viernes, 13 de junio de 2014

14 DE JUNIO SÁBADO X DEL T. ORDINARIO

 

 

 

 

MARIA SANTISIMA

 

 

 

De la Feria. Salterio II. I Vísperas de la Santísima Trinidad

 

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: A CAMINAR SIN TI, SEÑOR, NO ATINO

 

A caminar sin ti, Señor, no atino;

tu palabra de fuego es mi sendero;

me encontraste cansado y prisionero

del desierto, del cardo y del espino.

 

Descansa aquí conmigo del camino,

que en Emaús hay trigo en el granero,

hay un poco de vino y un alero

que cobije tu sueño, Peregrino.

 

Yo contigo, Señor, herido y ciego;

tú conmigo, Señor, enfebrecido,

el aire quieto, el corazón en fuego.

 

Y en diálogo sediento y torturado

se encontrarán en un solo latido,

cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

 

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO

 

Dad gracias al Señor porque es bueno:

porque es eterna su misericordia.

 

Dad gracias al Dios de los dioses:

porque es eterna su misericordia.

 

Dad gracias al Señor de los señores:

porque es eterna su misericordia.

 

Sólo él hizo grandes maravillas:

porque es eterna su misericordia.

 

Él hizo sabiamente los cielos:

porque es eterna su misericordia.

 

El afianzó sobre las aguas la tierra:

porque es eterna su misericordia.

 

Él hizo lumbreras gigantes:

porque es eterna su misericordia.

 

El sol que gobierna el día:

porque es eterna su misericordia.

 

La luna que gobierna la noche:

porque es eterna su misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.

 

Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

 

Salmo 135 II

 

El hirió a Egipto en sus primogénitos:

porque es eterna su misericordia.

 

Y sacó a Israel de aquel país:

porque es eterna su misericordia.

 

Con mano poderosa, con brazo extendido:

porque es eterna su misericordia.

 

Él dividió en dos partes el mar Rojo:

porque es eterna su misericordia.

 

Y condujo por en medio a Israel:

porque es eterna su misericordia.

 

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:

porque es eterna su misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.

 

Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

 

Salmo 135 III

 

Guió por el desierto a su pueblo:

porque es eterna su misericordia.

 

Él hirió a reyes famosos:

porque es eterna su misericordia.

 

Dio muerte a reyes poderosos:

porque es eterna su misericordia.

 

A Sijón, rey de los amorreos:

porque es eterna su misericordia.

 

Y a Hog, rey de Basán:

porque es eterna su misericordia.

 

Les dio su tierra en heredad:

porque es eterna su misericordia.

 

En heredad a Israel, su siervo:

porque es eterna su misericordia.

 

En nuestra humillación se acordó de nosotros:

porque es eterna su misericordia.

 

Y nos libró de nuestros opresores:

porque es eterna su misericordia.

 

Él da alimento a todo viviente:

porque es eterna su misericordia.

 

Dad gracias al Dios del cielo:

porque es eterna su misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

 

V. Señor, enséñame tus caminos.

R. Instrúyeme en tus sendas.

 

PRIMERA LECTURA

 

De la carta a los Filipenses 4, 10-23

 

GENEROSIDAD DE LOS FILIPENSES PARA CON PABLO

 

Hermanos: Me he alegrado grandemente en el Señor de que por fin hayan florecido vuestros buenos sentimientos para conmigo. Ya los teníais, ciertamente, pero no se os presentaba oportunidad de manifestarlos. Y no es que lo diga obligado por mi penuria, pues ya he aprendido a bastarme a mí mismo en cualquier situación. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia. En cualquier situación que se presente, estoy bien entrenado: a tener hartura y a pasar hambre, a abundar y a tener escasez. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, muchas gracias por haberme socorrido con vuestros bienes en mi apurada situación.

 

Bien sabéis también vosotros, filipenses, que en los comienzos de vuestra evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia, excepto vosotros, abrió cuentas conmigo de «Haber» y «Debe». Y, aun estando yo en Tesalónica, una y otra vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad. No busco regalos, sino rentas que se vayan multiplicando a cuenta vuestra.

 

Tengo cuanto necesito y me sobra. Estoy en la abundancia después de haber recibido lo que me habéis enviado por manos de Epafrodito, ofrenda que es olor de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. En retorno, que mi Dios, según sus riquezas, os colme de bienes en todas vuestras necesidades con toda esplendidez en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Saludos en Cristo Jesús a todos y cada uno de los fieles. Os saludan los hermanos que están conmigo. Os saludan todos los fieles y en especial los de la casa del César. La gracia de Cristo Jesús, el Señor, sea con vuestro espíritu.

