Propio del Tiempo.
Salterio IV
OFICIO
DE LECTURA
Si el Oficio de
Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Si antes del Oficio
de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CRISTO EL
SEÑOR
Cristo el Señor,
como la primavera,
como una nueva
aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra Pascua,
es nuestro
rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la
tierra,
muerto y
florecido,
tierno pan de
amor.
Se rompió el
sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto
brotó.
Dueño de la
muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la
tierra,
Señor de los
cielos,
su cielo nos dió.
Ábranse de gozo
las puertas del
Hombre
que al hombre
salvó.
Gloria para
siempre
al Cordero humilde
que nos redimió.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Que bueno
es el Dios de Israel para los justos. Aleluya.
Salmo 72 I - POR
QUÉ SUFRE EL JUSTO
¡Qué bueno es Dios
para el justo,
el Señor para los
limpios de corazón!
Pero yo por poco
doy un mal paso,
casi resbalaron
mis pisadas:
porque envidiaba a
los perversos,
viendo prosperar a
los malvados.
Para ellos no hay
sinsabores,
están sanos y
engreídos;
no pasan las
fatigas humanas
ni sufren como los
demás.
Por eso su collar
es el orgullo,
y los cubre un
vestido de violencia;
de las carnes les
rezuma la maldad,
el corazón les
rebosa de malas ideas.
Insultan y hablan
mal,
y desde lo alto
amenazan con la opresión.
Su boca se atreve
con el cielo,
y su lengua
recorre la tierra.
Por eso mi pueblo
se vuelve a ellos
y se bebe sus
palabras.
Ellos dicen: «¿Es
que Dios lo va a saber,
se va a enterar el
Altísimo?»
Así son los
malvados:
siempre seguros,
acumulan riquezas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que bueno es
el Dios de Israel para los justos. Aleluya.
Ant 2. Su risa se
convertirá en llanto, y su alegría en tristeza.
Salmo 72 II
Entonces, ¿para
qué he limpiado yo mi corazón
y he lavado en la
inocencia mis manos?
¿Para qué aguanto
yo todo el día
y me corrijo cada
mañana?
Si yo dijera: «Voy
a hablar como ellos»,
renegaría de la
estirpe de tus hijos.
Meditaba yo para
entenderlo,
pero me resultaba
muy difícil;
hasta que entré en
el misterio de Dios,
y comprendí el
destino de ellos.
Es verdad: los
pones en el resbaladero,
los precipitas en
la ruina;
en un momento
causan horror,
y acaban
consumidos de espanto.
Como un sueño al
despertar, Señor,
al despertarte
desprecias sus sombras.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Su risa se
convertirá en llanto, y su alegría en tristeza.
Ant 3. Para mí lo
bueno es estar junto a Dios, pues los que se alejan de ti se pierden. Aleluya.
Salmo 72 III
Cuando mi corazón
se agriaba
y me punzaba mi
interior,
yo era un necio y
un ignorante,
yo era un animal
ante ti.
Pero yo siempre
estaré contigo,
tú tomas mi mano
derecha,
me guías según tus
planes,
y me llevas a un
destino glorioso.
¿No te tengo a ti
en el cielo?;
y contigo, ¿qué me
importa la tierra?
Se consumen mi
corazón y mi carne
por Dios, mi
herencia eterna.
Sí: los que se
alejan de ti se pierden;
tú destruyes a los
que te son infieles.
Para mí lo bueno
es estar junto a Dios,
hacer del Señor mi
refugio,
y proclamar todas
tus acciones
en las puertas de
Sión.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Para mí lo
bueno es estar junto a Dios, pues los que se alejan de ti se pierden. Aleluya.
V. Mi corazón y mi
carne. Aleluya.
R. Se alegran por
el Dios vivo. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de
los apóstoles 12, 24—13, 14a
MISIÓN DE BERNABÉ
Y PABLO
En aquellos días,
la palabra del Señor arraigaba y se difundía cada vez más. Bernabé y Saulo, una
vez que hubieron cumplido su misión, volvieron de Jerusalén y se llevaron
consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.
Había en la
Iglesia de Antioquía profetas y doctores. Entre ellos estaban Bernabé y Simón,
llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahem, hermano de leche del tetrarca
Herodes, y Saulo. Un día en que celebraban el culto del Señor y guardaban
ayuno, les habló así el Espíritu Santo:
«Separadme a
Bernabé y a Saulo para el ministerio a que los he destinado.»
