Del Común de pastores para un santo presbítero. Salterio II
SAN JUAN MARÍA VIANNEY, presbítero. (MEMORIA)
Nació cerca de Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas
dificultades para llegar por fin a ordenarse sacerdote. Se le confió la
parroquia de Ars, en la diócesis de Belley, y el santo, con una activa
predicación, con la mortificación, la oración y la caridad, la gobernó, y
promovió de un modo admirable su adelanto espiritual. Estaba dotado de unas
cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles
acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus santos consejos. Murió el año
1859.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
PUERTA DE DIOS EN EL REDIL HUMANO
Puerta
de Dios en el redil humano
fue
Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,
glorioso
va delante del rebaño,
guiando
su marchar por buen camino.
Madero
de la cruz es su cayado,
su
voz es la verdad que a todos llama,
su
amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu
de Dios, que a todos ama.
Pastores
del Señor son sus ungidos,
nuevos
cristos de Dios, son enviados
a
los pueblos del mundo redimidos;
del
único Pastor siervos amados.
La
cruz de su Señor es su cayado,
la
voz de la verdad es su llamada,
los
pastos de su amor, fecundo prado,
son
vida del Señor que nos es dada. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu
nombre.
Salmo
43 I ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS
¡Oh
Dios!, nuestros oídos lo oyeron,
nuestros
padres nos lo han contado:
la
obra que realizaste en sus días,
en
los años remotos.
Tú
mismo, con tu mano, desposeíste a los gentiles,
y
los plantaste a ellos;
trituraste
a las naciones,
y
los hiciste crecer a ellos.
Porque
no fue su espada la que ocupó la tierra,
ni
su brazo el que les dio la victoria;
sino
tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro,
porque
tú los amabas.
Mi
rey y mi Dios eres tú,
que
das la victoria a Jacob:
con
tu auxilio embestimos al enemigo,
en
tu nombre pisoteamos al agresor.
Pues
yo no confío en mi arco,
ni
mi espada me da la victoria;
tú
nos das la victoria sobre el enemigo
y
derrotas a nuestros adversarios.
Dios
ha sido siempre nuestro orgullo,
y
siempre damos gracias a tu nombre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu
nombre.
Ant
2. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
Salmo
43 II
Ahora,
en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas,
y
ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos
haces retroceder ante el enemigo,
y
nuestro adversario nos saquea.
Nos
entregas como ovejas a la matanza
y
nos has dispersado por las naciones;
vendes
a tu pueblo por nada,
no
lo tasas muy alto.
Nos
haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión
y burla de los que nos rodean;
nos
has hecho el refrán de los gentiles,
nos
hacen muecas las naciones.
Tengo
siempre delante mi deshonra,
y
la vergüenza me cubre la cara
al
oír insultos e injurias,
al
ver a mi rival y a mi enemigo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
Ant
3. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
Salmo
43 III
Todo
esto nos viene encima,
sin
haberte olvidado
ni
haber violado tu alianza,
sin
que se volviera atrás nuestro corazón
ni
se desviaran de tu camino nuestros pasos;
y
tú nos arrojaste a un lugar de chacales
y
nos cubriste de tinieblas.
Si
hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios
y
extendido las manos a un dios extraño,
el
Señor lo habría averiguado,
pues
él penetra los secretos del corazón.
Por
tu causa nos degüellan cada día,
nos
tratan como a ovejas de matanza.
Despierta,
Señor, ¿por qué duermes?
Levántate,
no nos rechaces más.
¿Por
qué nos escondes tu rostro
y
olvidas nuestra desgracia y opresión?
Nuestro
aliento se hunde en el polvo,
nuestro
vientre está pegado al suelo.
Levántate
a socorrernos,
redímenos
por tu misericordia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
V.
Señor, ¿a quién vamos a ir?
R.
Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Joel 3, 9-21
JUICIO
DE LAS NACIONES. DESPUÉS VENDRÁ LA PAZ
Proclamad
esto entre las naciones: declarad la guerra, alistad soldados, vengan y lleguen
todos los hombres de armas. Fundid los arados para espadas, las podaderas para
lanzas; que diga el cobarde: «Me siento soldado.» Venid presurosas, naciones
vecinas, reuníos: el Señor llevará allá a sus guerreros.
Alerta,
vengan las naciones al valle de Josafat: allí me sentaré a juzgar a las
naciones vecinas. Mano a la hoz, madura está la mies; venid y pisad, lleno está
el lagar. Rebosan las cubas porque abunda su maldad.
Turbas
y turbas en el valle de la Decisión, se acerca el día del Señor en el valle de
la Decisión. El sol y la luna se oscurecen, las estrellas retiran su
resplandor. El Señor ruge desde Sión, desde Jerusalén alza la voz, tiemblan
cielos y tierra. El Señor protege a su pueblo, auxilia a los hijos de Israel.
«Sabréis
que yo soy el Señor, vuestro Dios, que habito en Sión, mi monte santo.
Jerusalén será santa y no pasarán por ella extranjeros.»
Aquel
día los montes manarán vino, los collados fluirán leche, las acequias de Judá
irán llenas de agua y brotará un manantial del templo del Señor, que regará el
valle de las Acacias. Egipto será un desierto, Edom se volverá árida estepa,
porque oprimieron a los judíos, derramaron sangre inocente en su país. Pero
Judá estará habitada por siempre, Jerusalén de generación en generación.
Vengará su sangre, no quedará impune, y el Señor habitará en Sión.
RESPONSORIO
Jl 3, 18; Ap 22, 17. 1
R.
Los montes manarán vino, las acequias de Judá irán llenas de agua y brotará un
manantial del templo del Señor. * El que tenga sed y quiera, que venga a beber
gratuitamente el agua de la vida.
V.
Me mostró el ángel el río del agua de la vida, brillante como el cristal, que
brotaba del trono de Dios y del Cordero.
R.
El que tenga sed y quiera, que venga a beber gratuitamente el agua de la vida.
SEGUNDA
LECTURA
De
la catequesis de san Juan María Vianney, presbítero
(«Catéchisme
sur la priére»: A. Monnin, «Esprit du Curé d'Ars», París 1899, pp. 87-89)
HERMOSA
OBLIGACIÓN DEL HOMBRE: ORAR Y AMAR
Consideradlo,
hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el
cielo. Por esto nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí
donde está nuestro tesoro.
El
hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis,
habréis hallado la felicidad en este mundo.
La
oración no es otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón
puro y unido a Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que lo
embriaga, se siente como rodeado de una luz admirable. En esta íntima unión,
Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie
puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre creatura; es
una felicidad que supera nuestra comprensión.
Nosotros
nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido
hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada.
Hijos
míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de
amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una
parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una
miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. En la oración hecha
debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol.
Otro
beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con
tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en
Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos,
tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y,
creedme, que el tiempo se me hacía corto.
Hay
personas que se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua,
porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no está dividido.
¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían
a nuestro Señor y hablaban con él, del mismo modo que hablamos entre nosotros.
Nosotros,
por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de
hacer o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona,
sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le
dijeran al buen Dios: «Sólo dos palabras, para deshacerme de ti ... » Muchas
veces pienso que, cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le
pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro.
RESPONSORIO
2Co 4, 17; 1Co 2, 9
R.
Una tribulación pasajera y liviana produce en nosotros * un inmenso e
incalculable tesoro de gloria.
V.
Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha
preparado para los que le aman.
R.
Un inmenso e incalculable tesoro de gloria.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en san Juan María Vianney un
modelo de pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su
intercesión, dedicar como él nuestras vidas a ganar para Cristo a nuestros
hermanos por medio de la caridad y alcanzar, juntamente con ellos, la gloria
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Himno:
CRISTO, CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo,
cabeza, rey de los pastores,
el
pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta
a la gloria de tu sacerdote
himnos
sagrados.
Con
abundancia de sagrado crisma,
la
unción profunda de tu Santo Espíritu
lo
armó guerrero y lo nombró en la Iglesia
jefe
del pueblo.
El
fue pastor y forma del rebaño,
luz
para el ciego, báculo del pobre,
padre
común, presencia providente,
todo
de todos.