 

RESPONSORIO    Flp 4, 12-13; 2Co 12, 10

 

R. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia, estoy entrenado a tener hartura y a pasar hambre: * todo lo puedo en aquel que me conforta.

V. Vivo contento en medio de mis debilidades y de las dificultades sufridas por Cristo.

R. Todo lo puedo en aquel que me conforta.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos.

(Salmo 1, 9-12: CSEL 64, 7. 9-10)

 

CANTAR SALMOS CON EL ESPÍRITU, PERO CANTARLOS TAMBIÉN CON LA MENTE

 

¿Qué cosa hay más agradable que los salmos? Como dice bellamente el mismo salmista: Alabad al Señor, que los salmos son buenos, nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. Y con razón: los salmos, en efecto, son la bendición del pueblo, la alabanza de Dios, el elogio de los fieles, el aplauso de todos, el lenguaje universal, la voz de la Iglesia, la profesión armoniosa de nuestra fe, la expresión de nuestra entrega total, el gozo de nuestra libertad, el clamor de nuestra alegría desbordante. Ellos calman nuestra ira, rechazan nuestras preocupaciones, nos consuelan en nuestras tristezas. De noche son un arma, de día una enseñanza; en el peligro son nuestra defensa, en las festividades nuestra alegría; ellos expresan la tranquilidad de nuestro espíritu, son prenda de paz y de concordia, son como la cítara que aúna en un solo canto las voces más diversas y dispares. Con los salmos celebramos el nacimiento del día, y con los salmos cantamos a su ocaso.

 

En los salmos rivalizan la belleza y la doctrina; son a la vez un canto que deleita y un texto que instruye. Cualquier sentimiento encuentra su eco en el libro de los salmos. Leo en ellos: Cántico para el amado, y me inflamo en santos deseos de amor; en ellos voy meditando el don de la revelación, el anuncio profético de la resurrección, los bienes prometidos; en ellos aprendo a evitar el pecado y a sentir arrepentimiento y vergüenza de los delitos cometidos.

 

¿Qué otra cosa es el salterio sino el instrumento espiritual con que el hombre inspirado hace resonar en la tierra la dulzura de las melodías celestiales, como quien pulsa la lira del Espíritu Santo? Unido a este Espíritu, el salmista hace subir a lo alto, de diversas maneras, el canto de la alabanza divina, con liras e instrumentos de cuerda, esto es, con los despojos muertos de otras diversas voces; porque nos enseña que primero debemos morir al pecado y luego, no antes, poner de manifiesto en este cuerpo las obras de las diversas virtudes, con las cuales pueda llegar hasta el Señor el obsequio de nuestra devoción.

 

Nos enseña, pues, el salmista que nuestro canto, nuestra salmodia, debe ser interior, como lo hacía Pablo, que dice: Orar con el espíritu, pero orar también con la mente; cantar salmos con el espíritu, pero cantarlos también con la mente; con estas palabras nos advierte que debemos orientar nuestra vida y nuestros actos a las cosas de arriba, para que así el deleite de lo agradable no excite las pasiones corporales, las cuales no liberan nuestra alma, sino que la aprisionan más aún; el salmista nos recuerda que en la salmodia encuentra el alma su redención: Tocaré para ti la cítara, Santo de Israel; te aclamarán mis labios, Señor, mi alma, que tú redimiste.

 

RESPONSORIO    Sal 91, 2. 4

 

R. Es bueno dar gracias al Señor * y tocar para tu nombre, oh Altísimo.

V. Con arpas de diez cuerdas y laúdes sobre arpegios de cítaras.

R. Y tocar para tu nombre, oh Altísimo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, de quien todo bien procede, concédenos seguir siempre tus inspiraciones, para que tratemos de hacer continuamente lo que es recto y, con tu ayuda, lo llevemos siempre a cabo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: SEÑOR YO SÉ QUE EN LA MAÑANA PURA.

 

Señor, yo sé que, en la mañana pura

de este mundo, tu diestra generosa

hizo la luz antes que toda cosa,

porque todo tuviera su figura.

 

Yo sé que te refleja la segura

línea inmortal del lirio y de la rosa

mejor que la embriagada y temerosa

música de los vientos de la altura.

