Del Común de un mártir. Salterio IV
SAN JOSAFAT, obispo y mártir. (MEMORIA)
Nació en Ucrania hacia el año 1580, de
padres ortodoxos; se convirtió a la fe católica e ingresó en la Orden de san
Basilio. Ordenado sacerdote y elegido obispo de Pólotzk, trabajó
infatigablemente por la unidad de la Iglesia. Perseguido a muerte por sus enemigos,
sufrió el martirio el año 1623.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente
antífona:
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TESTIGOS DE AMOR
Testigos de amor
de Cristo Señor,
mártires santos.
Rosales en flor
de Cristo el olor,
mártires santos.
Palabras en luz
de Cristo Jesús,
mártires santos.
Corona inmortal
del Cristo total,
mártires santos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su
pueblo.
Salmo 49 I - LA VERDADERA RELIGIOSIDAD
El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece:
viene nuestro Dios, y no callará.
Lo precede fuego voraz,
lo rodea tempestad violenta.
Desde lo alto convoca cielo y tierra,
para juzgar a su pueblo:
«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su
pueblo.
Ant 2. Invócame el día del peligro y yo te libraré.
Salmo 49 II
«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
-yo, el Señor, tu Dios-.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños;
pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.
Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Invócame el día del peligro y yo te libraré.
Ant 3. El sacrificio de acción de gracias me honra.
Salmo 49 III
Dios dice al pecador:
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?
Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño;
te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.»
Atención los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El sacrificio de acción de gracias me honra.
V. No dejamos de orar y pedir por vosotros.
R. Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de
Dios.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de los Macabeos 3, 1-26
JUDAS MACABEO
Cuando murió Matatías, le sucedió su hijo Judas, llamado
Macabeo. Todos sus hermanos y los que habían seguido a su padre le ofrecieron
apoyo y sostuvieron con entusiasmo la guerra de Israel.
Él dilató la gloria de su pueblo; como gigante revistió
la coraza y se ciñó sus armas de guerra. Empeñó batallas, protegiendo al
ejército con su espada, semejante al león en las hazañas, como cachorro que
ruge sobre su presa. Persiguió a los impíos hasta sus rincones, dio a las
llamas a los perturbadores de su pueblo. Por el miedo que les infundía, se
apocaron los impíos, se sobresaltaron todos los que obraban la iniquidad; la
liberación en su mano alcanzó feliz éxito.
Amargó a muchos reyes, regocijó a Jacob con sus hazañas:
su recuerdo será eternamente bendecido. Recorrió las ciudades de Judá,
exterminó de ellas a los impíos y apartó de Israel la cólera. Su nombre llegó a
los confines de la tierra y reunió a los que estaban perdidos.
Apolonio reunió gentiles y un numeroso contingente de
Samaria para llevar la guerra a Israel. Judas, al tener noticia de ello, salió
a su encuentro, lo venció y lo mató. Muchos sucumbieron y los demás se dieron a
la fuga. Recogido el botín, Judas tomó para sí la espada de Apolonio y en
adelante entró siempre en combate con ella. Serón, capitán del ejército de
Siria, al saber que Judas había congregado en torno suyo una multitud de fieles
y gente de guerra, se dijo:
«Conseguiré un nombre y alcanzaré gloria en el reino
atacando a Judas y a los suyos, que desprecian las órdenes del rey.»
Partió, pues, a su vez, y subió con él una potente tropa
de impíos para ayudarlo a tomar venganza de los hijos de Israel. Cuando se
aproximaba a la subida de Bet-Jorón, le salió al encuentro Judas con unos pocos
hombres. Al ver éstos el ejército que se les venía encima, dijeron a Judas:
«¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos, con una
multitud tan grande y tan fuerte? Además estamos extenuados por no haber comido
hoy en todo el día.»
Judas respondió:
«Es fácil que una multitud caiga en manos de unos pocos.
Al cielo le da lo mismo salvar con muchos que con pocos; que en la guerra no
depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene
del cielo. Ellos vienen contra nosotros rebosando insolencia e impiedad con
intención de destruirnos a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y
hacerse con nuestros despojos; nosotros, en cambio, combatimos por nuestras
vidas y nuestras leyes; el Señor los quebrantará ante nosotros; no los temáis.»
Cuando acabó de hablar, se lanzó de improviso sobre los
enemigos, y Serón y su ejército fueron derrotados ante él. Los persiguieron por
la pendiente de Bet-Jorón hasta la llanura. Unos ochocientos sucumbieron y los
restantes huyeron al país de los filisteos. Comenzaron a ser temidos Judas y
sus hermanos y el espanto se apoderó de los gentiles circunvecinos. Su nombre
llegó hasta el rey y en todos los pueblos se comentaban las batallas de Judas.
RESPONSORIO 1M 3, 20. 22. 19. 21. 22
R. Ellos vienen contra nosotros rebosando insolencia e
impiedad; pero vosotros no los temáis: * no depende la victoria de la
muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del cielo.
V. Nosotros combatimos por nuestras vidas y nuestras
leyes; el Señor los quebrantará ante nosotros.
R. No depende la victoria de la muchedumbre del ejército,
sino de la fuerza que viene del cielo.
SEGUNDA LECTURA
De la carta encíclica Ecclésiam Dei del papa Pío once
(AAS 15 [1923], 573-582)
DERRAMÓ SU SANGRE POR LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Sabemos que la Iglesia de Dios, constituida por su
admirable designio para ser en la plenitud de los tiempos como una inmensa
familia que abarque a todo el género humano, es notable, por institución
divina, tanto por su unidad ecuménica, como por otras notas que la
caracterizan.
En efecto, Cristo el Señor no sólo encomendó a solos los
apóstoles la misión que él había recibido del Padre, cuando les dijo: Dios me
ha dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues, y sed los maestros de
todas las naciones, sino que quiso también que el colegio apostólico tuviera la
máxima unidad, unido por un doble y estrecho vínculo, a saber: intrínsecamente,
por una misma fe y por la caridad que ha sido derramada en nuestros corazones
con el Espíritu Santo; extrínsecamente, por el gobierno de uno solo sobre
todos, ya que confirió a Pedro la primacía sobre los demás apóstoles, como
principio perpetuo y fundamento visible de unidad. Y, para que esta unidad y
acuerdo se mantuviera a perpetuidad, Dios providentísimo la consagró en cierto
modo con el signo de la santidad y del martirio.
Este honor tan grande obtuvo aquel arzobispo de Pólotzk,
llamado Josafat, de rito eslavo oriental, al que con razón consideramos como el
hombre más eminente y destacado entre los eslavos de rito oriental, ya que
difícilmente encontraríamos a otro que haya contribuido a la gloria y provecho
de la Iglesia más que éste, su pastor y apóstol, principalmente cuando derramó
su sangre por la unidad de la santa Iglesia. Además, sintiéndose movido por un
impulso celestial, comprendió que podría contribuir en gran manera al
restablecimiento de la santa unidad universal de la Iglesia el hecho de
conservar en ella el rito oriental eslavo y la institución de la vida monástica
según el espíritu de san Basilio.
Pero entretanto, preocupado principalmente por la unión
de sus conciudadanos con la cátedra de Pedro, buscaba por doquier toda clase de
argumentos que pudieran contribuir a promover y confirmar esta unidad, sobre
todo estudiando atentamente los libros litúrgicos que, según las prescripciones
de los santos Padres, usaban los mismos orientales separados. Con esta
preparación tan diligente, comenzó a dedicarse a la restauración de la unidad,
con tanta fuerza y tanta suavidad a la vez y con tanto fruto que sus mismos
adversarios lo llamaban «ladrón de almas».
RESPONSORIO Jn 17, 11. 23. 22
R. Dijo Jesús: «Padre santo, cuida por tu nombre a los
que me has dado, * para que sean perfectos en la unidad, y conozca el mundo que
tú me has enviado.»
V. Yo les he dado la gloria que tú me diste.
R. Para que sean perfectos en la unidad, y conozca el
mundo que tú me has enviado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Aviva, Señor, en tu Iglesia aquel fuego del Espíritu
Santo que impulsó a san Josafat a dar la vida por su pueblo, y haz que también
nosotros, fortalecidos por este mismo Espíritu y ayudados por la plegaria de
este santo, estemos dispuestos, si es preciso, a dar la vida por nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el
Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA
Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.
Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.
Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y
proclamar por la mañana tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA
DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y
proclamar por la mañana tu misericordia.
Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un
espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu
nuevo.
Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has
sacado una alabanza.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado
una alabanza.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas
nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda
tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios.
Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros,
también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V. Él es mi salvación.
R. Y mi energía.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El que se aborrece a sí mismo en este mundo se
guardará para la vida eterna.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros
padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El que se aborrece a sí mismo en este mundo se
guardará para la vida eterna.
PRECES
Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y
al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de
Dios, aclamémosle diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
Por la intercesión de los santos mártires que entregaron
libremente su vida como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron
la fe hasta derramar su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por la intercesión de los santos mártires que soportando
la cruz siguieron tus pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad las
contrariedades de la vida.
Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon
su manto en la sangre del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la
carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los
cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Aviva, Señor, en tu Iglesia aquel fuego del Espíritu
Santo que impulsó a san Josafat a dar la vida por su pueblo, y haz que también
nosotros, fortalecidos por este mismo Espíritu y ayudados por la plegaria de
este santo, estemos dispuestos, si es preciso, a dar la vida por nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él me respondió.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él me respondió.
Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE Dn 6, 26b-27
Teman y tiemblen ante Dios: Él es el Dios vivo que
subsiste por siempre, su reino no será destruido y su imperio durará hasta el
fin. El que salva y libera obra señales y milagros.
V. Rendíos, reconoced que yo soy Dios.
R. Más alto que los pueblos, más alto que la tierra.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del
Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre
en tu alabanza. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero
tus decretos.
Salmo 118, 169-176
Que llegue mi clamor a tu Presencia,
Señor, con tus palabras dame inteligencia;
que mi súplica entre en tu presencia,
líbrame según tu promesa;
de mis labios brota la alabanza,
porque me enseñaste tus leyes.
Mi lengua canta tu fidelidad,
porque todos tus preceptos son justos;
que tu mano me auxilie,
ya que prefiero tus decretos;
ansío tu salvación, Señor;
tu voluntad es mi delicia.
Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien;
me extravié como oveja perdida:
busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus
decretos.
Ant 2. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.
Ant 3. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia
que se adorna para su esposo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que
se adorna para su esposo.
LECTURA BREVE Rm 15, 5-7
El Dios que es fuente de esa paciencia y de ese ánimo os
conceda tener un mismo sentir entre vosotros según la mente de Cristo Jesús.
Así con un mismo corazón y una misma boca daréis gloria al Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo. Por eso acogeos amigablemente unos a otros, como
Cristo os acogió para gloria de Dios.
V. El Señor ama a su pueblo.
R. Y adorna con la victoria a los humildes.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados
en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor
tuyo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud,
que sabe en la fatiga hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud
y los torpes engaños en verdad.
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón.
Y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres.
Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la
ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la
ciudad.
Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Flp 4, 8. 9b
Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable,
laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta, hermanos. Y el
Dios de la paz estará con vosotros.
V. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey.
R. Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de
tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de
haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin
temor alguno. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LOS PUEBLOS QUE MARCHAN Y LUCHAN
Los pueblos que marchan y luchan
con firme tesón
aclamen al Dios de la vida.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Agiten laureles y olivos,
es Pascua de Dios,
mayores y niños repitan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Jesús victorioso y presente
ofrece su don
a todos los justos del mundo.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Resuenen en todo camino
de paz y de amor
alegres canciones que digan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Que Dios, Padre nuestro amoroso,
el Hijo y su Don
a todos protejan y acojan.
Cantemos hosanna que viene el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu
presencia.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu
presencia.
Ant 2. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país
de la vida.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI
REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país
de la vida.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó
sobre todo, por los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL -
Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó
sobre todo, por los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios!
¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha
conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha
dado primero, para que él le devuelva? Él es origen, camino y término de todo.
A él la gloria por los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «A los que respetan mi nombre los alumbraré con el
sol de la justicia», dice el Señor.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. «A los que respetan mi nombre los alumbraré con el
sol de la justicia», dice el Señor.
PRECES
Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y
supliquémosle diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Padre todopoderoso, haz que abunde en la tierra la
justicia
y que tu pueblo se alegre en la paz.
Que todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
y que el pueblo judío sea salvado.
Que los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
y que sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa, Señor, a nuestros bienhechores
y concédeles la vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge con amor a los que han muerto víctimas del odio, de
la violencia o de la guerra
y dales el descanso eterno.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la
oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu
servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor
de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que
Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente
uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas
las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las
repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino,
acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya
al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de
la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila
y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
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