Del Propio del Tiempo. Salterio I
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
VERBO QUE DEL CIELO BAJAS
Verbo
que del cielo bajas,
Luz
del Padre que, naciendo,
socorres
al mundo mísero
con
el correr de los tiempos:
Ilumina
el corazón,
quema
de amor nuestro pecho,
y
borren tus enseñanzas
tantos
deslices y yerros,
para
que, cuando regreses
como
juez de nuestros hechos,
castigues
el mal oculto
y
corones a los buenos.
Que
la maldad no nos lance
por
nuestras culpas al fuego,
mas
felices moradores
nos
veamos en tu reino.
A
Dios Padre y a su Hijo
gloria
y honor tributemos,
y
al Espíritu Paráclito,
por
los siglos sempiternos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Levántate, Señor, y ven en mi auxilio.
Salmo
34, 1-2. 3c. 9-19. 22-24a. 27-28 - I - SÚPLICA CONTRA LOS PERSEGUIDORES
INJUSTOS
Pelea,
Señor, contra los que me atacan,
guerrea
contra los que me hacen guerra;
empuña
el escudo y la adarga,
levántate
y ven en mi auxilio;
di
a mi alma:
«Yo
soy tu victoria.»
Y
yo me alegraré con el Señor,
gozando
de su victoria;
todo
mi ser proclamará:
«Señor,
¿quién como tú,
que
defiendes al débil del poderoso,
al
pobre y humilde del explotador?»
Se
presentaban testigos violentos:
me
acusaban de cosas que ni sabía,
me
pagaban mal por bien,
dejándome
desamparado.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Levántate, Señor, y ven en mi auxilio.
Ant
2. Juzga, Señor, y defiende mi causa, tú que eres poderoso.
Salmo
34, II
Yo,
en cambio, cuando estaban enfermos,
me
vestía de saco,
me
mortificaba con ayunos
y
desde dentro repetía mi oración.
Como
por un amigo o por un hermano,
andaba
triste,
cabizbajo
y sombrío,
como
quien llora a su madre.
Pero,
cuando yo tropecé, se alegraron,
se
juntaron contra mí
y
me golpearon por sorpresa;
me
laceraban sin cesar,
cruelmente
se burlaban de mí,
rechinando
los dientes de odio.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Juzga, Señor, y defiende mi causa, tú que eres poderoso.
Ant
3. Mi lengua anunciará tu justicia, todos los días te alabaré, Señor.
Salmo
34, III
Señor,
¿cuándo vas a mirarlo?
Defiende
mi vida de los que rugen,
mi
único bien, de los leones,
y
te daré gracias en la gran asamblea,
te
alabaré entre la multitud del pueblo.
Que
no canten victoria mis enemigos traidores,
que
no se hagan guiños a mi costa
los
que me odian sin razón.
Señor,
tú lo has visto, no te calles;
Señor,
no te quedes a distancia;
despierta,
levántate, Dios mío;
Señor
mío, defiende mi causa.
Júzgame
tú según tu justicia.
Que
canten y se alegren
los
que desean mi victoria;
que
repitan siempre: «Grande es el Señor»,
los
que desean la paz a tu siervo.
Mi
lengua anunciará tu justicia,
todos
los días te alabaré.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi lengua anunciará tu justicia, todos los días te alabaré, Señor.
V.
Derrama, Señor, tu misericordia sobre nosotros.
R.
Danos tu salvación, según tu promesa.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Isaías 19, 16-25
FUTURA
CONVERSIÓN DE EGIPTO Y ASIRIA
Aquel
día, Egipto será como las mujeres, se asustará y temblará ante la mano del
Señor de los ejércitos, que él agita contra ellos. Judea será el espanto de
Egipto: sólo mencionársela le producirá terror, por el plan que el Señor de los
ejércitos planea contra él.
Aquel
día, habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán la lengua de Canaán y que
jurarán por el Señor de los ejércitos; una de las ciudades se llamará Ciudad
del sol.
