Del propio del Tiempo. Salterio III
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
VERBO QUE DEL CIELO BAJAS
Verbo
que del cielo bajas,
Luz
del Padre que, naciendo,
socorres
al mundo mísero
con
el correr de los tiempos:
Ilumina
el corazón,
quema
de amor nuestro pecho,
y
borren tus enseñanzas
tantos
deslices y yerros,
para
que, cuando regreses
como
juez de nuestros hechos,
castigues
el mal oculto
y
corones a los buenos.
Que
la maldad no nos lance
por
nuestras culpas al fuego,
mas
felices moradores
nos
veamos en tu reino.
A
Dios Padre y a su Hijo
gloria
y honor tributemos,
y
al Espíritu Paráclito,
por
los siglos sempiternos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. La misericordia y la fidelidad te preceden, Señor.
Salmo
88, 2-38 I - HIMNO AL DIOS FIEL A LAS PROMESAS HECHAS A DAVID
Cantaré
eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré
tu fidelidad por todas las edades.
Pues
dijiste: «Cimentado está por siempre mi amor,
asentada
más que el cielo mi lealtad.»
Sellé
una alianza con mi elegido,
jurando
a David, mi siervo:
«Te
fundaré un linaje perpetuo,
edificaré
tu trono para todas las edades.»
El
cielo proclama tus maravillas, Señor,
y
tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién
sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién
como el Señor entre los seres divinos?
Dios
es temible en el consejo de los ángeles,
es
grande y terrible para toda su corte.
Señor
de los ejércitos, ¿quién como tú?
El
poder y la fidelidad te rodean.
Tú
domeñas la soberbia del mar
y
amansas la hinchazón del oleaje;
tú
traspasaste y destrozaste a Rahab,
tu
brazo potente desbarató al enemigo.
Tuyo
es el cielo, tuya es la tierra;
tú
cimentaste el orbe y cuanto contiene;
tú
has creado el norte y el sur,
el
Tabor y el Hermón aclaman tu nombre.
Tienes
un brazo poderoso:
fuerte
es tu izquierda y alta tu derecha.
Justicia
y derecho sostienen tu trono,
misericordia
y fidelidad te preceden.
Dichoso
el pueblo que sabe aclamarte:
caminará,
¡oh Señor!, a la luz de tu rostro;
tu
nombre es su gozo cada día,
tu
justicia es su orgullo.
Porque
tú eres su honor y su fuerza,
y
con tu favor realzas nuestro poder.
Porque
el Señor es nuestro escudo,
y
el Santo de Israel nuestro rey.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
La misericordia y la fidelidad te preceden, Señor.
Ant
2. El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.
Salmo
88, 2-38 II
Un
día hablaste en visión a tus amigos:
«He
ceñido la corona a un héroe,
he
levantado a un soldado sobre el pueblo.»
Encontré
a David, mi siervo,
y
lo he ungido con óleo sagrado;
para
que mi mano esté siempre con él
y
mi brazo lo haga valeroso;
no
lo engañará el enemigo
ni
los malvados lo humillarán;
ante
él desharé a sus adversarios
y
heriré a los que lo odian.
Mi
fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por
mi nombre crecerá su poder:
extenderé
su izquierda hasta el mar,
y
su derecha hasta el Gran Río.
Él
me invocará: «Tú eres mi padre,
mi
Dios, mi Roca salvadora»;
y
yo lo nombraré mi primogénito,
excelso
entre los reyes de la tierra.
Le
mantendré eternamente mi favor,
y
mi alianza con él será estable;
le
daré una posteridad perpetua
y
un trono duradero como el cielo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.
Ant
3. Juré una vez a David, mi siervo: «Tu linaje será perpetuo.»
Salmo
88, 2-38 III
Si
sus hijos abandonan mi ley
y
no siguen mis mandamientos,
si
profanan mis preceptos
y
no guardan mis mandatos,
castigaré
con la vara sus pecados
y
a latigazos sus culpas;
pero
no les retiraré mi favor
ni
desmentiré mi fidelidad,
no
violaré mi alianza
ni
cambiaré mis promesas.
