Del Común de varios mártires. Salterio IV
SANTOS CARLOS LWANGA y COMPAÑEROS, mártires. (MEMORIA)
Durante los años 1885 a 1887, muchos cristianos sufrieron la
muerte en Uganda, por orden del rey Mwanga, en odio a su religión; algunos de
ellos servían en la misma corte real o eran adictos a la persona del rey. Entre
ellos destacan Carlos Lwanga y sus veintiún compañeros, los cuales, con una
adhesión inquebrantable a la fe católica, fueron decapitados unos, otros
quemados, por el hecho de no haber querido someterse a los impúdicos deseos del
rey.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TESTIGOS DE AMOR
Testigos
de amor
de
Cristo Señor,
mártires
santos.
Rosales
en flor
de
Cristo el olor,
mártires
santos.
Palabras
en luz
de
Cristo Jesús,
mártires
santos.
Corona
inmortal
del
Cristo total,
mártires
santos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.
Salmo
49 I - LA VERDADERA RELIGIOSIDAD
El
Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca
la tierra de oriente a occidente.
Desde
Sión, la hermosa, Dios resplandece:
viene
nuestro Dios, y no callará.
Lo
precede fuego voraz,
lo
rodea tempestad violenta.
Desde
lo alto convoca cielo y tierra,
para
juzgar a su pueblo:
«Congregadme
a mis fieles,
que
sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame
el cielo su justicia;
Dios
en persona va a juzgar.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.
Ant
2. Invócame el día del peligro y yo te libraré.
Salmo
49 II
«Escucha,
pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel,
voy a dar testimonio contra ti;
-yo,
el Señor, tu Dios-.
No
te reprocho tus sacrificios,
pues
siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero
no aceptaré un becerro de tu casa,
ni
un cabrito de tus rebaños;
pues
las fieras de la selva son mías,
y
hay miles de bestias en mis montes;
conozco
todos los pájaros del cielo,
tengo
a mano cuanto se agita en los campos.
Si
tuviera hambre, no te lo diría;
pues
el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré
yo carne de toros,
beberé
sangre de cabritos?
Ofrece
a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple
tus votos al Altísimo
e
invócame el día del peligro:
yo
te libraré, y tú me darás gloria.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Invócame el día del peligro y yo te libraré.
Ant
3. El sacrificio de acción de gracias me honra.
Salmo
49 III
Dios
dice al pecador:
«¿Por
qué recitas mis preceptos
y
tienes siempre en la boca mi alianza,
tú
que detestas mi enseñanza
y
te echas a la espalda mis mandatos?
Cuando
ves un ladrón, corres con él;
te
mezclas con los adúlteros;
sueltas
tu lengua para el mal,
tu
boca urde el engaño;
te
sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras
al hijo de tu madre;
esto
haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees
que soy como tú?
Te
acusaré, te lo echaré en cara.»
Atención
los que olvidáis a Dios,
no
sea que os destroce sin remedio.
El
que me ofrece acción de gracias,
ése
me honra;
al
que sigue buen camino
le
haré ver la salvación de Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El sacrificio de acción de gracias me honra.
V.
No dejamos de orar y pedir por vosotros.
R.
Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta del apóstol Santiago 1, 19-27
LLEVAD
A LA PRACTICA LA PALABRA Y NO OS LIMITÉIS A ESCUCHARLA
Ya
lo sabéis, hermanos carísimos, sea todo hombre pronto para escuchar, tardo para
hablar, remiso para la cólera. El hombre encolerizado no obra lo que agrada a
Dios. Por lo cual, después de despojaros de toda impureza y de todo resto de
maldad, recibid con docilidad la palabra de Dios que ha sido sembrada en
vosotros, y que tiene poder para salvar vuestras almas.
Llevad
a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros
mismos; pues quien escucha la palabra y no la pone en práctica se parece a
aquel que se miraba la cara en el espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta
y se olvidaba de cómo era.
Pero
el que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace libre) y es
constante, no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, éste
encontrará la felicidad en practicarla.
Quien
piensa que sirve a Dios y no refrena su lengua se engaña a sí mismo; no vale
nada su religión. La religión pura y sin mancha ante Dios, nuestro Padre,
consiste en esto: en visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y
en conservarse limpio de toda mancha en este mundo.
RESPONSORIO
St 1, 21; Flp 1, 27; 2, 15. 16
R.
Después de despojaros de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con
docilidad la palabra de Dios que ha sido sembrada en vosotros, * que tiene
poder para salvar vuestras almas.
V.
Llevad una vida conforme al Evangelio de Cristo, a fin de que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha; llevad bien en alto la
palabra de vida.
R.
Que tiene poder para salvar vuestras almas.
SEGUNDA
LECTURA
De
la Homilía del papa Pablo sexto, en la canonización de los mártires de Uganda
(AAS
56 [1964], 905-906)
LA
GLORIA DE LOS MÁRTIRES SIGNO DE RENOVACIÓN
Estos
mártires africanos añaden una nueva página a aquella lista de vencedores
llamada Martirologio, página que contiene unos hechos a la vez siniestros y
magníficos; página digna de formar parte de aquellas ilustres narraciones de la
antigua África, que nosotros, los que vivimos en esta época, pensábamos, como
hombres de poca fe, que nunca tendrían una continuación adecuada.
¿Quién
hubiera podido sospechar, por ejemplo, que aquellas actas, tan conmovedoras, de
los mártires escilitanos, de los mártires cartagineses, de los mártires de la
«blanca multitud» de Útica, recordados por san Agustín y Prudencia, de los
mártires de Egipto, ampliamente ensalzados en los escritos de Juan Crisóstomo,
de los mártires de la persecución de los vándalos, se verían enriquecidas en
nuestro tiempo con nuevas historias, en las que se narrarían unas hazañas no
inferiores en fortaleza y en brillantez?
¿Quién
hubiera podido imaginar que a aquellos ilustres mártires y confesores africanos,
tan conocidos y recordados, como Cipriano, Felicidad y Perpetua, y Agustín,
aquel gran hombre, añadiríamos un día los nombres tan queridos de Carlos
Lwanga, de Matías Mulumba Kalemba y de sus veinte compañeros? Sin olvidar
aquellos otros, de confesión anglicana, que sufrieron la muerte por el nombre
de Cristo.
Estos
mártires africanos significan, en verdad, el inicio de una nueva era. No
permita Dios que el pensamiento de los hombres retorne a las persecuciones y
conflictos de orden religioso, sino que tiendan a una renovación cristiana y
civil.
África,
regada con la sangre de estos mártires, los primeros de esta nueva era (y
quiera Dios que los últimos, tratándose de un holocausto tan grande y de tanto
precio), África renace libre y dueña de sí misma.
Aquel
crimen, del que ellos fueron víctima, es tan abominable y tan significativo,
que proporciona un motivo claro y suficiente para que este nuevo pueblo
adquiera una formación moral, para que prevalezcan nuevas costumbres
espirituales y sean transmitidas a los descendientes, para que sea como un
símbolo eficaz del paso de un estado de vida simple y primitivo, en el que no
faltaban unos valores humanos dignos de consideración, pero que era también
corrompido y débil y como esclavo de sí mismo, a una cultura más civilizada,
que tienda a unas más elevadas expresiones de la mente humana y a unas
superiores condiciones de vida social.
RESPONSORIO
S. Cipriano, Carta 58
R.
Dios nos contempla, Cristo y sus ángeles nos miran, mientras luchamos por la
fe. * Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada
de Dios y ser coronados por Cristo.
V.
Revistámonos de fuerza y preparémonos para la lucha con un espíritu
indoblegable, con una fe sincera, con una total entrega.
R.
Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de
Dios y ser coronados por Cristo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor
Dios, que has querido que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos
cristianos, haz que el campo de tu Iglesia, regado con la sangre de san Carlos
Lwanga y de sus compañeros mártires, produzca abundante cosecha para tu reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
TESTIGOS DE LA SANGRE.
Testigos
de la sangre
con
sangre rubricada,
frutos
de amor cortados
al
golpe de la espada.
Testigos
del amor
en
sumisión callada,
canto
y cielo en los labios
al
golpe de la espada.
Testigos
del dolor
de
vida enamorada;
diario
placer de muerte
al
golpe de la espada.
Testigos
del cansancio
de
una vida inmolada
a
golpe de Evangelio
y
al golpe de la espada.
Demos
gracias al Padre
por
la sangre sagrada;
pidamos
ser sus mártires,
y
a cada madrugada
poder
morir la vida
al
golpe de la espada. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu
misericordia.
Salmo
91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS
HOMBRES.
Es
bueno dar gracias al Señor
y
tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar
por la mañana tu misericordia
y
de noche tu fidelidad,
con
arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre
arpegios de cítaras.
Tus
acciones, Señor, son mi alegría,
y
mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué
magníficas son tus obras, Señor,
qué
profundos tus designios!
El
ignorante no los entiende
ni
el necio se da cuenta.
Aunque
germinen como hierba los malvados
y
florezcan los malhechores,
serán
destruidos para siempre.
