeremías 1, 4-10. 17-19

 

LA VOCACIÓN DEL PROFETA

 

Recibí esta palabra del Señor:

«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.»

 

Yo repuse:

«¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.»

 

El Señor me contestó:

«No digas: "Soy un muchacho", que adonde yo te envíe irás, y lo que yo te mande lo dirás. No les tengas miedo, yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»

 

El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo:

«Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar. Pero tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que yo no te haré desmayar delante de ellos. Mira: Yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del pueblo; lucharán contra ti, pero no podrán contigo, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»

 

RESPONSORIO    Jr 1, 5. 9. 10

 

R. Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: * te nombré profeta de los gentiles.

V. Yo pongo mis palabras en tu boca, yo te establezco sobre pueblos y reyes.

R. Te nombré profeta de los gentiles.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De los Sermones de san Agustín, obispo

(Sermón 293, 1-3: PL 38, 1327-1328)

 

LA VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO

 

La Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo sagrado, y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja; celebramos el nacimiento de Juan y el de Cristo. Ello no deja de tener su significado, y, si nuestras explicaciones no alcanzaran a estar a la altura de misterio tan elevado, no hemos de perdonar esfuerzo para profundizarlo y sacar provecho de él.

 

Juan nace de una anciana estéril; Cristo, de una jovencita virgen. El futuro padre de Juan no cree el anuncio de su nacimiento y se queda mudo; la Virgen cree el del nacimiento de Cristo y lo concibe por la fe. Esto es, en resumen, lo que intentaremos penetrar y analizar; y, si el poco tiempo y las pocas facultades de que disponemos no nos permiten llegar hasta las profundidades de este misterio tan grande, mejor os adoctrinará aquel que habla en vuestro interior, aun en ausencia nuestra, aquel que es el objeto de vuestros piadosos pensamientos, aquel que habéis recibido en vuestro corazón y del cual habéis sido hechos templo.

 

Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas llegan hasta Juan. Por tanto, él es como la personificación de lo antiguo y el anuncio de lo nuevo. Porque personifica lo antiguo, nace de padres ancianos; porque personifica lo nuevo, es declarado profeta en el seno de su madre. Aún no ha nacido y, al venir la Virgen María, salta de gozo en las entrañas de su madre. Con ello queda ya señalada su misión, aun antes de nacer; queda demostrado de quién es precursor, antes de que él lo vea. Estas cosas pertenecen al orden de lo divino y sobrepasan la capacidad de la humana pequeñez. Finalmente, nace, se le impone el nombre, queda expedita la lengua de su padre. Estos acontecimientos hay que entenderlos con toda la fuerza de su significado.

 

Zacarías calla y pierde el habla hasta que nace Juan, el precursor del Señor, y abre su boca. Este silencio de Zacarías significaba que, antes de la predicación de Cristo, el sentido de las profecías estaba en cierto modo latente, oculto, encerrado. Con el advenimiento de aquel a quien se referían estas profecías, todo se hace claro. El hecho de que en el nacimiento de Juan se abre la boca de Zacarías tiene el mismo significado que el rasgarse el velo al morir Cristo en la cruz. Si Juan se hubiera anunciado a sí mismo, la boca de Zacarías habría continuado muda. Si se desata su lengua es porque ha nacido aquel que es la voz; en efecto, cuando Juan cumplía ya su misión de anunciar al Señor, le dijeron: Dinos quién eres. Y él respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que existía ya al comienzo de las cosas. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio.

 

RESPONSORIO    Lc 1, 76-77

 

R. A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, * porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.

V. Anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

R. Porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.

 

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

 

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,

a ti nuestra alabanza,

a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

 

Postrados ante ti, los ángeles te adoran

y cantan sin cesar:

 

Santo, santo, santo es el Señor,

Dios del universo;

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

 

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,

la multitud de los profetas te enaltece,

y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

 

A ti la Iglesia santa,

por todos los confines extendida,

con júbilo te adora y canta tu grandeza:

 

Padre, infinitamente santo,

Hijo eterno, unigénito de Dios,

santo Espíritu de amor y de consuelo.

 

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,

tú el Hijo y Palabra del Padre,

tú el Rey de toda la creación.

 

Tú, para salvar al hombre,

tomaste la condición de esclavo

en el seno de una virgen.

