De la Solemnidad.
LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA.
(SOLEMNIDAD)
El 8 de diciembre de 1854 el Sumo Pontífice Pío Nono proclamó el
dogma y fiesta de la Inmaculada Concepción. Dijo: «Declaramos que la doctrina
que dice que María fue concebida sin pecado original es doctrina revelada por
Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe». Esto, tras dedicado
estudio teológico de la materia y después de recibir numerosas peticiones de
todos los obispos y fieles de todo el mundo para que así lo estableciese.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Celebremos a María, concebida sin pecado, y adoremos a su Hijo, Jesucristo el
Señor.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Celebremos a María, concebida sin pecado, y adoremos a su Hijo, Jesucristo el
Señor.
Si
antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
NINGUNO DEL SER HUMANO
Ninguno
del ser humano
como
vos se pudo ver:
que
a otros los dejan caer
y
después les dan la mano.
Mas
vos, Virgen, no caíste
como
los otros cayeron,
que
siempre la mano os dieron
con
que preservada fuiste.
Yo,
cien mil veces caído,
os
suplico que me deis
la
vuestra, y me levantéis
porque
no quede perdido.
y
por vuestra concepción,
que
fue de tan gran pureza,
conserva
en mí la limpieza
del
alma y del corazón,
para
que, de esta manera,
suba
con vos a gozar
del
que solo puede dar
vida
y gloria verdadera. Amén.
SALMODIA
Ant
1. En su concepción María ha recibido la bendición del Señor y la misericordia
de Dios, su salvador.
Salmo
23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena,
el
orbe y todos sus habitantes:
El
la fundó sobre los mares,
El
la afianzó sobre los ríos.
¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién
puede estar en el recinto sacro?
El
hombre de manos inocentes
y
puro corazón,
que
no confía en los ídolos
ni
jura contra el prójimo en falso.
Ese
recibirá la bendición del Señor,
le
hará justicia el Dios de salvación.
Este
es el grupo que busca al Señor,
que
viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, héroe valeroso;
el
Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
levantaos,
puertas antiguas:
va
a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él
es el Rey de la gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En su concepción María ha recibido la bendición del Señor y la misericordia de
Dios, su salvador.
Ant
2. Dios la socorrió al despuntar la aurora; el Altísimo ha consagrado su
morada.
Salmo
45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios
es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso
defensor en el peligro.
Por
eso no tememos aunque tiemble la tierra
y
los montes se desplomen en el mar.
Que
hiervan y bramen sus olas,
que
sacudan a los montes con su furia:
El
Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro
alcázar es el Dios de Jacob.
El
correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el
Altísimo consagra su morada.
Teniendo
a Dios en medio, no vacila;
Dios
la socorre al despuntar la aurora.
Los
pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero
él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El
Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro
alcázar es el Dios de Jacob.
Venid
a ver las obras del Señor,
las
maravillas que hace en la tierra:
Pone
fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe
los arcos, quiebra las lanzas,
prende
fuego a los escudos.
«Rendíos,
reconoced que yo soy Dios:
más
alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El
Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro
alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios la socorrió al despuntar la aurora; el Altísimo ha consagrado su morada.
Ant
3. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!: el Señor te ha cimentado
sobre el monte santo.
Salmo
86 - HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.
Él
la ha cimentado sobre el monte santo;
y
el Señor prefiere las puertas de Sión
a
todas las moradas de Jacob.
¡Qué
pregón tan glorioso para ti,
ciudad
de Dios!
«Contaré
a Egipto y a Babilonia
entre
mis fieles;
filisteos,
tirios y etíopes
han
nacido allí.»
Se
dirá de Sión: «Uno por uno
todos
han nacido en ella;
el
Altísimo en persona la ha fundado.»
El
Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste
ha nacido allí.»
Y
cantarán mientras danzan:
«Todas
mis fuentes están en ti.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!: el Señor te ha cimentado
sobre el monte santo.
V.
El Dios todopoderoso me ciñe de valor.
R.