Tú,
en cambio, Señor,
eres
excelso por los siglos.
Porque
tus enemigos, Señor, perecerán,
los
malhechores serán dispersados;
pero
a mí me das la fuerza de un búfalo
y
me unges con aceite nuevo.
Mis
ojos no temerán a mis enemigos,
mis
oídos escucharán su derrota.
El
justo crecerá como una palmera
y
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado
en la casa del Señor,
crecerá
en los atrios de nuestro Dios;
en
la vejez seguirá dando fruto
y
estará lozano y frondoso,
para
proclamar que el Señor es justo,
que
en mi Roca no existe la maldad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu
misericordia.
Ant
2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico:
DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os
recogeré de entre las naciones,
os
reuniré de todos los países,
y
os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré
sobre vosotros un agua pura
que
os purificará:
de
todas vuestras inmundicias e idolatrías
os
he de purificar;
y
os daré un corazón nuevo,
y
os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré
de vuestra carne el corazón de piedra,
y
os daré un corazón de carne.
Os
infundiré mi espíritu,
y
haré que caminéis según mis preceptos,
y
que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y
habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros
seréis mi pueblo
y
yo seré vuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant
3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo
8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Ensalzaste
tu majestad sobre los cielos.
De
la boca de los niños de pecho
has
sacado una alabanza contra tus enemigos,
para
reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando
contemplo el cielo, obra de tus manos;
la
luna y las estrellas que has creado,
¿qué
es el hombre, para que te acuerdes de él;
el
ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles,
lo
coronaste de gloria y dignidad,
le
diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo
lo sometiste bajo sus pies:
rebaños
de ovejas y toros,
y
hasta las bestias del campo,
las
aves del cielo, los peces del mar,
que
trazan sendas por las aguas.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA
BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de
todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros
consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que
nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de
Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los justos viven eternamente.
R.
Los justos viven eternamente.
V.
Reciben de Dios su recompensa.
R.
Viven eternamente.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los justos viven eternamente.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de
los cielos.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de
los cielos.
PRECES
Celebremos,
amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos
mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:
Nos
has comprado, Señor, con tu sangre.
Por
la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como
testimonio de la fe,
concédenos,
Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por
la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su
sangre,
concédenos,
Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por
la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos,
Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por
la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del
Cordero,
concédenos,
Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios, que has querido que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos
cristianos, haz que el campo de tu Iglesia, regado con la sangre de san Carlos
Lwanga y de sus compañeros mártires, produzca abundante cosecha para tu reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.
Salmo
118, 169-176
Que
llegue mi clamor a tu Presencia,
Señor,
con tus palabras dame inteligencia;
que
mi súplica entre en tu presencia,
líbrame
según tu promesa;
de
mis labios brota la alabanza,
porque
me enseñaste tus leyes.
Mi
lengua canta tu fidelidad,
porque
todos tus preceptos son justos;
que
tu mano me auxilie,
ya
que prefiero tus decretos;
ansío
tu salvación, Señor;
tu
voluntad es mi delicia.
Que
mi alma viva para alabarte,
que
tus mandamientos me auxilien;
me
extravié como oveja perdida:
busca
a tu siervo, que no olvida tus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.
Ant
2. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.
Salmo
44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me
brota del corazón un poema bello,
recito
mis versos a un rey;
mi
lengua es ágil pluma de escribano.
Eres
el más bello de los hombres,
en
tus labios se derrama la gracia,
el
Señor te bendice eternamente.
Cíñete
al flanco la espada, valiente:
es
tu gala y tu orgullo;
cabalga
victorioso por la verdad y la justicia,
tu
diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus
flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se
acobardan los enemigos del rey.
Tu
trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro
de rectitud es tu cetro real;
has
amado la justicia y odiado la impiedad:
por
eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con
aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A
mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde
los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas
de reyes salen a tu encuentro,
de
pie a tu derecha está la reina
enjoyada
con oro de Ofir.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.
Ant
3. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su
esposo.
Salmo
44 II
Escucha,
hija, mira: inclina el oído,
olvida
tu pueblo y la casa paterna:
prendado
está el rey de tu belleza,
póstrate
ante él, que él es tu señor.
La
ciudad de Tiro viene con regalos,
los
pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya
entra la princesa, bellísima,
vestida
de perlas y brocado;
la
llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la
siguen sus compañeras:
las
traen entre alegría y algazara,
van
entrando en el palacio real.
