Del Común de la
santísima Virgen María. Salterio I
LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA, REINA (MEMORIA).
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Adoremos a
Cristo, nuestro rey, que ha coronado como reina a María, su madre.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a
Cristo, nuestro rey, que ha coronado como reina a María, su madre.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ASIDOS A TU
FALDA
Asidos de tu
falda, con los ojos
agrandados de
asombro, con las manos
apretadas de
miedos y de enojos...
¡Pobres manos
vacías de tus hijos!
Ojos que alzan del
suelo su vergüenza
para quedar en tu
mirada fijos;
ojos que te
confían nuestros sueños,
manos que aprietan
nuestras esperanzas:
-si somos, ante
ti, niños pequeños-.
Con las manos así,
con la mirada
llena de la alba
virgen de tus ojos,
te llamamos:
dulcísima abogada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sálvame,
Señor, por tu misericordia.
Salmo 6 - ORACIÓN
DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS
Señor, no me
corrijas con ira,
no me castigues
con cólera.
Misericordia,
Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis
huesos dislocados.
Tengo el alma en
delirio,
y tú, Señor,
¿hasta cuándo?
Vuélvete, Señor,
liberta mi alma,
sálvame por tu
misericordia.
Porque en el reino
de la muerte nadie te invoca,
y en el abismo,
¿quién te alabará?
Estoy agotado de
gemir:
de noche lloro
sobre el lecho,
riego mi cama con
lágrimas.
Mis ojos se
consumen irritados,
envejecen por
tantas contradicciones.
Apartaos de mí los
malvados,
porque el Señor ha
escuchado mis sollozos;
el Señor ha
escuchado mi súplica,
el Señor ha
aceptado mi oración.
Que la vergüenza
abrume a mis enemigos,
que avergonzados
huyan al momento.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvame,
Señor, por tu misericordia.
Ant 2. El Señor es
el refugio del oprimido en los momentos de peligro.
Salmo 9 A I -
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Te doy gracias,
Señor, de todo corazón,
proclamando todas
tus maravillas;
me alegro y exulto
contigo
y toco en honor de
tu nombre, ¡oh Altísimo!
Porque mis
enemigos retrocedieron,
cayeron y
perecieron ante tu rostro.
Defendiste mi
causa y mi derecho
sentado en tu
trono como juez justo.
Reprendiste a los
pueblos, destruiste al impío
y borraste para
siempre su apellido.
El enemigo acabó
en ruina perpetua,
arrasaste sus
ciudades y se perdió su nombre.
Dios está sentado
por siempre
en el trono que ha
colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe
con justicia
y regirá las
naciones con rectitud.
El será refugio
del oprimido,
su refugio en los
momentos de peligro.
Confiarán en ti
los que conocen tu nombre,
porque no abandonas
a los que te buscan.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
el refugio del oprimido en los momentos de peligro.
Ant 3. Narraré tus
hazañas en las puertas de Sión.
Salmo 9 A II
Tañed en honor del
Señor, que reside en Sión;
narrad sus hazañas
a los pueblos;
él venga la
sangre, él recuerda,
y no olvida los
gritos de los humildes.
Piedad, Señor;
mira como me afligen mis enemigos;
levántame del
umbral de la muerte,
para que pueda
proclamar tus alabanzas
y gozar de tu
salvación en las puertas de Sión.
Los pueblos se han
hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó
prendido en la red que escondieron.
El Señor apareció
para hacer justicia,
y se enredó el
malvado en sus propias acciones.
Vuelvan al abismo
los malvados,
los pueblos que
olvidan a Dios.
El no olvida jamás
al pobre,
ni la esperanza
del humilde perecerá.
Levántate, Señor,
que el hombre no triunfe:
sean juzgados los
gentiles en tu presencia.
Señor, infúndeles
terror,
y aprendan los
pueblos que no son más que hombres.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Narraré tus
hazañas en las puertas de Sión.
V. Enséñame a
cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla
de todo corazón.