Y me enseña un camino perfecto.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-21
DONDE
ABUNDÓ EL PECADO SOBREABUNDÓ LA GRACIA
Hermanos:
Así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y, por el pecado, la
muerte, y, de este modo, la muerte pasó a todos los hombres, dado que todos han
pecado...
(Porque
ya antes de la promulgación de la ley existía el pecado en el mundo, y sin
embargo no puede imputarse pecado si no hay ley; vemos, empero, que, de hecho,
la muerte reinó ya desde Adán a Moisés sobre todos los que pecaron, aun cuando
su transgresión no fue en las mismas condiciones en que pecó Adán, el cual era
figura del que había de venir.
Sin
embargo, con el don no sucedió como con el delito, pues, si por el delito de
uno solo murió la multitud, ¡con cuánta mayor profusión, por la gracia de un
solo hombre, Jesucristo, se derramó sobre todos la bondad y el don de Dios! Ni
fueron los efectos de este don como los efectos del pecado de aquel único
hombre que pecó, porque la sentencia que llevó a la condenación vino por uno
solo, en cambio, el don, partiendo de muchas transgresiones, lleva a la
justificación.)
...Así
pues (decía), si, por la falta de uno solo, la muerte estableció su reinado,
también, con mucha mayor razón, por causa de uno solo, de Jesucristo, reinarán
en la vida los que reciben la sobreabundancia de la gracia y el don de la
justificación.
Por
consiguiente, así como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la
condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura a todos la
justificación que da la vida. Y como por la desobediencia de un solo hombre
todos los demás quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia
de uno solo todos quedarán constituidos justos.
La
ley, ciertamente, fue ocasión de que se multiplicasen los delitos, pero donde
abundó el pecado sobreabundó la gracia, para que así como reinó el pecado
produciendo la muerte, así también reine la gracia dándonos vida eterna por
Jesucristo, Señor nuestro.
RESPONSORIO
Rm 5, 12; Lc 1, 30; cf. Sal 114, 8; cf. 17, 19
R.
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y, por él, todos han pecado.
Pero tú * no temas, María, porque has hallado gracia a los ojos de Dios.
Aleluya.
V.
El Señor arrancó tu alma de la muerte, y fue tu apoyo contra tu adversario.
R.
No temas, María, porque has hallado gracia a los ojos de Dios. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Oraciones de san Anselmo, obispo
(Oración
52: PL 158, 955-956)
¡OH
VIRGEN, POR CUYA BENDICIÓN QUEDA BENDECIDA TODA LA NATURALEZA!
El
cielo, los astros, la tierra, los ríos, el día, la noche, y todo lo que se
halla sometido al poder y al servicio del hombre, se congratulan, Señora,
porque, habiendo perdido su antigua nobleza, ahora han sido en cierto modo
resucitados por ti y dotados de una gracia nueva e inefable.
Porque
todas estas cosas estaban como muertas, al haber perdido su congénita dignidad
de servir al dominio y utilidad de los que alaban a Dios, que para eso habían
sido creadas; estaban oprimidas y afeadas por el abuso de los que servían a los
ídolos, para los cuales no habían sido creadas. Ahora se alegran como si
hubieran vuelto a la vida, porque ya vuelven a estar sometidas al dominio de
los que confiesan a Dios, y embellecidas por su uso natural.
Es
como si hubiesen saltado de alegría por esta gracia nueva e inapreciable, al
sentir que el mismo Dios, su mismo creador, no sólo reinaba sobre ellas de un
modo invisible, sino que incluso lo vieron en medio de ellas, santificándolas
visiblemente con su uso. Estos bienes tan grandes provinieron a través del
fruto bendito del vientre sagrado de la Virgen María.
Por
tu plenitud de gracia, lo que estaba en el país de los muertos se alegra al
sentirse liberado, y lo que está por encima del mundo se alegra al sentirse
restaurado.
En
efecto, por el glorioso Hijo de tu gloriosa virginidad, todos los justos que
murieron antes de la muerte vivificante de Cristo se alegran al verse libres de
su cautividad, y los ángeles se congratulan por la restauración de su ciudad
medio en ruinas.
