Del Propio del día - Salterio IV
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
El Señor está cerca, venid adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor está cerca, venid adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ALEGRÍA DE NIEVE
Alegría
de nieve
por
los caminos.
Todo
espera la gracia
del
Bien Nacido.
Miserables
los hombres,
dura
la tierra.
Cuanta
más nieve cae,
más
cielo cerca.
La
tierra tan dormida
ya
se despierta.
Y
hasta el hombre más muerto
se
despereza.
Ya
los montes se allanan
y
las colinas,
y
el corazón del hombre
vuelve
a la vida.
Gloria
al Padre y al Hijo,
gloria
al Espíritu,
que
han mirado a la tierra
compadecidos.
Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mirad, viene ya el rey excelso, con gran poder, para salvar a todos los
pueblos. Aleluya.
Salmo
23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena,
el
orbe y todos sus habitantes:
El
la fundó sobre los mares,
El
la afianzó sobre los ríos.
¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién
puede estar en el recinto sacro?
El
hombre de manos inocentes
y
puro corazón,
que
no confía en los ídolos
ni
jura contra el prójimo en falso.
Ese
recibirá la bendición del Señor,
le
hará justicia el Dios de salvación.
Este
es el grupo que busca al Señor,
que
viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, héroe valeroso;
el
Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él
es el Rey de la gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mirad, viene ya el rey excelso, con gran poder, para salvar a todos los
pueblos. Aleluya.
Ant
2. Alégrate y goza, hija de Jerusalén: mira a tu Rey que viene. No temas, Sión,
tu salvación está cerca.
Salmo
65 I - HIMNO PARA UN SACRIFICO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Aclama
al Señor, tierra entera;
tocad
en honor de su nombre,
cantad
himnos a su gloria.
Decid
a Dios: «¡Qué terribles son tus obras,
por
tu inmenso poder tus enemigos se rinden!»
Que
se postre ante ti la tierra entera,
que
toquen en tu honor,
que
toquen para tu nombre.
Venid
a ver las obras de Dios,
sus
temibles proezas en favor de los hombres:
transformó
el mar en tierra firme,
a
pie atravesaron el río.
Alegrémonos
con Dios,
que
con su poder gobierna eternamente;
sus
ojos vigilan a las naciones,
para
que no se subleven los rebeldes.
Bendecid,
pueblos, a nuestro Dios,
haced
resonar sus alabanzas,
porque
él nos ha devuelto la vida
y
no dejó que tropezaran nuestros pies.
¡Oh
Dios!, nos pusiste a prueba,
nos
refinaste como refinan la plata;
nos
empujaste a la trampa,
nos
echaste a cuestas un fardo:
sobre
nuestro cuello cabalgaban,
pasamos
por fuego y por agua,
pero
nos has dado respiro.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alégrate y goza, hija de Jerusalén: mira a tu Rey que viene. No temas, Sión, tu
salvación está cerca.
Ant
3. Salgamos con corazón limpio a recibir al Rey supremo, porque está para venir
y no tardará.
Salmo
65 II
Entraré
en tu casa con víctimas,
para
cumplirte mis votos:
los
que pronunciaron mis labios
y
prometió mi boca en el peligro.
Te
ofreceré víctimas cebadas,
te
quemaré carneros,
inmolaré
bueyes y cabras
Fieles
de Dios, venid a escuchar,
os
contaré lo que ha hecho conmigo:
a
él gritó mi boca
y
lo ensalzó mi lengua.
Si
hubiera tenido yo mala intención,
el
Señor no me habría escuchado;
pero
Dios me escuchó,
y
atendió a mi voz suplicante.
Bendito
sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni
me retiró su favor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Salgamos con corazón limpio a recibir al Rey supremo, porque está para venir y
no tardará.
V.
Escuchad, naciones, la palabra del Señor.
R.
