De la fiesta. Del Común de Apóstoles
SAN BARTOLOMÉ, apóstol. (FIESTA).
Nació en Caná; el apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Según la
tradición, después de la ascención del Señor predicó el Evangelio en la India,
donde recibió la corona del martirio.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
MENSAJEROS DE DIOS.
Mensajeros
de Dios
dadnos
la Nueva;
mensajeros
de paz,
sea
paz nuestra.
Mensajeros
de luz,
sea
luz nuestra;
mensajeros
de fe,
sea
fe nuestra.
Mensajeros
del Rey,
sea
rey nuestro;
mensajeros
de amor,
sea
amor nuestro. Amén.
SALMODIA
Ant
1. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
SALMO
18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El
cielo proclama la gloria de Dios,
el
firmamento pregona la obra de sus manos:
el
día al día le pasa el mensaje,
la
noche a la noche se lo murmura.
Sin
que hablen, sin que pronuncien,
sin
que resuene su voz,
a
toda la tierra alcanza su pregón
y
hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí
le ha puesto su tienda al sol:
él
sale como el esposo de su alcoba,
contento
como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma
por un extremo del cielo,
y
su órbita llega al otro extremo:
nada
se libra de su calor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Ant
2. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.
Salmo
63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha,
¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege
mi vida del terrible enemigo;
escóndeme
de la conjura de los perversos
y
del motín de los malhechores:
afilan
sus lenguas como espadas
y
disparan como flechas palabras venenosas,
para
herir a escondidas al inocente,
para
herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se
animan al delito,
calculan
cómo esconder trampas,
y
dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan
maldades y ocultan sus invenciones,
porque
su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero
Dios los acribilla a flechazos,
por
sorpresa los cubre de heridas;
su
misma lengua los lleva a la ruina,
y
los que lo ven menean la cabeza.
Todo
el mundo se atemoriza,
proclama
la obra de Dios
y
medita sus acciones.
El
justo se alegra con el Señor,
se
refugia en él,
y
se felicitan los rectos de corazón.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.
Ant
3. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.
Salmo
96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El
Señor reina, la tierra goza,
se
alegran las islas innumerables.
Tiniebla
y nube lo rodean,
justicia
y derecho sostienen su trono.
Delante
de él avanza fuego
abrasando
en torno a los enemigos;
sus
relámpagos deslumbran el orbe,
y,
viéndolos, la tierra se estremece.
Los
montes se derriten como cera
ante
el dueño de toda la tierra;
los
cielos pregonan su justicia,
y
todos los pueblos contemplan su gloria.
Los
que adoran estatuas se sonrojan,
los
que ponen su orgullo en los ídolos;
ante
él se postran todos los dioses.
Lo
oye Sión, y se alegra,
se
regocijan las ciudades de Judá
por
tus sentencias, Señor;
porque
tú eres, Señor,
altísimo
sobre toda la tierra,
encumbrado
sobre todos los dioses.
El
Señor ama al que aborrece el mal,
protege
la vida de sus fieles
y
los libra de los malvados.
Amanece
la luz para el justo,
y
la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos,
justos, con el Señor,
celebrad
su santo nombre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.
V.
Contaron las alabanzas del Señor y su poder.
R.
Y las maravillas que realizó.
PRIMERA
LECTURA
De
la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4,1-16
SEAMOS
IMITADORES DEL APÓSTOL, COMO ÉL IMITA A CRISTO
Hermanos:
Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los
misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel.
Por lo que a mí se refiere, me importa muy poco ser juzgado por vosotros o por
cualquier tribunal humano. Ni siquiera yo mismo juzgo mi actuación. Cierto que
mi conciencia nada me reprocha, mas no por eso me creo justificado. Mi juez
será el Señor. No juzguéis antes de tiempo; dejad que venga el Señor. Él sacará
a la luz lo que está oculto en las tinieblas y pondrá al descubierto las
intenciones del corazón. Entonces vendrá a cada uno su alabanza de parte de
Dios.
Estas
verdades, hermanos, las he expuesto por vuestro provecho, aplicándolas a mi
persona y a Apolo. Así, por esta aplicación, aprenderéis aquello de: «No más de
lo que está escrito», a fin de que nadie se enorgullezca de un apóstol y
desprecie a otro. Porque, ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no
hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras
recibido? ¡Ya estáis satisfechos! ¡Os habéis hecho ya ricos! ¡Habéis ganado un
reino sin ayuda nuestra! ¡Ya lo podíais haber ganado! ¡Así tendríamos nosotros
parte en vuestro reino!
