Del Común de varios mártires: para un mártir.
SAN FELIPE DE JESÚS, protomártir mexicano. (FIESTA.)
Felipe de las Casa o de Jesús nació en la ciudad de México el
año de 1572. En su adolescencia fue rebelde e inconstante. Sus padres lo
enviaron a comerciar en las Islas Filipinas. Algún tiempo después, vistió el
hábito de la Orden de san Francisco, en Manila. Ya profeso, le permitieron sus
superiores regresar a México, para recibir allí la unción sacerdotal, pero la
tempestad arrojó el navío en que viajaba a las costas del Japón, en donde poco
después se descencadenó una sangrienta persecución contra los cristianos.
Felipe fue condenado a morir, juntamente con otros veinticinco cristianos. Tuvo
oportunidad de librarse de la muerte, por su calidad de náufrago, pero prefirió
compartir la suerte de los perseguidos. Murió con ellos heróicamente por la fe,
crucificado y atravesado por tres lanzas en 1597. Pío IX, en el año de 1862, lo
canonizó, juntamente con sus compañeros de martirio-.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. Aleluya.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. Aleluya.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ALTAS PRIMICIAS DE LA FE DE MÉXICO
Altas
primicias de la fe de México,
mártir
de Cristo que por Cristo inmolas
tu
joven sangre, con viril entrega,
donde
el sol nace.
Haz
de nosotros los testigos fieles
del
Evangelio, la palabra viva,
hoy
más que nunca del Amor heraldos,
púgil
de América.
En
ti crecemos, san Felipe, incólumes,
porque
en ti sube todo el Nuevo Mundo,
para
mirar, desde el más alto cedro,
nuevos
caminos.
Por
ti madure higos de luz la patria.
Tu
cuerpo, tilma de purpúreas rosas,
deje
a su paso el esplendor moreno
de
nuestra Madre.
Himnos
y coros se desgranen siempre
en
nuestras manos, como espadas fúlgidas,
ante
el Altísimo, luz una y trina,
oh,
san Felipe. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Todos os odiarán por mi nombre; pero el que perservere hasta el fin.
Salmo
2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por
qué se amotinan las naciones,
y
los pueblos planean un fracaso?
Se
alían los reyes de la tierra,
los
príncipes conspiran
contra
el Señor y contra su Mesías:
«rompamos
sus coyundas,
sacudamos
su yugo.»
El
que habita en el cielo sonríe,
el
Señor se burla de ellos.
Luego
les habla con ira,
los
espanta con su cólera:
«yo
mismo he establecido a mi Rey
en
Sión, mi monte santo».
Voy
a proclamar el decreto del Señor;
él
me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo
te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en
posesión los confines de la tierra:
los
gobernarás con cetro de hierro,
los
quebrarás como jarro de loza.»
Y
ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad
los que regís la tierra:
servid
al Señor con temor,
rendidle
homenaje temblando;
no
sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque
se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos
los que se refugian en él!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Todos os odiarán por mi nombre; pero el que perservere hasta el fin.
Ant
2. Los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos
descubrirá.
Salmo
10 EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al
Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa
como un pájaro al monte,
porque
los malvados tensan el arco,
ajustan
las saetas a la cuerda,
para
disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando
fallan los cimientos,
¿qué
podrá hacer el justo?»
Pero
el Señor está en su templo santo,
el
Señor tiene su trono en el cielo;
sus
ojos están observando,
sus
pupilas examinan a los hombres.
El
Señor examina a inocentes y culpables,
y
al que ama la violencia él lo detesta.
Hará
llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les
tocará en suerte un viento huracanado.
Porque
el Señor es justo y ama la justicia:
los
buenos verán su rostro.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá.
Ant
3. El Señor provó a los elegidos como oro en el crisol, y los recibió como
sacrificio de holocausto para siempre.
Salmo
16 DIOS, ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
Señor,
escucha mi apelación,
atiende
a mis clamores,
presta
oído a mi súplica,
que
en mis labios no hay engaño:
emane
de ti la sentencia,
miren
tus ojos la rectitud.
