Del Común de pastores para un santo presbítero. Salterio IV
SAN FELIPE NERI, presbítero. (MEMORIA)
Nació en Florencia el año 1515; marchó a Roma y allí empezó a
dedicarse al apostolado de la juventud y fundó también una asociación en favor
de los enfermos pobres, Siempre se preocupó por llevar una perfecta vida
cristiana, sincera y plena. Fué ordenado sacerdote el año 1551, y fundó el
Oratorio, que tenía por objeto la instrución espiritual, el canto y la práctica
de obras de caridad. Sus virtudes más destacadas fueron el amor al prójimo, la
sencillez evangélica y la alegría en el servicio de Dios. Murió el año 1595.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
PUERTA DE DIOS EN EL REDIL HUMANO
Puerta
de Dios en el redil humano
fue
Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,
glorioso
va delante del rebaño,
guiando
su marchar por buen camino.
Madero
de la cruz es su cayado,
su
voz es la verdad que a todos llama,
su
amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu
de Dios, que a todos ama.
Pastores
del Señor son sus ungidos,
nuevos
cristos de Dios, son enviados
a
los pueblos del mundo redimidos;
del
único Pastor siervos amados.
La
cruz de su Señor es su cayado,
la
voz de la verdad es su llamada,
los
pastos de su amor, fecundo prado,
son
vida del Señor que nos es dada. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Salmo
102 I - HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
Bendice,
alma mía, al Señor,
y
todo mi ser a su santo nombre.
Bendice,
alma mía, al Señor,
y
no olvides sus beneficios.
Él
perdona todas tus culpas
y
cura todas tus enfermedades;
él
rescata tu vida de la fosa
y
te colma de gracia y de ternura;
él
sacia de bienes tus anhelos,
y
como un águila se renueva tu juventud.
El
Señor hace justicia
y
defiende a todos los oprimidos;
enseñó
sus caminos a Moisés
y
sus hazañas a los hijos de Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Ant
2. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus
fieles.
Salmo
102 II
El
Señor es compasivo y misericordioso,
lento
a la ira y rico en clemencia;
no
está siempre acusando
ni
guarda rencor perpetuo;
no
nos trata como merecen nuestros pecados
ni
nos paga según nuestras culpas.
Como
se levanta el cielo sobre la tierra,
se
levanta su bondad sobre sus fieles;
como
dista el oriente del ocaso,
así
aleja de nosotros nuestros delitos.
Como
un padre siente ternura por sus hijos,
siente
el Señor ternura por sus fieles;
porque
él sabe de qué estamos hechos,
se
acuerda de que somos barro.
Los
días del hombre duran lo que la hierba,
florecen
como flor del campo,
que
el viento la roza, y ya no existe,
su
terreno no volverá a verla.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus
fieles.
Ant
3. Bendecid al Señor, todas sus obras.
Salmo
102 III
Pero
la misericordia del Señor dura siempre,
su
justicia pasa de hijos a nietos:
para
los que guardan la alianza
y
recitan y cumplen sus mandatos.
El
Señor puso en el cielo su trono,
su
soberanía gobierna el universo.
Bendecid
al Señor, ángeles suyos,
poderosos
ejecutores de sus órdenes,
prontos
a la voz de su palabra.
Bendecid
al Señor, ejércitos suyos,
servidores
que cumplís sus deseos.
Bendecid
al Señor, todas sus obras,
en
todo lugar de su imperio.
Bendice,
alma mía, al Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendecid al Señor, todas sus obras.
V.
Ábreme los ojos, Señor.
R.
Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA
LECTURA
De
la primera carta a los Corintios 15, 35-58
LA
RESURRECCIÓN EN EL ÚLTIMO DÍA
Hermanos:
Dirá alguno: «¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida?»
¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el
cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o alguna
otra semilla. Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo
peculiar. No toda carne es igual, sito que una es la carne de los hombres, otra
la de los animales, otra la de las aves, otra la de los peces. Hay cuerpos
celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos
celestes y otro el de los cuerpos terrestres. Uno es el resplandor del sol,
otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en
resplandor.
Así
también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita
incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad,
resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo
espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. En
efecto, así es como dice la Escritura: «El primer hombre, Adán, se convirtió en
ser vivo.» El último Adán, en espíritu que da vida. El espíritu no fue lo
primero: primero vino la vida y después el espíritu.