Por
lo que veo, Dios nos ha asignado a los apóstoles el último lugar, como a
condenados a muerte; porque hemos venido a ser el espectáculo del mundo, de los
ángeles y de los hombres. Nosotros somos insensatos por Cristo, vosotros
sensatos en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros estimados,
nosotros despreciados. Todavía ahora pasamos hambre, sed y desnudez. Somos
maltratados y arrojados de una parte a otra, y nos fatigamos trabajando con
nuestras manos. Cuando nos maldicen, bendecimos; cuando nos persiguen,
soportamos; cuando nos injurian, respondemos con dulzura. Hemos venido a ser
hasta ahora como basura del mundo, como el desecho de la humanidad.
No
os escribo esto para confundiros, sino para amonestaros como a hijos míos
carísimos. Aunque tengáis, en efecto, diez mil maestros que os lleven a Cristo,
de hecho sólo tenéis un padre. Yo os engendré para Cristo por la predicación
del evangelio.
Os
exhorto, pues, a que seáis mis imitadores, como yo imito a Cristo.
RESPONSORIO
Jn 15, 15; Mt 13, 11. 16
R.
Ya no os llamaré siervos; os he llamado amigos, * porque todo cuanto me ha
comunicado el Padre os lo he dado a conocer.
V.
A vosotros ha concedido Dios conocer los misterios del reino de los cielos;
dichosos vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen.
R.
Porque todo cuanto me ha comunicado el Padre os lo he dado a conocer.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre la primera carta a los
Corintios
(Homilía
4, 3. 4: PG 61, 34-36)
LO
DÉBIL DE DIOS ES MAS FUERTE QUE LOS HOMBRES
El
mensaje de la cruz, anunciado por unos hombres sin cultura, tuvo una virtud
persuasiva que alcanzó a todo el orbe de la tierra; y se trataba de un mensaje
que no se refería a cosas sin importancia, sino a Dios y a la verdadera
religión, a una vida conforme al Evangelio y al futuro juicio, un mensaje que
convirtió en sabios a unos hombres rudos e ignorantes. Ello nos demuestra que
lo necio de Dios es mas sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte
que los hombres.
¿En
qué sentido es más fuerte? En cuanto que invadió el orbe entero y sometió a
todos los hombres, produciendo un efecto contrario al que pretendían todos
aquellos que se esforzaban en extinguir el nombre del Crucificado, ya que hizo,
en efecto, que este nombre obtuviera un mayor lustre y difusión. Ellos, por el
contrario, desaparecieron y, aun durante el tiempo en que estuvieron vivos,
nada pudieron contra un muerto. Por esto, cuando un pagano dice de mí que estoy
muerto, es cuando muestra su gran necedad; cuando él me considera un necio, es
cuando mi sabiduría se muestra superior a la suya; cuando me considera débil,
es cuando él se muestra más débil que yo. Porque ni los filósofos, ni los
maestros, ni mente humana alguna hubiera podido siquiera imaginar todo lo que
eran capaces de hacer unos simples publicanos y pescadores.
Pensando
en esto, decía Pablo: Lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Esta
fuerza de la predicación divina la demuestran los hechos siguientes. ¿De dónde
les vino a aquellos doce hombres, ignorantes, que vivían junto a lagos, ríos y
desiertos, el acometer una obra de tan grandes proporciones y el enfrentarse
con todo el mundo, ellos, que seguramente no habían ido nunca a la ciudad ni se
habían presentado en público? Y más, si tenemos en cuenta que eran miedosos y
apocados, como sabemos por la descripción que de ellos nos hace el Evangelista,
que no quiso disimular sus defectos, lo cual constituye la mayor garantía de su
veracidad. ¿Qué nos dice de ellos? Que, cuando Cristo fue apresado, unos
huyeron y otro, el primero entre ellos, lo negó, a pesar de todos los milagros
que habían presenciado.
¿Cómo
se explica, pues, que aquellos que, mientras Cristo vivía, sucumbieron al
ataque de los judíos, después, una vez muerto y sepultado, se enfrentaran
contra el mundo entero, si no es por el hecho de su resurrección, que algunos
niegan, y porque les habló y les infundió ánimos? De lo contrario se hubieran
dicho: «¿Qué es esto? No pudo salvarse a sí mismo, y ¿nos va a proteger a
nosotros? Cuando estaba vivo no se ayudó a sí mismo, y ¿ahora, que está muerto,
nos tenderá una mano? Él, mientras vivía, no convenció a nadie, y ¿nosotros,
con sólo pronunciar su nombre, persuadiremos a todo el mundo? No sólo hacer,
sino pensar algo semejante sería una cosa irracional.»
Todo
lo cual es prueba evidente de que, si no lo hubieran visto resucitado y no
hubieran tenido pruebas bien claras de su poder, no se hubieran lanzado a una
aventura tan arriesgada.
RESPONSORIO
1Co 1, 23-24; 2Co 4, 8; Rm 8, 37
R.
Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad
para los gentiles; pero para los llamados a Cristo: * fuerza de Dios y
sabiduría de Dios.
V.
Nos aprietan por todos lados; pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel
que nos ha amado.
R.
Que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Himno:
SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a
ti nuestra alabanza,
a
ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados
ante ti, los ángeles te adoran
y
cantan sin cesar:
Santo,
santo, santo es el Señor,
Dios
del universo;
llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la
multitud de los profetas te enaltece,
y
el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por
todos los confines extendida,
con
júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo
eterno, unigénito de Dios,
santo
Espíritu de amor y de consuelo.
Oh
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú
el Hijo y Palabra del Padre,
tú
el Rey de toda la creación.
Tú,
para salvar al hombre,
tomaste
la condición de esclavo
en
el seno de una virgen.
Tú
destruiste la muerte
y
abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú
vives ahora,
inmortal
y glorioso, en el reino del Padre.
Tú
vendrás algún día,
como
juez universal.
Muéstrate,
pues, amigo y defensor
de
los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con
tus santos y elegidos.
La
parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice a tu heredad.
Sé
su pastor,
y
guíalos por siempre.
Día
tras día te bendeciremos
y
alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate,
Señor,
guardarnos
de pecado en este día.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
A
ti, Señor, me acojo,
no
quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Fortalece,
Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma
sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la
intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación
universal para todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Himno:
VOSOTROS QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.
Vosotros,
que escuchasteis la llamada
de
viva voz que Cristo os dirigía,
abrid
nuestro vivir y nuestra alma
al
mensaje de amor que él nos envía.
Vosotros,
que invitados al banquete
gustasteis
el sabor del nuevo vino,
llenad
el vaso, del amor que ofrece,
al
sediento de Dios en su camino.
Vosotros,
que tuvisteis tan gran suerte
de
verle dar a muertos nueva vida,
no
dejéis que el pecado y que la muerte
nos
priven de la vida recibida.
Vosotros,
que lo visteis ya glorioso,
hecho
Señor de gloria sempiterna,
haced
que nuestro amor conozca el gozo
de
vivir junto a él la vida eterna. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Ant
2. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Ant
3. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
LECTURA
BREVE Ef 2, 19-22
Ya
no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios
y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo
el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado
al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para
ser morada de Dios por el Espíritu.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R.
Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V.
Harán memorable tu nombre, Señor.
R.
Sobre toda la tierra.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los
nombres de los apóstoles del Cordero: y su lámpara es el Cordero.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los
nombres de los apóstoles del Cordero: y su lámpara es el Cordero.
PRECES
Demos
gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los
apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle
diciendo:
El
coro de los apóstoles te alaba, Señor.
Te
alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu
cuerpo y de tu sangre:
en
ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.
Te
alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de
tu palabra:
por
ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.
Te
alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por
ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.
Te
alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y
la penitencia:
por
ellos nos purificas de todas nuestras culpas.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre
nuestro...
ORACION
Fortalece,
Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma
sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la
intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación
universal para todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE 2Co 5, 19b-20
Dios
nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como
enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
V.
A toda la tierra alcanza su pregón.
R.
Y hasta los límites del orbe su lenguaje.
ORACIÓN
OREMOS,
Fortalece,
Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma
sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la
intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación
universal para todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Hch 5, 12a. 14
Los
apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo, y crecía el
número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.
V.
Guardaron los preceptos del Señor.
R.
Las normas y mandatos que les ordenó.
ORACIÓN
OREMOS,
Fortalece,
Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma
sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la
intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación
universal para todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos,
Señor, la firme voluntad,
compañera
y sostén de la virtud,
que
sabe en la fatiga hallar quietud
y
en medio de las sombras claridad:
La
que trueca en tesón la veleidad,
y
el ocio en perennal solicitud,
y
las ásperas fiebres en salud
y
los torpes engaños en verdad.
Y
así conseguirá mi corazón
que
los favores que a tu amor debí
le
ofrezcan algún fruto en galardón.
Y
aún tú, Señor, conseguirás así
que
no llegue a romper mi confusión
la
imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant
1. «Si me amáis, guardaréis mis mandatos», dice el Señor.
Salmo
118, 153-160
Mira
mi abatimiento y líbrame,
porque
no olvido tu voluntad;
defiende
mi causa y rescátame,
con
tu promesa dame vida;
la
justicia está lejos de los malvados
que
no buscan tus leyes.
Grande
es tu ternura, Señor,
con
tus mandamientos dame vida;
muchos
son los enemigos que me persiguen,
pero
yo no me aparto de tus preceptos;
viendo
a los renegados sentía indignación,
porque
no guardan tus mandatos.
