De la solemnidad.
OFICIO DE LECTURA
Hoy, la celebración solemne de la Vigilia pascual
reemplaza el Oficio de lectura.
Quienes no hayan participado en la celebración de la
Vigilia pascual usarán, para el Oficio de lectura, al menos cuatro de las
lecturas de la referida Vigilia pascual, con sus cantos y oraciones. Es muy
conveniente elegir, de entre las lecturas de la Vigilia pascual, las que se
proponen a continuación.
Este Oficio empieza directamente con las lecturas.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 14, 15--15, 1
LOS HIJOS DE ISRAEL ENTRAN EN EL MAR COMO POR TIERRA
FIRME
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés:
«Â¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que
se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se
abrirá en dos, de modo que los israelitas puedan atravesarlo como por tierra
firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré
mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para
que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al
Faraón con sus carros y jinetes.»
El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de
Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba
delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamento egipcio y el
campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que
los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche.
Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo
soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las
aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por
tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los
egipcios se lanzaron en su persecución y entraron detrás de ellos por el mar,
con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros.
A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la
columna de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico.
Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo
muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron entonces:
«Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra
Egipto.»
Pero Dios dijo a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán
sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»
Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar
el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron
frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las
aguas, al reunirse, cubrieron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que
había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero
los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas
les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos
cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que
mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en
Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico
al Señor:
Ant. Cantemos al Señor, sublime es su victoria.
Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18
Cantemos al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «Yahvé».
Los carros del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes;
las olas los cubrieron,
cayeron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo.
Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Ant. Cantemos al Señor, sublime es su victoria.
ORACIÓN
Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los
tiempos antiguos con la luz del nuevo Testamento, pues el mar Rojo fue imagen
de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del
pueblo cristiano; haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad
de pueblo elegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
SEGUNDA LECTURA
Del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28
DERRAMARÉ SOBRE VOSOTROS UN AGUA PURA Y OS DARÉ UN
CORAZÓN NUEVO
El Señor me dirigió la palabra y me dijo:
«Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la
contaminó con su conducta y con sus malas obras; como sangre inmunda fue su
proceder ante mí. Entonces derramé mi cólera sobre ellos por la sangre que
habían derramado en el país y por haberlo contaminado con sus ídolos. Los
esparcí por las naciones y anduvieron dispersos por los países; según su
proceder y sus malas obras los juzgué. Al llegar a las diversas naciones
profanaron mi santo nombre, pues decían de ellos: "Éstos son el pueblo del
Señor, han tenido que salir de su tierra." Entonces tuve consideración de mi
nombre santo, profanado por la casa de Israel en las naciones adonde fue.
Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor: No
lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por
vosotros en las naciones adonde fuisteis. Mostraré la santidad de mi nombre
ilustre profanado entre los gentiles, que vosotros profanasteis en medio de
ellos; y sabrán los gentiles que yo soy el Señor, cuando manifieste mi santidad
a la vista de ellos, por medio de vosotros.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos
los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua
pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de
purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que
guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros
padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.»
Ant. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma
te busca a ti, Dios mío.
Salmo 41, 2-3. 5bcd; 42, 3-4
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿ cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Recuerdo cómo marchaba hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
Ant. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma
te busca a ti, Dios mío.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, fuerza inmutable y luz sin ocaso,
mira con bondad a tu Iglesia, a quien has puesto como sacramento de salvación
de la nueva alianza, y lleva a término, según tus designios, la obra de la
redención humana: que todo el mundo vea y sienta cómo lo abatido se levanta y
lo viejo se renueva, y cómo todo vuelve a su integridad primera por medio de
Cristo, de quien todo procede. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
TERCERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11
CRISTO, UNA VEZ RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS, YA NO
MUERE
Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en
Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues,
sepultados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue
resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por
la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección.
Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue
crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese
destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre
de pecado.
Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de
que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de
entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte
fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para
Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que
vivís para Dios en unión con Cristo Jesús.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 117, 1-2. 16ab. 17. 22-23
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
CUARTA LECTURA
Lectura del evangelio según san Mateo 28, 1-10
HA RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS.
SABED QUE VA ANTES QUE VOSOTROS A GALILEA
Una vez pasado el sábado, estando ya para amanecer el
primer día de la semana, vino María Magdalena, con la otra María, a ver el
sepulcro. Y, de pronto, se produjo un gran terremoto: el ángel del Señor bajó
del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó encima. Su semblante
brillaba como el relámpago, y su vestidura era blanca como la nieve. Los
guardias quedaron aterrados y como muertos. Y, dirigiéndose el ángel a las
mujeres, les dijo:
«No tengáis miedo, vosotras; ya sé que venís en busca de
Jesús, el que ha sido crucificado. No está aquí; ha resucitado como ya lo había
anunciado. Venid a ver el sitio donde estaba puesto. Id en seguida a decir a
sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. Sabed que va antes que
vosotros a Galilea. Allí lo veréis. Esto es lo que tenía que deciros.»
Abandonaron en seguida el sepulcro y, llenas de miedo y
de gran gozo a la vez, fueron corriendo a llevar la noticia a los discípulos. Y
de improviso les salió Jesús al encuentro, saludándolas con estas palabras:
«Dios os salve.»
Ellas se llegaron a él, se abrazaron a sus pies y lo
adoraron. Entonces, Jesús les dijo:
«No tengáis miedo. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.»
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
Santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de
la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA
Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.
Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.
Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al
pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al
pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor;
cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88.
