Propio del Tiempo.
Salterio III
OFICIO
DE LECTURA
Si el Oficio de
Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Verdaderamente
ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Si antes del Oficio
de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CRISTO EL
SEÑOR
Cristo el Señor,
como la primavera,
como una nueva
aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra
Pascua,
es nuestro
rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la
tierra,
muerto y
florecido,
tierno pan de
amor.
Se rompió el
sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto
brotó.
Dueño de la
muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la
tierra,
Señor de los
cielos,
su cielo nos dió.
Ábranse de gozo
las puertas del
Hombre
que al hombre
salvó.
Gloria para
siempre
al Cordero humilde
que nos redimió.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Vendrá el
Señor y no callará. Aleluya.
Salmo 49 I - LA
VERDADERA RELIGIOSIDAD
El Dios de los
dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra
de oriente a occidente.
Desde Sión, la
hermosa, Dios resplandece:
viene nuestro
Dios, y no callará.
Lo precede fuego
voraz,
lo rodea tempestad
violenta.
Desde lo alto
convoca cielo y tierra,
para juzgar a su
pueblo:
«Congregadme a mis
fieles,
que sellaron mi
pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo
su justicia;
Dios en persona va
a juzgar.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrá el
Señor y no callará. Aleluya.
Ant 2. Ofrece a
Dios un sacrificio de alabanza. Aleluya.
Salmo 49 II
«Escucha, pueblo mío,
que voy a hablarte;
Israel, voy a dar
testimonio contra ti;
-yo, el Señor, tu
Dios-.
No te reprocho tus
sacrificios,
pues siempre están
tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré
un becerro de tu casa,
ni un cabrito de
tus rebaños;
pues las fieras de
la selva son mías,
y hay miles de
bestias en mis montes;
conozco todos los
pájaros del cielo,
tengo a mano
cuanto se agita en los campos.
Si tuviera hambre,
no te lo diría;
pues el orbe y
cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne
de toros,
beberé sangre de
cabritos?
Ofrece a Dios un
sacrificio de alabanza,
cumple tus votos
al Altísimo
e invócame el día
del peligro:
yo te libraré, y
tú me darás gloria.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ofrece a Dios
un sacrificio de alabanza. Aleluya.
Ant 3. Quiero
misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.
Aleluya.
Salmo 49 III
Dios dice al
pecador:
«¿Por qué recitas
mis preceptos
y tienes siempre
en la boca mi alianza,
tú que detestas mi
enseñanza
y te echas a la
espalda mis mandatos?
Cuando ves un
ladrón, corres con él;
te mezclas con los
adúlteros;
sueltas tu lengua
para el mal,
tu boca urde el
engaño;
te sientas a
hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo
de tu madre;
esto haces, ¿y me
voy a callar?
¿Crees que soy
como tú?
Te acusaré, te lo
echaré en cara.»
Atención los que
olvidáis a Dios,
no sea que os
destroce sin remedio.
El que me ofrece
acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen
camino
le haré ver la
salvación de Dios.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Quiero
misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.
Aleluya.
V. Mi corazón y mi
carne. Aleluya.
R. Se alegran por
el Dios vivo. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de
los apóstoles 8, 26-40
FELIPE BAUTIZA AL
EUNUCO DE CANDACE
En aquellos días,
un ángel del Señor habló así a Felipe:
«Vete hacia eso
del mediodía por el camino que baja de Jerusalén a Gaza, que está solitario.»
Felipe se puso en
camino, y topó con un eunuco etíope, alto dignatario de Candace, reina de
Etiopía, e intendente del tesoro real. Había venido a Jerusalén a adorar a
Dios, y ahora estaba de regreso. Iba sentado en su carroza, leyendo en voz alta
al profeta Isaías. Dijo el Espíritu a Felipe:
«Adelántate y
alcanza a esa carroza.»
Adelantóse Felipe
y, oyendo que leía al profeta Isaías, le preguntó:
«¿Entiendes lo que
estás leyendo?»
Él respondió:
«¿Y cómo lo voy a
entender, si no tengo quien me lo explique?»
E invitó a Felipe
a que subiese y se sentase a su lado. El pasaje de la Escritura que iba leyendo
era éste: «Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca. En su humillación se le negó todo derecho; ¿quién
podrá contar su descendencia? Lo arrancaron de la tierra de los vivos.» Preguntó
el dignatario a Felipe:
«Por favor, ¿de
quién dice eso el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro?»