Y proclamadla en todos los confines de la tierra.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Isaías 49, 14 -- 50, 1
RESTAURACIÓN
DE SIÓN
Dice
Sión:
«El
Señor me ha abandonado, el Señor me ha olvidado.»
«¿Puede
una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Mira,
en mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante mí; ya se aprestan
los que van a reconstruirte, y se van los que te demolían y asolaban.
Levanta
los ojos en torno y mira: todos se reúnen para venir a ti; por mi vida -oráculo
del Señor-, a todos los llevarás como vestido precioso, serán tu cinturón de
novia. Porque tus ruinas, tus escombros, tu país desolado resultarán estrechos
para tus habitantes, mientras se alejarán los que te devoraban. Los hijos que
dabas por perdidos te dirán otra vez: "Mi lugar es estrecho, hazme sitio
para habitar." Y tú dirás en tu corazón: "¿Quién me ha engendrado a
éstos? Pues yo había quedado sin hijos y estéril ¿Quién me los ha criado? Yo
había quedado sola, éstos ¿de dónde han venido?"»
Así
dice el Señor:
«Mira,
con la mano hago seña a las naciones, alzo mi estandarte para los pueblos:
traerán a tus hijos en brazos, a tus hijas las traerán en hombros. Sus reyes
serán tus ayos, y sus princesas tus nodrizas; se postrarán ante ti, rostro en
tierra, y besarán el polvo de tus pies. Sabrás entonces que yo soy el Señor,
que no defraudo a los que esperan en mí.»
Así
dice el Señor:
«¿Se
le puede quitar la presa a un valiente? ¿Se le escapa a un guerrero su cautivo?
Sí -dice el Señor-, se le arrebatará su presa al valiente, se le escapará al
guerrero su cautivo; yo mismo defenderé tu causa, yo mismo salvaré a tus hijos.
Haré
a tus opresores comerse su propia carne, se embriagarán de su sangre como de
vino; y sabrá todo el mundo que yo soy el Señor, tu Salvador, y que tu redentor
es el Héroe de Jacob.»
Así
dice el Señor:
«¿Dónde
está la carta de divorcio de vuestra madre, a quien repudié?, o ¿a cuál de mis
acreedores os vendí? Mirad: si fuisteis vendidos, fue por vuestras culpas; si
vuestra madre fue repudiada, fue por vuestros crímenes.»
RESPONSORIO
Is 49, 15; cf. Sal 26, 10
R.
¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus
entrañas? * Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
V.
Si mi padre y mi madre me abandonan, tú, Señor, me recogerás.
R.
Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
SEGUNDA
LECTURA
Del
Comentario de san Beda el Venerable, presbítero, sobre el evangelio de san
Lucas
(Libro
1, 46-55: CCL 120, 37-39)
MAGNIFICAT
María
dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador.»
«El
Señor -dice- me ha engrandecido con un don tan magnífico e inaudito que no se
puede explicar con palabras humanas, y el mismo corazón con todo su amor apenas
puede llegar a comprenderlo. Por lo tanto, me entrego con todas mis fuerzas a
la alabanza y a la acción de gracias, contemplando la grandeza de aquel que es
eterno, y gustosamente le consagro mi vida, sentimientos y pensamientos, porque
mi espíritu se alegra en la divinidad eterna de Jesús, es decir, del Salvador,
que se ha revestido de mi carne y reposa en mi seno.»
Porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Estas
palabras se relacionan con el comienzo del cántico, donde se dice: Proclama mi
alma la grandeza del Señor. Sin duda que sólo aquel en quien el Poderoso hace
obras grandes sabrá proclamar dignamente la grandeza del Señor y podrá exhortar
a los que, como él, se sienten enriquecidos por Dios, diciendo: Proclamad
conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Pues
el que no proclama la grandeza del Señor, sabiendo que es infinita, y no
bendice su nombre será el último en el reino de los cielos. Se dice que su
nombre es santo porque, por su inmenso poder, trasciende toda creatura y está
infinitamente por encima de todas las cosas creadas.