Aunque
sondees mi corazón,
visitándolo
de noche,
aunque
me pruebes al fuego,
no
encontrarás malicia en mí.
Mi
boca no ha faltado
como
suelen los hombres;
según
tus mandatos yo me he mantenido
en
la senda establecida.
Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos,
y
no vacilaron mis pasos.
Yo
te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina
el oído y escucha mis palabras.
Muestra
las maravillas de tu misericordia,
tú
que salvas de los adversarios
a
quien se refugia a tu derecha.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
a
la sombra de tus alas escóndeme
de
los malvados que me asaltan,
del
enemigo mortal que me cerca.
Han
cerrado sus entrañas
y
hablan con boca arrogante;
ya
me rodean sus pasos,
se
hacen guiños para derribarme,
como
un león ávido de presa,
como
un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate,
Señor, hazle frente, doblégalo,
que
tu espada me libre del malvado,
y
tu mano, Señor, de los mortales;
mortales
de este mundo: sea su lote esta vida;
de
tu despensa les llenarás el vientre,
se
saciarán sus hijos
y
dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero
yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y
al despertar me saciaré de tu semblante.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor provó a los elegidos como oro en el crisol, y los recibió como sacrificio
de holocausto para siempre.
V.
Me asaltaban angustias y aprietos.
R.
Tus mandatos son mi delicia.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-39
EL
AMOR DE DIOS SE MANIFIESTA EN CRISTO
Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha
llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a
ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A
los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que
justificó, los glorificó.
¿Qué
decir a todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El
que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará con él todo lo demás? ¿Quién se atreverá a acusar a
los elegidos de Dios? Siendo Dios quien justifica, ¿quién podrá condenar?
¿Acaso Cristo Jesús, el que murió por nosotros? Más aún, ¿el que fue resucitado
y está a la diestra de Dios intercediendo por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos
del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre?
¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? (Como dice la Escritura: «Por tu causa
nos llevan a la muerte uno y otro día; nos tratan como a ovejas que van al matadero.»)
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
Pues
estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni
presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni creatura
alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
RESPONSORIO
R.
En cuanto a mí, líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo; * por ella el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo.
V.
Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
R.
Por ella el mundo está crucificado para mí y yo para
el
mundo.
SEGUNDA
LECTURA
DE
LOS OPÚSCULOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Los
hermanos que van entre sarracenos y otros infieles pueden tratar con ellos
Espiritualmente de dos maneras. La primera: que no muevan contiendas ni
discusiones, mas sean sujetos a toda humana creatura por Dios y confiesen
siempre que son cristianos. La segunda: que, cuando vieren ser voluntad de
Dios, anuncien su palabra, para que crean en Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en el Redentor y Salvador del
mundo, Hijo del Padre eterno, y para que se bauticen y hagan cristianos; porque
el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Estas y otras cosas que fueren de la voluntad del Señor puedan decir a los infieles,
porque dice el Señor en el Evangelio: A todo aquel que me reconozca ante los
hombres lo reconoceré yo también ante mi Padre que está en los cielos. Y de
aquel que se avergüence de mí y de mi doctrina se avergonzará el Hijo del
hombre, cuando venga revestido de su gloria, de la del Padre y de la gloria de
los santos ángeles.
Y
todos los hermanos, dondequiera que estuvieren, acuérdense que hicieron entrega
de sí mismos y dejaron sus cuerpos a nuestro Señor Jesucristo, porque dice el
Señor: Quien pierda su vida por amor a mí la salvará. Dichosos los que padecen
persecución por razón del bien, porque de ellos es el reino de Dios. Si a mí me
han perseguido, también a vosotros perseguirán. Cuando os persigan en una
ciudad huid a otra. Dichosos seréis cuando los hombres os aborrezcan y os
insulten y proscriban.y persigan vuestro nombre como infame y propalen contra
vosotros toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos entonces y saltad de
gozo, porque grande será en los cielos vuestra recompensa. A vosotros, amigos
míos, os doyeste consejo: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero
después de esto ya no pueden hacer otra cosa. No os alarméis, pues, siendo
constantes, salvaréis vuestras vidas. Y el que persevere hasta el fin se
salvará.
