viernes, 24 de enero de 2014

25 DE ENERO SÁBADO II DEL T. ORDINARIO LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO

 

 

 

 

 

CONVERSION DE SAN PABLO1

 

 

Del Propio de la fiesta.

 

 

LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO. (FIESTA)

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de la conversión del Maestro de los gentiles.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: ¿QUIÉN ES ÉSTE VIAJERO?

 

¿Quién es éste viajero

al que el Señor acecha en el camino

y con su luz derriba por el suelo?

 

¿Quién es éste violento

al que el Señor elige de entre todos

para mostrar la fuerza de su verbo?

 

Contra Jesús, se dirigía a Damasco,

y después, por Jesús,

recorrerá la tierra, predicándolo.

Cumplir con la ley era su orgullo;

la gracia del Espíritu después,

timbre de gloria, único.

 

Para él sólo tendrá significado

conocer a Jesús

y a este Señor Jesús, ¡crucificado!

Compartirá las pruebas del Señor

y así compartirá también la gloria

de la resurrección. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. «Señor, ¿quién eres?» «Yo soy Jesús a quien tú persigues; dura cosa será para ti dar coces contra el aguijón.»

 

SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.

 

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo murmura.

 

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

Allí le ha puesto su tienda al sol:

él sale como el esposo de su alcoba,

contento como un héroe, a recorrer su camino.

 

Asoma por un extremo del cielo,

y su órbita llega al otro extremo:

nada se libra de su calor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. «Señor, ¿quién eres?» «Yo soy Jesús a quien tú persigues; dura cosa será para ti dar coces contra el aguijón.»

 

Ant 2. Ananías, vete en seguida y pregunta por Saulo, el cual está orando; éste es un instrumento que me he escogido yo para que lleve mi nombre a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel.

 

Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

 

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,

protege mi vida del terrible enemigo;

escóndeme de la conjura de los perversos

y del motín de los malhechores:

 

afilan sus lenguas como espadas

y disparan como flechas palabras venenosas,

para herir a escondidas al inocente,

para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

 

Se animan al delito,

calculan cómo esconder trampas,

y dicen: "¿Quién lo descubrirá?"

Inventan maldades y ocultan sus invenciones,

porque su mente y su corazón no tienen fondo.

 

Pero Dios los acribilla a flechazos,

por sorpresa los cubre de heridas;

su misma lengua los lleva a la ruina,

y los que lo ven menean la cabeza.

 

Todo el mundo se atemoriza,

proclama la obra de Dios

y medita sus acciones.

 

El justo se alegra con el Señor,

se refugia en él,

y se felicitan los rectos de corazón.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ananías, vete en seguida y pregunta por Saulo, el cual está orando; éste es un instrumento que me he escogido yo para que lleve mi nombre a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel.

 

Ant 3. Saulo comenzó a predicar en las sinagogas a los judíos, afirmando que Jesús era el Cristo.

 

Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.

 

El Señor reina, la tierra goza,

se alegran las islas innumerables.

Tiniebla y nube lo rodean,

justicia y derecho sostienen su trono.

 

Delante de él avanza fuego

abrasando en torno a los enemigos;

sus relámpagos deslumbran el orbe,

y, viéndolos, la tierra se estremece.

 

Los montes se derriten como cera

ante el dueño de toda la tierra;

los cielos pregonan su justicia,

y todos los pueblos contemplan su gloria.

 

Los que adoran estatuas se sonrojan,

los que ponen su orgullo en los ídolos;

ante él se postran todos los dioses.

 

Lo oye Sión, y se alegra,

se regocijan las ciudades de Judá

por tus sentencias, Señor;

 

porque tú eres, Señor,

altísimo sobre toda la tierra,

encumbrado sobre todos los dioses.

 

El Señor ama al que aborrece el mal,

protege la vida de sus fieles

y los libra de los malvados.

 

Amanece la luz para el justo,

y la alegría para los rectos de corazón.

Alegraos, justos, con el Señor,

celebrad su santo nombre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Saulo comenzó a predicar en las sinagogas a los judíos, afirmando que Jesús era el Cristo.

 

V. El Señor es clemente y misericordioso.

R. Lento a la cólera y rico en piedad.

 

PRIMERA LECTURA

 

De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 1, 11.24

 

DIOS ME REVELÓ A SU HIJO PARA QUE LO ANUNCIARA

 

Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es cosa humana; y no lo recibí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

 

Habéis oído hablar de cómo me portaba yo en otro tiempo en el judaísmo: cómo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios y la devastaba; cómo, en el celo por el judaísmo, iba más allá que muchos compatriotas de mi edad y me mostraba celoso partidario de las tradiciones paternas.