 

Tú destruiste la muerte

y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

 

Tú vives ahora,

inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

 

Tú vendrás algún día,

como juez universal.

 

Muéstrate, pues, amigo y defensor

de los hombres que salvaste.

 

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,

con tus santos y elegidos.

 

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

 

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice a tu heredad.

 

Sé su pastor,

y guíalos por siempre.

 

Día tras día te bendeciremos

y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

 

Dígnate, Señor,

guardarnos de pecado en este día.

 

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

 

A ti, Señor, me acojo,

no quede yo nunca defraudado.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quién Juan anunció lleno de alegría.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: ¿QUÉ SERÁ ESTE NIÑO?

 

«¿Qué será este niño?», decía la gente

al ver a su padre mudo de estupor.

«¿Si será un profeta?, ¿si será un vidente?»

¡De una madre estéril nace el Precursor!

 

Antes de nacer, sintió su llegada,

al fuego del niño lo cantó Isabel,

y llamó a la Virgen: «Bienaventurada»,

porque ella era el arca donde estaba él.

 

El ya tan antiguo y nuevo Testamento

en él se soldaron como en piedra imán;

muchos se alegraron de su nacimiento:

fue ese mensajero que se llamó Juan.

 

Lo envió el Altísimo para abrir las vías

del que trae al mundo toda redención:

como el gran profeta, como el mismo Elías,

a la faz del Hijo de su corazón.

 

El no era la luz: vino a ser testigo

de la que ya habita claridad sin fin;

él no era el Señor: vino a ser su amigo,

su siervo, su apóstol y su paladín.

 

Cántanle los siglos, como Zacarías:

«Y tú serás, niño, quien marche ante él;

eres el heraldo que anuncia al Mesías,

eres la esperanza del nuevo Israel.»

 

El mundo se llena de gran regocijo,

Juan es el preludio de la salvación;

alabanza al Padre que nos dio tal Hijo,

la gloria al Espíritu que fraguó la acción. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Le pondrás el nombre de Juan y su nacimiento será motivo de alegría para muchos.

 

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

 

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.

 

¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.

 

Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré de manjares exquisitos,

y mis labios te alabarán jubilosos.

 

En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Le pondrás el nombre de Juan y su nacimiento será motivo de alegría para muchos.

 

Ant 2. Precederá al Señor en su venida con el espíritu y el poder de Elías, preparando al Señor un pueblo bien dispuesto.

 

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

 

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.

 

Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

 

Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.

 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.

 

Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.

 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.

 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.

 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.

 

Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.

 

Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

 

Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.

 

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.

 

Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.

 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.

 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

No se dice Gloria al Padre.

 

Ant. Precederá al Señor en su venida con el espíritu y el poder de Elías, preparando al Señor un pueblo bien dispuesto.

 

Ant 3. A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.

 

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.

 

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:

 

para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.

 

Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.

 

LECTURA BREVE   Ml 4, 5-6

 

Mirad, os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible. Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la tierra.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Será grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo.

R. Será grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo.

 

V. Precederá al Señor en su venida, preparándole un pueblo bien dispuesto.

R. Y estará lleno del Espíritu Santo.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Será grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Zacarías recuperó el uso de la lengua e, inspirado, dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel.»

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Zacarías recuperó el uso de la lengua e, inspirado, dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel.»

 

PRECES

 

Oremos a Cristo, el Señor, que envió a Juan a preparar sus caminos delante de él, y digámosle:

 

Visítanos, Sol que naces de lo alto.

 

Tú que hiciste saltar de gozo a Juan cuando estaba en el vientre de su madre,

haz que siempre nos alegremos de que hayas venido al mundo.

 

Tú que nos mostraste el camino de la conversión por la palabra y por el ejemplo del Bautista,

ilumina nuestros corazones, para que se conviertan a las enseñanzas de tu reino.

 

Tú que quieres mostrarte a los hombres por la predicación de los hombres,

envía a todo el mundo profetas que anuncien tu Evangelio.

 

Tú que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán para llevar a término toda justicia,

haz que trabajemos por la justicia de tu reino.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Dirijamos nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO

 

Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,

Amor, que en tus incendios nos abrasas:

renueva el alma de este pueblo tuyo

que por mis labios canta tu alabanza.

 

En sus fatigas diarias, sé descanso;

en su lucha tenaz, vigor y gracia:

haz germinar la caridad del Padre,

que engendra flores y que quema zarzas.