RESPONSORIO
R.
Caí en tristeza y angustia * e invoqué el nombre del Señor.
V.
Torre fortísima es el nombre del Señor, en él esperé y fui socorrido.
R.
E invoqué el nombre del Señor.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
nuestro, que te dignaste aceptar la sangre de san Felipe de Jesús como una
primicia de la fe de nuestro pueblo, concédenos, por su intercesión, madurar en
esa misma fe, para que demos testimonio de ella no sólo con las palabras, sino
sobre todo con los actos de nuestra vida diaria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. Aleluya.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. Aleluya.
Himno:
SALVE, ATLETA VICTORIOSO
Salve,
atleta victorioso,
ornato
del Nuevo Mundo,
con
tu sangre has fecundado
las
espigas en el surco.
Tú,
el primero del Anáhuac,
presentaste
al Rey eterno
las
primicias de la siembra
de
la fe del Evangelio.
Los
colores encendidos
de
las rosas de ayate,
cual
respuesta de tu raza,
florecieron
en tu sangre.
Que
ese firme testimonio
que
sellaste con tu muerte
dé
a tu patria una fe viva,
invencible
y siempre fuerte.
A
Dios Padre demos gloria
por
la gloria de sus santos,
a
su Hijo Jesucristo
y
al Espíritu Paráclito. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Felipe sufrió el martirio y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Felipe sufrió el martirio y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Ant
2. San Felipe exclamó: «Jesús, Jesús, Jesús», y entregó su espíritu al Señor.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
San Felipe exclamó: «Jesús, Jesús, Jesús», y entregó su espíritu al Señor.
Ant
3. Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque he merecido dar testimonio de tu
fe.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque he merecido dar testimonio de tu fe.
LECTURA
BREVE Rm 10, 10-15
Con
el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos
profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación. Pues dice la Escritura:
«Todo el que crea en él no será confundido.» Porque ya no hay distinción entre
judío y gentil, ya que uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que lo
invocan. Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. Pero, ¿cómo
invocarán a aquel en quien no han creído? Y ¿cómo oirán si nadie les predica? Y
¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: «¡Qué hermosos son
los pies de los que anuncian el bien!».
RESPONSORIO
BREVE
V.
Dichoso el hombre que soporta la prueba.
R.
Dichoso el hombre que soporta la prueba.
V.
Porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida.
R.
El hombre que soporta la prueba.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Dichoso el hombre que soporta la prueba.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Un tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; caminad, pues, como
hijos de la luz.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Un tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; caminad, pues, como
hijos de la luz.
PRECES
Agradezcamos
al Señor que en san Felipe de Jesús nos ha dado un modelo para servirlo a él y
a nuestros hermanos hasta el completo sacrificio:
Concédenos,
Señor, servir generosamente a nuestros hermanos.
Te
alabamos, Señor, pues por medio de san Felipe de Jesús y sus compañeros
mártires nos muestras el camino de la completa autenticidad;
concédenos
profesar abnegada y generosamente nuestra fe.
Te
bendecimos, Señor, porque quisiste que san Felipe de Jesús fuese portador del
mensaje de la cruz a lejanas tierras;
haz
que México sea siempre fiel a tu doctrina y la difunda entre las naciones que
menos te conocen.
Te
glorificamos, Señor, porque por medio de tus misioneros continúas tu presencia
entre nosotros y en el mundo;
concédenos
que nuestros misioneros sean totalmente fieles a su misión de servir a tu
palabra.