PRIMERA LECTURA
De la carta a Tito
2, 1-3, 2
EXHORTACIÓN A LOS
FIELES
Querido hermano:
Tú enseña lo que es conforme a la sana doctrina. Los ancianos, que sean
moderados, dignos, discretos, íntegros y vigorosos en la fe, en la caridad, en
la constancia. Las ancianas, de igual modo, que observen un porte religioso,
como conviene a una profesión santa; que no se den a la murmuración ni al mucho
vino; que sean maestras de buenas costumbres, para poder inspirar sentimientos
de modestia a las más jóvenes. Así les enseñarán a ser buenas esposas y buenas
madres de familia, a ser discretas, honestas, hacendosas, bondadosas, dóciles a
sus maridos. Así no darán motivo para que se hable mal del Evangelio de Dios.
Asimismo, a los
jóvenes, anímalos a vivir con moderación en todas las cosas. Y tú sé modelo por
tus buenas obras, con desinterés e integridad en la enseñanza, con gravedad, con
genuina e incensurable doctrina, para que nuestros adversarios se vean
confundidos, al no tener nada malo que decir contra nosotros.
Los esclavos, que
vivan sometidos en todo a sus amos, complaciéndoles sin contradecirles; y que
no se den al robo; antes bien, muéstrenles una hermosa y total fidelidad, para
que en todo hagan honor a la enseñanza evangélica de Dios, nuestro Salvador.
Porque Dios ha
hecho aparecer a la vista de todos los hombres la gracia que nos trae la salud;
y nos enseña a vivir con sensatez, justicia y religiosidad en esta vida,
desechando la impiedad y las ambiciones del mundo, y aguardando la feliz
esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro,
Jesucristo. Él se entregó a la muerte por nosotros, a fin de redimirnos de toda
iniquidad y reservarse para sí, como posesión propia, un pueblo purificado y
lleno de fervor por las buenas obras. Vete enseñando todo esto, animando y
reprendiendo con toda autoridad. Que nadie te desprecie.
Recuérdales que
vivan sometidos a las autoridades y a los que ejercen el poder: que los
obedezcan y que estén prontos para toda obra buena. Que no calumnien a nadie,
que no sean pendencieros, sino condescendientes, y que muestren una perfecta
mansedumbre con todos los hombres.
RESPONSORIO
Tt 2, 12-13; cf. Ef 5, 15. 16
R. Desechando la
impiedad y las ambiciones del mundo, vivamos con sensatez, justicia y
religiosidad en esta vida; * aguardando la feliz esperanza y la manifestación
de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.
V. Miremos cómo
nos portamos; no sea como necios, sino como sabios, aprovechando bien la
ocasión presente.
R. Aguardando la
feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador
nuestro, Jesucristo.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de
san Amadeo de Lausana, obispo
(Homilía 7: SC 72,
188. 190. 192. 200)
REINA DEL MUNDO Y
DE LA PAZ
Observa cuán
adecuadamente brilló por toda la tierra, ya antes de la asunción, el admirable
nombre de María y se difundió por todas partes su ilustre fama, antes de que
fuera ensalzada su majestad sobre los cielos. Convenía, en efecto, que la Madre
virgen, por el honor debido a su Hijo, reinase primero en la tierra y, así,
penetrara luego gloriosa en el cielo; convenía que fuera engrandecida aquí
abajo, para penetrar luego, llena de santidad, en las mansiones celestiales,
yendo de virtud en virtud y de gloria en gloria por obra del Espíritu del
Señor.
Así pues, durante
su vida mortal gustaba anticipadamente las primicias del reino futuro, ya sea
elevándose hasta Dios con inefable sublimidad, como también descendiendo hacia
sus prójimos con indescriptible caridad. Los ángeles la servían, los hombres le
tributaban su veneración. Gabriel y los ángeles la asistían con sus servicios;
también los apóstoles cuidaban de ella, especialmente san Juan, gozoso de que
el Señor, en la cruz, le hubiese encomendado su madre virgen, a él, también
virgen. Aquéllos se alegraban de contemplar a su reina, éstos a su señora, y
unos y otros se esforzaban en complacerla con sentimientos de piedad y
devoción.
