martes, 10 de noviembre de 2020

11 DE NOVIEMBRE MIÉRCOLES XXXII DEL T. ORDINARIO SAN MARTÍN DE TOURS OBISPO

 



Del Común de pastores: para un santo obispo. Salterio IV.

 

SAN MARTÍN DE TOURS, obispo. (MEMORIA)

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Aclamemos al Señor, al recordar hoy a san Martín.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aclamemos al Señor, al recordar hoy a san Martín.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: PUERTA DE DIOS EN EL REDIL HUMANO

 

Puerta de Dios en el redil humano

fue Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,

glorioso va delante del rebaño,

guiando su marchar por buen camino.

 

Madero de la cruz es su cayado,

su voz es la verdad que a todos llama,

su amor es el del Padre, que le ha dado

Espíritu de Dios, que a todos ama.

 

Pastores del Señor son sus ungidos,

nuevos cristos de Dios, son enviados

a los pueblos del mundo redimidos;

del único Pastor siervos amados.

 

La cruz de su Señor es su cayado,

la voz de la verdad es su llamada,

los pastos de su amor, fecundo prado,

son vida del Señor que nos es dada. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

 

Salmo 102 I - HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS

 

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios.

 

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura;

él sacia de bienes tus anhelos,

y como un águila se renueva tu juventud.

 

El Señor hace justicia

y defiende a todos los oprimidos;

enseñó sus caminos a Moisés

y sus hazañas a los hijos de Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

 

Ant 2. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

 

Salmo 102 II

 

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no está siempre acusando

ni guarda rencor perpetuo;

no nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas.

 

Como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre sus fieles;

como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos.

 

Como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles;

porque él sabe de qué estamos hechos,

se acuerda de que somos barro.

 

Los días del hombre duran lo que la hierba,

florecen como flor del campo,

que el viento la roza, y ya no existe,

su terreno no volverá a verla.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

 

Ant 3. Bendecid al Señor, todas sus obras.

 

Salmo 102 III

 

Pero la misericordia del Señor dura siempre,

su justicia pasa de hijos a nietos:

para los que guardan la alianza

y recitan y cumplen sus mandatos.

 

El Señor puso en el cielo su trono,

su soberanía gobierna el universo.

Bendecid al Señor, ángeles suyos,

poderosos ejecutores de sus órdenes,

prontos a la voz de su palabra.

 

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,

servidores que cumplís sus deseos.

Bendecid al Señor, todas sus obras,

en todo lugar de su imperio.

 

Bendice, alma mía, al Señor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Bendecid al Señor, todas sus obras.

 

V. Ábreme, Señor, los ojos.

R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del segundo libro de los Macabeos 7, 1-19

 

MARTIRIO DE LOS SIETE HERMANOS

 

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarles a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás:

 

«¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres.»

 

Fuera de sí, el rey ordenó poner al fuego sartenes y ollas. Las pusieron al fuego inmediatamente, y el rey ordenó que cortaran la lengua al que había hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y le amputaran las extremidades a la vista de los demás hermanos y de su madre. Cuando el muchacho estaba ya inutilizado del todo, el rey mandó aplicarle fuego y freírlo; todavía respiraba. Mientras se esparcía a lo ancho el olor de la sartén, los otros, con la madre, se animaban entre sí a morir noblemente:

 

«El Señor Dios nos contempla, y de verdad se compadece de nosotros, como declaró Moisés en el cántico de denuncia contra Israel: "Se compadecerá de sus siervos".»

 

Cuando murió así el primero, llevaron al segundo al suplicio; le arrancaron los cabellos con la piel, y le preguntaban si pensaba comer antes que lo atormentasen miembro a miembro. Él respondió en la lengua materna:

 

«¡No comeré!»

 

Por eso, también él sufrió a su vez el martirio como el primero; y, estando para morir, dijo:

«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente. Pero, cuando hayamos muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna.»

 

Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente:

 

«De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio. Espero recobrarlas del mismo Dios.»

 

El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos. Cuando murió éste, torturaron de modo semejante al cuarto; y, cuando estaba para morir, dijo:

 

«Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. En cambio, tú no resucitarás para la vida.»

