De la feria. Salterio IV
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
PUES BUSCO, DEBO ENCONTRAR
Pues
busco, debo encontrar;
pues
llamo, débenme abrir;
pues
pido, me deben dar;
pues
amo, débenme amar
aquel
que me hizo vivir.
¿Calla?
Un día me hablará.
¿Pasa?
No lejos irá.
¿Me
pone a prueba? Soy fiel.
¿Pasa?
No lejos irá:
pues
tiene alas mi alma, y va
volando
detrás de él.
Es
poderoso, mas no
podrá
mi amor esquivar;
invisible
se volvió,
mas
ojos de lince yo
tengo
y le habré de mirar.
Alma,
sigue hasta el final
en
pos del Bien de los bienes,
y
consuélate en tu mal
pensando
con fe total:
¿Le
buscas? ¡Es que lo tienes! Amén
SALMODIA
Ant.
1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Salmo
102 I - HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
Bendice,
alma mía, al Señor,
y
todo mi ser a su santo nombre.
Bendice,
alma mía, al Señor,
y
no olvides sus beneficios.
Él
perdona todas tus culpas
y
cura todas tus enfermedades;
él
rescata tu vida de la fosa
y
te colma de gracia y de ternura;
él
sacia de bienes tus anhelos,
y
como un águila se renueva tu juventud.
El
Señor hace justicia
y
defiende a todos los oprimidos;
enseñó
sus caminos a Moisés
y
sus hazañas a los hijos de Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Ant.
2. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus
fieles.
Salmo
102 II
El
Señor es compasivo y misericordioso,
lento
a la ira y rico en clemencia;
no
está siempre acusando
ni
guarda rencor perpetuo;
no
nos trata como merecen nuestros pecados
ni
nos paga según nuestras culpas.
Como
se levanta el cielo sobre la tierra,
se
levanta su bondad sobre sus fieles;
como
dista el oriente del ocaso,
así
aleja de nosotros nuestros delitos.
Como
un padre siente ternura por sus hijos,
siente
el Señor ternura por sus fieles;
porque
él sabe de que estamos hechos,
se
acuerda de que somos barro.
Los
días del hombre duran lo que la hierba,
florecen
como flor del campo,
que
el viento la roza, y ya no existe,
su
terreno no volverá a verla.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus
fieles.
Ant.
3. Bendecid al Señor, todas sus obras.
Salmo
102 III
Pero
la misericordia del Señor dura siempre,
su
justicia pasa de hijos a nietos:
para
los que guardan la alianza
y
recitan y cumplen sus mandatos.
El
Señor puso en el cielo su trono,
su
soberanía gobierna el universo.
Bendecid
al Señor, ángeles suyos,
poderosos
ejecutores de sus órdenes,
prontos
a la voz de su palabra.
Bendecid
al Señor, ejércitos suyos,
servidores
que cumplís sus deseos.
Bendecid
al Señor, todas sus obras,
en
todo lugar de su imperio.
Bendice,
alma mía, al Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Bendecid al Señor, todas sus obras.
V.
Ábreme los ojos, Señor.
R.
Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA
LECTURA
Del
primer libro de las Crónicas 22, 5-19
DAVID
PREPARA LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO
En
aquellos días, dijo David:
«Mi
hijo Salomón es todavía jóven y débil, y la casa que ha de edificarse para el
Señor debe ser grandiosa sobre toda ponderación, para tener nombre y gloria en
todos los países. Así que le haré yo los preparativos.»
Hizo
David, en efecto, grandes preparativos antes de su muerte. Después llamó a su
hijo Salomón y le mandó que edificase una casa para el Señor, el Dios de
Israel. Dijo David a Salomón:
«Hijo
mío, yo había deseado edificar una casa al nombre del Señor, mi Dios. Pero me
fue dirigida la palabra del Señor que me dijo: "Tú has derramado mucha
sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú la casa a mi nombre,
porque has derramado en tierra mucha, sangre delante de mí. Mira que te va a
nacer un hijo, que será hombre de paz; le concederé paz con todos sus enemigos
en derredor, porque Salomón será su nombre y en sus días concederé paz y
tranquilidad a Israel. Él edificará una casa a mi nombre; él será para mí un
hijo y yo seré para él un padre y consolidaré el trono de su reino sobre Israel
para siempre."
