De la memoria.
EL MARTIRIO DE
SAN JUAN BAUTISTA. (MEMORIA).
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, adoremos
al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PROFETA DE
SOLEDADES
Profeta de
soledades,
labio hiciste de
tus iras
para fustigar
mentiras
y para gritar
verdades.
Sacudiste el azote
ante el poder
soberbio;
y ante el Sol que
nacía
se apagó tu
lucero.
Por fin, en un
banquete
y en el placer de
un ebrio,
el vino de tu
sangre
santificó el
desierto.
Profeta de
soledades,
labio hiciste de
tus iras
para fustigar
mentiras
y para gritar
verdades. Amen.
SALMODIA
Ant 1. Inclina,
Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Salmo 30, 2-17.
20-25 I SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás;
tú aborreces a los
que veneran ídolos inertes,
pero yo confío en
el Señor;
tu misericordia
sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en
mi aflicción,
velas por mi vida
en peligro;
no me has
entregado en manos del enemigo,
has puesto mis
pies en un camino ancho.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Inclina,
Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Ant 2. Haz
brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Salmo 30 II
Piedad, Señor, que
estoy en peligro:
se consumen de
dolor mis ojos,
mi garganta y mis
entrañas.
Mi vida se gasta
en el dolor;
mis años, en los
gemidos;
mi vigor decae con
las penas,
mis huesos se
consumen.
Soy la burla de
todos mis enemigos,
la irrisión de mis
vecinos,
el espanto de mis
conocidos:
me ven por la
calle y escapan de mí.
Me han olvidado
como a un muerto,
me han desechado
como a un cacharro inútil.
Oigo las burlas de
la gente,
y todo me da
miedo;
se conjuran contra
mí
y traman quitarme
la vida.
Pero yo confío en
ti, Señor,
te digo: «Tú eres
mi Dios.»
En tu mano está mi
destino:
líbrame de los
enemigos que me persiguen;
haz brillar tu
rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu
misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz brillar,
Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Ant 3. Bendito sea
el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
Salmo 30 III
¡Qué bondad tan
grande, Señor,
reservas para tus
fieles,
y concedes a los
que a ti se acogen
a la vista de
todos!
En el asilo de tu
presencia los escondes
de las conjuras
humanas;
los ocultas en tu
tabernáculo,
frente a las
lenguas pendencieras.
Bendito el Señor,
que ha hecho por mí
prodigios de
misericordia
en la ciudad
amurallada.
Yo decía en mi
ansiedad:
«Me has arrojado
de tu vista»;
pero tú escuchaste
mi voz suplicante
cuando yo te
gritaba.
Amad al Señor,
fieles suyos;
el Señor guarda a
sus leales,
y a los soberbios
les paga con creces.
Sed fuertes y
valientes de corazón
los que esperáis
en el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea
el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
V. Enséñame,
Señor, a caminar con lealtad.
R. Porque tú eres
mi Dios y Salvador.
PRIMERA LECTURA
De la primera
carta a Timoteo 6, 1-10
TENIENDO CON QUÉ
ALIMENTARNOS Y CON QUÉ CUBRIRNOS ESTEMOS CONTENTOS
Hermanos: Los que
tienen que prestar servidumbre miren a sus amos como dignos de todo respeto.
Así no se hablará mal del nombre de Dios ni de nuestra doctrina. Los que tienen
amos cristianos no los tengan en menos por ser hermanos. Al contrario, deben
servirlos mejor; porque quienes reciben sus buenos servicios son cristianos y
amigos de Dios. Esto debes enseñar e inculcar.
Quien va enseñando
doctrinas erróneas y no presta su adhesión a las palabras de salvación de
Jesucristo, Señor nuestro, y a la recta doctrina de la fe es un orgulloso que
nada sabe, un maniático inclinado a las discusiones inútiles y a los juegos de
palabras. De esto no nace otra cosa sino envidias, riñas e insultos, sospechas
malignas y continuos altercados propios de personas de mente tarada, faltas de
verdad y que consideran la religión sólo como un negocio.
¡Y en verdad que
es fuente de ganancias nuestra religión para quien se contenta con lo suyo!