Te
damos gracias, Señor, porque has querido que el testimonio del santo Evangelio
vaya arraigando en nuestro patrio suelo y que desde él se difunda a otras
naciones;
concédenos
saber confesar siempre nuestra fe con las palabras y con las obras.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Revistiéndonos
del Espíritu de Jesús, digamos confiadamente la oración que él mismo nos
enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que te dignaste aceptar la sangre de san Felipe de Jesús como una
primicia de la fe de nuestro pueblo, concédenos, por su intercesión, madurar en
esa misma fe, para que demos testimonio de ella no sólo con las palabras, sino
sobre todo con los actos de nuestra vida diaria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor les dio la victoria en la dura batalla, para que supieran que la
sabiduría es más fuerte que nada.
Salmo
118, 145-152
Te
invoco de todo corazón;
respóndeme,
Señor, y guardaré tus leyes;
a
ti grito: sálvame,
y
cumpliré tus decretos;
me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando
tus palabras.
Mis
ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando
tu promesa;
escucha
mi voz por tu misericordia,
con
tus mandamientos dame vida;
ya
se acercan mis inicuos perseguidores,
están
lejos de tu voluntad.
Tú,
Señor, estás cerca,
y
todos tus mandatos son estables;
hace
tiempo comprendí que tus preceptos
los
fundaste para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
93 I - INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES
Dios
de la venganza, Señor,
Dios
de la venganza, resplandece.
Levántate,
juzga la tierra,
paga
su merecido a los soberbios.
¿Hasta
cuándo, Señor, los culpables,
hasta
cuándo triunfarán los culpables?
Sueltan
la lengua profiriendo insolencias,
se
jactan los malhechores;
trituran,
Señor, a tu pueblo,
oprimen
a tu heredad;
asesinan
a viudas y forasteros
degüellan
a los huérfanos,
y
comentan: «Dios no lo ve,
el
Dios de Jacob no se entera.»
Enteraos
los más necios del pueblo,
ignorantes,
¿cuándo discurriréis?
El
que plantó el oído, ¿no va a oír?;
el
que formó el ojo, ¿no va a ver?;
el
que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;
el
que instruye al hombre, ¿no va a saber?
Sabe
el Señor que los pensamientos del hombre
son
insustanciales.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
93 II
Dichoso
el hombre a quien tú educas,
al
que enseñas tu ley,
dándole
descanso tras los años duros,
mientras
al malvado le cavan la fosa.
Porque
el Señor no rechaza a su pueblo,
ni
abandona su heredad:
el
justo obtendrá su derecho,
y
un porvenir los rectos de corazón.
¿Quién
se pone a mi favor contra los perversos,
quién
se coloca a mi lado frente a los malhechores?
Si
el Señor no me hubiera auxiliado,
ya
estaría yo habitando en el silencio.
Cuando
me parece que voy a tropezar,
tu
misericordia Señor, me sostiene;
cuando
se multiplican mis preocupaciones,
tus
consuelos son mi delicia.
¿Podrá
aliarse contigo un tribunal inicuo
que
dicta injusticias en nombre de la ley?
Aunque
atenten contra la vida del justo
y
condenen a muerte al inocente,
el
Señor será mi alcázar,
Dios
será mi roca de refugio.
Él
les pagará su iniquidad,
los
destruirá por sus maldades,
los
destruirá el Señor nuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor les dio la victoria en la dura batalla, para que supieran que la
sabiduría es más fuerte que nada.
LECTURA
BREVE 1Pe 5,10-11
Tras
un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a
su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el
poder por los siglos. Amén.
V.
Los santos que esperan en el Señor.
R.
Serán fuertes y no fallarán.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que te dignaste aceptar la sangre de san Felipe de Jesús como una
primicia de la fe de nuestro pueblo, concédenos, por su intercesión, madurar en
esa misma fe, para que demos testimonio de ella no sólo con las palabras, sino
sobre todo con los actos de nuestra vida diaria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO
Te
está cantando el martillo
y
rueda en tu honor la rueda.
