De la Solemnidad.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD. (SOLEMNIDAD)
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Al Dios verdadero, que es uno solo en tres personas, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Dios verdadero, que es uno solo en tres personas, venid, adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
UNO ES AMOR, Y TRES SON LOS AMADOS
Uno
es Amor, y tres son los amados,
bajo
el techo del alma trasladados,
que
le son huertos, montes y collados;
y
es sueño lo demás.
Una
es la Luz, y tres los resplandores,
una
la Llama viva en tres ardores,
que
consumen el alma en sus fulgores;
y
es sueño lo demás.
Tres
los hermosos son,
y
una Hermosura sola,
en
que el alma abreva más dulzura
cuanto
más se remonta en la espesura;
y
es sueño lo demás. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé nuestra ayuda, Dios único y todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Salmo
8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Ensalzaste
tu majestad sobre los cielos.
De
la boca de los niños de pecho
has
sacado una alabanza contra tus enemigos,
para
reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando
contemplo el cielo, obra de tus manos;
la
luna y las estrellas que has creado,
¿qué
es el hombre, para que te acuerdes de él;
el
ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles,
lo
coronaste de gloria y dignidad,
le
diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo
lo sometiste bajo sus pies:
rebaños
de ovejas y toros,
y
hasta las bestias del campo,
las
aves del cielo, los peces del mar,
que
trazan sendas por las aguas.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé nuestra ayuda, Dios único y todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ant
2. Tú, oh Trinidad, eres santa: el Padre es amor, el Hijo es gracia, el
Espíritu Santo es comunión.
Salmo
32 - I HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad,
justos, al Señor,
que
merece la alabanza de los buenos.
Dad
gracias al Señor con la cítara,
tocad
en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle
un cántico nuevo,
acompañando
vuestra música con aclamaciones:
que
la palabra del Señor es sincera,
y
todas sus acciones son leales,
él
ama la justicia y el derecho,
y
su misericordia llena la tierra.
La
palabra del Señor hizo el cielo;
el
aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra
en un odre las aguas marinas,
mete
en un depósito el océano.
Tema
al Señor la tierra entera,
tiemblen
ante él los habitantes del orbe:
porque
él lo dijo, y existió;
él
lo mandó, y surgió.
El
Señor deshace los planes de las naciones,
frustra
los proyectos de los pueblos;
pero
el plan del Señor subsiste por siempre,
los
proyectos de su corazón, de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú, oh Trinidad, eres santa: el Padre es amor, el Hijo es gracia, el Espíritu
Santo es comunión.
Ant
3. Tú, oh Trinidad, eres santa: el Padre es fuente de verdad, el Hijo es la
Verdad, el Espíritu Santo es también la Verdad.
Salmo
32 - II
Dichosa
la nación cuyo Dios es el Señor,
el
pueblo que él se escogió como heredad.
El
Señor mira desde el cielo,
se
fija en todos los hombres;
desde
su morada observa
a
todos los habitantes de la tierra:
él
modeló cada corazón,
y
comprende todas sus acciones.
No
vence el rey por su gran ejército,
no
escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada
valen sus caballos para la victoria,
ni
por su gran ejército se salva.
Los
ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en
los que esperan en su misericordia,
para
librar sus vidas de la muerte
y
reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros
aguardamos al Señor:
él
es nuestro auxilio y escudo,
con
él se alegra nuestro corazón,
en
su santo nombre confiamos.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú, oh Trinidad, eres santa: el Padre es fuente de verdad, el Hijo es la
Verdad, el Espíritu Santo es también la Verdad.
V.
La Palabra del Señor hizo el cielo.
R.
y el Aliento de su boca, sus ejércitos.
PRIMERA
LECTURA
De
la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-16
EL
GRAN MISTERIO DEL DESIGNIO DE DIOS
Cuando
vine a vosotros, hermanos, a anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con
sublime elocuencia ni sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber
cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros
débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría
humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe
no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Sin
embargo, hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo,
ni de los príncipes de este siglo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos
una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los
siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los príncipes de este
siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la
gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la
mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman.»
Pero
a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu: y el Espíritu todo lo penetra,
hasta la profundidad de Dios. En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie
conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para
conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales también hablamos,
no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del
Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales.
El
hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad para
él. Y no las puede entender, pues sólo el Espíritu puede juzgarlas. En cambio,
el hombre espiritual lo juzga todo; y a él nadie puede juzgarlo. Porque ¿quién
conoció el pensamiento del Señor para Instruirle? Pero nosotros poseemos el
pensamiento de Cristo.
RESPONSORIO
Cf. Ef 1, 17. 18; 1Co 2, 12
R.
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, quiera concedernos
el don de sabiduría y de revelación, para que lleguemos al pleno conocimiento
de él e, iluminados así los ojos de nuestra mente, * conozcamos cuál es la
esperanza a que nos ha llamado y cuáles las riquezas de gloria otorgadas por él
como herencia a su pueblo santo.
V.
y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene
de Dios.
R.
Para que conozcamos cuál es la esperanza a que nos ha llamado y cuáles las
riquezas de gloria otorgadas por él como herencia a su pueblo santo.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Cartas de san Atanasio, obispo
(Carta
1 a Serapión, 28-30: PG 26, 594-595. 599)
LUZ,
RESPLANDOR Y GRACIA EN LA TRINIDAD Y POR LA TRINIDAD
Siempre
resultará provechoso esforzarse en profundizar el contenido de la antigua
tradición, de la doctrina y la fe de la Iglesia católica, tal como el Señor nos
la entregó, tal como la predicaron los apóstoles y la conservaron los santos
Padres. En ella, efectivamente, está fundamentada la Iglesia, de manera que
todo aquel que se aparta de esta fe deja de ser cristiano y ya no merece el
nombre de tal.
Existe,
pues, una Trinidad, santa y perfecta, de la cual se afirma que es Dios en el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que no tiene mezclado ningún elemento
extraño o externo, que no se compone de uno que crea y de otro que es creado,
sino que toda ella es creadora, es consistente por naturaleza y su actividad es
única. El Padre hace todas las cosas a través del que es su Palabra, en el
Espíritu Santo. De esta manera queda a salvo la unidad de la santa Trinidad.
Así, en la Iglesia se predica un solo Dios, que lo trasciende todo, y lo
penetra todo, y lo invade todo. Lo trasciende todo, en cuanto Padre, principio
y fuente; lo penetra todo, por su Palabra; lo invade todo, en el Espíritu
Santo.
San
Pablo, hablando a los corintios acerca de los dones del Espíritu, lo reduce
todo al único Dios Padre, como al origen de todo, con estas palabras: Hay
diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero
un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo
en todos.
El
Padre es quien da, por mediación de aquel que es su Palabra, lo que el Espíritu
distribuye a cada uno. Porque todo lo que es del Padre es también del Hijo; por
esto, todo lo que da el Hijo en el Espíritu es realmente don del Padre. De
manera semejante, cuando el Espíritu está en nosotros, lo está también la
Palabra, de quien recibimos el Espíritu, y en la Palabra está también el Padre,
realizándose así aquellas palabras: El Padre y yo vendremos a fijar en él
nuestra morada. Porque donde está la luz, allí está también el resplandor; y
donde está el resplandor, allí está también su eficiencia y su gracia
esplendorosa.
Es
lo que nos enseña el mismo Pablo en su segunda carta a los Corintios, cuando
dice: La gracia de Jesucristo el Señor, el amor de Dios y la participación del
Espíritu Santo estén con todos vosotros. Porque toda gracia o don que se nos da
en la Trinidad se nos da por el Padre, a través del Hijo, en el Espíritu Santo.
Pues así como la gracia se nos da por el Padre, a través del Hijo, así también
no podemos recibir ningún don si no es en el Espíritu Santo, ya que hechos
partícipes del mismo poseemos el amor del Padre, la gracia del Hijo y la
participación de este Espíritu.
RESPONSORIO
R.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. * Ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
V.
Bendito sea el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso por los siglos.
R.
Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Himno:
SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a
ti nuestra alabanza,
a
ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados
ante ti, los ángeles te adoran
y
cantan sin cesar:
Santo,
santo, santo es el Señor,
Dios
del universo;
llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la
multitud de los profetas te enaltece,
y
el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por
todos los confines extendida,
con
júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo
eterno, unigénito de Dios,
santo
Espíritu de amor y de consuelo.
Oh
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú
el Hijo y Palabra del Padre,
tú
el Rey de toda la creación.
Tú,
para salvar al hombre,
tomaste
la condición de esclavo
en
el seno de una virgen.
Tú
destruiste la muerte
y
abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú
vives ahora,
inmortal
y glorioso, en el reino del Padre.
Tú
vendrás algún día,
como
juez universal.
Muéstrate,
pues, amigo y defensor
de
los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con
tus santos y elegidos.
La
parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice a tu heredad.
Sé
su pastor,
y
guíalos por siempre.
Día
tras día te bendeciremos
y
alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate,
Señor,
guardarnos
de pecado en este día.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
A
ti, Señor, me acojo,
no
quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Al Dios verdadero, que es uno solo en tres personas, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Dios verdadero, que es uno solo en tres personas, venid, adorémosle.
Himno:
OH TÚ, SANTA UNIDAD EN TRINIDAD
Oh
tú, santa Unidad en Trinidad,
que
riges con poder el universo,
recibe
las canciones de alabanza
que,
en vela matinal, cantan tus siervos.
El
lucero del alba ya refulge,
caminando
ante el sol cual mensajero;
al
caer las tinieblas de la noche,
nos
alumbra tu santa luz de nuevo.
Demos
gloria a Dios Padre, autor de todo,
y
al Señor Jesucristo, su unigénito,
y
al Santo Defensor de nuestras almas,
ahora
y por los siglos sempiternos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. A ti el honor y el imperio, a ti la gloria y el poder, a ti la alabanza y
las aclamaciones por todos los siglos, oh excelsa Trinidad.
SALMO
62 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A ti el honor y el imperio, a ti la gloria y el poder, a ti la alabanza y las
aclamaciones por todos los siglos, oh excelsa Trinidad.
Ant
2. A ti con justicia te alaban, te adoran y glorifican todas las creaturas, oh
bienaventurada Trinidad.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88.56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
A ti con justicia te alaban, te adoran y glorifican todas las creaturas, oh
bienaventurada Trinidad.
Ant
3. De él, por él y para él son todas las cosas. ¡Gloria a él por todos los
siglos!
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
De él, por él y para él son todas las cosas. ¡Gloria a él por todos los siglos!
LECTURA
BREVE 1Co 12, 4-6
Hay
diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero
un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo
en todos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Para ti la alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
R.
Para ti la alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
V.
Para ti continua acción de gracias por todos los siglos.
R.
Oh excelsa Trinidad.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Para ti la alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Bendita sea la santísima e indivisible Trinidad, que ha creado el universo y lo
gobierna, bendita sea ahora y siempre y por todos los siglos.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendita sea la santísima e indivisible Trinidad, que ha creado el universo y lo
gobierna, bendita sea ahora y siempre y por todos los siglos.
PRECES
Alabemos
con júbilo al Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y
glorifiquémoslo, diciendo:
¡Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
Padre
santo, ya que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, danos tu Espíritu
para que venga en ayuda de nuestra debilidad,
y
que él mismo interceda por nosotros.
Hijo
único de Dios, que pediste al Padre para tu Iglesia el Espíritu de la verdad,
haz
que este Defensor esté siempre con nosotros.
Ven,
Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, y derrama en nosotros tus
frutos: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, benignidad, bondad,
longanimidad,
mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad.
Padre
todopoderoso, tú que enviaste a nuestros corazones el Espíritu de tu Hijo que
clama: «¡Padre!»,
haz
que nos dejemos llevar por ese Espíritu y lleguemos a ser herederos tuyos y
coherederos de Cristo.
Señor
Jesús, que nos enviaste desde el Padre al Paráclito para que diera testimonio
de ti,
haz
que también nosotros demos testimonio de ti ante los hombres.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos
ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la plegaria
que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO
Ven,
Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor,
que en tus incendios nos abrasas:
renueva
el alma de este pueblo tuyo
que
por mis labios canta tu alabanza.
En
sus fatigas diarias, sé descanso;
en
su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz
germinar la caridad del Padre,
que
engendra flores y que quema zarzas.
Ven,
Amor, que iluminas el camino,
compañero
divino de las almas:
ven
con tu viento a sacudir al mundo
y
a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Te invocamos, te alabamos, te adoramos, oh santísima Trinidad.
Salmo
117 I- HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Diga
la casa de Israel:
eterna
es su misericordia.
Diga
la casa de Aarón:
eterna
es su misericordia.
Digan
los fieles del Señor:
eterna
es su misericordia.
En
el peligro grité al Señor,
y
me escuchó, poniéndome a salvo.
El
Señor está conmigo: no temo;
¿qué
podrá hacerme el hombre?
El
Señor está conmigo y me auxilia,
veré
la derrota de mis adversarios.
Mejor
es refugiarse en el Señor
que
fiarse de los hombres,
mejor
es refugiarse en el Señor
que
confiar en los magnates.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
117 II
Todos
los pueblos me rodeaban,
en
el nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban cerrando el cerco,
en
el nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban como avispas,
ardiendo
como fuego en las zarzas,
en
el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban
y empujaban para derribarme,
pero
el Señor me ayudó;
el
Señor es mi fuerza y mi energía,
él
es mi salvación.
Escuchad:
hay cantos de victoria
en
las tiendas de los justos:
«La
diestra del Señor es poderosa,
la
diestra del Señor es excelsa,
la
diestra del Señor es poderosa.»
No
he de morir, viviré
para
contar las hazañas del Señor.
Me
castigó, me castigó el Señor,
pero
no me entregó a la muerte.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
117 III
Abridme
las puertas del triunfo,
y
entraré para dar gracias al Señor.
Esta
es la puerta del Señor:
los
vencedores entrarán por ella.
Te
doy gracias porque me escuchaste
y
fuiste mi salvación.
La
piedra que desecharon los arquitectos
es
ahora la piedra angular.
Es
el Señor quien lo ha hecho,
ha
sido un milagro patente.
Éste
es el día en que actuó el Señor:
sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor,
danos la salvación;
Señor,
danos prosperidad.
Bendito
el que viene en nombre del Señor,
os
bendecimos desde la casa del Señor;
el
Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad
una procesión con ramos
hasta
los ángulos del altar.
Tú
eres mi Dios, te doy gracias;
Dios
mío, yo te ensalzo.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Te invocamos, te alabamos, te adoramos, oh santísima Trinidad.
LECTURA
BREVE 2Co 1, 21-22
Dios
es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha
ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya,
el Espíritu.
V.
Entrad por sus puertas con acción de gracias.
R.
Dad gloria a Dios: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando
la luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida.
Eres
resurrección, palabra y prenda
de
ser y de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán
en ti cosecha para siempre.
Ven
ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de
tu radiante luz llena este día,
camino
de alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por
tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú eres nuestra esperanza, tú nuestra salvación, tú nuestra gloria, oh
Trinidad santísima.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú eres nuestra esperanza, tú nuestra salvación, tú nuestra gloria, oh Trinidad
santísima.
LECTURA
BREVE Ga 4, 4. 5-6
Envió
Dios a su Hijo para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Y la prueba de
que sois hijos es que Dios ha enviado a vuestros corazones el Espíritu de su
Hijo que clama: «¡Padre!»
V.
¡Santísima, bendita y gloriosa Trinidad!.
R.
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Confesamos que tú eres siempre el mismo, que vives por siempre y que eres la
inteligencia infinita.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Confesamos que tú eres siempre el mismo, que vives por siempre y que eres la
inteligencia infinita.
LECTURA
BREVE Ap 7, 12
La
bendición y la gloria, la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el
poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
V.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R.
Alabado y glorioso por los siglos.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CANTAD Y ALABAD AL SEÑOR.
Cantad
y alabad al Señor,
él
nos ha dicho su nombre:
Padre
y Señor para el hombre.
Vida,
esperanza y amor.
Cantad
y alabad al Señor,
Hijo
del Padre, hecho hombre:
Cristo
Señor es su nombre.
Vida,
esperanza y amor.
Cantad
y alabad al Señor,
divino
don para el hombre:
Santo
Espíritu es su nombre.
Vida,
esperanza y amor.
Cantad
y alabad al Señor,
él
es fiel y nos llama,
él
nos espera y nos ama.
Vida,
esperanza y amor. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Oh verdadera, excelsa y eterna Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Salmo
109, 1-5, 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y
haré de tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el
poder de tu cetro:
somete
en la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo
mismo te engendré, como rocío,
antes
de la aurora.»
El
Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú
eres sacerdote eterno
según
el rito de Melquisedec.»
El
Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En
su camino beberá del torrente,
por
eso levantará la cabeza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oh verdadera, excelsa y eterna Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Ant
2. Líbranos, sálvanos, danos vida eterna, oh Trinidad santísima.
Salmo
113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando
Israel salió de Egipto,
los
hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá
fue su santuario,
Israel
fue su dominio.
El
mar, al verlos, huyó,
el
Jordán se echó atrás;
los
montes saltaron como carneros;
las
colinas, como corderos.
¿Qué
te pasa, mar, que huyes,
y
a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y
a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas,
que saltáis como corderos?
En
presencia del Señor se estremece la tierra,
en
presencia del Dios de Jacob;
que
transforma las peñas en estanques,
el
pedernal en manantiales de agua.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Líbranos, sálvanos, danos vida eterna, oh Trinidad santísima.
Ant
3. Santo, santo, santo es el Señor Dios todopoderoso, el que era, el que es, el
que será.
Cántico:
LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El
cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio
es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya
sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La
salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R.
Aleluya)
porque
sus juicios son verdaderos y justos.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad
al Señor sus siervos todos.
(R.
Aleluya)
Los
que les teméis, pequeños y grandes.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque
reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R.
Aleluya)
Alegrémonos
y gocemos y démosle gracias.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó
la boda del cordero.
(R.
Aleluya)
Su
esposa se ha embellecido.
R.
Aleluya, (aleluya).
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Santo, santo, santo es el Señor Dios todopoderoso, el que era, el que es, el
que será.
LECTURA
BREVE Ef 4, 3-6
Esforzaos
por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y
un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la
que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de
todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
R.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
V.
Honor y gloria al único Dios.
R.
Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por
los siglos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
A ti, Dios Padre no engendrado, a ti, Hijo único del Padre, a ti, Espíritu
Santo paráclito, santa e indivisa Trinidad, te confesamos con todo el corazón y
con los labios, te alabamos y te bendecimos. ¡Para ti la gloria por los siglos!
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A ti, Dios Padre no engendrado, a ti, Hijo único del Padre, a ti, Espíritu
Santo paráclito, santa e indivisa Trinidad, te confesamos con todo el corazón y
con los labios, te alabamos y te bendecimos. ¡Para ti la gloria por los siglos!
PRECES
Glorifiquemos
a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el cuerpo de su Hijo, para
que su carne resucitada fuera fuente de vida para los hombres, y aclamemos al
Dios uno y trino, diciendo:
¡Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
Padre
todopoderoso y eterno, envía tu Espíritu consolador en nombre de tu Hijo sobre
la Iglesia,
para
que la conserve en la unidad de la caridad y de la verdad perfectas.
Manda,
Señor, trabajadores a tu mies, para que hagan discípulos de entre todos los pueblos
y,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, los
confirmen en la fe verdadera.
Ayuda,
Señor, a los perseguidos por causa de tu Hijo,
que
el Espíritu Santo hable por ellos, como Jesucristo nos prometió.
Que
todos los hombres, Señor, te confiesen como único Dios en tres personas,
y
que vivan en la fe, en la esperanza y en el amor.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Padre
de todos los vivientes, tú que vives y reinas con el Hijo y el Espíritu Santo,
recibe
a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
Digamos
ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la plegaria
que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo
90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él
te librará de la red del cazador,
de
la peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni
la flecha que vuela de día,
ni
la peste que se desliza en las tinieblas,
ni
la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a
ti no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No
se te acercará la desgracia,
ni
la plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y
le haré ver mi salvación.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y
no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Humildemente
te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de
la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana
nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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