Propio del Tiempo.
Salterio IV
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ¡OH
REDENTOR, OH CRISTO!
¡Oh Redentor, oh
Cristo,
Señor del
universo,
víctima y
sacerdote,
sacerdote y
cordero!
Para pagar la
deuda
que nos cerraba el
cielo,
tomaste entre tus
manos
la hostia de tu
cuerpo
y ofreciste tu
sangre
en el cáliz del
pecho:
altar blando, tu
carne;
altar duro, un
madero.
¡Oh Cristo
Sacerdote,
hostia a la vez y
templo!
Nunca estuvo la
vida
de la muerte tan
dentro,
nunca abrió tan
terribles
el amor sus
veneros.
El pecado del
hombre,
tan huérfano del
cielo,
se hizo perdón de
sangre
y gracia de tu
cuerpo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Nuestros
padres nos contaron el poder del Señor y las maravillas que realizó.
Salmo 77, 1-39 I
BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO ATRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN
Escucha, pueblo
mío, mi enseñanza,
inclina el oído a
las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi
boca a las sentencias,
para que broten
los enigmas del pasado.
Lo que oímos y
aprendimos,
lo que nuestros
padres nos contaron,
no lo ocultaremos
a sus hijos,
lo contaremos a la
futura generación:
las alabanzas del
Señor, su poder,
las maravillas que
realizó;
porque él
estableció una norma para Jacob,
dió una ley a
Israel.
El mandó a
nuestros padres
que lo enseñaran a
sus hijos,
para que lo
supiera la generación siguiente;
los hijos que
nacieran después.
Que surjan y lo
cuenten a sus hijos,
para que pongan en
Dios su confianza
y no olviden las
acciones de Dios,
sino que guarden
sus mandamientos;
para que no imiten
a sus padres,
generación rebelde
y pertinaz;
generación de
corazón inconstante,
de espíritu infiel
a Dios.
Los arqueros de la
tribu de Efraím
volvieron la
espalda en la batalla;
no guardaron la
alianza de Dios,
se negaron a
seguir su ley,
echando en olvido
sus acciones,
las maravillas que
les había mostrado,
cuando hizo
portentos a vista de sus padres,
en el país de
Egipto, en el campo de Soán:
hendió el mar para
abrirles paso,
sujetando las
aguas como muros;
los guiaba de día
con una nube,
de noche con el
resplandor del fuego;
hendió la roca en
el desierto,
y les dió a beber
raudales de agua;
sacó arroyos de la
peña,
hizo correr las
aguas como ríos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestros
padres nos contaron el poder del Señor y las maravillas que realizó.
Ant 2. Los hijos
comieron el maná y bebieron de la roca espiritual que los seguía.
Salmo 77 II
Pero ellos
volvieron a pecar contra él,
y en el desierto
se rebelaron contra el Altísimo:
tentaron a Dios en
sus corazones,
pidiendo una
comida a su gusto;
hablaron contra
Dios: «¿podrá Dios
preparar una mesa
en el desierto?
Él hirió la roca,
brotó agua
y desbordaron los
torrentes;
pero ¿podrá
también darnos pan,
proveer de carne a
su pueblo?»
Lo oyó el Señor, y
se indignó;
un fuego se encendió
contra Jacob,
hervía su cólera
contra Israel,
porque no tenían
fe en Dios
ni confiaban en su
auxilio.
Pero dió orden a
las altas nubes,
abrió las
compuertas del cielo:
hizo llover sobre
ellos maná,
les dió un trigo
celeste;
y el hombre comió
pan de ángeles,
les mandó
provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde
el cielo el levante,
y dirigió con su
fuerza el viento sur;
hizo llover carne
como una polvareda,
y volátiles como
arena del mar;
los hizo caer en
mitad del campamento,
alrededor de sus
tiendas.
Ellos comieron y
se hartaron,
así satisfizo su
avidez;
pero con la avidez
recién saciada,
con la comida aún
en la boca,
la ira de Dios
hirvió contra ellos:
mató a los más
robustos,
doblegó a la flor
de Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los hijos
comieron el maná y bebieron de la roca espiritual que los seguía.
Ant 3. Se
acordaron de que Dios era su roca y su redentor.
Salmo 77 III
Y, con todo,
volvieron a pecar,
y no dieron fe a
sus milagros:
entonces consumió
sus días en un soplo,
sus años en un
momento;
y, cuando los
hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para
volverse hacia Dios;
se acordaban de
que Dios era su roca,
el Dios Altísimo,
su redentor.
Lo adulaban con
sus bocas,
pero sus lenguas
mentían:
su corazón no era
sincero con él,
ni eran fieles a
su alianza.
Él, en cambio,
sentía lástima,
perdonaba la culpa
y no los destruía:
una y otra vez
reprimió su cólera,
y no despertaba
todo su furor;
acordándose de que
eran de carne,
un aliento fugaz
que no torna.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se acordaron
de que Dios era su roca y su redentor.
V. Convertíos al
Señor, vuestro Dios.
R. Porque es
compasivo y misericordioso.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
Deuteronomio 4, 1-8. 32-40
QUE NACIÓN TIENE
UN DIOS TAN CERCANO COMO EL NUESTRO
En aquellos días,
dijo Moisés al pueblo estas palabras:
«Ahora, Israel,
escucha los mandatos y decretos que yo te enseño, para que los pongáis en
práctica: así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor,
Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os mando, ni
suprimáis nada, sino cumplid los preceptos del Señor, vuestro Dios, tal como yo
os los prescribo hoy.
Vuestros ojos han
visto lo que hizo el Señor a Baal Fegor, cómo el Señor, vuestro Dios, exterminó
en medio de vosotros a todos los que se fueron detrás de Baal Fegor, mientras
que los que fuisteis fieles al Señor seguís hoy con vida.
Mirad: yo os
enseño mandatos y decretos, como me ordenó el Señor, mi Dios, para que los
pongáis en práctica en la tierra en que vais a entrar para tomarla en posesión.
Guardadlos y cumplidlos, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra prudencia
a los ojos de los pueblos, los cuales, al oír estos mandatos, dirán:
"Cierto, es un pueblo sabio y prudente esta gran nación." Porque
¿cuál de las naciones grandes tiene unos dioses tan cercanos como el Señor,
nuestro Dios, siempre que lo invocamos? O ¿qué nación tan grande tiene unos
mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que hoy os promulgo?
Pregunta a los
tiempos remotos que te han precedido, desde el día en que el Señor creó al
hombre en la tierra, si ha sucedido jamás algo tan grande o se ha oído cosa
semejante desde un extremo a otro del cielo, ¿Escuchó algún pueblo la voz de un
Dios hablándole desde el fuego, como tú la escuchaste, y salió con vida? ¿Se ha
atrevido algún Dios a venir a sacar para sí un pueblo de en medio de otro
pueblo, con pruebas, signos y prodigios, en son de guerra, con mano fuerte y
brazo extendido, con terribles portentos, como hizo el Señor, vuestro Dios, con
vosotros en Egipto, ante vuestros mismos ojos? A ti se te ha concedido ver todo
esto, para que reconozcas que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de él.
Desde el cielo
hizo resonar su voz para enseñarte, en la tierra te mostró aquel gran fuego, y
oíste sus palabras que salían del fuego. Porque amó a tus padres y después
eligió a su descendencia, él en persona te sacó de Egipto con gran fuerza, para
desposeer ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú, para traerte y darte
sus tierras en heredad; como ocurre hoy.
Así has de
reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo y abajo en
la tierra, y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te voy a dar
hoy, y así os irá bien a ti y a los hijos que te sucedan, y alargarás tus años
sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar para toda la vida.
RESPONSORIO
Dt 4, 1; cf. 31, 19. 20; Sal 80,9
R. Escucha,
Israel, los mandamientos del Señor y escríbelos en tu corazón como en un libro;
* y te daré una tierra que mana leche y miel.
V. Escucha, pueblo
mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel!
