Del Común de santos varones: para los santos que se distinguieron
por el ejercicio de las obras de misericordia. Salterio I
SAN VICENTE DE PAÚL, presbítero. (MEMORIA)
Nació en Aquitania el año 1581. Cursados los correspondientes
estudios, fue ordenado sacerdote y ejerció de párroco en París. Fundó la
Congregación de la Misión, destinada a la formación del clero y al servicio de
los pobres, y también, con la ayuda de santa Luisa de Marillac, la Congregación
de Hijas de la Caridad. Murió en París el año 1660.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Vicente de Paúl.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Vicente de Paúl.
Si
antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DICHOSOS LOS QUE, OYENDO LA LLAMADA
Dichosos
los que, oyendo la llamada
de
la fe y del amor en vuestra vida,
creísteis
que la vida os era dada
para
darla en amor y con fe viva.
Dichosos,
si abrazasteis la pobreza
para
llenar de Dios vuestras alforjas,
para
servirle a él con fortaleza,
con
gozo y con amor a todas horas.
Dichosos
mensajeros de verdades,
que
fuisteis por caminos de la tierra,
predicando
bondad contra maldades,
pregonando
la paz contra las guerras.
Dichosos,
del amor dispensadores,
dichosos,
de los tristes el consuelo,
dichosos,
de los hombres servidores,
dichosos,
herederos de los cielos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Salmo
17, 2-30 I- ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA
Yo
te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor,
mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios
mío, mi escudo y peña en que me amparo,
mi
fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco
al Señor de mi alabanza
y
quedo libre de mis enemigos.
Me
cercaban olas mortales,
torrentes
destructores me aterraban,
me
envolvían las redes del abismo,
me
alcanzaban los lazos de la muerte.
En
el peligro invoqué al Señor,
grité
a mi Dios:
desde
su templo él escuchó mi voz
y
mi grito llegó a sus oídos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Ant
2. El Señor me libró porque me amaba.
Salmo
17 II
Entonces
tembló y retembló la tierra,
vacilaron
los cimientos de los montes,
sacudidos
por su cólera;
de
su rostro se alzaba una humareda,
de
su boca un fuego voraz,
y
lanzaba carbones ardiendo.
Inclinó
el cielo y bajó
con
nubarrones debajo de sus pies;
volaba
sobre un querubín
cerniéndose
sobre las alas del viento,
envuelto
en un manto de oscuridad:
como
un toldo, lo rodeaban
oscuro
aguacero y nubes espesas;
al
fulgor de su presencia, las nubes
se
deshicieron en granizo y centellas;
y
el Señor tronaba desde el cielo,
el
Altísimo hacía oír su voz:
disparando
sus saetas, los dispersaba,
y
sus continuos relámpagos los enloquecían.
El
fondo del mar apareció,
y
se vieron los cimientos del orbe,
cuando
tú, Señor, lanzaste el fragor de tu voz,
al
soplo de tu ira.
Desde
el cielo alargó la mano y me sostuvo,
me
sacó de las aguas caudalosas,
me
libró de un enemigo poderoso,
de
adversarios más fuertes que yo.
Me
acosaban el día funesto,
pero
el Señor fue mi apoyo:
me
sacó a un lugar espacioso,
me
libró porque me amaba.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor me libró porque me amaba.
Ant
3. Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
Salmo
17 III
El
Señor retribuyó mi justicia,
retribuyó
la pureza de mis manos,
porque
seguí los caminos del Señor
y
no me rebelé contra mi Dios;
porque
tuve presentes sus mandamientos
y
no me aparté de sus preceptos;
Le
fui enteramente fiel,
guardándome
de toda culpa;
el
Señor retribuyó mi justicia,
la
pureza de mis manos en su presencia.
Con
el fiel, tú eres fiel;
con
el íntegro, tú eres íntegro;
con
el sincero, tú eres sincero;
con
el astuto, tú eres sagaz.
Tú
salvas al pueblo afligido
y
humillas los ojos soberbios.
Señor,
tú eres mi lámpara;
Dios
mío, tú alumbras mis tinieblas.
Fiado
en ti, me meto en la refriega;
fiado
en mi Dios, asalto la muralla.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
V.
Todos quedaban maravillados.
R.
