De la memoria.
Salterio I
EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA. (MEMORIA).
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
PROFETA DE SOLEDADES
Profeta
de soledades,
labio
hiciste de tus iras
para
fustigar mentiras
y
para gritar verdades.
Sacudiste
el azote
ante
el poder soberbio;
y
ante el Sol que nacía
se
apagó tu lucero.
Por
fin, en un banquete
y
en el placer de un ebrio,
el
vino de tu sangre
santificó
el desierto.
Profeta
de soledades,
labio
hiciste de tus iras
para
fustigar mentiras
y
para gritar verdades. Amen.
SALMODIA
Ant
1. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los
cielos.
Salmo
130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor,
mi corazón no es ambicioso,
ni
mis ojos altaneros;
no
pretendo grandezas
que
superan mi capacidad;
sino
que acallo y modero mis deseos,
como
un niño en brazos de su madre.
Espere
Israel en el Señor
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los
cielos.
Ant
2. Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.
Salmo
131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.
Señor,
tenle en cuenta a David
todos
sus afanes:
cómo
juró al Señor
e
hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No
entraré bajo el techo de mi casa,
no
subiré al lecho de mi descanso,
no
daré sueño a mis ojos,
ni
reposo a mis párpados,
hasta
que encuentre un lugar para el Señor,
una
morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos
que estaba en Efrata,
la
encontramos en el Soto de Jaar:
entremos
en su morada,
postrémonos
ante el estrado de sus pies.
Levántate,
Señor, ven a tu mansión,
ven
con el arca de tu poder:
que
tus sacerdotes se vistan de gala,
que
tus fieles te aclamen.
Por
amor a tu siervo David,
no
niegues audiencia a tu Ungido.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.
Ant
3. El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»
Salmo
131 II.
El
Señor ha jurado a David
una
promesa que no retractará:
«A
uno de tu linaje
pondré
sobre tu trono.
Si
tus hijos guardan mi alianza
y
los mandatos que les enseño,
también
sus hijos, por siempre,
se
sentarán sobre tu trono.»
Porque
el Señor ha elegido a Sión,
ha
deseado vivir en ella:
«Ésta
es mi mansión por siempre,
aquí
viviré, porque la deseo.
Bendeciré
sus provisiones,
a
sus pobres los saciaré de pan;
vestiré
a sus sacerdotes de gala,
y
sus fieles aclamarán con vítores.
Haré
germinar el vigor de David,
enciendo
una lámpara para mi Ungido.
A
sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre
él brillará mi diadema.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»
V.
Venid a ver las obras del Señor.
R.
Las maravillas que hace en la tierra.
PRIMERA
LECTURA
De
la primera carta a Timoteo 4, 1--5, 2
LOS
FALSOS DOCTORES
Hermano:
El Espíritu dice claramente que algunos en los últimos tiempos desertarán de la
fe, dando oídos a engaños, inspiraciones y enseñanzas propias de demonios,
seducidos por embaucadores hipócritas, cuya conciencia estará marcada a fuego
por la infamia; éstos proscriben el matrimonio y el uso de alimentos, que han
sido creados por Dios para que disfruten de ellos con acción de gracias los
fieles y los conocedores de la verdad. Todo lo que Dios ha creado es bueno; y
no hay alimento que merezca repulsa, si se toma dando gracias a Dios. Todo
queda santificado por la palabra de Dios y por nuestra oración. Si propones
estas cosas a los hermanos y te vas nutriendo cada día con los principios de la
fe y de la buena doctrina que has seguido con toda fidelidad serás un excelente
servidor de Cristo Jesús.
Rechaza,
en cambio, las leyendas supersticiosas y propias de viejas. Ejercítate en la
piedad. Los ejercicios corporales reportan beneficios escasos, pero la piedad
es provechosa para todo y tiene la promesa de la vida, tanto presente como
futura. He aquí una afirmación veraz y digna de universal adhesión: Nuestros
trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en el Dios
vivo, que es el salvador de todos los hombres y en particular de los fieles.
Esto has de enseñar e inculcar.
Que
nadie te desprecie por tu juventud. Sé modelo para los fieles en las palabras y
en el trato, en la caridad, en la fe y en la pureza de vida. En tanto que
llego, aplícate a la lectura, a la predicación, a la enseñanza. No descuides el
don que posees, que te fue dado por una intervención profética con la
imposición de las manos del colegio de presbíteros. Pon interés en estas cosas,
ocúpate de ellas, de modo que tus progresos sean manifiestos a todos. Vigílate
a ti mismo y a tu enseñanza; sé constante en ello; obrando así, te salvarás a
ti mismo y a los que te escuchan.
Al
anciano no lo reprendas con dureza, sino exhórtale como a un padre; a los
jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a
hermanas, con toda pureza.
RESPONSORIO
1Tm 4, 8. 10; 2Co 4, 9
R.
La piedad es provechosa para todo y tiene la promesa de la vida; * nuestros
trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en el Dios
vivo.
V.
Somos acosados, mas no aniquilados; derribados, pero no perdidos.
R.
Nuestros trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en
el Dios vivo.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Homilías de san Beda el Venerable, presbítero
(Homilía
23: CCL 122, 354. 356-357)
PRECURSOR
DEL NACIMIENTO Y DE LA MUERTE DE CRISTO
El
santo Precursor del nacimiento, de la predicación y de la muerte del Señor
mostró en el momento de la lucha suprema una fortaleza digna de atraer la
mirada de Dios, ya que, como dice la Escritura, aunque, a juicio de los
hombres, haya sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad. Con
razón celebramos su día natalicio, que él ha solemnizado con su martirio y
adornado con el fulgor purpúreo de su sangre; con razón veneramos con gozo
espiritual la memoria de aquel que selló con su martirio el testimonio que
había dado del Señor.
No
debemos poner en duda que san Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida
en testimonio de nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su
perseguidor no lo forzó a que negara a Cristo, si trató de obligarlo a que
callara la verdad; ello es suficiente para afirmar que murió por Cristo.
Cristo,
en efecto, dice: Yo soy la verdad; por consiguiente, si Juan derramó su sangre
por la verdad, la derramó por Cristo; y él, que precedió a Cristo en su
nacimiento en su predicación y en su bautismo, anunció también con su martirio,
anterior al de Cristo, la pasión futura del Señor.
Este
hombre tan eximio terminó, pues, su vida derramando su sangre, después de un
largo y penoso cautiverio. Él, que había evangelizado la libertad de una paz
que viene de arriba, fue encarcelado por unos hombres malvados; fue encerrado
en la oscuridad de un calabozo aquel que vino a dar testimonio de la luz y a
quien Cristo, la luz en persona, dio el título de «lámpara que arde y que
ilumina»; fue bautizado en su propia sangre aquel a quien fue dado bautizar al
Redentor del mundo, oír la voz del Padre que resonaba sobre Cristo y ver la
gracia del Espíritu Santo que descendía sobre él. Mas a él, todos aquellos
tormentos temporales no le resultaban penosos, sino más bien leves y
agradables, ya que los sufría por causa de la verdad y sabía que habían de
merecerle un premio y un gozo sin fin.
La
muerte -que de todas maneras había de acaecerle por ley natural- era para él
algo apetecible, teniendo en cuenta que la sufría por la confesión del nombre
de Cristo y que con ella alcanzaría la palma de la vida eterna. Bien lo dice el
Apóstol: Dios os ha dado la gracia de creer en Jesucristo y aun de padecer por
él. El mismo Apóstol explica, en otro lugar, por qué sea un don el hecho de
sufrir por Cristo: Los padecimientos de esta vida presente tengo por cierto que
no son nada en comparación con la gloria futura que se ha de revelar en
nosotros.
RESPONSORIO
Mc 6, 17. 27
R.
Herodes había mandado prender a Juan y, cargándolo de cadenas, lo metió en la
cárcel, * por instigación de Herodías, la mujer de su hermano, con la cual se
había casado.
V.
Y envió a uno de sus guardias, que lo decapitó en la cárcel.
R.
Por instigación de Herodías, la mujer de su hermano, con la cual se había
casado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
nuestro, que quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo,
tanto en su nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su
vida para dar testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros
entreguemos generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Himno:
VARÓN FELIZ DE MÉRITOS EXCELSOS
Varón
feliz de méritos excelsos,
que
mantienes sin mancha tu pureza,
santo
eremita, mártir esforzado,
magno
profeta.
Hoy,
cuando triunfas valeroso, arranca
de
nuestro pecho el corazón de piedra,
el
camino torcido guía, allana
las
asperezas.
Porque,
al venir el Redentor piadoso
y
libres ya las mentes de torpeza,
se
digne colocar sus plantas límpidas
sobre
la tierra.
La
corte celestial con alabanzas
a
ti, Dios trino y uno, te celebra,
mientras
los redimidos imploramos
hoy
tu clemencia. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los
gentiles.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los
gentiles.
Ant
2. Herodes sentía respeto por la persona de Juan, sabiendo que era un hombre
santo y consagrado al servicio de Dios, y le otorgaba su protección.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Herodes sentía respeto por la persona de Juan, sabiendo que era un hombre santo
y consagrado al servicio de Dios, y le otorgaba su protección.
Ant
3. Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, en muchas de las cosas que hacía, era
aconsejado por él.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, en muchas de las cosas que hacía, era
aconsejado por él.
LECTURA
BREVE Is 49, 1b-2
El
Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno
materno pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en
la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Vosotros mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
R.
Vosotros mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
V.
Juan era la lámpara que arde y que ilumina.
R.
Y él declaró en favor de la verdad.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Vosotros mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El amigo del Esposo, que está para asistirle y atenderle, experimenta viva
alegría cuando oye la voz del Esposo; así que ésta es mi alegría, la cual ahora
rebasa todo límite.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El amigo del Esposo, que está para asistirle y atenderle, experimenta viva
alegría cuando oye la voz del Esposo; así que ésta es mi alegría, la cual ahora
rebasa todo límite.
PRECES
Oremos
a Cristo, el Señor, que envió a Juan a preparar sus caminos delante de él, y
digámosle:
Visítanos,
Sol que naces de lo alto.
Tú
que hiciste saltar de gozo a Juan cuando estaba en el vientre de su madre,
haz
que siempre nos alegremos de que hayas venido al mundo.
Tú
que nos mostraste el camino de la conversión por la palabra y por el ejemplo
del Bautista,
ilumina
nuestros corazones, para que se conviertan a las enseñanzas de tu reino.
Tú
que quieres mostrarte a los hombres por la predicación de los hombres,
envía
a todo el mundo profetas que anuncien tu Evangelio.
Tú
que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán para llevar a término toda
justicia,
haz
que trabajemos por la justicia de tu reino.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo,
tanto en su nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su
vida para dar testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros
entreguemos generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Salmo
118, 33-40
Muéstrame,
Señor, el camino de tus leyes,
y
lo seguiré puntualmente;
enséñame
a cumplir tu voluntad
y
a guardarla de todo corazón;
guíame
por la senda de tus mandatos,
porque
ella es mi gozo.
Inclina
mi corazón a tus preceptos,
y
no al interés;
aparta
mis ojos de las vanidades,
dame
vida con tu palabra;
cumple
a tu siervo la promesa
que
hiciste a tus fieles.
Aparta
de mí la afrenta que temo,
porque
tus mandamientos son amables;
mira
cómo ansío tus decretos:
dame
vida con tu justicia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Ant
2. Los que buscan al Señor no carecen de nada.
Salmo
33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo
al Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me
libró de todas mis ansias.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias.
El
ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege.
Gustad
y ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que se acoge a él.
Todos
sus santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que lo temen;
los
ricos empobrecen y pasan hambre,
los
que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los que buscan al Señor no carecen de nada.
Ant
3. Busca la paz y corre tras ella.
Salmo
33 II
Venid,
hijos, escuchadme:
os
instruiré en el temor del Señor;
¿hay
alguien que ame la vida
y
desee días de prosperidad?
Guarda
tu lengua del mal,
tus
labios de la falsedad;
apártate
del mal, obra el bien,
busca
la paz y corre tras ella.
Los
ojos del Señor miran a los justos,
sus
oídos escuchan sus gritos;
pero
el Señor se enfrenta con los malhechores,
para
borrar de la tierra su memoria.
Cuando
uno grita, el Señor lo escucha
y
lo libra de sus angustias;
el
Señor está cerca de los atribulados,
salva
a los abatidos.
Aunque
el justo sufra muchos males,
de
todos lo libra el Señor;
él
cuida de todos sus huesos,
y
ni uno solo se quebrará.
La
maldad da muerte al malvado,
y
los que odian al justo serán castigados.
El
Señor redime a sus siervos,
no
será castigado quien se acoge a él.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Busca la paz y corre tras ella.
LECTURA
BREVE 1R 8, 60-61
Sepan
todos los pueblos de la tierra que el Señor es Dios y no hay otro. Que vuestro
corazón sea todo para el Señor, nuestro Dios, como lo es hoy, para seguir sus
leyes y guardar sus mandamientos.