 

Ven, Amor, que iluminas el camino,

compañero divino de las almas:

ven con tu viento a sacudir al mundo

y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Será grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Será grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre.

 

LECTURA BREVE   Is 49, 1

 

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: el Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno materno pronunció mi nombre.

 

V. Ví al Espíritu Santo descender y posarse sobre él.

R. Él es quien bautiza con Espíritu Santo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tan pronto como llegaron a mis oídos las palabras de tu saludo, dio luego el niño en mi seno saltos de alegría. Aleluya.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tan pronto como llegaron a mis oídos las palabras de tu saludo, dio luego el niño en mi seno saltos de alegría. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Is 49, 5-6

 

Habla el Señor, que desde el seno materno me hizo su siervo: «Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

 

V. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre.

R. Cuando aún estaba yo en el seno materno pronunció mi nombre.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO

 

Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado

tu gran amor, tu gran misericordia,

y tu fuerza nos das para seguirte

por el mismo camino hacia la gloria.

 

Que fielmente cumplamos en tu Iglesia

nuestra parte en tu obra salvadora,

y, al llegar a la tarde de la vida,

en gozo eterno el Padre nos acoja.

 

Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,

a Jesús, que en su sangre nos redime,

y al Espíritu Santo, luz y guía

de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Este niño será grande a los ojos del Señor, pues una providencia especial se manifiesta sobre él.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Este niño será grande a los ojos del Señor, pues una providencia especial se manifiesta sobre él.

 

LECTURA BREVE   Is 49, 7b

 

Te verán los reyes y se pondrán de pie, te verán los príncipes y se postrarán; porque el Señor es fiel, porque el Santo de Israel te ha elegido.

 

V. Mira: yo pongo las palabras en tu boca.

R. Hoy te establezco sobre pueblos y reyes.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

II VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: PROFETA DE SOLEDADES

 

Profeta de soledades,

labio hiciste de tus iras

para fustigar mentiras

y para gritar verdades.

 

Desde el vientre escogido

fuiste tú el pregonero,

para anunciar al mundo

la presencia del Verbo.

 

El desierto encendido

fue tu ardiente maestro,

para allanar montañas

y encender los senderos.

 

Cuerpo de duro roble,

alma azul de silencio;

miel silvestre de rocas

y un jubón de camello.

 

No fuiste, Juan, la caña

tronchada por el viento;

sí la palabra ardiente

tu palabra de acero.

 

En el Jordán lavaste

al más puro Cordero,

que apacienta entre lirios

y duerme en los almendros.

 

En tu figura hirsuta

se esperanzó tu pueblo:

para una raza nueva

abriste cielos nuevos.

 

Sacudiste el azote

ante el poder soberbio;

y ante el Sol que nacía

se apagó tu lucero.

 

Por fin, en un banquete

y en el placer de un ebrio,

el vino de tu sangre

santificó el desierto.

 

Profeta de soledades,

labio hiciste de tus iras

para fustigar mentiras

y para gritar verdades. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Apareció un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan.

 

Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?.

 

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda

y habitar en tu monte santo?

 

El que procede honradamente

y practica la justicia,

el que tiene intenciones leales

y no calumnia con su lengua,

 

el que no hace mal a su prójimo

ni difama al vecino,

el que considera despreciable al impío

y honra a los que temen al Señor,

 

el que no retracta lo que juró

aún en daño propio,

el que no presta dinero a usura

ni acepta soborno contra el inocente.

 

El que así obra nunca fallará.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Apareció un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan.

 

Ant 2. Juan vino como testigo para declarar en favor de la verdad.

 

Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO

 

Dichoso quien teme al Señor

y ama de corazón sus mandatos.

Su linaje será poderoso en la tierra,

la descendencia del justo será bendita.

 

En su casa habrá riquezas y abundancia,

su caridad es constante, sin falta.

En las tinieblas brilla como una luz

el que es justo, clemente y compasivo.

 

Dichoso el que se apiada y presta,

y administra rectamente sus asuntos.

El justo jamás vacilará,

su recuerdo será perpetuo.

 

No temerá las malas noticias,

su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor,

hasta que vea derrotados a sus enemigos.

 

Reparte limosna a los pobres;

su caridad es constante, sin falta,

y alzará la frente con dignidad.