Auxilia
a Israel su siervo, acordándose de su misericordia. Con toda propiedad el
cántico llama siervo o niño del Señor a Israel, pues, para salvarlo, Dios lo
acogió como se acoge a un niño obediente y humilde, según aquello que dice
Oseas: Cuando Israel era un niño yo lo amé.
Porque
quien no quiere humillarse no puede tampoco ser salvado ni decir con el
profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, pues, el que se haga
pequeño tal como este niño será el más grande en el reino de los cielos.
Como
lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Al
hablar aquí de la descendencia de Abraham no se refiere a la descendencia según
la carne, sino según el espíritu, es decir, no sólo habla de aquellos que han
sido engendrados según la carne, sino también de todos aquellos que han seguido
los pasos de Abraham por medio de la circuncisión de la fe. Porque Abraham
creyó cuando estaba en la circuncisión y, ya entonces, su fe le fue tenida en
cuenta para la justificación.
Por
lo tanto la venida del Salvador fue prometida a Abraham y a su descendencia por
siempre, es decir, a los hijos de la promesa, de quienes se dice: Si sois de
Cristo sois por lo mismo descendencia de Abraham, herederos según la promesa.
Con
razón la madre del Señor y la madre de Juan se adelantaron con sus respectivas
profecías al nacimiento de sus hijos; con ello, de la misma forma que el pecado
comenzó por la mujer, también por la mujer se inicia la salvación, y la vida,
que fue perdida por el engaño que sedujo a una sola mujer, es ahora devuelta al
mundo por la profecía de dos mujeres que compiten en su empeño por anunciar la
salvación.
RESPONSORIO
Lc 1, 48-50
R.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, * porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
V.
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
R.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor,
derrama tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
El Señor está cerca, venid adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor está cerca, venid adorémosle.
Himno:
QUE VIENE CRISTO REPITEN.
Que
viene Cristo repiten
con
su clamor los profetas,
previniendo
que la gracia
de
la redención se acerca.
Se
anuncia nuestro mañana,
los
corazones se alegran,
anunciadores
de gloria
miles
de voces resuenan.
Fue
el primer advenimiento
no
de castigo ni de pena,
sino
por curar heridas
salvando
a quién pereciera.
Mas
que ha de venir de nuevo
su
venida nos alerta,
a
coronar a los justos
y
a darles la recompensa.
Luz
perenne se nos brinda,
la
salvación centellea,
y
un resplandor nos convoca
a
las mansiones etéreas.
Oh
Cristo, anhelamos verte
cual
Dios en visión perpetua,
porque
este gozo será
bienaventuranza
eterna. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tocad la trompeta en Sión, porque está cerca el día del Señor. Mirad: viene
a salvarnos. Aleluya.
Salmo
117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Diga
la casa de Israel:
eterna
es su misericordia.
Diga
la casa de Aarón:
eterna
es su misericordia.
Digan
los fieles del Señor:
eterna
es su misericordia.
En
el peligro grité al Señor,
y
me escuchó, poniéndome a salvo.
El
Señor está conmigo: no temo,
¿qué
podrá hacerme el hombre?
El
Señor está conmigo y me auxilia,
veré
la derrota de mis adversarios.
Mejor
es refugiarse en el Señor
que
fiarse de los hombres,
mejor
es refugiarse en el Señor
que
confiar en los magnates.
Todos
los pueblos me rodeaban,
en
el nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban cerrando el cerco,
en
el nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban como avispas,
ardiendo
como fuego en las zarzas,
en
el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban
y empujaban para derribarme
pero
el Señor me ayudó;
el
Señor es mi fuerza y mi energía,
él
es mi salvación.
Escuchad:
hay cantos de victoria
en
las tiendas de los justos:
«La
diestra del Señor es poderosa,
la
diestra del Señor es excelsa,
la
diestra del Señor es poderosa.»
No
he de morir, viviré
para
contar las hazañas del Señor.