Ahora,
pues, hijo mío, que el Señor esté contigo, para que logres edificar la casa del
Señor tu Dios, como él de ti lo ha predicho. Quiera el Señor concederte
prudencia y entendimiento cuando te constituya sobre Israel, para que guardes
la ley del Señor tu Dios. No prosperarás si no cuidas de cumplir los decretos y
las normas que el Señor ha prescrito a Moisés para Israel. ¡Sé fuerte y ten
buen ánimo! ¡No temas ni desmayes! Mira lo que yo he preparado en mi pequeñez
para la casa del Señor: cien mil talentos de oro, un millón de talentos de
plata y una cantidad de cobre y de hierro incalculable por su abundancia. He
preparado también maderas y piedras que tú podrás aumentar. Y tienes a mano
muchos obreros, canteros, artesanos en piedra y en madera, expertos en toda
clase de obras. El oro, la plata, el bronce y el hierro son sin número.
¡Levántate, pues! Manos a la obra y que el Señor esté contigo.»
Mandó
David a todos los jefes de Israel que ayudasen a su hijo Salomón:
«¿No
está con vosotros el Señor vuestro Dios? ¿Y no os ha dado paz por todos lados?
Pues él ha entregado en mis manos a los habitantes del país, y el país está
sujeto ante el Señor y ante su pueblo. Aplicad ahora vuestro corazón y vuestra
alma a buscar al Señor vuestro Dios.
Levantaos
y edificad el santuario del Señor Dios, para trasladar el arca de la alianza
del Señor y los utensilios del santuario de Dios a la casa que ha de edificarse
al nombre del Señor.»
RESPONSORIO
1Cro 22, 19; Sal 131, 7; Is 56, 7
R.
Aplicad vuestro corazón y vuestra alma a buscar al Señor; levantaos y edificad
el santuario del Señor Dios. * Entremos en su morada, postrémonos ante el
estrado de sus pies.
V.
Esto dice el Señor: «Mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los
pueblos.»
R.
Entremos en su morada, postrémonos ante el estrado de sus pies.
SEGUNDA
LECTURA
Del
libro de la Imitación de Cristo
(Libro
2, 1-6)
EL
REINO DE DIOS ES PAZ Y ALEGRÍA EN EL ESPÍRITU SANTO
Conviértete
a Dios de todo corazón, despréndete de este mundo miserable y tu alma
encontrará la paz; pues el reino de Dios es paz y alegría en el Espíritu Santo.
Cristo vendrá a ti y te dará a probar su consuelo, si le preparas una digna
morada en tu interior.
Toda
su gloria y hermosura está en lo interior, y allí se complace. Tiene él un
frecuente trato con el hombre interior, platica dulcemente con él, lo consuela
suavemente, le infunde una paz profunda y tiene con él una familiaridad
admirable en extremo.
Ea,
pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo, para que se digne venir a ti
y habitar en ti. Pues él dice:
Si
alguno me ama guardará mi palabra, y vendremos a fijar en él nuestra morada. De
modo que hazle en ti lugar a Cristo. Si posees a Cristo, serás rico y con él te
bastará. Él será tu proveedor y fiel procurador en todo, de manera que no
tendrás necesidad de esperar en los hombres.
Pon
en Dios toda tu confianza y sea él el objeto de tu veneración y de tu amor. Él
responderá por ti y todo lo hará bien, como mejor convenga.
No
tienes aquí ciudad permanente. Dondequiera que estuvieres serás extranjero y
peregrino; jamás tendrás reposo si no te unes íntimamente a Cristo.
Pon
tu pensamiento en el Altísimo y eleva a Cristo tu oración constantemente. Si no
sabes meditar cosas sublimes y celestes, descansa en la pasión de Cristo,
deleitándote en contemplar sus preciosas llagas. Sufre por Cristo y con Cristo,
si quieres reinar con Cristo.
Si
una sola vez entrases perfectamente al interior de Jesús y gustases un poco de
su ardiente amor, no te preocuparías ya de tus propias ventajas o desventajas;
más bien te gozarías de las humillaciones que te hiciesen, porque el amor de
Jesús hace que el hombre se menosprecie a sí mismo.
RESPONSORIO
Sal 70, 1-2. 5
R.
A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; * tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo.
V.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi
juventud.
R.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Mira
con misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu gracia sobre
nosotros, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor, perseveremos
en el fiel cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor, abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant.
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Himno:
AL RETORNAR ESTE DÍA.
Al
retornar este día,
con
voz alegre y canora,
celebrando
al Redentor,
cantemos
de Dios la gloria.
Por
Cristo, el Creador inmenso
hizo
la noche y la aurora,
con
inmóvil ley fijando
la
sucesión de las horas.
La
luz eterna eres tú,
la
antigua ley perfeccionas,
y
no conoces crepúsculo,
y
no te apagan las sombras.
Concédenos,
Padre eterno,
que
vivamos hoy con loa,
con
que agrademos a Cristo,
si
tu Espíritu nos colma. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Salmo
107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.
Dios
mío, mi corazón está firme,
para
tí cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad,
cítara y arpa,
despertaré
a la aurora.
Te
daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré
para ti ante las naciones:
por
tu bondad, que es más grande que los cielos;
por
tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate
sobre el cielo, Dios mío,
y
llene la tierra tu gloria;
para
que se salven tus predilectos,
que
tu mano salvadora nos responda.
Dios
habló en su santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré
el valle de Sucot;
mío
es Galaad, mío Manasés,
Efraín
es yelmo de mi cabeza,
Judá
es mi cetro;
Moab,
una jofaina para lavarme,
sobre
Edom echo mi sandalia,
sobre
Filistea canto victoria.»
Pero
¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién
me conducirá a Edom,
si
tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y
no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos
contra el enemigo,
que
la ayuda del hombre es inútil;
con
Dios haremos proezas,
El
pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Ant.
2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
Cántico:
ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5
Desbordo
de gozo con el Señor,
y
me alegro con mi Dios:
porque
me ha vestido un traje de gala
y
me ha envuelto en un manto de triunfo,
como
a un novio que se pone la corona,
o
a una novia que se adorna con sus joyas.
Como
el suelo echa sus brotes,
como
un jardín hace brotar sus semillas,
así
el Señor hará brotar la justicia
y
los himnos, ante todos los pueblos.
Por
amor de Sión no callaré,
por
amor de Jerusalén no descansaré,
hasta
que despunte la aurora de su justicia
y
su salvación llamee como antorcha.
Los
pueblos verán tu justicia,
y
los reyes, tu gloria;
te
pondrán un nombre nuevo
pronunciado
por la boca del Señor.
Serás
corona fúlgida en la mano del Señor
y
diadema real en la palma de tu Dios.
Ya
no te llamarán «Abandonada»;
ni
a tu tierra, «Devastada»;
a
ti te llamarán «Mi favorita»,
y
a tu tierra, «Desposada»,
porque
el Señor te prefiere a ti,
y
tu tierra tendrá marido.
Como
un joven se casa con su novia,
así
te desposa el que te construyó;
la
alegría que encuentra el marido con su esposa,
la
encontrará tu Dios contigo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
Ant.
3. Alabaré al Señor mientras viva.
Salmo
145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba,
alma mía, al Señor:
alabaré
al Señor mientras viva,
tañeré
para mi Dios mientras exista.
No
confiéis en los príncipes,
seres
de polvo que no pueden salvar;
exhalan
el espíritu y vuelven al polvo,
ese
día perecen sus planes.
Dichoso
a quien auxilia el Dios de Jacob,
el
que espera en el Señor, su Dios,
que
hizo el cielo y la tierra,
el
mar y cuanto hay en él;
que
mantiene su fidelidad perpetuamente,
que
hace justicia a los oprimidos,
que
da pan a los hambrientos.
El
Señor liberta a los cautivos,
el
Señor abre los ojos al ciego,
el
Señor endereza a los que ya se doblan,
el
Señor ama a los justos.
El
Señor guarda a los peregrinos;
sustenta
al huérfano y a la viuda
y
trastorna el camino de los malvados.
El
Señor reina eternamente,
tu
Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Alabaré al Señor mientras viva.
LECTURA
BREVE Dt 4,39-40a
Has
de reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo y abajo
en la tierra, y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te voy a
dar hoy.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Bendigo al señor en todo momento.
R.
Bendigo al señor en todo momento.
V.
Su alabanza está siempre en mi boca.
R.
En todo momento.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Bendigo al señor en todo momento.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.
PRECES
Cristo,
reflejo de la gloria del Padre, nos ilumina con su palabra; acudamos pues a él
diciendo:
Rey
de la gloria, escúchanos.
Te
bendecimos, Señor, autor y consumador de nuestra fe,
porque
de las tinieblas nos has trasladado a tu luz admirable.
Tú
que abriste los ojos de los ciegos y diste oído a los sordos,
aumenta
nuestra fe.
Haz,
Señor, que permanezcamos siempre en tu amor,
y
que este amor nos guarde fraternalmente unidos.
Ayúdanos
para que resistamos a la tentación, aguantemos en la tribulación
y
te demos gracias en la prosperidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres.