 

Después sacaron al quinto, y lo atormentaban; pero él, mirando al rey, le dijo:

 

«Aunque eres un simple mortal, haces lo que quieres porque tienes poder sobre los hombres. Pero no te creas que Dios ha abandonado a nuestra nación. Espera un poco y ya verás cómo su gran poder te tortura a ti y a tu descendencia.»

 

Después de éste llevaron al sexto; y, cuando iba a morir, dijo:

 

«No te engañes neciamente. Nosotros sufrimos esto porque hemos pecado contra nuestro Dios; por eso, han ocurrido estas cosas extrañas. Pero no pienses que vas a quedar impune tú, que te has atrevido a luchar contra Dios.»

 

RESPONSORIO    Sal 132, 1

 

R. Por su fidelidad a la alianza del Señor y a las leyes paternas, los santos de Dios se mantuvieron firmes en el amor fraterno; * porque tuvieron siempre un solo espíritu y una sola fe.

V. Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos.

R. Porque tuvieron siempre un solo espíritu y una sola fe.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las Cartas de Sulpicio Severo

(Carta 3, 6. 9-10, 11. 14-17, 21: SC 133, 336-344)

 

MARTÍN, POBRE Y HUMILDE

 

Martín conoció con mucha antelación su muerte y anunció a sus hermanos la proximidad de la disolución de su cuerpo. Entretanto, por una determinada circunstancia, tuvo que visitar la diócesis de Candes. Existía en aquella Iglesia una desavenencia entre los clérigos, y, deseando él poner paz entre ellos, aunque sabía que se acercaba su fin, no dudó en ponerse en camino, movido por este deseo, pensando que si lograba pacificar la Iglesia sería éste un buen colofón a su vida.

 

Permaneció por un tiempo en aquella población o comunidad, donde había establecido su morada. Una vez restablecida la paz entre los clérigos, cuando ya pensaba regresar a su monasterio, de repente empezaron a faltarle las fuerzas; llamó entonces a los hermanos y les indicó que se acercaba el momento de su muerte. Ellos, todos a una, empezaron a entristecerse y a decirle entre lágrimas:

 

«¿Por qué nos dejas, padre? ¿A quién nos encomiendas en nuestra desolación? Invadirán tu grey lobos rapaces; ¿quién nos defenderá de sus mordeduras, si nos falta el pastor? Sabemos que deseas estar con Cristo, pero una dilación no hará que se pierda ni disminuya tu premio; compadécete más bien de nosotros, a quienes dejas».

 

Entonces él, conmovido por este llanto, lleno como estaba siempre de entrañas de misericordia en el Señor, se cuenta que lloró también; y, vuelto al Señor, dijo tan sólo estas palabras en respuesta al llanto de sus hermanos:

 

«Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo; hágase tu voluntad».

¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la tumba, igualmente dispuesto a lo uno y a lo otro, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida! Con los ojos y las manos continuamente levantados al cielo, no cejaba en la oración; y como los presbíteros, que por entonces habían acudido a él, le rogasen que aliviara un poco su cuerpo cambiando de posición, les dijo:

 

«Dejad, hermanos, dejad que mire al cielo y no a la tierra, y que mi espíritu, a punto ya de emprender su camino, se dirija al Señor».

 

Dicho esto, vio al demonio cerca de él, y le dijo:

 

«¿Por que estás aquí, bestia feroz? Nada hallarás en mí, malvado; el seno de Abrahán está a punto de acogerme». Con estas palabras entregó su espíritu al cielo. Martín, lleno de alegría, fue recibido en el seno de Abrahán; Martín, pobre y humilde, entró en el cielo, cargado de riquezas.

 

RESPONSORIO

 

R. ¡Oh tu, verdaderamente dichoso, en cuyos labios no hubo engaño, que a nadie juzgaste, a nadie condenaste! * nunca se encontró en su boca otra cosa que Cristo, la paz y la misericordia.

V. ¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!

R. Nunca se encontró en su boca otra cosa que Cristo, la paz y la misericordia.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Renueva, Señor, en nosotros las maravillas de tu gracia, para que, al celebrar hoy la memoria de san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con su vida como con su muerte, nos sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVITATORIO

(Si Laudes no es la primera oración del día

se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Ant. Aclamemos al Señor, al recordar hoy a san Martín.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aclamemos al Señor, al recordar hoy a san Martín.

 

Himno: CRISTO, CABEZA, REY DE LOS PASTORES.

 

Cristo, cabeza, rey de los pastores,

el pueblo entero, madrugando a fiesta,

canta a la gloria de tu sacerdote

himnos sagrados.

 

Con abundancia de sagrado crisma,

la unción profunda de tu Santo Espíritu

lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia

jefe del pueblo.

 

El fue pastor y forma del rebaño,

luz para el ciego, báculo del pobre,

padre común, presencia providente,

todo de todos.

 

Tú que coronas sus merecimientos,

danos la gracia de imitar su vida,

y al fin, sumisos a su magisterio,

danos su gloria. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.

 

Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.

 

Dios mío, mi corazón está firme,

para tí cantaré y tocaré, gloria mía.

Despertad, cítara y arpa,

despertaré a la aurora.

 

Te daré gracias ante los pueblos, Señor,

tocaré para ti ante las naciones:

por tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

 

Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria;

para que se salven tus predilectos,

que tu mano salvadora nos responda.

 

Dios habló en su santuario:

«Triunfante ocuparé Siquén,

parcelaré el valle de Sucot;

 

mío es Galaad, mío Manasés,

Efraín es yelmo de mi cabeza,

Judá es mi cetro;

 

Moab, una jofaina para lavarme,

sobre Edom echo mi sandalia,

sobre Filistea canto victoria.»

 

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,

quién me conducirá a Edom,

si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas?

 

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil;

con Dios haremos proezas,

El pisoteará a nuestros enemigos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.

 

Ant 2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.

 

Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5

 

Desbordo de gozo en el Señor,

y me alegro con mi Dios:

porque me ha vestido un traje de gala

y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como a un novio que se pone la corona,

o a una novia que se adorna con sus joyas.

 

Como el suelo echa sus brotes,

como un jardín hace brotar sus semillas,

así el Señor hará brotar la justicia

y los himnos, ante todos los pueblos.

 

Por amor de Sión no callaré,

por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que despunte la aurora de su justicia

y su salvación llamee como antorcha.

 

Los pueblos verán tu justicia,

y los reyes, tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo

pronunciado por la boca del Señor.

 

Serás corona fúlgida en la mano del Señor

y diadema real en la palma de tu Dios.

 

Ya no te llamarán «Abandonada»;

ni a tu tierra, «Devastada»;

a ti te llamarán «Mi favorita»,

y a tu tierra, «Desposada»,

porque el Señor te prefiere a ti,

y tu tierra tendrá marido.

 

Como un joven se casa con su novia,

así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa,

la encontrará tu Dios contigo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.

 

Ant 3. Alabaré al Señor mientras viva.

 

Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.

 

Alaba, alma mía, al Señor:

alabaré al Señor mientras viva,

tañeré para mi Dios mientras exista.

 

No confiéis en los príncipes,

seres de polvo que no pueden salvar;

exhalan el espíritu y vuelven al polvo,

ese día perecen sus planes.

 

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él;

 

que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.

 

El Señor liberta a los cautivos,

el Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

 

El Señor guarda a los peregrinos;

sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

 

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Alabaré al Señor mientras viva.

 

LECTURA BREVE   Hb 13, 7-8

 

Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios: reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y para siempre.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

 

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. ¡Oh varón dichoso, cuya alma posee ya el paraíso! Por ello se alegran los ángeles, se regocijan los arcángeles; y el coro de los santos y la multitud de las vírgenes lo aclaman, diciendo: «Quédate con nosotros para siempre.»

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¡Oh varón dichoso, cuya alma posee ya el paraíso! Por ello se alegran los ángeles, se regocijan los arcángeles; y el coro de los santos y la multitud de las vírgenes lo aclaman, diciendo: «Quédate con nosotros para siempre.»