Felipe tomó la
palabra y, comenzando por este pasaje de la Escritura, le dio a conocer el
mensaje de Jesús. Según iban siguiendo su camino, llegaron a un sitio donde
había agua, y el eunuco exclamó:
«Aquí hay agua.
¿Qué dificultad hay en que me bautice?»
Y mandó parar la
carroza. Bajaron los dos al agua, y Felipe lo bautizó. En cuanto salieron fuera
del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, que ya no se dejó ver más
del eunuco. Éste continuó alegre su camino. Felipe, por su parte, se encontró
en Azoto y, pasando de una ciudad a otra, fue anunciando en todas partes la
Buena Nueva, hasta llegar a Cesárea.
RESPONSORIO
Cf. Is 53, 7. 12; Sal 21, 28
R. Fue conducido
como oveja al matadero, y no abría la boca; * fue entregado a la muerte, para
dar la vida a su pueblo. Aleluya.
V. Volverán al
Señor hasta de los confines del orbe; en su presencia se postrarán las familias
de los pueblos.
R. Fue entregado a
la muerte, para dar la vida a su pueblo. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
Del Comentario de
san Beda el Venerable, presbítero, sobre la primera carta de san Pedro
(Cap. 2: PL 93.
50-51)
LINAJE ESCOGIDO,
SACERDOCIO REGIO
Vosotros sois
linaje escogido, sacerdocio regio. Este título honorífico fue dado en otro
tiempo por Moisés al antiguo pueblo de Dios, y ahora con toda razón lo da el
apóstol Pedro a los gentiles, porque han creído en Cristo, el cual, como piedra
angular, ha reunido a todos los hombres para que tengan parte en aquella
salvación que era antes exclusiva del pueblo de Israel.
Los llama linaje
escogido a causa de su fe, para distinguirlos de aquellos otros que, al
desechar al que es la piedra viva, se han hecho ellos mismos dignos de ser
desechados.
Los llama también
sacerdocio regio, porque están unidos al cuerpo de aquel que es el rey supremo
y sacerdote verdadero, que, en su calidad de rey, da el reino a los suyos y, en
su calidad de pontífice, limpia los pecados de ellos con la oblación de su
propia sangre. Les da el nombre de sacerdocio regio, para que no olviden la
esperanza del reino perpetuo y la obligación que tienen de ofrecer
continuamente a Dios el sacrificio de una conducta inmaculada.
Son llamados
también nación santa y pueblo adquirido, de conformidad con lo que dice el
apóstol Pablo, explicando la afirmación del profeta: «El justo vivirá por la
fe, pero si vuelve atrás no pondré más en él mi complacencia.» Nosotros no
somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino hombres de fe que
vamos hacia la salvación de nuestras almas. Y dice también en los Hechos de los
apóstoles: El Espíritu Santo os ha constituido como pastores de la Iglesia de
Dios. que él adquirió con la sangre de su Hijo. Así, pues, por la sangre de
nuestro Redentor hemos sido hechos pueblo adquirido, como lo era en otro tiempo
el pueblo de Israel, redimido de Egipto por la sangre del cordero.
Por esto en el
versículo siguiente, reflexionando también sobre el sentido figurativo de la
historia de Israel, enseña cómo obtiene su perfecto cumplimiento en el nuevo
pueblo de Dios, diciendo: Para proclamar sus hazañas. Pues, del mismo modo que
los israelitas, liberados por Moisés de la esclavitud de Egipto, después del
paso del mar Rojo y del hundimiento del ejército del Faraón, cantaron al Señor
un himno triunfal, también nosotros, después de haber recibido en el bautismo
el perdón de los pecados, debemos tributar a Dios una digna acción de gracias
por estos beneficios espirituales.
Porque los
egipcios, que afligían al pueblo de Dios y que por eso eran como un símbolo de
las tinieblas y de la tribulación, significan adecuadamente los pecados que nos
perseguían, pero que fueron borrados por el bautismo. También la liberación de
los hijos de Israel y su conducción hacia la patria en otro tiempo prometida,
concuerda con el misterio de nuestra redención, por la cual tendemos, mediante
la iluminación y la guía de la gracia de Cristo, hacia la luz de la morada
celestial; de esta luz de la gracia era también símbolo aquella nube y columna
de fuego que durante todo el camino los defendió de las tinieblas de la noche y
los llevó, por un sendero inefable, hasta la posesión de la tierra prometida.