¡Oh
mujer llena y rebosante de gracia, con la redundancia de cuya plenitud rocías y
haces reverdecer toda la creación! ¡Oh Virgen bendita y desbordante de
bendiciones, por cuya bendición queda bendecida toda la naturaleza, no sólo la
creatura por el Creador, sino también el Creador por la creatura!
Dios,
a su Hijo, el único engendrado de su seno igual a sí, al que amaba como a sí
mismo, lo dio a María; y de María se hizo un hijo, no distinto, sino el mismo,
de suerte que por naturaleza fuese el mismo y único Hijo de Dios y de María.
Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María. Dios lo
creó todo, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a
sí mismo de María; y de este modo rehizo todo lo que había hecho. El que pudo
hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin
María.
Dios,
por tanto, es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas
recreadas. Dios es padre de toda la creación, María es madre de la universal
restauración. Porque Dios engendró a aquel por quien todo fue hecho, y María
dio a luz a aquel por quien todo fue salvado. Dios engendró a aquel sin el cual
nada en absoluto existiría, y María dio a luz a aquel sin el cual nada sería
bueno.
En
verdad el Señor está contigo, ya que él ha hecho que toda la naturaleza
estuviera en tan gran deuda contigo y con él.
RESPONSORIO
Sal 33, 4; 85, 13; Lc 1, 48
R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, * por su grande piedad para conmigo.
V.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
R.
Por su grande piedad para conmigo.
Himno:
SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a
ti nuestra alabanza,
a
ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados
ante ti, los ángeles te adoran
y
cantan sin cesar:
Santo,
santo, santo es el Señor,
Dios
del universo;
llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la
multitud de los profetas te enaltece,
y
el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por
todos los confines extendida,
con
júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo
eterno, unigénito de Dios,
santo
Espíritu de amor y de consuelo.
Oh
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú
el Hijo y Palabra del Padre,
tú
el Rey de toda la creación.
Tú,
para salvar al hombre,
tomaste
la condición de esclavo
en
el seno de una virgen.
Tú
destruiste la muerte
y
abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú
vives ahora,
inmortal
y glorioso, en el reino del Padre.
Tú
vendrás algún día,
como
juez universal.
Muéstrate,
pues, amigo y defensor
de
los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con
tus santos y elegidos.
La
parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice a tu heredad.
Sé
su pastor,
y
guíalos por siempre.
Día
tras día te bendeciremos
y
alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate,
Señor,
guardarnos
de pecado en este día.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
A
ti, Señor, me acojo,
no
quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste
una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo,
preservaste a su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros,
por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti limpios de toda
culpa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Celebremos a María, concebida sin pecado, y adoremos a su Hijo, Jesucristo el
Señor.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Celebremos a María, concebida sin pecado, y adoremos a su Hijo, Jesucristo el
Señor.
Himno:
PUREZA INMACULADA.
Pureza
inmaculada,
espejo
del Señor,
¡oh
fuente de la gracia,
unida
al redentor!
Belleza
sin mancilla,
encanto
virginal,
tú
eres la alegría,
la
gloria del mortal.
¡Oh
vara florecida
del
tronco de Jesé!,
en
gracia concebida,
¡oh
gloria de Israel!
Dichosa
por los siglos
los
pueblos te dirán:
tú
fuiste del Dios vivo
la
aurora celestial. Amén.
SALMODIA
Ant
1. ¡Qué admirable pureza la de aquella Virgen Madre que no conoció el pecado y
que mereció llevar a Dios en su seno!
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Qué admirable pureza la de aquella Virgen Madre que no conoció el pecado y que
mereció llevar a Dios en su seno!
Ant
2. El Señor te ha bendecido, santa Virgen María, más que a todas las mujeres de
la tierra.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
El Señor te ha bendecido, santa Virgen María, más que a todas las mujeres de la
tierra.