Dejemos
que el espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a
nuestro espíritu, para clamar:
Padre
nuestro...
ORACIÓN
Recuerda,
Señor, tu santa alianza consagrada con el nuevo sacramento de la sangre del
Cordero, para que tu pueblo obtenga el perdón de sus pecados, y un aumento
constante de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. A ti grito, Señor; espero tus palabras.
Salmo
118, 145-152
Te
invoco de todo corazón;
respóndeme,
Señor, y guardaré tus leyes;
a
ti grito: sálvame,
y
cumpliré tus decretos;
me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando
tus palabras.
Mis
ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando
tu promesa;
escucha
mi voz por tu misericordia,
con
tus mandamientos dame vida;
ya
se acercan mis inicuos perseguidores,
están
lejos de tu voluntad.
Tú,
Señor, estás cerca,
y
todos tus mandatos son estables;
hace
tiempo comprendí que tus preceptos
los
fundaste para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A ti grito, Señor; espero tus palabras.
Ant.
2. El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Salmo
93 I - INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES
Dios
de la venganza, Señor,
Dios
de la venganza, resplandece.
Levántate,
juzga la tierra,
paga
su merecido a los soberbios.
¿Hasta
cuándo, Señor, los culpables,
hasta
cuándo triunfarán los culpables?
Sueltan
la lengua profiriendo insolencias,
se
jactan los malhechores;
trituran,
Señor, a tu pueblo,
oprimen
a tu heredad;
asesinan
a viudas y forasteros
degüellan
a los huérfanos,
y
comentan: «Dios no lo ve,
el
Dios de Jacob no se entera.»
Enteraos
los más necios del pueblo,
ignorantes,
¿cuándo discurriréis?
El
que plantó el oído, ¿no va a oír?;
el
que formó el ojo, ¿no va a ver?;
el
que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;
el
que instruye al hombre, ¿no va a saber?
Sabe
el Señor que los pensamientos del hombre
son
insustanciales.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Ant.
3. El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.
Salmo
93 II
Dichoso
el hombre a quien tú educas,
al
que enseñas tu ley,
dándole
descanso tras los años duros,
mientras
al malvado le cavan la fosa.
Porque
el Señor no rechaza a su pueblo,
ni
abandona su heredad:
el
justo obtendrá su derecho,
y
un porvenir los rectos de corazón.
¿Quién
se pone a mi favor contra los perversos,
quién
se coloca a mi lado frente a los malhechores?
Si
el Señor no me hubiera auxiliado,
ya
estaría yo habitando en el silencio.
Cuando
me parece que voy a tropezar,
tu
misericordia Señor, me sostiene;
cuando
se multiplican mis preocupaciones,
tus
consuelos son mi delicia.
¿Podrá
aliarse contigo un tribunal inicuo
que
dicta injusticias en nombre de la ley?
Aunque
atenten contra la vida del justo
y
condenen a muerte al inocente,
el
Señor será mi alcázar,
Dios
será mi roca de refugio.
Él
les pagará su iniquidad,
los
destruirá por sus maldades,
los
destruirá el Señor nuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.
LECTURA
BREVE 1Co 10, 24. 31
Ninguno
procure lo propio, sino lo del otro. Tanto si coméis como si bebéis o hacéis
cualquier cosa, hacedlo a gloria de Dios.
V.
Es bueno dar gracias al Señor.
R.
Y tañer para tu nombre, oh Altísimo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en
medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant.
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant.
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Col 3, 17
Todo
lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo
la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.
V.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza.
R.
Invocando tu nombre, Señor.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un
descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia
nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh
Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu
gran amor, tu gran misericordia,
y
tu fuerza nos das para seguirte
por
el mismo camino hacia la gloria.
Que
fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra
parte en tu obra salvadora,
y,
al llegar a la tarde de la vida,
en
gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias,
Padre, a ti porque nos llamas,
a
Jesús, que en su sangre nos redime,
y
al Espíritu Santo, luz y guía
de
este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant.
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant.
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Col 3, 23-24
Lo
que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los
hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia.
Servid a Cristo Señor.
V.
El Señor es mi heredad y mi copa.
R.
Mi suerte está en tu mano.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la
cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
Oración de la tarde
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TE BENDECIMOS, CRISTO, EN ESTA NOCHE.
Te
bendecimos, Cristo, en esta noche:
Verbo
de Dios y Luz de Luz eterna,
emisor
del Espíritu Paráclito;
te
bendecimos porque nos revelas
la
triple luz de una indivisa gloria
y
libras nuestras almas de tinieblas.
A
la noche y al día has ordenado
que
se releven siempre en paz fraterna;
la
noche compasiva pone término
a
nuestras aflicciones y tareas,
y,
para comenzar el nuevo surco,
el
día alegremente nos despierta.
Da
un sueño muy ligero a nuestros párpados,
para
que nuestra voz no permanezca
muda
por mucho tiempo en tu alabanza;
mientras
dormimos se mantenga en vela
toda
tu creación, cantando salmos
en
compañía de la turba angélica.
Y,
mientras duerme nuestro humilde cuerpo,
nuestro
espíritu cante a su manera:
«Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu,
en
el día sin noche donde reinan;
al
Uno y Trino, honor, poder, victoria,
por
edades y edades sempiternas.» Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Señor, tu saber me sobrepasa.
Salmo
138 1-18. 23-24 (I) TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.
Señor,
tú me sondeas y me conoces;
me
conoces cuando me siento o me levanto,
de
lejos penetras mis pensamientos;
distingues
mi camino y mi descanso,
todas
mis sendas te son familiares.
No
ha llegado la palabra a mi lengua,
y
ya, Señor, te la sabes toda.
Me
envuelves por doquier,
me
cubres con tu mano.
Tanto
saber me sobrepasa,
es
sublime, y no lo abarco.
¿Adónde
iré lejos de tu aliento,
adónde
escaparé de tu mirada?
Si
escalo el cielo, allí estás tú;
si
me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si
vuelo hasta el margen de la aurora,
si
emigro hasta el confín del mar,
allí
me alcanzará tu izquierda,
tu
diestra llegará hasta mí.
Si
digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que
la luz se haga noche en torno a mí»,
ni
la tiniebla es oscura para ti,
la
noche es clara como el día.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Señor, tu saber me sobrepasa.
Ant.
2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre
según su conducta.
Salmo
138 II
Tú
has creado mis entrañas,
me
has tejido en el seno materno.
Te
doy gracias,
porque
me has formado portentosamente,
porque
son admirables tus obras;
conocías
hasta el fondo de mi alma,
no
desconocías mis huesos.
Cuando,
en lo oculto, me iba formando,
y
entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus
ojos veían mis acciones,
se
escribían todas en tu libro,
calculados
estaban mis días
antes
que llegase el primero.
¡Qué
incomparables encuentro tus designios,
Dios
mío, qué inmenso es su conjunto!
Si
me pongo a contarlos, son más que arena;
si
los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor,
sondéame y conoce mi corazón,
ponme
a prueba y conoce mis sentimientos,
mira
si mi camino se desvía,
guíame
por el camino eterno.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según
su conducta.
Ant.
3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico:
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos
gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Todo fue creado por él y para él.
LECTURA
BREVE 1Jn 2, 3-6
Sabemos
que hemos llegado a conocer a Cristo si guardamos sus mandamientos. Quien dice:
«Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, miente; y la verdad no está en
él. Pero quien guarda su palabra posee el perfecto amor de Dios. En esto
conocemos que estamos en él. Quien dice que está siempre en él debe andar de
continuo como él anduvo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
R.
Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
V.
A la sombra de tus alas escóndenos.
R.
Como a las niñas de tus ojos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los
humildes.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los
humildes.
PRECES
Invoquemos
a Dios, cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y
digámosle:
Que
se alegren los que se acogen a ti, Señor.
Acuérdate,
Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo;
haz
que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.
Tú
que constituiste a tus sacerdotes servidores de Cristo y administradores de tus
misterios,
concédeles
un corazón fiel, ciencia abundante y caridad intensa.
Tú
que desde el principio creaste hombre y mujer,
guarda
a todas las familias unidas en el verdadero amor.
Haz
que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos,
sigan
con fidelidad a tu Hijo.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú
que enviaste a Jesucristo al mundo para salvar a los pecadores,
Concede
a todos los difuntos el perdón de sus faltas.
Movidos
por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración:
Padre
nuestro...
ORACIÓN
Acuérdate,
Señor, de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos los colmas de bienes,
socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
SE INCLINA YA MI FRENTE
Se
inclina ya mi frente,
sellado
está el trabajo;
Señor,
tu pecho sea
la
gracia del descanso.
Mis
ojos se retiran,
la
voz deja su canto,
pero
el amor enciende
su
lámpara velando.
Lucero
que te fuiste,
con
gran amor amado,
en
tu gloria dormimos
y
en sueños te adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant.
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4,26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTÍFONA
FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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