Y ella, situada en
la altísima cumbre de sus virtudes, inundada como estaba por el mar inagotable
de los carismas divinos, derramaba en abundancia sobre el pueblo creyente y
sediento el abismo de sus gracias, que superaban a las de cualquiera otra
creatura. Daba la salud a los cuerpos y el remedio para las almas, dotada como
estaba del poder de resucitar de la muerte corporal y espiritual. Nadie se
apartó jamás triste o deprimido de su lado, o ignorante de los misterios
celestiales. Todos volvían contentos a sus casas, habiendo alcanzado por la
madre del Señor lo que deseaban.
Plena hasta
rebosar de tan grandes bienes, la esposa, madre del esposo único, suave y agradable,
llena de delicias, como una fuente de los jardines espirituales, como un pozo
de agua viva y vivificante, que mana con fuerza del Líbano divino, desde el
monte de Sión hasta las naciones extranjeras, hacía derivar ríos de paz y
torrentes de gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen de las vírgenes fue
llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo, el rey de reyes, en medio de
la alegría y exultación de los ángeles y arcángeles y de la aclamación de todos
los bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del Salmista, que decía al
Señor: De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.
RESPONSORIO
Ap 12, 1; Sal 44, 10
R. Una gran señal
apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, *
y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
V. De pie a tu
derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.
R. Y una corona de
doce estrellas sobre su cabeza.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, Dios
nuestro, que nos has dado como madre y como reina a la Madre de tu Hijo,
concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria que tienes
preparada a tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a
Cristo, nuestro rey, que ha coronado como reina a María, su madre.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a
Cristo, nuestro rey, que ha coronado como reina a María, su madre.
Himno: VIENES DEL
TRONO DE DAVID
Vienes del trono
de David profeta
y, radiante de
luz, gloriosa brillas
y, en carro de
querubes, te levantas,
Virgen María.
Recibes en tu seno
inmaculado
al Hijo de quien
eres sierva e hija;
Dios en tu vientre
virginal se humana,
Virgen María.
Tú misma adoras,
en tu casto seno,
a quien el cielo
adora de rodillas
y a quien pedimos
la celeste gloria,
Virgen María.
Danos, Señor y
Padre de las luces,
que vives en
eternas alegrías,
habitar con la
Reina de los cielos,
Virgen María.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te
suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10.
12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis
palabras,
atiende a mis
gemidos,
haz caso de mis
gritos de auxilio,
Rey mío y Dios
mío.
A ti te suplico,
Señor;
por la mañana
escucharás mi voz,
por la mañana te
expongo mi causa,
y me quedo
aguardando.
Tú no eres un Dios
que ame la maldad,
ni el malvado es
tu huésped,
ni el arrogante se
mantiene en tu presencia.
Detestas a los
malhechores,
destruyes a los
mentirosos;
al hombre
sanguinario y traicionero
lo aborrece el
Señor.
Pero yo, por tu
gran bondad,
entraré en tu
casa,
me postraré ante
tu templo santo
con toda
reverencia.
Señor, guíame con
tu justicia,
porque tengo
enemigos;
alláname tu
camino.
En su boca no hay
sinceridad,
su corazón es
perverso;
su garganta es un
sepulcro abierto,
mientras halagan
con la lengua.
Que se alegren los
que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para
que se llenen de gozo
los que aman tu
nombre.
Porque tú, Señor,
bendices al justo,
y como un escudo
lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te
suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos,
Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Cantico: SÓLO A
DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro
padre Israel,
por los siglos de
los siglos.
Tuyos son, Señor,
la grandeza y el poder,
la gloria, el
esplendor, la majestad,
porque tuyo es
cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y
soberano de todo.
De ti viene la
riqueza y la gloria,
tú eres Señor del
universo,
en tu mano está el
poder y la fuerza,
tú engrandeces y
confortas a todos.