Ant
3. Arrástranos tras de ti, Virgen inmaculada, y correremos atraídos por el
aroma de tus perfumes.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Arrástranos tras de ti, Virgen inmaculada, y correremos atraídos por el aroma
de tus perfumes.
LECTURA
BREVE Is 43, 1
Así
dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que
yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre; tú eres mío.»
RESPONSORIO
BREVE
V.
El Dios todopoderoso me ciñe de valor.
R.
El Dios todopoderoso me ciñe de valor.
V.
Y me enseña un camino perfecto.
R.
Me ciñe de valor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Dios todopoderoso me ciñe de valor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre
tu linaje y el suyo: ella herirá tu cabeza.» Aleluya.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre
tu linaje y el suyo: ella herirá tu cabeza.» Aleluya.
PRECES
Elevemos
nuestras súplicas al salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que
tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sol
de justicia, a quién María Virgen precedía cual aurora luciente,
haz
que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Salvador
del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu madre de
toda mancha de pecado,
líbranos
también a nosotros de toda culpa.
Redentor
nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de
tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
haz
también de nosotros templos de tu Espíritu.
Rey
de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
haz
que aspiremos siempre a los bienes celestiales.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Según
el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste
una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo,
preservaste a su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros,
por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti limpios de toda
culpa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SANTO ESPÍRITU, QUE CON EL PADRE
Oh
Santo Espíritu, que con el Padre
y
el Hijo eres un solo Dios eterno:
dígnate
ya bajar hasta nosotros
y
entrar y derramarte en nuestros pechos.
Que
la mente, la lengua y el sentido
den
testimonio de tu nombre excelso,
y
que las llamas del amor despunten,
y
que al prójimo abrasen con su fuego.
Escúchanos,
oh Padre piadosísimo,
y
haz que se cumpla nuestro buen deseo,
tú
que reinas sin tiempo con tu Hijo
Jesucristo
y el Santo Paracleto. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Vive el Señor, que ha realizado conmigo su misericordia.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
128 - ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta
guerra me han hecho desde mi juventud
-que
lo diga Israel-,
cuánta
guerra me han hecho desde mi juventud,
pero
no pudieron conmigo!
Sobre
mis espaldas metieron el arado
y
alargaron los surcos.
Pero
el Señor, que es justo,
rompió
las coyundas de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los
que odian a Sión;
sean
como la hierba del tejado,
que
se seca y nadie la siega;
que
no llena la mano del segador
ni
la brazada del que agavilla;
ni
le dicen los que pasan:
«Que
el Señor te bendiga.»
Os
bendecimos en el nombre del Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vive el Señor, que ha realizado conmigo su misericordia.
LECTURA
BREVE Ef 1, 4
Dios
nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos
consagrados e irreprochables ante él por el amor.
V.
Hoy es la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
R.
Que aplastó con su pie virginal la cabeza de la serpiente.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste
una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo,
preservaste a su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros,
por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti limpios de toda
culpa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando
la luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida.
Eres
resurrección, palabra y prenda
de
ser y de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán
en ti cosecha para siempre.
Ven
ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de
tu radiante luz llena este día,
camino
de alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por
tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor se complace en ti, y tu Dios encuentra contigo la alegría.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor se complace en ti, y tu Dios encuentra contigo la alegría.
LECTURA
BREVE Ef 1, 11-12a
En
Cristo hemos sido agraciados con la herencia, elegidos de antemano según el
designio de aquel que todo lo ejecuta conforme a la decisión de su voluntad,
para que seamos alabanza de su gloria.
V.
Mi corazón y mi carne.
R.
Se alegran por el Dios vivo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste
una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo,
preservaste a su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros,
por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti limpios de toda
culpa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor me ha llamado en la justicia, me ha tomado de la mano y me ha
formado.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor,
mi corazón no es ambicioso,
ni
mis ojos altaneros;
no
pretendo grandezas
que
superan mi capacidad;
sino
que acallo y modero mis deseos,
como
un niño en brazos de su madre.