RESPONSORIO
1Pe 2, 9; Dt 7, 7; 13, 5
R. Vosotros sois
linaje escogido, nación santa, pueblo adquirido por Dios, * para proclamar las
hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz
maravillosa. Aleluya.
V. El Señor os
eligió y os sacó de la casa de la esclavitud.
R. Para proclamar
las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz
maravillosa. Aleluya.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios, que
muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan
volver al camino recto, concede a todos los cristianos que se aparten de todo
lo que sea indigno de ese nombre que llevan, y que cumplan lo que ese nombre
significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su presencia
dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LA BELLA
FLOR QUE EN EL SUELO
La bella flor que
en el suelo
plantada se vio
marchita
ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo.
De tierra estuvo
cubierta,
pero no fructificó
del todo, hasta
que quedó
en un árbol seco
injerta.
Y, aunque a los
ojos del suelo
se puso después
marchita,
ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo.
Toda es de flores
la fiesta,
flores de finos
olores,
mas no se irá todo
en flores,
porque flor de
fruto es ésta.
Y, mientras su
Iglesia grita
mendigando algún
consuelo,
ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo.
Que nadie se
sienta muerto
cuando resucita
Dios,
que, si el barco
llega al puerto,
llegamos junto con
vos.
Hoy la Cristiandad
se quita
sus vestiduras de
duelo.
Ya torna, ya
resucita,
ya su olor inunda
el cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi corazón
y mi carne se alegran por ti, Dios vivo. Aleluya.
Salmo 83 -
AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son
tus moradas,
Señor de los
ejércitos!
Mi alma se consume
y anhela
los atrios del
Señor,
mi corazón y mi
carne
se alegran por el
Dios vivo.
Hasta el gorrión
ha encontrado una casa;
la golondrina, un
nido
donde colocar sus
polluelos:
tus altares, Señor
de los ejércitos,
Rey mío y Dios
mío.
Dichosos los que
viven en tu casa
alabándote
siempre.
Dichosos los que
encuentran en ti su fuerza
al preparar su
peregrinación:
cuando atraviesan
áridos valles,
los convierten en
oasis,
como si la lluvia
temprana
los cubriera de
bendiciones;
caminan de altura
en altura
hasta ver a Dios
en Sión.
Señor de los
ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de
Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!,
en nuestro Escudo,
mira el rostro de
tu Ungido.
Un solo día en tu
casa
vale más que otros
mil,
y prefiero el
umbral de la casa de Dios
a vivir con los
malvados.
Porque el Señor es
sol y escudo,
él da la gracia y
la gloria,
el Señor no niega
sus bienes
a los de conducta
intachable.
¡Señor de los
ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón y
mi carne se alegran por ti, Dios vivo. Aleluya.
Ant 2. Pueblos
numerosos caminarán hacia el monte del Señor. Aleluya.
Cántico: EL MONTE
DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is 2, 2-5
Al final de los
días estará firme
el monte de la
casa del Señor,
en la cima de los
montes,
encumbrado sobre
las montañas.
Hacia él
confluirán los gentiles,
caminarán pueblos
numerosos.
Dirán : «Venid,
subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios
de Jacob:
Él nos instruirá
en sus caminos,
y marcharemos por
sus sendas;
porque de Sión
saldrá la Ley,
de Jerusalén la
palabra del Señor.»
Será el árbitro de
las naciones,
el juez de pueblos
numerosos.
De las espadas
forjarán arados,
de las lanzas,
podaderas.
No alzará la
espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán
para la guerra.
Casa de Jacob,
ven;
caminemos a la luz
del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblos
numerosos caminarán hacia el monte del Señor. Aleluya.
Ant 3. Decid a los
pueblos: El Señor es rey. Aleluya.
Salmo 95 - EL
SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
cantad al Señor,
toda la tierra;
cantad al Señor,
bendecid su nombre,
proclamad día tras
día su victoria.
Contad a los
pueblos su gloria,
sus maravillas a
todas las naciones;
porque es grande
el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que
todos los dioses.