Puede
que la luz no pueda
librar
del humo su brillo.
¡Qué
sudoroso y sencillo
te
pones a mediodía,
Dios
de esta dura porfía
de
estar sin pausa creando,
y
verte necesitando
del
hombre más cada día!
Quién
diga que Dios ha muerto
que
salga a la luz y vea
si
el mundo es o no tarea
de
un Dios que sigue despierto.
Ya
no es su sitio el desierto
ni
en la montaña se esconde;
decid,
si preguntan dónde,
que
Dios está -sin mortaja-
en
donde un hombre trabaja
y
un corazón le responde. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor los coronó con una diadema de justicia, y les dio un nombre santo y
glorioso.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor los coronó con una diadema de justicia, y les dio un nombre santo y
glorioso.
LECTURA
BREVE Hb 11,13
Los
santos, por la fe, subyugaron reinos, ejercieron la justicia, alcanzaron lo
prometido, por su fe en Cristo nuestro Señor.
V.
Vuestra tristeza.
R.
Se convertirá en alegría.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que te dignaste aceptar la sangre de san Felipe de Jesús como una
primicia de la fe de nuestro pueblo, concédenos, por su intercesión, madurar en
esa misma fe, para que demos testimonio de ella no sólo con las palabras, sino
sobre todo con los actos de nuestra vida diaria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al ir, iban llorando, llevando la semilla.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla.
LECTURA
BREVE Sb 3, 1-2a. 3b
Las
almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará tormento
alguno. Creyeron los insensatos que habían muerto; pero ellos están en la paz.
V.
Al volver, vuelven cantando.
R.
Trayendo sus gavillas.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que te dignaste aceptar la sangre de san Felipe de Jesús como una
primicia de la fe de nuestro pueblo, concédenos, por su intercesión, madurar en
esa misma fe, para que demos testimonio de ella no sólo con las palabras, sino
sobre todo con los actos de nuestra vida diaria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FELIPE SANTO.
Felipe
santo,
Felipe
higuera,
Felipe,
signo
de
nuestra América.
Haznos
apóstoles,
de
Dios profetas,
casta
de príncipes,
vívidas
piedras.
Cuando
tú subes
la
dura cuesta
de
la esperanza,
la
cruz te espera.
Amado.
Amada.
Los
dos se estrechan
en
un abrazo
y
en una entrega.
La
muerte muere
de
muerte negra
cuando
tu sangre
moja
la tierra.
Porque
otra llama
tu
sangre quema,
triunfas
perdiendo,
callando
enseñas.
Eternos
himnos
por
tu proeza
México
entone,
de
Dios poeta.
Gloria
sea al Padre
y
al Hijo sea,
en
el Espíritu,
laude
perfecta. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Felipe sufrió el martirio y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Salmo
114 ACCIÓN DE GRACIAS
Amo
al Señor, porque escucha
mi
voz suplicante,
porque
inclina su oído hacia mí
el
día que lo invoco.
Me
envolvían redes de muerte,
me
alcanzaron los lazos del abismo,
caí
en tristeza y angustia.
Invoqué
el nombre del Señor:
«Señor,
salva mi vida.»
El
Señor es benigno y justo,
nuestro
Dios es compasivo;
el
Señor guarda a los sencillos:
estando
yo sin fuerzas me salvó.
Alma
mía, recobra tu calma,
que
el Señor fue bueno contigo:
arrancó
mi vida de la muerte,
mis
ojos de las lágrimas,
mis
pies de la caída.
Caminaré
en presencia del Señor
en
el país de la vida.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Felipe sufrió el martirio y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Ant
2. San Felipe exclamó: «Jesús, Jesús, Jesús», y entregó su espíritu al Señor.
Salmo
115 ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO
Tenía
fe, aun cuando dije:
«¡Qué
desgraciado soy!»
Yo
decía en mi apuro:
«Los
hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo
pagaré al Señor
todo
el bien que me ha hecho?
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
su nombre.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo.