Espere
Israel en el Señor
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor me ha llamado en la justicia, me ha tomado de la mano y me ha formado.
LECTURA
BREVE Ef 5, 25b-26a. 27
Cristo
amó a su Iglesia y se entregó a la muerte por ella para santificarla y para
hacerla comparecer ante su presencia toda resplandeciente, sin mancha ni
defecto ni cosa parecida, sino santa e inmaculada.
V.
Tu inmaculada concepción, santa Madre de Dios.
R.
Ha anunciado la alegría al mundo entero.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste
una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo,
preservaste a su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros,
por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti limpios de toda
culpa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
MÍSTICA ROSA DE INTOCADOS PÉTALOS.
Mística
Rosa de intocados pétalos,
límpido
cielo de infinitas lámparas,
Musa
celeste del Amor-Artífice,
alba
del alba.
Si
de tu esencia lo inefable tocó,
no
sé si es luz, o resplandor, o llama,
o
mar, o nieve, o limpidez, o nube,
flor
o fragancia.
Como
después del angustiado vuelo
el
trino posa en la mecida rama,
regreso
a ti - mi resplandor en ruinas -:
tú
eres mi casa.
Dilapidé
mi hacienda, Madre mía,
bebí
mi sed y devoré mi náusea.
Lo
tuve todo, y me han quedado sólo,
sólo
mis lágrimas.
Mis
manos todo de tu amor lo esperan,
como
la noche espera, Madre, el alba.
Llévame
siempre de la mano, llévame:
sé
tú mi lámpara.
Llévame
en pos de tu luciente aroma,
ciclón
de lirios, amapola en llamas,
y,
cuando el viento tu presencia anuncie,
róbame
el alma.
Quiébrate,
voz, ante el dintel sagrado
de
aquel que es Trino en Una sola llama,
Llama
que es Una en Tres incendios, Niña,
llena
de gracia. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Toda hermosa eres, María, y en tí no se encuentra la mancha original.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Toda hermosa eres, María, y en tí no se encuentra la mancha original.
Ant
2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de
nuestra raza.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de
nuestra raza.
Ant
3. Tu vestido es blanco como la nieve, y tu rostro resplandeciente como el sol.
Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu vestido es blanco como la nieve, y tu rostro resplandeciente como el sol.
LECTURA
BREVE Rm 5, 20b-21
Donde
abundó el pecado sobreabundó la gracia, para que así como reinó el pecado
produciendo la muerte, así también reine la gracia dándonos vida eterna, por
Jesucristo, Señor nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En esto conozco que me amas.
R.
En esto conozco que me amas.
V.
En que mi enemigo no triunfa de mí.
R.
En esto conozco que me amas.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En esto conozco que me amas.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.
PRECES
Proclamemos
las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones
felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Que
la llena de gracia interceda por nosotros.
Señor,
Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada
Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz
que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú
que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos,
consuelo a los tristes, perdón a los pecadores
y
a todos abundancia de salud y de paz.
Tú
que hiciste de María la madre de misericordia,
haz
que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.
Tú
que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y
de José,
haz
que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que coronaste a María como reina del cielo,
haz
que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Confiando
en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme
también de bienes al mundo hambriento:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste
una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo,
preservaste a su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros,
por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti limpios de toda
culpa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando
acabamos el día
te
suplicamos, Señor,
nos
hagas de centinela
y
otorgues tu protección.
Que
te sintamos: contigo
sueñe
nuestro corazón
para
cantar tus loores
de
nuevo al salir el sol.
Danos
vida saludable,
alienta
nuestro calor,
tu
claridad ilumine
la
oscuridad que llegó.
Dánoslo,
Padre piadoso,
por
Jesucristo, el Señor,
que
reina con el Espíritu
Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo
90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él
te librará de la red del cazador,
de
la peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni
la flecha que vuela de día,
ni
la peste que se desliza en las tinieblas,
ni
la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a
ti no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No
se te acercará la desgracia,
ni
la plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y
le haré ver mi salvación.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y
no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Visita,
Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos
ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca
siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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