De las palabras que salían de la boca de Dios.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Isaías 7, 1-17
LA
SEÑAL DEL EMMANUEL. SEGURIDAD ANTE EL TEMOR DE GUERRA
Cuando
Ajaz, hijo de Yotán, hijo de Ozías, reinaba en Judá, Rasín, rey de Damasco, y
Pecaj, hijo de Romelía y rey de Israel, subieron a Jerusalén para atacarla;
pero no lograron conquistarla. Llegó la noticia al heredero de David:
«Los
sirios acampan en Efraím.»
Y
se agitó su corazón y el del pueblo como se agitan los árboles del bosque con
el viento. Entonces el Señor dijo a Isaías:
«Sal
al encuentro de Ajaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la
Alberca de Arriba, junto a la Calzada del Batanero, y le dirás:
"¡Vigilancia
y calma! No temas, no te acobardes ante esos dos cabos de tizones humeantes (la
ira ardiente de Rasín y los sirios, y del hijo de Romelía). Aunque tramen tu
ruina diciendo: 'Subamos contra Judá, sitiémosla, apoderémonos de ella, y nombraremos
en ella rey al hijo de Tabeel', así dice el Señor: No se cumplirá ni sucederá
así; Damasco es capital de Siria, y Rasín es jefe de Damasco; Samaria es
capital de Efraím, y el hijo de Romelía es jefe de Samaria. Pues bien, dentro
de cinco o seis años, Efraím será destruido y dejará de ser pueblo. Si no
creéis en mí, no subsistiréis."»
El
Señor volvió a hablar a Ajaz:
«Pide
una señal al Señor tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió
Ajaz:
«No
la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces
dijo Isaías:
«Escucha,
heredero de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi
Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará él mismo una señal. Mirad: la joven
ha concebido y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel:
"Dios-con-nosotros." Éste comerá requesón y miel, hasta que aprenda a
rechazar el mal y a escoger el bien. Pues, antes que aprenda el niño a rechazar
el mal y a escoger el bien, será devastado el país de los dos reyes que ahora
te causan temor. El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo, sobre tu
dinastía, días como no se han conocido desde que Efraím se apartó de Judá.»
RESPONSORIO
Is 7, 14; 8, 10; Lc 1, 30. 31
R.
Mirad: la joven ha concebido y dará a luz un hijo, * y su nombre será:
«Dios-con-nosotros».
V.
No temas, María, concebirás y darás a luz un hijo.
R.
Y su nombre será: «Dios-con-nosotros».
SEGUNDA
LECTURA
De
los Escritos de san Vicente de Paúl, presbítero.
(Carta
2.546: «Correspondance, entretiens, documents», París 1922-1925, 7)
EL
SERVICIO A LOS POBRES HA DE SER PREFERIDO A TODO
Nosotros
no debemos estimar a los pobres por su apariencia externa o su modo de vestir,
ni tampoco por sus cualidades personales, ya que con frecuencia son rudos e
incultos. Por el contrario, si consideráis a los pobres a la luz de la fe, os
daréis cuenta de que representan el papel del Hijo de Dios, ya que él quiso
también ser pobre. Y así, aun cuando en su pasión perdió casi la apariencia
humana, haciéndose necio para los gentiles y escándalo para los judíos, sin
embargo, se presentó a éstos como evangelizador de los pobres: Me envió a
evangelizar a los pobres. También nosotros debemos estar imbuidos de estos
sentimientos e imitar lo que Cristo hizo, cuidando de los pobres,
consolándolos, ayudándolos y apoyándolos.
Cristo,
en efecto, quiso nacer pobre, llamó junto a sí a unos discípulos pobres, se
hizo él mismo servidor de los pobres, y de tal modo se identificó con ellos,
que dijo que consideraría como hecho a él mismo todo el bien o el mal que se
hiciera a los pobres. Porque Dios ama a los pobres y, por lo mismo, ama también
a los que aman a los pobres, ya que, cuando alguien tiene un afecto especial a
una persona, extiende este afecto a los que dan a aquella persona muestras de
amistad o de servicio. Por esto nosotros tenemos la esperanza de que Dios nos
ame, en atención a los pobres. Por esto, al visitarlos, esforcémonos en cuidar
del pobre y desvalido, compartiendo sus sentimientos, de manera que podamos
decir como el Apóstol: Me he hecho todo para todos. Por lo cual todo nuestro
esfuerzo ha de tender a que, conmovidos por las inquietudes y miserias del
prójimo, roguemos a Dios que infunda en nosotros sentimientos de misericordia y
compasión, de manera que nuestros corazones estén siempre llenos de estos
sentimientos.