56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor;
cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo
había anunciado. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo
había anunciado. Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 10, 40-43
Dios resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se
apareciese no a todo el pueblo, sino a nosotros, que somos los testigos
elegidos de antemano por Dios. Nosotros hemos comido y bebido con él, después
que Dios lo resucitó de entre los muertos. Y él nos mandó predicar al pueblo y
atestiguar que ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos. De él
hablan todos los profetas y aseguran que cuantos tengan fe en él recibirán por
su nombre el perdón de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente
antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra
alegría y nuestro gozo. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Muy de madrugada, el primer día de la semana,
llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros
padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Muy de madrugada, el primer día de la semana,
llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien Dios resucitó
de entre los muertos, quien por su poder nos resucitará también a nosotros, y
digámosle:
Cristo, vida nuestra, sálvanos.
Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas,
rey de la vida y salvador de los que han muerto,
concédenos vivir hoy en tu alabanza.
Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de
la cruz,
concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte,
resucitemos también contigo.
Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has
hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes,
enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de
alabanza.
Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu
manifestación gloriosa,
para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el
Espíritu del Señor resucitado pone en nuestra boca:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de
la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor confesamos, ¡aleluya!
En la hora de tercia a la mañana
se llenaron los suyos de esperanza,
y lejos de la noche y de la duda
salieron con la llama y la palabra.
Al Señor adoramos, ¡aleluya!
Han marcado sus pies nuestros caminos,
marcó su nombre el nombre de los siglos,
y en la tierra su voz cual voz ninguna
convoca seguidores y testigos.
Al Señor esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos al Viviente,
a Jesús victorioso de la muerte;
acéptanos, oh Cristo, cual liturgia
de gloria que ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos,
ya no muere. Aleluya.
Salmo 117 - I. HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA
VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Salmo 117 - II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Salmo 117 - III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya
no muere. Aleluya.
LECTURA BREVE Cf. 1Co 15, 3b-5
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras,
y fue sepultado; resucitó al tercer día y vive, según lo anunciaron también las
Escrituras. Y se apareció a Cefas y luego a los Doce.
V. Este es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de
la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA
Verbo de Dios, el sol de mediodía,
amable mensajero de tu rostro,
fecunda nuestra tierra y la hermosea
como fuente de luz, de vida y gozo.
Más hermoso tu cuerpo, que es pleroma
del infinito amor jamás gastado;
y de ese mar sin fondo ni ribera
la Iglesia es tu pleroma continuado.
Verbo de Dios, que reinas sin fatiga,
que emerges victorioso del trabajo,
reina dichoso tú que nos esperas
mientras nosotros vamos caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y
resucitado para nuestra justificación. Aleluya.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y
resucitado para nuestra justificación. Aleluya.
LECTURA BREVE Ef 2, 4-6
Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con
que nos amó, aún cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó
con Cristo -por pura gracia habéis sido salvados- y nos resucitó con él, y nos
hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús.
V. Este es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de
la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el Señor allí donde ninguno
ciñe corona que haya dado el mundo;
reina el Señor allí donde la vida
sin lágrimas es río de delicias.
Reina el Señor, el compasivo siervo,
que en sus hombros cargó nuestro madero;
vive el muerto en la cruz, el sepultado
y con hierro sellado y custodiado.
Cruzó el oscuro valle de la muerte
hasta bajar a tumba de rebeldes;
fingía que era suya nuestra pena,
y en silencio escuchó nuestra sentencia.
Pero reina el Señor, la tierra goza,
y ya se escuchan los cánticos de boda.
¡Gloria al Señor Jesús resucitado,
nuestra esperanza y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las
cosas de arriba. Aleluya.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las
cosas de arriba. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 4
Por nuestro bautismo fuimos sepultados con Cristo, para
participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.
V. Este es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de
la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL FIN SERÁ LA PAZ Y LA CORONA
Al fin será la paz y la corona,
los vítores, las palmas sacudidas,
y un aleluya inmenso como el cielo
para cantar la gloria del Mesías.
Será el estrecho abrazo de los hombres,
sin muerte, sin pecado, sin envidia;
será el amor perfecto del encuentro,
será como quien llora de alegría.
Porque hoy remonta el vuelo el sepultado
y va por el sendero de la vida
a saciarse de gozo junto al Padre
y a preparar la mesa de familia.
Se fue, pero volvía, se mostraba,
lo abrazaban, hablaba, compartía;
y escondido la Iglesia lo contempla,
lo adora más presente todavía.
Hundimos en sus ojos la mirada,
y ya es nuestra la historia que principia,
nuestros son los laureles de su frente,
aunque un día le dimos las espinas.
Que el tiempo y el espacio limitados
sumisos al Espíritu se rindan,
y dejen paso a Cristo omnipotente,
a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro. Aleluya.
Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor.
Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS
DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor.
Aleluya.
Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos
que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya
intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es
suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos
que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación
de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el
tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies».
Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la
gloria a los que ha santificado.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente
antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra
alegría y nuestro gozo. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La tarde de aquel mismo día, el primero de la
semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los
discípulos, se presentó Jesús; y en presencia de todos exclamó: «La paz sea con
vosotros.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1,
46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. La tarde de aquel mismo día, el primero de la
semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los
discípulos, se presentó Jesús; y en presencia de todos exclamó: «La paz sea con
vosotros.» Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los
hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.
Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,
derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has
querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.
Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su
esperanza
y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.
Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia
y haz que juntamente con todos nuestros hermanos
obtengamos el premio y el descanso de nuestros trabajos.
Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye
en nosotros el poder del mal, tu enemigo,
para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo Salvador, tú que te hiciste obediente hasta la
muerte y has sido elevado a la derecha del Padre,
recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.
Unamos nuestra oración a la de Jesús, nuestro abogado
ante el Padre, y digamos como él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de
la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios
nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la
frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque
el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya,
aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya,
aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya,
aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber
celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor
alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar
nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila
y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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