«A
cambio de tus padres tendrás hijos,
que
nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero
hacer memorable tu nombre
por
generaciones y generaciones,
y
los pueblos te alabarán
por
los siglos de los siglos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
LECTURA
BREVE Dn 6, 26b-27
Teman
y tiemblen ante Dios: Él es el Dios vivo que subsiste por siempre, su reino no
será destruido y su imperio durará hasta el fin. El que salva y libera obra
señales y milagros.
V.
Rendíos, reconoced que yo soy Dios.
R.
Más alto que los pueblos, más alto que la tierra.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres
de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Rm 15, 5-7
El
Dios que es fuente de esa paciencia y de ese ánimo os conceda tener un mismo
sentir entre vosotros según la mente de Cristo Jesús. Así con un mismo corazón
y una misma boca daréis gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por
eso acogeos amigablemente unos a otros, como Cristo os acogió para gloria de
Dios.
V.
El Señor ama a su pueblo.
R.
Y adorna con la victoria a los humildes.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti
sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh
Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu
gran amor, tu gran misericordia,
y
tu fuerza nos das para seguirte
por
el mismo camino hacia la gloria.
Que
fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra
parte en tu obra salvadora,
y,
al llegar a la tarde de la vida,
en
gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias,
Padre, a ti porque nos llamas,
a
Jesús, que en su sangre nos redime,
y
al Espíritu Santo, luz y guía
de
este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Flp 4, 8. 9b
Todo
lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es
virtud o mérito, tenedlo en cuenta, hermanos. Y el Dios de la paz estará con
vosotros.
V.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey.
R.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha,
Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por
intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante
toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CANTAD Y ALABAD AL SEÑOR.
Cantad
y alabad al Señor,
él
nos ha dicho su nombre:
Padre
y Señor para el hombre.
Vida,
esperanza y amor.
Cantad
y alabad al Señor,
Hijo
del Padre, hecho hombre:
Cristo
Señor es su nombre.
Vida,
esperanza y amor.
Cantad
y alabad al Señor,
divino
don para el hombre:
Santo
Espíritu es su nombre.
Vida,
esperanza y amor.
Cantad
y alabad al Señor,
él
es fiel y nos llama,
él
nos espera y nos ama.
Vida,
esperanza y amor. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los siglos,
ahora y por toda la eternidad.
Salmo
112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad,
siervos del Señor,
alabad
el nombre del Señor.
Bendito
sea el nombre del Señor,
ahora
y por siempre:
de
la salida del sol hasta su ocaso,
alabado
sea el nombre del Señor.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su
gloria sobre los cielos.
¿Quién
como el Señor Dios nuestro,
que
se eleva en su trono
y
se abaja para mirar
al
cielo y a la tierra?
Levanta
del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
sentarlo con los príncipes,
los
príncipes de su pueblo;
a
la estéril le da un puesto en la casa,
como
madre feliz de hijos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los siglos, ahora
y por toda la eternidad.
Ant
2. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle gracias porque
ha tenido misericordia de nosotros.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle gracias porque ha
tenido misericordia de nosotros.
Ant
3. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
LECTURA
BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué
abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus
juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente del
Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le
devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los
siglos. Amén.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
R.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
V.
Honor y gloria al único Dios.
R.
Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y verdadera, Dios único
y supremo, Unidad única y santa.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y verdadera, Dios único
y supremo, Unidad única y santa.
PRECES
Glorifiquemos
a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el cuerpo de su Hijo, para
que su carne resucitada fuera fuente de vida para los hombres, y aclamemos al
Dios uno y trino, diciendo:
¡Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
Padre
todopoderoso y eterno, envía tu Espíritu consolador en nombre de tu Hijo sobre
la Iglesia,
para
que la conserve en la unidad de la caridad y de la verdad perfectas.
Manda,
Señor, trabajadores a tu mies, para que hagan discípulos de entre todos los
pueblos
y,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, los
confirmen en la fe verdadera.
Ayuda,
Señor, a los perseguidos por causa de tu Hijo,
que
el Espíritu Santo hable por ellos, como Jesucristo nos prometió.
Que
todos los hombres, Señor, te confiesen como único Dios en tres personas,
y
que vivan en la fe, en la esperanza y en el amor.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Padre
de todos los vivientes, tú que vives y reinas con el Hijo y el Espíritu Santo,
recibe
a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
Digamos
ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la plegaria
que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
SE INCLINA YA MI FRENTE
Se
inclina ya mi frente,
sellado
está el trabajo;
Señor,
tu pecho sea
la
gracia del descanso.
Mis
ojos se retiran,
la
voz deja su canto,
pero
el amor enciende
su
lámpara velando.
Lucero
que te fuiste,
con
gran amor amado,
en
tu gloria dormimos
y
en sueños te adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario