viernes, 2 de junio de 2023

3 DE JUNIO SÁBADO VIII DEL T. ORDINARIO SAN CARLOS LWANGA Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

 



Del Común de varios mártires. Salterio IV

 

SANTOS CARLOS LWANGA y COMPAÑEROS, mártires. (MEMORIA)

 

Durante los años 1885 a 1887, muchos cristianos sufrieron la muerte en Uganda, por orden del rey Mwanga, en odio a su religión; algunos de ellos servían en la misma corte real o eran adictos a la persona del rey. Entre ellos destacan Carlos Lwanga y sus veintiún compañeros, los cuales, con una adhesión inquebrantable a la fe católica, fueron decapitados unos, otros quemados, por el hecho de no haber querido someterse a los impúdicos deseos del rey.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

 

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: TESTIGOS DE AMOR

 

Testigos de amor

de Cristo Señor,

mártires santos.

 

Rosales en flor

de Cristo el olor,

mártires santos.

 

Palabras en luz

de Cristo Jesús,

mártires santos.

 

Corona inmortal

del Cristo total,

mártires santos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.

 

Salmo 49 I - LA VERDADERA RELIGIOSIDAD

 

El Dios de los dioses, el Señor, habla:

convoca la tierra de oriente a occidente.

Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece:

viene nuestro Dios, y no callará.

 

Lo precede fuego voraz,

lo rodea tempestad violenta.

Desde lo alto convoca cielo y tierra,

para juzgar a su pueblo:

 

«Congregadme a mis fieles,

que sellaron mi pacto con un sacrificio.»

Proclame el cielo su justicia;

Dios en persona va a juzgar.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.

 

Ant 2. Invócame el día del peligro y yo te libraré.

 

Salmo 49 II

 

«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;

Israel, voy a dar testimonio contra ti;

-yo, el Señor, tu Dios-.

 

No te reprocho tus sacrificios,

pues siempre están tus holocaustos ante mí.

Pero no aceptaré un becerro de tu casa,

ni un cabrito de tus rebaños;

 

pues las fieras de la selva son mías,

y hay miles de bestias en mis montes;

conozco todos los pájaros del cielo,

tengo a mano cuanto se agita en los campos.

 

Si tuviera hambre, no te lo diría;

pues el orbe y cuanto lo llena es mío.

¿Comeré yo carne de toros,

beberé sangre de cabritos?

 

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,

cumple tus votos al Altísimo

e invócame el día del peligro:

yo te libraré, y tú me darás gloria.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Invócame el día del peligro y yo te libraré.

 

Ant 3. El sacrificio de acción de gracias me honra.

 

Salmo 49 III

 

Dios dice al pecador:

«¿Por qué recitas mis preceptos

y tienes siempre en la boca mi alianza,

tú que detestas mi enseñanza

y te echas a la espalda mis mandatos?

 

Cuando ves un ladrón, corres con él;

te mezclas con los adúlteros;

sueltas tu lengua para el mal,

tu boca urde el engaño;

 

te sientas a hablar contra tu hermano,

deshonras al hijo de tu madre;

esto haces, ¿y me voy a callar?

¿Crees que soy como tú?

Te acusaré, te lo echaré en cara.»

 

Atención los que olvidáis a Dios,

no sea que os destroce sin remedio.

 

El que me ofrece acción de gracias,

ése me honra;

al que sigue buen camino

le haré ver la salvación de Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El sacrificio de acción de gracias me honra.

 

V. No dejamos de orar y pedir por vosotros.

R. Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.

 

PRIMERA LECTURA

 

De la carta del apóstol Santiago 1, 19-27

 

LLEVAD A LA PRACTICA LA PALABRA Y NO OS LIMITÉIS A ESCUCHARLA

 

Ya lo sabéis, hermanos carísimos, sea todo hombre pronto para escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre encolerizado no obra lo que agrada a Dios. Por lo cual, después de despojaros de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con docilidad la palabra de Dios que ha sido sembrada en vosotros, y que tiene poder para salvar vuestras almas.

