Del Común de santas mujeres. Salterio III
SANTA MARÍA MAGDALENA. FIESTA.
Formó parte de los discípulos de Cristo,
estuvo presente en el momento de su muerte y, en la madrugada del día de
Pascua, tuvo el privilegio de ser la primera en ver al Redentor resucitado de
entre los muertos (Mc 16, 9). Fue sobre todo durante el siglo XII cuando su
culto se difundió en la Iglesia occidental.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente
antífona:
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de santa María
Magdalena.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de santa María
Magdalena.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DICHOSA LA MUJER QUE HA CONSERVADO
Dichosa la mujer que ha conservado,
en su regazo, con amor materno,
la palabra del Hijo que ha engendrado
en la vida de fe y de amor pleno.
Dichosas sois vosotras, que en la vida
hicisteis de la fe vuestra entereza,
vuestra gracia en la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios y de belleza.
Dichosas sois vosotras, que supisteis
ser hijas del amor que Dios os daba,
y así, en la fe, madres de muchos fuisteis,
fecunda plenitud que nunca acaba.
No dejéis de ser madres, en la gloria,
de los hombres que luchan con anhelo,
ante Dios vuestro amor haga memoria
de los hijos que esperan ir al cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias al Señor por su misericordia, por las
maravillas que hace con los hombres.
Salmo 106 I - ACCIÓN DE GRACIAS: DIOS SALVA A SU PUEBLO
DE LAS CRISIS POR LAS QUE PASA A TRAVÉS DE LA HISTORIA
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente.
Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida;
pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes.
Yacían en oscuridad y tinieblas,
cautivos de hierros y miserias;
por haberse rebelado contra los mandamientos,
despreciando el plan del Altísimo.
Él humilló su corazón con trabajos,
sucumbían y nadie los socorría.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los sacó de las sombrías tinieblas,
arrancó sus cadenas.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Destrozó las puertas de bronce,
quebró los cerrojos de hierro.
Estaban enfermos, por sus maldades,
por sus culpas eran afligidos;
aborrecían todos los manjares,
y ya tocaban las puertas de la muerte.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Envió su palabra, para curarlos,
para salvarlos de la perdición.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Ofrézcanle sacrificios de alabanza,
y cuenten con entusiasmo sus acciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Señor por su misericordia, por las
maravillas que hace con los hombres.
Ant 2. Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.
Salmo 106 II
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano.
Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto:
subían al cielo, bajaban al abismo,
su vida se marchitaba por el mareo,
rodaban, se tambaleaban como ebrios,
y no les valía su pericia.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar.
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Aclámenlo en la asamblea del pueblo,
alábenlo en el consejo de los ancianos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.
Ant 3. Los rectos lo ven y se alegran y comprenden la
misericordia del Señor.
Salmo 106 III
El transforma los ríos en desierto,
los manantiales de agua en aridez;
la tierra fértil en marismas,
por la depravación de sus habitantes.
Transforma el desierto en estanques,
el erial en manantiales de agua.
Coloca allí a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitar.
Siembran campos, plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice, y se multiplican,
y no les escatima el ganado.
Si menguan, abatidos por el peso
de infortunios y desgracias,
el mismo que arroja desprecio sobre los príncipes
y los descarría por una soledad sin caminos
levanta a los pobres de la miseria
y multiplica sus familias como rebaños.
Los rectos lo ven y se alegran,
a la maldad se le tapa la boca.
El que sea sabio, que recoja estos hechos
y comprenda la misericordia del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Los rectos lo ven y se alegran y comprenden la
misericordia del Señor.
V. Tu fidelidad, Señor, llega hasta las nubes.
R. Tus sentencias son como el océano inmenso.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de Samuel 12, 1-25
ARREPENTIMIENTO Y PENITENCIA DE DAVID
En aquellos días, envió Dios el profeta Natán a David, y
llegando a él le dijo:
«Había dos hombres en una ciudad, el uno era rico y el
otro era pobre. El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia; el pobre no
tenía más que una corderilla, sólo una, pequeña, que había comprado. Ella iba
creciendo con él y sus hijos, comiendo su pan, bebiendo en su copa, durmiendo
en su seno igual que una hija. Vino un visitante al hombre rico, y dándole pena
a éste tomar su ganado lanar y vacuno para dar de comer a aquel hombre llegado
a su casa, tomó la ovejita del pobre, y la dio a comer al viajero llegado a su
casa.»