Una
vez juré por mi santidad
no
faltar a mi palabra con David:
«Su
linaje será perpetuo,
y
su trono como el sol en mi presencia,
como
la luna, que siempre permanece:
su
solio será más firme que el cielo.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Juré una vez a David, mi siervo: «Tu linaje será perpetuo.»
V.
Señor, Dios nuestro, restáuranos.
R.
Haz brillar tu rostro sobre nosotros y sálvanos.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Isaías 31, 1-3; 32, 1-8
EL
REINO DE VERDADERA JUSTICIA
¡Ay
de los que bajan a Egipto por auxilio y buscan apoyo en su caballería! Confían
en sus carros porque son numerosos y en su jinetes porque son fuertes; pero no
han puesto sus ojos en el Santo de Israel, no han buscado al Señor.
Pero
él también es hábil para traer desgracias y no ha revocado su palabra. Se
alzará contra la casa de los malvados, contra el auxilio de los malhechores.
Los
egipcios son hombres y no dioses, sus caballos son carne y no espíritu. El
Señor extenderá su mano: tropezará el protector y caerá el protegido, los dos
juntos perecerán -me lo ha dicho el Señor-.
Mirad:
un rey reinará con justicia y sus jefes gobernarán según derecho. Serán abrigo
contra el viento, refugio contra el aguacero, acequias en terreno seco, sombra
de roca maciza en tierra ardiente.
Los
ojos de los que ven no estarán cerrados y los oídos de los que oyen escucharán,
la mente de los necios entrará en razón y la lengua tartamuda será ágil y
hablará con soltura.
Ya
no llamarán noble al necio, ni tratarán de excelencia al rufián, pues el necio
sólo dice necedades y su corazón planea la maldad: practica la impiedad y habla
desatinos contra el Señor, deja vacío el estómago del hambriento y le quita el
agua al sediento.
El
rufián, por su parte, usa de malas artes, maquina intrigas: perjudica a los
pobres con mentiras y a los desvalidos que defienden sus derechos. En cambio,
el noble tiene sólo planes nobles y está siempre firme en su noble sentir.
RESPONSORIO
Is 32. 3. 4; Jr 23, 5
R.
Los ojos de los que ven no estarán cerrados, los oídos de los que oyen
escucharán * y la mente de los necios entrará en razón.
V.
Suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como re prudente.
R.
Y la mente de los necios entrará en razón.
SEGUNDA
LECTURA
Del
Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro
4, 20, 4-5: SC 100, 634-640)
DIOS
SE HACE VISIBLE A LOS HOMBRES CON LA VENIDA DE CRISTO
Uno
es Dios, quien por su palabra y su sabiduría hizo y dispuso todas las cosas.
Su
Palabra es nuestro Señor Jesucristo, que en los últimos tiempos se hizo hombre
entre los hombres para reunir el término con el comienzo, es decir, el hombre
con Dios.
Los
profetas, que habían recibido el don de la profecía de la misma Palabra,
anunciaron su venida según la carne. Por esta venida se realizó la unión y
comunión de Dios y el hombre, conforme a la voluntad del Padre. En efecto, la
Palabra de Dios había anunciado de antemano que Dios sería visto por los
hombres, que viviría con ellos en la tierra; había anunciado que hablaría y que
estaría con su creatura para salvarla, que ella lo conocería; y había anunciado
también que, librándonos de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos
odian, es decir, de todo espíritu de pecado, nos haría servirle con santidad y
justicia, en su presencia, todos nuestros días, a fin de que el hombre, unido
al Espíritu de Dios, glorificara al Padre.
Los
profetas anunciaban que Dios sería visto por los hombres, y así lo proclamó el
mismo Señor cuando dijo: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios. Pero nadie puede ver a Dios en su grandeza y en su gloria inenarrable y
seguir viviendo: el Padre es inaccesible. Sin embargo, porque ama al hombre y
porque todo lo puede, aun este don concedió a los que lo aman: ver a Dios; y
esto también lo anunciaron los profetas: Lo que para los hombres es imposible
es posible para Dios.