 

Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos; pues quien escucha la palabra y no la pone en práctica se parece a aquel que se miraba la cara en el espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era.

 

Pero el que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace libre) y es constante, no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla.

 

Quien piensa que sirve a Dios y no refrena su lengua se engaña a sí mismo; no vale nada su religión. La religión pura y sin mancha ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: en visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y en conservarse limpio de toda mancha en este mundo.

 

RESPONSORIO    St 1, 21; Flp 1, 27; 2, 15. 16

 

R. Después de despojaros de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con docilidad la palabra de Dios que ha sido sembrada en vosotros, * que tiene poder para salvar vuestras almas.

V. Llevad una vida conforme al Evangelio de Cristo, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha; llevad bien en alto la palabra de vida.

R. Que tiene poder para salvar vuestras almas.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De la Homilía del papa Pablo sexto, en la canonización de los mártires de Uganda

(AAS 56 [1964], 905-906)

 

LA GLORIA DE LOS MÁRTIRES SIGNO DE RENOVACIÓN

 

Estos mártires africanos añaden una nueva página a aquella lista de vencedores llamada Martirologio, página que contiene unos hechos a la vez siniestros y magníficos; página digna de formar parte de aquellas ilustres narraciones de la antigua África, que nosotros, los que vivimos en esta época, pensábamos, como hombres de poca fe, que nunca tendrían una continuación adecuada.

 

¿Quién hubiera podido sospechar, por ejemplo, que aquellas actas, tan conmovedoras, de los mártires escilitanos, de los mártires cartagineses, de los mártires de la «blanca multitud» de Útica, recordados por san Agustín y Prudencia, de los mártires de Egipto, ampliamente ensalzados en los escritos de Juan Crisóstomo, de los mártires de la persecución de los vándalos, se verían enriquecidas en nuestro tiempo con nuevas historias, en las que se narrarían unas hazañas no inferiores en fortaleza y en brillantez?

 

¿Quién hubiera podido imaginar que a aquellos ilustres mártires y confesores africanos, tan conocidos y recordados, como Cipriano, Felicidad y Perpetua, y Agustín, aquel gran hombre, añadiríamos un día los nombres tan queridos de Carlos Lwanga, de Matías Mulumba Kalemba y de sus veinte compañeros? Sin olvidar aquellos otros, de confesión anglicana, que sufrieron la muerte por el nombre de Cristo.

 

Estos mártires africanos significan, en verdad, el inicio de una nueva era. No permita Dios que el pensamiento de los hombres retorne a las persecuciones y conflictos de orden religioso, sino que tiendan a una renovación cristiana y civil.

 

África, regada con la sangre de estos mártires, los primeros de esta nueva era (y quiera Dios que los últimos, tratándose de un holocausto tan grande y de tanto precio), África renace libre y dueña de sí misma.

 

Aquel crimen, del que ellos fueron víctima, es tan abominable y tan significativo, que proporciona un motivo claro y suficiente para que este nuevo pueblo adquiera una formación moral, para que prevalezcan nuevas costumbres espirituales y sean transmitidas a los descendientes, para que sea como un símbolo eficaz del paso de un estado de vida simple y primitivo, en el que no faltaban unos valores humanos dignos de consideración, pero que era también corrompido y débil y como esclavo de sí mismo, a una cultura más civilizada, que tienda a unas más elevadas expresiones de la mente humana y a unas superiores condiciones de vida social.

 

RESPONSORIO    S. Cipriano, Carta 58

 

R. Dios nos contempla, Cristo y sus ángeles nos miran, mientras luchamos por la fe. * Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de Dios y ser coronados por Cristo.

V. Revistámonos de fuerza y preparémonos para la lucha con un espíritu indoblegable, con una fe sincera, con una total entrega.

R. Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de Dios y ser coronados por Cristo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios, que has querido que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos cristianos, haz que el campo de tu Iglesia, regado con la sangre de san Carlos Lwanga y de sus compañeros mártires, produzca abundante cosecha para tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: TESTIGOS DE LA SANGRE.

 

Testigos de la sangre

con sangre rubricada,

frutos de amor cortados

al golpe de la espada.

 

Testigos del amor

en sumisión callada,

canto y cielo en los labios

al golpe de la espada.

 

Testigos del dolor

de vida enamorada;

diario placer de muerte

al golpe de la espada.

 

Testigos del cansancio

de una vida inmolada

a golpe de Evangelio

y al golpe de la espada.

 

Demos gracias al Padre

por la sangre sagrada;

pidamos ser sus mártires,

y a cada madrugada

poder morir la vida

al golpe de la espada. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

 

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

 

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes

sobre arpegios de cítaras.

 

Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.

 

Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.

 

El justo crecerá como una palmera

y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;

 

en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

 

Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.

 

Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28

 

Os recogeré de entre las naciones,

os reuniré de todos los países,

y os llevaré a vuestra tierra.

 

Derramaré sobre vosotros un agua pura

que os purificará:

de todas vuestras inmundicias e idolatrías

os he de purificar;

y os daré un corazón nuevo,

y os infundiré un espíritu nuevo;

arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,

y os daré un corazón de carne.

 

Os infundiré mi espíritu,

y haré que caminéis según mis preceptos,

y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

 

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.

Vosotros seréis mi pueblo

y yo seré vuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.

 

Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.

 

Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

 

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.

 

LECTURA BREVE   2Co 1, 3-5

 

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Los justos viven eternamente.

R. Los justos viven eternamente.

 

V. Reciben de Dios su recompensa.

R. Viven eternamente.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Los justos viven eternamente.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

 

PRECES

 

Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

 

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

 

Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

 

Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.

 

Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

 

Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios, que has querido que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos cristianos, haz que el campo de tu Iglesia, regado con la sangre de san Carlos Lwanga y de sus compañeros mártires, produzca abundante cosecha para tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.

 

Salmo 118, 169-176

 

Que llegue mi clamor a tu Presencia,

Señor, con tus palabras dame inteligencia;

que mi súplica entre en tu presencia,

líbrame según tu promesa;

de mis labios brota la alabanza,

porque me enseñaste tus leyes.

 

Mi lengua canta tu fidelidad,

porque todos tus preceptos son justos;

que tu mano me auxilie,

ya que prefiero tus decretos;

ansío tu salvación, Señor;

tu voluntad es mi delicia.

 

Que mi alma viva para alabarte,

que tus mandamientos me auxilien;

me extravié como oveja perdida:

busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.

 

Ant 2. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.

 

Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.

 

Me brota del corazón un poema bello,

recito mis versos a un rey;

mi lengua es ágil pluma de escribano.

 

Eres el más bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Señor te bendice eternamente.

 

Cíñete al flanco la espada, valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.

 

Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

 

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina

enjoyada con oro de Ofir.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.

 

Ant 3. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

 

Salmo 44 II

 

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna:

prendado está el rey de tu belleza,

póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos más ricos buscan tu favor.

 

Ya entra la princesa, bellísima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,

la siguen sus compañeras:

las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real.

 

«A cambio de tus padres tendrás hijos,

que nombrarás príncipes por toda la tierra.»

 

Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarán

por los siglos de los siglos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

 

LECTURA BREVE   Dn 6, 26b-27

 

Teman y tiemblen ante Dios: Él es el Dios vivo que subsiste por siempre, su reino no será destruido y su imperio durará hasta el fin. El que salva y libera obra señales y milagros.

 

V. Rendíos, reconoced que yo soy Dios.

R. Más alto que los pueblos, más alto que la tierra.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

LECTURA BREVE   Rm 15, 5-7

 

El Dios que es fuente de esa paciencia y de ese ánimo os conceda tener un mismo sentir entre vosotros según la mente de Cristo Jesús. Así con un mismo corazón y una misma boca daréis gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso acogeos amigablemente unos a otros, como Cristo os acogió para gloria de Dios.

 

V. El Señor ama a su pueblo.

R. Y adorna con la victoria a los humildes.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO

 

Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado

tu gran amor, tu gran misericordia,

y tu fuerza nos das para seguirte

por el mismo camino hacia la gloria.

 

Que fielmente cumplamos en tu Iglesia

nuestra parte en tu obra salvadora,

y, al llegar a la tarde de la vida,

en gozo eterno el Padre nos acoja.

 

Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,

a Jesús, que en su sangre nos redime,

y al Espíritu Santo, luz y guía

de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   Flp 4, 8. 9b

 

Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta, hermanos. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

 

V. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey.

R. Bendeciré tu nombre por siempre jamás.

 

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CANTAD Y ALABAD AL SEÑOR.

 

Cantad y alabad al Señor,

él nos ha dicho su nombre:

Padre y Señor para el hombre.

Vida, esperanza y amor.

 

Cantad y alabad al Señor,

Hijo del Padre, hecho hombre:

Cristo Señor es su nombre.

Vida, esperanza y amor.

 

Cantad y alabad al Señor,

divino don para el hombre:

Santo Espíritu es su nombre.

Vida, esperanza y amor.

 

Cantad y alabad al Señor,

él es fiel y nos llama,

él nos espera y nos ama.

Vida, esperanza y amor. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los siglos, ahora y por toda la eternidad.

 

Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Alabad, siervos del Señor,

alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor,

ahora y por siempre:

de la salida del sol hasta su ocaso,

alabado sea el nombre del Señor.

 

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,

su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor Dios nuestro,

que se eleva en su trono

y se abaja para mirar

al cielo y a la tierra?

 

Levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,

los príncipes de su pueblo;

a la estéril le da un puesto en la casa,

como madre feliz de hijos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los siglos, ahora y por toda la eternidad.

 

Ant 2. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle gracias porque ha tenido misericordia de nosotros.

 

Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

 

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;

 

hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.

 

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle gracias porque ha tenido misericordia de nosotros.

 

Ant 3. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10

 

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

 

El nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.

 

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.

 

Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

 

Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

LECTURA BREVE   Rm 11, 33-36

 

¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los siglos. Amén.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

V. Honor y gloria al único Dios.

R. Ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y verdadera, Dios único y supremo, Unidad única y santa.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y verdadera, Dios único y supremo, Unidad única y santa.

 

PRECES

 

Glorifiquemos a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el cuerpo de su Hijo, para que su carne resucitada fuera fuente de vida para los hombres, y aclamemos al Dios uno y trino, diciendo:

 

¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

 

Padre todopoderoso y eterno, envía tu Espíritu consolador en nombre de tu Hijo sobre la Iglesia,

para que la conserve en la unidad de la caridad y de la verdad perfectas.

 

Manda, Señor, trabajadores a tu mies, para que hagan discípulos de entre todos los pueblos

y, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, los confirmen en la fe verdadera.

 

Ayuda, Señor, a los perseguidos por causa de tu Hijo,

que el Espíritu Santo hable por ellos, como Jesucristo nos prometió.

 

Que todos los hombres, Señor, te confiesen como único Dios en tres personas,

y que vivan en la fe, en la esperanza y en el amor.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Padre de todos los vivientes, tú que vives y reinas con el Hijo y el Espíritu Santo,

recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

 

Digamos ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la plegaria que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE

 

Se inclina ya mi frente,

sellado está el trabajo;

Señor, tu pecho sea

la gracia del descanso.

 

Mis ojos se retiran,

la voz deja su canto,

pero el amor enciende

su lámpara velando.

 

Lucero que te fuiste,

con gran amor amado,

en tu gloria dormimos

y en sueños te adoramos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.

 

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

 

Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.

 

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

 

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

 

Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

 

Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:

 

Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.

 

El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

LECTURA BREVE   Dt 6,4-7

 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

 

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