Mira
cómo amo tus decretos,
Señor,
por tu misericordia dame vida;
el
compendio de tu palabra es la verdad,
y
tus justos juicios son eternos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Si me amáis, guardaréis mis mandatos», dice el Señor.
Ant
2. Que el Señor te bendiga y veas la paz todos los días de tu vida.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Que el Señor te bendiga y veas la paz todos los días de tu vida.
Ant
3. El Señor peleará a tu favor.
Salmo
128 - ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta
guerra me han hecho desde mi juventud
-que
lo diga Israel-,
cuánta
guerra me han hecho desde mi juventud,
pero
no pudieron conmigo!
Sobre
mis espaldas metieron el arado
y
alargaron los surcos.
Pero
el Señor, que es justo,
rompió
las coyundas de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los
que odian a Sión;
sean
como la hierba del tejado,
que
se seca y nadie la siega;
que
no llena la mano del segador
ni
la brazada del que agavilla;
ni
le dicen los que pasan:
«Que
el Señor te bendiga.»
Os
bendecimos en el nombre del Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor peleará a tu favor.
LECTURA
BREVE Hch 5, 41-42
Los
apóstoles salieron del Consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por el
nombre de Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas,
anunciando el Evangelio de Jesucristo.
V.
Estad alegres, dice el Señor.
R.
Porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
ORACIÓN
OREMOS,
Fortalece,
Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma
sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la
intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación
universal para todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
COLUMNAS DE LA IGLESIA, PIEDRAS VIVAS.
¡Columnas
de la Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles
de Dios, grito del Verbo!
Benditos
vuestros pies, porque han llegado
para
anunciar la paz al mundo entero.
De
pie en la encrucijada de la vida,
del
hombre peregrino y de los pueblos,
lleváis
agua de Dios a los cansados,
hambre
de Dios lleváis a los hambrientos.
De
puerta en puerta va vuestro mensaje,
que
es verdad y es amor y es Evangelio.
no
temáis, pecadores, que sus manos
son
caricias de paz y de consuelo.
Gracias,
Señor, que el pan de tu palabra
nos
llega por tu amor, pan verdadero;
gracias,
Señor, que el pan de vida nueva
nos
llega por tu amor, partido y tierno. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Salmo
115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía
fe, aun cuando dije:
«¡Qué
desgraciado soy!»
Yo
decía en mi apuro:
«Los
hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo
pagaré al Señor
todo
el bien que me ha hecho?
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
su nombre.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo.
Vale
mucho a los ojos del Señor
la
vida de sus fieles.
Señor,
yo soy tu siervo,
siervo
tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste
mis cadenas.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
tu nombre, Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo,
en
el atrio de la casa del Señor,
en
medio de ti, Jerusalén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Ant
2. Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Ant
3. Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he
oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído
a mi Padre os lo he dado a conocer.
LECTURA
BREVE Ef 4, 11-13
Cristo
ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Contad a los pueblos la gloria del Señor.
R.
Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V.
Sus maravillas a todas las naciones.
R.
Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Contad a los pueblos la gloria del Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su
gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce
tribus de Israel.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su
gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce
tribus de Israel.
PRECES
Hermanos:
Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo
santo, diciendo:
Acuérdate,
Señor, de tu Iglesia.
Padre
santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara
en primer lugar a los apóstoles,
haz
que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre
santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres,
haz
que el Evangelio sea proclamado a toda la creación.
Tú
que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz
que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos
con alegría.
Tú
que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz
que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
concede
a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos
ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre
nuestro...
ORACION
Fortalece,
Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma
sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la
intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación
universal para todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo,
Señor de la noche,
que
disipas las tinieblas:
mientras
los cuerpos reposan,
se
tú nuestro centinela.
Después
de tanta fatiga,
después
de tanta dureza,
acógenos
en tus brazos
y
danos noche serena.
Si
nuestros ojos se duermen,
que
el alma esté siempre en vela;
en
paz cierra nuestros párpados
para
que cesen las penas.
Y
que al despuntar el alba,
otra
vez con fuerzas nuevas,
te
demos gracias, oh Cristo,
por
la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mi carne descansa serena.
Salmo
15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los
dioses y señores de la tierra
no
me satisfacen.
Multiplican
las estatuas
de
dioses extraños;
no
derramaré sus libaciones con mis manos,
ni
tomaré sus nombres en mis labios.
El
Señor es mi heredad y mi copa;
mi
suerte está en tu mano:
me
ha tocado un lote hermoso,
me
encanta mi heredad.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré.
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa serena.
Porque
no me entregarás a la muerte,
ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi carne descansa serena.
LECTURA
BREVE 1Ts 5, 23
Que
el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y
cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor
Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor,
Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas,
desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te
serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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