Vale
mucho a los ojos del Señor
la
vida de sus fieles.
Señor,
yo soy tu siervo,
siervo
tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste
mis cadenas.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
tu nombre, Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo,
en
el atrio de la casa del Señor,
en
medio de ti, Jerusalén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
San Felipe exclamó: «Jesús, Jesús, Jesús», y entregó su espíritu al Señor.
Ant
3. Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque he merecido dar testimonio de tu
fe.
Cántico:
HIMNO A DIOS CREADOR Ap. 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres
digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el
honor y el poder,
porque
tú has creado el universo;
porque
por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque
fuiste degollado
y
por tu sangre compraste para Dios
hombres
de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y
has hecho de ellos para nuestro Dios
un
reino de sacerdotes
y
reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la
fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque he merecido dar testimonio de tu fe.
LECTURA
BREVE 1Pe 4, 13-14
Queridos
hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que,
cuándo se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre
de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de
Dios, reposa sobre vosotros.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
R.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
V.
Aclamadlo, los rectos de corazón.
R.
Y gozad con el Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Abriéronse las puertas del cielo al bienaventurado Felipe, que, entre
protomártires del Japón, fue el primero en recibir la corona.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Abriéronse las puertas del cielo al bienaventurado Felipe, que, entre
protomártires del Japón, fue el primero en recibir la corona.
PRECES
Poniendo
nuestro gozo en el Padre de los cielos, de quien procede todo bien, digámosle:
Señor,
haz que seamos instrumentos de tu paz.
Padre
nuestro, que nos amaste hasta darnos a tu Hijo único, para que con su muerte
nos diera la vida,
concédenos
que, como san Felipe de Jesús, amemos a nuestros hermanos, los hombres, hasta
el sacrificio de nosotros mismos.
Padre
celestial, que enviaste a tu Hijo al mundo para enseñanrnos el verdadero amor y
el perdón de las injurias,
concédenos
que no busquemos sólo ser amados, sino, sobre todo, amar y perdonar.
Padre
eterno, que con el Verbo y el Espíritu Santo renuevas toda las cosas,
concédenos
que, como san Felipe de Jesús, renovemos nuestro ser bajo el impulso de tu
gracia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Padre
bondadoso, que por la cruz de tu Hijo otorgaste la vida eterna a nuestro santo
Patrono,
otorga
también esa vida a todos los fieles difuntos.
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que te dignaste aceptar la sangre de san Felipe de Jesús como una
primicia de la fe de nuestro pueblo, concédenos, por su intercesión, madurar en
esa misma fe, para que demos testimonio de ella no sólo con las palabras, sino
sobre todo con los actos de nuestra vida diaria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo
87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de
noche grito en tu presencia;
llegue
hasta ti mi súplica,
inclina
tu oído a mi clamor.
Porque
mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya
me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy
como un inválido.
Tengo
mi cama entre los muertos,
como
los caídos que yacen en el sepulcro,
de
los cuales ya no guardas memoria,
porque
fueron arrancados de tu mano.
Me
has colocado en lo hondo de la fosa,
en
las tinieblas del fondo;
tu
cólera pesa sobre mí,
me
echas encima todas tus olas.
Has
alejado de mí a mis conocidos,
me
has hecho repugnante para ellos:
encerrado,
no puedo salir,
y
los ojos se me nublan de pesar.
Todo
el día te estoy invocando,
tendiendo
las manos hacia ti.
¿Harás
tú maravillas por los muertos?
¿Se
alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o
tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se
conocen tus maravillas en la tiniebla
o
tu justicia en el país del olvido?
Pero
yo te pido auxilio,
por
la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por
qué, Señor, me rechazas
y
me escondes tu rostro?
Desde
niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó
sobre mí tu incendio,
tus
espantos me han consumido:
me
rodean como las aguas todo el día,
me
envuelven todos a una;
alejaste
de mí amigos y compañeros:
mi
compañía son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE Jr 14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor,
Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que
reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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