Aquel
día, en medio de Egipto habrá un altar del Señor, y un monumento al Señor junto
a la frontera. Serán signo y testimonio del Señor de los ejércitos en tierra
egipcia. Si claman al Señor a causa del opresor, él les enviará un salvador que
los libre. El Señor se manifestará a Egipto, y Egipto aquel día reconocerá al
Señor. Le ofrecerán sacrificios y ofrendas, harán votos al Señor y los
cumplirán. El Señor herirá a Egipto con una plaga y lo curará; ellos volverán
al Señor, él los escuchará y los curará.
Aquel
día, habrá una calzada de Egipto a Asiria: Asiria entrará en Egipto y Egipto en
Asiria; y los egipcios con los asirios servirán a Dios.
Aquel
día, Israel será mediador entre Egipto y Asiria, será bendito en medio de la
tierra: porque el Señor de los ejércitos lo bendice, diciendo: «Bendito mi
pueblo Egipto, la obra de mis manos Asiria y mi heredad Israel.»
RESPONSORIO
Is 19, 21; Lc 13, 29
R.
Aquel día, Egipto reconocerá al Señor, * y le ofrecerán sacrificios y ofrendas.
V.
Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la
mesa en el reino de Dios.
R.
y le ofrecerán sacrificios y ofrendas.
SEGUNDA
LECTURA
Del
libro Proslógion de san Anselmo, obispo
(Cap.
1: Opera omnia, edición Schmitt, Seckau 1938, 1, 97-100)
DESEO
DE CONTEMPLAR A DIOS
Deja
un momento tus ocupaciones habituales, hombre insignificante, entra un instante
en tí mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos. Arroja lejos de ti
las preocupaciones agobiantes y aparta de ti las inquietudes que te oprimen.
Reposa en Dios un momento, descansa siquiera un momento en él.
Entra
en lo más profundo de tu alma, aparta de ti todo, exepto Dios y lo que puede
ayudarte a alcanzarlo; cierra la puerta de tu habitación y búscalo en el
silencio. Di con todas tus fuerzas, di al Señor: «Busco tu rostro; tu rostro
busco, Señor.»
Y
ahora, Señor y Dios mío, enséñame dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo
te encontraré.
Si
no estás en mí, Señor, si estás ausente, ¿dónde te buscaré? Si estás en todas
partes, ¿por qué no te veo aquí presente? Es cierto que tú habitas en una luz
inaccesible, ¿pero dónde está esa luz inaccesible?, ¿cómo me aproximaré a
ella?, ¿quién me guiará y me introducirá en esa luz para que en ella te
contemple? ¿Bajo qué signos, bajo qué aspecto te buscaré? Nunca te he visto,
Señor y Dios mío, no conozco tu rostro.
Dios
altísimo, ¿qué hará este desterrado, lejos de ti?, ¿qué hará este servidor
tuyo, sediento de tu amor, que se encuentra alejado de ti? Desea verte y tu
rostro está muy lejos de él. Anhela acercarse a ti y tu morada es inaccesible.
Arde en deseos de encontrarte e ignora dónde vives. No suspira más que por ti y
jamás ha visto tu rostro.
Señor,
tú eres mi Dios, tú eres mi Señor y nunca te he visto. Tú me creaste y me
redimiste, tú me has dado todos los bienes que poseo, y aún no te conozco. He
sido creado para verte, y todavía no he podido alcanzar él fin para el cual fui
creado.
Y
tú, Señor, ¿hasta cuándo nos olvidarás, hasta cuándo dejarás de apartar tu
rostro? ¿Cuándo volverás tu mirada hacia nosotros? ¿Cuándo nos escucharás?
¿Cuándo iluminarás nuestros ojos y nos mostrarás tu rostro? ¿Cuándo accederás a
nuestros deseos?
Míranos,
Señor, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros. Colma nuestros deseos y
seremos felices; sin ti todo es hastío y tristeza. Ten piedad de nuestros
trabajos y de los esfuerzos que hacemos por llegar hasta ti, ya que sin ti nada
podemos.
Enséñame
a buscarte, muéstrame tu rostro, porque si tú no me lo enseñas no puedo
buscarte. No puedo encontrarte si tú no te haces presente. Te buscaré
deseándote, te desearé buscándote; amándote te encontraré, encontrándote te
amaré.
RESPONSORIO
Sal 79, 19. 20; 105, 4
R.
No nos alejaremos de ti, Señor; danos vida, para que invoquemos tu nombre: *
Que brille tu rostro sobre nosotros y nos salve.
V.
Acuérdate de nosotros por amor a tu pueblo, visítanos con tu salvación.
R.
Que brille tu rostro sobre nosotros y nos salve.
ORACIÓN.
OREMOS,
Muestra,
Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libre
de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Himno:
UNA CLARA VOZ RESUENA.
Una
clara voz resuena
que
las tinieblas repudia,
el
sueño pesado ahuyéntase,
Cristo
en el cielo fulgura.
Despierte
el alma adormida
y
sus torpezas sacuda,
que
para borrar los males
un
astro nuevo relumbra.
De
arriba llega el Cordero
que
ha de lavar nuestras culpas;
con
lágrimas imploremos
el
perdón que nos depura,
porque
en su nueva venida
que
aterroriza y conturba,
no
tenga que castigarnos,
más
con piedad nos acuda.
Al
Padre eterno la gloria,
loor
al Hijo en la altura,
y
al Espíritu Paráclito
por
siempre alabanza suma. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo
50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad;
por
tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava
del todo mi delito,
limpia
mi pecado.
Pues
yo reconozco mi culpa,
tengo
siempre presente mi pecado:
contra
ti, contra ti solo pequé,
cometí
la maldad que aborreces.
En
la sentencia tendrás razón,
en
el juicio brillará tu rectitud.
Mira,
que en la culpa nací,
pecador
me concibió mi madre.
Te
gusta un corazón sincero,
y
en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame
con el hisopo: quedaré limpio;
lávame:
quedaré más blanco que la nieve.
Hazme
oír el gozo y la alegría,
que
se alegren los huesos quebrantados.
Aparta
de mi pecado tu vista,
borra
en mí toda culpa.
¡Oh
Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme;
no
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu salvación,
afiánzame
con espíritu generoso:
enseñaré
a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
Líbrame
de la sangre, ¡oh Dios,
Dios,
Salvador mío!,
y
cantará mi lengua tu justicia.
Señor,
me abrirás los labios,
y
mi boca proclamará tu alabanza.
Los
sacrificios no te satisfacen;
si
te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado:
un
corazón quebrantado y humillado
tú
no lo desprecias.
Señor,
por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye
las murallas de Jerusalén:
entonces
aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas
y holocaustos,
sobre
tu altar se inmolarán novillos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant
2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico:
QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es
verdad: tú eres un Dios escondido,
el
Dios de Israel, el Salvador.
Se
avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se
van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras
el Señor salva a Israel
con
una salvación perpetua,
para
que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca
jamás.
Así
dice el Señor, creador del cielo
-
él es Dios -,
él
modeló la tierra,
la
fabricó y la afianzó;
no
la creó vacía,
sino
que la formó habitable:
«Yo
soy el Señor y no hay otro.»
No
te hablé a escondidas,
en
un país tenebroso,
no
dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme
en el vacío.»
Yo
soy el Señor que pronuncia sentencia
y
declara lo que es justo.
Reuníos,
venid, acercaos juntos,
supervivientes
de las naciones.
No
discurren los que llevan su ídolo de madera,
y
rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad,
aducid pruebas,
que
deliberen juntos:
¿Quién
anunció esto desde antiguo,
quién
lo predijo desde entonces?
¿No
fui yo, el Señor?
-
No hay otro Dios fuera de mí -.
Yo
soy un Dios justo y salvador,
y
no hay ninguno más.
Volveos
hacia mí para salvaros,
confines
de la tierra,
pues
yo soy Dios y no hay otro.
Yo
juro por mi nombre,
de
mi boca sale una sentencia,
una
palabra irrevocable:
«Ante
mí se doblará toda rodilla,
por
mí jurará toda lengua»,
dirán:
«Sólo el Señor
tiene
la justicia y el poder.»