 

PRECES

 

Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

 

Apacienta a tu pueblo, Señor.

 

Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

 

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

 

Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

 

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Renueva, Señor, en nosotros las maravillas de tu gracia, para que, al celebrar hoy la memoria de san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con su vida como con su muerte, nos sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Llamé, y él me respondió.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Llamé, y él me respondió.

 

Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 

LECTURA BREVE   1Co 10, 24. 31

 

Ninguno procure lo propio, sino lo del otro. Tanto si coméis como si bebéis o hacéis cualquier cosa, hacedlo a gloria de Dios.

 

V. Es bueno dar gracias al Señor.

R. Y tañer para tu nombre, oh Altísimo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor, Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. A ti grito, Señor; espero tus palabras.

 

Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN

 

Te invoco de todo corazón;

respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;

a ti grito: sálvame,

y cumpliré tus decretos;

me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,

esperando tus palabras.

 

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,

meditando tu promesa;

escucha mi voz por tu misericordia,

con tus mandamientos dame vida;

ya se acercan mis inicuos perseguidores,

están lejos de tu voluntad.

 

Tú, Señor, estás cerca,

y todos tus mandatos son estables;

hace tiempo comprendí que tus preceptos

los fundaste para siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A ti grito, Señor; espero tus palabras.

 

Ant 2. El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.

 

Salmo 93 I - INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES

 

Dios de la venganza, Señor,

Dios de la venganza, resplandece.

Levántate, juzga la tierra,

paga su merecido a los soberbios.

 

¿Hasta cuándo, Señor, los culpables,

hasta cuándo triunfarán los culpables?

Sueltan la lengua profiriendo insolencias,

se jactan los malhechores;

 

trituran, Señor, a tu pueblo,

oprimen a tu heredad;

asesinan a viudas y forasteros

degüellan a los huérfanos,

y comentan: «Dios no lo ve,

el Dios de Jacob no se entera.»

 

Enteraos los más necios del pueblo,

ignorantes, ¿cuándo discurriréis?

El que plantó el oído, ¿no va a oír?;

el que formó el ojo, ¿no va a ver?;

 

el que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;

el que instruye al hombre, ¿no va a saber?

Sabe el Señor que los pensamientos del hombre

son insustanciales.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.

 

Ant 3. El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.

 

Salmo 93 II

 

Dichoso el hombre a quien tú educas,

al que enseñas tu ley,

dándole descanso tras los años duros,

mientras al malvado le cavan la fosa.

 

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,

ni abandona su heredad:

el justo obtendrá su derecho,

y un porvenir los rectos de corazón.

 

¿Quién se pone a mi favor contra los perversos,

quién se coloca a mi lado frente a los malhechores?

Si el Señor no me hubiera auxiliado,

ya estaría yo habitando en el silencio.

 

Cuando me parece que voy a tropezar,

tu misericordia Señor, me sostiene;

cuando se multiplican mis preocupaciones,

tus consuelos son mi delicia.

 

¿Podrá aliarse contigo un tribunal inicuo

que dicta injusticias en nombre de la ley?

 

Aunque atenten contra la vida del justo

y condenen a muerte al inocente,

el Señor será mi alcázar,

Dios será mi roca de refugio.

 

Él les pagará su iniquidad,

los destruirá por sus maldades,

los destruirá el Señor nuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.

 

LECTURA BREVE   Col 3, 17

 

Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.

 

V. Te ofreceré un sacrificio de alabanza.

R. Invocando tu nombre, Señor.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD

 

Danos, Señor, la firme voluntad,

compañera y sostén de la virtud,

que sabe en la fatiga hallar quietud

y en medio de las sombras claridad:

 

La que trueca en tesón la veleidad,

y el ocio en perennal solicitud,

y las ásperas fiebres en salud

y los torpes engaños en verdad.

 

Y así conseguirá mi corazón

que los favores que a tu amor debí

le ofrezcan algún fruto en galardón.