David se encendió en gran cólera contra aquel hombre y
dijo a Natán:
« ¡Vive el Señor!, que merece la muerte el hombre que tal
hizo. Pagará cuatro veces la oveja por haber hecho semejante cosa y por no
haber tenido compasión.»
Entonces Natán dijo a David:
«Tú eres ese hombre. Así dice el Señor Dios de Israel:
"Yo te he ungido rey de Israel y te he librado de las manos de Saúl. Te he
dado la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu señor; te he
dado la casa de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré todavía otras cosas.
¿Por qué has menospreciado al Señor haciendo lo malo a sus ojos, matando a
espada a Urías, el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándolo por la
espada de los ammonitas? Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya
que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías, el hitita, para mujer
tuya. Así habla el Señor: Haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti.
Tomaré tus mujeres ante tus ojos y se las daré a otro que se acostará con ellas
a la luz de este sol. Pues tú has obrado en oculto, pero yo cumpliré esta palabra
ante todo Israel y a la luz del sol." »
David dijo a Natán:
«He pecado contra el Señor.»
Respondió Natán a David:
«También el Señor perdona tu pecado; no morirás. Pero por
haber ultrajado al Señor con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin
remedio.»
Y Natán se fue a su casa.
Hirió el Señor al niño que había dado a David la mujer de
Urías y enfermó gravemente. David suplicó a Dios por el niño; hizo David un
ayuno riguroso y en casa pasaba la noche acostado en tierra. Los ancianos de su
casa se esforzaban por levantarlo del suelo, pero él se negó y no quiso comer
con ellos. El séptimo día murió el niño; los servidores de David temieron
decirle que el niño había muerto, porque se decían:
«Cuando el niño aún vivía le hablábamos y no nos
escuchaba. ¿Cómo le diremos que el niño ha muerto? ¡Hará un desatino!»
Vio David que sus servidores cuchicheaban entre sí y
comprendió David que el niño había muerto; y dijo David a sus servidores:
«¿Es que ha muerto el niño?»
Le respondieron:
«Sí, ha muerto.»
David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió
de vestidos. Fue luego a la casa del Señor y se postró. Se volvió a su casa,
pidió que le trajesen de comer y comió. Sus servidores le dijeron:
«¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas
y llorabas, y ahora que ha muerto te levantas y comes.»
Respondió:
«Mientras el niño vivía ayuné y lloré, pues me decía:
"¿Quién sabe si el Señor tendrá compasión de mí, y el niño vivirá?"
Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo
iré donde él está, pero él no volverá a mí.»
David consoló a Betsabé su mujer, fue a donde ella estaba
y se acostó con ella; ella dio a luz un hijo y lo llamó Salomón; el Señor lo
amó, y envió al profeta Natán que lo llamó Yedidías, «amado del Señor».
RESPONSORIO Oración de Manasés 9. 10. 12;
Sal 50, 5. 6
R. Mis pecados han sido numerosos, como las arenas del
mar; no soy digno de mirar las alturas del cielo, a causa de la multitud de mis
iniquidades, pues he provocado tu ira; * cometí la maldad que aborreces.
V. Yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi
pecado: contra ti, contra ti solo pequé.
R. Cometí la maldad que aborreces.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los
Evangelios
(Homilía 25, 1-2. 4-5: PL 76, 1189-1193)
ARDÍA EN DESEOS DE CRISTO, A QUIEN PENSABA QUE SE LO
HABÍAN LLEVADO
María Magdalena, cuando llegó a al sepulcro y no encontró
allí el cuerpo del Señor, creyó que alguien se lo había llevado y así lo
comunicó a los discípulos. Ellos fueron también al sepulcro, miraron dentro y
creyeron que era tal como aquella mujer les había dicho. Y dice el Evangelio
acerca de ellos: Los discípulos se volvieron a su casa. Y añade, a
continuación: María se había quedado fuera, llorando junto al sepulcro.
Lo que hay que considerar en estos hechos es la
intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer, que no se
apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían marchado de allí.
Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida en el fuego
de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo habían llevado.
Por esto ella fue la única en verlo entonces, porque se había quedado
buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la perseverancia en
ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en persona: El que persevere
hasta el fin se salvará.
Primero lo buscó, sin encontrarlo; perseveró luego en la
búsqueda, y así fue como lo encontró; con la dilación iba aumentando su deseo,
y este deseo aumentado le valió hallar lo que buscaba. Los santos deseos, en
efecto, aumentan con la dilación. Si la dilación los enfría, es porque no son o
no eran verdaderos deseos. Todo aquel que ha sido capaz de llegar a la verdad
es porque ha sentido la fuerza de este amor. Por esto dice David: Mi alma tiene
sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos
sentimientos expresa la Iglesia cuando dice, en el Cantar de los cantares:
Desfallezco de amor; y también: Mi alma se derrite.
Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Se le pregunta
la causa de su dolor con la finalidad de aumentar su deseo, ya que, al
recordarle a quién busca, se enciende con más fuerza el fuego de su amor.
Jesús dijo: «¡María!» Después de haberla llamado con el
nombre genérico de «mujer», sin haber sido reconocido, la llama ahora por su
nombre propio. Es como si le dijera: «Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo
te conozco, no de un modo genérico, como a los demás, sino en especial.» María,
al sentirse llamada por su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al
momento, lo llama «rabbuní»,es decir: «maestro», ya que el mismo a quien ella
buscaba exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.
RESPONSORIO
R. Cuando volvió del sepulcro del Señor, María Magdalena
anunció a los discípulos: «He visto al Señor.» * Dichosa ella que fue digna de
llevar la noticia de la resurrección de la Vida.
V. Llorando al que amaba, encontró al que buscaba, y
anunció luego al que había encontrado.
R. Dichosa ella que fue digna de llevar la noticia de la
resurrección de la Vida.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que quisiste que santa María Magdalena
fuese la primera en recibir de tu Hijo unigénito la misión de anunciar el gozo
pascual, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a
conocer a Cristo resucitado y merezcamos contemplarlo luego reinando en tu
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el
Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de santa María
Magdalena.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de santa María
Magdalena.
Himno: FINÍSIMO FUE EL LINO CON QUE ELLA.
Finísimo fue el lino con que ella
fue tejiendo, a lo largo de su vida,
esa historia de amor que la hace bella
a los ojos de Dios y bendecida.
Supo trenzar con tino los amores
del cielo y de la tierra, y santamente
hizo altar del telar de sus labores,
oración desgranada lentamente.
Flor virgen, florecida en amor santo,
llenó el hogar de paz y joven vida,
su dulce fortaleza fue su encanto,
la fuerza de su amor la fe vivida.
Una escuela de fe fue su regazo,
todos fueron dichosos a su vera,
su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
su vida será eterna primavera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El primer día de la semana, muy de madrugada,
cuando todavía estaba oscuro, vino María Magdalena al sepulcro.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El primer día de la semana, muy de madrugada, cuando
todavía estaba oscuro, vino María Magdalena al sepulcro.
Ant 2. Busco al amor de mi alma, deseo ver a mi Señor; lo
busco y no encuentro dónde lo han dejado. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88.
56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Busco al amor de mi alma, deseo ver a mi Señor; lo
busco y no encuentro dónde lo han dejado. Aleluya.
Ant 3. Mientras estaba llorando, se asomó María al
sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Mientras estaba llorando, se asomó María al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar
vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro
culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la
renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de
Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. María, no llores más, el Señor ha resucitado de entre
los muertos.
R. María, no llores más, el Señor ha resucitado de entre
los muertos.
V. Ve a mis hermanos y diles:
R. El Señor ha resucitado de entre los muertos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. María, no llores más, el Señor ha resucitado de entre
los muertos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Después de su resurrección, que tuvo lugar a la
mañana del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María
Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros
padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Después de su resurrección, que tuvo lugar a la
mañana del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María
Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.
PRECES
Unidos, hermanos, a las mujeres santas, aclamemos a
Jesús, nuestro Salvador, y supliquémosle diciendo:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesús, que perdonaste a la mujer pecadora sus
muchos pecados porque tenía mucho amor,
perdónanos también a nosotros porque hemos pecado mucho.