R. y te daré una
tierra que mana leche y miel.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías
del Pseudo-Crisóstomo
(Suplemento,
Homilía 6, Sobre la oración: PG 64, 462-466)
LA ORACIÓN ES LUZ
DEL ALMA
Nada hay mejor que
la oración y coloquio con Dios, ya que por ella nos ponemos en contacto
inmediato con él; y, del mismo modo que nuestros ojos corporales son iluminados
al recibir la luz, así también nuestro espíritu, al fijar su atención en Dios,
es iluminado con su luz inefable. Me refiero, claro está, a aquella oración que
no se hace por rutina, sino de corazón; que no queda circunscrita a unos
determinados momentos, sino que se prolonga sin cesar día y noche.
Conviene, en
efecto, que la atención de nuestra mente no se limite a concentrarse en Dios de
modo repentino, en el momento en que nos decidimos a orar, sino que hay que
procurar también que cuando está ocupada en otros menesteres, como el cuidado
de los pobres o las obras útiles de beneficencia u otros cuidados cualesquiera,
no prescinda del deseo y el recuerdo de Dios, de modo que nuestras obras, como
condimentadas con la sal del amor de Dios, se conviertan en un manjar suavísimo
para el Señor de todas las cosas. Y también nosotros podremos gozar, en todo
momento de nuestra vida, de las ventajas que de ahí resultan, si dedicamos
mucho tiempo al Señor.
La oración es luz
del alma, verdadero conocimiento de Dios, mediadora entre Dios y los hombres.
Por ella nuestro espíritu, elevado hasta el cielo, abraza a Dios con abrazos
inefables, deseando la leche divina, como un niño que, llorando, llama a su
madre; por ella nuestro espíritu espera el cumplimiento de sus propios anhelos
y recibe unos bienes que superan todo lo natural y visible.
La oración viene a
ser una venerable mensajera nuestra ante Dios, alegra nuestro espíritu, aquieta
nuestro ánimo. Me refiero, en efecto, a aquella oración que no consiste en
palabras, sino más bien en el deseo de Dios, en una piedad inefable, que no
procede de los hombres, sino de la gracia divina, acerca de la cual dice el
Apóstol: Nosotros no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu mismo aboga
por nosotros con gemidos que no pueden ser expresados en palabras.
Semejante oración,
si nos la concede Dios, es de gran valor y no ha de ser despreciada; es un
manjar celestial que satisface al alma; el que lo ha gustado, se inflama en el
deseo eterno de Dios, como en un fuego ardentísimo que inflama su espíritu.
Para que alcance
en ti su perfección, pinta tu casa interior con la moderación y la humildad,
hazla resplandeciente con la luz de la justicia, adórnala con buenas obras,
como con excelentes láminas de metal, y decórala con la fe y la grandeza de
ánimo, a manera de paredes y mosaicos; por encima de todo coloca la oración,
como el techo que corona y pone fin al edificio, para disponer así una mansión
acabada para el Señor y poderlo recibir como en una casa regia y espléndida,
poseyéndolo por la gracia como una imagen colocada en el templo del alma.
RESPONSORIO
Lm 5, 20-21a; Mt 8, 25
R. ¿Porqué has de
olvidarnos para siempre? ¿Porqué toda la vida abandonarnos? * Haz que volvamos
a ti, Señor, y volveremos.
V. ¡Señor,
sálvanos, que perecemos!
R. Haz que
volvamos a ti, Señor, y volveremos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a continuar animosos estos días de penitencia que acabamos de
empezar y que nuestras prácticas externas de penitencia estén siempre
acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea convertirse. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: DELANTE DE
LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz
los ojos míos
quédenseme, Señor,
así mirando,
y sin ellos
quererlo estén llorando,
porque pecaron
mucho y están fríos.
Y estos labios que
dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor,
así cantando,
y sin ellos
quererlo estén rezando,
porque pecaron
mucho y son impíos.
Y así con la
mirada en vos prendida,
y así con la
palabra prisionera,
como la carne a
vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor,
el alma entera;
y así clavada en
vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando
queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios,
crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Salmo 50 -
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me
concibió mi madre.
Te gusta un
corazón sincero,
y en mi interior
me inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré
más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo
y la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi
pecado tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi
lengua tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es
un espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea
en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate,
Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE
GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13, 10-15. 17-19
Anuncien todos los
pueblos sus maravillas
y alábenle sus
elegidos en Jerusalén,
la ciudad del
Santo;
por las obras de
tus hijos te azotará,
pero de nuevo se
compadecerá
de los hijos de
los justos.
Confiesa
dignamente al Señor
y bendice al Rey
de los siglos,
para que de nuevo
sea en ti
edificado su
tabernáculo con alegría,
para que alegre en
ti a los cautivos
y muestre en ti su
amor hacia los desdichados,
por todas las
generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz
de lámpara
y todos los
confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos
vendrán de lejos
al nombre del
Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas
en sus manos,
ofrendas para el
rey del cielo.
Las generaciones
de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para
siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta
de gozo por los hijos de los justos,
que serán
congregados,
y al Señor de los
justos bendecirán.
Dichosos los que
te aman;
en tu paz se
alegrarán.
Dichosos cuantos
se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se
alegrarán
contemplando toda
tu gloria,
y se regocijarán
para siempre.
Bendice, alma mía,
a Dios, rey grande,
porque Jerusalén
con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras
preciosas sus muros
y con oro puro sus
torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate,
Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Ant 3. Sión, alaba
a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo 147 -
RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al
Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios,
Sión:
que ha reforzado
los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a
tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en
tus fronteras,
te sacia con flor
de harina.
Él envía su
mensaje a la tierra,
y su palabra corre
veloz;
manda la nieve
como lana,
esparce la
escarcha como ceniza;
hace caer el hielo
como migajas
y con el frío
congela las aguas;
envía una orden, y
se derriten;
sopla su aliento,
y corren.
Anuncia su palabra
a Jacob,
sus decretos y
mandatos a Israel;
con ninguna nación
obró así,
ni les dio a
conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a
tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE
Is 53, 11b-12
Mi siervo
justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos. Le daré una
multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre, porque se entregó a
sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; él tomó sobre sí el
pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará
de la red del cazador.
R. Él me librará
de la red del cazador.
V. Me cubrirá con
su plumaje.
R. Él me librará
de la red del cazador.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará
de la red del cazador.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando veas a
alguien desnudo, cúbrelo, y no desprecies a tu semejante; entonces brillará tu
luz como la aurora, y tu justicia te abrirá camino.
Cántico de Zacarías.
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando veas a
alguien desnudo, cúbrelo, y no desprecies a tu semejante; entonces brillará tu
luz como la aurora, y tu justicia te abrirá camino.
PRECES
Acudamos a Cristo,
nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y
supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad
de nosotros.
Tú que subiste a
Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu
Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, exaltado
en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras
heridas.
Tú que convertiste
el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos
en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
Tú que, clavado en
la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también
a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Como Cristo nos
enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a continuar animosos estos días de penitencia que acabamos de
empezar y que nuestras prácticas externas de penitencia estén siempre
acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea convertirse. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: AMIGO DE
LOS HOMBRES, JESUCRISTO
Amigo de los
hombres, Jesucristo,
tú solo das
sentido a nuestra historia,
y, con los ojos
fijos al futuro,
la Iglesia vive
fiel a tu memoria.
Este tiempo de
ayuno te presenta
de nosotros la
parte más oscura,
y tus manos
clavadas al madero
nos devuelven tu
paz y tu ternura.
A lo largo del día
no nos dejes,
no nos falte la
luz de tu mirada:
llena de amor los
pasos que caminan
de este mundo a la
luz de tu alborada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
Salmo 118, 161-168
Los nobles me
perseguían sin motivo,
pero mi corazón
respetaba tus palabras;
yo me alegraba con
tu promesa,
como el que
encuentra un rico botín;
detesto y
aborrezco la mentira,
y amo tu voluntad.
Siete veces al día
te alabo
por tus justos
mandamientos;
mucha paz tienen
los que aman tus leyes,
y nada los hace
tropezar;
aguardo tu
salvación, Señor,
y cumplo tus
mandatos.
Mi alma guarda tus
preceptos
y los ama
intensamente;
guardo tus
decretos,
y tú tienes
presente mis caminos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 132 -
FELICIDAD DE LA CONCORDIA FRATERNA
Ved qué paz y qué
alegría,
convivir los
hermanos unidos.