Me
castigó, me castigó el Señor,
pero
no me entregó a la muerte.
Abridme
las puertas del triunfo,
y
entraré para dar gracias al Señor.
Esta
es la puerta del Señor:
los
vencedores entrarán por ella.
Te
doy gracias porque me escuchaste
y
fuiste mi salvación.
La
piedra que desecharon los arquitectos
es
ahora la piedra angular.
Es
el Señor quien lo ha hecho,
ha
sido un milagro patente.
Éste
es el día en que actuó el Señor:
sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor,
danos la salvación;
Señor,
danos prosperidad.
Bendito
el que viene en nombre del Señor,
os
bendecimos desde la casa del Señor;
el
Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad
una procesión con ramos
hasta
los ángulos del altar.
Tú
eres mi Dios, te doy gracias;
Dios
mío, yo te ensalzo.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tocad la trompeta en Sión, porque está cerca el día del Señor. Mirad: viene a
salvarnos. Aleluya.
Ant
2. Vendrá el Señor, salid a su encuentro diciendo: «Grande es tu origen, y tu
reino no tendrá fin: Dios fuerte, dominador, príncipe de la paz.» Aleluya.
Cántico:
QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito
eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a
ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
tu nombre, Santo y glorioso:
a
él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres en el templo de tu santa gloria:
a
ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres sobre el trono de tu reino:
a
ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a
ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres en la bóveda del cielo:
a
ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vendrá el Señor, salid a su encuentro diciendo: «Grande es tu origen, y tu
reino no tendrá fin: Dios fuerte, dominador, príncipe de la paz.» Aleluya.
Ant
3. Tu palabra omnipotente, Señor, vendrá desde su trono real. Aleluya.
Salmo
150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad
al Señor en su templo,
alabadlo
en su augusto firmamento.
Alabadlo
por sus obras magníficas,
alabadlo
por su inmensa grandeza.
Alabadlo
tocando trompetas,
alabadlo
con arpas y cítaras,
Alabadlo
con tambores y danzas,
alabadlo
con trompas y flautas,
alabadlo
con platillos sonoros,
alabadlo
con platillos vibrantes.
Todo
ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu palabra omnipotente, Señor, vendrá desde su trono real. Aleluya.
LECTURA
BREVE Rm 13, 11b-12
Ya
es hora que despertéis del sueño, pues la salud está ahora más cerca que cuando
abrazamos la fe. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues,
de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V.
Tú que has de venir al mundo.
R.
Ten piedad de nosotros.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis oídos, la criatura
ha dado saltos de contento en mi seno. Aleluya.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis oídos, la criatura
ha dado saltos de contento en mi seno. Aleluya.
PRECES
Roguemos,
hermanos, al Señor Jesús, juez de vivos y muertos, y digámosle:
Ven,
Señor Jesús.
Señor
Jesucristo, tú que viniste a salvar a los pecadores,
líbranos
de caer en la tentación.
Tú
que vendrás con gloria para juzgar a tu pueblo,
muestra
en nosotros tu poder salvador.
Ayúdanos
a cumplir con fortaleza de espíritu los preceptos de tu ley,
para
que podamos esperar tu venida sin temor.
Tú
que eres bendito por los siglos,
concédenos,
por tu misericordia, que llevando ya desde ahora una vida sobria y religiosa
esperemos con gozo tu gloriosa aparición.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Porque
Jesucristo mismo nos lo enseñó, nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
derrama tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SANTO ESPÍRITU, QUE CON EL PADRE
Oh
Santo Espíritu, que con el Padre
y
el Hijo eres un solo Dios eterno:
dígnate
ya bajar hasta nosotros
y
entrar y derramarte en nuestros pechos.
Que
la mente, la lengua y el sentido
den
testimonio de tu nombre excelso,
y
que las llamas del amor despunten,
y
que al prójimo abrasen con su fuego.