Nada trajimos al mundo; de modo que nada podemos llevarnos de él. En teniendo
con qué alimentarnos y con qué cubrirnos estemos contentos. Los que a toda
costa quieren almacenar riquezas sucumben a la tentación, caen en la trampa, en
muchos afanes locos y perniciosos que hunden a los hombres en la ruina y en la
perdición. Raíz de todos los males es el afán del dinero; y algunos, por
dejarse llevar de él, se han desviado de la fe y han quedado sumergidos en un
mar de tormentos.
RESPONSORIO
Mt 6, 25; cf. 1Tm 6, 8
R. No os apuréis
por vuestra vida, pensando si tendréis para comer, ni por vuestro cuerpo,
pensando si tendréis con qué vestiros. * ¿No es acaso la vida más que el alimento
y el cuerpo más que el vestido?
V. Mientras
tengáis con qué alimentaros y con qué cubriros estad contentos con eso.
R. ¿No es acaso la
vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de
san Beda el Venerable, presbítero
(Homilía 23: CCL
122, 354. 356-357)
PRECURSOR DEL
NACIMIENTO Y DE LA MUERTE DE CRISTO
El santo Precursor
del nacimiento, de la predicación y de la muerte del Señor mostró en el momento
de la lucha suprema una fortaleza digna de atraer la mirada de Dios, ya que,
como dice la Escritura, aunque, a juicio de los hombres, haya sufrido castigos,
su esperanza estaba llena de inmortalidad. Con razón celebramos su día
natalicio, que él ha solemnizado con su martirio y adornado con el fulgor
purpúreo de su sangre; con razón veneramos con gozo espiritual la memoria de
aquel que selló con su martirio el testimonio que había dado del Señor.
No debemos poner
en duda que san Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida en testimonio
de nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su perseguidor no
lo forzó a que negara a Cristo, si trató de obligarlo a que callara la verdad;
ello es suficiente para afirmar que murió por Cristo.
Cristo, en efecto,
dice: Yo soy la verdad; por consiguiente, si Juan derramó su sangre por la
verdad, la derramó por Cristo; y él, que precedió a Cristo en su nacimiento en
su predicación y en su bautismo, anunció también con su martirio, anterior al
de Cristo, la pasión futura del Señor.
Este hombre tan
eximio terminó, pues, su vida derramando su sangre, después de un largo y
penoso cautiverio. Él, que había evangelizado la libertad de una paz que viene
de arriba, fue encarcelado por unos hombres malvados; fue encerrado en la
oscuridad de un calabozo aquel que vino a dar testimonio de la luz y a quien
Cristo, la luz en persona, dio el título de «lámpara que arde y que ilumina»;
fue bautizado en su propia sangre aquel a quien fue dado bautizar al Redentor
del mundo, oír la voz del Padre que resonaba sobre Cristo y ver la gracia del
Espíritu Santo que descendía sobre él. Mas a él, todos aquellos tormentos
temporales no le resultaban penosos, sino más bien leves y agradables, ya que
los sufría por causa de la verdad y sabía que habían de merecerle un premio y
un gozo sin fin.
La muerte -que de
todas maneras había de acaecerle por ley natural- era para él algo apetecible,
teniendo en cuenta que la sufría por la confesión del nombre de Cristo y que con
ella alcanzaría la palma de la vida eterna. Bien lo dice el Apóstol: Dios os ha
dado la gracia de creer en Jesucristo y aun de padecer por él. El mismo Apóstol
explica, en otro lugar, por qué sea un don el hecho de sufrir por Cristo: Los
padecimientos de esta vida presente tengo por cierto que no son nada en
comparación con la gloria futura que se ha de revelar en nosotros.
RESPONSORIO
Mc 6, 17. 27
R. Herodes había
mandado prender a Juan y, cargándolo de cadenas, lo metió en la cárcel, * por
instigación de Herodías, la mujer de su hermano, con la cual se había
casado.
V. Y envió a uno
de sus guardias, que lo decapitó en la cárcel.
R. Por instigación
de Herodías, la mujer de su hermano, con la cual se había casado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo, tanto en su
nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su vida por dar
testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros entreguemos
generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos
al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Himno: VARÓN FELIZ
DE MÉRITOS EXCELSOS
Varón feliz de méritos
excelsos,
que mantienes sin
mancha tu pureza,
santo eremita,
mártir esforzado,
magno profeta.