A
él vendrán avergonzados
los
que se enardecían contra él,
con
el Señor triunfará y se gloriará
la
estirpe de Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant
3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo
99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.
Aclama
al Señor, tierra entera,
servid
al Señor con alegría,
entrad
en su presencia con aclamaciones.
Sabed
que el Señor es Dios:
que
él nos hizo y somos suyos,
su
pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad
por sus puertas con acción de gracias,
por
sus atrios con himnos,
dándole
gracias y bendiciendo su nombre:
«El
Señor es bueno,
su
misericordia es eterna,
su
fidelidad por todas las edades.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA
BREVE Jr 30, 21-22
Esto
dice el Señor: «Saldrá de Jacob un príncipe, su señor saldrá de en medio de él;
me lo acercaré y se llegará a mi. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro
Dios.»
RESPONSORIO
BREVE
V.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V.
Su gloria aparecerá sobre ti.
R.
Amanecerá el Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Mirad: viene el Dios y hombre de la casa de David para sentarse en el trono.
Aleluya.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mirad: viene el Dios y hombre de la casa de David para sentarse en el trono.
Aleluya.
PRECES
Por
medio de su Hijo, Dios ha manifestado su gloria a los hombres; démosle gracias
con gozo, diciendo:
Glorificado
sea tu nombre, Señor.
Señor,
haz que sepamos acogernos mutuamente,
como
Cristo nos acogió a nosotros para dar gloria a Dios.
Cólmanos
de alegría y paz en nuestra fe,
para
que rebosemos de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.
Con
tu bondad y tu inmensa compasión ven, Señor,
en
ayuda de todos y sal al encuentro de los que te desean aun sin saberlo.
Tú
que llamas y santificas a los que eliges,
llévanos
a nosotros, pecadores, a tu felicidad y corónanos en tu reino.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
El
Señor se acerca para salvarnos; por eso nos atrevemos a pedir la venida de su
reino, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Muestra,
Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libres
de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA
BREVE Jr 29, 11. 13
Sé
muy bien lo que pienso hacer con vosotros: designios de paz y no de aflicción,
daros un porvenir y una esperanza. Me buscaréis y me encontraréis si me buscáis
de todo corazón.
V.
Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R.
Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS.
Muestra,
Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libres
de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh
Señor, Dios eterno y bondadoso,
tú
diriges los tiempos y la vida;
son
por ti luminosas las mañanas,
con
tu sol das el fuego al mediodía.
Que
tu paz se derrame en nuestras almas
y
que apague el ardor de la discordia;
que
descansen los cuerpos fatigados,
anhelando
el reposo de tu gloria.
Tu
amistad danos, Padre omnipotente,
sea
Cristo la senda que sigamos,
ilumine
el Espíritu el desierto
en
que todos a ti peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA
BREVE Jr 30, 18
Esto
dice el Señor: «Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré
de sus moradas.»
V.
Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R.
Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS.
Muestra,
Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libres
de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas
palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo
118, 25-32
Mi
alma está pegada al polvo:
reanímame
con tus palabras;
te
expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame
tus leyes;
instrúyeme
en el camino de tus decretos,
y
meditaré tus maravillas.
Mi
alma llora de tristeza,
consuélame
con tus promesas;
apártame
del camino falso,
y
dame la gracia de tu voluntad;
escogí
el camino verdadero,
deseé
tus mandamientos.
Me
apegué a tus preceptos,
Señor,
no me defraudes;
correré
por el camino de tus mandatos
cuando
me ensanches el corazón.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
25 - ORACIÓN CONFIADA DEL INOCENTE
Hazme
justicia, Señor, que camino en la inocencia;
confiando
en el Señor no me he desviado.
Examíname,
Señor, ponme a prueba,
sondea
mis entrañas y mi corazón,
porque
tengo ante los ojos tu bondad,
y
camino en tu verdad.
No
me siento con gente falsa,
no
me junto con mentirosos;
detesto
las bandas de malhechores,
no
tomo asiento con los impíos.