Señor Jesús, que fuiste asistido en tu misión evangélica
por mujeres piadosas,
haz que también nosotros seamos fieles en nuestra misión
apostólica.
Señor Jesús, a quien María escuchaba y Marta servía,
concédenos servirte siempre con fe y amor.
Señor Jesús, que llamaste hermano, hermana y madre a
todos los que cumplen tu voluntad,
haz que todos nosotros la cumplamos siempre de palabra y
de obra.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre
común:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que quisiste que santa María Magdalena
fuese la primera en recibir de tu Hijo unigénito la misión de anunciar el gozo
pascual, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a
conocer a Cristo resucitado y merezcamos contemplarlo luego reinando en tu
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Da fianza, Señor, en favor de tu siervo.
Salmo 118, 121-128
Practico la justicia y el derecho,
no me entregues a mis opresores;
da fianza en favor de tu siervo,
que no me opriman los insolentes;
mis ojos se consumen aguardando
tu salvación y tu promesa de justicia.
Trata con misericordia a tu siervo,
enséñame tus leyes;
yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos;
es hora de que actúes, Señor:
han quebrantado tu voluntad.
Yo amo tus mandatos
más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos
y detesto el camino de la mentira.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Da fianza, Señor, en favor de tu siervo.
Ant 2. Contemplad al Señor y quedaréis radiantes.
Salmo 33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Contemplad al Señor y quedaréis radiantes.
Ant 3. El Señor está cerca de los atribulados.
Salmo 33 II
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor está cerca de los atribulados.
LECTURA BREVE 1S 15, 22
¿Acaso se complace el Señor en los holocaustos y
sacrificios, como en la obediencia a la palabra del Señor? Mejor es obedecer
que sacrificar, mejor la docilidad que la grasa de los carneros.
V. El que me ofrece acción de gracias, ése me honra.
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de
Dios.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del
Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre
en tu alabanza. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de
nosotros.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de
nosotros.
Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE Ga 5, 26; 6, 2
No busquemos la vanagloria, provocándonos y teniéndonos
envidia mutuamente. Ayudaos a llevar mutuamente vuestras cargas, y así
cumpliréis la ley de Cristo.
V. Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos
unidos.
R. Allí manda el Señor la bendición.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados
en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor
tuyo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu gran misericordia,
y tu fuerza nos das para seguirte
por el mismo camino hacia la gloria.
Que fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en tu obra salvadora,
y, al llegar a la tarde de la vida,
en gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su sangre nos redime,
y al Espíritu Santo, luz y guía
de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres.
Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la
ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la
ciudad.
Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Mi 6, 8
Se te ha dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo
que Dios desea de ti: simplemente que practiques la justicia, que ames la
misericordia, y que camines humildemente con tu Dios.
V. Mi alegría es el camino de tus preceptos.
R. Señor, no olvidaré tus palabras.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de
tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de
haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin
temor alguno. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz a Jerusalén.
Ant 2. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al
Señor.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al
Señor.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el
cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL -
Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo
y en la tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis
bien en prestar atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que
despunte el día y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo
habéis de saber que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada; pues nunca fue proferida alguna por voluntad humana, sino que,
llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el
nombre del Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el
nombre del Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el
nombre del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas;
declararé cosas que han estado ocultas desde la creación del mundo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1,
46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas;
declararé cosas que han estado ocultas desde la creación del mundo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en
él, y digámosle:
Míranos y escúchanos, Señor.
Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, tú que
nos purificaste con tu sangre
no permitas que olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a quienes elegiste como ministros de tu
Evangelio
sean siempre fieles y celosos dispensadores de los
misterios del reino.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los
que gobiernan las naciones
para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier
segregación por causa de su raza, color, condición social, lengua o religión
y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus
derechos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A los que han muerto en tu amor dales también parte en tu
felicidad
con María y con todos tus santos.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios;
por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Mira con misericordia a estos tus hijos, Señor, y
multiplica tu gracia sobre nosotros, para que, fervorosos en la fe, la
esperanza y el amor, perseveremos en el fiel cumplimiento de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios
nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE
Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.
Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.
Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente
uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas
las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las
repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino,
acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya
al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de
la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila
y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario