jueves, 16 de diciembre de 2021

17 DE DICIEMBRE VIERNES III DE ADVIENTO

 



Del propio del Tiempo. Salterio III

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: ALEGRÍA DE NIEVE

 

Alegría de nieve

por los caminos.

Todo espera la gracia

del Bien Nacido.

 

Miserables los hombres,

dura la tierra.

Cuanta más nieve cae,

más cielo cerca.

 

La tierra tan dormida

ya se despierta.

Y hasta el hombre más muerto

se despereza.

 

Ya los montes se allanan

y las colinas,

y el corazón del hombre

vuelve a la vida.

 

Gloria al Padre y al Hijo,

gloria al Espíritu,

que han mirado a la tierra

compadecidos. Amén.

 

Ant 1. Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.

 

Salmo 68, 2-22. 30-37 I - LAMENTACIÓN Y PLEGARIA DE UN FIEL DESOLADO

 

Dios mío, sálvame,

que me llega el agua al cuello:

me estoy hundiendo en un cieno profundo

y no puedo hacer pie;

he entrado en la hondura del agua,

me arrastra la corriente.

 

Estoy agotado de gritar,

tengo ronca la garganta;

se me nublan los ojos

de tanto aguardar a mi Dios.

 

Más que los cabellos de mi cabeza

son los que me odian sin razón;

 

más duros que mis huesos,

los que me atacan injustamente.

¿Es que voy a devolver

lo que no he robado?

 

Dios mío, tú conoces mi ignorancia,

no se te ocultan mis delitos.

Que por mi causa no queden defraudados

los que esperan en ti, Señor de los ejércitos.

 

Que por mi causa no se avergüencen

los que te buscan, Dios de Israel.

Por ti he aguantado afrentas,

la vergüenza cubrió mi rostro.

 

Soy un extraño para mis hermanos,

un extranjero para los hijos de mi madre;

porque me devora el celo de tu templo,

y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.

 

Cuando me aflijo con ayunos, se burlan de mí;

cuando me visto de saco, se ríen de mí;

sentados a la puerta murmuran,

mientras beben vino me cantan burlas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.

 

Ant 2. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.

 

Salmo 68, 2-22. 30-37 II

 

Pero mi oración se dirige a ti,

Dios mío, el día de tu favor;

que me escuche tu gran bondad,

que tu fidelidad me ayude:

 

arráncame del cieno, que no me hunda;

líbrame de los que me aborrecen,

y de las aguas sin fondo.

 

Que no me arrastre la corriente,

que no me trague el torbellino,

que no se cierre la poza sobre mí.

 

Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia,

por tu gran compasión vuélvete hacia mí;

no escondas tu rostro a tu siervo:

estoy en peligro, respóndeme en seguida.

 

Acércate a mí, rescátame,

líbrame de mis enemigos:

estás viendo mi afrenta,

mi vergüenza y mi deshonra;

a tu vista están los que me acosan.

 

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.

Espero compasión, y no la hay;

consoladores, y no los encuentro.

En mi comida me echaron hiel,

para mi sed me dieron vinagre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.

 

Ant 3. Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

 

Salmo 68, 2-22. 30-37 III

 

Yo soy un pobre malherido;

Dios mío, tu salvación me levante.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,

proclamaré su grandeza con acción de gracias;

le agradará a Dios más que un toro,

más que un novillo con cuernos y pezuñas.

 

Miradlo los humildes, y alegraos,

buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Que el Señor escucha a sus pobres,

no desprecia a sus cautivos.

Alábenlo el cielo y la tierra,

las aguas y cuanto bulle en ellas.

 

El Señor salvará a Sión,

reconstruirá las ciudades de Judá,

y las habitarán en posesión.

La estirpe de sus siervos la heredará,

los que aman su nombre vivirán en ella.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

 

V. Una voz clama en el desierto: Preparad el camino del Señor.

R. Enderezad las sendas para nuestro Dios.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Isaías 45, 1-13

 

EL REY CIRO SALVADOR DE ISRAEL

 

Así dice el Señor a su ungido, Ciro, a quien lleva de la mano:

 

«Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán.

 

Yo iré delante de ti, allanándote los cerros; haré trizas las puertas de bronce, arrancaré los cerrojos de hierro, te daré los tesoros ocultos, los caudales escondidos. Así sabrás que yo soy el Señor, que te llamo por tu nombre, el Dios de Israel.

 

Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de oriente a occidente que no hay otro fuera de mí.

 

Yo soy el Señor y no hay otro: artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia: yo, el Señor, hago todo esto.

 

Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia: yo, el Señor, lo llevo a cabo.»

 

¡Ay del que pleitea con su artífice, como loza contra el alfarero! Acaso dice la arcilla al artesano: «¿Qué estás haciendo?», o: «¿Tu vasija no tiene asas?» ¡Ay del que le dice a su padre: «¿Qué has engendrado?», o a su madre: «¿Qué has dado a luz?»!

 

Así dice el Señor, el Santo de Israel, su artífice:

 

«¿Y vosotros vais a pedirme cuentas de mis hijos? ¿Me vais a dar instrucciones sobre la obra de mis manos? Yo hice la tierra y creé sobre ella al hombre; mis propias manos extendieron el cielo y doy órdenes a su entero ejército. Yo lo he suscitado para la victoria y allanaré todos sus caminos: él reconstruirá mi ciudad, libertará a mis deportados sin precio ni rescate», dice el Señor de los ejércitos.

 

RESPONSORIO    Is 45, 8; cf. 16, 1

 

R. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; * ábrase la tierra y brote la salvación.

V. Envía, Señor, al Cordero, soberano de toda la tierra, desde la Peña del desierto al monte Sión.

R. Abrase la tierra y brote la salvación.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las Cartas de san León Magno, papa

(Carta 31, 2-3: PL 54, 791-793)

 

EL MISTERIO DE NUESTRA RECONCILIACIÓN

 

De nada nos serviría afirmar que nuestro Señor, el Hijo de la Virgen María, es hombre verdadero y perfecto si no creyésemos además que es hombre perteneciente a aquel linaje mencionado en el Evangelio.

 

Mateo, en efecto, dice: Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham; y sigue el orden de su generación humana hasta llegar a José, con quien estaba desposada la Madre del Señor.

 

Lucas, en cambio, siguiendo un orden inverso, se remonta al origen del género humano, para mostrar que el primer Adán y el nuevo Adán tienen una misma naturaleza.

 

El Hijo de Dios, en su omnipotencia, hubiera podido manifestarse, para instruir y justificar a los hombres, como se había manifestado a los patriarcas y profetas, es decir, bajo diversas apariencias humanas, como, por ejemplo, cuando entabló una lucha o mantuvo una conversación, o cuando no rechazó la hospitalidad que le ofrecían y tomó el alimento que le presentaban. Todas estas figuras eran como profecía y anuncio misterioso de aquel hombre que debía asumir, de la descendencia de esos mismos patriarcas, una verdadera naturaleza humana.

 

Pero todas estas figuras no podían realizar aquel misterio de nuestra reconciliación prefijado antes de los tiempos, porque el Espíritu Santo no había descendido aún sobre la Virgen ni el poder del Altísimo la había aún cubierto con su sombra; solamente cuando la Sabiduría eterna, edificándose una casa en el seno purísimo de la Virgen, se hizo hombre pudo tener cumplimiento este admirable designio; y, uniéndose la naturaleza humana y la divina en una sola persona, el Creador del tiempo nació en el tiempo, y aquel por quien fueron hechas todas las cosas empezó a contarse entre las creaturas.

 

Pues si el nuevo hombre, sometido a una existencia semejante a la de la carne de pecado, no hubiera llevado sobre sí nuestros pecados, si el que es consustancial al Padre no se hubiera dignado ser consustancial a una madre y si -libre de todo pecado- no hubiera unido a sí nuestra naturaleza, la cautividad humana continuaría sujeta al yugo del demonio; y tampoco podríamos gloriarnos de la victoria del Vencedor si ésta hubiera sido obtenida en una naturaleza distinta a la nuestra.

 

El sacramento de la regeneración nos ha hecho partícipes de estos admirables misterios, por cuanto el mismo Espíritu, por cuya virtud fue Cristo engendrado, ha hecho que también nosotros volvamos a nacer con un nuevo nacimiento espiritual.

 

Por eso el evangelista dice, refiriéndose a los creyentes: Ellos traen su origen no de la sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios.

 

RESPONSORIO    Cf. Is 11, 10; Lc 1, 32

 

R. Mirad: la raíz de Jesé descenderá como salvación de los pueblos y la buscarán los gentiles; * y su nombre será glorioso.

V. El Señor le dará el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob para siempre.

R. y su nombre será glorioso.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Himno: LA PENA QUE LA TIERRA SOPORTABA

 

La pena que la tierra soportaba,

a causa del pecado, se ha trocado

en canto que brota jubiloso

en labios de María pronunciado.

 

El sí de las promesas ha llegado,

la alianza se cumple, poderosa,

el Verbo eterno de los cielos

con nuestra débil carne se desposa.

 

Misterio que sólo la fe alcanza,

María es nuevo templo de la gloria,

rocío matinal, nube que pasa,

luz nueva en presencia misteriosa.

 

A Dios sea la gloria eternamente,

al Hijo suyo amado Jesucristo,

que quiso nacer para nosotros

y darnos su Espíritu divino. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. De Sión vendrá el Señor que ha de reinar: su nombre será Emmanuel.

 

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

 

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

 

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

 

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio brillará tu rectitud.

Mira, que en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

 

Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.

 

Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

 

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

 

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

 

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,

Dios, Salvador mío!,

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

 

Los sacrificios no te satisfacen;

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:

un corazón quebrantado y humillado

tú no lo desprecias.

 

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén:

entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarán novillos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. De Sión vendrá el Señor que ha de reinar: su nombre será Emmanuel.

 

Ant 2. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.

 

Cántico: LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO DE HAMBRE Y DE GUERRA - Jr 14,17-21

 

Mis ojos se deshacen en lágrimas,

día y noche no cesan:

por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,

una herida de fuertes dolores.

 

Salgo al campo: muertos a espada;

entro en la ciudad: desfallecidos de hambre;

tanto el profeta como el sacerdote

vagan sin sentido por el país.

 

¿Por qué has rechazado del todo a Judá?

¿tiene asco tu garganta de Sión?

¿Por que nos has herido sin remedio?

Se espera la paz, y no hay bienestar,

al tiempo de la cura sucede la turbación.

 

Señor, reconocemos nuestra impiedad,

la culpa de nuestros padres,

porque pecamos contra ti.

 

No nos rechaces, por tu nombre,

no desprestigies tu trono glorioso;

recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.

 

Ant 3. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.

 

Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.

 

Aclama al Señor, tierra entera,

servid al Señor con alegría,

entrad en su presencia con aclamaciones.

 

Sabed que el Señor es Dios:

que él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño.

 

Entrad por sus puertas con acción de gracias,

por sus atrios con himnos,

dándole gracias y bendiciendo su nombre:

 

«El Señor es bueno,

su misericordia es eterna,

su fidelidad por todas las edades.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.

 

LECTURA BREVE   Is 11,1-3a

 

Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

V. Su gloria aparecerá sobre ti.

R. Amanecerá el Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Entended que el reino de Dios está ya cerca; os aseguro que no tardará.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Entended que el reino de Dios está ya cerca; os aseguro que no tardará.

 

PRECES

 

Oremos a Dios Padre, que trazó desde antiguo un plan de salvación para su pueblo, y digámosle:

 

Guarda a tu pueblo, Señor.

 

Oh Dios, que prometiste a tu pueblo un vástago que haría justicia,

vela por la santidad de tu Iglesia.

 

Inclina, oh Dios, el corazón de los hombres a tu palabra

y afianza la santidad de tus fieles.

 

Por tu Espíritu consérvanos en el amor,

para que podamos recibir la misericordia de tu Hijo que se acerca.

 

Haz que nos mantengamos firmes, Dios de clemencia,

hasta el día de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

LECTURA BREVE   Is 4, 2

 

Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel.

 

V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.

R. Los reyes del mundo tu gloria.

 

ORACIÓN

 

OREMOS.

Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

Salmo 118, 97-104

 

¡Cuánto amo tu voluntad!:

todo el día la estoy meditando;

tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,

siempre me acompaña;

soy más docto que todos mis maestros,

porque medito tus preceptos.

 

Soy más sagaz que los ancianos,

porque cumplo tus leyes;

aparto mi pie de toda senda mala,

para guardar tu palabra;

no me aparto de tus mandamientos,

porque tú me has instruido.

 

¡Qué dulce al paladar tu promesa:

más que miel en la boca!

Considero tus decretos,

y odio el camino de la mentira.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 73 I - LAMENTACIÓN ANTE EL TEMPLO DEVASTADO

 

¿Por qué, ¡oh Dios!, nos tienes siempre abandonados,

y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?

 

Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,

de la tribu que rescataste para posesión tuya,

del monte Sión donde pusiste tu morada.

 

Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;

el enemigo ha arrasado del todo el santuario.

Rugían los agresores en medio de tu asamblea,

levantaron sus propios estandartes.

 

En la entrada superior

abatieron a hachazos el entramado;

después, con martillos y mazas,

destrozaron todas las esculturas.

 

Prendieron fuego a tu santuario,

derribaron y profanaron la morada de tu nombre.

Pensaban: «Acabaremos con ellos»,

e incendiaron todos los templos del país.

 

Ya no vemos nuestros signos, ni hay profeta:

nadie entre nosotros sabe hasta cuándo.

 

¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo?

¿No cesará de despreciar tu nombre el adversario?

¿Por qué retraes tu mano izquierda

y tienes tu derecha escondida en el pecho?

 

Pero tú, Dios mío, eres rey desde siempre,

tú ganaste la victoria en medio de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 73 II

 

Tú hendiste con fuerza el mar,

rompiste la cabeza del dragón marino;

 

tú aplastaste la cabeza del Leviatán,

se la echaste en pasto a las bestias del mar;

tú alumbraste manantiales y torrentes,

tú secaste ríos inagotables.

 

Tuyo es el día, tuya la noche,

tú colocaste la luna y el sol;

tú plantaste los linderos del orbe,

tú formaste el verano y el invierno.

 

Tenlo en cuenta, Señor, que el enemigo te ultraja,

que un pueblo insensato desprecia tu nombre;

no entregues a los buitres la vida de tu tórtola,

ni olvides sin remedio la vida de tus pobres.

 

Piensa en tu alianza: que los rincones del país

están llenos de violencias.

Que el humilde no se marche defraudado,

que pobres y afligidos alaben tu nombre.

 

Levántate, ¡oh Dios!, defiende tu causa:

recuerda los ultrajes continuos del insensato;

no olvides las voces de tus enemigos,

el tumulto creciente de los rebeldes contra ti.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

LECTURA BREVE   Is 4, 3

 

A los que queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en Jerusalén.

 

V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.

R. Visítanos con tu salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS.

Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

LECTURA BREVE   Is 61, 11

 

Como el suelo hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.

 

V. Ven, Señor, y no tardes.

R. Perdona los pecados de tu pueblo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS.

Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESCUCHA, CASA DE DAVID

 

Escucha, casa de David:

La Virgen pura se halla encinta;

Dios la acaricia y la fecunda

y la hace Madre de la vida.

 

La Virgen grávida nos lleva

en el secreto de su dicha;

la Virgen fiel nos abre ruta

por su obediencia de discípula.

 

Espera en calma la agraciada,

con ella el mundo se arrodilla;

levanta el pobre la mirada,

con ella pide la venida.

 

Nacido en tiempos sin aurora,

el Hijo espera con María.

¡Oh Dios de amor, nuestra esperanza,

cambia tu espera en parusía!

 

¡A ti, Jesús, Hijo esperado,

aparecido en nuestros días,

con santo júbilo cantamos!

¡Ven en tu reino, ven de prisa! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. De Sión vendrá el Señor que ha de reinar: su nombre será Emmanuel.

 

Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS

 

Alabad el nombre del Señor,

alabadlo, siervos del Señor,

que estáis en la casa del Señor,

en los atrios de la casa de nuestro Dios.

 

Alabad al Señor porque es bueno,

tañed para su nombre, que es amable.

Porque él se escogió a Jacob,

a Israel en posesión suya.

 

Yo sé que el Señor es grande,

nuestro dueño más que todos los dioses.

El Señor todo lo que quiere lo hace:

en el cielo y en la tierra,

en los mares y en los océanos.

 

Hace subir las nubes desde el horizonte,

con los relámpagos desata la lluvia,

suelta a los vientos de sus silos.

 

Él hirió a los primogénitos de Egipto,

desde los hombres hasta los animales.

Envió signos y prodigios

-en medio de ti, Egipto-

contra el Faraón y sus ministros.

 

Hirió de muerte a pueblos numerosos,

mató a reyes poderosos:

a Sijón, rey de los amorreos;

a Hog, rey de Basán,

y a todos los reyes de Canaán.

Y dio su tierra en heredad,

en heredad a Israel, su pueblo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. De Sión vendrá el Señor que ha de reinar: su nombre será Emmanuel.

 

Ant 2. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.

 

Salmo 134 II.

 

Señor, tu nombre es eterno;

Señor, tu recuerdo de edad en edad.

Porque el Señor gobierna a su pueblo

y se compadece de sus siervos.

 

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,

hechura de manos humanas:

tienen boca y no hablan,

tienen ojos y no ven,

 

tienen orejas y no oyen,

no hay aliento en sus bocas.

Sean lo mismo los que los hacen,

cuantos confían en ellos.

 

Casa de Israel, bendice al Señor;

casa de Aarón, bendice al Señor;

casa de Leví, bendice al Señor;

fieles del Señor, bendecid al Señor.

 

Bendito en Sión el Señor,

que habita en Jerusalén.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.

 

Ant 3. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.

 

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES - Ap 15, 3-4

 

Grandes y maravillosas son tus obras,

Señor, Dios omnipotente,

justos y verdaderos tus caminos,

¡oh Rey de los siglos!

 

¿Quién no temerá, Señor,

y glorificará tu nombre?

Porque tú solo eres santo,

porque vendrán todas las naciones

y se postrarán en tu acatamiento,

porque tus juicios se hicieron manifiestos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23-24

 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él las cumplirá.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

V. Y danos tu salvación.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación.

 

PRECES

 

Invoquemos a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y digámosle:

 

Ven, Señor, y no tardes más.

 

Esperamos alegres tu venida,

ven, Señor Jesús.

 

Tú que existes antes de los tiempos,

ven y salva a los que viven en el tiempo.

 

Tú que creaste el mundo y a todos los que en él habitan,

ven a restaurar la obra de tus manos.

 

Tú que no despreciaste nuestra naturaleza mortal,

ven y arráncanos del dominio de la muerte.

 

Tú que viniste para que tuviéramos vida abundante,

ven y danos tu vida eterna.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que quieres congregar a todos los hombres en tu reino,

ven y reúne a cuantos desean contemplar tu rostro.

 

Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

 

Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA

 

Señor, escucha mi oración;

tú que eres fiel, atiende a mi súplica;

tú que eres justo, escúchame.

No llames a juicio a tu siervo,

pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

 

El enemigo me persigue a muerte,

empuja mi vida al sepulcro,

me confina a las tinieblas

como a los muertos ya olvidados.

mi aliento desfallece,

mi corazón dentro de mí está yerto.

 

Recuerdo los tiempos antiguos,

medito todas tus acciones,

considero las obras de tus manos

y extiendo mis brazos hacia ti:

tengo sed de ti como tierra reseca.

 

Escúchame en seguida, Señor,

que me falta el aliento.

No me escondas tu rostro,

igual que a los que bajan a la fosa.

 

En la mañana hazme escuchar tu gracia,

ya que confío en ti;

indícame el camino que he de seguir,

pues levanto mi alma a ti.

 

Líbrame del enemigo, Señor,

que me refugio en ti.

Enséñame a cumplir tu voluntad,

ya que tú eres mi Dios.

Tu espíritu, que es bueno,

me guíe por tierra llana.

 

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;

por tu clemencia, sácame de la angustia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

 

LECTURA BREVE   1Pe 5,8-9

 

Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.

 

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS

Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Madre del Redentor, Virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

 

ven a librar al pueblo que tropieza

y se quiere levantar.

 

Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.

 

Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

 

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