Lavo
en la inocencia mis manos,
y
rodeo tu altar, Señor,
proclamando
tu alabanza,
enumerando
tus maravillas.
Señor,
yo amo la belleza de tu casa,
el
lugar donde reside tu gloria.
No
arrebates mi alma con los pecadores,
ni
mi vida con los sanguinarios,
que
en su izquierda llevan infamias,
y
su derecha está llena de sobornos.
Yo,
en cambio, camino en la integridad;
sálvame,
ten misericordia de mí.
Mi
pie se mantiene en el camino llano;
en
la asamblea bendeciré al Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
27, 1-3. 6-9 - SÚPLICA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A
ti, Señor, te invoco;
Roca
mía, no seas sordo a mi voz;
que,
si no me escuchas, seré igual
que
los que bajan a la fosa.
Escucha
mi voz suplicante
cuando
te pido auxilio,
cuando
alzo las manos
hacia
tu santuario.
No
me arrebates con los malvados
ni
con los malhechores,
que
hablan de paz con el prójimo,
pero
llevan la maldad en el corazón.
Bendito
el Señor, que escuchó
mi
voz suplicante;
el
Señor es mi fuerza y mi escudo:
en
él confía mi corazón;
me
socorrió, y mi corazón se alegra
y
le canta agradecido.
El
Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo
y salvación para su Ungido.
Salva
a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé
su pastor y guíalos siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras
de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
LECTURA
BREVE Ba 3, 5-6a
No
te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres, sino acuérdate de tu mano y
de tu nombre en esta hora. Pues eres el Señor, Dios nuestro.
V.
Ven, Señor, y no tardes.
R.
Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS.
Muestra,
Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libres
de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
JESUCRISTO, PALABRA DEL PADRE.
Jesucristo,
Palabra del Padre,
luz
eterna de todo creyente:
ven,
Señor, porque ya se hace tarde,
ven
y escucha la súplica ardiente.
Cuando
el mundo dormía en tinieblas,
en
tu amor, tú quisiste ayudarlo
y
trajiste, viniendo a la tierra,
esa
vida que puede salvarlo.
Ya
madura la historia en promesas,
sólo
anhela tu pronto regreso;
si
el silencio madura la espera,
el
amor no soporta el silencio.
Con
María, la Iglesia te aguarda
con
anhelos de esposa y de Madre
y
reúne a sus hijos, los fieles,
para
juntos poder esperarte.
Cuando
vengas, Señor, en tu gloria,
que
podamos salir a tu encuentro
y
a tu lado vivamos por siempre,
dando
gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Salmo
40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO.
Dichoso
el que cuida del pobre y desvalido;
en
el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El
Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para
que sea dichoso en la tierra,
y
no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El
Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará
los dolores de su enfermedad.
Yo
dije: «Señor, ten misericordia,
sáname,
porque he pecado contra ti.»
Mis
enemigos me desean lo peor;
«A
ver si se muere y se acaba su apellido.»
El
que viene a verme habla con fingimiento,
disimula
su mala intención,
y
cuando sale afuera, la dice.
Mis
adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen
cálculos siniestros:
«Padece
un mal sin remedio,
se
acostó para no levantarse.»
Incluso
mi amigo, de quien yo me fiaba,
que
compartía mi pan,
es
el primero en traicionarme.
Pero
tú, Señor, apiádate de mí,
haz
que pueda levantarme,
para
que yo les dé su merecido.
En
esto conozco que me amas:
en
que mi enemigo no triunfa de mí.
A
mí, en cambio, me conservas la salud,
me
mantienes siempre en tu presencia.
Bendito
el Señor, Dios de Israel,
ahora
y por siempre. Amén, amén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Ant
2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob.
Salmo
45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios
es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso
defensor en el peligro.
Por
eso no tememos aunque tiemble la tierra
y
los montes se desplomen en el mar.
Que
hiervan y bramen sus olas,
que
sacudan a los montes con su furia:
El
Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro
alcázar es el Dios de Jacob.
El
correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el
Altísimo consagra su morada.