Es ungüento
precioso en la cabeza,
que va bajando por
la barba,
que baja por la
barba de Aarón,
hasta la franja de
su ornamento.
Es rocío del
Hermón, que va bajando
sobre el monte
Sión.
Porque allí manda
el Señor la bendición:
la vida para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 139, 1-9.
13-14 - TÚ ERES MI REFUGIO
Líbrame, Señor,
del malvado,
guárdame del
hombre violento,
que planean
maldades en su corazón
y todo el día
provocan contiendas;
afilan sus lenguas
como serpientes,
con veneno de
víboras en los labios.
Defiéndeme, Señor,
de la mano perversa,
guárdame de los
hombres violentos,
que preparan
zancadillas a mis pasos.
Los soberbios me
esconden trampas;
los perversos me
tienden una red
y por el camino me
colocan lazos.
Pero yo digo al
Señor: «Tú eres mi Dios»;
Señor, atiende a
mis gritos de socorro;
Señor Dios, mi
fuerte salvador,
que cubres mi
cabeza el día de la batalla.
Señor, no le
concedas sus deseos al malvado,
no des éxito a sus
proyectos.
Yo sé que el Señor
hace justicia al afligido
y defiende el
derecho del pobre.
Los justos
alabarán tu nombre,
los honrados
habitarán en tu presencia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
LECTURA BREVE
Is 55, 3
Inclinad el oído,
venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la
promesa que aseguré a David.
V. Señor, crea en
mí un corazón puro.
R. Renuévame por
dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a continuar animosos estos días de penitencia que acabamos de
empezar y que nuestras prácticas externas de penitencia estén siempre acompañadas
por la sinceridad de un corazón que desea convertirse. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: JESÚS,
CONTIGO IREMOS AL DESIERTO
Jesús, contigo
iremos al desierto
en medio de la
villa populosa,
y tú nos brindarás
el pan sabroso
que alimentó tu
alma silenciosa.
Contigo pasaremos
el mar Rojo,
beberemos el agua
de la roca;
tú serás el pastor
y, en la montaña,
tú serás nuestra
gracia esplendorosa.
Contigo
humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía
dolorosa,
y al final, oh
Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos
en tu gloria. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Por mi
vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que
cambie de conducta y viva.»
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Por mi vida -dice
el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de
conducta y viva.»
LECTURA BREVE
Cf. Jr 3, 12b. 14a
«Volveos -oráculo
del Señor-. No os pondré mala cara, porque soy compasivo y no me irrito para
siempre. Volved, hijos rebeldes», oráculo del Señor.
V. Aparta de mi
pecado tu vista.
R. Borra en mí
toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a continuar animosos estos días de penitencia que acabamos de
empezar y que nuestras prácticas externas de penitencia estén siempre
acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea convertirse. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OJOS DE
AQUEL PUBLICANO
Ojos de aquel
publicano
hasta la tierra
caídos,
el Dios de la luz
os mira,
miradle con
regocijo.
Mano que pide
clemencia
hiriendo el pecho
contrito,
el Señor te abre
la puerta
de su pecho
compasivo.
Lengua que en bajo
murmullo
dices tu dolor
sentido,
el Juez que sabe
juzgar
ha escuchado
complacido.
Padre del octavo
día,
glorioso siendo
propicio,
perdónanos,
purifícanos,
por el honor de tu
Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad
de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acreditémonos
ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser
justos.
LECTURA BREVE
St 1, 27
La religión pura y
sin mancha ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: en visitar a los
huérfanos y a las viudas en su aflicción, y en conservarse limpio de toda
mancha en este mundo.
V. Mi sacrificio
es un espíritu contrito.
R. Un corazón
quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a continuar animosos estos días de penitencia que acabamos de
empezar y que nuestras prácticas externas de penitencia estén siempre
acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea convertirse. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA
VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y
vivo yo sin vida
ofendiendo la vida
de mi muerte;
sangre divina de
las venas vierte
y mi diamante su
dureza olvida.
Está la majestad
de Dios tendida
en una dura cruz,
y yo de suerte
que soy de sus
dolores el más fuerte
y de su cuerpo la
mayor herida.