Por eso, Dios
nuestro,
nosotros te damos
gracias,
alabando tu nombre
glorioso.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos,
Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Ant 3. Postraos
ante el Señor en el atrio sagrado.
Salmo 28 -
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios,
aclamad al Señor,
aclamad la gloria
y el poder del Señor,
aclamad la gloria
del nombre del Señor,
postraos ante el
Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor
sobre las aguas,
el Dios de la
gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las
aguas torrenciales.
La voz del Señor
es potente,
la voz del Señor
es magnífica,
la voz del Señor
descuaja los cedros,
el Señor descuaja
los cedros del Líbano.
Hace brincar al
Líbano como a un novillo,
al Sarión como a
una cría de búfalo.
La voz del Señor
lanza llamas de fuego,
la voz del Señor
sacude el desierto,
el Señor sacude el
desierto de Cadés.
La voz del Señor
retuerce los robles,
el Señor
descorteza las selvas.
En su templo un
grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor
está encima de la tempestad,
el Señor se sienta
como rey eterno.
El Señor da fuerza
a su pueblo,
el Señor bendice a
su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante
el Señor en el atrio sagrado.
LECTURA BREVE
Is 61, 10
Desbordo de gozo
en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y
me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus
joyas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la
eligió y la predestinó.
R. El Señor la
eligió y la predestinó.
V. La hizo morar
en su templo santo.
R. Y la
predestinó.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor la
eligió y la predestinó.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Excelsa Reina
del mundo, siempre Virgen María, tú engendraste a Cristo, Señor y Salvador de
todos los hombres.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Excelsa Reina
del mundo, siempre Virgen María, tú engendraste a Cristo, Señor y Salvador de
todos los hombres.
PRECES
Elevemos nuestras
súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu santa
Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sol de justicia, a
quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
haz que vivamos
siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Palabra eterna del
Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada,
líbranos de toda
ocación de pecado.
Salvador del
mundo, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,
por su intercesión
concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Señor Jesús, que
colgado en la cruz entregaste María a Juan como madre,
haz que nosotros
vivamos también como hijos suyos.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Según el mandato
del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios
nuestro, que nos has dado como madre y como reina a la Madre de tu Hijo,
concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria que tienes
preparada a tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Rm 13, 8. 10
No tengáis deuda
con nadie, a no ser en amaros los unos a los otros. Porque quien ama al prójimo
ya ha cumplido la ley. La caridad no hace nada malo al prójimo. Así que amar es
cumplir la ley entera.
V. No rechaces a
tu siervo, que tú eres mi auxilio.
R. No me
abandones, Dios de mi salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Padre óptimo, Dios
nuestro, tú has querido que los hombres trabajemos de tal modo, que, cooperando
unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados; ayúdanos, pues, a
vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y
hermanos de todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. La ley del
Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
Salmo 18 B - HIMNO
A DIOS, AUTOR DE LA LEY
La ley del Señor
es perfecta
y es descanso del
alma;
el precepto del
Señor es fiel
e instruye al
ignorante;
los mandatos del
Señor son rectos
y alegran el
corazón;
la norma del Señor
es límpida
y da luz a los
ojos;
la voluntad del
Señor es pura
y eternamente
estable;
los mandamientos
del Señor son verdaderos
y enteramente
justos;
más preciosos que
el oro,
más que el oro
fino;
más dulces que la
miel
de un panal que
destila.
Aunque tu siervo
vigila
para guardarlos
con cuidado,
¿quién conoce sus
faltas?
Absuélveme de lo
que se me oculta.
Preserva a tu
siervo de la arrogancia,
para que no me
domine:
así quedaré libre
e inocente
del gran pecado.
Que te agraden las
palabras de mi boca,
y llegue a tu
presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía,
redentor mío.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La ley del
Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
Ant 2. Se
levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia.
Salmo 7 I -
ORACIÓN DEL JUSTO CALUMNIADO
Señor, Dios mío, a
ti me acojo,
líbrame de mis
perseguidores y sálvame,
que no me atrapen
como leones
y me desgarren sin
remedio.