Por lo que,
después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron. Enviados,
pues, por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Llegados
a Salamina, comenzaron a predicar la palabra de Dios en las sinagogas de los
judíos, teniendo como auxiliar a Juan. Luego recorrieron toda la isla hasta
Pafos; y allí se encontraron con un mago, un falso profeta judío, que se
llamaba Barjesús. Éste vivía con el procónsul Sergio Paulo, hombre muy sensato,
quien, deseoso de escuchar la palabra de Dios, hizo llamar a Bernabé y a Saulo.
Pero Elimas, o «el mago» -que esto quiere decir su nombre-, les contradecía y
procuraba por todos los medios apartar de la fe al procónsul. Saulo, llamado
también Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavando en él los ojos, le increpó
así:
«Hombre todo lleno
de superchería y vileza, hijo del diablo, enemigo de todo lo bueno, ¿cuándo vas
a dejar de torcer los rectos caminos del Señor? Ahora mismo te va a herir la
mano del Señor: vas a quedar ciego y, por algún tiempo, no vas a poder ver la
luz del sol.»
Al momento, le
sobrevino un ensombrecimiento y oscuridad completa de la vista. Y empezó a dar
vueltas de una parte a otra, buscando a alguno que lo llevase de la mano.
Cuando el procónsul vio lo que acababa de suceder, abrazó la fe, maravillado de
la doctrina del Señor.
Pablo y sus
compañeros zarparon de Pafos y llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan se
separó de ellos y se volvió a Jerusalén, mientras que ellos, partiendo de
Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia.
RESPONSORIO
Hch 13, 2; Jn 15, 16
R. Un día en que
celebraban el culto del Señor, les habló así el Espíritu Santo: * «Separadme a
Bernabé y a Saulo para el ministerio a que los he destinado.» Aleluya.
V. No me habéis
elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros.
R. Separadme a
Bernabé y a Saulo para el ministerio a que los he destinado. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san
Basilio Magno, obispo, Sobre el Espíritu Santo
(Cap. 15, núms.
35-36: PG 32, 130-131)
EL ESPÍRITU ES EL
QUE DA LA VIDA
El Señor, que es
quien nos da la vida, estableció para nosotros la institución del bautismo,
símbolo de muerte y de vida: por el agua es representada la muerte y por el
Espíritu se nos dan las arras de la vida.
El bautismo tiene
una doble finalidad: la destrucción del cuerpo de pecado, para que no
fructifiquemos ya más para la muerte, y la vida en el Espíritu, que tiene por
fruto la santificación; por esto el agua, al recibir nuestro cuerpo como en un
sepulcro, suscita la imagen de la muerte; el Espíritu, en cambio, nos infunde
una fuerza vital y renueva nuestras almas, pasándolas de la muerte del pecado a
la vida original. Esto es lo que significa renacer del agua y del Espíritu, ya
que en el agua se realiza nuestra muerte y el Espíritu opera nuestra vida.
Con la triple
inmersión y la triple invocación que la acompaña se realiza el gran misterio
del bautismo, en el que la muerte halla su expresión figurada y el espíritu de
los bautizados es iluminado con el don de la ciencia divina. Por tanto, si
alguna virtualidad tiene el agua, no la tiene por su propia naturaleza, sino
por la presencia del Espíritu. Porque el bautismo no es remoción de las manchas
del cuerpo, sino la petición que hace a Dios una buena conciencia. Y para
prepararnos a esa nueva vida, que es fruto de su resurrección, es por lo que el
Señor nos propone toda la doctrina evangélica: que no nos dejemos llevar por la
ira, que soportemos los males, que no vivamos sojuzgados por la afición a los
placeres, que nos libremos de la preocupación del dinero; todo esto nos lo
manda para inducirnos a practicar aquellas cosas que son connaturales a esa nueva
vida.
Por el Espíritu
Santo se nos restituye en el paraíso, por él podemos subir al reino de los
cielos, por él obtenemos la adopción filial, por él se nos da la confianza de
llamar a Dios con el nombre de Padre, la participación de la gracia de Cristo,
el derecho de ser llamados hijos de la luz, el ser partícipes de la gloria
eterna y, para decirlo todo de una vez, la plenitud de toda bendición, tanto en
la vida presente como en la futura; por él podemos contemplar como en un
espejo, cual si estuvieran ya presentes, los bienes prometidos que nos están
preparados y que por la fe esperamos llegar a disfrutar. En efecto, si tales
son las arras, ¿cuál no será la plena posesión? Y si tan valiosas son las
primicias, ¿cuál no será su total realización?