El
primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo. Pues
igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los
hombres celestiales.
Nosotros,
que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre
celestial. Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el
reino de los cielos, ni la corrupción hereda la incorrupción.
Os
voy a declarar un misterio: No todos moriremos, pero todos nos veremos
transformados. En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque de la
última trompeta; porque resonará, y los muertos despertarán incorruptibles y
nosotros nos veremos transformados. Porque esto corruptible tiene que vestirse
de incorrupción, y esto mortal tiene que vestirse de inmortalidad. Cuando esto
corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad,
entonces se cumplirá la palabra escrita: «La muerte ha sido absorbida en la
victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?»
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la ley. ¡Demos
gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
En
conclusión, amados hermanos, manteneos firmes, inconmovibles en la fe, haciendo
siempre progresos en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo y fatiga
no son vanos a los ojos del Señor.
RESPONSORIO
Dn 12, 2; 1Co 15, 52
R.
Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, * unos para
la vida eterna, otros para el horror eterno.
V.
En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, los muertos despertarán
incorruptibles.
R.
Unos para la vida eterna, otros para el horror eterno.
SEGUNDA
LECTURA
De
los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón
171, 1-3. 5: PL 38, 933-935)
ESTAD
SIEMPRE ALEGRES EN EL SEÑOR
El
Apóstol nos manda estar alegres, pero en el Señor, no en el mundo. Porque, como
dice la Escritura, quien pretende ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios.
Así como el hombre no puede servir a dos señores, así también nadie puede estar
alegre en el mundo y en el Señor.
Por
lo tanto, que prevalezca el gozo en el Señor y que se extinga el gozo en el
mundo. El gozo en el Señor debe ir creciendo continuamente, mientras que el
gozo en el mundo debe ir disminuyendo hasta extinguirse. Esto no debe
entenderse en el sentido de que no debemos alegrarnos mientras estamos en el
mundo, sino que es una exhortación a que, aun viviendo en el mundo, nos alegremos
ya en el Señor.
Pero
alguno dirá: «Estoy en el mundo y, por lo tanto, si me alegro no puedo dejar de
hacerlo en el lugar en que estoy.» A este tal yo le respondería: «¿Es que por
estar en el mundo no estás en el Señor?» Atiende cómo el mismo Apóstol,
hablando a los atenienses, como nos refieren los Hechos de los apóstoles, les
decía respecto al Dios y Señor creador nuestro: En él vivimos, nos movemos y
existimos. ¿Habrá algún lugar en que no esté aquel que está en todas partes?
¿No es éste el sentido de su exhortación, cuando dice: El Señor está cerca; no
os inquietéis por cosa alguna?
Gran
cosa es ésta, que el mismo que asciende a lo más alto de los cielos continúa
cercano a los que viven en la tierra. ¿Quién es éste, lejano y próximo a la
vez, sino aquel que por su misericordia se nos hizo cercano?
En
efecto, todo el género humano está representado en aquel hombre al que unos
ladrones habían dejado tendido en el camino, medio muerto, junto al cual
pasaron un sacerdote y un levita sin atenderlo, y al que se acercó para curarlo
y socorrerlo el samaritano que pasó junto a él. Aquel que por su condición de
inmortal y justo se hallaba tan alejado de nosotros, mortales y pecadores,
descendió a nosotros y se hizo cercano a nosotros.
En
efecto, no nos trata como merecen nuestros pecados; y esto porque somos hijos.
¿Cómo lo demostramos? El, el Hijo único, murió por nosotros para dejar de ser
único.
Murió
él solo porque no quería ser él solo. El que era Hijo único de Dios hizo a
muchos otros también hijos de Dios. Al precio de su sangre se compró una
multitud de hermanos, con su reprobación los hizo probos, fue vendido para
redimirlos, injuriado para hacerlos honorables, muerto para darles vida.
Así
pues, hermanos, estad alegres en el Señor, no en el mundo, es decir: alegraos
en la verdad, no en la iniquidad; alegraos en la esperanza de la eternidad, no
en la flor pasajera de la vanidad. Ésta debe ser vuestra alegría; y, en
cualquier lugar en que estéis y todo el tiempo que aquí estéis, el Señor está
cerca; no os inquietéis por cosa alguna.