Escúchanos,
oh Padre piadosísimo,
y
haz que se cumpla nuestro buen deseo,
tú
que reinas sin tiempo con tu Hijo
Jesucristo
y el Santo Paracleto. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo
22 - EL BUEN PASTOR
El
Señor es mi Pastor, nada me falta:
en
verdes praderas me hace recostar;
me
conduce hacia fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas;
me
guía por el sendero justo,
por
el honor de su nombre.
Aunque
camine por cañadas oscuras,
nada
temo, porque tú vas conmigo:
tu
vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas
una mesa ante mí
enfrente
de mis enemigos;
me
unges la cabeza con perfume,
y
mi copa rebosa.
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan
todos
los días de mi vida,
y
habitaré en la casa del Señor
por
años sin término.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
75 I- ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Dios
se manifiesta en Judá,
su
fama es grande en Israel;
su
tabernáculo está en Jerusalén,
su
morada en Sión:
allí
quebró los relámpagos del arco,
el
escudo, la espada y la guerra.
Tú
eres deslumbrante, magnífico,
con
montones de botín conquistados.
Los
valientes duermen su sueño,
y
a los guerreros no les responden sus brazos.
Con
un bramido, ¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste
carros y caballos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
75 - II
Tú
eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al
ímpetu de tu ira?
Desde
el cielo proclamas la sentencia:
la
tierra teme sobrecogida,
cuando
Dios se pone en pie para juzgar,
para
salvar a los humildes de la tierra.
La
cólera humana tendrá que alabarte,
los
que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced
votos al Señor y cumplidlos,
y
traigan los vasallos tributo al Temible:
él
deja sin aliento a los príncipes,
y
es temible para los reyes del orbe.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA
BREVE Rm 13, 13-14a
Andemos
como en pleno día, con dignidad. No andemos en comilonas y borracheras, ni en
deshonestidad ni lujuria, ni en riñas ni en envidias; sino revestíos de
Jesucristo, el Señor.
V.
Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R.
Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
derrama tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando
la luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida.
Eres
resurrección, palabra y prenda
de
ser y de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán
en ti cosecha para siempre.
Ven
ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de
tu radiante luz llena este día,
camino
de alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por
tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA
BREVE 1Ts 3, 12-13
Que
el Señor os haga aumentar y rebosar en amor de unos con otros y con todos, así
como os amamos nosotros, para que conservéis vuestros corazones intachables en
santidad ante Dios, Padre nuestro, cuando venga nuestro Señor Jesucristo con
todos sus santos.
V.
Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R.
Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
derrama tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas
palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras
de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
LECTURA
BREVE Cf. 2Ts 1, 6. 7. 10
Es
justo a los ojos de Dios que a vosotros, los atribulados, os pague con descanso
eterno, descanso que será en nuestra compañía. Esto sucederá el día de la
revelación de Jesús, el Señor, cuando venga del cielo con los ángeles
ejecutores de su poder, cuando venga aquel día para ser glorificado en sus
santos y para ser la admiración de los que han tenido fe.
V.
Ven, Señor, y no tardes.
R.
Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
derrama tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESCUCHA, CASA DE DAVID
Escucha,
casa de David:
La
Virgen pura se halla encinta;
Dios
la acaricia y la fecunda
y
la hace Madre de la vida.
La
Virgen grávida nos lleva
en
el secreto de su dicha;
la
Virgen fiel nos abre ruta
por
su obediencia de discípula.
Espera
en calma la agraciada,
con
ella el mundo se arrodilla;
levanta
el pobre la mirada,
con
ella pide la venida.
Nacido
en tiempos sin aurora,
el
Hijo espera con María.
¡Oh
Dios de amor, nuestra esperanza,
cambia
tu espera en parusía!
¡A
ti, Jesús, Hijo esperado,
aparecido
en nuestros días,
con
santo júbilo cantamos!
¡Ven
en tu reino, ven de prisa! Amén.
SALMODIA
Ant
1. Contemplad cuán glorioso es el que viene a salvar a todos los pueblos.
Salmo
109 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y
haré de tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el
poder de tu cetro:
somete
en la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo
mismo te engendré, como rocío,
antes
de la aurora.»
El
Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú
eres sacerdote eterno
según
el rito de Melquisedec.»
El
Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En
su camino beberá del torrente,
por
eso levantará la cabeza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Contemplad cuán glorioso es el que viene a salvar a todos los pueblos.
Ant
2. Lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale: ven, Señor, y no tardes más.
Aleluya.
Salmo
111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso
quien teme al Señor
y
ama de corazón sus mandatos.
Su
linaje será poderoso en la tierra,
la
descendencia del justo será bendita.
En
su casa habrá riquezas y abundancia,
su
caridad es constante, sin falta.
En
las tinieblas brilla como una luz
el
que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso
el que se apiada y presta,
y
administra rectamente sus asuntos.
El
justo jamás vacilará,
su
recuerdo será perpetuo.
No
temerá las malas noticias,
su
corazón está firme en el Señor.
Su
corazón está seguro, sin temor,
hasta
que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte
limosna a los pobres;
su
caridad es constante, sin falta,
y
alzará la frente con dignidad.
El
malvado, al verlo, se irritará,
rechinará
los dientes hasta consumirse.
La
ambición del malvado fracasará.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale: ven, Señor, y no tardes más.
Aleluya.
Ant
3. Se dilatará su principado con una paz sin límites. Aleluya.
LAS
BODAS DEL CORDERO - Ap. 19,1-2, 5-7
El
cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio
es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya
sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La
salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R.
Aleluya)
porque
sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Alabad
al Señor sus siervos todos.
(R.
Aleluya)
Los
que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Porque
reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R.
Aleluya)
Alegrémonos
y gocemos y démosle gracias.
Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Llegó
la boda del cordero.
(R.
Aleluya)
Su
esposa se ha embellecido.
Aleluya,
(aleluya).
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se dilatará su principado con una paz sin límites. Aleluya.
LECTURA
BREVE Flp 4, 4-5
Estad
siempre alegres en el Señor. Otra vez os lo digo: Estad alegres. Que vuestra
bondad sea conocida de todos. El Señor está cerca.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Y danos tu salvación.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia
que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro
de la tierra.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia
que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro
de la tierra.
PRECES
Hermanos,
oremos a Cristo, el Señor que viene a salvar a todos los hombres, y digámosle
confiadamente:
Ven,
Señor Jesús.
Señor
Jesucristo, que por el misterio de la encarnación manifestaste al mundo la
gloria de tu divinidad,
vivifica
al mundo con tu venida.
Tú
que participaste de nuestra debilidad,
concédenos
tu misericordia.
Tú
que en tu primera venida viniste humildemente para salvar al mundo de sus
pecados,
absuélvenos
de todas las culpas, cuando vuelvas de nuevo con gloria y majestad.
Tú
que lo gobiernas todo con tu poder,
ayúdanos,
por tu bondad, a alcanzar la herencia eterna.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que estás sentado a la derecha del Padre,
alegra
con la visión de tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
Con
el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, digamos al Padre:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
derrama tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados:
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando
acabamos el día
te
suplicamos, Señor,
nos
hagas de centinela
y
otorgues tu protección.
Que
te sintamos: contigo
sueñe
nuestro corazón
para
cantar tus loores
de
nuevo al salir el sol.
Danos
vida saludable,
alienta
nuestro calor,
tu
claridad ilumine
la
oscuridad que llegó.
Dánoslo,
Padre piadoso,
por
Jesucristo, el Señor,
que
reina con el Espíritu
Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo
90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él
te librará de la red del cazador,
de
la peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni
la flecha que vuela de día,
ni
la peste que se desliza en las tinieblas,
ni
la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a
ti no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No
se te acercará la desgracia,
ni
la plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y
le haré ver mi salvación.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y
no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinará por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Humildemente
te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de
la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana
nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
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