Pues los dioses de
los gentiles son apariencia,
mientras que el
Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad
lo preceden,
fuerza y esplendor
están en su templo.
Familias de los
pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria
y el poder del Señor,
aclamad la gloria
del nombre del Señor,
entrad en sus
atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el
Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su
presencia la tierra toda;
decid a los
pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el
orbe, y no se moverá;
él gobierna a los
pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo,
goce la tierra,
retumbe el mar y
cuanto lo llena;
vitoreen los
campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los
árboles del bosque,
delante del Señor,
que ya llega,
ya llega a regir
la tierra:
regirá el orbe con
justicia
y los pueblos con
fidelidad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Decid a los
pueblos: El Señor es rey. Aleluya.
LECTURA BREVE
Rm 10, 8b-10
«Cerca de ti está
la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que
nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y
crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos
profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha
resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha
resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por
nosotros colgó del madero.
R. Aleluya.
Aleluya.
V. Gloria al
Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha
resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Trabajad por
conseguir no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece y da vida
eterna. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Trabajad por
conseguir no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece y da vida
eterna. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a
Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en herencia todas las naciones,
y digámosle suplicantes:
Por tu victoria,
sálvanos, Señor.
Señor Jesucristo,
que en tu victoria destruiste el poder del abismo, venciendo la muerte y el
pecado,
haz que también
nosotros venzamos hoy el pecado.
Tú que alejaste de
nosotros la muerte y nos has dado nueva vida,
concédenos andar hoy
por la senda de esta vida nueva.
Tú que diste vida
a los muertos, haciendo pasar a la humanidad entera de la muerte a la vida,
concede el don de
la vida eterna a cuantos se relacionarán hoy con nosotros.
Tú que llenaste de
confusión a los que hacían guardia ante tu sepulcro y alegraste a los
discípulos con tus apariciones,
llena de gozo a
cuantos te sirven.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Porque deseamos
que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino
llegue a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que
muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan
volver al camino recto, concede a todos los cristianos que se aparten de todo
lo que sea indigno de ese nombre que llevan, y que cumplan lo que ese nombre
significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR
CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor
confesamos, ¡aleluya!
En la hora de
tercia a la mañana
se llenaron los
suyos de esperanza,
y lejos de la
noche y de la duda
salieron con la
llama y la palabra.
Al Señor adoramos,
¡aleluya!
Han marcado sus
pies nuestros caminos,
marcó su nombre el
nombre de los siglos,
y en la tierra su
voz cual voz ninguna
convoca seguidores
y testigos.
Al Señor
esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos
al Viviente,
a Jesús victorioso
de la muerte;
acéptanos, oh
Cristo, cual liturgia
de gloria que
ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
Cf. Ap 1, 17c-18
Vi al Hijo del
hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, el que vive. Estaba muerto,
pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y
del hades.»
V. Verdaderamente
ha resucitado el Señor. Aleluya.
R. Y se ha
aparecido a Simón. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, que
muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan
volver al camino recto, concede a todos los cristianos que se aparten de todo
lo que sea indigno de ese nombre que llevan, y que cumplan lo que ese nombre
significa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE
DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA
Verbo de Dios, el
sol de mediodía,
amable mensajero
de tu rostro,
fecunda nuestra
tierra y la hermosea
como fuente de
luz, de vida y gozo.
Más hermoso tu
cuerpo, que es pleroma
del infinito amor
jamás gastado;
y de ese mar sin
fondo ni ribera
la Iglesia es tu
pleroma continuado.
Verbo de Dios, que
reinas sin fatiga,
que emerges
victorioso del trabajo,
reina dichoso tú
que nos esperas
mientras nosotros
vamos caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 118, 89-96 -
CONTEMPLACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS EN LA LEY.
Tu palabra, Señor,
es eterna,
más estable que el
cielo;
tu fidelidad de
generación en generación,
igual que fundaste
la tierra y permanece;
por tu mandamiento
subsisten hasta hoy,
porque todo está a
tu servicio.
Si tu voluntad no
fuera mi delicia,
ya habría perecido
en mi desgracia;
jamás olvidaré tus
decretos,
pues con ellos me
diste vida;
soy tuyo, sálvame,
que yo consulto
tus leyes.
Los malvados me
esperaban para perderme,
pero yo meditaba
tus preceptos;
he visto el límite
de todo lo perfecto:
tu mandato se
dilata sin término.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 70 I - TÚ,
SEÑOR, FUISTE MI ESPERANZA DESDE MI JUVENTUD
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo
derrotado para siempre;
tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu
oído, y sálvame.
Sé tú mi roca de
refugio,
el alcázar donde
me salve,
porque mi peña y
mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame
de la mano perversa,
del puño criminal
y violento;
porque tú, Dios
mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza,
Señor, desde mi juventud.
En el vientre
materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me
sostenías,
siempre he
confiado en ti.
Muchos me miraban
como a un milagro,
porque tú eras mi
fuerte refugio.
Llena estaba mi
boca de tu alabanza
y de tu gloria,
todo el día.
No me rechaces
ahora en la vejez,
me van faltando
las fuerzas, no me abandones;
porque mis
enemigos hablan de mí,
los que acechan mi
vida celebran consejo;
dicen: «Dios lo ha
abandonado;
perseguidlo,
agarradlo, que nadie lo defiende.»
Dios mío, no te
quedes a distancia;
Dios mío, ven
aprisa a socorrerme.
Que fracasen y se
pierdan
los que atentan
contra mi vida,
queden cubiertos
de oprobio y vergüenza
los que buscan mi
daño.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 70 II
Yo, en cambio,
seguiré esperando,
redoblaré tus
alabanzas;
mi boca contará tu
auxilio,
y todo el día tu
salvación.
Proclamaré tus
proezas, Señor mío,
narraré tu
victoria, tuya entera.
Dios mío, me
instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato
tus maravillas;
ahora, en la vejez
y las canas,
no me abandones,
Dios mío,
hasta que describa
tu brazo
a la nueva
generación,
tus proezas y tus
victorias excelsas,
las hazañas que
realizaste:
Dios mío, ¿quién
como tú?
Me hiciste pasar
por peligros
muchos y graves:
de nuevo me darás
la vida,
me harás subir de
lo hondo de la tierra;
acrecerás mi
dignidad,
de nuevo me
consolarás;
y yo te daré
gracias, Dios mío,
con el arpa, por
tu lealtad;
tocaré para ti la
cítara,
Santo de Israel;
te aclamarán mis
labios, Señor,
mi alma, que tú
redimiste;
y mi lengua todo
el día
recitará tu
auxilio,
porque quedaron
derrotados y afrentados
los que buscaban
mi daño.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
Col 2, 9-10a. 12
En Cristo, en su
cuerpo glorificado, habita toda la plenitud de la deidad; e, incorporados a él,
alcanzáis también vosotros esa plenitud en él. Con Cristo fuisteis sepultados
en el bautismo, y con él resucitasteis mediante la fe en el poder de Dios, que
lo resucitó de entre los muertos.
V. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al
Señor. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, que
muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan
volver al camino recto, concede a todos los cristianos que se aparten de todo
lo que sea indigno de ese nombre que llevan, y que cumplan lo que ese nombre
significa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL
SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el Señor
allí donde ninguno
ciñe corona que
haya dado el mundo;
reina el Señor
allí donde la vida
sin lágrimas es
río de delicias.
Reina el Señor, el
compasivo siervo,
que en sus hombros
cargó nuestro madero;
vive el muerto en
la cruz, el sepultado
y con hierro
sellado y custodiado.
Cruzó el oscuro
valle de la muerte
hasta bajar a
tumba de rebeldes;
fingía que era
suya nuestra pena,
y en silencio
escuchó nuestra sentencia.
Pero reina el
Señor, la tierra goza,
y ya se escuchan
los cánticos de boda.
¡Gloria al Señor
Jesús resucitado,
nuestra esperanza
y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará derrotado
cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
2Tm 2, 8. 11
Acuérdate de
Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos,
como enseño en mi mensaje de salud. Verdadera es la sentencia que dice: Si
hemos muerto con él, viviremos también con él.
V. Quédate con
nosotros, Señor. Aleluya.
R. Porque ya es
tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, que
muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver
al camino recto, concede a todos los cristianos que se aparten de todo lo que
sea indigno de ese nombre que llevan, y que cumplan lo que ese nombre
significa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CANTARÁN,
LLORARÁN RAZAS Y HOMBRES
Cantarán, llorarán
razas y hombres,
buscarán la
esperanza en el dolor,
el secreto de vida
es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar
los que lloraban,
brillará en su
mirar la luz del sol,
ya la causa del
hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre
cánticos alegres
los que fueron
llorando a su labor,
traerán en sus
brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios
Padre eternamente
la alabanza de
gracias por su don,
en Jesús ha
brillado su Amor santo:
resucitó el Señor.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor
será tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor. Aleluya.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor será
tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor. Aleluya.
Ant 2. La trampa
se rompió y escapamos. Aleluya.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La trampa se
rompió y escapamos. Aleluya.
Ant 3. Cuando yo
sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. Aleluya.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando yo sea
elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. Aleluya.
LECTURA BREVE
Hb 8, 1b-3a
Tenemos un sumo
sacerdote que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.
Él es ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, que fue
fabricada por el Señor y no por hombre alguno. Todo sumo sacerdote es instituido
para ofrecer oblaciones y sacrificios.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
V. Al ver al
Señor.
R. Aleluya.
Aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos
se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ésta es la
obra de Dios: que creáis plenamente en aquel que él ha enviado. Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ésta es la
obra de Dios: que creáis plenamente en aquel que él ha enviado. Aleluya.
PRECES
Con espíritu
gozoso, invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo, haciéndolo
fuente de vida para los hombres, y digámosle:
Renueva y da vida
a todas las cosas, Señor.
Cristo, salvador
del mundo y rey de la nueva creación, haz que, ya desde ahora, con el espíritu
vivamos en tu reino,
donde estás sentado
a la derecha del Padre.
Señor, tú que
vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos,
condúcela por el
Espíritu Santo al conocimiento de toda verdad.
Que los enfermos,
los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria,
y que tu gloriosa
resurrección los consuele y los conforte.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Al terminar este
día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera,
y te pedimos que
con la gloria de tu resurrección ilumines a nuestros hermanos difuntos.
Porque Jesucristo
nos ha hecho participar de su propia vida, somos hijos de Dios y por ello nos
atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que
muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan
volver al camino recto, concede a todos los cristianos que se aparten de todo
lo que sea indigno de ese nombre que llevan, y que cumplan lo que ese nombre
significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN
SE DILATA
El corazón se
dilata
sin noche en tu
santo cuerpo,
oh morada
iluminada,
mansión de todo
consuelo.
Por tu muerte sin
pecado,
por tu descanso y
tu premio,
en ti, Jesús,
confiamos,
y te miramos sin
miedo.
Como vigilia de
amor
te ofrecemos
nuestro sueño;
tú que eres el
paraíso,
danos un puesto en
tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 85 - ORACIÓN
DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor;
escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida,
que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo,
que confía en ti.
Tú eres mi Dios,
piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy
llamando todo el día;
alegra el alma de
tu siervo,
pues levanto mi
alma hacia ti;
porque tú, Señor,
eres bueno y clemente,
rico en
misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi
oración,
atiende a la voz
de mi súplica.
En el día del
peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual
entre los dioses, Señor,
ni hay obras como
las tuyas.
Todos los pueblos
vendrán
a postrarse en tu
presencia, Señor;
bendecirán tu
nombre:
«Grande eres tú, y
haces maravillas;
tú eres el único
Dios.»
Enséñame, Señor,
tu camino,
para que siga tu
verdad;
mantén mi corazón
entero
en el temor de tu
nombre.
Te alabaré de todo
corazón, Dios mío;
daré gloria a tu
nombre por siempre,
por tu grande
piedad para conmigo,
porque me salvaste
del abismo profundo.
Dios mío, unos
soberbios se levantan contra mí,
una banda de
insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en
cuenta a ti.
Pero tú, Señor,
Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera,
rico en piedad y leal,
mírame, ten
compasión de mí.
Da fuerza a tu
siervo,
salva al hijo de
tu esclava;
dame una señal
propicia,
que la vean mis
adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor,
me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto
para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Aleluya,
aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según
tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a
nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del
reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la
cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo,
alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste
en tu seno, aleluya,
ha resucitado,
según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por
nosotros, aleluya.
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