 

Por eso te celebro yo en el frío

pensar exacto a la verdad sujeto,

y en la ribera sin temblor del río;

 

por eso yo te adoro, mudo y quieto,

y por eso, Señor, el dolor mío

para llegar hasta ti se hizo soneto. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

 

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

 

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes

sobre arpegios de cítaras.

 

Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.

 

Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.

 

El justo crecerá como una palmera

y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;

 

en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

 

Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.

 

Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12

 

Escuchad, cielos, y hablaré;

oye, tierra, los dichos de mi boca;

descienda como lluvia mi doctrina,

destile como rocío mi palabra;

como llovizna sobre la hierba,

como sereno sobre el césped;

voy a proclamar el nombre del Señor:

dad gloria a nuestro Dios.

 

Él es la Roca, sus obras son perfectas,

sus caminos son justos,

es un Dios fiel, sin maldad;

es justo y recto.

 

Hijos degenerados, se portaron mal con él,

generación malvada y pervertida.

¿Así le pagas al Señor,

pueblo necio e insensato?

¿no es él tu padre y tu creador,

el que te hizo y te constituyó?

 

Acuérdate de los días remotos,

considera las edades pretéritas,

pregunta a tu padre y te lo contará,

a tus ancianos y te lo dirán:

 

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,

y distribuía a los hijos de Adán,

trazando las fronteras de las naciones,

según el número de los hijos de Dios,

la porción del Señor fue su pueblo,

Jacob fue la parte de su heredad.

 

Lo encontró en una tierra desierta,

en una soledad poblada de aullidos:

lo rodeó cuidando de él,

lo guardó como a las niñas de sus ojos.

 

Como el águila incita a su nidada,

revolando sobre los polluelos,

así extendió sus alas, los tomó

y los llevó sobre sus plumas.

 

El Señor solo los condujo

no hubo dioses extraños con él.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dad gloria a nuestro Dios.

 

Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

 

Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

 

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

 

LECTURA BREVE   Rm 12, 14-16a

 

Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

 

V. Mi lengua recitará tu auxilio.

R. Cuando salmodie para ti.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

 

PRECES

 

Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:

 

Señor, acrecienta nuestro amor.

 

Al recordar esta mañana tu santa resurrección,

te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.

 

Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano

y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.

 

Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres

y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.

 

Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,

haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Llamé, y él me respondió.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Llamé, y él me respondió.

 

Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

LECTURA BREVE   Dt 8, 5b-6

 

El Señor, tu Dios, te ha educado como un padre educa a su hijo; para que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, sigas sus caminos y lo temas.

 

V. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable.

R. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. «El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.

 

Salmo 118, 81-88

 

Me consumo ansiando tu salvación,

y espero en tu palabra;

mis ojos se consumen ansiando tus promesas,

mientras digo: ¿cuándo me consolarás?

Estoy como un odre puesto al humo,

pero no olvido tus leyes.

 

¿Cuántos serán los días de tu siervo?

¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?

Me han cavado fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;

todos tus mandatos son leales,

sin razón me persiguen, protégeme.

 

Casi dieron conmigo en la tumba,

pero yo no abandoné tus decretos; por tu bondad dame vida,

para que observe los preceptos de tu boca.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. «El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.

 

Ant 2. Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.

 

Salmo 60 - ORACIÓN DE UN DESTERRADO

 

Dios mío, escucha mi clamor,

atiende a mi súplica;

te invoco desde el confín de la tierra

con el corazón abatido:

 

llévame a una roca inaccesible,

porque tú eres mi refugio

y mi bastión contra el enemigo.

 

Habitaré siempre en tu morada,

refugiado al amparo de tus alas;

porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos

y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.

 

Añade días a los días del rey,

que sus años alcancen varias generaciones;

que reine siempre en presencia de Dios,

que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.

 

Yo tañeré siempre en tu honor,

e iré cumpliendo mis votos día tras día.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.

 

Ant 3. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.

 

Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

 

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,

protege mi vida del terrible enemigo;

escóndeme de la conjura de los perversos

y del motín de los malhechores:

 

afilan sus lenguas como espadas

y disparan como flechas palabras venenosas,

para herir a escondidas al inocente,

para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

 

Se animan al delito,

calculan cómo esconder trampas,

y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»

Inventan maldades y ocultan sus invenciones,

porque su mente y su corazón no tienen fondo.

 

Pero Dios los acribilla a flechazos,

por sorpresa los cubre de heridas;

su misma lengua los lleva a la ruina,

y los que lo ven menean la cabeza.

 

Todo el mundo se atemoriza,

proclama la obra de Dios

y medita sus acciones.

 

El justo se alegra con el Señor,

se refugia en él,

y se felicitan los rectos de corazón.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.

 

LECTURA BREVE   1R 2, 2b-3

 

Esfuérzate y sé hombre. Sé fiel al Señor tu Dios marchando por sus caminos, guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, como están escritos en la ley de Moisés, para que seas afortunado en cuanto hicieras y dondequiera que vayas.

 

V. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

R. Porque ella es mi gozo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO

 

Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado

tu gran amor, tu gran misericordia,

y tu fuerza nos das para seguirte

por el mismo camino hacia la gloria.

 

Que fielmente cumplamos en tu Iglesia

nuestra parte en tu obra salvadora,

y, al llegar a la tarde de la vida,

en gozo eterno el Padre nos acoja.

 

Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,

a Jesús, que en su sangre nos redime,

y al Espíritu Santo, luz y guía

de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   Jr 6, 16

 

Poneos en los caminos y mirad, preguntad a las sendas antiguas: «¿Es éste el buen camino?» Caminad por él, y hallaréis reposo para vuestra alma.

 

V. Tus preceptos son mi herencia perpetua.

R. La alegría de mi corazón.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CANTAD Y ALABAD AL SEÑOR.

 

Cantad y alabad al Señor,

él nos ha dicho su nombre:

Padre y Señor para el hombre.

Vida, esperanza y amor.

 

Cantad y alabad al Señor,

Hijo del Padre, hecho hombre:

Cristo Señor es su nombre.

Vida, esperanza y amor.

 

Cantad y alabad al Señor,

divino don para el hombre:

Santo Espíritu es su nombre.

Vida, esperanza y amor.

 

Cantad y alabad al Señor,

él es fiel y nos llama,

él nos espera y nos ama.

Vida, esperanza y amor. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los siglos, ahora y por toda la eternidad.

 

Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Alabad, siervos del Señor,

alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor,

ahora y por siempre:

de la salida del sol hasta su ocaso,

alabado sea el nombre del Señor.

 

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,

su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor Dios nuestro,

que se eleva en su trono

y se abaja para mirar

al cielo y a la tierra?

 

Levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,

los príncipes de su pueblo;

a la estéril le da un puesto en la casa,

como madre feliz de hijos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los siglos, ahora y por toda la eternidad.

 

Ant 2. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle gracias porque ha tenido misericordia de nosotros.

 

Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

 

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;

 

hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.

 

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle gracias porque ha tenido misericordia de nosotros.

 

Ant 3. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10

 

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

 

El nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.

 

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.

 

Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

 

Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

LECTURA BREVE   Rm 11, 33-36

 

¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los siglos. Amén.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

V. Honor y gloria al único Dios.

R. Ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y verdadera, Dios único y supremo, Unidad única y santa.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y verdadera, Dios único y supremo, Unidad única y santa.

 

PRECES

 

Glorifiquemos a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el cuerpo de su Hijo, para que su carne resucitada fuera fuente de vida para los hombres, y aclamemos al Dios uno y trino, diciendo:

 

¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

 

Padre todopoderoso y eterno, envía tu Espíritu consolador en nombre de tu Hijo sobre la Iglesia,

para que la conserve en la unidad de la caridad y de la verdad perfectas.

 

Manda, Señor, trabajadores a tu mies, para que hagan discípulos de entre todos los pueblos

y, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, los confirmen en la fe verdadera.

 

Ayuda, Señor, a los perseguidos por causa de tu Hijo,

que el Espíritu Santo hable por ellos, como Jesucristo nos prometió.

 

Que todos los hombres, Señor, te confiesen como único Dios en tres personas,

y que vivan en la fe, en la esperanza y en el amor.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Padre de todos los vivientes, tú que vives y reinas con el Hijo y el Espíritu Santo,

recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

 

Digamos ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la plegaria que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE

 

Se inclina ya mi frente,

sellado está el trabajo;

Señor, tu pecho sea

la gracia del descanso.

 

Mis ojos se retiran,

la voz deja su canto,

pero el amor enciende

su lámpara velando.

 

Lucero que te fuiste,

con gran amor amado,

en tu gloria dormimos

y en sueños te adoramos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.

 

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

 

Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.

 

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

 

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

 

Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:

 

Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.

 

El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

LECTURA BREVE   Dt 6,4-7

 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

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