Tú
que coronas sus merecimientos,
danos
la gracia de imitar su vida,
y
al fin, sumisos a su magisterio,
danos
su gloria. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo
79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor
de Israel, escucha,
tú
que guías a José como a un rebaño;
tú
que te sientas sobre querubines, resplandece
ante
Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta
tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh
Dios!, restáuranos,
que
brille tu rostro y nos salve.
Señor
Dios de los ejércitos,
¿hasta
cuándo estarás airado
mientras
tu pueblo te suplica?
Le
diste a comer llanto,
a
beber lágrimas a tragos;
nos
entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros
enemigos se burlan de nosotros.
Dios
de los ejércitos, restáuranos,
que
brille tu rostro y nos salve.
Sacaste
una vid de Egipto,
expulsaste
a los gentiles, y la trasplantaste;
le
preparaste el terreno y echó raíces
hasta
llenar el país;
su
sombra cubría las montañas,
y
sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió
sus sarmientos hasta el mar,
y
sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por
qué has derribado su cerca
para
que la saqueen los viandantes,
la
pisoteen los jabalíes
y
se la coman las alimañas?
Dios
de los ejércitos, vuélvete:
mira
desde el cielo, fíjate,
ven
a visitar tu viña,
la
cepa que tu diestra plantó,
y
que tú hiciste vigorosa.
La
han talado y le han prendido fuego:
con
un bramido hazlos perecer.
Que
tu mano proteja a tu escogido,
al
hombre que tú fortaleciste.
No
nos alejaremos de ti:
danos
vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que
brille tu rostro y nos salve.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant
2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico:
ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te
doy gracias, Señor,
porque
estabas airado contra mí,
pero
ha cesado tu ira
y
me has consolado.
Él
es mi Dios y salvador:
confiaré
y no temeré,
porque
mi fuerza y mi poder es el Señor,
él
fue mi salvación.
Y
sacaréis aguas con gozo
de
las fuentes de la salvación.
Aquel
día, diréis:
Dad
gracias al Señor,
invocad
su nombre,
contad
a los pueblos sus hazañas,
proclamad
que su nombre es excelso.
Tañed
para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas
a toda la tierra;
gritad
jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué
grande es en medio de ti
el
Santo de Israel!».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant
3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo
80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad
a Dios, nuestra fuerza;
dad
vítores al Dios de Jacob:
acompañad,
tocad los panderos,
las
cítaras templadas y las arpas;
tocad
la trompeta por la luna nueva,
por
la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque
es una ley de Israel,
un
precepto del Dios de Jacob,
una
norma establecida para José
al
salir de Egipto.
Oigo
un lenguaje desconocido:
«Retiré
sus hombros de la carga,
y
sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste
en la aflicción, y te libré,
te
respondí oculto entre los truenos,
te
puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha,
pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá
me escuchases, Israel!
No
tendrás un dios extraño,
no
adorarás un dios extranjero;
yo
soy el Señor Dios tuyo,
que
te saqué del país de Egipto;
abre
tu boca y yo la saciaré.
Pero
mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel
no quiso obedecer:
los
entregué a su corazón obstinado,
para
que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá
me escuchase mi pueblo
y
caminase Israel por mi camino!:
en
un momento humillaría a sus enemigos
y
volvería mi mano contra sus adversarios;
los
que aborrecen al Señor te adularían,
y
su suerte quedaría fijada;
te
alimentaría con flor de harina,
te
saciaría con miel silvestre.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA
BREVE Hb 13, 7-9a
Acordaos
de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios:
reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el
mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas
llamativas y extrañas.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V.
Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R.
He colocado centinelas.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla
por vosotros.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla
por vosotros.
PRECES
Demos
gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y
supliquémosle diciendo:
Apacienta
a tu pueblo, Señor.
Señor
Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu
amor,
haz
que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor
Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no
dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor
Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz
que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de
una vida santa.
Señor
Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de
los santos,
haz
que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en san Juan María Vianney un
modelo de pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su
intercesión, dedicar como él nuestras vidas a ganar para Cristo a nuestros
hermanos por medio de la caridad y alcanzar, juntamente con ellos, la gloria
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Ga 5, 13-14
Hermanos,
vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el
egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Pues toda la ley se
concentra en esta frase: amarás al prójimo como a ti mismo.