 

Pero, cuando aquel que me eligió desde el seno de mi madre me llamó por su gracia y tuvo a bien revelarme a su Hijo para que lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin pedir consejo a hombre alguno y sin subir a Jerusalén para hablar con los que eran apóstoles antes que yo, partí hacia Arabia, de donde luego volví a Damasco. Tres años más tarde, subí a Jerusalén a visitar a Cefas, y estuve con él quince días. No vi a ninguno otro de los apóstoles, fuera de Santiago, el hermano del Señor. Por el Dios que me está viendo, que no miento en lo que os escribo.

 

Después vine a las regiones de Siria y de Cilicia, pero las Iglesias de Judea, que están en Cristo, no me conocían personalmente. Sólo oían decir: «El que antaño nos perseguía ahora va anunciando la Buena Nueva de la fe, que en otro tiempo quería destruir.» Y glorificaban a Dios, reconociendo su obra en mí.

 

RESPONSORIO    Ga 1, 11-12; 2Co 11, 10. cf. 7

 

R. El Evangelio anunciado por mí no es cosa humana; * y no lo recibí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

V. Por la verdad de Cristo que en mí reside: yo os he anunciado el Evangelio de Dios.

R. Y no lo recibí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo

(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50. 477•480)

 

PABLO LO SUFRIÓ TODO POR AMOR A CRISTO

 

Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.

 

Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenia sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

 

Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.

 

Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.

 

Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.

 

Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.

 

Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.

 

RESPONSORIO    1Tm 1, 13-14; 1Co 15, 9

 

R. Fui acogido por Dios con toda misericordia, porque obré por ignorancia en el tiempo de mi incredulidad. * Y en verdad que sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús.

V. Soy indigno del nombre de apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios.

R. Y en verdad que sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús.

 

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

 

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,

a ti nuestra alabanza,

a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

 

Postrados ante ti, los ángeles te adoran

y cantan sin cesar:

 

Santo, santo, santo es el Señor,

Dios del universo;

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

 

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,

la multitud de los profetas te enaltece,

y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

 

A ti la Iglesia santa,

por todos los confines extendida,

con júbilo te adora y canta tu grandeza:

 

Padre, infinitamente santo,

Hijo eterno, unigénito de Dios,

santo Espíritu de amor y de consuelo.

 

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,

tú el Hijo y Palabra del Padre,

tú el Rey de toda la creación.

 

Tú, para salvar al hombre,

tomaste la condición de esclavo

en el seno de una virgen.

 

Tú destruiste la muerte

y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

 

Tú vives ahora,

inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

 

Tú vendrás algún día,

como juez universal.

 

Muéstrate, pues, amigo y defensor

de los hombres que salvaste.

 

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,

con tus santos y elegidos.

 

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

 

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice a tu heredad.

 

Sé su pastor,

y guíalos por siempre.

 

Día tras día te bendeciremos

y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

 

Dígnate, Señor,

guardarnos de pecado en este día.

 

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

 

A ti, Señor, me acojo,

no quede yo nunca defraudado.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de la conversión del Maestro de los gentiles.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: CON PRESUNCIÓN DE BÉLICO SOLDADO.

 

Con presunción de bélico soldado,

galán sale feroz, Pablo, atrevido,

que, si ahora en la cuenta no ha caído,

caerá muy presto del primer estado.

 

¿Adónde, Pablo, de soberbia armado,

para quedar con una voz vencido?

Seguid las letras, ¿dónde vais perdido?,

que habéis de ser doctor del mayor grado.

 

Aunque valor vuestra persona encierra,

no es bien que nadie contra Dios presuma:

que dará con los ojos por la tierra.

 

La Iglesia espera vuestra docta suma:

mirad que no sois vos para la guerra,

dejad las armas y tomad la pluma. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Sé en quien he puesto mi fe, y estoy seguro de que es poderoso para guardar hasta el último día lo que yo le he confiado.

 

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

 

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.

 

¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.

 

Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré de manjares exquisitos,

y mis labios te alabarán jubilosos.

 

En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sé en quien he puesto mi fe, y estoy seguro de que es poderoso para guardar hasta el último día lo que yo le he confiado.

 

Ant 2. Pablo, te basta mi gracia, que en la debilidad se muestra perfecto mi poder.

 

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

 

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.

 

Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

 

Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.

 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.

 

Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.

 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.

 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.

 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.

 

Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.

 

Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

 

Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.

 

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.

 

Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.

 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.

 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

No se dice Gloria al Padre.

 

Ant. Pablo, te basta mi gracia, que en la debilidad se muestra perfecto mi poder.

 

Ant 3. La gracia de Dios no quedó infecunda en mí, sino que su gracia permanece siempre en mí.

 

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.

 

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:

 

para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.

 

Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. La gracia de Dios no quedó infecunda en mí, sino que su gracia permanece siempre en mí.

 

LECTURA BREVE   Hch 26, 16b-18

 

Me he dejado ver de ti para hacerte siervo mío y testigo de la visión en que me has visto y de otras que te manifestaré. Yo te sacaré de todos los peligros que te vengan de tu nación y de los gentiles. A éstos te envío ahora para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, del poder de Satanás a Dios; para que por la fe en mí reciban el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los justos.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Tú eres un instrumento escogido, apóstol san Pablo.

R. Tú eres un instrumento escogido, apóstol san Pablo.

 

V. Predicador de la verdad en todo el mundo.

R. Apóstol san Pablo.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Tú eres un instrumento escogido, apóstol san Pablo.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Celebremos la conversión del apóstol san Pablo, que de perseguidor pasó a ser un instrumento escogido.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Celebremos la conversión del apóstol san Pablo, que de perseguidor pasó a ser un instrumento escogido.

 

PRECES

 

Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:

 

El coro de los apóstoles te alaba, Señor.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de tu sangre:

en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu palabra:

por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:

por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.

 

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la penitencia:

por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Saulo, hermano: Jesús el Señor, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Saulo, hermano: Jesús el Señor, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.

 

LECTURA BREVE   1Tm 1, 12-13

 

Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Yo primero fui blasfemo y perseguidor, e inferí ultrajes; pero fui acogido con toda misericordia, porque obré por ignorancia, en el tiempo de mi incredulidad.

 

V. Estad alegres, dice el Señor.

R. Porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO

 

Te está cantando el martillo

y rueda en tu honor la rueda.

Puede que la luz no pueda

librar del humo su brillo.

¡Qué sudoroso y sencillo

te pones a mediodía,

Dios de esta dura porfía

de estar sin pausa creando,

y verte necesitando

del hombre más cada día!

 

Quién diga que Dios ha muerto

que salga a la luz y vea

si el mundo es o no tarea

de un Dios que sigue despierto.

Ya no es su sitio el desierto

ni en la montaña se esconde;

decid, si preguntan dónde,

que Dios está -sin mortaja-

en donde un hombre trabaja

y un corazón le responde. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Ya se acercaba Pablo a Damasco, cuando, de repente, se vio rodeado de un resplandor que venía del cielo.

 

Salmo 118, 81-88

 

Me consumo ansiando tu salvación,

y espero en tu palabra;

mis ojos se consumen ansiando tus promesas,

mientras digo: ¿cuándo me consolarás?

Estoy como un odre puesto al humo,

pero no olvido tus leyes.

 

¿Cuántos serán los días de tu siervo?

¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?

Me han cavado fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;

todos tus mandatos son leales,

sin razón me persiguen, protégeme.

 

Casi dieron conmigo en la tumba,

pero yo no abandoné tus decretos; por tu bondad dame vida,

para que observe los preceptos de tu boca.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 60 - ORACIÓN DE UN DESTERRADO

 

Dios mío, escucha mi clamor,

atiende a mi súplica;

te invoco desde el confín de la tierra

con el corazón abatido:

 

llévame a una roca inaccesible,

porque tú eres mi refugio

y mi bastión contra el enemigo.

 

Habitaré siempre en tu morada,

refugiado al amparo de tus alas;

porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos

y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.

 

Añade días a los días del rey,

que sus años alcancen varias generaciones;

que reine siempre en presencia de Dios,

que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.

 

Yo tañeré siempre en tu honor,

e iré cumpliendo mis votos día tras día.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

 

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,

protege mi vida del terrible enemigo;

escóndeme de la conjura de los perversos

y del motín de los malhechores:

 

afilan sus lenguas como espadas

y disparan como flechas palabras venenosas,

para herir a escondidas al inocente,

para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

 

Se animan al delito,

calculan cómo esconder trampas,

y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»

Inventan maldades y ocultan sus invenciones,

porque su mente y su corazón no tienen fondo.

 

Pero Dios los acribilla a flechazos,

por sorpresa los cubre de heridas;

su misma lengua los lleva a la ruina,

y los que lo ven menean la cabeza.

 

Todo el mundo se atemoriza,

proclama la obra de Dios

y medita sus acciones.

 

El justo se alegra con el Señor,

se refugia en él,

y se felicitan los rectos de corazón.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ya se acercaba Pablo a Damasco, cuando, de repente, se vio rodeado de un resplandor que venía del cielo.

 

LECTURA BREVE   1Tm 1, 14-15

 

¡En verdad que sobreabundó en mi la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús! Sentencia verdadera y digna de universal adhesión es esta: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Y de entre ellos yo soy el primero.

 

V. Señor, tú eres mi lámpara.

R. Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   1Tm 1, 16

 

Dios me concedió su misericordia, para que Cristo Jesús manifestase primeramente en mi toda su benignidad y sirviese de ejemplo a quienes habían de creer en él para conseguir la vida eterna.

 

V. Daré gloria a tu nombre por siempre, Señor.

R. Por tu grande piedad para conmigo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

I VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.

 

Santa unidad y Trinidad beata:

con los destellos de tu brillo eterno,

infunde amor en nuestros corazones,

mientras se va alejando el sol de fuego.

 

Por la mañana te cantamos loas

y por la tarde te elevamos ruegos,

pidiéndote que estemos algún día

entre los que te alaban en el cielo.

 

Glorificado sean por los siglos

de los siglos el Padre y su Unigénito,

y que glorificado con entrambos

sea por tiempo igual el Paracleto. Amén

 

SALMODIA

 

Ant 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.

 

Salmo 109 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

 

Oráculo del Señor a mi Señor:

«Siéntate a mi derecha,

y haré de tus enemigos

estrado de tus pies.»

 

Desde Sión extenderá el Señor

el poder de tu cetro:

somete en la batalla a tus enemigos.

 

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,

entre esplendores sagrados;

yo mismo te engendré, como rocío,

antes de la aurora.»

 

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:

«Tú eres sacerdote eterno

según el rito de Melquisedec.»

 

El Señor a tu derecha, el día de su ira,

quebrantará a los reyes.

 

En su camino beberá del torrente,

por eso levantará la cabeza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.

 

Ant 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.

 

Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR

 

Doy gracias al Señor de todo corazón,

en compañía de los rectos, en la asamblea.

Grandes son las obras del Señor,

dignas de estudio para los que las aman.

 

Esplendor y belleza son su obra,

su generosidad dura por siempre;

ha hecho maravillas memorables,

el Señor es piadoso y clemente.

 

Él da alimento a sus fieles,

recordando siempre su alianza;

mostró a su pueblo la fuerza de su poder,

dándoles la heredad de los gentiles.

 

Justicia y verdad son las obras de sus manos,

todos sus preceptos merecen confianza:

son estables para siempre jamás,

se han de cumplir con verdad y rectitud.

 

Envió la redención a su pueblo,

ratificó para siempre su alianza,

su nombre es sagrado y temible.

 

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,

tienen buen juicio los que lo practican;

la alabanza del Señor dura por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.

 

Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.

 

Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7

 

El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

 

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios

(R. Aleluya)

porque sus juicios son verdaderos y justos.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Aleluya.

Alabad al Señor sus siervos todos.

(R. Aleluya)

Los que le teméis, pequeños y grandes.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.

(R. Aleluya)

Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Aleluya.

Llegó la boda del cordero.

(R. Aleluya)

Su esposa se ha embellecido.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   1Pe 1, 3-5

 

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

 

V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.

R. En la bóveda del cielo.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Iba Jesús proclamando la Buena Noticia del reino y sanaba todas las enfermedades de la gente.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Iba Jesús proclamando la Buena Noticia del reino y sanaba todas las enfermedades de la gente.

 

PRECES

 

Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle:

 

Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

 

Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,

haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.

 

Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,

líbranos de todo desaliento y de todo temor.

 

A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,

concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un mundo mejor.

 

Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos

y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,

haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.

 

Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

 

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo,

que vives a la sombra del Omnipotente,

di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.

Dios mío, confío en ti.»

 

Él te librará de la red del cazador,

de la peste funesta.

Te cubrirá con sus plumas,

bajo sus alas te refugiarás:

su brazo es escudo y armadura.

 

No temerás el espanto nocturno,

ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que se desliza en las tinieblas,

ni la epidemia que devasta a mediodía.

 

Caerán a tu izquierda mil,

diez mil a tu derecha;

a ti no te alcanzará.

 

Tan sólo abre tus ojos

y verás la paga de los malvados,

porque hiciste del Señor tu refugio,

tomaste al Altísimo por defensa.

 

No se te acercará la desgracia,

ni la plaga llegará hasta tu tienda,

porque a sus ángeles ha dado órdenes

para que te guarden en tus caminos;

 

te llevarán en sus palmas,

para que tu pie no tropiece en la piedra;

caminarás sobre áspides y víboras,

pisotearás leones y dragones.

 

«Se puso junto a mí: lo libraré;

lo protegeré porque conoce mi nombre,

me invocará y lo escucharé.

 

Con él estaré en la tribulación,

lo defenderé, lo glorificaré;

lo saciaré de largos días,

y le haré ver mi salvación.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

 

LECTURA BREVE   Ap 22, 4-5

 

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Madre del Redentor, Virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

 

ven a librar al pueblo que tropieza

y se quiere levantar.

 

Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.

 

Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores. 

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