Hoy, cuando
triunfas valeroso, arranca
de nuestro pecho
el corazón de piedra,
el camino torcido
guía, allana
las asperezas.
Porque, al venir
el Redentor piadoso
y libres ya las
mentes de torpeza,
se digne colocar
sus plantas límpidas
sobre la tierra.
La corte celestial
con alabanzas
a ti, Dios trino y
uno, te celebra,
mientras los
redimidos imploramos
hoy tu clemencia.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor
extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los gentiles.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los gentiles.
Ant 2. Herodes
sentía respeto por la persona de Juan, sabiendo que era un hombre santo y
consagrado al servicio de Dios, y le otorgaba su protección.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Herodes
sentía respeto por la persona de Juan, sabiendo que era un hombre santo y
consagrado al servicio de Dios, y le otorgaba su protección.
Ant 3. Herodes
escuchaba con gusto a Juan, y, en muchas de las cosas que hacía, era aconsejado
por él.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Herodes
escuchaba con gusto a Juan, y, en muchas de las cosas que hacía, era aconsejado
por él.
LECTURA BREVE
Is 49, 1b-2
El Señor me llamó
desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno materno pronunció
mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su
mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba.
RESPONSORIO BREVE
V. Vosotros
mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
R. Vosotros
mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
V. Juan era la
lámpara que arde y que ilumina.
R. Y él declaró en
favor de la verdad.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Vosotros
mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El amigo del
Esposo, que está para asistirle y atenderle, experimenta viva alegría cuando
oye la voz del Esposo; así que ésta es mi alegría, la cual ahora rebasa todo
límite.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El amigo del
Esposo, que está para asistirle y atenderle, experimenta viva alegría cuando
oye la voz del Esposo; así que ésta es mi alegría, la cual ahora rebasa todo
límite.
PRECES
Oremos a Cristo,
el Señor, que envió a Juan a preparar sus caminos delante de él, y digámosle:
Visítanos, Sol que
naces de lo alto.
Tú que hiciste
saltar de gozo a Juan cuando estaba en el vientre de su madre,
haz que siempre
nos alegremos de que hayas venido al mundo.
Tú que nos
mostraste el camino de la conversión por la palabra y por el ejemplo del
Bautista,
ilumina nuestros
corazones, para que se conviertan a las enseñanzas de tu reino.
Tú que quieres
mostrarte a los hombres por la predicación de los hombres,
envía a todo el
mundo profetas que anuncien tu Evangelio.
Tú que quisiste
ser bautizado por Juan en el Jordán para llevar a término toda justicia,
haz que trabajemos
por la justicia de tu reino.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Dirijamos nuestra
oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo, tanto en su
nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su vida por dar
testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros entreguemos
generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Jr 31, 33
Así será la alianza
que haré con la casa de Israel, después de aquellos días -oráculo del Señor-:
Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo.
V. Oh Dios, crea
en mí un corazón puro.
R. No me arrojes
lejos de tu rostro.
ORACIÓN
OREMOS,
Padre óptimo, Dios
nuestro, tú has querido que los hombres trabajemos de tal modo, que, cooperando
unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados; ayúdanos, pues, a
vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y
hermanos de todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE
CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy,
Señor, a manos llenas;
convierte en
alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el
dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven
inhumanos,
si no abrimos el
alma a los hermanos!
Santifica el
momento
de este ruido
tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el
aliento
de tu presencia
amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
Jr 32,40
Haré con ellos
alianza eterna y no cesaré de hacerles bien. Pondré en sus corazones mi temor
para que no se aparten de mí.
V. De Dios viene
mi salvación y mi gloria.
R. Él es mi
refugio.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú eres el
dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y
distribuyes el justo salario a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso
del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Dichosos
los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!
Salmo 118, 41-48
Señor, que me
alcance tu favor,
tu salvación según
tu promesa:
así responderé a
los que me injurian,
que confío en tu
palabra;
no quites de mi
boca las palabras sinceras,
porque yo espero
en tus mandamientos.
Cumpliré sin cesar
tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un
camino ancho,
buscando tus
decretos;
comentaré tus
preceptos ante los reyes,
y no me
avergonzaré.
Serán mi delicia
tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis
manos hacia ti
recitando tus
mandatos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Dichosos los
que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!
Ant 2. Mi alimento
es hacer la voluntad del Padre.
Salmo 39, 2-14.
17-18 I - ACCIÓN DE GRACIAS Y PETICIÓN DE AUXILIO
Yo esperaba con
ansia al Señor;
él se inclinó y
escuchó mi grito;
me levantó de la
fosa fatal,
de la charca
fangosa;
afianzó mis pies
sobre roca,
y aseguró mis
pasos;
me puso en la boca
un cántico nuevo,
un himno a nuestro
Dios.
Muchos, al verlo,
quedaron sobrecogidos
y confiaron en el
Señor.
Dichoso el hombre
que ha puesto
su confianza en el
Señor,
y no acude a los
idólatras,
que se extravían
con engaños.
¡Cuántas
maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en
favor nuestro!
Nadie se te puede
comparar:
intento
proclamarlas, decirlas,
pero superan todo
número.
Tú no quieres
sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me
abriste el oído;
no pides
sacrificio expiatorio,
entonces yo digo:
«Aquí estoy
-como está escrito
en mi libro-
para hacer tu
voluntad.»
Dios mío, lo
quiero,
y llevo tu ley en
las entrañas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alimento
es hacer la voluntad del Padre.
Ant 3. Yo soy
pobre, pero el Señor cuida de mí.
Salmo 39 II
He proclamado tu
salvación
ante la gran
asamblea;
no he cerrado los
labios:
Señor, tú lo
sabes.
No me he guardado
en el pecho tu defensa,
he proclamado tu
fidelidad y tu salvación,
no he negado tu
misericordia y tu lealtad
ante la gran
asamblea.
Tú, Señor, no me
niegues tu clemencia,
que tu
misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
porque me cercan
desgracias sin cuento.
Se me echan encima
mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los
cabellos de mi cabeza,
y me falta el
valor.
Señor, dígnate
librarme;
Señor, date prisa
en socorrerme.
Alégrense y gocen
contigo
todos los que te
buscan;
digan siempre:
«Grande es el Señor»,
los que desean tu
salvación.
Yo soy pobre y
desdichado,
pero el Señor
cuida de mí;
tú eres mi auxilio
y mi liberación:
Dios mío, no
tardes.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy pobre,
pero el Señor cuida de mí.
LECTURA BREVE
Ez 34, 31
Dice el Señor
Dios: «Vosotros sois rebaño mío, ovejas de mi grey; y yo soy vuestro Dios.»
V. El Señor es mi
pastor, nada me falta.
R. En verdes
praderas me hace recostar.
ORACIÓN
OREMOS,
Tú nos has
convocado, Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los apóstoles
subían al templo para la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que
ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos
lo invocan. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ÁNGEL FIEL
DE LA VERDAD.
Ángel fiel de la
verdad,
precursor del que
es la gracia,
mensajero de la
luz,
de Cristo perenne
lámpara.
Con la voz, vida y
acciones,
profecías
anunciaba,
añadiendo su
martirio
a las señales
sagradas.
Él, al nacer,
descubrió
al que es del
mundo esperanza,
y al propio autor
del bautismo
señaló sobre las
aguas.
De cuya muerte
inocente,
que da la vida a
las almas,
dio testimonio el
Bautista
con su sangre
derramada.
Concede, Padre
piadoso,
seguir de Juan las
pisadas,
para disfrutar con
Cristo
de la eterna
venturanza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «No les
tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.
Salmo 114 - ACCIÓN
DE GRACIAS
Amo al Señor,
porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su
oído hacia mí
el día que lo
invoco.
Me envolvían redes
de muerte,
me alcanzaron los
lazos del abismo,
caí en tristeza y
angustia.
Invoqué el nombre
del Señor:
«Señor, salva mi
vida.»
El Señor es
benigno y justo,
nuestro Dios es
compasivo;
el Señor guarda a
los sencillos:
estando yo sin
fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra
tu calma,
que el Señor fue
bueno contigo:
arrancó mi vida de
la muerte,
mis ojos de las
lágrimas,
mis pies de la
caída.