RESPONSORIO
R. Cuando nuestra
carne surge del agua del bautismo, dejando en ella sepultados sus antiguos
delitos, * el Espíritu Santo desciende del cielo sobre ella, como la paloma del
diluvio, para ofrecerle la paz, pues la antigua arca era figura de la Iglesia.
Aleluya.
V. ¡Bendito sea el
sacramento del bautismo, por el cual obtenemos la salvación eterna!
R. El Espíritu
Santo desciende del cielo sobre ella, como la paloma del diluvio, para
ofrecerle la paz, pues la antigua arca era figura de la Iglesia. Aleluya.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, que por
medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a
tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has
librado de la esclavitud del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LA BELLA
FLOR QUE EN EL SUELO
La bella flor que
en el suelo
plantada se vio
marchita
ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo.
De tierra estuvo
cubierta,
pero no fructificó
del todo, hasta
que quedó
en un árbol seco
injerta.
Y, aunque a los
ojos del suelo
se puso después
marchita,
ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo.
Toda es de flores
la fiesta,
flores de finos
olores,
mas no se irá todo
en flores,
porque flor de
fruto es ésta.
Y, mientras su
Iglesia grita
mendigando algún
consuelo,
ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo.
Que nadie se
sienta muerto
cuando resucita
Dios,
que, si el barco
llega al puerto,
llegamos junto con
vos.
Hoy la Cristiandad
se quita
sus vestiduras de
duelo.
Ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Baje a
nosotros la bondad del Señor. Aleluya.
Salmo 89 - BAJE A
NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR
Señor, tú has sido
nuestro refugio
de generación en
generación.
Antes que naciesen
los montes
o fuera engendrado
el orbe de la tierra,
desde siempre y
por siempre tú eres Dios.
Tú reduces el
hombre a polvo,
diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu
presencia
son un ayer, que
pasó;
una vigilia
nocturna.
Los siembras año
por año,
como hierba que se
renueva:
que florece y se
renueva por la mañana,
y por la tarde la
siegan y se seca.
¡Cómo nos ha
consumido tu cólera
y nos ha
trastornado tu indignación!
Pusiste nuestras
culpas ante ti,
nuestros secretos
ante la luz de tu mirada:
y todos nuestros
días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros años se
acabaron como un suspiro.
Aunque uno viva
setenta años,
y el más robusto
hasta ochenta,
la mayor parte son
fatiga inútil,
porque pasan
aprisa y vuelan.
¿Quién conoce la
vehemencia de tu ira,
quién ha sentido
el peso de tu cólera?
Enséñanos a
calcular nuestros años,
para que adquiramos
un corazón sensato.
Vuélvete, Señor,
¿hasta cuándo?
Ten compasión de
tus siervos;
por la mañana
sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra
vida será alegría y júbilo.
Danos alegría, por
los días en que nos afligiste,
por los años en
que sufrimos desdichas.
Que tus siervos
vean tu acción,
y sus hijos tu
gloria.
Baje a nosotros la
bondad del Señor
y haga prósperas
las obras de nuestras manos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Baje a
nosotros la bondad del Señor. Aleluya.
Ant 2. Convertiré
ante ellos la tiniebla en luz. Aleluya.
Cántico: CANTICO
NUEVO AL DIOS VENCEDOR Y SALVADOR Is 42, 10-16
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
llegue su alabanza
hasta el confín de la tierra;
muja el mar y lo
que contiene,
las islas y sus
habitantes;
alégrese el
desierto con sus tiendas,
los cercados que
habita Cadar;
exulten los
habitantes de Petra,
clamen desde la
cumbre de las montañas;
den gloria al
Señor,
anuncien su
alabanza en las islas.
El Señor sale como
un héroe,
excita su ardor
como un guerrero,
lanza el alarido,
mostrándose
valiente frente al enemigo.
«Desde antiguo
guardé silencio,
me callaba y
aguantaba;
mas ahora grito
como la mujer cuando da a luz,
jadeo y resuello.
Agostaré montes y
collados,
secaré toda su
hierba,
convertiré los
ríos en yermo,
desecaré los
estanques;
conduciré a los
ciegos
por el camino que
no conocen,
los guiaré por
senderos que ignoran.
Ante ellos
convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso en
llano.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Convertiré
ante ellos la tiniebla en luz. Aleluya.
Ant 3. El Señor
todo lo que quiere lo hace. Aleluya.
Salmo 134, 1-12 -
HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre
del Señor,
alabadlo, siervos
del Señor,
que estáis en la
casa del Señor,
en los atrios de
la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor
porque es bueno,
tañed para su
nombre, que es amable.
Porque él se
escogió a Jacob,
a Israel en
posesión suya.
Yo sé que el Señor
es grande,
nuestro dueño más
que todos los dioses.
El Señor todo lo
que quiere lo hace:
en el cielo y en
la tierra,
en los mares y en
los océanos.
Hace subir las
nubes desde el horizonte,
con los relámpagos
desata la lluvia,
suelta a los
vientos de sus silos.
Él hirió a los
primogénitos de Egipto,
desde los hombres
hasta los animales.
Envió signos y
prodigios
-en medio de ti,
Egipto-
contra el Faraón y
sus ministros.
Hirió de muerte a
pueblos numerosos,
mató a reyes
poderosos:
a Sijón, rey de
los amorreos;
a Hog, rey de
Basán,
y a todos los
reyes de Canaán.
Y dio su tierra en
heredad,
en heredad a
Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor todo
lo que quiere lo hace. Aleluya.
LECTURA BREVE
Rm 10, 8b-10
«Cerca de ti está
la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que
nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y
crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos
profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha
resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha
resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por
nosotros colgó del madero.
R. Aleluya.
Aleluya.
V. Gloria al
Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha
resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo soy el
buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy el
buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas. Aleluya.
PRECES
Oremos a Dios
Padre todopoderoso, glorificado por la muerte y resurrección de Cristo, y
digámosle confiados:
Ilumina, Señor,
nuestras mentes.
Padre, fuente de
toda luz, que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado,
ilumina, desde el
principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.
Tú que por medio
de tu Hijo, resucitado de entre los muertos, has abierto a los hombres las
puertas de la salvación,
haz que, a través
de los trabajos de este día, se acreciente nuestra esperanza.
Tú que por medio
de tu Hijo resucitado has derramado sobre el mundo tu Espíritu Santo,
enciende nuestros
corazones con el fuego de este mismo Espíritu.
Tú que para
librarnos entregaste a tu Hijo a la muerte,
haz que él sea hoy
para nosotros salvación y redención.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Terminemos nuestra
oración con la plegaria que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por
medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a
tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has
librado de la esclavitud del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESPÍRITU DE
DIOS, LA TIERRA LLENAS
Espíritu de Dios,
la tierra llenas,
las mentes de los
hombres las bañas en tu luz,
tú que eres Luz de
Dios, divino fuego,
infunde en todo
hombre la fuerza de la cruz.
Sé luz
resplandeciente en las tinieblas
de quienes el
pecado sumió en la obscuridad,
reúne en la
asamblea de los hijos
los justos que te
amaron, los muertos por la paz.
Acaba en plenitud
al Cristo vivo,
confirma en el
creyente la gracia y el perdón,
reúnelos a todos
en la Iglesia,
testigos jubilosos
de la resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 118, 129-136
- MEDITACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS EN SU LEY
Tus preceptos son
admirables,
por eso los guarda
mi alma;
la explicación de
tus palabras ilumina,
da inteligencia a
los ignorantes;
abro la boca y
respiro,
ansiando tus
mandamientos.
Vuélvete a mí y ten
misericordia,
como es tu norma
con los que aman tu nombre;
asegura mis pasos
con tu promesa,
que ninguna maldad
me domine;
líbrame de la
opresión de los hombres,
y guardaré tus
decretos.
Haz brillar tu
rostro sobre tu siervo,
enséñame tus
leyes;
arroyos de
lágrimas bajan de mis ojos
por los que no
cumplen tu voluntad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 81 -
INVECTIVAS CONTRA LOS JUECES INICUOS
Dios se levanta en
la asamblea divina,
rodeado de ángeles
juzga:
«¿Hasta cuándo
daréis sentencia injusta,
poniéndoos de
parte del culpable?
Proteged al
desvalido y al huérfano,
haced justicia al
humilde y al necesitado,
defended al pobre
y al indigente,
sacándolos de las
manos del culpable.»
Ellos, ignorantes
e insensatos, caminan a oscuras,
mientras vacilan
los cimientos del orbe.
Yo declaro:
«Aunque seáis dioses,
e hijos del
Altísimo todos,
moriréis como
cualquier hombre,
caeréis,
príncipes, como uno de tantos.»