 

Y aún tú, Señor, conseguirás así

que no llegue a romper mi confusión

la imagen tuya que pusiste en mí. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   Col 3, 23-24

 

Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

 

V. El Señor es mi heredad y mi copa.

R. Mi suerte está en tu mano.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON ALEGRÍA.

 

Cantemos al Señor con alegría,

unidos a la voz del pastor santo;

demos gracias a Dios, que es luz y guía,

solícito pastor de su rebaño.

 

Es su voz y su amor el que nos llama

en la voz del pastor que él ha elegido,

es su amor infinito el que nos ama

en la entrega y amor de este otro cristo.

 

Conociendo en la fe su fiel presencia,

hambrientos de verdad y luz divina,

sigamos al pastor que es providencia

de pastos abundantes que son vida.

 

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,

manda siempre a tu mies trabajadores;

cada aurora, a la puerta del aprisco,

nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Señor, tu saber me sobrepasa.

 

Salmo 138, 1-18. 23-24 - I TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.

 

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto,

de lejos penetras mis pensamientos;

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

 

No ha llegado la palabra a mi lengua,

y ya, Señor, te la sabes toda.

Me envuelves por doquier,

me cubres con tu mano.

Tanto saber me sobrepasa,

es sublime, y no lo abarco.

 

¿Adónde iré lejos de tu aliento,

adónde escaparé de tu mirada?

Si escalo el cielo, allí estás tú;

si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

 

si vuelo hasta el margen de la aurora,

si emigro hasta el confín del mar,

allí me alcanzará tu izquierda,

tu diestra llegará hasta mí.

 

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,

que la luz se haga noche en torno a mí»,

ni la tiniebla es oscura para ti,

la noche es clara como el día.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa.

 

Ant 2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

 

Salmo 138 II

 

Tú has creado mis entrañas,

me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias,

porque me has formado portentosamente,

porque son admirables tus obras;

conocías hasta el fondo de mi alma,

no desconocías mis huesos.

 

Cuando, en lo oculto, me iba formando,

y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

tus ojos veían mis acciones,

se escribían todas en tu libro,

calculados estaban mis días

antes que llegase el primero.

 

¡Qué incomparables encuentro tus designios,

Dios mío, qué inmenso es su conjunto!

Si me pongo a contarlos, son más que arena;

si los doy por terminados, aún me quedas tú.

 

Señor, sondéame y conoce mi corazón,

ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

mira si mi camino se desvía,

guíame por el camino eterno.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

 

Ant 3. Todo fue creado por él y para él.

 

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

 

Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.

 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

 

Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.

 

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.

 

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Todo fue creado por él y para él.

 

LECTURA BREVE   1Pe 5, 1-4

 

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

 

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. ¡Oh bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a Cristo rey y no temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin haber sido separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido, sin embargo, la palma del martirio!

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¡Oh bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a Cristo rey y no temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin haber sido separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido, sin embargo, la palma del martirio!

 

PRECES

 

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

 

Salva a tu pueblo, Señor.

 

Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,

haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

 

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,

purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.

 

Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,

llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

 

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

 

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Renueva, Señor, en nosotros las maravillas de tu gracia, para que, al celebrar hoy la memoria de san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con su vida como con su muerte, nos sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE

 

Cristo, Señor de la noche,

que disipas las tinieblas:

mientras los cuerpos reposan,

se tú nuestro centinela.

 

Después de tanta fatiga,

después de tanta dureza,

acógenos en tus brazos

y danos noche serena.

 

Si nuestros ojos se duermen,

que el alma esté siempre en vela;

en paz cierra nuestros párpados

para que cesen las penas.

 

Y que al despuntar el alba,

otra vez con fuerzas nuevas,

te demos gracias, oh Cristo,

por la vida que comienza. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

 

Salmo 30, 2-6 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.

 

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

tú, que eres justo, ponme a salvo,

inclina tu oído hacia mí;

 

ven aprisa a librarme,

sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

 

por tu nombre dirígeme y guíame:

sácame de la red que me han tendido,

porque tú eres mi amparo.

 

En tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

 

Ant 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

 

Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora.

 

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora;

porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel

de todos sus delitos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

 

LECTURA BREVE   Ef 4, 26-27

 

No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

 

 

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