domingo, 18 de marzo de 2012

18 DE MARZO DOMINGO IV DE CUARESMA


DIOS PADRE

Propio del Tiempo. Salterio IV

OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: DELANTE DE TUS OJOS

Delante de tus ojos
ya no enrojecemos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.

En medio de los pueblos
nos guardas como un resto,
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.

Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.

¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor, que es justo,
revoca sus decretos:
la salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Ant. 2. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, porque él nos ha devuelto la vida.

Salmo 65 I - HIMNO PARA UN SACRIFICO DE ACCIÓN DE GRACIAS

Aclama al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.

Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras,
por tu inmenso poder tus enemigos se rinden!»

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.

Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres:
transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.

Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones,
para que no se subleven los rebeldes.

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.

¡Oh Dios!, nos pusiste a prueba,
nos refinaste como refinan la plata;
nos empujaste a la trampa,
nos echaste a cuestas un fardo:

sobre nuestro cuello cabalgaban,
pasamos por fuego y por agua,
pero nos has dado respiro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, porque él nos ha devuelto la vida.

Ant. 3. Fieles de Dios, venid a escuchar lo que el Señor ha hecho conmigo.

Salmo 65 II

Entraré en tu casa con víctimas,
para cumplirte mis votos:
los que pronunciaron mis labios
y prometió mi boca en el peligro.

Te ofreceré víctimas cebadas,
te quemaré carneros,
inmolaré bueyes y cabras.

Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.

Si hubiera tenido yo mala intención,
el Señor no me habría escuchado;
pero Dios me escuchó,
y atendió a mi voz suplicante.

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Fieles de Dios, venid a escuchar lo que el Señor ha hecho conmigo.

V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
R. Tú tienes palabras de vida eterna.

PRIMERA LECTURA
Del libro del Levítico 8, 1-17; 9, 22-24

CONSAGRACIÓN DE LOS SACERDOTES

En aquellos días, el Señor habló a Moisés:

«Llama a Aarón y a sus hijos, toma las vestiduras, el aceite de la unción, el novillo del sacrificio expiatorio, los dos carneros Y el cestillo de panes ázimos, y convoca a toda la asamblea a la entrada de la Tienda de Reunión.»

Moisés cumplió el mandato del Señor, y se congregó a la asamblea a la entrada de la Tienda de Reunión. Moisés dijo a la asamblea:

«Esto es lo que el Señor manda hacer.»

Después hizo acercarse a Aarón y a sus hijos e hizo que se lavaran. Revistió luego a Aarón con la túnica y le ciñó la banda, le puso el manto y encima le colocó el efod, sujetándolo con el cíngulo. Le impuso el pectoral con los urim y tumim. Le puso una tiara en la cabeza y, en la parte frontal de la misma, le impuso la lámina de oro, la diadema santa, como el Señor se lo había mandado.

Moisés, tomando después el aceite de la unción, ungió la morada y cuanto en ella había, y los consagró. Roció con el aceite siete veces el altar y ungió el altar con todos sus utensilios, la pila y su base para consagrarlos. Luego derramó aceite sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para consagrarlo. Después Moisés hizo acercarse a los hijos de Aarón, les vistió la túnica, les ciñó la banda y les puso sobre la cabeza las mitras, como el Señor se lo había ordenado.

Hizo traer el novillo del sacrificio expiatorio. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima. Moisés la degolló y, tomando sangre, untó con el dedo los salientes del altar por todos los lados: así purificó el altar. Derramó la sangre al pie del altar, y lo consagró haciendo sobre él el rito de expiación. Tomó toda la grasa que envuelve las vísceras y el lóbulo del hígado, así como los dos riñones con su grasa, y lo quemó todo sobre el altar. El resto del novillo, la piel, carne e intestinos los quemó fuera del campamento, como el Señor se lo había ordenado.

Entonces Aarón, alzando las manos sobre el pueblo, lo bendijo; y, después de haber ofrecido el sacrificio expiatorio, el holocausto y el sacrificio de comunión, descendió del altar. Aarón y Moisés entraron en la Tienda de Reunión. Cuando salieron, bendijeron al pueblo. Y la gloria del Señor se mostró a todo el pueblo. De la presencia del Señor salió fuego que devoró el holocausto y la grasa. Al ver esto, todo el pueblo prorrumpió en aclamaciones y cayó rostro en tierra.

RESPONSORIO Hb 7, 23-24; Sir 45, 7. 8

R. Aquellos sacerdotes fueron constituidos en gran número, porque la muerte les impedía perdurar en su sacerdocio; * pero Cristo, como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno.
V. El Señor exaltó a Aarón, le dio el sacerdocio del pueblo y le ciñó una gloriosa vestidura.
R. Pero Cristo, como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno.

SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Agustín, obispo, sobre el evangelio de san Juan
(Tratado 34, 8-9: CCL 36, 315-316)

CRISTO ES EL CAMINO HACIA LA LUZ, LA VERDAD Y LA VIDA

El Señor dice: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Esta breve sentencia contiene un mandato y una promesa. Cumplamos, pues, lo que nos manda, y así tendremos derecho a esperar lo que nos promete. No sea que nos diga el día del juicio: «¿Ya hiciste lo que te mandaba, pues que esperas alcanzar lo que prometí?» «¿Qué es lo que mandaste, Señor, Dios nuestro?» Te dice: «Que me siguieras.» Has pedido un consejo de vida. ¿Y de qué vida sino de aquella acerca de la cual está escrito: En ti está la fuente viva?

Por consiguiente, ahora que es tiempo, sigamos al Señor; deshagámonos de las amarras que nos impiden seguirlo. Pero nadie es capaz de soltar estas amarras sin la ayuda de aquel de quien dice el salmo: Rompiste mis cadenas. Y como dice también otro salmo: El Señor liberta a los cautivos, el Señor endereza a los que ya se doblan.

Y nosotros, una vez libertados y enderezados, podemos seguir aquella luz de la que afirma: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Porque el Señor abre los ojos al ciego. Nuestros ojos, hermanos, son ahora iluminados por el colirio de la fe. Para iluminar al ciego de nacimiento, primero le untó los ojos con tierra mezclada con saliva. También nosotros somos ciegos desde nuestro nacimiento de Adán, y tenemos necesidad de que él nos ilumine. Mezcló saliva con tierra. La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Mezcló saliva con tierra; por eso estaba escrito: La verdad brota de la tierra; y él mismo dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Disfrutaremos de la posesión de la verdad cuando lo veamos cara a cara, ya que también esto se nos ha prometido. Pues, ¿cómo nos atreveríamos a esperar lo que Dios no se hubiera dignado prometernos o darnos?

Veremos cara a cara, como dice el Apóstol: Al presente conozco imperfectamente, como en un espejo y borrosamente; entonces lo veremos cara a cara. Y el apóstol Juan dice en su carta: Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Se trata, en verdad, de una gran promesa; si lo amas, síguelo. «Lo amo -me respondes-, mas, ¿por dónde he de seguirlo?» Si el Señor, tu Dios, te hubiese dicho: «Yo soy la verdad y la vida», tú, deseoso de esta verdad y de esta vida, tendrías razón de decirte a ti mismo: «Gran cosa es la verdad, gran cosa es la vida; ¡si hubiese un camino para llegar a ellas!»

¿Preguntas cuál es el camino? Fíjate que el Señor dice en primer lugar: Yo soy el camino. Antes de decirte a donde, te indica por donde: Yo soy -dice- el camino. ¿El camino hacia dónde? La verdad y la vida. Primero dice por donde has de ir, luego a donde has de ir. Yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida. Permaneciendo junto al Padre, es verdad y vida; haciéndose hombre, se hizo camino.

No se te dice: «Esfuérzate en hallar el camino, para que puedas llegar a la verdad y a la vida»; no, ciertamente. ¡Levántate, perezoso! El camino en persona vino a ti, te despertó del sueño, si es que ha llegado a despertarte; levántate, pues, y camina.

Quizá te esfuerzas en caminar y no puedes, porque te duelen los pies. ¿Por qué te duelen? ¿No será porque, movidos por la avaricia, han recorrido lugares escabrosos? Pero aquel que es la Palabra de Dios curó también a los cojos. «Resulta -dirás- que tengo sanos los pies, pero no acierto a ver el camino.» Piensa entonces que también abrió los ojos al ciego.

RESPONSORIO Sal 118, 104b-105; Jn 6, 69b

R. Odio el camino de la mentira; * lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
V. Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna.
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.

Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.

Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.

La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.

Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.

Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén

SALMODIA

Ant. 1. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.

Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.

Ant. 2. Capaz eres, Señor, de liberarnos de la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.

Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Capaz eres, Señor, de liberarnos de la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.

Ant. 3. Alabad al Señor por sus obras magníficas.

Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,

Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Alabad al Señor por sus obras magníficas.

LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10

Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Con inmenso amor, Dios, aun cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha vivificado con Cristo.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Con inmenso amor, Dios, aun cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha vivificado con Cristo.

PRECES

Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita, y elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo, que está siempre vivo para interceder en favor nuestro; digámosle:

Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor.

Dios de misericordia, haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de amor al prójimo,
para que tu misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los hombres.

Tú que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio,
salva por el agua del bautismo a los catecúmenos.

Concédenos vivir no sólo de pan,
sino de toda palabra que sale de tu boca.

Haz que, con tu ayuda, venzamos toda disensión
y podamos gozarnos en el don de tu paz y de tu amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



HORAS INTERMEDIAS

HORA TERCIA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: COMO EL FUEGO CALCINA

Como el fuego calcina
la madera reseca,
cuando el pecado nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.

Como el río derrama
por la tierra sus aguas
y hay flor y fruto en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.

Como tu fuerte viento
hizo en el mar camino,
cuando haya duda y desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.

Luz, Amor, Viento, Fuego,
los caminos de éxodo
enseña al hombre pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.

SALMODIA

Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Salmo 22 - EL BUEN PASTOR

El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 75 I- ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA

Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del arco,
el escudo, la espada y la guerra.

Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín conquistados.
Los valientes duermen su sueño,
y a los guerreros no les responden sus brazos.
Con un bramido, ¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste carros y caballos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 75 - II

Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra teme sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para juzgar,
para salvar a los humildes de la tierra.

La cólera humana tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al Temible:
él deja sin aliento a los príncipes,
y es temible para los reyes del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

LECTURA BREVE 1Ts 4, 1. 7

Hermanos, os rogamos y exhortamos en Jesús, el Señor, a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros -cosa que ya hacéis-, y a que hagáis nuevos progresos. Pues Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada.

V.
Señor, crea en mí un corazón puro.
R. Renuévame por dentro con espíritu firme.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega generosa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


HORA SEXTA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: POR EL PECADO PRIMERO

Por el pecado primero
entró la muerte a la vida,
y la muerte fue vencida
por la vida del Cordero.

El Padre lo hizo pecado
para salvar al caído;
el que nunca había sufrido
se quiso crucificado.

La humanidad pecadora
está bien representada,
mas la culpa fue lavada
por la sangre redentora. Amén.

SALMODIA

Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,

como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.

Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»

LECTURA BREVE Is 30, 15. 18

Así dice el Señor, el Santo de Israel: «Vuestra salvación está en convertiros y en tener calma; vuestra fuerza está en confiar y estar tranquilos.» El Señor espera para apiadarse, aguarda para compadecerse; porque el Señor es un Dios recto: dichosos los que esperan en él.

V.
Aparta de mi pecado tu vista.
R. Borra en mí toda culpa.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega generosa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


HORA NONA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: CADA TARDE SE NOS VAN LOS DÍAS

Cada tarde se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.

Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.

Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.

SALMODIA

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

LECTURA BREVE Dt 4, 29.31

Buscarás al Señor, tu Dios, y, si lo buscas con todo el corazón y con toda el alma, lo encontrarás. Al cabo de los años, cuando te cerquen y alcancen todas estas maldiciones, te convertirás al Señor, tu Dios, y escucharás su voz; porque el Señor, tu Dios, es un Dios compasivo; no te dejará ni te destruirá, ni se olvidará de la alianza que con juramento ofreció a vuestros padres.

V.
Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega generosa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


II VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: OH BONDADOSO CREADOR.

Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.

A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.

Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Él ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant.
Él ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos.

Ant. 2. Dichoso el que se apiada por amor del Señor: su recuerdo será perpetuo.

Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant.
Dichoso el que se apiada por amor del Señor: su recuerdo será perpetuo.

Ant. 3. Lo que Dios había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.

Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Lo que Dios había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.

LECTURA BREVE 1Co 9, 24-25

Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita; nosotros una que no se ha de marchitar jamás.

RESPONSORIO BREVE

R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V.
Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

V.
Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R.
Porque hemos pecado contra ti.

V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Hijo del Hombre será levantado en alto: el que cre en él tendrá vida eterna.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Hijo del Hombre será levantado en alto: el que cre en él tendrá vida eterna.

PRECES

Demos siempre gracias a Cristo, nuestra cabeza y nuestro maestro, que vino a servir y a hacer el bien a todos, y digámosle humilde y confiadamente:

Atiende, Señor, a tu Iglesia.

Asiste, Señor, a los obispos y presbíteros de la Iglesia y haz que cumplan bien su misión de ser instrumentos tuyos, cabeza y pastor de la Iglesia,
para que por medio de ti conduzcan a todos los hombres al Padre.

Que tus ángeles sean compañeros de camino de los que están de viaje,
para que se vean libres de todo peligro de cuerpo y de alma.

Enséñanos, Señor, a servir a todos los hombres,
imitándote a ti, que viniste a servir y no a ser servido.

Haz que en toda comunidad humana reine un espíritu fraternal,
para que, estando tú en medio de ella, sea como una plaza fuerte.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Sé misericordioso, Señor, con todos los difuntos y admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: TÚ, A QUIEN HE BUSCADO, SEÑOR

Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. Amén.

SALMODIA

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

LECTURA BREVE Ap 22, 4-5

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.

V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.


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