V.
Correré, Señor, por el camino de tus mandatos.
R.
Cuando me ensanches el corazón.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, que a la hora de tercia enviaste al Espíritu Santo sobre los apóstoles
reunidos en oración, concédenos también a nosotros participar de los dones de
ese mismo Espíritu. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Ga 5, 16-17
Si
vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne.
Pues la carne desea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, como que
son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais.
V.
Tú eres bueno, Señor, y haces el bien.
R.
Instrúyeme en tus leyes.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz,
pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus
preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.
Salmo
118, 65-72
Has
dado bienes a tu siervo,
Señor,
conforme a tus palabras;
enséñame
a gustar y a comprender,
porque
me fío de tus mandatos;
antes
de sufrir, yo andaba extraviado,
pero
ahora me ajusto a tu promesa.
Tú
eres bueno y haces el bien;
instrúyeme
en tus leyes;
los
insolentes urden engaños contra mí,
pero
yo custodio tus leyes;
tienen
el corazón espeso como grasa,
pero
mi delicia es tu voluntad,
Me
estuvo bien el sufrir,
así
aprendí tus mandamientos;
más
estimo yo los preceptos de tu boca
que
miles de monedas de oro y plata.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.
Ant
2. En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.
Salmo
55, 2-7b. 9-14 - CONFIANZA EN LA PALABRA DE DIOS
Misericordia,
Dios mío, que me hostigan,
me
atacan y me acosan todo el día;
todo
el día me hostigan mis enemigos,
me
atacan en masa.
Levántame
en el día terrible,
yo
confío en ti.
En
Dios, cuya promesa alabo,
en
Dios confío y no temo:
¿qué
podrá hacerme un mortal?
Todos
los días discuten y planean
pensando
sólo en mi daño;
buscan
un sitio para espiarme,
acechan
mis pasos y atentan contra mi vida.
Anota
en tu libro mi vida errante,
recoge
mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que
retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y
así sabré que eres mi Dios.
En
Dios, cuya promesa alabo;
en
el Señor, cuya promesa alabo,
en
Dios confío y no temo:
¿qué
podrá hacerme un hombre?
Te
debo, Dios mío, los votos que hice,
los
cumpliré con acción de gracias;
porque
libraste mi alma de la muerte,
mis
pies de la caída;
para
que camine en presencia de Dios
a
la luz de la vida.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.
Ant
3. Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.
Salmo
56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.
Misericordia,
Dios mío, misericordia,
que
mi alma se refugia en ti;
me
refugio a la sombra de tus alas
mientras
pasa la calamidad.
Invoco
al Dios Altísimo,
al
Dios que hace tanto por mí:
desde
el cielo me enviará la salvación,
confundirá
a los que ansían matarme,
enviará
su gracia y su lealtad.
Estoy
echado entre leones
devoradores
de hombres;
sus
dientes son lanzas y flechas,
su
lengua es una espada afilada.
Elévate
sobre el cielo, Dios mío,
y
llene la tierra tu gloria.
Han
tendido una red a mis pasos
para
que sucumbiera;
me
han cavado delante una fosa,
pero
han caído en ella.
Mi
corazón está firme, Dios mío,
mi
corazón está firme.
Voy
a cantar y a tocar:
despierta,
gloria mía;
despertad,
cítara y arpa;
despertaré
a la aurora.
Te
daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré
para ti ante las naciones:
por
tu bondad, que es más grande que los cielos;
por
tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate
sobre el cielo, Dios mío,
y
llene la tierra tu gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.
LECTURA
BREVE Ga 5, 22. 23a. 25
El
fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad,
lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu marchemos tras
el Espíritu.
V.
Indícame, Señor, el camino que he de seguir.
R.
Tu espíritu que es bueno me guíe por tierra llana.
ORACIÓN
OREMOS,
Contempla,
Señor, a tu familia en oración, y haz que imitando los ejemplos de paciencia de
tu Hijo no decaiga nunca ante la adversidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.
Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.
Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.
Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la
tierra.
Salmo
71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios
mío, confía tu juicio al rey,
tu
justicia al hijo de reyes,
para
que rija a tu pueblo con justicia,
a
tus humildes con rectitud.
Que
los montes traigan paz,
y
los collados justicia;
que
él defienda a los humildes del pueblo,
socorra
a los hijos del pobre
y
quebrante al explotador.
Que
dure tanto como el sol,
como
la luna, de edad en edad;
que
baje como lluvia sobre el césped,
como
llovizna que empapa la tierra.
Que
en sus días florezca la justicia
y
la paz hasta que falte la luna.
Que
domine de mar a mar,
del
Gran Río al confín de la tierra.
Que
en su presencia se inclinen sus rivales;
que
sus enemigos muerdan el polvo;
que
los reyes de Tarsis y de las islas
le
paguen tributo.
Que
los reyes de Saba y de Arabia
le
ofrezcan sus dones;
que
se postren ante él todos los reyes,
y
que todos los pueblos le sirvan.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la
tierra.
Ant
2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la
violencia.
Salmo
71 II
Él
librará al pobre que clamaba,
al
afligido que no tenía protector;
él
se apiadará del pobre y del indigente,
y
salvará la vida de los pobres;
él
rescatará sus vidas de la violencia,
su
sangre será preciosa a sus ojos.
Que
viva y que le traigan el oro de Saba;
él
intercederá por el pobre
y
lo bendecirá.
Que
haya trigo abundante en los campos,
y
ondee en lo alto de los montes,
den
fruto como el Líbano,
y
broten las espigas como hierba del campo.
Que
su nombre sea eterno,
y
su fama dure como el sol;
que
él sea la bendición de todos los pueblos,
y
lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
el
único que hace maravillas;
bendito
por siempre su nombre glorioso,
que
su gloria llene la tierra.
¡Amén,
amén!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.
Ant
3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico:
EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias
te damos, Señor Dios omnipotente,
el
que eres y el que eras,
porque
has asumido el gran poder
y
comenzaste a reinar.
Se
encolerizaron las naciones,
llegó
tu cólera,
y
el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y
de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y
a los santos y a los que temen tu nombre,
y
a los pequeños y a los grandes,
y
de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora
se estableció la salud y el poderío,
y
el reinado de nuestro Dios,
y
la potestad de su Cristo;
porque
fue precipitado
el
acusador de nuestros hermanos,
el
que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos
le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y
por la palabra del testimonio que dieron,
y
no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por
esto, estad alegres, cielos,
y
los que moráis en sus tiendas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 1-4
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como
ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a
descubrirse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo,
gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por
sórdida ganancia, sino con generosidad, no como dominadores sobre la heredad de
Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo
Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho
por su pueblo.
R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho
por su pueblo.
V. El que entregó su vida por sus hermanos.
R. El que ora mucho por su pueblo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho
por su pueblo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Éste es el administrador fiel y prudente, a quien su
señor ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a
sus horas.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1,
46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Éste es el administrador fiel y prudente, a quien su
señor ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a
sus horas.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de
los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has
glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a
semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por
la intercesión de los santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores
y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del
pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por
tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la
vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como
modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en
san Juan María Vianney un modelo de pastor apasionadamente consagrado a su
ministerio, concédenos, por su intercesión, dedicar como él nuestras vidas a
ganar para Cristo a nuestros hermanos por medio de la caridad y alcanzar,
juntamente con ellos, la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mi carne descansa serena.
Salmo
15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los
dioses y señores de la tierra
no
me satisfacen.
Multiplican
las estatuas
de
dioses extraños;
no
derramaré sus libaciones con mis manos,
ni
tomaré sus nombres en mis labios.
El
Señor es mi heredad y mi copa;
mi
suerte está en tu mano:
me
ha tocado un lote hermoso,
me
encanta mi heredad.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré.
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa serena.
Porque
no me entregarás a la muerte,
ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi carne descansa serena.
LECTURA
BREVE 1Ts 5, 23
Que
el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y
cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor
Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor,
Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas,
desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te
serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
se quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.
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