El
servicio a los pobres ha de ser preferido a todo, y hay que prestarlo sin
demora. Por esto, si en el momento de la oración hay que llevar a algún pobre
un medicamento o un auxilio cualquiera, id a él con el ánimo bien tranquilo y
haced lo que convenga, ofreciéndolo a Dios como una prolongación de la oración.
Y no tengáis ningún escrúpulo ni remordimiento de conciencia si, por prestar
algún servicio a los pobres, habéis dejado la oración; salir de la presencia de
Dios por alguna de las causas enumeradas no es ningún desprecio a Dios, ya que
es por él por quien lo hacemos.
Así
pues, si dejáis la oración para acudir con presteza en ayuda de algún pobre,
recordad que aquel servicio lo prestáis al mismo Dios. La caridad, en efecto,
es la máxima norma, a la que todo debe tender: ella es una ilustre señora, y
hay que cumplir lo que ordena. Renovemos, pues, nuestro espíritu de servicio a
los pobres, principalmente para con los abandonados y desamparados, ya que
ellos nos han sido dados para que los sirvamos como a señores.
RESPONSORIO
1Co 9, 19. 22; Jb 29, 15-16
R.
Siendo libre en todo, me he hecho esclavo de todos. Me he hecho débil con los
débiles. * Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos.
V.
Yo era ojos para el ciego y pies para el cojo; yo era padre de los pobres.
R.
Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor,
tú que adornaste a san Vicente de Paúl con las cualidades de un verdadero
apóstol, para que se entregara al servicio de los pobres y a la formación de
los ministros de tu Iglesia, concédenos a nosotros que, animados por un celo
semejante al suyo, amemos lo que él amó y practiquemos lo que él enseñó. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Vicente de Paúl.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Vicente de Paúl.
Himno:
VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros
sois luz del mundo
y
ardiente sal de la tierra,
ciudad
esbelta en el monte,
fermento
en la masa nueva.
Vosotros
sois los sarmientos,
y
yo la Vid verdadera;
si
el Padre poda las ramas,
más
fruto llevan las cepas.
Vosotros
sois la abundancia
del
reino que ya está cerca,
los
doce mil señalados
que
no caerán en la siega.
Dichosos,
porque sois limpios
y
ricos en la pobreza,
y
es vuestro el reino que sólo
se
gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo
35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El
malvado escucha en su interior
un
oráculo del pecado:
«No
tengo miedo a Dios,
ni
en su presencia.»
Porque
se hace la ilusión de que su culpa
no
será descubierta ni aborrecida.
Las
palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia
a ser sensato y a obrar bien;
acostado
medita el crimen,
se
obstina en el mal camino,
no
rechaza la maldad.
Señor,
tu misericordia llega al cielo,
tu
fidelidad hasta las nubes,
tu
justicia hasta las altas cordilleras;
tus
sentencias son como el océano inmenso.
Tú
socorres a hombres y animales;
¡qué
inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los
humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se
nutren de lo sabroso de tu casa,
les
das a beber del torrente de tus delicias,
porque
en ti está la fuente viva
y
tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga
tu misericordia con los que te reconocen,
tu
justicia con los rectos de corazón;
que
no me pisotee el pie del soberbio,
que
no me eche fuera la mano del malvado.
Han
fracasado los malhechores;
derribados,
no se pueden levantar.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant
2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico:
HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19
¡Alabad
a mi Dios con tambores,
elevad
cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle
los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad
e invocad su nombre!
porque
el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su
nombre es el Señor.
Cantaré
a mi Dios un cántico nuevo:
Señor,
tú eres grande y glorioso,
admirable
en tu fuerza, invencible.
Que
te sirva toda la creación,
porque
tú lo mandaste y existió;
enviaste
tu aliento y la construiste,
nada
puede resistir a tu voz.
Sacudirán
las olas los cimientos de los montes,
las
peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero
tú serás propicio a tus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant
3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
Salmo
46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos
todos, batid palmas,
aclamad
a Dios con gritos de júbilo;
porque
el Señor es sublime y terrible,
emperador
de toda la tierra.
El
nos somete los pueblos
y
nos sojuzga las naciones;
El
nos escogió por heredad suya:
gloria
de Jacob, su amado.
Dios
asciende entre aclamaciones;
el
Señor, al son de trompetas:
tocad
para Dios, tocad,
tocad
para nuestro Rey, tocad.
Porque
Dios es el rey del mundo:
tocad
con maestría.
Dios
reina sobre las naciones,
Dios
se sienta en su trono sagrado.
Los
príncipes de los gentiles se reúnen
con
el pueblo del Dios de Abraham;
porque
de Dios son los grandes de la tierra,
y
él es excelso.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA
BREVE Rm 12, 1-2
Os
exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia
viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R.
Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V.
Y sus pasos no vacilan.
R.
Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Lleva en el corazón la ley de su Dios.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Fue san Vicente consuelo de los que sufrían, defensor de los huérfanos y apoyo
de las viudas.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Fue san Vicente consuelo de los que sufrían, defensor de los huérfanos y apoyo
de las viudas.
PRECES
Adoremos,
hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con
santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémosle diciendo:
Tú
solo eres santo, Señor.
Señor
Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete
de nuestras debilidades.
Señor
Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos
el progresar por caminos de santidad.
Señor
Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina
nuestras vidas con tu propia luz.
Señor
Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz
que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor
Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz
que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos
ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
tú que adornaste a san Vicente de Paúl con las cualidades de un verdadero
apóstol, para que se entregara al servicio de los pobres y a la formación de
los ministros de tu Iglesia, concédenos a nosotros que, animados por un celo
semejante al suyo, amemos lo que él amó y practiquemos lo que él enseñó. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo
118, 9-16
¿Cómo
podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo
tus palabras.
Te
busco de todo corazón,
no
consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En
mi corazón escondo tus consignas,
así
no pecaré contra ti.
Bendito
eres, Señor,
enséñame
tus leyes.
Mis
labios van enumerando
los
mandamientos de tu boca;
mi
alegría es el camino de tus preceptos,
más
que todas las riquezas.
Medito
tus decretos,
y
me fijo en tus sendas;
tu
voluntad es mi delicia,
no
olvidaré tus palabras.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Ant
2. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo
16 I - DIOS, ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
Señor,
escucha mi apelación,
atiende
a mis clamores,
presta
oído a mi súplica,
que
en mis labios no hay engaño:
emane
de ti la sentencia,
miren
tus ojos la rectitud.
Aunque
sondees mi corazón,
visitándolo
de noche,
aunque
me pruebes al fuego,
no
encontrarás malicia en mí.
Mi
boca no ha faltado
como
suelen los hombres;
según
tus mandatos yo me he mantenido
en
la senda establecida.
Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos,
y
no vacilaron mis pasos.
Yo
te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina
el oído y escucha mis palabras.
Muestra
las maravillas de tu misericordia,
tú
que salvas de los adversarios
a
quien se refugia a tu derecha.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
a
la sombra de tus alas escóndeme
de
los malvados que me asaltan,
del
enemigo mortal que me cerca.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant
3. Levántate, Señor, y líbrame.
Salmo
16 II
Han
cerrado sus entrañas
y
hablan con boca arrogante;
ya
me rodean sus pasos,
se
hacen guiños para derribarme,
como
un león ávido de presa,
como
un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate,
Señor, hazle frente, doblégalo,
que
tu espada me libre del malvado,
y
tu mano, Señor, de los mortales;
mortales
de este mundo: sea su lote esta vida;
de
tu despensa les llenarás el vientre,
se
saciarán sus hijos
y
dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero
yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y
al despertar me saciaré de tu semblante.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Levántate, Señor, y líbrame.
LECTURA
BREVE 1Pe 1, 13-14
Con
ánimo dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os
llegará cuando Jesucristo se manifieste. Como hijos obedientes no os amoldéis a
las pasiones que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia.
V.
Enséñame, Señor, tus caminos.
R.
Instrúyeme en tus sendas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en
medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE 1Pe 1, 15-16
Como
es santo el que os llamó, sed también santos en toda vuestra conducta, porque
está escrito: «Sed santos, porque yo soy santo.»
V.
Que tus sacerdotes se vistan de justicia.
R.
Que tus fieles te aclamen con júbilo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un
descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia
nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE St 4, 7-8a. 10
Vivid
sometidos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él
se acercará a vosotros. Humillaos en la presencia del Señor y él os ensalzará.
V.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles.
R.
En los que esperan en su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la
cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO, SEÑOR, EL DÍA YA DECLINA
Cuando,
Señor, el día ya declina,
quedaos
con el hombre, que, en la noche
del
tiempo y de la lucha en que camina,
turba
su corazón con su reproche.
Disipad
nuestras dudas, hombres santos,
que
en el alto glorioso del camino
ya
dejasteis atrás temores tantos
de
perder vuestra fe en el Don divino.
Perdonad
nuestros miedos, seguidores
del
camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos
con vosotros confesores
de
la fe y del amor que habéis vivido.
Que
tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro
amor, nuestra fe en tu Hijo amado;
que
la hora suprema de la muerte
sea
encuentro en la luz, don consumado. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo
26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El
Señor es mi luz y mi salvación,
¿a
quién temeré?
El
Señor es la defensa de mi vida,
¿quién
me hará temblar?
Cuando
me asaltan los malvados
para
devorar mi carne,
ellos,
enemigos y adversarios,
tropiezan
y caen.
Si
un ejército acampa contra mí,
mi
corazón no tiembla;
si
me declaran la guerra,
me
siento tranquilo.
Una
cosa pido al Señor,
eso
buscaré:
habitar
en la casa del Señor
por
los días de mi vida;
gozar
de la dulzura del Señor
contemplando
su templo.
Él
me protegerá en su tienda
el
día del peligro;
me
esconderá en lo escondido de su morada,
me
alzará sobre la roca;
y
así levantaré la cabeza
sobre
el enemigo que me cerca;
en
su tienda sacrificaré
sacrificios
de aclamación:
cantaré
y tocaré para el Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant
2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo
26 II
Escúchame,
Señor, que te llamo;
ten
piedad, respóndeme.
Oigo
en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu
rostro buscaré, Señor,
no
me escondas tu rostro.
No
rechaces con ira a tu siervo,
que
tú eres mi auxilio;
no
me deseches, no me abandones,
Dios
de mi salvación.
Si
mi padre y mi madre me abandonan,
el
Señor me recogerá.
Señor,
enséñame tu camino,
guíame
por la senda llana,
porque
tengo enemigos.
No
me entregues a la saña de mi adversario,
porque
se levantan contra mí testigos falsos,
que
respiran violencia.
Espero
gozar de la dicha del Señor
en
el país de la vida.
Espera
en el Señor, sé valiente,
ten
ánimo, espera en el Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant
3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico:
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos
gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA
BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos
que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado
conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser
imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los
que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó,
los glorificó.
RESPONSORIO
BREVE
V.
El Señor es justo y ama la justicia.
R.
El Señor es justo y ama la justicia.
V.
Los buenos verán su rostro.
R.
El Señor es justo y ama la justicia.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Señor es justo y ama la justicia.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
«Lo que hicisteis con uno de mis humildes hermanos, conmigo lo hicísteis», dice
el Señor.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Lo que hicisteis con uno de mis humildes hermanos, conmigo lo hicísteis», dice
el Señor.
PRECES
Pidamos
a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de
los santos nos ayude, y digamos:
Haz
que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.
Padre
santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz
que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus
grandezas.
Padre
santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu
beneplácito,
ayúdanos
a dar fruto de buenas obras.
Padre
santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos
en tu nombre para que todos seamos uno.
Padre
santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz
que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Padre
santo, perdona a los pecadores sus delitos
y
admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.
Porque
nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
tú que adornaste a san Vicente de Paúl con las cualidades de un verdadero
apóstol, para que se entregara al servicio de los pobres y a la formación de
los ministros de tu Iglesia, concédenos a nosotros que, animados por un celo
semejante al suyo, amemos lo que él amó y practiquemos lo que él enseñó. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30, 2-6 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4, 26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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