Caminaré en
presencia del Señor
en el país de la
vida.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «No les
tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.
Ant 2. Herodes
envió a uno de sus guardias para decapitar a Juan en la cárcel.
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Herodes envió
a uno de sus guardias para decapitar a Juan en la cárcel.
Ant 3. Los
discípulos de Juan vinieron a recoger el cadáver y lo depositaron en un sepulcro.
Cántico: HIMNO A
DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor
Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el
poder,
porque tú has
creado el universo;
porque por tu
voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de
tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste
degollado
y por tu sangre
compraste para Dios
hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de
ellos para nuestro Dios
un reino de
sacerdotes
y reinan sobre la
tierra.
Digno es el
Cordero degollado
de recibir el
poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el
honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los
discípulos de Juan vinieron a recoger el cadáver y lo depositaron en un
sepulcro.
LECTURA BREVE
Hch 13, 23-25
Según lo
prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de David un Salvador,
Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús, había
predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo como señal de arrepentimiento.
Y, cuando estaba para terminar su misión, solía decir: «No soy yo el que
vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro después de mí; y yo no soy digno
de desatar su calzado.»
RESPONSORIO BREVE
V. El amigo del
Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
R. El amigo del
Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
V. Ésta es mi
alegría, la cual ahora rebasa todo límite.
R. Cuando oye la
voz del Esposo.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El amigo del
Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo no soy el Mesías,
sino que soy enviado delante de él; es preciso que él crezca y que yo
disminuya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo no soy el
Mesías, sino que soy enviado delante de él; es preciso que él crezca y que yo
disminuya.
PRECES
Oremos confiados
al Señor, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres el reino de
Cristo, y digámosle:
Guía, Señor,
nuestros pasos por el camino de la paz.
Tú, Señor, que
llamaste a Juan cuando estaba aún en las entrañas maternas y lo elegiste para
que preparara los caminos de tu Hijo,
danos ánimos para
seguir siempre a Cristo con la misma fidelidad con que Juan lo precedió.
Tú que concediste
al Bautista reconocer al Cordero de Dios,
concede a la
Iglesia anunciar a Cristo de tal manera que los hombres de nuestro tiempo
puedan reconocerlo.
Tú que dispusiste
que Juan menguase y que Cristo creciera,
enséñanos a saber
humillarnos, para que brille Cristo a los ojos de los hombres.
Tú que, por el
martirio de Juan, quisiste manifestar la justicia,
concédenos
testificar tu verdad con valentía, sin temor a la tribulación.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Acuérdate, Señor,
de los que han salido ya de este mundo
y colócalos en el
reino de la luz y de la paz.
Dirijamos nuestra
oración al Padre que está en los cielos diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo, tanto en su
nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su vida por dar
testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros entreguemos
generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por
mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor,
eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 - ORACIÓN
DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído,
Señor; escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida,
que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo,
que confía en ti.
Tú eres mi Dios,
piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy
llamando todo el día;
alegra el alma de
tu siervo,
pues levanto mi
alma hacia ti;
porque tú, Señor,
eres bueno y clemente,
rico en misericordia
con los que te invocan.
Señor, escucha mi
oración,
atiende a la voz
de mi súplica.
En el día del
peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual
entre los dioses, Señor,
ni hay obras como
las tuyas.
Todos los pueblos
vendrán
a postrarse en tu
presencia, Señor;
bendecirán tu
nombre:
«Grande eres tú, y
haces maravillas;
tú eres el único
Dios.»
Enséñame, Señor,
tu camino,
para que siga tu
verdad;
mantén mi corazón
entero
en el temor de tu
nombre.
Te alabaré de todo
corazón, Dios mío;
daré gloria a tu
nombre por siempre,
por tu grande
piedad para conmigo,
porque me salvaste
del abismo profundo.
Dios mío, unos
soberbios se levantan contra mí,
una banda de
insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en
cuenta a ti.
Pero tú, Señor,
Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera,
rico en piedad y leal,
mírame, ten
compasión de mí.
Da fuerza a tu
siervo,
salva al hijo de
tu esclava;
dame una señal
propicia,
que la vean mis
adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor,
me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor,
eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto
para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a
nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del
reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la
cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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