Levántate, ¡oh
Dios!, y juzga la tierra,
porque tú eres el
dueño de todos los pueblos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí, desterrado
en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
Cf. Ap 1, 17c-18
Vi al Hijo del
hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, el que vive. Estaba muerto,
pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y
del hades.»
V. Verdaderamente
ha resucitado el Señor. Aleluya.
R. Y se ha
aparecido a Simón. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Oh Dios, que por
medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a
tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has
librado de la esclavitud del pecado. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando la luz del
día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús,
luz y alegría
de quienes en la
fe y en la esperanza
celebran ya la
fiesta de la Vida
Eres resurrección,
palabra y prenda
de ser y de vivir
eternamente;
sembradas de
esperanzas nuestras vidas,
serán en ti
cosecha para siempre.
Ven ya, Señor
Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz
llena este día,
camino de alegría
y de esperanza,
cabal acontecer de
nueva vida.
Concédenos, oh
Padre omnipotente,
por tu Hijo
Jesucristo, hermano nuestro,
vivir ahora el
fuego de tu Espíritu,
haciendo de esta
tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos saciados
de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
Col 2, 9-10a. 12
En Cristo, en su
cuerpo glorificado, habita toda la plenitud de la deidad; e, incorporados a él,
alcanzáis también vosotros esa plenitud en él. Con Cristo fuisteis sepultados
en el bautismo, y con él resucitasteis mediante la fe en el poder de Dios, que
lo resucitó de entre los muertos.
V. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al
Señor. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Oh Dios, que por
medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a
tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has
librado de la esclavitud del pecado. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: SALVADOR
DEL MUNDO
Salvador del
mundo,
Señor de los
ángeles:
por tu cruz
gloriosa
la muerte
venciste.
Oh Señor,
consérvanos
los dones amables
que, con
sufrimientos,
tú nos mereciste.
Y a quienes a
precio
de dolor salvaste,
llévalos al cielo
para que te
alaben.
Llévanos a todos,
Señor,
suplicámoste,
pues que nos
hiciste
reino de tu Padre.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
2Tm 2, 8. 11
Acuérdate de
Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos,
como enseño en mi mensaje de salud. Verdadera es la sentencia que dice: Si
hemos muerto con él, viviremos también con él.
V. Quédate con
nosotros, Señor. Aleluya.
R. Porque ya es
tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Oh Dios, que por
medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a
tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has
librado de la esclavitud del pecado. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CANTARÁN,
LLORARÁN RAZAS Y HOMBRES
Cantarán, llorarán
razas y hombres,
buscarán la
esperanza en el dolor,
el secreto de vida
es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar
los que lloraban,
brillará en su
mirar la luz del sol,
ya la causa del
hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre
cánticos alegres
los que fueron
llorando a su labor,
traerán en sus
brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios
Padre eternamente
la alabanza de
gracias por su don,
en Jesús ha
brillado su Amor santo:
resucitó el Señor.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. El que está
en Cristo es una nueva creación. Aleluya.
Salmo 135 I -
HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO.
Dad gracias al
Señor porque es bueno:
porque es eterna
su misericordia.
Dad gracias al
Dios de los dioses:
porque es eterna
su misericordia.
Dad gracias al
Señor de los señores:
porque es eterna
su misericordia.
Sólo él hizo
grandes maravillas:
porque es eterna
su misericordia.
Él hizo sabiamente
los cielos:
porque es eterna
su misericordia.
El afianzó sobre
las aguas la tierra:
porque es eterna
su misericordia.
Él hizo lumbreras
gigantes:
porque es eterna
su misericordia.
El sol que
gobierna el día:
porque es eterna
su misericordia.
La luna que gobierna
la noche:
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que está
en Cristo es una nueva creación. Aleluya.
Ant 2. Amemos a Dios
porque él nos ha amado antes. Aleluya.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto
en sus primogénitos:
porque es eterna
su misericordia.
Y sacó a Israel de
aquel país:
porque es eterna
su misericordia.
Con mano poderosa,
con brazo extendido:
porque es eterna
su misericordia.
Él dividió en dos
partes el mar Rojo:
porque es eterna
su misericordia.
Y condujo por en
medio a Israel:
porque es eterna
su misericordia.
Arrojó en el mar
Rojo al Faraón:
porque es eterna
su misericordia.