Señor, Dios mío:
si soy culpable,
si hay crímenes en
mis manos,
si he causado daño
a mi amigo,
si he protegido a
un opresor injusto,
que el enemigo me
persiga y me alcance,
que me pisotee
vivo por tierra,
apretando mi
vientre contra el polvo.
Levántate, Señor,
con tu ira,
álzate con furor
contra mis adversarios,
acude a defenderme
en el juicio que
has convocado.
Que te rodee la
asamblea de las naciones,
y pon tu asiento
en lo más alto de ella.
El Señor es juez
de los pueblos.
Júzgame, Señor,
según mi justicia,
según la inocencia
que hay en mí.
Cese la maldad de
los culpables,
y apoya tú al
inocente,
tú que sondeas el
corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se levantará
el Señor para regir a los pueblos con justicia.
Ant 3. Dios, juez
justo, salva a los rectos de corazón.
Salmo 7 II
Mi escudo es Dios,
que salva a los
rectos de corazón.
Dios es un juez
justo,
Dios amenaza cada
día:
si no se
convierten, afilará su espada,
tensará el arco y
apuntará.
Apunta sus armas
mortíferas,
prepara sus
flechas incendiarias.
Mirad: el enemigo
concibió el crimen,
está preñado de
maldad,
y da a luz el
engaño.
Cavó y ahondó una
fosa,
caiga en la fosa
que hizo;
recaiga su maldad
sobre su cabeza,
baje su violencia
sobre su cráneo.
Yo daré gracias al
Señor por su justicia,
tañendo para el
nombre del Señor altísimo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios, juez
justo, salva a los rectos de corazón.
LECTURA BREVE
St 1, 19-20. 26
Sea todo hombre
pronto para escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre
encolerizado no obra lo que agrada a Dios. Quien piensa que sirve a Dios y no
refrena su lengua se engaña a sí mismo. No vale nada su religión.
V. Bendigo al
Señor en todo momento.
R. Su alabanza
está siempre en mi boca.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú eres el
dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y
distribuyes el justo salario a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso
del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS,
SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la
firme voluntad,
compañera y sostén
de la virtud,
que sabe en la
fatiga hallar quietud
y en medio de las
sombras claridad:
La que trueca en
tesón la veleidad,
y el ocio en
perennal solicitud,
y las ásperas
fiebres en salud
y los torpes
engaños en verdad.
Y así conseguirá
mi corazón
que los favores
que a tu amor debí
le ofrezcan algún
fruto en galardón.
Y aún tú, Señor,
conseguirás así
que no llegue a
romper mi confusión
la imagen tuya que
pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 17-19
Tomad en serio
vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron, no con bienes
efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin
defecto ni mancha.
V. Sálvame, Señor,
y ten misericordia de mí.
R. En la asamblea
te bendeciré, Señor.
ORACIÓN
OREMOS,
Tú nos has
convocado, Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los apóstoles
subían al templo para la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que
ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos
lo invocan. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DE HERMOSAS
CONTRADICCIONES
De hermosas
contradicciones
te vemos, Reina,
adornada,
muy mujer para
divina,
muy celestial para
humana.
Con admiración, en
ella
se ve la ley
derogada,
muy humilde para
Reina,
muy exenta para
esclava.
Por su caudillo la
tienen
las celestiales
escuadras,
para combatir muy
tierna,
para niña muy
armada.
La dignidad de que
goza
con su modestia
batalla,
para mandar muy
pequeña,
para humillarse
muy alta.
Une en sus divinos
ojos
al temor la
confianza,
muy terrible para
hermosa,
para espantar muy
amada.
Colocada en el
empíreo,
en la celestial
morada,
corto solio a su
grandeza,
a su humildad
mucho alcázar. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor se
complace en los justos.
Salmo 10 - EL
SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo,
¿por qué me decís:
«escapa como un
pájaro al monte,
porque los
malvados tensan el arco,
ajustan las saetas
a la cuerda,
para disparar en
la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los
cimientos,
¿qué podrá hacer
el justo?»
Pero el Señor está
en su templo santo,
el Señor tiene su
trono en el cielo;
sus ojos están
observando,
sus pupilas
examinan a los hombres.
El Señor examina a
inocentes y culpables,
y al que ama la
violencia él lo detesta.
Hará llover sobre
los malvados ascuas y azufre,
les tocará en
suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es
justo y ama la justicia:
los buenos verán
su rostro.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se
complace en los justos.
Ant 2. Dichosos
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN
ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién
puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu
monte santo?
El que procede
honradamente
y practica la
justicia,
el que tiene
intenciones leales
y no calumnia con
su lengua,
el que no hace mal
a su prójimo
ni difama al
vecino,
el que considera
despreciable al impío
y honra a los que
temen al Señor,
el que no retracta
lo que juró
aún en daño
propio,
el que no presta
dinero a usura
ni acepta soborno
contra el inocente.
El que así obra
nunca fallará.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha
destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha
destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE
Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió
el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por
adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
R. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
V. Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. El Señor está
contigo.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dichosa tú,
María, porque has creído lo que te ha dicho el Señor; por eso reinas ya
eternamente con Cristo.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosa tú,
María, porque has creído lo que te ha dicho el Señor; por eso reinas ya
eternamente con Cristo.
PRECES
Proclamemos las
grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones
felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Mira a la llena de
gracia y escúchanos.
Señor, Dios
nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada
Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus
hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú que nos diste a
María por Madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los
tristes, perdón a los pecadores,
y a todos
abundancia de salud y de paz.
Tú que hiciste de
María la llena de gracia,
concede la abundancia
de tu gracia a todos los hombres.
Haz, Señor, que tu
Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los
fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que coronaste a
María como reina del cielo,
haz que los
difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Confiando en el
Señor que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de
bienes al mundo hambriento:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios
nuestro, que nos has dado como madre y como reina a la Madre de tu Hijo,
concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria que tienes
preparada a tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO,
SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de
la noche,
que disipas las
tinieblas:
mientras los
cuerpos reposan,
se tú nuestro
centinela.
Después de tanta
fatiga,
después de tanta
dureza,
acógenos en tus
brazos
y danos noche
serena.
Si nuestros ojos
se duermen,
que el alma esté
siempre en vela;
en paz cierra
nuestros párpados
para que cesen las
penas.
Y que al despuntar
el alba,
otra vez con
fuerzas nuevas,
te demos gracias,
oh Cristo,
por la vida que
comienza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor,
eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 - ORACIÓN
DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído,
Señor; escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida,
que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo,
que confía en ti.
Tú eres mi Dios,
piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy
llamando todo el día;
alegra el alma de
tu siervo,
pues levanto mi
alma hacia ti;
porque tú, Señor,
eres bueno y clemente,
rico en
misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi
oración,
atiende a la voz
de mi súplica.
En el día del
peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual
entre los dioses, Señor,
ni hay obras como
las tuyas.
Todos los pueblos
vendrán
a postrarse en tu
presencia, Señor;
bendecirán tu
nombre:
«Grande eres tú, y
haces maravillas;
tú eres el único
Dios.»
Enséñame, Señor,
tu camino,
para que siga tu
verdad;
mantén mi corazón
entero
en el temor de tu
nombre.
Te alabaré de todo
corazón, Dios mío;
daré gloria a tu
nombre por siempre,
por tu grande
piedad para conmigo,
porque me salvaste
del abismo profundo.
Dios mío, unos
soberbios se levantan contra mí,
una banda de
insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en
cuenta a ti.
Pero tú, Señor,
Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera,
rico en piedad y leal,
mírame, ten
compasión de mí.
Da fuerza a tu
siervo,
salva al hijo de
tu esclava;
dame una señal
propicia,
que la vean mis
adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor,
me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor,
eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto
para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a
nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del
reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la
cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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