 

El malvado, al verlo, se irritará,

rechinará los dientes hasta consumirse.

La ambición del malvado fracasará.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Juan vino como testigo para declarar en favor de la verdad.

 

Ant 3. Juan era la lámpara que arde y que ilumina.

 

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

 

Grandes y maravillosas son tus obras,

Señor, Dios omnipotente,

justos y verdaderos tus caminos,

¡oh Rey de los siglos!

 

¿Quién no temerá, Señor,

y glorificará tu nombre?

Porque tú solo eres santo,

porque vendrán todas las naciones

y se postrarán en tu acatamiento,

porque tus juicios se hicieron manifiestos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Juan era la lámpara que arde y que ilumina.

 

LECTURA BREVE   Hch 13, 23-25

 

Según lo prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de David un Salvador, Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús, había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo como señal de arrepentimiento. Y, cuando estaba para terminar su misión, solía decir: «No soy yo el que vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro después de mí; y yo no soy digno de desatar su calzado.»

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.

R. Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.

 

V. El que viene después de mí ya existía antes que yo.

R. Enderezad sus sendas.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. El niño que nos ha nacido es más que un profeta; es aquel de quien dice el Salvador: «Entre los nacidos de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan Bautista».

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El niño que nos ha nacido es más que un profeta; es aquel de quien dice el Salvador: «Entre los nacidos de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan Bautista».

 

PRECES

 

Oremos confiados al Señor, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres el reino de Cristo, y digámosle:

 

Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.

 

Tú, Señor, que llamaste a Juan cuando estaba aún en las entrañas maternas y lo elegiste para que preparara los caminos de tu Hijo,

danos ánimos para seguir siempre a Cristo con la misma fidelidad con que Juan lo precedió.

 

Tú que concediste al Bautista reconocer al Cordero de Dios,

concede a la Iglesia anunciar a Cristo de tal manera que los hombres de nuestro tiempo puedan reconocerlo.

 

Tú que dispusiste que Juan menguase y que Cristo creciera,

enséñanos a saber humillarnos, para que brille Cristo a los ojos de los hombres.

 

Tú que, por el martirio de Juan, quisiste manifestar la justicia,

concédenos testificar tu verdad con valentía, sin temor a la tribulación.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Acuérdate, Señor, de los que han salido ya de este mundo

y colócalos en el reino de la luz y de la paz.

 

Dirijamos nuestra oración al Padre que está en los cielos diciendo:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE

 

Se inclina ya mi frente,

sellado está el trabajo;

Señor, tu pecho sea

la gracia del descanso.

 

Mis ojos se retiran,

la voz deja su canto,

pero el amor enciende

su lámpara velando.

 

Lucero que te fuiste,

con gran amor amado,

en tu gloria dormimos

y en sueños te adoramos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

 

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo,

que vives a la sombra del Omnipotente,

di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.

Dios mío, confío en ti.»

 

Él te librará de la red del cazador,

de la peste funesta.

Te cubrirá con sus plumas,

bajo sus alas te refugiarás:

su brazo es escudo y armadura.

 

No temerás el espanto nocturno,

ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que se desliza en las tinieblas,

ni la epidemia que devasta a mediodía.

 

Caerán a tu izquierda mil,

diez mil a tu derecha;

a ti no te alcanzará.

 

Tan sólo abre tus ojos

y verás la paga de los malvados,

porque hiciste del Señor tu refugio,

tomaste al Altísimo por defensa.

 

No se te acercará la desgracia,

ni la plaga llegará hasta tu tienda,

porque a sus ángeles ha dado órdenes

para que te guarden en tus caminos;

 

te llevarán en sus palmas,

para que tu pie no tropiece en la piedra;

caminarás sobre áspides y víboras,

pisotearás leones y dragones.

 

«Se puso junto a mí: lo libraré;

lo protegeré porque conoce mi nombre,

me invocará y lo escucharé.

 

Con él estaré en la tribulación,

lo defenderé, lo glorificaré;

lo saciaré de largos días,

y le haré ver mi salvación.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

 

LECTURA BREVE   Ap 22, 4-5

 

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Bajo tu amparo nos acogemos,

santa Madre de Dios,

no desprecies las oraciones

que te dirigimos en nuestras necesidades,

antes bien líbranos de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita. 

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