RESPONSORIO
2Co 13, 11; Rm 15, 13
R.
Hermanos, alegraos, trabajad por vuestra perfección, alentaos unos a otros,
tened un mismo sentir y vivid en paz; * y el Dios del amor y de la paz estará
con vosotros.
V.
El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en la práctica de vuestra
fe.
R.
Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor
Dios nuestro, que nunca dejas de glorificar la santidad de quienes con
fidelidad te sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel
mismo ardor que tan maravillosamente inflamó el corazón de san Felipe Neri. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo. Aleluya.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
CRISTO, CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo,
cabeza, rey de los pastores,
el
pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta
a la gloria de tu sacerdote
himnos
sagrados.
Con
abundancia de sagrado crisma,
la
unción profunda de tu Santo Espíritu
lo
armó guerrero y lo nombró en la Iglesia
jefe
del pueblo.
El
fue pastor y forma del rebaño,
luz
para el ciego, báculo del pobre,
padre
común, presencia providente,
todo
de todos.
Tú
que coronas sus merecimientos,
danos
la gracia de imitar su vida,
y
al fin, sumisos a su magisterio,
danos
su gloria. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Salmo
107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.
Dios
mío, mi corazón está firme,
para
tí cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad,
cítara y arpa,
despertaré
a la aurora.
Te
daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré
para ti ante las naciones:
por
tu bondad, que es más grande que los cielos;
por
tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate
sobre el cielo, Dios mío,
y
llene la tierra tu gloria;
para
que se salven tus predilectos,
que
tu mano salvadora nos responda.
Dios
habló en su santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré
el valle de Sucot;
mío
es Galaad, mío Manasés,
Efraín
es yelmo de mi cabeza,
Judá
es mi cetro;
Moab,
una jofaina para lavarme,
sobre
Edom echo mi sandalia,
sobre
Filistea canto victoria.»
Pero
¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién
me conducirá a Edom,
si
tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y
no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos
contra el enemigo,
que
la ayuda del hombre es inútil;
con
Dios haremos proezas,
El
pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Ant
2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
Cántico:
ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5
Desbordo
de gozo con el Señor,
y
me alegro con mi Dios:
porque
me ha vestido un traje de gala
y
me ha envuelto en un manto de triunfo,
como
a un novio que se pone la corona,
o
a una novia que se adorna con sus joyas.
Como
el suelo echa sus brotes,
como
un jardín hace brotar sus semillas,
así
el Señor hará brotar la justicia
y
los himnos, ante todos los pueblos.
Por
amor de Sión no callaré,
por
amor de Jerusalén no descansaré,
hasta
que despunte la aurora de su justicia
y
su salvación llamee como antorcha.
Los
pueblos verán tu justicia,
y
los reyes, tu gloria;
te
pondrán un nombre nuevo
pronunciado
por la boca del Señor.
Serás
corona fúlgida en la mano del Señor
y
diadema real en la palma de tu Dios.
Ya
no te llamarán «Abandonada»;
ni
a tu tierra, «Devastada»;
a
ti te llamarán «Mi favorita»,
y
a tu tierra, «Desposada»,
porque
el Señor te prefiere a ti,
y
tu tierra tendrá marido.
Como
un joven se casa con su novia,
así
te desposa el que te construyó;
la
alegría que encuentra el marido con su esposa,
la
encontrará tu Dios contigo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
Ant
3. Alabaré al Señor mientras viva.
Salmo
145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba,
alma mía, al Señor:
alabaré
al Señor mientras viva,
tañeré
para mi Dios mientras exista.
No
confiéis en los príncipes,
seres
de polvo que no pueden salvar;
exhalan
el espíritu y vuelven al polvo,
ese
día perecen sus planes.
Dichoso
a quien auxilia el Dios de Jacob,
el
que espera en el Señor, su Dios,
que
hizo el cielo y la tierra,
el
mar y cuanto hay en él;
que
mantiene su fidelidad perpetuamente,
que
hace justicia a los oprimidos,
que
da pan a los hambrientos.
El
Señor liberta a los cautivos,
el
Señor abre los ojos al ciego,
el
Señor endereza a los que ya se doblan,
el
Señor ama a los justos.
El
Señor guarda a los peregrinos;
sustenta
al huérfano y a la viuda
y
trastorna el camino de los malvados.
El
Señor reina eternamente,
tu
Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabaré al Señor mientras viva.
LECTURA
BREVE Hb 13,7-9a
Acordaos
de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios:
reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el
mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas
llamativas y extrañas.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas. Aleluya, aleluya.
R.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas. Aleluya, aleluya.
V.
Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla
por vosotros. Aleluya.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla
por vosotros. Aleluya.
PRECES
Demos
gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y
supliquémosle diciendo:
Apacienta
a tu pueblo, Señor.
Señor
Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu
amor,
haz
que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor
Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no
dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor
Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz
que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de
una vida santa.
Señor
Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de
los santos,
haz
que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios nuestro, que nunca dejas de glorificar la santidad de quienes con
fidelidad te sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel
mismo ardor que tan maravillosamente inflamó el corazón de san Felipe Neri. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. A ti grito, Señor; espero tus palabras.
Salmo
118, 145-152
Te
invoco de todo corazón;
respóndeme,
Señor, y guardaré tus leyes;
a
ti grito: sálvame,
y
cumpliré tus decretos;
me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando
tus palabras.
Mis
ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando
tu promesa;
escucha
mi voz por tu misericordia,
con
tus mandamientos dame vida;
ya
se acercan mis inicuos perseguidores,
están
lejos de tu voluntad.
Tú,
Señor, estás cerca,
y
todos tus mandatos son estables;
hace
tiempo comprendí que tus preceptos
los
fundaste para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A ti grito, Señor; espero tus palabras.
Ant
2. El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Salmo
93 I - INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES
Dios
de la venganza, Señor,
Dios
de la venganza, resplandece.
Levántate,
juzga la tierra,
paga
su merecido a los soberbios.
¿Hasta
cuándo, Señor, los culpables,
hasta
cuándo triunfarán los culpables?
Sueltan
la lengua profiriendo insolencias,
se
jactan los malhechores;
trituran,
Señor, a tu pueblo,
oprimen
a tu heredad;
asesinan
a viudas y forasteros
degüellan
a los huérfanos,
y
comentan: «Dios no lo ve,
el
Dios de Jacob no se entera.»
Enteraos
los más necios del pueblo,
ignorantes,
¿cuándo discurriréis?
El
que plantó el oído, ¿no va a oír?;
el
que formó el ojo, ¿no va a ver?;
el
que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;
el
que instruye al hombre, ¿no va a saber?
Sabe
el Señor que los pensamientos del hombre
son
insustanciales.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
Ant
3. El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.
Salmo
93 II
Dichoso
el hombre a quien tú educas,
al
que enseñas tu ley,
dándole
descanso tras los años duros,
mientras
al malvado le cavan la fosa.
Porque
el Señor no rechaza a su pueblo,
ni
abandona su heredad:
el
justo obtendrá su derecho,
y
un porvenir los rectos de corazón.
¿Quién
se pone a mi favor contra los perversos,
quién
se coloca a mi lado frente a los malhechores?
Si
el Señor no me hubiera auxiliado,
ya
estaría yo habitando en el silencio.
Cuando
me parece que voy a tropezar,
tu
misericordia Señor, me sostiene;
cuando
se multiplican mis preocupaciones,
tus
consuelos son mi delicia.
¿Podrá
aliarse contigo un tribunal inicuo
que
dicta injusticias en nombre de la ley?
Aunque
atenten contra la vida del justo
y
condenen a muerte al inocente,
el
Señor será mi alcázar,
Dios
será mi roca de refugio.
Él
les pagará su iniquidad,
los
destruirá por sus maldades,
los
destruirá el Señor nuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.
LECTURA
BREVE 1Co 10, 24. 31
Ninguno
procure lo propio, sino lo del otro. Tanto si coméis como si bebéis o hacéis
cualquier cosa, hacedlo a gloria de Dios.
V.
Es bueno dar gracias al Señor.
R.
Y tañer para tu nombre, oh Altísimo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en medio
de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO
Te
está cantando el martillo
y
rueda en tu honor la rueda.
Puede
que la luz no pueda
librar
del humo su brillo.
¡Qué
sudoroso y sencillo
te
pones a mediodía,
Dios
de esta dura porfía
de
estar sin pausa creando,
y
verte necesitando
del
hombre más cada día!
Quién
diga que Dios ha muerto
que
salga a la luz y vea
si
el mundo es o no tarea
de
un Dios que sigue despierto.
Ya
no es su sitio el desierto
ni
en la montaña se esconde;
decid,
si preguntan dónde,
que
Dios está -sin mortaja-
en
donde un hombre trabaja
y
un corazón le responde. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Col 3, 17
Todo
lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo
la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.
V.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza.
R.
Invocando tu nombre, Señor.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un
descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia
nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Col 3, 23-24
Lo
que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los
hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia.
Servid a Cristo Señor.
V.
El Señor es mi heredad y mi copa.
R.
Mi suerte está en tu mano.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la
cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CANTEMOS AL SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos
al Señor con alegría,
unidos
a la voz del pastor santo;
demos
gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito
pastor de su rebaño.
Es
su voz y su amor el que nos llama
en
la voz del pastor que él ha elegido,
es
su amor infinito el que nos ama
en
la entrega y amor de este otro cristo.
Conociendo
en la fe su fiel presencia,
hambrientos
de verdad y luz divina,
sigamos
al pastor que es providencia
de
pastos abundantes que son vida.
Apacienta,
Señor, guarda a tus hijos,
manda
siempre a tu mies trabajadores;
cada
aurora, a la puerta del aprisco,
nos
aguarde el amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, tu saber me sobrepasa.
Salmo
138 1-18. 23-24 (I) TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.
Señor,
tú me sondeas y me conoces;
me
conoces cuando me siento o me levanto,
de
lejos penetras mis pensamientos;
distingues
mi camino y mi descanso,
todas
mis sendas te son familiares.
No
ha llegado la palabra a mi lengua,
y
ya, Señor, te la sabes toda.
Me
envuelves por doquier,
me
cubres con tu mano.
Tanto
saber me sobrepasa,
es
sublime, y no lo abarco.
¿Adónde
iré lejos de tu aliento,
adónde
escaparé de tu mirada?
Si
escalo el cielo, allí estás tú;
si
me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si
vuelo hasta el margen de la aurora,
si
emigro hasta el confín del mar,
allí
me alcanzará tu izquierda,
tu
diestra llegará hasta mí.
Si
digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que
la luz se haga noche en torno a mí»,
ni
la tiniebla es oscura para ti,
la
noche es clara como el día.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, tu saber me sobrepasa.
Ant
2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre
según su conducta.
Salmo
138 II
Tú
has creado mis entrañas,
me
has tejido en el seno materno.
Te
doy gracias,
porque
me has formado portentosamente,
porque
son admirables tus obras;
conocías
hasta el fondo de mi alma,
no
desconocías mis huesos.
Cuando,
en lo oculto, me iba formando,
y
entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus
ojos veían mis acciones,
se
escribían todas en tu libro,
calculados
estaban mis días
antes
que llegase el primero.
¡Qué
incomparables encuentro tus designios,
Dios
mío, qué inmenso es su conjunto!
Si
me pongo a contarlos, son más que arena;
si
los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor,
sondéame y conoce mi corazón,
ponme
a prueba y conoce mis sentimientos,
mira
si mi camino se desvía,
guíame
por el camino eterno.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según
su conducta.
Ant
3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico:
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos
gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Todo fue creado por él y para él.
LECTURA
BREVE 1Pe 5, 1-4
A
los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los
sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os
exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la
fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con
generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos
en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la
corona de gloria que no se marchita.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Aleluya,
aleluya.
R.
Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Aleluya,
aleluya.
V.
El que entregó su vida por sus hermanos.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Aleluya,
aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Éste es el administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente
de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Éste es el administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente
de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos
a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva
a tu pueblo, Señor.
Tú
que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz
que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú
que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por
el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica
y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú
que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los
consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena
también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú
que fuiste la heredad de los santos pastores,
no
permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de
ti.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva
a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos
juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios nuestro, que nunca dejas de glorificar la santidad de quienes con
fidelidad te sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel
mismo ardor que tan maravillosamente inflamó el corazón de san Felipe Neri. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4,26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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