Teniendo
a Dios en medio, no vacila;
Dios
la socorre al despuntar la aurora.
Los
pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero
él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El
Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro
alcázar es el Dios de Jacob.
Venid
a ver las obras del Señor,
las
maravillas que hace en la tierra:
Pone
fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe
los arcos, quiebra las lanzas,
prende
fuego a los escudos.
«Rendíos,
reconoced que yo soy Dios:
más
alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El
Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro
alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob.
Ant
3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico:
CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes
y maravillosas son tus obras,
Señor,
Dios omnipotente,
justos
y verdaderos tus caminos,
¡oh
Rey de los siglos!
¿Quién
no temerá, Señor,
y
glorificará tu nombre?
Porque
tú solo eres santo,
porque
vendrán todas las naciones
y
se postrarán en tu acatamiento,
porque
tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA
BREVE 2Pe 3,8b-9
Para
el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. No es tardo el Señor
en el cumplimiento de sus promesas, como algunos piensan. Lo que hace es
aguardarnos pacientemente, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos
vengáis a arrepentiros.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R.
Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V.
Que brille tu rostro y nos salve.
R.
Señor Dios de los ejércitos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Yo desde Egipto llamé a mi Hijo: vendrá y salvará a su pueblo.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo desde Egipto llamé a mi Hijo: vendrá y salvará a su pueblo.
PRECES
Invoquemos
confiados a Cristo, pastor y guardián de nuestras vidas, y digámosle:
Favorécenos,
Señor, por tu bondad.
Buen
Pastor del rebaño de Dios,
ven
a reunir a todos los hombres en tu Iglesia.
Ayuda,
Señor, a los pastores de tu pueblo peregrino,
para
que apacienten sin desfallecer a tu grey hasta que vuelvas.
Escoge
de entre nosotros pregoneros de tu palabra,
para
que anuncien tu Evangelio hasta los confines del mundo.
Ten
compasión de los que en su trabajo desfallecen a mitad del camino;
haz
que encuentren un amigo que los levante.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Muestra
tu gloria en el gozo de tu reino
a
los que en este destierro escucharon tu voz.
Digamos
con Jesús a nuestro Padre del cielo la oración de los hijos de Dios:
Padre
nuestro...
ORACION
Muestra,
Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libres
de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando
acabamos el día
te
suplicamos, Señor,
nos
hagas de centinela
y
otorgues tu protección.
Que
te sintamos: contigo
sueñe
nuestro corazón
para
cantar tus loores
de
nuevo al salir el sol.
Danos
vida saludable,
alienta
nuestro calor,
tu
claridad ilumine
la
oscuridad que llegó.
Dánoslo,
Padre piadoso,
por
Jesucristo, el Señor,
que
reina con el Espíritu
Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo
87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de
noche grito en tu presencia;
llegue
hasta ti mi súplica,
inclina
tu oído a mi clamor.
Porque
mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya
me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy
como un inválido.
Tengo
mi cama entre los muertos,
como
los caídos que yacen en el sepulcro,
de
los cuales ya no guardas memoria,
porque
fueron arrancados de tu mano.
Me
has colocado en lo hondo de la fosa,
en
las tinieblas del fondo;
tu
cólera pesa sobre mí,
me
echas encima todas tus olas.
Has
alejado de mí a mis conocidos,
me
has hecho repugnante para ellos:
encerrado,
no puedo salir,
y
los ojos se me nublan de pesar.
Todo
el día te estoy invocando,
tendiendo
las manos hacia ti.
¿Harás
tú maravillas por los muertos?
¿Se
alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o
tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se
conocen tus maravillas en la tiniebla
o
tu justicia en el país del olvido?
Pero
yo te pido auxilio,
por
la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por
qué, Señor, me rechazas
y
me escondes tu rostro?
Desde
niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó
sobre mí tu incendio,
tus
espantos me han consumido:
me
rodean como las aguas todo el día,
me
envuelven todos a una;
alejaste
de mí amigos y compañeros:
mi
compañía son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE Jr 14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS
Señor,
Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que
reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
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