El
hombre por sí mismo no puede ver a Dios; pero Dios, si quiere, puede
manifestarse a los hombres: a quien quiera, cuando quiera y como quiera. Dios,
que todo lo puede, fue visto en otro tiempo por los profetas en el Espíritu,
ahora es visto en el Hijo gracias a la adopción filial y será visto en el reino
de los cielos como Padre. En efecto, el Espíritu prepara al hombre para recibir
al Hijo de Dios, el Hijo lo conduce al Padre, y el Padre en la vida eterna le
da la inmortalidad, que es la consecuencia de ver a Dios.
Pues
así como los que ven la luz están en la luz y reciben su claridad, así también
los que ven a Dios están en Dios y reciben su claridad. La claridad de Dios
vivifica y, por lo tanto, los que ven a Dios reciben la vida.
RESPONSORIO
Dt. 18, 18; Lc 20, 13; Jn 6, 14
R.
Les suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca; * y él les dirá todo
lo que yo le mande.
V.
Enviaré a mi amado Hijo; éste es ciertamente el profeta que ha de venir al
mundo.
R.
Y él les dirá todo lo que yo le mande.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos,
Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del nacimiento de tu Hijo nos
depare los auxilios que necesitamos en esta vida y nos alcance el premio de la
eterna felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
UNA CLARA VOZ RESUENA.
Una
clara voz resuena
que
las tinieblas repudia,
el
sueño pesado ahuyéntase,
Cristo
en el cielo fulgura.
Despierte
el alma adormida
y
sus torpezas sacuda,
que
para borrar los males
un
astro nuevo relumbra.
De
arriba llega el Cordero
que
ha de lavar nuestras culpas;
con
lágrimas imploremos
el
perdón que nos depura,
porque
en su nueva venida
que
aterroriza y conturba,
no
tenga que castigarnos,
más
con piedad nos acuda.
Al
Padre eterno la gloria,
loor
al Hijo en la altura,
y
al Espíritu Paráclito
por
siempre alabanza suma. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Salmo
85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina
tu oído, Señor; escúchame,
que
soy un pobre desamparado;
protege
mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva
a tu siervo, que confía en ti.
Tú
eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que
a ti te estoy llamando todo el día;
alegra
el alma de tu siervo,
pues
levanto mi alma hacia ti;
porque
tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico
en misericordia con los que te invocan.
Señor,
escucha mi oración,
atiende
a la voz de mi súplica.
En
el día del peligro te llamo,
y
tú me escuchas.
No
tienes igual entre los dioses, Señor,
ni
hay obras como las tuyas.
Todos
los pueblos vendrán
a
postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán
tu nombre:
«Grande
eres tú, y haces maravillas;
tú
eres el único Dios.»
Enséñame,
Señor, tu camino,
para
que siga tu verdad;
mantén
mi corazón entero
en
el temor de tu nombre.
Te
alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré
gloria a tu nombre por siempre,
por
tu grande piedad para conmigo,
porque
me salvaste del abismo profundo.
Dios
mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una
banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin
tenerte en cuenta a ti.
Pero
tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento
a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame,
ten compasión de mí.
Da
fuerza a tu siervo,
salva
al hijo de tu esclava;
dame
una señal propicia,
que
la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque
tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Ant
2. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Cántico:
DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33, 13-16
Los
lejanos, escuchad lo que he hecho;
los
cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen
en Sión los pecadores,
y
un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién
de nosotros habitará un fuego devorador,
quién
de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El
que procede con justicia y habla con rectitud
y
rehúsa el lucro de la opresión;
el
que sacude la mano rechazando el soborno
y
tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el
que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése
habitará en lo alto,
tendrá
su alcázar en un picacho rocoso,
con
abasto de pan y provisión de agua.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Ant
3. Aclamad al Rey y Señor.
Salmo
97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque
ha hecho maravillas:
su
diestra le ha dado la victoria,
su
santo brazo.
El
Señor da a conocer su victoria,
revela
a las naciones su justicia:
se
acordó de su misericordia y su fidelidad
en
favor de la casa de Israel.
Los
confines de la tierra han contemplado
la
victoria de nuestro Dios.
Aclama
al Señor, tierra entera;
gritad,
vitoread, tocad:
tocad
la cítara para el Señor,
suenen
los instrumentos:
con
clarines y al son de trompetas
aclamad
al Rey y Señor.
Retumbe
el mar y cuanto contiene,
la
tierra y cuantos la habitan;
aplaudan
los ríos, aclamen los montes
al
Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá
el orbe con justicia
y
los pueblos con rectitud.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamad al Rey y Señor.
LECTURA
BREVE Is 7, 14b-15
Mirad:
la Virgen ha concebido y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel:
«Dios-con-nosotros». Éste comerá requesón y miel, hasta que aprenda a rechazar
el mal y a escoger el bien.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V.
Su gloria aparecerá sobre ti.
R.
Amanecerá el Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
«Consolad, consolad a mi pueblo», dice el Señor, vuestro Dios.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Consolad, consolad a mi pueblo», dice el Señor, vuestro Dios.
PRECES
Cristo,
Palabra de Dios, ha querido acampar entre nosotros para que contemplemos su
gloria; alegres, pues, por la esperanza, digamos:
Quédate
con nosotros, Señor.
Príncipe
de la justicia y de la rectitud,
haz
justicia a los pobres y desamparados.
Rey
de la paz, que de las espadas forjas arados y de las lanzas podaderas,
convierte
nuestras envidias en amor y nuestra hambre de venganza en deseos de perdón.
Tú,
que no juzgas por apariencias,
discierne
quienes son los que realmente te pertenecen.
Cuando
vengas en una nube con gran poder y gloria,
haz
que nos podamos mantener en pie delante de ti.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos
a Dios que su reino se haga cada día más visible entre nosotros:
Padre
nuestro...
ORACION
Concédenos,
Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del nacimiento de tu Hijo nos
depare los auxilios que necesitamos en esta vida y nos alcance el premio de la
eterna felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA
BREVE Is 2, 11
Los
ojos orgullosos serán humillados, será doblegada la arrogancia humana; sólo el
Señor será ensalzado aquel día.
V.
Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R.
Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos,
Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del nacimiento de tu Hijo nos
depare los auxilios que necesitamos en esta vida y nos alcance el premio de la
eterna felicidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh
Señor, Dios eterno y bondadoso,
tú
diriges los tiempos y la vida;
son
por ti luminosas las mañanas,
con
tu sol das el fuego al mediodía.
Que
tu paz se derrame en nuestras almas
y
que apague el ardor de la discordia;
que
descansen los cuerpos fatigados,
anhelando
el reposo de tu gloria.
Tu
amistad danos, Padre omnipotente,
sea
Cristo la senda que sigamos,
ilumine
el Espíritu el desierto
en
que todos a ti peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA
BREVE Is 12, 2
Él
es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el
Señor, él fue mi salvación.
V.
Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R.
Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos,
Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del nacimiento de tu Hijo nos
depare los auxilios que necesitamos en esta vida y nos alcance el premio de la
eterna felicidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas
palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo
118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara
es tu palabra para mis pasos,
luz
en mi sendero;
lo
juro y lo cumpliré:
guardaré
tus justos mandamientos;
¡estoy
tan afligido!
Señor,
dame vida según tu promesa.
Acepta,
Señor, los votos que pronuncio,
enséñame
tus mandatos;
mi
vida está siempre en peligro,
pero
no olvido tu voluntad;
los
malvados me tendieron un lazo,
pero
no me desvié de tus decretos.
Tus
preceptos son mi herencia perpetua,
la
alegría de mi corazón;
inclino
mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre
y cabalmente.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
69 - DIOS MÍO, VEN EN MI AUXILIO
Dios
mío, dígnate librarme;
Señor,
date prisa en socorrerme.
Sufran
una derrota ignominiosa
los
que me persiguen a muerte;
vuelvan
la espalda afrentados
los
que traman mi daño;
que
se retiren avergonzados
los
que se ríen de mí.
Alégrense
y gocen contigo
todos
los que te buscan;
y
digan siempre: «Dios es grande»
los
que desean tu salvación.
Yo
soy pobre y desdichado:
Dios
mío, socórreme,
que
tú eres mi auxilio y mi liberación.
¡Señor,
no tardes!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
74 - EL SEÑOR, JUEZ SUPREMO
Te
damos gracias, ¡oh Dios!, te damos gracias,
invocando
tu nombre, pregonando tus maravillas.
«Cuando
elija la ocasión,
yo
juzgaré rectamente.
Aunque
tiemble la tierra con sus habitantes,
yo
he afianzado sus columnas.»
Digo
a los jactanciosos: no os jactéis;
a
los malvados: no alcéis la testuz,
no
alcéis la testuz contra el cielo,
no
digáis insolencias contra la Roca.
La
justicia no vendrá
ni
del oriente ni del occidente,
ni
del desierto ni de los montes,
sólo
Dios gobierna:
a
uno humilla, a otro ensalza.
El
Señor tiene una copa en la mano,
un
vaso lleno de vino drogado:
lo
da a beber hasta las heces
a
todos los malvados de la tierra.
Y
yo siempre proclamaré su grandeza,
y
tañeré para el Dios de Jacob:
derribaré
el poder de los malvados,
y
se alzará el poder del justo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras
de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
LECTURA
BREVE Dn 9, 19
¡Señor,
escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! ¡No tardes más, por ti mismo,
oh Dios mío, pues tu nombre se invoca sobre tu pueblo!
V.
Ven, Señor, y no tardes.
R.
Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos,
Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del nacimiento de tu Hijo nos
depare los auxilios que necesitamos en esta vida y nos alcance el premio de la
eterna felicidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
JESUCRISTO, PALABRA DEL PADRE.
Jesucristo,
Palabra del Padre,
luz
eterna de todo creyente:
ven,
Señor, porque ya se hace tarde,
ven
y escucha la súplica ardiente.
Cuando
el mundo dormía en tinieblas,
en
tu amor, tú quisiste ayudarlo
y
trajiste, viniendo a la tierra,
esa
vida que puede salvarlo.
Ya
madura la historia en promesas,
sólo
anhela tu pronto regreso;
si
el silencio madura la espera,
el
amor no soporta el silencio.
Con
María, la Iglesia te aguarda
con
anhelos de esposa y de Madre
y
reúne a sus hijos, los fieles,
para
juntos poder esperarte.
Cuando
vengas, Señor, en tu gloria,
que
podamos salir a tu encuentro
y
a tu lado vivamos por siempre,
dando
gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Ant
2. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico:
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos
gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA
BREVE 1 Co 4, 5
No
juzguéis antes de tiempo; dejad que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que
está oculto en las tinieblas y pondrá al descubierto las intenciones del
corazón. Entonces vendrá a cada uno su alabanza de parte de Dios.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R.
Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V.
Que brille tu rostro y nos salve.
R.
Señor Dios de los ejércitos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Tú eres, Señor, el que has de venir, tú aquel a quien esperamos, tú el que
salvarás a tu pueblo.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú eres, Señor, el que has de venir, tú aquel a quien esperamos, tú el que
salvarás a tu pueblo.
PRECES
Invoquemos
a Dios Padre, que nos envió a su Hijo para que nos trajera una paz sin límites,
y digámosle:
Venga
tu reino, Señor.
Mira,
Padre santo, a tu Iglesia
y
ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó.
Señor
Dios, que eres siempre fiel a tus promesas, acuérdate de los hijos de Abraham
y
da cumplimiento en ellos a las promesas que hiciste a sus padres.
Mira,
Dios de clemencia, a los paganos, y llámalos, por tu misericordia,
para
que también ellos te alaben y glorifiquen.
Visita,
Pastor eterno, las ovejas de tu rebaño
Y
reúnelas a todas en tus verdes praderas.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Acuérdate
también de los que han salido de este mundo en tu paz
y
recíbelos en el reino de tu Hijo.
Jesucristo
nos ha revelado que Dios es nuestro Padre; por eso nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro...
ORACION
Concédenos,
Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del nacimiento de tu Hijo nos
depare los auxilios que necesitamos en esta vida y nos alcance el premio de la
eterna felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando
acabamos el día
te
suplicamos, Señor,
nos
hagas de centinela
y
otorgues tu protección.
Que
te sintamos: contigo
sueñe
nuestro corazón
para
cantar tus loores
de
nuevo al salir el sol.
Danos
vida saludable,
alienta
nuestro calor,
tu
claridad ilumine
la
oscuridad que llegó.
Dánoslo,
Padre piadoso,
por
Jesucristo, el Señor,
que
reina con el Espíritu
Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30, 2-6 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4, 26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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