De la Feria. Salterio II
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EN EL PRINCIPIO, TU PALABRA
En
el principio, tu Palabra.
Antes
que el sol ardiera,
antes
del mar y las montañas,
antes
de las constelaciones,
nos
amó tu Palabra.
Desde
tu seno, Padre,
era
sonrisa su mirada,
era
ternura su sonrisa,
era
calor de brasa.
En
el principio, tu Palabra.
Todo
se hizo de nuevo,
todo
salió sin mancha,
desde
el arrullo del río
hasta
el rocío y la escarcha;
nuevo
el canto de los pájaros,
porque
habló tu Palabra.
Y
nos sigues hablando todo el día,
aunque
matemos la mañana
y
desperdiciemos la tarde,
y
asesinemos la alborada.
Como
una espada de fuego,
en
el principio, tu Palabra.
Llénanos
de tu presencia, Padre;
Espíritu,
satúranos de tu fragancia;
danos
palabras para responderte,
Hijo,
eterna Palabra. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Salmo
30, 2-17. 20-25 I SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás;
tú
aborreces a los que veneran ídolos inertes,
pero
yo confío en el Señor;
tu
misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te
has fijado en mi aflicción,
velas
por mi vida en peligro;
no
me has entregado en manos del enemigo,
has
puesto mis pies en un camino ancho.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Ant
2. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Salmo
30 II
Piedad,
Señor, que estoy en peligro:
se
consumen de dolor mis ojos,
mi
garganta y mis entrañas.
Mi
vida se gasta en el dolor;
mis
años, en los gemidos;
mi
vigor decae con las penas,
mis
huesos se consumen.
Soy
la burla de todos mis enemigos,
la
irrisión de mis vecinos,
el
espanto de mis conocidos:
me
ven por la calle y escapan de mí.
Me
han olvidado como a un muerto,
me
han desechado como a un cacharro inútil.
Oigo
las burlas de la gente,
y
todo me da miedo;
se
conjuran contra mí
y
traman quitarme la vida.
Pero
yo confío en ti, Señor,
te
digo: «Tú eres mi Dios.»
En
tu mano está mi destino:
líbrame
de los enemigos que me persiguen;
haz
brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame
por tu misericordia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Ant
3. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
Salmo
30 III
¡Qué
bondad tan grande, Señor,
reservas
para tus fieles,
y
concedes a los que a ti se acogen
a
la vista de todos!
En
el asilo de tu presencia los escondes
de
las conjuras humanas;
los
ocultas en tu tabernáculo,
frente
a las lenguas pendencieras.
Bendito
el Señor, que ha hecho por mí
prodigios
de misericordia
en
la ciudad amurallada.
Yo
decía en mi ansiedad:
«Me
has arrojado de tu vista»;
pero
tú escuchaste mi voz suplicante
cuando
yo te gritaba.
Amad
al Señor, fieles suyos;
el
Señor guarda a sus leales,
y
a los soberbios les paga con creces.
Sed
fuertes y valientes de corazón
los
que esperáis en el Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
V.
Enséñame, Señor, a caminar con lealtad.
R.
Porque tú eres mi Dios y Salvador.
PRIMERA
LECTURA
SEGUNDA
LECTURA
De
la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios
(Cap.
21, 1--22, 5; 23, 1-2: Funk 1, 89-93)
NO
NOS APARTEMOS NUNCA DE LA VOLUNTAD DE DIOS
Vigilad,
amadísimos, no sea que los innumerables beneficios de Dios se conviertan para
nosotros en motivo de condenación por no tener una conducta digna de Dios y por
no realizar siempre en mutua concordia lo que le agrada. En efecto, dice la
Escritura: El Espíritu del Señor es como una lámpara que sondea lo más íntimo
de las entrañas.
Consideremos
cuán cerca está de nosotros y cómo no se le oculta ninguno de nuestros
pensamientos ni de nuestras palabras. Justo es, por tanto, que no nos apartemos
nunca de su voluntad. Vale más que ofendamos a hombres necios e insensatos,
soberbios y engreídos en su hablar, que no a Dios.