V.
Señor, enséñame tus caminos.
R.
Instrúyeme en tus sendas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres
de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Jr 17, 9-10
Nada
más falso y enfermo que el corazón, ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro
el corazón, sondeo las entrañas; para dar al hombre según su conducta, según el
fruto de sus acciones.
V.
Absuélveme, Señor, de lo que se me oculta.
R.
Preserva a tu siervo de la arrogancia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre
todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Sb 7, 27a; 8, 1
La
sabiduría de Dios, aún siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo
lo renueva. Se despliega vigorosamente de un confín al otro del mundo y
gobierna de excelente manera todo el universo.
V.
Qué magníficas son tus obras, Señor.
R.
Qué profundos tus designios.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha,
Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por
intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante
toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
¿QUIÉN ES ÉSTE QUE VIENE?
¿Quién
es éste que viene,
recién
atardecido,
cubierto
por su sangre
como
varón que pisa los racimos?
Éste
es Cristo, el Señor,
que
venció nuestra muerte
con
su resurrección.
¿Quién
es este que vuelve,
glorioso
y malherido,
y,
a precio de su muerte,
compra
la paz y libra a los cautivos?
Éste
es Cristo, el Señor,
que
venció nuestra muerte
con
su resurrección.
Se
durmió con los muertos,
y
reina entre los vivos;
no
le venció la fosa,
porque
el Señor sostuvo a su elegido.
Este
es Cristo, el Señor,
que
venció nuestra muerte
con
su resurrección.
Anunciad
a los pueblos
qué
habéis visto y oído;
aclamad
al que viene
como
la paz, bajo un clamor de olivos.
Este
es Cristo, el Señor,
que
venció nuestra muerte
con
su resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Salmo
118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara
es tu palabra para mis pasos,
luz
en mi sendero;
lo
juro y lo cumpliré:
guardaré
tus justos mandamientos;
¡estoy
tan afligido!
Señor,
dame vida según tu promesa.
Acepta,
Señor, los votos que pronuncio,
enséñame
tus mandatos;
mi
vida está siempre en peligro,
pero
no olvido tu voluntad;
los
malvados me tendieron un lazo,
pero
no me desvié de tus decretos.
Tus
preceptos son mi herencia perpetua,
la
alegría de mi corazón;
inclino
mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre
y cabalmente.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Ant
2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Salmo
15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los
dioses y señores de la tierra
no
me satisfacen.
Multiplican
las estatuas
de
dioses extraños;
no
derramaré sus libaciones con mis manos,
ni
tomaré sus nombres en mis labios.
El
Señor es mi heredad y mi copa;
mi
suerte está en tu mano:
me
ha tocado un lote hermoso,
me
encanta mi heredad.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré.
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa serena.
Porque
no me entregarás a la muerte,
ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Ant
3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra.
Aleluya.
Cántico:
CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo,
a pesar de su condición divina,
no
hizo alarde de su categoría de Dios,
al
contrario, se anonadó a sí mismo,
y
tomó la condición de esclavo,
pasando
por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera,
se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y
una muerte de cruz.
Por
eso Dios lo levantó sobre todo
y
le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en
el cielo, en la tierra, en el abismo
y
toda lengua proclame:
Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA
BREVE Col 1, 3-6a
Damos
gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por
vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a
todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre
la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os
hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que
entre vosotros.
RESPONSORIO
BREVE
V.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
V.
Su gloria se eleva sobre los cielos.
R.
Alabado sea el nombre del Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Hijo del hombre vendrá revestido de la gloria de su Padre, y entonces pagará
a cada uno según su conducta.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Hijo del hombre vendrá revestido de la gloria de su Padre, y entonces pagará
a cada uno según su conducta.
PRECES
Demos
gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad,
y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:
Escúchanos,
Señor, que confiamos en ti.
Padre
lleno de amor, te pedimos por el papa Francisco y por nuestro obispo N.;
protégelos
con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.
Que
los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
para
que así tengan también parte en su consuelo.
Mira
con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
y
haz que encuentren pronto el hogar que desean.
Dígnate
dar y conservar los frutos de la tierra
para
que a nadie falte el pan de cada día.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Señor,
ten piedad de los difuntos
y
ábreles la puerta de tu mansión eterna.
Movidos
por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Oh
Dios todopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros
corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida,
aumentes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6, 4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
se quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.
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