¡Oh duro corazón
de mármol frío!
¿Tiene tu Dios
abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un
copioso río?
Morir por él será
divino acuerdo,
mas eres tú mi
vida, Cristo mío,
y, como no la
tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras
día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I -
HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios
mío, mi rey;
bendeciré tu
nombre por siempre jamás.
Día tras día te
bendeciré
y alabaré tu
nombre por siempre jamás.
Grande es el
Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su
grandeza;
una generación
pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus
hazañas.
Alaban ellos la gloria
de tu majestad,
y yo repito tus
maravillas;
encarecen ellos
tus temibles proezas,
y yo narro tus
grandes acciones;
difunden la
memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus
victorias.
El Señor es
clemente y misericordioso,
lento a la cólera
y rico en piedad;
el Señor es bueno
con todos,
es cariñoso con
todas sus creaturas.
Que todas tus
creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan
tus fieles;
que proclamen la
gloria de tu reinado,
que hablen de tus
hazañas;
explicando tus
proezas a los hombres,
la gloria y
majestad de tu reinado.
Tu reinado es un
reinado perpetuo,
tu gobierno va de
edad en edad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día
te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de
todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a
sus palabras,
bondadoso en todas
sus acciones.
El Señor sostiene
a los que van a caer,
endereza a los que
ya se doblan.
Los ojos de todos
te están aguardando,
tú les das la
comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de
favores a todo viviente.
El Señor es justo
en todos sus caminos,
es bondadoso en
todas sus acciones;
cerca está el
Señor de los que lo invocan,
de los que lo
invocan sinceramente.
Satisface los
deseos de sus fieles,
escucha sus
gritos, y los salva.
El Señor guarda a
los que lo aman,
pero destruye a
los malvados.
Pronuncie mi boca
la alabanza del Señor,
todo viviente
bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de
todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Ant 3. Justos y
verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y
verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE
St 5, 16. 19-20
Confesaos
mutuamente vuestros pecados y rogad unos por otros, para alcanzar vuestra
curación, pues la oración ferviente del justo tiene gran eficacia. Hermanos, si
alguno de entre vosotros se desvía de la verdad y otro logra convertirlo, sepa
que quien convierte a un pecador de su camino equivocado salvará su alma de la
muerte y cubrirá la multitud de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque
he pecado contra ti.
R. Señor, ten
misericordia.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vendrán días
en que se les quitará el esposo y entonces los invitados a las bodas ayunarán.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán días
en que se les quitará el esposo y entonces los invitados a las bodas ayunarán.
PRECES
Adoremos al
Salvador de los hombres, que muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró
la vida, y digámosle humildemente:
Santifica, Señor,
al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro,
concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,
para que
consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos que
imitemos a tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos
consolar a los tristes, mediante el consuelo con que nosotros somos por ti
consolados.
Concede a tus
fieles participar en tu pasión por medio de sus sufrimientos,
para que tu salvación
se manifieste también en ellos.
Tú que te
humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
enséñanos a ser
obedientes y a tener paciencia.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Dígnate
transfigurar a los difuntos a semejanza de tu cuerpo glorioso
y concédenos a
nosotros ser un día partícipes de la gloria de ellos.
Ya que por
Jesucristo somos hijos de Dios, oremos confiados a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a continuar animosos estos días de penitencia que acabamos de
empezar y que nuestras prácticas externas de penitencia estén siempre
acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea convertirse. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE
Cuando llegó el
instante de tu muerte
inclinaste la
frente hacia la tierra,
como todos los
mortales;
mas no eras tú el
hombre derribado,
sino el Hijo que
muerto nos contempla.
Cuando me llegue
el tránsito esperado
y siga sin retorno
por mi senda,
como todos los
mortales,
el sueño de tu
rostro será lumbre
y tu gloria mi
gloria venidera.
El silencio
sagrado de la noche
tu paz y tu venida
nos recuerdan,
Cristo, luz de los
mortales;
acepta nuestro
sueño necesario
como secreto amor
que a ti se llega. Amén
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa sobre
mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas
por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa,
oh dulce Virgen
María!
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