Veneremos
al Señor Jesús, cuya sangre fue derramada por nosotros; respetemos a los que
dirigen nuestras comunidades, honremos a nuestros presbíteros, eduquemos a
nuestros hijos en el temor de Dios, encaminemos a nuestras esposas por el
camino del bien. Que ellas sean dignas de todo elogio por el encanto de su
castidad, que brillen por la sinceridad y por su inclinación a la dulzura, que
la discreción de sus palabras manifieste a todos su recato, que su caridad
hacia todos sea patente a cuantos temen a Dios, y que no hagan acepción alguna
de personas.
Que
vuestros hijos sean educados según Cristo, que aprendan el gran valor que tiene
ante Dios la humildad y lo mucho que aprecia Dios el amor casto, que comprendan
cuán grande sea y cuán hermoso el temor de Dios y cómo es capaz de salvar a los
que se dejan guiar por él, con toda pureza de conciencia. Porque el Señor es
escudriñador de nuestros pensamientos y de nuestros deseos, y su Espíritu está
en nosotros, pero cuando él quiere nos lo puede retirar. Todo esto nos lo confirma
nuestra fe cristiana, pues el mismo Cristo es quien nos invita, por medio del
Espíritu Santo, con estas palabras: Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en
el temor del Señor; ¿hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el
bien, busca la paz y corre tras ella.
El
Padre de todo consuelo y de todo amor tiene entrañas de misericordia para con
todos los que lo temen y en su entrañable condescendencia reparte sus dones a
cuantos a él se acercan con un corazón sin doblez. Por eso, huyamos de la
duplicidad de ánimo y que nuestra alma no se enorgullezca nunca al verse
honrada con la abundancia y riqueza de los dones del Señor.
RESPONSORIO
Tb 4, 20; 14, 10. 11
R.
Bendice al Señor en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus
caminos, * para que lleguen a buen fin todos tus proyectos.
V.
Practica lo que es agradable a sus ojos, con toda sinceridad y con todas tus
fuerzas.
R.
Para que lleguen a buen fin todos tus proyectos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y
para que alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Himno:
ALFARERO DEL HOMBRE, MANO TRABAJADORA
Alfarero
del hombre, mano trabajadora
que,
de los hondos limos iniciales,
convocas
a los pájaros a la primera aurora,
al
pasto los primeros animales.
De
mañana te busco, hecho de luz concreta,
de
espacio puro y tierra amanecida.
De
mañana te encuentro, vigor, origen, meta
de
los profundos ríos de la vida.
El
árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus
manos son recientes en la rosa;
se
espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y
estás de corazón en cada cosa.
No
hay brisa si no alientas, monte si no estás dentro,
ni
soledad en que no te hagas fuerte.
Todo
es presencia y gracia; vivir es este encuentro:
tú,
por la luz; el hombre, por la muerte.
¡Que
se acabe el pecado! ¡Mira que es desdecirte
dejar
tanta hermosura en tanta guerra!
Que
el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de
haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.
SALMODIA
Ant
1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo
41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO
Como
busca la cierva
corrientes
de agua,
así
mi alma te busca
a
ti, Dios mío;
tiene
sed de Dios,
del
Dios vivo:
¿cuándo
entraré a ver
el
rostro de Dios?
Las
lágrimas son mi pan
noche
y día,
mientras
todo el día me repiten:
«¿Dónde
está tu Dios?»
Recuerdo
otros tiempos,
y
mi alma desfallece de tristeza:
cómo
marchaba a la cabeza del grupo,
hacia
la casa de Dios,
entre
cantos de júbilo y alabanza,
en
el bullicio de la fiesta.
¿Por
qué te acongojas, alma mía,
por
qué te me turbas?
Espera
en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud
de mi rostro, Dios mío.»
Cuando
mi alma se acongoja,
te
recuerdo,
desde
el Jordán y el Hermón
y
el Monte Menor.
Una
sima grita a otra sima
con
voz de cascadas:
tus
torrentes y tus olas
me
han arrollado.
De
día el Señor
me
hará misericordia,
de
noche cantaré la alabanza
del
Dios de mi vida.
Diré
a Dios: Roca mía,
¿por
qué me olvidas?
¿Por
qué voy andando sombrío,
hostigado
por mi enemigo?
Se
me rompen los huesos
por
las burlas del adversario;
todo
el día me preguntan:
«¿Dónde
está tu Dios?»
¿Por
qué te acongojas, alma mía,
por
qué te me turbas?
Espera
en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud
de mi rostro, Dios mío.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Ant
2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Cántico:
SÚPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36, 1-7. 13-16
Sálvanos,
Dios del universo,
infunde
tu terror a todas las naciones;
amenaza
con tu mano al pueblo extranjero,
para
que sienta tu poder.
Como
les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos
así tu gloria castigándolos a ellos:
para
que sepan, como nosotros lo sabemos,
que
no hay Dios fuera de ti.
Renueva
los prodigios, repite los portentos,
exalta
tu mano, robustece tu brazo.
Reúne
a todas las tribus de Jacob
y
dales su heredad como antiguamente.
Ten
compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de
Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten
compasión de tu ciudad santa,
de
Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena
a Sión de tu majestad
y
al templo de tu gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Ant
3. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
SALMO
18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El
cielo proclama la gloria de Dios,
el
firmamento pregona la obra de sus manos:
el
día al día le pasa el mensaje,
la
noche a la noche se lo murmura.
Sin
que hablen, sin que pronuncien,
sin
que resuene su voz,
a
toda la tierra alcanza su pregón
y
hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí
le ha puesto su tienda al sol:
él
sale como el esposo de su alcoba,
contento
como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma
por un extremo del cielo,
y
su órbita llega al otro extremo:
nada
se libra de su calor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
LECTURA
BREVE Jr 15, 16
Cuando
encontraba palabras tuyas las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría
de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, ¡Señor, Dios de los
ejércitos!
RESPONSORIO
BREVE
V.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
R.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
V.
Cantadle un cántico nuevo.
R.
Que merece la alabanza de los buenos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su
pueblo.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su
pueblo.
PRECES
Demos
gracias a nuestro salvador que ha hecho de nosotros un pueblo de reyes y
sacerdotes, y digámosle:
Consérvanos,
Señor, en tu servicio.
Señor
Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu
sacerdocio:
haz
que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables al Padre.
Danos,
Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu Santo:
comprensión,
bondad, amabilidad.
Que
la luz de la fe ilumine este nuevo día
y
que durante el mismo caminemos por las sendas del amor.
Haz
que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos
y
les ayudemos a progresar en su salvación.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Con
el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día: danos tu
ayuda para que no caigamos hoy en pecado, sino que nuestras palabras,
pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Jr 31, 33
Así
será la alianza que haré con la casa de Israel, después de aquellos días
-oráculo del Señor-: Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
V.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R.
No me arrojes lejos de tu rostro.
ORACIÓN
OREMOS,
Padre
óptimo, Dios nuestro, tú has querido que los hombres trabajemos de tal modo,
que, cooperando unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados;
ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre
hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Jr 32,40
Haré
con ellos alianza eterna y no cesaré de hacerles bien. Pondré en sus corazones
mi temor para que no se aparten de mí.
V.
De Dios viene mi salvación y mi gloria.
R.
Él es mi refugio.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y
distribuyes el justo salario a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso
del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!
Salmo
118, 41-48
Señor,
que me alcance tu favor,
tu
salvación según tu promesa:
así
responderé a los que me injurian,
que
confío en tu palabra;
no
quites de mi boca las palabras sinceras,
porque
yo espero en tus mandamientos.
Cumpliré
sin cesar tu voluntad,
por
siempre jamás;
andaré
por un camino ancho,
buscando
tus decretos;
comentaré
tus preceptos ante los reyes,
y
no me avergonzaré.
Serán
mi delicia tus mandatos,
que
tanto amo;
levantaré
mis manos hacia ti
recitando
tus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!
Ant
2. Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Salmo
39, 2-14. 17-18 I - ACCIÓN DE GRACIAS Y PETICIÓN DE AUXILIO
Yo
esperaba con ansia al Señor;
él
se inclinó y escuchó mi grito;
me
levantó de la fosa fatal,
de
la charca fangosa;
afianzó
mis pies sobre roca,
y
aseguró mis pasos;
me
puso en la boca un cántico nuevo,
un
himno a nuestro Dios.
Muchos,
al verlo, quedaron sobrecogidos
y
confiaron en el Señor.
Dichoso
el hombre que ha puesto
su
confianza en el Señor,
y
no acude a los idólatras,
que
se extravían con engaños.
¡Cuántas
maravillas has hecho,
Señor,
Dios mío,
cuántos
planes en favor nuestro!
Nadie
se te puede comparar:
intento
proclamarlas, decirlas,
pero
superan todo número.
Tú
no quieres sacrificios ni ofrendas,
y,
en cambio, me abriste el oído;
no
pides sacrificio expiatorio,
entonces
yo digo: «Aquí estoy
-como
está escrito en mi libro-
para
hacer tu voluntad.»
Dios
mío, lo quiero,
y
llevo tu ley en las entrañas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Ant
3. Yo soy pobre, pero el Señor cuida de mí.
Salmo
39 II
He
proclamado tu salvación
ante
la gran asamblea;
no
he cerrado los labios:
Señor,
tú lo sabes.
No
me he guardado en el pecho tu defensa,
he
proclamado tu fidelidad y tu salvación,
no
he negado tu misericordia y tu lealtad
ante
la gran asamblea.
Tú,
Señor, no me niegues tu clemencia,
que
tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
porque
me cercan desgracias sin cuento.
Se
me echan encima mis culpas,
y
no puedo huir;
son
más que los cabellos de mi cabeza,
y
me falta el valor.
Señor,
dígnate librarme;
Señor,
date prisa en socorrerme.
Alégrense
y gocen contigo
todos
los que te buscan;
digan
siempre: «Grande es el Señor»,
los
que desean tu salvación.
Yo
soy pobre y desdichado,
pero
el Señor cuida de mí;
tú
eres mi auxilio y mi liberación:
Dios
mío, no tardes.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo soy pobre, pero el Señor cuida de mí.
LECTURA
BREVE Ez 34, 31
Dice
el Señor Dios: «Vosotros sois rebaño mío, ovejas de mi grey; y yo soy vuestro
Dios.»
V.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
R.
En verdes praderas me hace recostar.
ORACIÓN
OREMOS,
Tú
nos has convocado, Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los
apóstoles subían al templo para la oración de la tarde: concédenos que las
súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la
salvación a cuantos lo invocan. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
PRESENTEMOS A DIOS NUESTRAS TAREAS.
Presentemos
a Dios nuestras tareas,
levantemos
orantes nuestras manos,
porque
hemos realizado nuestras vidas
por
el trabajo.
Cuando
la tarde pide ya descanso
y
Dios está más cerca de nosotros,
es
hora de encontrarnos en sus manos,
llenos
de gozo.
En
vano trabajamos la jornada,
hemos
corrido en vano hora tras hora,
si
la esperanza no enciende sus rayos
en
nuestra sombra.
Hemos
topado a Dios en el bullicio,
Dios
se cansó conmigo en el trabajo;
es
hora de buscar a Dios adentro,
enamorado.
La
tarde es un trisagio de alabanza,
la
tarde tiene fuego del Espíritu:
adoremos
al Padre en nuestras obras,
adoremos
al Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia.
Salmo
44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me
brota del corazón un poema bello,
recito
mis versos a un rey;
mi
lengua es ágil pluma de escribano.
Eres
el más bello de los hombres,
en
tus labios se derrama la gracia,
el
Señor te bendice eternamente.
Cíñete
al flanco la espada, valiente:
es
tu gala y tu orgullo;
cabalga
victorioso por la verdad y la justicia,
tu
diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus
flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se
acobardan los enemigos del rey.
Tu
trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro
de rectitud es tu cetro real;
has
amado la justicia y odiado la impiedad:
por
eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con
aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A
mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde
los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas
de reyes salen a tu encuentro,
de
pie a tu derecha está la reina
enjoyada
con oro de Ofir.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia.
Ant
2. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo
44 II
Escucha,
hija, mira: inclina el oído,
olvida
tu pueblo y la casa paterna:
prendado
está el rey de tu belleza,
póstrate
ante él, que él es tu señor.
La
ciudad de Tiro viene con regalos,
los
pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya
entra la princesa, bellísima,
vestida
de perlas y brocado;
la
llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la
siguen sus compañeras:
las
traen entre alegría y algazara,
van
entrando en el palacio real.
«A
cambio de tus padres tendrás hijos,
que
nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero
hacer memorable tu nombre
por
generaciones y generaciones,
y
los pueblos te alabarán
por
los siglos de los siglos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llega el esposo, salid a recibirlo.
Ant
3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando
llegase el momento culminante.
Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando
llegase el momento culminante.
LECTURA
BREVE 1Ts 2, 13
Nosotros
continuamente damos gracias a Dios; porque habiendo recibido la palabra de Dios
predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana, sino - como es
en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en vosotros, los
creyentes.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Suba, Señor, a ti mi oración.
R.
Suba, Señor, a ti mi oración.
V.
Como incienso en tu presencia.
R.
A ti mi oración.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Suba, Señor, a ti mi oración.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.
PRECES
Alabemos
a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y roguémosle confiados
diciendo:
Atiende,
Señor, los deseos de tu pueblo.
Haz,
Señor, que todos los hombres se salven
y
lleguen al conocimiento de la verdad.
Guarda
con tu protección al papa Francisco y a nuestro obispo N.,
ayúdalos
con el poder de tu brazo.
Ten
compasión de los que no encuentran trabajo
y
haz que consigan un empleo digno y estable.
Señor,
sé refugio de los oprimidos
y
protégelos en todas sus necesidades.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Te
pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el
ministerio para el bien de tu iglesia:
que
también te celebren eternamente en tu reino.
Fieles
a la recomendación del Salvador nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros,
tus siervos inútiles, hemos realizado hoy, te pedimos que, al llegar al término
de este día, acojas benignamente nuestro sacrificio vespertino de acción de
gracias y recibas con bondad la alabanza que te dirigimos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo
85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina
tu oído, Señor; escúchame,
que
soy un pobre desamparado;
protege
mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva
a tu siervo, que confía en ti.
Tú
eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que
a ti te estoy llamando todo el día;
alegra
el alma de tu siervo,
pues
levanto mi alma hacia ti;
porque
tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico
en misericordia con los que te invocan.
Señor,
escucha mi oración,
atiende
a la voz de mi súplica.
En
el día del peligro te llamo,
y
tú me escuchas.
No
tienes igual entre los dioses, Señor,
ni
hay obras como las tuyas.
Todos
los pueblos vendrán
a
postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán
tu nombre:
«Grande
eres tú, y haces maravillas;
tú
eres el único Dios.»
Enséñame,
Señor, tu camino,
para
que siga tu verdad;
mantén
mi corazón entero
en
el temor de tu nombre.
Te
alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré
gloria a tu nombre por siempre,
por
tu grande piedad para conmigo,
porque
me salvaste del abismo profundo.
Dios
mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una
banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin
tenerte en cuenta a ti.
Pero
tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento
a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame,
ten compasión de mí.
Da
fuerza a tu siervo,
salva
al hijo de tu esclava;
dame
una señal propicia,
que
la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque
tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA
BREVE 1Ts 5, 9-10
Dios
nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió
por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Concede,
Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la
simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine
para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
se quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.
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