Guió por el desierto
a su pueblo:
porque es eterna
su misericordia.
Él hirió a reyes
famosos:
porque es eterna
su misericordia.
Dio muerte a reyes
poderosos:
porque es eterna
su misericordia.
A Sijón, rey de
los amorreos:
porque es eterna
su misericordia.
Y a Hog, rey de
Basán:
porque es eterna
su misericordia.
Les dio su tierra
en heredad:
porque es eterna
su misericordia.
En heredad a
Israel, su siervo:
porque es eterna
su misericordia.
En nuestra
humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna
su misericordia.
Y nos libró de
nuestros opresores:
porque es eterna
su misericordia.
Él da alimento a
todo viviente:
porque es eterna
su misericordia.
Dad gracias al
Dios del cielo:
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amemos a Dios
porque él nos ha amado antes. Aleluya.
Ant 3. De su
plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Aleluya.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De su
plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Aleluya.
LECTURA BREVE
Hb 8, 1b-3a
Tenemos un sumo
sacerdote que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.
Él es ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, que fue
fabricada por el Señor y no por hombre alguno. Todo sumo sacerdote es
instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
V. Al ver al
Señor.
R. Aleluya.
Aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tengo otras
ovejas que no son de este redil; es necesario que las recoja, y oirán mi voz,
para que se forme un solo rebaño y un solo pastor. Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tengo otras
ovejas que no son de este redil; es necesario que las recoja, y oirán mi voz,
para que se forme un solo rebaño y un solo pastor. Aleluya.
PRECES
Llenos de gozo,
oremos a Cristo, el Señor, que con su resurrección ha iluminado al mundo
entero, y digámosle:
Cristo, vida
nuestra, escúchanos.
Señor Jesús, que
te hiciste compañero de camino de los discípulos que dudaban de ti,
acompaña también a
tu Iglesia peregrina entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.
No permitas que
tus fieles sean tardos y necios para creer,
y aumenta su fe
para que te proclamen vencedor de la muerte.
Mira, Señor, con
bondad a cuantos no te reconocieron en su camino,
y manifiéstate a
ellos para que te confiesen como salvador suyo.
Tú que por la cruz
reconciliaste a todos los hombres, uniéndolos, en tu cuerpo,
concede la paz y
la unidad a las naciones.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que eres el
juez de vivos y muertos,
otorga a los
difuntos que creyeron en ti la remisión de todas sus culpas.
Terminemos nuestra
oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por
medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a
tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has
librado de la esclavitud del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente
nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EN TI,
SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS
En ti, Señor,
reposan nuestras vidas
en el descanso
santo de la noche;
tú nos preparas
para la alborada
y en el Espíritu
Santo nos acoges.
En apartadas y
lejanas tierras
el sol ha
despertado las ciudades;
amigo de los
hombres, ve sus penas
y ensancha de tu
amor los manantiales.
Vencedor de la
muerte y de las sombras,
Hijo eterno de
Dios, resucitado,
líbranos del
peligro de la noche
al dormirnos
confiados en tus brazos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 85 - ORACIÓN
DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído,
Señor; escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida,
que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo,
que confía en ti.
Tú eres mi Dios,
piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy
llamando todo el día;
alegra el alma de
tu siervo,
pues levanto mi
alma hacia ti;
porque tú, Señor,
eres bueno y clemente,
rico en
misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi
oración,
atiende a la voz
de mi súplica.
En el día del
peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual
entre los dioses, Señor,
ni hay obras como
las tuyas.
Todos los pueblos
vendrán
a postrarse en tu
presencia, Señor;
bendecirán tu
nombre:
«Grande eres tú, y
haces maravillas;
tú eres el único
Dios.»
Enséñame, Señor,
tu camino,
para que siga tu
verdad;
mantén mi corazón
entero
en el temor de tu
nombre.
Te alabaré de todo
corazón, Dios mío;
daré gloria a tu
nombre por siempre,
por tu grande
piedad para conmigo,
porque me salvaste
del abismo profundo.
Dios mío, unos
soberbios se levantan contra mí,
una banda de
insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en
cuenta a ti.
Pero tú, Señor,
Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera,
rico en piedad y leal,
mírame, ten
compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de
tu esclava;
dame una señal
propicia,
que la vean mis
adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor,
me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto
para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Aleluya,
aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a
nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del
reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la
cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo,
alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste
en tu seno, aleluya,
ha resucitado,
según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por
nosotros, aleluya.
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